sábado, 23 de octubre de 2021

LOS MODERNOS PROFETAS APOCALÍPTICOS NEOCONSERVADORES LIBERALES

 LOS MODERNOS PROFETAS APOCALÍPTICOS NEOCONSERVADORES LIBERALES

El extraño matrimonio de Don Quijote y Sancho.

Ha emergido una caterva de "Profetas", "Enviados", "Apóstoles", "Iluminados Remanentes", "Monjes Videntes" que fusiona cómicamente una seudoescatología histérica e ictérica, sensacionalista y grotesca, de un "fundamentalismo" (en el peor sentido de este término que pueda existir) craso, con la exaltación casi demiúrgica de los Papas conciliares, neomodernistas y conservadores liberales.
Extraña pareja....matrimonio verdaderamente hilarante que da un híbrido realmente inédito y asombroso: El Matrimonio de las caricaturas de Don Quijote y Sancho da a luz a una suerte de profetismo alucinógeno.
Otra de sus notas características es el aparicionismo desaforado y el experiencialismo protestante-modernista, y la ignorancia olímpica, supina, de lo mas elemental de la Doctrina, que contradicen permanentemente con sus "cargas proféticas". Como frutilla de este abigarrado "postre", un pelagianismo y voluntarismo furibundos, ante el cual el antiguo hereje que despreciaba el pecado original queda reducido a una ameba...
Un poco de sana humildad, ubicación y sentido común, por favor. La cabeza en el Cielo y los pies en la tierra, ha dicho un Santo.
No la cabeza en el Reino de Alicia en el país de las Maravillas -o en algunas visiones de Jim Morrison, de The Doors- y los pies en la Vía Láctea.
Estos "Profetas", "Apóstoles Remanentes" y "Monjes Iluminados" deberían saber algo elemental: Para hablar de las cosas de Cristo hay que conocer algo de la Revelación: Biblia y Tradición. Pura "guitarrita", chamuyo grandilocuente seudoapocalíptico, seudopiadoso y "experiencias místicas personales" no solo no sirve para nada bueno, sino que termina sirviendo al Diablo.



viernes, 22 de octubre de 2021

CONFRONTACIÓN RÁPIDA DE LA MISA CATÓLICA CON EL NOVUS ORDO DE PABLO VI

 La Misa nueva tiene ya 50 años; razón por la cual un sinfín de católicos no han conocido otra Misa en su vida, y tal vez ni siquiera saben que antes había otra Misa, una Misa radicalmente distinta; razón también por la cual nuestra crítica a la Misa nueva puede parecerles escandalosa, como si fuera un ataque contra el culto que la Iglesia rinde a Dios y a Jesucristo. Para otros católicos, tal vez más leídos, la Misa nueva se acercaría más que la Misa tradicional a las antiguas celebraciones de la Iglesia primitiva, y sería así, en realidad, una vuelta a la tradición antigua de los primeros cristianos; pero esa creencia se funda totalmente en la confianza depositada en lasficcioneslitúrgicas de losteóricos del MOVIMIENTO LITÚRGICO, que imaginan cómo habrían sido las antiguas celebraciones, en base a postulados comunitarios y democráticos, para poder justificar luego su innovación litúrgica, más acorde con la mentalidad del hombre moderno, pero sin precedente alguno en la historia de la Iglesia. Se impone, pues, un cotejo o confrontación entre las dos Misas, tomando como criterio único de este cotejo la doctrina constante de la Iglesia. Justifiquemos primero por qué es ese el criterio a cuya luz debe realizarse dicha confrontación, y procedamos luego a la misma. 1º La doctrina inmutable de la Iglesia, criterio para examinar cualquier novedad. La Iglesia de Cristo ha sido instituida con una doble misión: una misión de fe y una misión de santificación de los hombres redimidos por la sangre del Salvador. Debe llevar a los hombres la fe y la gracia: la fe por medio de su enseñanza, y la gracia por medio de los Sacramentos que le confió Nuestro Señor Jesucristo. Su misión de fe consiste en transmitir a los hombres la revelación de las verdades sobrenaturales que Dios ha hecho al mundo, y en conservarlas a través de los siglos sin ningún tipo de alteración. Por eso la Iglesia católica es, ante todo, la fe inalterable; es, como dice San Pablo, «la columna y firmamento de la verdad» (I Tit. 3 15) que, a lo largo de los siglos, es siempre fiel a sí misma e inflexible testigo de Dios, en medio de un mundo envuelto en perpetuos cambios y contradicciones. Hojitas de Fe nº 325 – 2 – DEFENSA DE LA FE Pues bien, a través de los siglos, la Iglesia católica enseña y defiende su fe ciñéndose a un solo criterio: lo que siempre se ha creído y enseñado, según el célebre adagio: «Quod semper, quod ubique, quod ab omnibus» (lo creído siempre, en todas partes y por todos). Todaslas herejías con las que la Iglesia ha tenido que enfrentarse constantemente, han sido siempre juzgadas y rechazadas por no ser conformes con este criterio. El primer principio observado desde tiempos primitivos por la jerarquía de la Iglesia, especialmente la de Roma, ha sido el de mantener sin cambios la verdad recibida de los Apóstoles y de Nuestro Señor. La doctrina del Santo Sacrificio de la Misa pertenece a este tesoro de verdades de la Iglesia. Y si en nuestra época, sobre este tema en particular, aparece una especie de ruptura con el pasado de la Iglesia, tal novedad debería alertar a toda conciencia católica, como en los tiempos de las grandes herejías en los siglos pasados, y provocar universalmente un deseo de confrontar esta ruptura con la fe de la Iglesia, que no cambia nunca. 2º ¿Que es la Misa? Sabido es de todos que la Misa tradicional no ha sido siempre tal como la conocemos hoy. Mantiene, por supuesto, lo esencial de las celebraciones hechas por los Apóstoles según el orden instituido por Cristo; pero, además, se vio enriquecida con oraciones nuevas, alabanzas y precisiones hechas en un largo período de tiempo, a fin de expresar mejor el misterio eucarístico y preservarlo de errores y herejías. De este modo, la Misa se elaboró progresivamente en torno a un núcleo primitivo que nos legaron los Apóstoles, testigos directos de la institución de Cristo. Al igual que una piedra preciosa se encierra en un estuche, el tesoro de la Misa quedó confiado a la Iglesia, que lo meditó, ajustó y adornó como una obra musical o de orfebrería. Ella conservó lo mejor de este tesoro, y explicó con sabiduría lo que estaba como implícito en dicho misterio, de modo semejante a como la semilla de mostaza hace crecersusramas, pero todo el árbolresultante estaba contenido ya, de hecho, en la semilla. Esta lenta y progresiva elaboración o explicación acabó sustancialmente en la época del papa San Gregorio, a fines del siglo VI. Sólo se le añadieron posteriormente algunos complementossecundarios. Este trabajo de los primerossiglos del cristianismo ha sido una obra de fe para exponer a la inteligencia de los hombres la institución de la Eucaristía hecha por Cristo, a fin de que sea una verdad mejor comprendida. De esta forma la Misa es la expresión y explicación del misterio eucarístico, y su misma celebración. 3º Doctrina católica definida sobre la Misa. La Iglesia siempre poseyó pacíficamente las verdades referentes a la Misa, hasta el tiempo de la herejía luterana. Mas, frente a las negaciones de Lutero, el Concilio de Trento, llevado de verdadera solicitud pastoral hacia las almas, de- DEFENSA DE LA FE – 3 – Hojitas de Fe nº 325 fendió a las ovejas contra el lobo que arremetía contra el rebaño, y reafirmó la doctrina invariable de la Iglesia católica, definiendo en particular, sobre el Santo Sacrificio de la Misa, los tres dogmas siguientes: 1º La Misa es un verdadero sacrificio, y sacrificio propiciatorio o expiatorio para el perdón de los pecados; ya que es sustancialmente el mismo sacrificio de la Cruz, perpetuado en los altares, y en la Cruz Nuestro Señor se inmoló para «salvar a su pueblo de sus pecados» (Mt. 1 21). Por ello, no es sólo un memorial, o un sacrificio de alabanza o de acción de gracias, aunque también engloba esos aspectos. Enseña el Concilio de Trento que la Misa es «verdadero y propio sacrificio»; ahora bien, sólo lo sería metafóricamente o por modo de figura si el mismo rito de la Misa no tuviese una estructura sacrificial: es elrito de un sacrificio, y no el de una cena o banquete. En la Misa todo nos recuerda esta realidad sacrificial: • se celebra en un altar, que no es apto para cenas, sino sólo para sacrificios, y no en una mesa, que no es apta para sacrificios, sino sólo para cenas; • se hace en ella mención continua de una Víctima inmolada, Víctima inmaculada, y nadie pretenderá que el pan pueda ser esa hostia inmaculada; • se requiere en el altar la presencia de reliquias de mártires, que se han unido por su muerte al sacrificio de Cristo; • la misma comunión tiene el aspecto, no de un banquete, sino de una manducación sacrificial, la de la Víctima inmolada. 2º En la Misa, la presencia de Cristo es real, esto es, en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, como siempre lo enseñaron nuestros catecismos, y no una simple presencia espiritual, como la que se da «donde dos o tres están reunidos en mi nombre» (Mt. 18 20), como se atreve a decirlo el nº 7 de Missale romanum. Es evidente que,si la Misa es un verdadero y propio sacrificio, la Víctima debe estar verdadera y propiamente presente. Se hace mención del Cuerpo, Sangre y Alma deCristo, porque la inmolación recae sobre su santa humanidad, la única que puede ser sacrificada; asimismo, porque la inmolación de la Víctima reclama la separación de Cuerpo y Sangre, que se realiza por la Consagración de ambos porseparado. Todo, en elrito de la Misa, nosrecuerda esa presencia real, desde las genuflexiones del sacerdote cada vez que ha de manipularla sagrada Hostia después de laConsagración, hasta las prescripciones para cuando una Hostia cae en elsuelo, la comunión de rodillas y en la boca, la reserva del Santísimo en el Sagrario, la genuflexión que se hace al Santísimo cuando se ingresa en una iglesia. 3º En la Misa, el papel del sacerdote es esencial y exclusivo: el sacerdote, y sólo él, ha recibido, a través del sacramento del Orden, el poder de consagrar el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Es dogma de fe que el sacerdote, en la Santa Misa, obra «in persona Christi», esto es, haciendo las veces de Cristo, a título de instrumento suyo; y así su sacerdocio es ministerial, sí, pero ministerial respecto de Cristo, no respecto de la comunidad cristiana. Los Sacramentos, entre los que la Eucaristía ocupa el lugar central, son así la acción exclusiva de la jerarquía de la Iglesia; de modo que hasta las funciones secundarias del sacrificio reclaman ministros sagrados, que hayan recibido órdenes sagradas para realizar tales ministerios, y que sólo actúan como ayudantes del sacerdote o del obispo. Hojitas de Fe nº 325 – 4 – DEFENSA DE LA FE Estas tres verdades las expresa con suma claridad la Misa tradicional, milenaria, latina y romana, sin suprimir nada al misterio que en ella se realiza. ¿Sucederá lo mismo con la Misa nueva? Es lo que cabe preguntarse. 4º ¿Qué es la Misa nueva? Sabido es, por desgracia, que la Misa nueva fue impuesta al mundo católico por conveniencias ecuménicas. Fue enteramente concebida y elaborada en un sentido ecuménico, para ser acogida por las diferentes confesiones protestantes, cada una de las cualestiene su fe propia. La Misa antigua, en cambio, era un grave obstáculo para «reconstruir la unidad» con los reformadores del siglo XVI, ya que afirmaba con precisión, y sin dejar ningún lugar a dudas, la fe católica que niegan los protestantes, y que se resume en los tres puntos esenciales arriba expuestos: 1º la realidad del sacrificio; 2º la realidad de la presencia real; 3º la realidad del poder sacerdotal. Muy significativa en esta línea fue la presencia de seis teólogos protestantes, debidamente capacitados para participar en la elaboración de los nuevos textos; como lo fue también la aceptación del nuevo rito por parte de prestigiosas autoridades protestantes, entre ellas la de la comunidad protestante de Taizé, cuando declaró que, «teológicamente hablando, las comunidades protestantes pueden celebrar su Cena con las mismas oraciones que la Iglesia católica». ¿Cómo lograr un rito común a católicos y protestantes en una óptica ecuménica, sin negar la fe católica, pero a la vez sin «ofender» a los «hermanos separados»? Simplemente, poniendo sordina a lastres verdades católicassobre la Misa. De este modo, la Misa nueva es indiferente al dogma, y puede acomodarse a la fe protestante y servir incluso como punto de encuentro, en el mundo de la unidad ecuménica, para una misma celebración, en la que los dogmas discutidos, sin negarlos, han sido prudentemente silenciados, y sólo se han conservado los gestos, expresiones y actitudes capaces de ser interpretados según la fe de cada uno. Conclusión. ¿Acaso podrá negarse la evidencia de estos hechos? Con todo, para mayor cúmulo de pruebas, iremos mostrando, en tres Hojitas de Fe sucesivas, cómo la Misa nueva silencia cada una de estas tres verdades. Séanos lícito por ahora señalar lo que intentaremos demostrar claramente: que esta Misa nueva y ecuménica ya no es expresión clara de la fe católica. En su súplica al papa Pablo VI, los cardenales Ottaviani y Bacci no temieron hacer la siguiente observación, que hasta ahora nadie ha podido contestar en rigor: «El Novus Ordo Missae se aleja de manera impresionante, tanto en su conjunto como en sus detalles, de la teología católica de la santa Misa».1


FUENTE: FSSPX





LA MISA NUEVA NOVUS ORDO Y LA DILUCIÓN DEL SACRIFICIO DE CRISTO EN FAVOR DE LA "CENA Y LA PALABRA"

 Ya es un tópico decir, al hablar de la Misa tradicional, que se celebraba «de espaldas a la gente», mientras que la Misa nueva se dice «de cara a la gente», lo cual parece una mejora; cuando, en realidad, es uno de los indicios del cambio de la noción de Misa: de sacrificio que era, ha pasado ahora a ser una cena. En efecto, si la Misa es un sacrificio ofrecido a Dios, nada más normal que el sacerdote, encabezando el acto sacrificial (y no «dando la espalda»), y el pueblo fiel que a él se une, estén todos mirando hacia el altar, hacia la Cruz, hacia Dios; mientras que si la Misa es una cena ofrecida a la asamblea, nada más maleducado que volverle la espalda a los comensales. Así pues, la Misa, ¿es un sacrificio o una cena? El Concilio de Trento definió la realidad sacrificial de la Misa, diciendo que es la renovación del sacrificio del Calvario, y que nos aplica los frutos de salvación para la remisión de los pecados y nuestra reconciliación con Dios. Citemos los textos: «El Dios y Señor nuestro, aunque había de ofrecerse una sola vez a Sí mismo a Dios Padre en el altar de la cruz, con la interposición de su muerte, a fin de realizar la eterna redención de las almas…, en la última Cena quiso dejar a su esposa amada, la Iglesia, un sacrificio visible… por el que se representara aquel suyo sangriento que había de consumarse en la cruz…, ofreciendo a Dios Padre su cuerpo y su sangre bajo las especies de pan y de vino, para que su eficacia saludable se aplicara para la remisión de los pecados que diariamente cometemos» (Dz. 938). «En este divino sacrificio, que en la Misa se realiza, se contiene e incruentamente se inmola aquel mismo Cristo que una sola vezse ofreció a Sí mismo cruentamente en el altar de la cruz…; sacrificio que es verdaderamente propiciatorio…, por el que conseguimos misericordia y hallamos gracia en el auxilio oportuno, si contritos y penitentes nos acercamos a Dios; pues aplacado el Señor por la oblación de este sacrificio, concediendo la gracia y el don de la penitencia, perdona los crímenes y pecados, por grandes que sean. Una sola y misma es, en efecto, la Víctima, y uno mismo es el que ahora se ofrece por el ministerio de los sacerdotes y el que entonces se ofreció a Sí mismo en la cruz, siendo sólo distinta la manera de ofrecerse» (Dz. 940). «Si alguno dijere que en el sacrificio de la Misa no se ofrece a Dios un verdadero y propio sacrificio, o que el ofrecerlo no es otra cosa que dársenos a comer Cristo, sea anatema» (Dz. 949). Hojitas de Fe nº 326 – 2 – DEFENSA DE LA FE «Si alguno dijere que el sacrificio de la Misa sólo es de alabanza y de acción de gracias, o mera conmemoración del sacrificio cumplido en la cruz, pero no propiciatorio…; y que no debe ser ofrecido por los vivos y los difuntos, por los pecados, penas, satisfacciones y otras necesidades, sea anatema» (Dz. 950). La Misa es, pues, un sacrificio. También es una comunión, pero una comunión al sacrificio previamente celebrado, una comida sacrificial, un convite en el que se come la Víctima inmolada del sacrificio. Ahora bien, toda la estructura de la Misa nueva acentúa el aspecto de la celebración como comida, en detrimento de su aspecto sacrificial; y ello, agravado más aún, en el sentido protestante, que es herético. Señalemos, si no, cuatro hechos. 1º Reemplazo del altar por una mesa. La sustitución del altar del sacrificio por una mesa cara al pueblo indica ya de por sí una orientación en este sentido; pues si la Misa es una simple comida, es natural que los invitados se reúnan alrededor de una mesa, como comúnmente se hace, y que carezca de sentido el altar de cara a la cruz del Calvario. Porlo demás, la Liturgia de la Palabra (que más bien se podría llamar también «mesa de la Palabra», como lo hacen los números 8, 34 y 316 de las Nuevas Normas de la Misa) ha tomado tal amplitud que ocupa la mayor parte de la nueva celebración y, por lo mismo, disminuye la atención debida al misterio eucarístico y a su sacrificio. 2º Supresión del Ofertorio de la Víctima. Esencialmente, debe señalarse en esta línea la supresión del Ofertorio de la Víctima del sacrificio, reemplazado por la presentación de los dones. Lutero reaccionó de modo violento contra el Ofertorio de la Misa católica; y desde su punto de vista herético no se engañaba: la sola ofrenda de la Víctima era una innegable afirmación de que se trataba de un verdadero sacrificio, y de un sacrificio expiatorio para la remisión de los pecados. El Ofertorio de la Misa católica era, pues, un obstáculo para el ecumenismo con los protestantes. No se tuvo miedo entonces de hacer una caricatura del mismo, violentando la fe católica. El antiguo Ofertorio precisaba la oblación del sacrificio mismo de Cristo: «Recibe, oh Padre Santo, esta hostia inmaculada» («hanc immaculatam hostiam»); «te ofrecemos, Señor, el cáliz de salvación» («calicem salutaris»). Es evidente que esta hostia inmaculada y este cáliz de salvación no son ni el pan ni el vino, sino el cuerpo y la sangre de Cristo, en la perspectiva de la inminente Consagración. En la Misa nueva, en cambio, se ha suprimido el Ofertorio de la Víctima, y se lo ha reemplazado por una simple presentación de los dones, que en la ocurrencia son pan y vino, y no ya el cuerpo y la sangre de Cristo. Escuchemos, si no, al Padre Martín Patino, en su comentario a las Nuevas normas de la Misa (Biblioteca de Autores Cristianos, 1969): DEFENSA DE LA FE – 3 – Hojitas de Fe nº 326 «Tanto el gesto [de la presentación de los dones] como la fórmula, quieren ser un equilibrio en el que, recogiendo lo que de valor tenga la aportación humana alsacrificio a través de la materia del mismo, se evita, sin embargo, el pleno concepto de ofrenda. No es una elevación, sino una mostración. Es preciso mantenerse en ese equilibrio…, preparando a los fieles para entender las fórmulas nuevas en su auténtico sentido. Es decir: ya el tener pan y vino que ofrecer es un don de Dios a nosotros. El hombre pone esto poco que tiene como signo de su trabajo, de su corazón y de su vida entera. Pero todavía es insuficiente si Dios no santifica estas ofrendas. Nótese, de paso, por lo que se relaciona con las bendiciones de la Misa, que, volviendo a la primitiva bendición judía, no se bendice A LOS ALIMENTOS, sino que se bendice A DIOS POR LOS ALIMENTOS, con lo cual, al tomarlos en esta disposición de espíritu, quedan santificados» (p. 168). Esta sustitución viene a ser algo propiamente grotesco, pues significa la presentación de unas migajas de pan y de unas gotas de vino, frutos de la tierra y del trabajo del hombre, que el hombre se atreve a presentar al Dios soberano. Los paganos, por cierto, lo hacían mucho mejor, pues ofrecían a la divinidad, no unas migajas, sino cosas más importantes: un toro u otro animal, cuya inmolación suponía para ellos un verdadero sacrificio. 3º Tono narrativo de la Consagración. La realidad misma de la Misa como renovación del sacrificio del Calvario se esfuma de este modo en sus expresiones concretas, llegando incluso al corazón mismo de la celebración, ya que en el nuevo rito se le pide al sacerdote que pronuncie las palabras mismas de la Consagración en tono narrativo, como sise tratara del relato de un acontecimiento ya pasado, y no ya en el tono conminatorio de una acción, la Consagración, que se realiza en el presente en nombre de la Persona cuyas veces hace y en cuya autoridad actúa elsacerdote. Y esto es gravísimo. De hecho, en las Nuevas normas de la Misa, la Consagración recibe el nombre de «narratio institutionis» (nº 55), esto es, «relato de la institución»; y así, lo único que esas nuevas normas reclaman del celebrante es que haga un relato. ¿Qué intención tendrá elsacerdote dentro de esta nueva perspectiva, intención necesaria para consagrar válidamente, pero que ya no se halla expresada en las ceremonias del rito? Elsacerdote podrá,sin duda,suplirla porsu propia voluntad, y la Misa será entonces válida; pero ¿qué sucederá con los sacerdotes innovadores, preocupados ante todo por romper con la antigua Tradición? La duda se hace legítima. Y, en ese caso la nueva Misa en nada se distinguiría, en su estructura general, de la cena protestante. 4º Modificación del Canon romano. Algunos dicen que en el nuevo rito se ha conservado el Canon romano. Es cierto, pero se deja a elección del celebrante junto a otras tres Plegarias Eucarísticas. ¿Qué significa esta elección? Hojitas de Fe nº 326 – 4 – DEFENSA DE LA FE El Canon romano conservado ya no es el antiguo Canon, puesto que ha sido mutilado de varios modos: en la misma Consagración, presentada como un simple relato; por la supresión de los signos de cruz, antes tan numerosos, y de las genuflexiones, expresiones de la fe en la presencia real; por la libre mención o supresión de la lista de los Santos invocados en el mismo; y ya no está presignificado por el Ofertorio del sacrificio. Y, además, ha perdido su carácter propio de «canon», esto es, de oración fija e inmutable, ya que se lo ha hecho intercambiable: se lo puede reemplazar por otra Plegaria eucarística, según la preocupación o creencia de cada cual. Ahí está la gran astucia del ecumenismo innovador. Oficialmente, el celebrante puede escoger entre tres nuevas «Plegarias eucarísticas» en vez del Canon romano; pero, de hecho, la puerta ha quedado abierta a toda innovación, hasta el punto de que hoy en día es imposible hacer una lista exhaustiva de todas las Plegarias eucarísticas que se han introducido y que se emplean en las diversas diócesis. Tan es así que nos hemos de limitar a analizar brevemente las tres nuevas Plegarias eucarísticas introducidas en la nueva Misa al lado del Canon romano. La segunda Plegaria Eucarística, que algunos presentan como el «Canon de San Hipólito» y como más antiguo que el Canon romano, es en realidad el canon que el antipapa Hipólito compuso en el momento de su rebeldía, que duró hasta su martirio, por el cualregresó a la unidad de la Iglesia. Este canon, que sólo conocemos por una reseña incompleta, probablemente no se usó jamás en la Iglesia de Roma, y no fue nunca recogido por la Tradición de la Iglesia. Es un canon sumamente breve, y fuera del relato de la última Cena, sólo contiene algunas oraciones de santificación de las ofrendas, de acción de gracias y de súplica de la eterna salvación, pero sin ninguna mención del sacrificio. La tercera Plegaria Eucarística hace referencia al sacrificio, pero sólo en el sentido de un sacrificio de acción de gracias y de alabanza. No se menciona para nada el sacrificio expiatorio renovado en la realidad presente del Sacramento, y que nos alcanza la remisión de los pecados. La cuarta Plegaria Eucarística narra los beneficios de la Redención operados por Cristo, pero sin aludir tampoco explícitamente a la idea de sacrificio propiciatorio, renovado en el momento presente. Conclusión. Basten estas consideraciones para probar que, en torno a la idea de sacrificio, «el Novus Ordo Missæ se aleja de manera impresionante, tanto en su conjunto como en sus detalles, de la teología católica de la santa Misa»; ya que deja en el abandono y en el olvido, en el acto mismo de la celebración, la doctrina católica sobre el carácter sacrificial de la Misa, definido por el Concilio de Trento, haciendo que acabe luego siendo negada por omisión.1

FUENTE: FSSPX




LA NUEVA MISA NOVUS ORDO Y LA PRESENCIA REAL

 Una de las verdades más asentadas en el corazón de todo católico, e íntimamente ligada a la realidad del sacrificio de la Misa, esla referente a la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo en la Sagrada Eucaristía, sacramentado bajo las especies de pan y vino, e inmolado por nosotros en la Misa mediante la consagración en el altar de ambas especies por separado. Por este motivo se inculca con cierta insistencia al niño, en su preparación a la primera Comunión: • que «la Eucaristía es el Sacramento que contiene verdadera, real y substancialmente el cuerpo,sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo»; • que «en la Sagrada Comunión recibimos a Nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre»; • que «la hostia antes de la consagración es pan», pero «después de la consagración no hay en la hostia pan ni en el cáliz vino, sino únicamente los accidentes o apariencias de pan y vino, como el olor, el color y el sabor». Pues bien, esta verdad brillaba con poderosa luz en la liturgia de la Misa tradicional, a través de una serie de actitudes y de gestos, tales como: • la genuflexión que todos hacen al entrar en una iglesia –dado que en el lugar central del santuario reside Nuestro Señor Jesucristo–, y la reverencia y silencio que se guarda por ello en el lugar santo; • las actitudes de reverencia del sacerdote, que mantiene los dedos juntos después de la Consagración, hace la genuflexión cada vez que ha de manipular la Hostia santa –antes y después–, y distribuye la comunión a los fieles con la bandeja de comunión para que no se pierda una sola partícula; • las actitudes de reverencia de los fieles, que comulgan en la boca y de rodillas, y acuden previamente al sacramento de la confesión en caso de hallarse en faltas graves. En cambio, en la Misa nueva, toda referencia a la presencia real queda difuminada y casi del todo eliminada, a causa del nuevo concepto de la Eucaristía como cena memorial del Señor. En efecto, si la Misa es un sacrificio, es necesario que la Víctima esté presente; mientras que, si la Misa pasa a ser una simple cena o memorial del Señor, no hace falta ninguna presencia real, y basta una presencia puramente espiritual, como la que sugieren las Nuevas normas de la Misa en su famoso nº 7, al decir que «cuando se habla de la asamblea local de la Santa Iglesia, es eminentemente válida aquella promesa de Cristo: Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos (Mt. 18 20)». Hojitas de Fe nº 328 – 2 – DEFENSA DE LA FE Fácil es probar esta atenuación y silenciamiento, con citas de las Nuevas normas de la Misa y de los comentarios que de las mismas hace el Padre Martín Patino en la edición de la Biblioteca de Autores Cristianos, 1969. 1º Cristo está presente en el seno de la Iglesia. Empecemos señalando que las nuevas rúbricas, en vez de insistir en la presencia real de Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento, hacen más bien hincapié en la presencia de Cristo en medio de los fieles, o en la Palabra, o en el sacerdote que preside la celebración. Y así nos dicen: «El sacerdote, por medio de un saludo, manifiesta a la asamblea reunida la presencia del Señor» (nº 28). «Cuando se leen en la iglesia las Sagradas Escrituras, es Dios mismo quien habla a su pueblo, y Cristo, presente en su Palabra, quien anuncia el Evangelio» (nº 9). «En las lecturas… Dios habla a su pueblo… y le ofrece el alimento espiritual; y el mismo Cristo, por su Palabra, se hace presente en medio de los fieles» (nº 33). «Los fieles… con sus aclamaciones reconocen y profesan la presencia de Cristo que les habla» (nº 35). «El presbítero que celebra… manifiesta a los fieles, en el mismo modo de comportarse y de enunciar las divinas palabras, la presencia viva de Cristo» (nº 60). No se sabe, pues, a ciencia cierta, cuál es la presencia de Cristo que se realiza en la Eucaristía, ya que parece presente en todas partes: en la Palabra, en el celebrante, en la asamblea, en la Eucaristía. El Padre Martín Patino, al comentar las Nuevas normas, apunta siempre en el mismo sentido: «Los primeros cristianos se reunían en las casas, conscientes de que la presencia de Jesús se acentuaba cuando dos o más estaban reunidos en su nombre» (p. 61). «La liturgia del rito de entrada tiene por fin descubrir la presencia de Dios en la asamblea» (p. 34). «El saludo del celebrante, el Kyrie y el Gloria actualizan la fe en la presencia del Señor en la asamblea» (p. 103). «Las otras partes presidenciales… tienen la misma finalidad de subrayar la estructura de la Iglesia como cuerpo de Cristo y la presencia del Señor en elseno de la Iglesia en oración» (p. 87). «Una conciencia más viva de la presencia del Señor en la asamblea debe animar ahora la celebración eucarística» (p. 173). Se llega hasta el punto de comparar varias veces la presencia de Cristo en la Comunión con su presencia espiritual en la Palabra; comparación ambigua, por cuanto parece sugerir que la presencia de Nuestro Señor en el Sacramento no es de un orden distinto al de su presencia en la Palabra: «La Misa consta… de dos partes: la liturgia de la Palabra y la liturgia eucarística, tan estrechamente unidas entre sí, que constituyen un solo acto de culto, ya que en la Misa se dispone la mesa, tanto de la Palabra de Dios como del Cuerpo de Cristo, en la que los fieles encuentran formación y refección» (nº 8). 2º Supresión de gestos y signos de la presencia real. No deja de sorprender también que se hayan suprimido o alterado gravemente los signos y gestos con que se expresaba espontáneamente la fe en la presencia DEFENSA DE LA FE – 3 – Hojitas de Fe nº 328 real. Y así las genuflexiones, signos expresivos más que otros de la fe católica, han desaparecido como tales. Para dar un ejemplo, aunque se ha conservado la genuflexión después de la elevación, puede comprobarse que ha perdido su significado peculiar de adoración de la presencia real de Jesucristo. En la Misa tradicional, después de las palabras de la Consagración, el sacerdote hace inmediatamente una primera genuflexión, que significa –sin ningún equívoco posible– que Cristo se halla en el altar, realmente presente, en virtud de las palabras de la Consagración que acaba de pronunciar. Después de la elevación hace una segunda genuflexión, que tiene el mismo sentido que la primera y añade la insistencia en la presencia real. En la nueva Misa, en cambio,se ha suprimido la primera genuflexión, pero se ha conservado la segunda. Y aquí está la trampa para las personas poco avezadas en las astucias del progresismo. En efecto, esta segunda genuflexión, separada de la primera, puede ahora ser interpretada en sentido protestante, ya que, aunque el protestante no admite la presencia física y real de Cristo en la Eucaristía, sí reconoce una cierta presencia espiritual del Señor, debida a la fe de los creyentes allí presentes. Así, en la Misa nueva, el celebrante no adora en primer lugar la Hostia que acaba de consagrar, sino que la eleva y la presenta a la asamblea de los fieles, para que éstos con su fe hagan espiritualmente presente a Cristo; sólo luego se arrodilla y adora. Esto lo puede aceptar cualquier protestante, interpretándolo de una presencia de Cristo puramente espiritual. El rito exterior se adapta así a la fe de cada uno y tiene, por lo tanto, un significado equívoco. Puede acomodarse a una fe exclusivamente subjetiva, aun negando el dogma católico de la presencia real. Es evidente que un rito semejante ya no es la expresión clara de la fe católica. En el mismo sentido cabe señalar: • la reducción de las genuflexiones a tres: «después de la elevación de la hostia, después de la elevación del cáliz, y antes de la comunión» (nº 233), mientras que en la Misa tradicional el sacerdote hace genuflexión antes y después de manipular la sagrada Forma, porque en ella está Cristo;• y la disminución de lasincensaciones, que sólo se hacen «en la procesión de entrada, al inicio de la Misa para incensar el altar, en la proclamación del Evangelio y en el ofertorio para incensar las ofrendas» (nº 235), pero no ya en el momento augusto de la elevación, para incensar a Nuestro Señor, como señal inequívoca de su presencia real. 3º Alteraciones del rito que disminuyen el respeto y adoración debidos a la presencia real. Hay otras alteraciones del rito tradicional que, aunque sean menos graves que las mencionadas, afectan sin embargo al corazón mismo de la Misa y apuntan todas en una misma dirección, esto es, a disminuir el respeto debido a la sagrada presencia de Jesucristo. En este orden deben mencionarse las siguientes supresiones que, tomadas aisladamente, parecen carecer de importancia, pero que, consideradas en su conjunto, indican el espíritu que inspira estas reformas. Se han suprimido: Hojitas de Fe nº 328 – 4 – DEFENSA DE LA FE • la purificación de los dedos del sacerdote sobre y dentro del cáliz; • la obligación del sacerdote de mantener juntos los dedos que han tocado la Hostia, después de la Consagración, para evitar cualquier contacto profano; • la palia que protegía el cáliz, para preservar la preciosísima sangre de cualquier insecto o impureza; • el dorado obligatorio del interior de los vasos sagrados, que deben contener a Nuestro Señor Sacramentado; • la consagración del altar, si éste era fijo, por ser clara y expresa figura deCristo;•la piedra sagrada con lasreliquias de los mártires en el altar, si éste era fijo, y también en el ara, si el altar era móvil; • los manteles del altar –cuyo número ha sido reducido de tres a uno–, para que puedan absorber la preciosísima sangre si viene a derramarse el cáliz; • las prescripciones para purificar el lugar en que hubiese caído por accidente una Hostia consagrada. Todos estos requisitos de la Iglesia estaban inspirados en la grandísima reverencia debida a la presencia real de Nuestro Señor, y su supresión lleva a disminuir y perder el respeto y la noción de la presencia real de Jesucristo. Añádanse a estas supresiones otras actitudes que apuntan en el mismo sentido, aprobadas por todas las Conferencias episcopales, y que prácticamente han sido impuestas a los fieles: • la comunión de pie y con frecuencia en la mano; • la acción de gracias, muy breve por cierto, que se invita a hacer sentados; • la postura de pie después de la consagración. Todas estas alteraciones, agravadas aún por el alejamiento del Sagrario, frecuentemente relegado a un rincón del santuario –«el altar no es un soporte para elsagrario,sino la mesa del convite eucarístico», explica el Padre Martín Patino (p. 256)–, van dirigidas en un mismo sentido: poner «en retirada» el dogma de la presencia real. Conclusión. No puede negarse que muchísimos fieles siguen creyendo en la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo en la Eucaristía; pero tampoco puede negarse que, después del Concilio, un vendaval de descreimiento en la presencia real ha cundido en la Iglesia. Son indicios o manifestaciones de ello: • el número cada vez más elevado de sacerdotes que ya no creen en la presencia real, reduciéndola a un puro símbolo o entendiéndola como la presencia espiritual de Cristo entre los suyos; • las celebraciones conjuntas de los católicos con luteranos u otras sectas protestantes; • la «hospitalidad eucarística», porla que los católicos administran la comunión a protestantes –que no creen en la presencia real– y la reciben de pastores protestantes; • la profanación de las iglesias, convertidas ocasionalmente en salas de concierto o de exposición, o en comedores para pobres. Pues bien, a este descreimiento no se le puede señalar otra causa que la Misa nueva y el silenciamiento1de la presencia real en sus ritos y rúbricas.

FUENTE: FSSPX





martes, 19 de octubre de 2021

EL NEOCONSERVADOR LIBERAL NO ES CATÓLICO EN CUANTO AL EJERCICIO

 EL NEOCONSERVADOR LIBERAL NO ES CATÓLICO EN CUANTO AL EJERCICIO

El neomodernista-neoteólogo de cierta radicalización, aquel que tiene cierta agudeza todavía en su consciencia, con el paso del tiempo y la observación de la realidad padece una profunda tensión interna porque se da cuenta que su teología no cierra; percibe oscuramente que hay gravísimos errores de fondo.
Trata de aliviar esa tensión volviéndose mas conservador; volviendo tímidamente en algunos puntos a la moral católica y la ley natural. E incluso trata de mirar con mayor consideración y respeto la piedad católica tradicional.
Pero es inútil. Es inútil.
Porque sigue aferrado a las premisas de la Revolución; a la concepción subjetivista idealista, a la autonomía total o casi total de las realidades temporales sociopolíticas y su desvinculación del Reino sociopolítico de Cristo; al núcleo de libertad negativa y autodeterminativa liberal; a la necesidad de una adaptación profunda de la Iglesia y la Religión Católica al mundo.
La tensión y la contradicción de fondo permanecen, disimuladas como una gangrena bajo una capa de pomadita calmante...
No sirve. El neoconservadurismo liberal no sirve: es solo un paleativo que enmascara síntomas a corto plazo mientras la enfermedad grave de fondo avanza, implacable.
Por otro lado es inconmensurablemente dañino para la iglesia, para los demás.
La mayoría que no cuenta con un agudo discernimiento nota que su modernismo se ha mitigado, y concluyen -erróneamente- que se ha vuelto católico tradicional.
Craso error!!!
Repitámoslo: Sigue aferrado a las Premisas de la Revolución Antricristiana: el subjetivismo nominalista, la concepción errónea de la libertad negativa del hombre, la "autodeterminación"; el liberalismo de tercer grado con la expulsión de Cristo de la vida pública, visto esto como un adelanto moderador del antiguo fanatismo integrista.
Es inútil: la Mentira, la Herejía, siguen teniendo preso ese espíritu que muestra un obstinado amor a sus cadenas.
No se confundan!! No es bueno!!! No lo tomen como modelo ni ejemplo a seguir. Solo como ejemplo de lo que NO se debe hacer.
Es alguien que trata de poner una capa de piedad a los peores y mas nefandos errores ya condenados hasta la saciedad.
Es decir, prácticamente se podría decir que está peor que cuando empezó. Porque en su nefasto, pero espontáneo y candoroso primer modernismo radical no engañaba a ningún católico en serio; y ahora es tomado como Tradicional, cuando en realidad es un conservador liberal que sigue aferrado a su contradicción de fondo: la pretensión de casar a Cristo con la Revolución anticristiana.



miércoles, 6 de octubre de 2021

PEDRO, EL PREDILECTO DE DIOS Y DEL DIABLO

 El Elegido de Dios es, también, elegido por el Diablo para probarlo.


¡Simón, Simón! Mira que Satanás te ha pedido para zarandearte como se hace con el trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos. Avisó con seriedad marcada Cristo a Pedro en la Última Cena. (Lc 22 31-32)

Se suelen cargar las tintas excesivamente sobre la cobardía de la negación de Pedro a Cristo en su Pasión. Ciértamente Simón cayó grávemente. La gazmoñería parece no perdonarle a Simón esto. Por eso el nombre Pedro quizás es menos popular durante toda la historia de la Iglesia, que Juan y Pablo.

Pero hay que tener en cuenta algunos puntos que pasan desapercibidos para la mayoría. Simón era enérgico y sánamente audaz confiado en Cristo, según lo permitía su humanidad todavía carnal. Pidió a Cristo caminar sobre las aguas para encontrarse con Él cuando se acercaba sobre el mar a la barca donde ellos estaban, y le fue concedido por Cristo. Audacia convalidada; aunque después la humana flaqueza lo hizo dudar y comenzó a hundirse. La mano del Señor y su serena pero firme reprimenda le dió final feliz a la osadía de Simón: Hombre de poca fe! porqué dudaste?! Simón había sido elegido por Cristo para Piedra basal de la Iglesia, cuando en Cesárea de Filipo lo reconoció inspirado por el Espíritu como el Mesías, el Hijo de Dios Vivo. Lo llamó a la resurrección de una niña, junto con Juan y Santiago. Lo llamó a la Transfiguración, junto también con los Bonaerges; lo llamó a velar con Él en su terrible oración en el Huerto, otra vez junto a los hijos de Zebedeo. Pedro fue la voz inspirada de todos los apóstoles en varias ocasiones. Maestro, a quien iríamos? Tu tienes palabras de vida eterna! Y luego, después de la Resurrección el Señor Resucitado sostiene con él un diálogo impresionante y conmovedor. Uno de los pasajes mas asombrosos y conmocionantes de la Escritura. El Dios eterno parece mendigar una declaración de amor de aquel rudo y sanguíneo, vehemente pescador galileo. Simón, me amas mas que estos? Esta pregunta es además una afirmación: Simón lo ama mas que los demás; de boca del mismo Cristo. El Discípulo Amado, Juan, lo amaba mucho también. Juan se sabía muy amado. Que él mismo se llamara El Discípulo Amado, no implica que él quisiera decir que era mas amado que Pedro. Este pasaje deja para nosotros claro este tema. El tema de los preferidos de Dios y el mito de la "igualdad" es para otro escrito.

El amor que le tenía a Cristo, y el impulso colérico, muy humano de Pedro lo llevó a proferir bravuconadas como aquella de Yo daré mi vida por tí!!! que después de su negación, finalmente cumplió con la Gracia de Dios. Pedro antes de recibir el Espíritu Santo en Pentecostés ya barruntaba borrósamente, en una intuición fenomenal, su altísimo destino.

Vale la pena aclarar, que efectivamente, Simón estaba dispuesto a dar la vida por Cristo y no era un cobarde. En el Huerto desenvainó su espada y estaba dispuesto a pelear y morir contra una tropa muy superior. Esto no se suele tener en cuenta por la mojigatería pacifista y light; e incluso por la piedad común dentro de la Iglesia. Pero Cristo si lo tiene en cuenta. Gracias a Dios, Él es como Es, y Es lo que Es. Pero la naturaleza de la situación, la necesidad de hacer la voluntad del Padre y despojarse completamente en su Kenosis por Cristo, no fue comprendida por Pedro, que a la orden del Maestro de envainar nuevamente la espada, ya no supo que hacer humanamente y huyó. También huyeron los demás -Discípulo amado incluído- sin ni siquiera esgrimir ninguna espada.

Donde Dios pone algo, está el Diablo para tratar de arrebatarlo. Por eso, Pedro, el Elegido entre los demás Apóstoles, fue también el Elegido del Diablo.

¡Simón, Simón! Mira que Satanás te ha pedido para zarandearte como se hace con el trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.

Esa puesta en juego de toda la tentación posible por parte de Satanás -según lo permitido por Dios- para hundir y hacer caer a Pedro explica su claudicación en el episodio de las tres negaciones, y manifiesta los fuertes atenuantes. No era algo natural entregarse de la manera que Cristo lo hizo; y de la misma manera, reconocer que era discípulo y entregarse mánsamente a los sumos sacerdotes sin pelea. Pedro aún no había recibido el Espíritu, y era demasiado humano. Pero Cristo ya le había profetizado también su conversión y perdón y su posterior confirmación a los demás apóstoles.

Luego de convertido y recibido el Espíritu en Pentecostés, hizo portentosos milagros y dió discursos inspirados que son una obra de arte de facundia y teología, por los cuales se convirtieron miles de hombres en minutos. Evangelizó Roma y finalmente dió su vida por Cristo, como lo había prometido humanamente aquella noche en la Última Cena: yo daré mi vida por tí!, pero lo hizo por la Gracia de Dios.

En su última bravuconada, el impetuoso y vehemente Simón Pedro, pidió a sus verdugos rumbo a la cruz donde debía dar gloria a Dios, ser crucificado cabeza abajo, para no tener la dignidad de morir como su Amado Maestro. No podía con su genio....

Esto nos enseña entonces, que los elegidos predilectos de Dios sufrirán también la mayor presión del Enemigo. Las caídas de David son también otro ejemplo.

Pero la Gracia y la elección de Dios triunfan, y el que cae se arrepiente, se humilla, pide perdón y es levantado con ventaja por el Señor.

Que esto nos sirva de enseñanza y quizás también de consuelo, si llegáramos a ser uno de esos grandes predilectos...y si no, que es lo mas probable, también.








BERGOGLIO MASÓN? Puede ser. Pero también, JUAN XXIII Masón. Y también, todos los Papas conciliares, herejes materiales y Perjuros, excomulgados ipso facto latae sententiae por elogiar públicamente a Lutero y su Doctrina.

 Me han preguntado si creo que Bergoglio puede ser masón. Que respondo? que es muy probable. Su discurso y su praxis avalan eso.

Pero también Juan XXIII era masón; su discurso, su praxis también lo probaban, y la Masonería incluso.
Porqué los acepto como Papas a ambos?
Porque la Iglesia en un juicio interno debe probar que fueron o son masones.
Ningún grupo, secta o individuos puede digitar Papas y antipapas como si deshojara una margarita, una vez que un Papa fue aceptado en su elección sin juicios internos por el Obispado y el Colegio Cardenalicio. En ese caso su elección queda blindada; salvo que un juicio interno futuro declare lo contrario, si es que fuera posible eso.
Imagínense que el solo "testimonio" de un Obispo o Cardenal que acusara de conspiración bastara para voltear a un Papa recién elegido. Ningún Papa duraría ni quince días. La Iglesia no podría subsistir en el tiempo de esa manera.
Reiteremos, NADIE puede barajar Papas y antipapas como si deshojara una margarita una vez que fue elegido sin impugnaciones ni juicios internos.
Les digo amistósamente: Sedevacas y neocones benevacas (si es que queda alguno en mi muro), abstenerse de comentar.
OBJECIÓN TORPE: Quien va impugnar la elección de un Papa conspirador modernista cuando el Colegio Cardenalicio y los Obispos son todos modernistas y puestos por la conspiración de la infiltración.
RESPUESTA: Torpe! la Doctrina y la sana Ley no prescriben porque en un momento no haya nadie que las aplique; están mas allá de las vicisitudes y limitaciones prácticas humanas de un momento. Dios se encargará de eso cuando lo considere necesario.
NOTA PARA NEOCONES BENEVACAS: Apliquen el mismo rasero que aplican a Bergoglio a los anteriores después de Pío XII y no queda uno en pié.
Recordemos que TODOS los Papas conciliares anteriores a Bergoglio son PERJUROS. HICIERON EL JURAMENTO ANTIMODERNISTA Y SE CAGARON EN ÉL. Llevaron a cabo un "magisterio" modernista, liberal y protestantizante, acorde con el II Concilio, sus textos y su Reforma Litúrgica. Fueron neoteólogos, y por lo tanto herejes materiales ANTES DE SER PAPAS. Vean la "Introducción al Cristianismo" de Ratzinger, o el "Retiro Espiritual" que Karon Wojtyla le dió a Pablo VI en los setenta: Modernismo desenfrenado. Y mejor no hablemos de la "Producción" post conciliar de estos "magnos" y "katejones"...
Por otro lado: hay una excomunión ipso facto latae sententiae para cualquier clérigo que elogiara públicamente a Lutero y su Doctrina, LO CUAL HICIERON MAGNOS Y KATEJONES. Pero ese tipo de excomuniones son difíciles, o imposibles, de reglamentar y aplicar a un Papa. Piensen.
Utilicen la Doctrina, la Historia, la Razón y el sentido común, y las vísceras déjenlas para lo último.




lunes, 4 de octubre de 2021

LA ANIQUILACIÓN MODERNISTA DE SAN FRANCISCO

 LA ANIQUILACIÓN MODERNISTA DE SAN FRANCISCO

En el proceso de cretinización modernista y liberal, la ejemplaridad de la santidad sufrió un ataque devastador.
Se ha amputado el ascetismo, la austeridad, el impulso sobrenatural y trascendente de los Santos, y su generosa entrega como holocausto para Cristo y su Iglesia- como por otra parte lo debe hacer todo católico y no solo los místicos en el Ofertorio de la Misa Católica. Se ha aplastado a los Santos contra la inmanencia y la chatura cotidiana....se los ha "aterrizado", y banalizado...
Ya hablamos de la degradación que se hizo de Santa Teresita, reducida a una niñita tonta y enfermiza, inepta y pueril.
San Francisco fue, además de San Juan Bosco, San Antonio de Padua y otros, el mas atacado. El poverello, -en el verdadero sentido católico- estigmatizado sangrante de Asís, asceta, austero y severamente penitente, místico ya trasvasado al plano sobrenatural -pero tremendamente eficaz como transformador del mundo- fue convertido en un estúpido pacifista hippie ecológico desvirilizado, políticamente correcto que profiere frases de autoayuda y defiende el atroz Sínodo Amazónico y la teoría del Calentamiento Global....
Desechemos las aguas servidas de la invasión y degradación modernista-liberal y volvamos a las aguas prístinas de la Tradición Católica a buscar los ejemplos sanos, viriles, santos, que realmente nos van a servir para nuestra salvación.



DE LA PRESUNCIÓN Y EL OPTIMISMO HISTÓRICO FALSAMENTE CATÓLICOS

  Cuando ocurre una manifestación sobrenatural que produce una revelación privada -y estamos hablando de aprobación sobrenatural por la Igle...