jueves, 31 de octubre de 2019

FIESTA DE TODOS LOS SANTOS, I CLASE

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS
I clase, blanco
Gloria, Credo y prefacio común

La Iglesia, que en el transcurso del año va celebrando una por una las fiestas de sus santos, los reúne hoy a todos en una fiesta común. Además de los que puede llamar con su nombre, evoca en una grandiosa visión a toda una muchedumbre incontable de Santos «de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie ante el trono y ante el cordero, revestidos de blancas vestiduras y con palmas en la mano», que aclaman al que con su sangre los ha rescatado.
La fiesta de Todos los Santos ha de colmarnos de una gran esperanza. Entre los santos del cielo hay algunos a quienes hemos conocido. Todos han vivido en la tierra una vida semejante a la nuestra. Bautizados, marcados con el sello de la fe, fieles a las enseñanzas de Cristo, nos han precedido en la patria celestial y nos invitan a reunirnos con ellos. El evangelio de las bienaventuranzas, al mismo tiempo que proclama su felicidad, nos muestra el camino que han seguido; no hay, ciertamente, ningún otro que nos lleve a donde ellos están.
La «conmemoración de todos los Santos» se comenzó a celebrar en Oriente. En el siglo VIII se la encuentra ya en Occidente en diferentes fechas. El martirologio romano elogia al papa Gregorio IV (827 – 844) por haberla extendido a toda la cristiandad; parece, sin embargo, que el papa Gregorio III (731-744) le había precedido en esta decisión. Por otra parte, en Roma se celebraba ya el 13 de mayo la dedicación de la basílica de Santa María y de todos los mártires; es decir, del Panteón, templo de Agripa, dedicados a todos los dioses del paganismo, al cual había hecho trasladar el papa Bonifacio IV numerosas osamentas de las catacumbas. Esto explica por qué tantos textos de la misa de hoy han sido tomados de la liturgia de los mártires. El papa Gregorio VII trasladó el aniversario de esta dedicación al 1º de noviembre.

TEXTOS DE LA SANTA MISA

Introito.- Sal 32,1.- Gocémonos todos en el Señor, celebarndo esta fiesta en honor de todos los santos, de cuya solemnidad se alegran los ángeles y aclaman al Hijo de Dios. Salmo. Regocijaos, justos, en el Señor; a los rectos compete la alabanza. V/. Gloria al Padre. 

Colecta.- Omnipotente y sempiterno Dios, que nos has dado celebrar en una misma solemnidad los méritos de todos sus santos; te rogamos, por la intercesión multiplicada de los mismos, nos concedas la anhelada abundancia de tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.  

Epistola.- Apoc. 7, 2-12. La cifra de ciento cuarenta y cuatro mil (el cuadrado de doce multiplicado por mil) simboliza la multitud de los fieles de Cristo; la muchedumbre de la que se trata despues, con vestiduras blancas y la palma en sus manos.

En aquellos días, yo, Juan, vi subir del oriente a un ángel que llevaba el sello de Dios vivo, el cual púsose a gritar con voz poderosa a los cuatro ángeles a quienes se les ha dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, y les dijo: no hagáis mal a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos puesto la señal en la frente a los siervos de nuestro Dios. Y oí la enumeración de los que estaban señalados: ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de los hijos de Israel. De la tribu de Judá estaban señalados doce mil; de la tribu de Rubén, doce mil; de la tribu de Gad, doce mil; de la tribu de Aser, doce mil; de la tribu de Neftalí, doce mil; de la tribu de Manasés, doce mil; de la tribu de Simeón, doce mil; de la tribu de Leví, doce mil; de la tribu de Isacar, doce mil; de la tribu de Zabulón, doce mil; de la tribu de José, doce mil; de la tribu de Benajamín, doce mil estaban señalados. Después de esto, vi aparecer una muchedumbre innumerable, que nadie podía enumerar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, que permanecían ante el trono y ante el Cordero, revestidos de blancas vestiduras y con palmas en las manos. Y exclamaban con poderosa voz: Victoria a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero. Y todos los ángeles permanecían en círculo alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro animales y cayeron luego sobre sus rostros ante el trono y se postraron ante Dios, diciendo: Amén, bendición, gloria y sabiduría y acción de gracias; honor y poderío y fortaleza a nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Gradual.- Salm 33, 10.11 .Temed al Señor, todos vosotros sus santos ; porque nada faltará a los que le temen. Los que buscan al Señor no carecerán de bien alguno.

Aleluya, aleluya.- Mat 11, 28. Venid a mí todos los que os encontráis fatigados y agobiados; y yo os aliviaré. Aleluya.

Evangelio.- Mat 5, 1-12. He aquí delineado por el mismo Cristo el ideal de la perfección cristiana. Dejándose conducir por la gracia de Dios según este ideal es como se camina hacia el cielo.
En aquel tiempo: Viendo Jesús a las turbas, subióse a un monte y como se hubo sentado, se le acercaron sus discípulos. Abriendo entonces su boca, les enseñaba diciendo: Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los manos, porque ellos poseerán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que hacen obra de paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando os ultrajen y os persgan y digan todo mal contra vosotros por mi causa. Gozaos entonces y alborozaos, porque es grande vuestra recompensa en los cielos.

Ofertorio.-Sab. 3, 1-3. Las almas de los justos están en las manos de Dios y nos les tocará el tormento alguno ; a los ojos de los insensatos pareció que morían, mas ellos descansen en paz, aleluya. 

Secreta. Te ofrecemos, Señor, los dones de nuestra devoción: que ellos te sean gratos por el honor que rinden a todos los santos y para nosotros se conviertan, por tu misericordia, en fuente de salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.  

Comunión.- Mt 5, 8-10. Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios; bienaventurados los q hacen obra de paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios; bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Poscomunión.- Te rogamos, Señor, concedas a los pueblos que en ti creen la gracia de celebrar con alegría la fiesta de todos los santos y contar con la perpetua protección de sus plegarias. Por nuestro Señor Jesucristo.

PARTITURAS Y GRABACIONES DE LOS PROPIOS
COMENTARIO CARD. SCHUSTER
SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA VIDEO


COMENTARIOS AL EVANGELIO
Homilía de maitines POR MEDIO DE SU HIJO DIO PRECEPTOS MAYORES San Agustín
HAY QUE CONSIDERAR CON MUCHA DILIGENCIA ESTE NÚMERO DE LAS SENTENCIAS. San Agustín
LOS QUE GUARDAN LOS MANDAMIENTOS DE DIOS, ESTÁN MÁS PRÓXIMOS AL VERBO Y SON LLAMADOS PARA QUE SE APROXIMEN TODAVÍA MÁS. Orígenes
LA PUREZA: SIN ELLA NADIE VERÁ A DIOS. San Juan María Vianney


PARTITURAS DE LAS ORACIONES Y LECTURAS
GRABACIONES DE LAS LECTURAS
Epístola
Evangelio
I y II VÍSPERAS CANTADAS (folleto bilingüe)

TEXTOS EN LATÍN
Die 1 Novembris
In Festo Ómnium Sanctórum

Introitus: Sedulius
Gaudeámus omnes in Dómino, diem festum celebrántes sub honóre Sanctórum ómnium: de quorum solemnitáte gaudent Angeli, et colláudant Fílium Dei. [Ps. xxxii: 1] Exsultáte, justi, in Dómino: rectos decet collaudátio. v. Gloria Patri,
Oratio:
Omnípotens sempitérne Deus, qui nos ómnium sanctórum tuórum mérita sub una tribuísti celebritáte venerári: quǽsumus, ut desiderátam nobis tuæ propitiatiónis abundántiam, multiplicátis intercessóribus largiáris. Per Dóminum.
Apoc. vii: 2-12
Léctio libri Apocalýpsis beáti Joánnis Apóstoli:
In diébus illis: Ecce ego Joánnes vidi álterum Angelum ascendéntem ab ortu solis, habéntem signum Dei vivi: et clamávit voce magna quátuor Angelis quibus datum est nocére terræ et mari, dicens: Nolite nocére terræ, et mari, neque arbóribus, quoadúsque signémus servos Dei nostri in fróntibus eórum. Et audívi númerum signatórum centum quadragínta quátuor míllia signáti ex omni tribu filiórum Israël. Ex tribu Juda duódecim míllia signáti. Ex tribu Ruben duódecim míllia signáti. Ex tribu Gad duódecìm míllia signáti. Ex tribu Aser duódecim míllia signáti. Ex tribu Néphthali duódecìm míllia signáti. Ex tribu Manásse duódecim míllia signáti. Ex tribu Símeon duódecim míllia signáti. Ex tribu Levi duódecim míllia signáti. Ex tribu Issachar duódecim míllia signáti. Ex tribu Zábulon duódecim míllia signáti. Ex tribu Joseph duódecim míllia signáti. Ex tribu Bénjamin duódecim míllia signáti. Post hæc vidi turbam magnam, quam dinumeráre nemo póterat, ex omnibus géntibus, et tríbubus, et pópulis, et linguis: stantes ante thronum, et in conspéctu Agni, amícti stolis albis, et palmæ in mánibus eórum et clamábant voce magna, dicéntes: Salus Deo nostro, qui sedet super thronum, et Agno. Et omnes angeli stabant in circúitu throni et seniórum et quátuor animálium: et cecidérunt in conspéctu throni in facies suas, et adoravérunt Deum dicéntes: «Amen. Benedíctio et cláritas, et sapiéntia et gratiárum actio, honor, et virtus, et fortitúdo Deo nostro, in sǽcula sæculórum. Amen.»
Graduale: Ps. xxxiii: 10 et 11
Timéte Dóminum, omnes sancti ejus: quóniam nihil deest timéntibus eum. v. Inquiréntes autem Dóminum non defícient omni bono.
A
llelúja, allelúja. [Matth. xi: 28] Venite ad me, omnes qui laborátis et oneráti estis, et ego refíciam vos. Allelúja.
Matth v: 1-12
+
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Matthǽum
In illo témpore: Videns Jesus turbas, ascéndit in montem, et cum sedísset, accessérunt ad eum discípuli ejus, et apériens os suum, docébat eos, dicens: «Beáti páuperes spírítu: quóniam ipsórum est regnum cælórum. Beáti mites: quóniam ipse possidébunt terram. Beáti qui lugent: quóniam ipsi consolabúntur. Beáti qui esúriunt et sítiunt justítiam: quóniam ipse saturabúntur. Beáti misericórdes: quóniam ipsi misericórdiam consequéntur. Beáti mundo corde: quóníam ipsi Deum vidébunt. Beati pacífici: quóniam fílii Dei vocabúntur. Beáti qui persecutiónem patiúntur propter justítiam: quóniam ipsórum est regnum Coelorum. Beáti estis cum maledíxerint vobis, et persecúti vos fúerint, et díxerint omne malum advérsum vos mentiéntes, propter me: gaudéte et exsultáte quóniam, merces vestra copiósa est in cælis.»
Credo.
Offertorium: Sap. iii: 1, 2, et 3
Justórum ánimæ in manu Dei sunt: et non tanget illos torméntum malítiæ: visi sunt óculls ínsipiéntium mori, illi autem sunt in pace, allelúja.
Secreta:
Múnera tibi Dómine, nostræ devotiónis offérimus: quæ et pro cunctórum tibi grata sint honóre justórum, et nobis salutária, te miseránte, reddántur. Per Dóminum.
Communio:
Beáti mundo corde: quóniam ipsi Deum vidébunt: beáti pacífici, quóniam fílii Dei vocabúntur. Beátí qui persecutíónem patiúntur propter justítiam, quóniam ipsórum est regnum cælórum.
Postcommunio
Da quǽsumus, Dómine, fidélibus pópulis ómnium Sanctórum semper veneratióne lætári: et eórum perpétua supplicatióne muníri. Per Dóminum.


lunes, 28 de octubre de 2019

LUTERO, EL ENEMIGO DE LA GRACIA Y DE LA VERDAD

El Papa Francisco nosinvitaba el pasado 31 de octubre, en la catedral luterana de Lund, a conmemorar «la experiencia espiritual de Martín Lutero», con motivo del 5º centenario, en 2017, de la fijación de sus 95 tesis en las puertas de una iglesia de Wittemberg. Este acto público suele considerarse como el comienzo de la supuesta pero falsa «Reforma», ya que en realidad fue una revolución total, una destrucción de la verdadera fe, y una apostasía y rebeldía contra Nuestro Señor y contra su Iglesia. Recordemos, pues, dicha experiencia, pero no para «contar esa historia de manera diferente», según el deseo del papa, sino para contarla tal como fue en la realidad, esto es, como la experiencia espiritual de un verdadero heresiarca. 1º Primera «experiencia espiritual», frustrada, de Martín Lutero. Martín Lutero nació en 1483 de una buena familia cristiana, y desde muy temprano se sintió atraído por la religión y el trato con Dios, y más tarde por la teología. Su padre deseaba que estudiara derecho, pero él decidió hacerse monje, y entró en la orden agustina en 1505. Ordenado sacerdote en 1507, obtuvo el doctorado en teología en 1512. A partir de esta fecha, su vida sería la de un enseñante y un predicador. Al inicio fue Martín un monje piadoso y celoso. Dotado de un temperamento rico y apasionado, propio de los grandes hombres cuando lo ponen al servicio de la verdad y del bien, se sintió también expuesto, por razón del mismo, a fuertes tentaciones contra la castidad, atractivo por la buena mesa, propensión a la ira, espíritu de independencia, inclinación al orgullo. Lutero habría querido verse al abrigo de tales tentaciones; al igual que San Pedro en la Transfiguración, desearía haber llegado ya a la vida celestial, haberse «revestido de Cristo», encontrarse ya desde ahora en un estado de perfecta rectitud que no pertenece a esta vida terrena, salvo casos muy excepcionales. Empezó a invadirle la obsesión por la certeza de su salvación; y como las tentaciones seguían importunándolo, creando en él un sentimiento de culpabilidad, acabó desesperando en cierto modo de la vida cristiana, de la eficacia de la gracia y de los medios ordinarios para recibirla y conservarla (sacramentos, oraciones, ayunos, etc.). Hojitas de Fe nº 170 – 2 – DEFENSA DE LA FE Es en relación consigo mismo, sobre la base de su vida interior personal, de esta su «experiencia espiritual» íntima, que Lutero construiría un nuevo sistema religioso, que ya no tendría nada que ver con la enseñanza de la Iglesia, ni con la verdad del cristianismo. 2º Segunda «experiencia espiritual», herética, de Martín Lutero. En 1515, en su cátedra de Teología bíblica, procedió a comentar las epístolas de San Pablo, empezando por la epístola a los Romanos, de extraordinaria riqueza, pero también de difícil comprensión. A partir de lo que él creía entender del texto, ateniéndose únicamente a su sentir propio y sin referirse a la tradición eclesiástica, en función de su problema interior («¿puedo salvarme aun sintiendo en mí tantas tentaciones?»), Martín Lutero elaboraba una nueva teología cristiana que, ya desde el principio, era radicalmente incompatible con la de la Iglesia Católica, aunque la ruptura exterior y pública a que lo llevaría no se realizase sino algún tiempo después. En efecto, según la doctrina católica, el hombre que acepta la Revelación divina por la fe, y que, movido por la esperanza de la salvación divina, quiere arrepentirse de sus pecados y volverse hacia Dios, en virtud de los méritos de Cristo, obtiene por la gracia que sus pecados le sean perdonados, y que su alma sea regenerada y santificada de modo a hacerse, según la expresión de San Pedro, «partícipe de la naturaleza divina» (II Ped. 1 4). El cristiano que vive de la caridad es, pues, como frecuentemente lo llama San Pablo, un «santo», porque ha sido realmente purificado, transformado, santificado interiormente, y se ha convertido realmente en amigo de Dios por una semejanza efectiva y estable. Y, siendo amigo de Dios, hace espontáneamente las obras de Dios, las buenas obras de la virtud, que le merecen, por la gracia de Cristo presente en él, la salvación del Paraíso. Lutero negaba esta verdad: para él, según lo sentía psicológicamente, el hecho de haber abrazado la fe y la vida cristiana no quita del alma el pecado [refiriéndose en realidad a la tentación, que no es pecado si no se consiente en ella]. Para Lutero, el cristiano sigue siendo, de hecho, pecador y enemigo de Dios, y su alma sigue estando totalmente corrompida. Pero como Cristo ha merecido, por elsacrificio de la cruz, la salvación para todos los hombres, quien por la «fe» (que es para Lutero una confianza en esta salvación conseguida por Cristo) cree firmemente que está salvado, el manto de los méritos de Cristo cubre las manchas de su alma, y el Padre, viendo este manto sobre él (gracias a la «fe-confianza»), le otorga el Paraíso. Las buenas obras, por tanto, no tienen ningún poder de mérito, ya que el hombre sigue siendo pecador interiormente, sino que sólo animan al cristiano a perseverar en la «fe-confianza». 3º Tercera «experiencia espiritual», revolucionaria, de Martín Lutero. Este es el corazón de lo que Lutero llama «la verdad del Evangelio». De ahí se sigue naturalmente el resto de su sistema. DEFENSA DE LA FE – 3 – Hojitas de Fe nº 170 1º Lutero empieza cuestionando la Iglesia institucional, a la que acusa de no ser divina: • ante todo porque pretende que el hombre puede salvarse por las buenas obras, cuando él, Lutero, ha sufrido en su vida monástica la frustrante experiencia de que esas buenas obras son incapaces de quitar el pecado [en realidad la tentación, como ya hemos dicho]; • y luego, porque ella abandonó «la verdad del Evangelio», esto es, la salvación por la sola «fe-confianza». 2º Este rechazo de la Iglesia justifica el sistema luterano, al que se le pudiera reprochar de inventarse un nuevo Evangelio según su espíritu propio, realizando así la definición misma del hereje. Pero puesto que la Iglesia misma ha traicionado «la verdad del Evangelio», es lógico y necesario que Lutero, por un «libre examen» de la Escritura, encuentre esta verdad y la transmita al pueblo de Dios, extraviado por una jerarquía ilegítima. «A menos que se me convenza de mi error con atestaciones de la Escritura o con razones evidentes –pues yo no creo ni en el papa, ni en los concilios solos, ya que es evidente que se equivocaron y contradijeron–, me siento atado por los textos de la Escritura que he citado, y mi conciencia es cautiva de la palabra de Dios; por lo que ni puedo ni quiero retractarme de nada» (declaración de Lutero ante la Dieta de Worms, presidida por Carlos V, en 1521). 3º Puesto que el alma del cristiano no es transformada por la gracia, los sacramentos no obran nada real en ella, y por lo tanto el adagio clásico, «los sacramentos realizan lo que significan», pierde todo sentido. En realidad, los sacramentos se limitan a significar la «fe-confianza» y a despertarla. Por eso, sólo deben conservarse los sacramentos que producen este efecto psicológico. 4º Por la misma razón, la misa, renovación incruenta del sacrificio de Cristo, cuyos méritos nos aplica diariamente, pierde todo su significado. Sólo se conservará un memorial de la Cena, para recordarnos el único sacrificio de Cristo en la cruz y reavivar nuestra «fe-confianza» en su redención. Sin embargo, Lutero no se contentó con relegar la misa. Renunciando a su condición de sacerdote, monje infiel a sus votos, alimentó un verdadero odio patológico al santo sacrificio. Sus palabras a este respecto son espantosas, y acabarían por hacernos creer que estaba poseído del demonio: «La misa –declaraba en 1521– es la mayor y la más horrible de las abominaciones papistas; esla cola del dragón del Apocalipsis; y ha derramado sobre la Iglesia impurezas y porquerías sin nombre». E insistía en 1524: «Sí, lo digo: todas las casas de prostitución –que Dios ha condenado severamente–, todos los homicidios, asesinatos, robos y adulterios, son menos dañinos que la abominación de la misa papista». Y, con mucha lucidez, concluía: «Si la misa cae, todo el papado se derrumba». 5º Puesto que la Iglesia institución –lo que Lutero llamaba con desprecio «el papado»– no existe ya como prolongación de Cristo, el creyente (por la «fe-confianza») se encuentra solo ante Dios. Está exteriormente iluminado por la Biblia (que debe leer personalmente: de ahí la necesidad de Biblias en lengua vernácula), e interiormente por el Espíritu Santo, que le permite discernir en la Biblia lo que conviene a su vida cristiana. Como atinadamente decía Boileau, «todo protestante se hizo papa, Biblia en mano». 6º Y ya que Lutero abolió la «jerarquía» –esto es, el «poder sagrado»– de la Iglesia, sus sucesores pondrán gradualmente en tela de juicio los demás poderes humanos: Hojitas de Fe nº 170 – 4 – DEFENSA DE LA FE el protestantismo es de esencia revolucionaria. Por otra parte, al quedar cada cual remitido a su propia interioridad, sin mediación eclesial, era lógico separar radicalmente la vida religiosa de la vida política mediante la laicización. Por eso no es de extrañar que, en el establecimiento de la República laica, en la instauración de la escuela sin Dios, en el ascenso del anticlericalismo y en la realización de la separación radical de Iglesia y Estado, muchos de los promotores hayan sido protestantes. 7º Las buenas obras, y sobre todo los votos monásticos, son inútiles y mentirosos. Lo esencial para Lutero no es evitar el pecado, ni combatir las tentaciones (como él lo había hecho en su etapa católica), puesto que de todos modos el hombre sigue siendo interiormente pecador. Lo que cuenta es aferrarse al manto de los méritos de Cristo para cubrirse de él y escapar así, a pesar de seguir siendo enemigo de Dios, de la ira divina, ya que Dios ve en nosotros los méritos de su Hijo bien amado. Tal es el sentido de la máxima de Lutero a su amigo y biógrafo Felipe Melanchton, en su carta del 1 de agosto de 1521: «Pecca fortiter, sed fortius crede» (peca fuertemente, pero cree más fuertemente aún). Consecuente con sus ideas, Lutero se laicizó y, en 1525, se casó con una antigua monja, Catalina de Bora, de la que tendría seis hijos. El resto de su vida siguió combatiendo a la Iglesia católica, que a sus ojos era «la gran prostituta de Babilonia», a la que había que atacar y aniquilar por todoslos medios. Para ello Lutero multiplicó los panfletos obscenos y nauseabundos, y sus discípulos destruirán sistemáticamente todos los monumentos católicos, torturarán y asesinarán a obispos,sacerdotes, religiosos y numerosísimosfieles, al margen de todaslas guerras atroces que desencadenaron. Conclusión. Cuanto Martín Lutero moría, el 18 de febrero de 1546, Europa estaba, por su culpa, a sangre y fuego, y así debía seguir largos años. Millones de almas apostataron de la fe católica y abandonaron el camino de salvación en razón de sus falsas doctrinas y de sus ejemplos perniciosos. Y por mucho que la Iglesia, en los años siguientes, mostrase una magnífica renovación gracias a una pléyade de santos y al gran movimiento reformador cuyo símbolo es el concilio de Trento; por mucho que lograse atraer numerosos pueblos a la fe gracias a un espléndido trabajo misionero; aun así, por desgracia, naciones enteras, enceguecidas, adoptarían los errores y mentiras del antiguo monje agustino, y no volverían a la verdad salvífica. Lutero fue así el gran enemigo de la gracia de Cristo, a la que pretendía honrar, pero a la que combatió en la Iglesia, en los sacramentos, en las buenas obras, en su noción misma. Por este motivo, ningún católico consciente de lo que debe a Cristo y a la Iglesia, y menos un Papa (¡!), podrá jamás elogiar u honrar el nombre de Lutero, ni congratularse por su obra.
FUENTE: FSSPX





sábado, 26 de octubre de 2019

FIESTA DE CRISTO REY, I CLASE




FIESTA DE CRISTO REY
I clase, blanco
Gloria, Credo y prefacio de Cristo Rey

Al instituir la fiesta de Cristo Rey, el Papa Pio XI quiso proclamar solemnemente la realeza social de Nuestro Señor Jesucristo sobre el mundo. Rey de las almas y de las conciencias, de las inteligencias y de las voluntades, Cristo lo es tambien de las familias y de las ciudades, de los pueblos y de las naciones; en una palabra, REY de todo el Universo. Como lo ha demostrado S.S. Pio XI en la encíclica Quas primas del 11 de de diciembre de 1925, el laicismo es la negación radical de esta realeza de Cristo; al organizar la vida social como si Dios no existiese, engendra la apostasía de las masas y conduce a la ruina de la sociedad.
Toda la misa y el oficio de la fiesta de Cristo Rey son una proclamación solemne de la realeza universal de Cristo. "Sí, Yo soy Rey -dijo Jesús a Pilatos-, para eso precisamente he nacido y venido a este mundo: para dar testimonio de la Verdad". Su reino no es de este mundo, es decir, no es un reino temporal; "es el reino de la Verdad y de la vida, el reino de la gracia y de la santidad, el reino de la justicia, del amor y de la paz". (Prefacio). Es el reino divino de la Santa Iglesia, en el que se proporciona la salud a los enfermos, la luz a los ciegos, la libertad a los cautivos. Sus habitantes tienen poder para hacerse hijos de Dios, para vivir una vida divina, para gozar de la libertad; aparta del yugo de Satanás y nos comunica los bienes divinos.
Todo ello, en virtud de nuestra unión vital, de nuestra unidad de ser con Cristo, que es nuestra Cabeza, el Fundador de este reino, el que lo constituyó con sus enseñanzas, con sus ejemplos y, sobre todo, con su muerte de cruz. "Adquirió la Iglesia con su sangre". "Digno es el Cordero que fue inmolado, de recibir poder y riqueza, y sabiduría y fortaleza, y honor. A Él la gloria y el imperio por todos los siglos de los siglos amén."
Este debe ser un día de acción de gracias al Padre, por haber constituido Rey y Señor de todo a su divino Hijo; un día de homenaje y acatamiento y de acción de gracias al Hombre-Dios, que se dignó trasladarnos a su reino. Y, con la Redención, con la liberación del dominio del pecado, poseemos también la vida de la gracia, la filiación divina, el poderío sobre el mundo, sobre la carne, y sobre el poder de las malas pasiones y, con todo esto, la esperanza de ser admitidos un día en el futuro reino de la bienaventuranza eterna.
Debemos, por tanto, decir con San Pablo: "Damos gracias a Dios Padre, que nos hizo dignos de participar  de la herencia de los santos en la luz. Él nos arrancó de la potestad de las tinieblas, y nos trasladó el reino de su amado Hijo". (1)


TEXTOS DE LA SANTA MISA
Introito. Apoc. 5.12; 1.6; Salm. 71.1.-  Digno es el Cordero, que ha sido degollado de recibir la potencia, la divinidad, la sabiduría la fortaleza y el honor. A él gloria y poder por los siglos de los siglos. Salmo.- Oh Dios, da tu equidad al Rey; y tu justicia al Hijo del Rey. V/. Gloria al Padre, y al Hijo.
Colecta.-  Omnipotente y sempiterno Dios, que has querido reunirlo todo en tu amado Hijo, Rey del universo; concédenos propicio que todos los pueblos, disgregados por la herida del pecado, se sometan a su suavísimo imperio. El cual vive y reina contigo.
Epístola. Col.1.12-20. Hermanos: Gracias damos a Dios Padre, que nos ha hecho dignos de participar en la luz, que nos ha arrebatado del poder de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo muy amado, en quien, por su sangre, tenemos la redención, la remisión de los pecados. Él es la imagen del Dios invisible, primogénito de toda la creación, porque en él han sido creadas todas las cosas en los cielos y sobre la tierra, el mundo visible y el invisible, tronos, señoríos, principados, dominaciones, todo ha sido creado por él y para él. Es anterior a todo y todo subsiste en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Como quien es principio, primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga él la primacía, pues plugo al Padre poner en él la plenitud y reconciliar por él, que ha restablecido la paz en la sangre de su cruz, todo lo que existe sobre la tierra y en los cielos, en Cristo Jesús. Señor nuestro.
Gradual. Salm.71.8,11.- Dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra. V/.Todos los reyes se prosternarán ante él, y le servirán todas las naciones.
Aleluya. Dan.7.14.-  Aleluya, aleluya. V/. Su dominación es una dominación eterna, que no pasará; y su reino, un reino que jamás será destruido. Aleluya.
Evangelio. Juan 18.33-37.-  En aquel tiempo, dijo Pilatos a Jesús: ¿Eres tú el Rey de los Judíos? Respondió Jesús: ¿Dices tú eso por cuenta propia o te lo han dicho otros de mí? Replicó Pilatos: ¿Qué? ¿Acaso soy yo  judío? Los de tu nación y los pontífices te han entregado a mí; ¿qué has hecho? Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si de este mundo fuese mi reino, mis gentes hubieran luchado para que no fuera yo entregado en manos de los Judíos; pero mi reino no es de aquí. Replicóle Pilatos: ¿Con que tú eres rey? Respondió Jesús: Tú lo dices .Yo soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad; todo aquél que pertenece a la verdad escucha mi voz. CREDO.
Ofertorio. Salm.2.8.- Pídeme, y te daré las naciones por herencia y en posesión los confines de la tierra.
Secreta.-  Te ofrecemos, Señor, la víctima que reconcilió a los hombres con su Dios: haz que esta misma victima, tu Hijo Jesucristo, Señor nuestro, a quien inmolamos en este sacrificio, otorgue a todos los pueblos los dones de la unidad y de la paz. El cual vive y reina contigo.
Prefacio de Cristo Rey.- En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias siempre y en todas partes, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que ungiste a tu unigénito Hijo y Señor nuestro Jesucristo, sacerdote eterno y rey de todos, con óleo de alegría, para que, ofreciéndose a sí mismo en el ara de la cruz, como víctima pacífica y sin tacha, obrase el misterio de la humana redención, y, una vez sometidas a su imperio todas las criaturas, entregase a tu infinita majestad un reino eterno y universal, reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz. Y por eso, con los Ángeles y .los Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, y con toda la milicia del ejército celestial, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar.
Comunión. Salm. 28.10-11.- EL Señor se sienta rey por siempre; el Señor bendecirá a su pueblo en la paz.
Poscomunión.- Alimentados con el pan que da la inmortalidad, te pedimos. Señor, que cuantos nos gloriamos de militar bajo las banderas de Cristo Rey, podamos con él mismo reinar por siempre en el cielo. El cual vive y reina.

TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN: http://www.rosarychurch.net/latin/xking.html
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Recopilamos a los Santos Padres y luego haremos el comentario.
SANTOS PADRES
Recordemos que los Santos Padres hablan sobre este Evangelio pero sin tener en cuenta su contextualización en la Solemnidad de Cristo Rey, instituida por la Iglesia mas tarde. De todas maneras los compilamos puesto que siempre edifican.
 Evangelio según san Juan, 18:33-38 

Volvió, pues, a entrar Pilatos en el Pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: "¿Eres tú el Rey de los judíos?" Respondió Jesús: "¿Dices tú esto de ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?" Respondió Pilatos: "¿Soy acaso yo judío? Tu nación y los Pontífices te han puesto en mis manos: ¿qué has hecho?" Respondió Jesús: "Mi reino no es de este mundo. Si de este mundo fuera mi reino, mis ministros sin duda pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; mas ahora mi reino no es de aquí". Entonces Pilatos le dijo: "¿Luego Rey eres tú?" Respondió Jesús: "Tú dices que yo soy Rey. Yo para esto nací y para esto vine al mundo, para dar testimonio de la verdad: todo aquel que es de la verdad escucha mi voz". Pilatos le dice: "¿Qué cosa es verdad?" (vv. 33-38)
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 82
Queriendo Pilato librar a Jesús del odio de los judíos, no dilató el juicio; por lo que dice: "Entró, pues, Pilato en el Pretorio y llamó a Jesús", etc.
Teofilacto
Aparte de esto, como tenía gran opinión de Jesús, se proponía apurar exquisitamente todas las cosas dejando a un lado el estrépito de los judíos. Y sigue: "Y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos?"
Alcuino
Con estas palabras manifestó Pilato que los judíos le acusaban del crimen de que se proclamaba Rey de los judíos.
Crisóstomo, ut supra
Esto lo había oído Pilato de muchos; y porque ninguna otra cosa tenían que decir, a fin de evitar largas investigaciones, quiso traer a discusión lo que comúnmente se decía. Sigue: "Responde Jesús: ¿Dices esto por ti mismo, o te lo han dicho otros?"
Teofilacto
Insinúa Jesús con estas palabras que Pilato es un juez parcial, como si dijera: Si dices esto por ti mismo, manifiesta las señales de mi rebelión; pero si lo oíste a otros, abre una indagación en regla.
San Agustín, in Ioannem, tract., 115
Sabía el Señor el sentido con que preguntaba y lo que se le respondería, pero El hizo esta pregunta al procónsul, no para saber, sino para que constase lo que quiso que se supiese.
Crisóstomo, ut supra
No preguntó, pues, como ignorante, sino queriendo que los judíos fuesen condenados por boca del mismo Pilato. "Respondió Pilato: ¿Acaso yo soy judío?".
San Agustín, ut supra
Hizo desaparecer la sospecha de que se le pudiese imputar que hablaba por sí mismo, haciendo ver que lo había oído de los judíos; por lo que sigue: "Tu nación y tus Pontífices te han entregado en mis manos". Y después, preguntando: "¿Qué has hecho?" da a entender suficientemente cuál era el crimen que se le imputaba, como si dijera: Si niegas que eres Rey, ¿qué has hecho para que te entregaran en mis manos? Como si no se admirara de que fuese entregado al juez para ser castigado porque se llamase Rey.
Crisóstomo, ut supra
Tranquiliza, pues, a Pilato sobre que no existe ningún peligro, y quiere manifestarle que no es sólo hombre, sino también Dios e Hijo de Dios, y hace desaparecer la sospecha de tiranía que había aterrado a Pilato; y sigue: "Respondió Jesús: mi reino no es de este mundo", etc.
San Agustín, ut supra
Esto es lo que nuestro buen Maestro nos quiso demostrar. Pero antes quiso hacernos ver la vana opinión que los hombres tenían de su reino, tanto los gentiles como los judíos, a quienes Pilato la había oído, como si hubiese cometido un crimen digno de muerte por haber supuesto un reino que ellos creían ilegítimo. O bien, como aquellos que están en posesión del poder acostumbran envidiar a los que han de sucederles, los romanos y los judíos querían precaver que este nuevo poder les fuese contrario. Porque si a la pregunta de Pilato hubiese contestado en seguida, habría parecido que su respuesta se dirigía sólo contra la falsa opinión de los gentiles, y no a la de los judíos. Pero después de la respuesta de Pilato, la respuesta de Jesús se dirige a los gentiles y a los judíos, como si dijera: Judíos y gentiles, oíd: no impido vuestra dominación en este mundo. ¿Qué más queréis? Creyendo, venid al reino que no es de este mundo. ¿Cuál es, pues, su reino sino el de los que creen en El, a quienes dice no sois de este mundo, aunque quiera que estéis en este mundo? Por lo que no dice: Mi reino no está en este mundo, sino "no es de este mundo" ( Jn 8,23). Es, pues, de este mundo todo lo que en la humanidad, si bien creado por Dios, fue generado de la raza viciada de Adán. Fue, pues, hecho un reino, no ya de este mundo, de todo aquello que fue regenerado en Cristo. Así, pues, Dios nos sacó del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor.
Crisóstomo, ut supra
O dice en esto que no tiene aquí un reino como el de los reyes de la tierra, porque su poder viene del cielo, y no es humano, sino mucho más esclarecido. Y sigue: "Si mi reino fuera de este mundo", etc. Pone de manifiesto la imbecilidad del reino de este mundo que toma su fuerza de sus ministros, cuando el reinado de Dios no necesita a nadie y se basta a sí mismo.
San Agustín, ut supra
Habiendo probado que su reino no es de este mundo, añadió: "Ahora, pues, mi reino no es de aquí". No dice: No está aquí, porque aquí está su reino hasta el fin de los tiempos, conteniendo dentro de sí la mala yerba mezclada con el trigo hasta la siega; pero, sin embargo, no es de aquí, sino que peregrina en este mundo.
Teofilacto
O bien no dice: No está aquí, sino "no es de aquí"; pues reina en el mundo y ejerce su providencia disponiendo de las cosas según su voluntad; su reino no tiene su fundamento en causas inferiores, sino en los cielos, antes de los siglos.
Crisóstomo, ut supra
Tomando de aquí motivo, los herejes dicen que es ajeno a la constitución del mundo. Pero aunque dice: "Mi reino no es de aquí", no priva al mundo de su providencia y de su gobierno, sino que quiere demostrar solamente que su reino no es humano ni perecedero.
"Pilato le dice: ¿Luego tú eres Rey? Jesús responde: Tú lo dices", etc.
San Agustín, ut supra
No porque temiera declararse Rey, sino porque habló de modo que ni se negó Rey, ni confesó ser tal Rey que se creyera que su reino era de este mundo. Las palabras: "Tú lo dices" quieren decir: Como hombre carnal hablas correctamente. En seguida añadió: "Yo he nacido para esto". La sílaba de este pronombre debe pronunciarse de tal manera que no pueda entenderse en este sentido: Yo he nacido en tal condición, sino en este otro: "Para esto he nacido", recordando aquella expresión "A esto vine al mundo", por la que manifestó claramente que se refería a su nacimiento, por el que encarnado vino al mundo; no a aquel nacimiento sin principio por el cual era Dios.
Teofilacto
O de otro modo: Preguntado por Pilato si era Rey, respondió el Señor: "Yo para esto he nacido". Es decir: Yo he nacido para ser Rey; pues por lo mismo que he sido engendrado por un Rey, afirmo que yo también soy Rey.
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 83
Si, pues, ha nacido Rey, no hay más que recibirle. "A esto (dijo) he venido, para dar testimonio a la verdad"; esto es, para persuadir a todos de esto mismo. Y es de notar que hizo brillar su humildad cuando sufría en silencio que los que le llevaban dijesen: "Este es un malhechor". Pero cuando fue preguntado acerca de su reino, habló a Pilato de tal modo que le instruyera, elevándole a cosas más sublimes. Y por las palabras "Para dar testimonio de la verdad" dio a entender que no había hecho nada subversivo.
San Agustín, ut supra
Dando Jesucristo testimonio de la verdad, lo da de sí mismo, porque ésta es su palabra: "Yo soy la verdad" ( Jn 14,6); pero como no todos tienen fe, añadió: "Todo el que es de la verdad oye mi voz". Oye, en verdad, con los oídos del alma; esto es, obedece a mi voz, como si dijera: Cree en mí. Por las palabras: "Todo el que es de la verdad" expresa la gracia de su vocación ( Rom 8). Si consideramos la naturaleza en que hemos sido creados, habiéndonos creado a todos la verdad, ¿quién habrá que no sea de la verdad? Pero no todos han recibido de la verdad la gracia de obedecer a la verdad. Porque si dijo "Todo el que pertenece a la verdad oye mi voz", podrá creerse que se llama venido de la verdad el que obedece a la verdad; pero no dice esto, sino "Todo el que es de la verdad oye mi voz". Oye, ciertamente; pero él no es de la verdad porque oye su voz, sino que oye porque es de la verdad, pues este don le ha sido dado por la verdad.
Crisóstomo, ut supra
Con estas palabras le atrae y le persuade a que se haga de los discípulos de la verdad; con estas breves palabras de tal modo le cautivó, que preguntó: "¿Qué es verdad?"
Teofilacto
Pues casi había desaparecido de entre los hombres y era desconocida de todos los incrédulos.
COMENTARIO

Mi reino no es de este mundo.» La realeza mesiánica de Jesús no tiene nada que ver con las realezas de la tierra; es de un orden espiritual. Mas, con ello, no se niegan los derechos que tiene Cristo a reinar ya desde ahora sobre los hombres. El Reino de Cristo no proviene de este mundo, pero debe transformar y hacer súbdito al mundo.
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Habida cuenta de que no había en la Iglesia una festividad específica para Nuestro Señor Jesucristo Rey -la Epifanía no apunta puntualmente a eso, sino a que Cristo vino para salvar a judíos y gentiles; los que acepten su salvación obviamente- , el Papa Pío XI resolvió instaurar esta solemnidad litúrgica, el 11 de Diciembre de 1925 por medio de la Encíclica Quas Primas. (2)
El motivo importante de esta decisión es dejar absolutamente en claro que Jesucristo no solo es Rey espiritual del Reino Trascendente que no es de este mundo, ni solo Rey de los corazones de los hombres que si no se someten a él por amor, finalmente se someterán por Justicia; sino también Rey de todos los hombres, en cuanto forman la sociedad visible en este mundo; reinos y naciones. Todo lo que hay en el mundo.

El Reinado de Cristo sobre todas las cosas es una consecuencia de la Unión Hipostática.
El Reinado de Cristo en los corazones se debe extender al mundo; de lo contrario no cumple su cometido. La fe que solo queda en el corazón y no emerge y transforma el mundo, es una fe inerte, enferma, famélica, anémica, inservible.
La necesidad de insistir en este punto tan capital es el combate contra el Laicismo, ese punto de la ideología Liberal que pretende -y lo ha logrado- un Estado neutro, liberado del ethos cristiano; independiente de la Ley de Dios y su moral, por un lado; y como consecuencia de esto, que sostiene que todas las cosmovisiones para él tienen el mismo valor: la verdad cristiana está al mismo nivel que los errores mas o menos graves de otras religiones y posiciones. El Indiferentismo, cargado de relativismo. El Laicismo es una Peste, como lo ha llamado el Papa Pío XI y otros anteriores: un atentado contra Dios. Y el resultado real es que el Estado laico no es neutro, sino que profesa, opresivo, la confesionalidad de la Corrección Política del Sistema.
La Revolución Francesa, el Iluminismo y la Ilustración preconizaron el Laicismo secularista como uno de sus caballitos de batalla; el Liberalismo masónico lo agitó siempre como bandera, como panacea: Separación de Iglesia y Estado, pero en el peor de los sentidos, ese que mencionamos. Y en la Democracia liberal pluralista moderna y contemporánea occidental esto se llevó a cabo, cumpliéndose el plan enemigo de la Revolución anticristiana.
Pero Jesucristo es Rey de todo.
En la Encíclica verán en qué sentido Cristo es Rey de las inteligencias, de los corazones y de las voluntades; quiénes son los súbditos de este Rey, el triple poder incluido en su dignidad regia y la naturaleza espiritual de su reinado.
Que Jesucristo es Rey en los tres sentidos mencionados, está abonado escriturísticamente en el Antiguo y Nuevo Testamento -es bueno releer la Encíclica que adjuntamos, para no recargar de citas este comentario.
Solo mencionemos la atribución del Reinado absoluto de Cristo -incluso sobre la sociedad de este mundo-, en la Anunciación, el Pasaje del Juicio Final de San Mateo, la respuesta de Jesús a Pilato.
Si bien el Reino de Cristo viene de la Trascendencia -mi Reino no es de este mundo- se extiende al mundo: Todo Poder me ha sido dado en el Cielo y en la Tierra.
Jesucristo tiene el poder legislativo -vemos como legisla en el Evangelio-, el Judicial -pasaje del Juicio Final, que también vale sobre este mundo, en la provisoriedad de la inmanencia -ver Encíclica para mas desarrollo- y Ejecutivo: el gobierna todo: Cielo y tierra, y da dones a los hombres, premia y castiga de manera temporal y eterna. Es Señor de la Historia por arriba de Lucifer.
Ahora bien, ya en 1925 el Laicismo secularista liberal -ni hablar del comunismo, que es otra aberración hija del liberalismo- estaba oprimiendo cada vez mas la libertad de la Iglesia: el Estado Laico pretendía que el poder espiritual de la Iglesia se limite a la privacidad de los corazones de los hombres y no tenga incidencia pública desde el poder secular de manera legislativa ni de ninguna otra.
Pero la Iglesia de Cristo fue creada para ser totalmente independiente del poder secular y no estar acotada miserablemente: fue hecha para instaurar el Reinado de Cristo acá en la Tierra. La única manera de que la civilización sea a la vez próspera, pacífica y contribuya a la salvación eterna de los hombres.
La idea de esta solemnidad litúrgica es reivindicar la implantación del Reinado de Cristo en la sociedad humana: la cultura y la política; ellas no son compartimientos estancos, cifrados, donde no debe entrar Dios: acá es donde emerge la aberración liberal: pretender que en la vida del hombre en la tierra, en el mundo, hay recintos reservados -de extraordinaria importancia, DONDE DIOS NO DEBE MOLESTAR.
La idea es combatir el aberrante Laicismo buscando la cristianización del Estado y la sociedad. El cristiano debe hacer pública su Fe, sus celebraciones, su Anuncio, su Denuncia. Mostrar públicamente y con valentía su Fe y su fidelidad a Cristo. Un Cristo confinado méramente a los corazones es una miseria; una caricatura mutilada de Cristo Rey del Universo. Cristo debe reinar sobre la política y la cultura en la sociedad humana.
Se debe luchar por esto con todos los medios disponibles: El establecimiento del reinado sociopolítico de Cristo en el mundo no es un opcional de lujo para kamikazes ultras, sino un imperativo elemental para todo católico.
Como ya mostramos el Domingo pasado, -en el comentario del Evangelio sobre la potestad del César y la de Dios- en el II Concilio Vaticano y su post Concilio, 1962 en adelante, LA "NUEVA IGLESIA CONCILIAR" HA ABDICADO DE ESTE IMPERATIVO Y ACEPTADO EL LAICISMO OPRESIVO Y REDUCTOR, HUMILLANTE PARA CRISTO Y SU IGLESIA. Aunque se pretenda moderado, es liberalismo de tercer grado condenado.
La Declaración Humanae Dignitates es la claudicación formal y magisterial del imperativo de instauración del Reino de Cristo en la sociedad humana.
Todo el espíritu del Concilio, una especie de meta religión no explícita siempre en los textos, pero de facto dominante en la jerarquía y los Papas, refuerza los textos ambiguos y los explícitamente erróneos como Dignitates Humanae….
EL LAICISMO RETOMA EL SINIESTRO GRITO DE LOS DEICIDAS: NO QUEREMOS QUE ESTE REINE SOBRE NOSOTROS. Y el II Concilio, optimista, inerme y buenista, regalado al mundo, se hace eco y lo hace Magisterio… (un “magisterio” opuesto al Magisterio, que no debe obedecerse, por las razones que exponemos a continuación)
Gracias a Dios, este trágico concilio, no es dogmático ni define Doctrina, por lo que solo se debe aceptar lo que venía antes de él como Doctrina. Se han cambiado las nociones de Magisterio y Tradición hacia una concepción no católica. ACÁ No se debe aceptar la claudicante LIBERTAD RELIGIOSA, donde se abdica del Reinado de Cristo sobre la sociedad. (Ni el Novus Ordo tampoco, por las advertencias serias y anatemáticas del gran San Pío V al instituir la Misa Católica)
La libertad religiosa laicista, o de "sana laicidad" si se quiere moderar -Dignitates Humanae-, está condenada explícitamente por el Magisterio de la Iglesia en Quanta Cura (3).
Voviendo a utilizar como base el Evangelio del Domingo , el XXII de Pentecostés, digamos que el establecimiento de la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey reivindica el Poder de convertir al César a Cristo; no de anularlo o hacerlo desaparecer.
El César debe estar sujeto a Dios, para eso debemos luchar: eso significa la Instauración del reinado sociopolítico de Cristo en el mundo.
El II Concilio Vaticano ha abdicado de esto -lo decimos una vez mas- y le ha dado poder al César para reducir a la privacidad de los corazones el Reino de Cristo; poniéndolo en igualdad de condiciones con otras religiones y cosmovisiones -Indiferentismo relativista- dándole la misma entidad al error que a la Verdad, a las religiones que no salvan, que a la que si salva.
Ha reconocido al César la potestad de guardar para él el gobierno civil de este mundo como un compartimiento cifrado, encriptado donde Cristo no debe ni puede entrar.
Este es uno de los puntos capitales de la cosmovision progremodernista. Una Iglesia que no busque convertir al César; sino que le cante cantos de sirena; que abdique del Anunció íntegro y vacíe su mensaje sobrenatural, trascendente, que exige la conversión del mundo, para ser aceptada por él.
Hubo alguien que lo vió claro y llamó a este cambio en la Doctrina con mucha claridad: Le Destronaron….
El progremodernismo ha logrado a partir del II Concilio una Iglesia cuyo centro ya no es Cristo, sino el acomodamiento al César.
El cambio del centro de Dios por el del hombre. Antropocentrismo, inmanentismo.
El imperativo ya no es instaurar el Reinado sociopolítico cultural de Cristo, sino acomodarse, adaptarse al Mundo-César, limando y vaciando el odioso, áspero mensaje evangelico: indigesto e inadmisible para el César.
Aprovechando esta Solemnidad de Cristo Rey, refresquemos nuestra Fe, la Verdadera, la que viene de Cristo y los Apóstoles; aquella que rigió por 1962 años; aquella que busca la Instauración del Reino de Cristo convirtiendo al mundo, no haciéndose furgón de cola del Mundo.
El combate contra el Laicismo secularista, hoy toma un cariz drámatico, ya que el César va cobrando un poder omnímodo y totalitario, que busca ser absoluto en todo el mundo mediante la Instauración del Nuevo Orden Mundial anticristiano, el César maligno del Antricristo por antonomasia; que pretenderá no dejar resquicio alguno para Cristo, no solo en la sociedad, sino en los corazónes de los hombres.
Hoy, en un culmen de apostasía explícita y genuflexión servil, obscena ante el Mundo enemigo, la iglesia del Nuevo Paradigma bergogliano, -poniendo la frutilla del postre al II Concilio Vaticano- ya ha aceptado formalmente el Magisterio del César, -hecho de público conocimiento- rindiéndose ante el Plan de Desarrollo Sustentable 2030 de la ONU, y poniendo al mundo anticristiano como Rey en lugar de Cristo. Francisco ha dicho públicamente que el que obedece los Mandamientos es rígido o cobarde, y luego ha mandado a obedecer a la ONU….Este es el resultado de la Libertad Religiosa conciliar.
Con valentía, aún en situación de apostasía, contracorriente, estigmatizados, demonizados aún dentro de esta iglesia apóstata y lamebotas del Poder del César, y reducidos a un Resto Fiel, continuemos anunciando y denunciando, con los medios que podamos; bregando para sostener lo que queda y reivindicando el Reinado absoluto de Cristo sobre todas las cosas; sobre la sociedad humana; combatiendo las pretensiones de un César que ha mudado en diabólico y totalitario como nunca en la Historia.
Que la Santísima Virgen nos proteja según la voluntad del Señor y nos de fortaleza y fidelidad, virilidad en esta lucha.
¡VIVA CRISTO REY!
 NOTAS




jueves, 24 de octubre de 2019

SAN RAFAEL ARCÁNGEL, 24 DE OCTUBRE, III CLASE

24 de octubre
SAN RAFAEL,
Arcángel
Patrono de los médicos; farmacéuticos; enfermeros; personas ciegas y con problemas visuales; personas con problemas mentales; enfermos; jóvenes; amor; parejas; viajeros; pastores. Protector contra las enfermedades, en especial de la vista; problemas mentales; pesadillas.
Porque yo soy el Ángel Rafael,
uno de los siete que asistimos ante el Señor.
(Tobías 7, 15)
San Rafael es uno de los siete espíritus que están siempre delante de Dios, y le ofrecen el incienso de su oración y de la de los hombres. “Cuando tú orabas –dijo San Rafael a Tobías– con lágrimas, y enterrabas los muertos, y te levantabas de la mesa a media comida, y escondías de día los muertos en tu casa, y los enterrabas de noche, yo presentaba tu oración al Señor. Y por lo mismo que eras acepto a Dios, fue preciso que la tentación te probase”.
Tobías quedóse ciego; pero “la pérdida de la vista –dice San Agustín–, fue ocasión de que el venerable anciano recibiese la visita de un médico celestial”. San Rafael, cuyo nombre significa “Medicina de Dios”, fue enviado por Dios, como el ángel agitador del agua de la piscina probática, para curar a Tobías. Indicó al joven Tobías el remedio a propósito para devolver la vista a su padre, le buscó una esposa y ahuyentó al demonio.
“Alabemos con muestras de veneración a todos los príncipes de la corte celestial, y en especial al Arcángel Rafael, médico y compañero fiel, vencedor del demonio. ¡Oh, Cristo, Rey bondadosísimo! Haz que, con tal guarda, el enemigo no nos cause daño alguno”.
“Que el Arcángel Rafael, médico de nuestra salvación, nos asista desde el cielo, a fin de que sane nuestras dolencias, y guíe nuestros pasos vacilantes a la verdadera vida”.
ORACIÓN A SAN RAFAEL ARCÁNGEL
Gloriosísimo príncipe San Rafael, antorcha dulcísima de los palacios eternos, caudillo de los ejércitos del Todopoderoso, emisario de la Divinidad, órgano de sus providencias, ejecutor de sus ordenes, secretario de sus arcanos, recurso universal de todos los hijos de Adán, amigo de tus devotos, compañero de los caminantes, maestro de la virtud, protector de la castidad, socorro de los afligidos, médico de los enfermos, auxilio de los perseguidos, azote de los demonios, tesoro riquísimo de los caudales de Dios. Tú eres Ángel Santo, uno de aquellos siete nobilísimos espíritus que rodean al Trono del Altísimo.
Confiados en el grande amor que has manifestado a los hombres, te suplicamos humildes nos defiendas de las asechanzas y tentaciones del demonio en todos los pasos y estaciones de nuestra vida, que alejes de nosotros los peligros del alma y del cuerpo poniendo freno a nuestras pasiones delincuentes y a los enemigos que nos tiranizan, que derribes en todas partes, y principalmente en el mundo católico, el cruel monstruo de las herejías y la incredulidad que intenta devorarnos.
Te pedimos también, con todo el fervor de nuestro espíritu, hagas se dilate y extienda más el Santo Evangelio, con la práctica de la moral. Que asistas al Romano Pontífice y a los demás pastores, y concedas unidad en la verdad a las autoridades y magistrados cristianos.
Por último te suplicamos nos alcances del Trono de Dios, a Quien tan inmediato asistes, el inestimable don de la gracia, para que por medio de ella seamos un día vuestros perpetuos compañeros en la gloria. Amén.
ORACIÓN
Oh Dios, que diste a tu siervo Tobías al santo Arcángel Rafael por compañero en el camino, concede a tus siervos que seamos siempre protegidos por el cuidado del mismo, y esforzados con su auxilio. Por J. C. N. S.
FUENTE

DE LA PRESUNCIÓN Y EL OPTIMISMO HISTÓRICO FALSAMENTE CATÓLICOS

  Cuando ocurre una manifestación sobrenatural que produce una revelación privada -y estamos hablando de aprobación sobrenatural por la Igle...