El II Concilio Vaticano tergiversó la Doctrina y la Revelación para fusionarse con el espíritu humanista de la Modernidad.
Inventó una celebración adulterada vaciada de contenido sacrificial, para hacerla moderna e intercambiable con herejes y cismáticos.
Se puso bajo el poder mundano laicista, liberal y masónico con la Libertad Religiosa, DH.
Cayó en el Indiferentismo con NE.
Los Papas conciliares aceptaron y defendieron, -el que está vivo sigue defendiendo todo esto con uñas y dientes y tratando de justificar el II Concilio y su calamitosa Reforma Litúrgica; y no solo eso, sino darle gracias a Dios por él.
Juan Pablo II y Ratzinger Benedicto hicieron las aberrantes reuniones indiferentistas y relativistas de Asis, orando con paganos que ni siquiera eran monoteístas, en pie de igualdad.
Dieron la comunión a herejes sin convertir, como los de Taizé.
Tergiversaron Catecismo y Liturgia. El primero, con aquella aberración de que adoramos al mismo Dios que judíos y musulmanes, denunciada hoy por un conjunto de Cardenales como si fuera invento de Francisco.
Besó el Corán, el primero: libro maldito por el cual murieron cientos de miles de católicos en 1200 años, cuya Religión bárbara fue condenada repetidas veces por el Magisterio.
El segundo tergiversó la oración universal de la Misa Tridentina en el Viernes Santo, para quedar bien con los judíos.
No penalizaron ningún hereje modernista y personalista, que pulularon impúnemente en toda la Iglesia; los cuales pudrieron la teología en Seminarios y Universidades Católicas, pero el primero excomulgó a Lefebvre por indisciplina, habiendo sido este el único que defendió la Verdad y alertó sobre el rumbo desastroso.
Rezaron en el Muro de los Lamentos, convalidando con esto una religión falsa y deicida, impenitente.
No hicieron la Consagración del Mundo ni de Rusia al Corazón Inmaculado de María, en tiempo y forma, como lo había pedido la Virgen.
Hicieron entrar a aberrantes sectas heréticas a la Iglesia: kikos y carismáticos.
Arruinaron el Derecho Canónico introduciendo el Garantismo, que deja impunes a todo tipo de herejes y delincuentes. Esto último lo admite Ratzinger hace un mes, viendo las consecuencias trágicas, pero se olvida que lo hizo Juan Pablo II con su acuerdo.
Juan Pablo II usó teología personalista en sus Documentos y Benedicto, fenomenológica. Incompatibles con la Doctrina Católica.
Exaltaron la "Reconciliación" de la Iglesia con el Espíritu de la Modernidad, que informa el II Concilio Vaticano.
Entonces, estos Papas, son responsables de la catástrofe actual, y hay que ser muy ciegos para pretender que Francisco representa una ruptura radical: Francisco con sus tropelías hace pié en los precedentes que tiene. Tiene un estilo grotesco, irrespetuoso, blasfemo, bufonesco, en lo cual se diferencia de los anteriores, y sus decisiones apuntan a aplicar al máximo todos los errores explícitos y en germen que estaban en textos y ambigüedades del Concilio, y en palabras, actos y omisiones de los Papas anteriores.
Francisco bebió el espíritu del concilio: fue ordenado Sacerdote, Obispo, Arzobispo, Cardenal y Papa por los anteriores: creció a su calor: y hubo alguien que no le aceptó la renuncia a todos sus cargos en la Iglesia: Ratzinger.
Lo dices muy bieny lo expones, in crescendo , en continuidad de todos los errores desde CVII. Francisco es "hijo predilecto" de las herejías de esos Papas., se bebió todito el Espíritu del Concilio que no es ya el Católico.
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