martes, 30 de junio de 2020

CONMEMORACIÓN DE SAN PABLO, APÓSTOL

30 de junio
LA CONMEMORACIÓN DE SAN PABLO
El Año Litúrgico, Dom Prospero Gueranger


Como la Misa y el oficio del 29 de junio están consagrados de manera principal a San Pedro, al día siguiente se hace una conmemoración especial de San Pablo.


Los griegos unen hoy en una misma solemnidad el recuerdo de los ilustres santos, los doce Apóstoles, dignos de toda alabanza Roma, ocupada ayer completamente por el triunfo que el Vicario de Jesucristo alcazaba dentro de sus muros, ve hoy al sucesor de Pedro acudir con su noble corte a tributar al Doctor de las naciones, el homenaje agradecido de la Urbe y del mundo. Unámonos con el pensamiento al ñel pueblo romano que acompaña al Pontífice y hace resonar con sus cánticos de victoria la espléndida Basílica de la Vía Ostiense.
CONVERSIÓN. — El veinticinco de Enero, vimos al Niño-Jesús conducir a su pesebre, domado y abatido al lobo de Benjamín, que en la mañana de su fogosa juventud, había llenado de lágrimas y sangre a la Iglesia de Dios. Había llegado la tarde, como lo había previsto Jacob, en que Saulo el perseguidor iba a aumentar la grey y alimentar el rebaño con el alimento de su doctrina celestial, más que todos sus predecesores en Cristo.
VISITA A "PEDRO". — Por un privilegio que no ha tenido igual, el Salvador, sentado ya a la derecha del Padre en los cielos, se dignó instruir directamente a este neófito, para que un día fuese del número de sus Apóstoles; pero, como los caminos del Señor no son nunca opuestos entre sí, esta creación de un nuevo Apóstol no podía contradecir a la constitución divina dada a la Iglesia cristiana por el Hijo de Dios. Pablo, al salir de las contemplaciones sublimes, durante las cuales fué infundido en su alma el dogma cristiano, debió volver hacia el año 39 a Jerusalén para "ver a Pedro", como dijo él mismo a sus discípulos de Galacia. Según expresión de Bossuet, debió "comunicar su propio Evangelio con el del príncipe de los Apóstoles'". Admitido en seguida a predicar el Evangelio, le vemos en el libro de los Hechos, junto con Bernabé, presentarse en Antioquía después de la conversión de Cornelio y de la apertura de la Iglesia a los gentiles. Después de la prisión de Pedro en Jerusalén, un aviso del cielo manifiesta a los ministros de las cosas santas que presidían la Iglesia de Antioquía, que ha llegado el momento de imponer las manos a los dos misioneros, y de conferirles el carácter sagrado de la ordenación (año 45).
PRIMERA EXCURSIÓN APOSTÓLICA A CHIPRE.— A partir de este momento, Pablo se agranda con toda la dignidad de un Apóstol y se le juzga preparado para la misión a que había sido destinado. De pronto, en el relato de S. Lucas, Bernabé desaparece y no desempeña sino un papel secundario. El nuevo Apóstol tiene sus discípulos propios y emprende, desde ahora como jefe, una serie de peregrinaciones jalonadas por otras tantas conquistas. Su primer paso lo da en Chipre, y allí firma con la antigua Roma una alianza que es como la hermana de la que había contraído Pedro en Cesarea. En el año 45, cuando llegó Pablo a Chipre, la isla tenía por procónsul a Sergio Paulo, recomendable por sus antepasados, pero más digno de estima por la sabiduría de su gobierno. Deseó oir a Pablo y Bernabé. Un milagro de Pablo, obrado ante sus ojos, le convenció de la verdad de la enseñanza de los dos Apóstoles, y la Iglesia cristiana recibió este día en su seno, un nuevo heredero del nombre y de la gloria de las más ilustres familias romanas. Un cambio tuvo lugar en este momento: el patricio romano fué libertado del yugo de la gentilidad por el judío, y en pago, el judío, que hasta entonces se llamaba Saulo, recibió y adoptó en adelante el nombre de Paulo o Pablo, como trofeo digno del Apóstol de los gentiles.
CONCILIO DE JERUSALÉN. — De Chipre, Pablo recorrió sucesivamente Cilicia, Panfllia, Pisidia y Licaonia. Por todas partes evangeliza, y por todas partes funda comunidades de cristianos. Vuelve en seguida a Antioquia en el año 49, y encuentra revuelta la Iglesia de esta ciudad. Un partido de los judíos salidos de las filas de los fariseos, consentía en la admisión de los gentiles en la Iglesia, pero solamente con la condición de que se sujetasen a las prácticas mosaicas, es decir, a la circuncisión, a la distinción de alimentos, etc. Los cristianos salidos de la gentilidad rehusaban esta servidumbre a la que Pedro no les había obligado, y la controversia se hizo tan viva, que Pablo juzgó necesario emprender el viaje a Jerusalén, a donde Pedro acababa de llegar huyendo de Roma. Partió, pues, con Bernabé, llevando la cuestión para que la resolviesen los representantes de la ley nueva reunidos en la ciudad de David. Además de Santiago, que residía habitualmente en Jerusalén como Obispo, Pedro, como ya hemos dicho, y Juan representaron allí a todo el colegio Apostólico en esta ocasión. Se formuló un decreto por el que se anulaba todo lo que se pretendía exigir de los gentiles respecto a los ritos judaicos, y esta disposición se tomó en nombre y bajo la inspiración del Espíritu Santo. En esta reunión de Jerusalén fué cuando los tres grandes Apóstoles acogieron a Pablo como especialmente destinado a la evangelización de los gentiles. Recibió de parte de los que él llama las columnas, una confirmación de este apostolado sobreañadido al de los doce. Por este ministerio extraordinario, que surgía en favor de los que habían sido llamados los últimos, el cristianismo afirmaba definitivamente su independencia del judaismo, y la gentilidad iba a entrar en masa en la Iglesia.
SEGUNDA EXCURSIÓN APOSTÓLICA ( 4 9 - 5 4 ) . — Pablo volvió a emprender sus excursiones apostólicas por las provincias que ya había evangelizado, para afianzar las Iglesias. De allí, atravesando Frigia, pasó a Macedonia, se detuvo un momento en Atenas, desde donde partió a Corinto, y aquí permaneció año y medio. A su partida, dejaba en esta ciudad una Iglesia floreciente, no sin haber excitado contra él el furor de los judíos. De Corinto, Pablo fué a Efeso, donde permaneció más de dos años. Convirtió aqui tantos gentiles, que el culto de Diana disminuyó notablemente. Levantóse una revuelta violenta, y Pablo, juzgó que había llegado el momento de salir de Efeso. Durante su estancia en esta ciudad, reveló a sus discípulos el pensamiento que le preocupaba desde hacía tiempo: "Es necesario, les dijo, que yo visite Roma." La capital de la gentilidad reclamaba al Apóstol de los gentiles.
EPÍSTOLA A LOS ROMANOS. — El crecimiento rápido del cristianismo en la capital del Imperio, mostraba, de una manera más palpable que en otras partes, los dos elementos heterogéneos de que estaba formada la Iglesia de entonces. La unidad de fe reunía en un mismo aprisco a los antiguos judíos y a los antiguos paganos. Se encontraron algunos entre ambas razas, que, olvidando muy pronto que su vocación común habla sido gratuita, menospreciaban a sus hermanos, considerándolos menos dignos que ellos del bautismo, que los hacía a todos iguales en Cristo. Algunos judíos menospreciaban a los gentiles, recordando el politeísmo que había mancillado su vida, con todos los vicios que lleva consigo. Algunos gentiles miraban despectivamente a los judíos, como descendientes de un pueblo ingrato y ciego, que, abusando de los dones que Dios les habla prodigado, no hizo sino crucificar al Mesías.
En el año 57, Pablo, que conoció estas discusiones, se aprovechó de su segunda estancia en Corinto para escribir a los fieles de la Iglesia romana la célebre Epístola, en la que trata de probar que el don de la fe se concede gratuitamente, siendo Judíos y Gentiles indignos de la adopción divina, y no habiendo sido llamados sino por pura misericordia; Judíos y Gentiles, olvidando su pasado, debían abrazarse fraternalmente en una misma fe y testimoniar su agradecimiento a Dios, que se les había anticipado con su gracia a unos y a otros. Su reconocida cualidad de Apóstol daba a Pablo derecho a intervenir de esta manera en el seno mismo de una cristiandad que no habla fundado.
ULTIMO VIAJE A JERUSALÉN. — Mientras aguardaba el tiempo en que podría contemplar con sus ojos la Iglesia reina que Pedro había fundado, el Apóstol quiso cumplir una vez más la peregrinación a la ciudad de David. Pero la rabia de los judíos de Jerusalén llegó en esta ocasión hasta el último exceso. Su orgullo odiaba sobre todo a este antiguo discípulo de Gamaliel, a este cómplice del asesinato de Esteban, que ahora convidaba a los gentiles a unirse con los hijos de Abraham bajo la ley de Jesús de Nazaret. El tribuno Lisias le arrancó de las manos de estos furiosos que iban a hacerle pedazos. La noche siguiente, Cristo se apareció a Pablo y le dijo: "Sé firme; porque el testimonio que das en este momento de mí en Jerusalén, lo darás en Roma."
ESTANCIA EN ROMA. — Después de una cautividad en Cesarea de más de dos años, Pablo, habiendo apelado al emperador, llegó a Italia a principio del año 61. Por fin el Apóstol de los gentiles entraba en Roma. No le rodeaba el cortejo de un triunfador; era un humilde prisionero judio, a quien se conducía al lugar en que se amontonaban los que apelaban al César. Pero Pablo era el judío aquel a quien el mismo Cristo había conquistado en el camino de Damasco; se presentaba con el nombre romano de Pablo, y este nombre no era un latrocinio en aquel que, después de Pedro, sería la segunda gloria de Roma, y la segunda prenda de su inmortalidad. No llevaba consigo, como Pedro, la primacía que Cristo había confiado a uno solo; pero venía a comunicar al centro mismo de la evangelización de los gentiles la delegación divina que había recibido en favor de éstos. Pablo no tendría sucesor en su misión extraordinaria; pero el elemento que acababa de depositar en la Iglesia madre y maestra, tenia un valor tan grande, que por todos los siglos se oirá a los Pontífices romanos, herederos del poder monárquico de Pedro, evocar este recuerdo y mandar en nombre de los "bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo".
En vez de aguardar en prisión el día en que se viese su causa, Pablo tuvo la libertad de escogerse alojamiento en la ciudad, obligado solamente a estar custodiado día y noche por un soldado representante de la fuerza pública, y a quien, según era costumbre en parecidos casos, estaba atado con una cadena que le impedía huir, pero le dejaba libre en sus movimientos. El Apóstol podía continuar así predicando la palabra de Dios. Hacia el año 62, se concedió a Pablo la audiencia a la que le daba derecho la apelación que había interpuesto al César. Compareció en el pretorio, y su defensa tuvo por resultado la libertad.
ULTIMA EXCURSIÓN EVANGÉLICA. — Pablo libre, vino probablemente a España. De aquí, queriendo volver a ver Oriente, visitó de nuevo Efeso, de donde nombró Obispo a su discípulo Timoteo. Evangelizó Creta, donde dejó como pastor a Tito. Pero no abandonó para siempre esta Iglesia romana, a la que ilustró por su presencia, y acrecentó y fortificó por su predicación; habrá de volver para iluminarla con los últimos rayos de su apostolado, y teñirla de púrpura con su sangre gloriosa.
El Apóstol había terminado sus excursiones evangélicas en Oriente (66); había consolidado las Iglesias fundadas por su palabra, y las pruebas, lo mismo que las consolaciones, no faltaron en su camino. Al acercarse el invierno fué arrestado, conducido a Roma y puesto en prisión.
MARTIRIO. — Un día del año 67, quizá el 29 de Junio, Pablo, conducido a lo largo de la vía Ostiense, era seguido de un grupo de fieles incorporados a la escolta del prisionero. La sentencia dada contra él, declaraba que se le cortarla la cabeza junto a las aguas Salvias. Después de andar unas dos millas por la vía Ostiense, los soldados condujeron a Pablo por un sendero que se dirigía hacia Oriente, y en seguida llegaron al lugar indicado para el martirio del Doctor de los gentiles. Pablo se puso de rodillas y dirigió a Dios su última oración; luego aguardó el golpe. Un soldado blandió su espada y la cabeza del Apóstol, separada del cuerpo, dió tres saltos en el suelo. Tres fuentes manaron inmediatamente en los lugares tocados por ella. Esta es la tradición conservada del lugar del martirio, en el que hay tres fuentes, y sobre cada una se levanta un altar.
EL APÓSTOL DE LOS GENTILES. — Ayer, oh Pablo, se consumó tu obra; habiéndolo dado todo, te diste por añadidura a ti mismo. La espada, al cortar tu cabeza, completa, como lo predijiste, el triunfo de Cristo. ¡Gloria a ti, oh Apóstol, ahora y siempre! La eternidad no podrá extinguir en nosotros, las naciones, los sentimientos de gratitud. Acaba tu obra en cada uno de nosotros por estos siglos sin fin; no permitas que por deserción de ninguno de los que el Señor llamó para completar su cuerpo místico, la Iglesia se vea privada de uno solo de los acrecentamientos que podía esperar. Sostén el ánimo de todos aquellos predicadores de la palabra divina, que, con la pluma o con un título cualquiera, continúan tu obra de luz. Danos apóstoles valientes, que arrojen sin tregua de nuestra tierra las tinieblas. Prometiste permanecer con nosotros, velar siempre por el progreso de la fe en nuestras almas: haz germinar en ellas las purísimas delicias de la unión divina Cumple tu promesa. Al ir a Jesús, no retires tu palabra empeñada de aquellos que, como nosotros, no te conocieron en esta tierra. Porque a ellos en una de tus Epístolas inmortales les prometiste "consolar sus corazones, uniéndolos con el amor, infundiendo en ellos con su plenitud y sus riquezas inmensas el conocimiento del misterio de Dios-Padre y de Jesucristo, en el que se hallan escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia".

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viernes, 26 de junio de 2020

SANTOS JUAN Y PABLO, MARTIRES

(¿362? P.C.) - Aparte de su nombre y del hecho que fueron dos cristianos martirizados en Roma, la historia no nos dice nada más sobre los santos Juan y Pablo, a quienes se conmemora juntos en este día. A decir verdad, en algunos círculos se pone en duda su existencia. Esta incertidumbre se debe, en términos generales, a que en una época del siglo cuarto, las supuestas reliquias de estos santos se depositaron en una casa edificada sobre la Colina Coeli, construcción ésta que Bizancio, o su hijo San Pamaquio, amigo de San Jerónimo, transformó en una iglesia cristiana. Es posible que la basílica edificada sobre los cimientos de la vieja construcción, en el siglo quinto, haya sido dedicada originalmente a los Apóstoles San Juan y San Pablo; pero lo cierto es que la iglesia llegó a quedar completamente asociada, por tradición popular, con los dos santos mártires cuyas supuestas reliquias se conservaban ahí y cuyo culto se difundía extraordinariamente, gracias al crédito que se daba a las "actas" que se tenían por auténticas, pero que, en realidad, son espurias. Como resultado de ese culto, los nombres de los "hermanos" Juan y Pablo se insertaron en el canon de la misa, así como en la letanía de los santos; se les acordó una conmemoración con misa y oficio propios, en los sacramentales que se conocen con los nombres de Gelasianum y Gregorianum y, de ahí, pasaron a ocupar un lugar en la liturgia gala. En el Gelasianum se encuentra incluso su fiesta precedida por una vigilia y ayuno, aunque no tardaron en ser anuladas estas prácticas, debido quizá a su proximidad a los ayunos de las fiestas del Nacimiento de San Juan Bautista y los Apóstoles San Pedro y San Pablo. La fama de los dos hermanos se extendió ampliamente: entre los diversos itinerarios que siguió, desde la basílica de la Colina Coeli, durante la Edad Media, señalados por altares, capillas, inscripciones y escritos propiciados por la devoción de los peregrinos que visitaban Roma, figura uno, descubierto en la localidad inglesa de Salisbury, en la forma de una colección de manuscritos del siglo décimo. También Guillermo de Malmesbury, quien escribió durante el reinado de Esteban, hace mención de los santos y, el Concilio de Oxford, en 1222, dispuso que la conmemoración de los santos Juan y Pablo se celebrase como una fiesta de tercer orden, con la obligación para los fieles de asistir a misa antes de ir a trabajar.
Las llamadas "actas" no son más que una fábula piadosa que sostiene haber sido escrita en base a los informes de Terenciano, el capitán de la guardia que se encargó de ejecutar a los dos mártires. De acuerdo con esta historia, los hermanos Juan y Pablo eran oficiales del ejército, a quienes el emperador Constantino puso al frente de la guardia que velaba por la seguridad de su hija, Constancia. Esta les profesaba una gran estimación, y a uno de los hermanos lo nombró su acompañante, mientras que al otro le dio el cargo de mayordomo. Posteriormente, el emperador los llamó para ponerlos al servicio del general Gallicano, en una fuerza expedicionaria que se envió a la Tracia para rechazar una invasión de los escitas. Los bárbaros invasores eran enemigos formidables y, en un momento dado, parecía inminente la derrota de las fuerzas imperiales. Una de las alas de la vanguardia había quedado aislada, varios oficiales se habían rendido y, en esos momentos, los dos hermanos se aproximaron a Gallicano para asegurarle que obtendría la victoria si se comprometía a abrazar la religión cristiana. El general hizo la promesa requerida y, en seguida apareció una legión de ángeles que puso en fuga al enemigo. Mientras Constantino y sus hijos conservaron la vida, Juan y Pablo siguieron a su servicio y fueron honrados por la familia imperial; pero, en cuanto el emperador Juliano proclamó su apostasía, le demostraron su hostilidad. En consecuencia, Juliano los hizo comparecer ante su tribunal, donde se negaron rotundamente a obedecer sus órdenes de ofrecer sacrificios a los dioses y, además, proclamaron su decisión de mantenerse firmes en la fe cristiana que profesaban y su abominación por la apostasía del emperador. Se les dio un plazo de diez días para que considerasen su negativa. Al cumplirse, llegó Terenciano, capitán de la guardia imperial, con algunos de sus hombres, a la casa donde permanecían los hermanos bajo vigilancia. Ahí mismo se procedió a la ejecución, sin más testigos que los cuatro o cinco guardias presentes. Los cadáveres fueron sepultados en el jardín de la residencia sobre la Colina Coeli, pero Terenciano y sus hombres juraron guardar silencio y hacer creer que los dos cristianos habían sido enviados al exilio. La leyenda agrega que el emperador Joviano construyó la iglesia dedicada en su honor, en el mismo sitio donde se hallaba la casa.
La actual basílica de los Santos Juan y Pablo, con su fachada de estilo románico-lombardo, fue entregada por el Papa Clemente XIV a San Pablo de la Cruz y, a la fecha, está al cuidado de los pasionistas. Las excavaciones practicadas en 1887, bajo los cimientos de la basílica, revelaron la existencia de habitaciones de la antiquísima casa, con restos de frescos, algunos de los cuales pertenecen al siglo tercero.
Fr. Delehaye discute el caso de estos santos en forma muy completa, en su CMH., pp. 336-337. La pasión espuria de los mártires, se halla impresa en el Acta Sanctorum, junio, vol.VII (c/. San Galicano, 25 de junio). Véase también a P. Franchi de Cavallieri, en Studi e Testi, vol. IX, pp. 55-65 y XXVII, pp. 41-63; J. P. Kirsch, Die Rómischen Titelkirchen, pp. 26 33, 120-134, 156-158; Lanzoni, / Titoli Presbiterali di Roma antica, p. 46; Analecta Bnllandiana, vol. XI, VIII (1930), pp. 11-16; y DAC, vol. II, ce. 2382-2870, donde se hacen buenas descripciones de ln supuesta casa de Juan y Pablo en la Colina Coeli.

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jueves, 25 de junio de 2020

SAN GUILLERMO ABAD

(1203 p.c.) Guillermo nació en 1125, en Saint-Germain, Crépy-en-Valois. Fue nombrado canónigo de la colegiata de Santa Genoveva de París. En 1148, Sugerio, abad de Saint-Denis, para cumplir el deseo del papa Eugenio II, estableció a los canónigos regulares en dicha iglesia y Guillermo fue uno de los que aceptaron con más entusiasmo la austera vida regular. La fama de su santidad y disciplina canónica llegó hasta Dinamarca, ya que, hacia 1170, recibió la visita de un joven danés, llamado Saxo Grammaticus, que había de distinguirse como historiador. Saxo había ido a invitar a Guillermo, de parte del obispo Absalón o Axel de Roskilde, a restaurar la disciplina de los monasterios de su diócesis. Guillermo aceptó y empezó su tarea con los canónigos regulares de Eskilsoe, en el fiordo de Ise. El éxito coronó los esfuerzos del santo, pero no sin dificultad. Los canónigos regulares de la región no tenían reglas ni disciplina alguna y no observaban la clausura. San Guillermo tuvo que expulsar a dos de ellos, pero a base de paciencia fue logrando que los otros entrasen por el camino recto. El clima riguroso, las persecuciones de los nobles y las pruebas interiores hicieron todavía más arduo el trabajo del santo; sin embargo, en los treinta años que desempeñó el cargo, tuvo el consuelo de ver que la mayoría de sus hermanos seguían sus pasos.
Tras fundar el monasterio de Santo Tomás en Seelandia, Guillermo emprendió la reforma de otras casas religiosas. El obispo Absalón, que era ya arzobispo de Lund, le sostuvo en todas las dificultades. En sus últimos años, el santo se vio envuelto en algunos asuntos semipolíticos y tuvo que salir de Dinamarca por un tiempo; finalmente volvió a su abadía, donde murió apaciblemente el 6 de abril de 1203. San Guillermo fue canonizado en 1224. Su fiesta se celebra en la actual diócesis de Copenhague, que sustituyó en 1952 al antiguo vicariato apostólico de Dinamarca, con ocasión del octavo centenario de la reorganización eclesiçastica llevada al cabo por Nicolás Breakspear.
San Guillermo de Eskill (a quien no hay que confundir con San Guillermo •le Himkililc, 2 de septiembre) fue canonizado en 1224. Su fiesta se celebra en la actuall diócesis de Copenhague, que sustituyó en 1952 al antiguo vicariato apostólico de Dinamarca, con ocasión del octavo centenario de la reorganización eclesiástica llevada al cabo por Nicolás Breakspear.
La biografía de Guillermo, escrita por uno de sus canónigos poco después de su muerte, se halla en Acta Sanctorum, abril, vol. I; pero es mejor la edición de C. Gertz en Vitae Sanctorum Danorum (1910). Según parece, el autor embelleció mucho los hechos. Sobre los escritos que se atribuyen a san Guillermo, ver Migne, PL., vol. CCIX, cc. 655.746. 

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lunes, 22 de junio de 2020

SAN PAULINO DE NOLA, OBISPO Y CONFESOR


22 de junio
S
AN PAULINO DE NOLA, OBISPO Y CONFESOR
Vidas de los Santos de A. Butler

 


San Paulino, cuyo nombre completo era Poncio Meropio Anicio Paulino, fue uno de los hombres más notables de su época, a quien elogian, en términos de afectuoso aprecio o de admiración, san Martín, san Sulpicio Severo, san Ambrosio, san Agustín, san Jerónimo, san Euquerio, san Gregorio de Tours, Apollinario, Cassiodoro y otros antiguos escritores. Su padre, prefecto en las Galias, poseía tierras en Italia, Aquitania y España. Paulino vino al mundo cerca de Burdeos. Desde pequeño tuvo como maestro de poesía y retórica al famoso poeta Ausonio. Guiado por tan magnífico tutor, el muchacho colmó las grandes esperanzas que habían sido puestas en él y, cuando era todavía muy joven, se hizo notar y aplaudir en la tribuna. «Todos -dice san Jerónimo- admiraban la pureza y elegancia de su dicción, la delicadeza y generosidad de sus sentimientos, la fuerza y dulzura de su estilo y la vivacidad de su imaginación».
Se le confiaron numerosos cargos públicos y, si bien no sabemos cuáles fueron, hay razones para suponer que desempeñó un alto puesto en Campania y también fue prefecto en el Nuevo Epiro. Sus deberes, cualquiera que fuesen, le mantenían en constante actividad, en viajes continuos y largos y, en el curso de su vida pública, hizo muchos amigos en Italia, las Galias y España. Se casó con una dama española llamada Terasia y, al cabo de algunos años, se retiró a sus propiedades de Aquitania para descansar y cultivar su espíritu con la lectura. Fue entonces cuando entabló relaciones consan Delfino, obispo de Burdeos, quien posteriormente convirtió y bautizó a Paulino y a su hermano. Después de su conversión, alrededor del año 390, se fue a vivir con su esposa en las tierras que poseía en España, donde nació su primer hijo, luego de varios años de espera; pero aquella criatura murió a los ocho días de nacido. Desde aquel momento, Paulino y su esposa resolvieron llevar una vida más apegada a la doctrina cristiana, con la práctica de la austeridad y la caridad y, sin más trámites, comenzaron a disponer de una parte considerable de sus muchos bienes para beneficio de los pobres. Aquella prodigalidad tuvo un resultado que, al parecer, fue una sorpresa para el matrimonio, sobre todo para Paulino. El día de Navidad, alrededor del año 393, como respuesta a una espontánea, repentina e insistente petición del pueblo, el obispo de Barcelona confirió a Paulino, en su catedral, las órdenes sacerdotales, a pesar de que ni siquiera había llegado a ser un diácono. El caso de conferir las órdenes sagradas por aclamación popular, tiene otros ejemplos: aparte del bien conocido caso de la elevación de san Ambrosio a la sede episcopal, tenemos un incidente similar que ocurrió al esposo desanta Melania la Joven (Melania y Piniano, no sólo eran contemporáneos, sino amigos personales de san Paulino y, lo mismo que él, se habían desprendido de grandes sumas de dinero para distribuirlas en limosnas).
Pero si los ciudadanos habían abrigado la esperanza de retener con ellos a Paulino, quedaron desengañados. Ya desde antes habían resuelto establecerse en Nola, una población pequeña cerca de Nápoles, donde también tenía propiedades. Tan pronto como dio a conocer sus intenciones y trató de vender sus posesiones en Aquitania, como lo había hecho con las propiedades de Terasia en España, surgieron las objeciones de los amigos y las oposiciones de los parientes. Pero no se dejó arredrar por ello y llevó a cabo sus propósitos: se trasladó a Italia, donde san Ambrosio y otros amigos le recibieron cordialmente. En cambio, en Roma tuvo una fría recepción por parte del papa san Siricio y sus clérigos, los cuales, probablemente, se hallaban resentidos por el carácter anticanónico de su ordenación. Por lo tanto, la permanencia de Paulino en Roma fue muy breve y partió hacia Nola con su esposa. Ahí estableció su residencia en una gran casa de dos pisos, fuera de los muros de la ciudad, no lejos del lugar donde se veneraba la tumba de san Félix. A pesar de sus cuantiosos donativos, aún conservaba bastantes propiedades en Italia y una fortuna considerable.
Pero de todo esto se desprendió también, poco a poco, en obras de caridad y en el patrocinio de proyectos que favoreciesen a la religión y a la Iglesia. Construyó una iglesia en la población de Fondi, dotó a Nola del acueducto que tanto necesitaba y socorrió a un ejército de pobres, deudores, vagabundos, mendigos y enfermos, muchos de los cuales, vivían prácticamente en el piso bajo de su casa. Paulino, con algunos amigos, ocupaba la planta alta donde todos llevaban una existencia dedicada a la oración y la penitencia, muy semejante a la monástica. Se supone que Terasia era el ama de llaves que atendía a todos los moradores de aquel establecimiento. Contigua a él, había una casa más pequeña, con jardín, que servía para hospedar a los visitantes. Entre los que gozaron de aquella hospitalidad, se pueden mencionar a santa Melania la Vieja y al obispo misionero san Niceto de Remesiana, quien estuvo ahí en dos ocasiones. Es muy notable el relato que se conserva en la biografía de Melania, la Joven, donde describe su llegada a Nola con su esposo y otros fieles cristianos. Cuando san Paulino fijó ahí su residencia, había ya tres pequeñas basílicas y una capilla, en torno a la tumba de san Félix, el que fuera presbítero del lugar; Paulino agregó una iglesia más, cuyos muros hizo adornar con mosaicos, el propio santo escribió, en verso, una descripción del edificio y sus ornamentos. Tres de aquellas iglesias compartían la puerta de entrada y, seguramente estaban comunicadas por el interior, de manera semejante a como se comunicaban las siete antiguas basílicas que forman la iglesia de San Esteban, en Bolonia. Cada año, en ocasión de la fiesta de San Félix, Paulino le rendía lo que él llamaba un tributo de su servicio voluntario, en la forma de un poema. Catorce o quince de esas obras se conservan todavía.
A la muerte del obispo de Nola, alrededor del año 409, san Paulino fue señalado, naturalmente, como el único indicado para ocupar el puesto vacante y, en consecuencia, se hizo cargo de la sede episcopal hasta su muerte. Fuera del dato de que gobernó con gran sabiduría y liberalidad, no tenemos otras informaciones que ilustren su carrera como pastor de almas. Una vez al año, en ocasión de la fiesta de San Pedro y San Pablo, iba de visita a Roma; pero de otra manera, nunca abandonaba Nola. En cambio, gustaba de escribir cartas y, por correspondencia, sostenía sus relaciones con todos sus amigos y con los más destacados hombres de la Iglesia en su época, especialmente con san Jerónimo y san Agustín; a este último le consultaba a menudo sobre diversas cuestiones, incluso la aclaración de ciertos pasajes oscuros de la Biblia. Precisamente, para responder a una solicitud de Paulino, escribió San Agustín su libro «Del cuidado a los muertos», en el que declara que las pompas fúnebres y otros honores ostentosos, sólo sirven de consuelo a los deudos y no al difunto. San Paulino vivió hasta el año 431, y los últimos momentos de su existencia quedaron descritos en la carta de un testigo, llamado Uranio. Tres días antes de expirar fue visitado por dos obispos, Símaco y Acindino, con los cuales celebró los divinos misterios, sin alzarse del lecho. Después se le acercó el sacerdote Postumiano para advertirle que se debían cuarenta monedas de plata por la compra de ropas para los pobres. El santo moribundo repuso, con una sonrisa que, sin duda, alguien iba a pagar la deuda de los pobres y, casi inmediatamente, llegó un mensajero portador de un donativo de cincuenta monedas de plata. El último día, a la hora de vísperas, cuando se encendían las lámparas en la iglesia, el obispo rompió su prolongado silencio y, al tiempo que levantaba una mano, musitó estas palabras: «Ya tengo preparada una lámpara para mi Cristo». Pocas horas más tarde, los que le velaban sintieron un estremecimiento bajo sus pies, como el de un ligero terremoto y, en aquel momento, san Paulino entregó su alma a Dios. Fue sepultado en la iglesia que había construido en honor de san Félix. Poco después, sus reliquias fueron trasladadas a Roma, pero, posteriormente, en 1909, fueron devueltas a Nola, por orden del santo papa Pío X.
De los escritos de san Paulino, que parecen haber sido muy numerosos, se conservan treinta y dos poemas, cincuenta y un cartas y unos cuantos fragmentos. Se le considera como el mejor poeta cristiano de su época, después de Prudencio. Su epitalamio para Julián, obispo de Ia y Eclanum, es uno de los poemas cristianos más antiguos que se conocen. No existe una biografía propiamente dicha de san Paulino, escrita en tiempos antiguos, pero en cambio contamos con la carta de Uranio para describir su muerte y con una breve nota de san Gregorio de Tours. Además, en la correspondencia del mismo Paulino y en las referencias de sus contemporáneos, encontramos una cantidad considerable de material biográfico.
Ése fue el material que se utilizó en el Acta Sanctorum, junio, vol. V. Otra fuente de información que llegó a conocerse en tiempos relativamente recientes, es la Vida de Melania la Joven, en textos griegos y latinos, que se encontrarán en la edición del cardenal Rampolla, Santa Melania Giuniore (1905). Las biografías modernas mejores son las de A. Buse, F. Lagrange y A. Baudrillart. N.ETF: La «Patrología» de Quasten-Di Bernardino, BAC 422, tomo III, pág 351ss. ofrece una noticia biográfica en algunos puntos divergente, y una bibliografía un poco más actualizada que la del Butler de y sobre el santo.

viernes, 19 de junio de 2020

LOS DISLATES DEL II CONCILIO VATICANO

Para el neomodernista liberal (todos los Papas conciliares y su corte de neoteólogos y asesores y peritos) la Tradición de la Iglesia y su Magisterio de dos milenios habían traicionado las fuentes de la Iglesia primitiva. Entonces el II Concilio, saltando por arriba de la Tradición y el Magisterio bimilenarios, e ignórándolos recuperaría las fuentes.
El resultado de esta insensata soberbia herética modernista-protestantizada (rechaza la Tradición y el Magisterio, en parte, o lo tergiversa), es que va a la Escritura con hermenéutica modernista e interpreta funcionalmente a los requerimientos de la Revolución. Ni mas ni menos eso es el II Concilio Vaticano.
Los resultados de este soberbio y loco complejo mesiánico de cambio de la Iglesia los vemos hoy: Apostasía, relativismo, destrucción de la Fe, de la Doctrina, del Culto, Idolatría obscena, sodomía y degeneración desaforadas; funcionalización absoluta al Nuevo Orden Mundial anticristiano.
(Pero luego de cierto tiempo conciliar y su praxis devastadora, -ya que el neomodernista liberal tiene una fase "moderantista"- para no admitir la ruptura, debe postular la delirante Hermenéutica de Reforma en la Continuidad. La frutilla del postre del dislate conciliar.)

CONSIDERACIONES SOBRE EL II CONCILIO VATICANO, LEFEBVRE Y LA OBEDIENCIA

LA DESOBEDIENCIA DE LEFEBVRE FUE LÍCITA Y NECESARIA POR EL BIEN DE LA IGLESIA











 CONCILIO VATICANO II, PASTORAL, NO DOGMÁTICO; ERGO, NO INFALIBLE Y NO OBLIGA A ACEPTAR NINGUNA NOVEDAD DOCTRINAL

El Concilio Vaticano II, a pesar de ser Ecuménico, no está encabezado con la Fórmula Solemne que invoca el ámbito de Infalibilidad Ex Cáthedra para definir Doctrina; no es un Concilio Dogmático, sino Pastoral, como lo han reconocido tanto Juan XXIII como Pablo VI. No tuvo intención de Definir Doctrina, sino de buscar formas de aplicar mejor la de siempre, según dijeron.  El hecho de que hayan titulado a la Constitución Gaudium et Spes y otras, como Dogmáticas no implica (por lo anterior)  que defina doctrina; es un mero título; una indicación de que trata temas referidos al Dogma. DE ESTO SE DESPRENDE QUE NO ES INFALIBLE Y QUE SOLO SE DEBE ACEPTAR OBLIGATORIAMENTE LA DOCTRINA QUE VENÍA DE ANTES. 
<<Dado el carácter pastoral del Concilio, este evitó proclamar de manera extraordinaria Dogmas investidos de la nota de infalibilidad.>> Pablo VI, 12 de Enero de 1966.


 PERO DE FACTO, SI SE CAMBIA DOCTRINA

A pesar de declararse solemnemente que no se intentaba cambiar ni definir Doctrina, de hecho, SE CAMBIA DOCTRINA EN CUATRO CAMPOS IMPORTANTES:

 Ecumenismo (el verdadero ecumenismo es que todos los herejes y cismáticos vuelvan a la Fe Católica): se cambia el significado por otro que tiende al indiferentismo de hecho: se debe tratar de acordar con herejes, cismáticos y judíos, abdicando de ciertas verdades que les molestan: la principal FUERA DE LA IGLESIA CATÓLICA NO HAY SALVACIÓN. Esto no es el verdadero ecumenismo, sino un falso irenismo.

El ecumenismo (decreto Unitatis redintegratio y constitución Lumen Gentium)

14. Los tres puntos controvertidos son los siguientes.

15. Los textos de Unitatis redintegratio afirman la realidad de una comunión real, aunque imperfecta y parcial, de sociedad a sociedad, es decir entre la estructura visible de la Iglesia católica y la estructura visible de las comunidades cristianas separadas no católicas. Al contrario, la Tradición afirma que sólo algunos entre los miembros de las comunidades cristianas separadas no católicas pueden no estar en comunión pero ordenados en el Cuerpo Místico de Cristo Redentor, que es idénticamente la Iglesia de Cristo y la Iglesia católica.

16. Los textos de Lumen Gentium afirman la realidad de una presencia y de una acción de la Iglesia de Cristo fuera de la estructura visible de la Iglesia católica, en las comunidades cristianas separadas no católicas. Al contrario, la Tradición afirma sólo la realidad de una acción del Espíritu Santo fuera del Cuerpo místico del Redentor, que es idénticamente la Iglesia de Cristo y la Iglesia católica, y que esta acción tiene lugar en ciertas almas que forman parte de las comunidades cristianas separadas no católicas, pero no en esas comunidades por sí mismas.

17. Los textos de Lumen Gentium y de Unitatis redintegratio afirman que hay en las comunidades cristianas separadas no católicas elementos cuyo valor salvífico deriva de la plenitud confiada a la Iglesia de Cristo y que tienden por ellos mismos a la unidad católica y que el Espíritu Santo puede servirse de ellas como medios de salvación. Por el contrario, la Tradición afirma que los elementos que se encuentran en las comunidades cristianas separadas no católicas no tienen por ellos mismos ningún valor salvífico, y que éstos no podrían derivarse de la Iglesia católica pues en tanto que comunidades rechazan el primado de jurisdicción del Papa, en tanto que precisamente el valor salvífico de los dogmas y de los sacramentos proviene en cuanto que son dispensados según el orden querido por Cristo, es decir en dependencia de la primacía de jurisdicción de su vicario, que es el Papa, obispo de Roma y jefe de la Iglesia.

Las demás religiones
En NA se sostiene la nueva doctrina aberrante que hay elementos de santificación en las relgiones adámicas. 
 De hecho se ha pasado al Catecismo de la Iglesia Católica de Juan Pablo II, que adoramos al mismo Dios que islámicos y judíos, lo cual es una aberración, solo admiten un Dios único pero rechazando a Cristo; nunca pueden adorar a Dios verdadero pues son infieles; en el mejor de los casos lo "admiten" no mas allá del plano natural, (Catecismo de San Pío X) y en el caso de los judíos, son deicidas, han rechazado al Mesías y lo siguen rechazando. EL QUE A MÍ ME RECHAZA, RECHAZA AL QUE ME ENVIÓ, dice el Señor. Por lo tanto es obvio que los judíos no tienen el mismo Dios Padre que nosotros. Además, la Liturgia y la Tradición de los santos de siempre por casi dos mil años, los trató de Pérfidos, y de golpe en 1980 o 1990 pasan a ser “Hermanos Mayores”… Una barbaridad. También son infieles en el Catecismo de San Pío X. 
Sobre hinduísmo y budismo, podemos decir que San Pablo sostiene sobre los cultos de los gentiles que son demonios lo que adoran. Aunque estas verdades fuertes suenan inaceptables para el relativismo y la religión líquida que campea hoy en día y desde hace varias décadas.

La Verdad no cambia, es Inmutable. Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre. Cielo y tierra pasarán, mas mi Palabra no pasará, dice el Señor. La Iglesia siempre ha sabido la Inmutabilidad de la Verdad y la Revelación, pero ya se ha filtrado visiblemente, la concepción evolutiva modernista en el Magisterio conciliar. 
EL NUEVO MAGISTERIO SOBRE, POR ARRIBA DE LA REVELACIÓN: Posibilidad de que un Papa contradiga la Tradición con su Magisterio con pretensión de ser obedecido:

El Magisterio

La definición misma de Magisterio está falsificada en la práctica, ya que después del Vaticano II, los titulares del poder del Magisterio usan ese poder de forma contraproducente, ya que imponen los errores contrarios a las verdades que son objeto de ese Magisterio. Es por lo que no podemos reconocer que el Vaticano II es la expresión de un verdadero Magisterio católico. No podemos afirmar (al menos sin distinciones y restricciones) que los textos del Concilio Vaticano II estén comprendidos entre los textos del Magisterio, que sean la expresión de un Magisterio católico.

La definición de Magisterio está falsificada en teoría. La constitución Dei Verbum, en el nº 8, afirma que “lo que ha sido transmitido” progresa en la Iglesia, bajo la asistencia del Espíritu Santo; en efecto, la percepción de las realidades así como de las palabras transmitidas se acrecienta, ya bien sea por la contemplación y estudio de los creyentes que las meditan en su corazón, ya bien sea por la inteligencia interior por la que perciben las realidades espirituales, ya bien sea por la predicación de los que, con la sucesión episcopal, han recibido un carisma de verdad” . Este pasaje no hace ninguna distinción entre el papel del Magisterio y el de la Iglesia instruida. La proposición más explícita del Magisterio es, en efecto, la causa de mejor percepción de la verdad por parte de los fieles, en la contemplación o el estudio. Equiparar las dos autoriza la interpretación errónea que reduciría el Magisterio al de un canalizador de la experiencia colectiva. Y es justamente lo que sugiere muy claramente la enseñanza de Benedicto XVI (Catequesis sobre la Iglesia de 2006; Exhortación Verbum Domini) y la de Francisco (último discurso con ocasión del Sínodo, el 17 de Octubre de 2015; Evangelium gaudium, nº 119-120).

 Es falso y absolutamente contrario a toda la Tradición el pretender que “el Magisterio supremo de la Iglesia es el intérprete auténtico de los textos precedentes al Magisterio”. Hay aquí un error extremadamente grave, y es justamente el error radical del neomodernismo, error que sufrimos desde el último Concilio. El Magisterio es el órgano y el intérprete de la Revelación y está en todas las épocas de la historia y en todos los textos que produce. El Magisterio presente debe continuar interpretando no el Magisterio pasado sino la Revelación contenida en sus fuentes (Escritura y Tradición: Padres y teólogos); y por esto mismo, debe someterse a las enseñanzas del Magisterio anterior que tienen una autoridad definitiva y que ya han clarificado ciertos datos de la Revelación. El Magisterio presente no interpreta el Magisterio del pasado, interpreta los puntos de la Revelación aún no interpretados por el Magisterio anterior. Y no hace más que eventualmente retomar las enseñanzas de ese Magisterio anterior que no tienen necesidad de ser interpretadas, pero que son, como dice Pío XII en Humani generis, “la regla próxima y universal de verdad en materia de fe y costumbres” (DS 3884). Este error es extremadamente grave, ya que es el error persistente de la Santa Sede desde hace cincuenta años y que se encuentra en la raíz de todo el discurso del 22 de diciembre de 2005. Si es la palabra de hoy que hace la verdad por ella misma, porque reinterpreta sin cesar la palabra de ayer, es el Papa de hoy el que hace la verdad a su albedrío y la noción misma de Tradición católica deja de existir. Se podría hablar perfectamente, tal como lo hizo Benedicto XVI, “de una renovación en la continuidad” pero si este tipo de expresiones fáciles tranquiliza tal vez a los incondicionales del Concilio, no explica gran cosa y no alcanza a convencer a los que permanecen perplejos ante las innovaciones evidentes del Concilio. Pues nadie ha podido demostrar hasta ahora que la renovación del Vaticano II no haya roto de forma objetiva la continuidad de la Iglesia.

Es por lo que, incluso si se nos dice que la interpretación se hace “a la luz de la Tradición”, tengamos ese presupuesto por falso. Ya que la interpretación que ha tenido lugar a la luz de la Tradición es la que interpreta no el Magisterio sino la Revelación. Cuando se ve como en el nº 119 de Evangelii gaudium Francisco “interpreta” el n1 12 de Lumen Gentium (que ya es una “interpretación” del Vaticano II) se puede preguntar uno qué es lo que sinifica para la Santa Sede una mejor comprensión del depositum fidei, “ in eodem dogmate, eodem sensu eademque sententia”.

CAMBIOS EN EL CONCEPTO DE TRADICIÓN:

La fuente Tradición es cambiada a Tradición viva, con características ya no inmutables sino evolutiva y con giro hacia una unidad que se basa en la comunión de los fieles con los pastores. Lo que en realidad es la pretensión de una obediencia ciega, mas allá del contenido del derecho emitido por la autoridad. Acá.

La Nueva Misa

Reforma Litúrgica: La comisión de Liturgia que reformó la Misa estaba compuesta por protestantes y anglicanos. La idea era HACER UNA MISA COMPATIBLE CON ELLOS, POR EL ECUMENISMO (heréticamente entendido), y se hizo una Misa vaciada de contenido sacrificial, con las oraciones mas importantes de la parte del ofertorio y la Consagración, vaciada de contenido sacrificial, y con un notorio viraje antropocéntrico, naturalista, inmanentista. Se separó lo inseparable: el Tabernáculo del Altar. La Misa Católica tiene al Sacerdote frente al Altar y al Santísimo mirándolo, como primicia de la Iglesia delante de los fieles; los fieles detrás también mirando al Altar y a Dios, en una bella imagen intemporal, eterna. En la misa Novus Ordo ya el Santísimo SE HA CORRIDO A UN COSTADO, insignificante, O QUEDA A ESPALDAS DEL SACERDOTE, el cual se mira con los Fieles. Se han cambiado oraciones centrales y se las ha vaciado de contenido sacrificial, convirtiéndola en una celebración fraternal humana, natural. Se ha devastado el sentido principal de la Misa; el Teocentrismo, por el antropocentrismo que la Masonería siempre ha reclamado a la Iglesia.
La separación del Altar y el Tabernáculo está condenada con anticipación por Pío XII en Mediator Dei.
El resultado es una Misa degradada que ya no es la Católica que hizo San Pío V. EL ESTABLECIÓ PARA SIEMPRE LA MISA TRIDENTINA BAJO PENA DE ANATEMA AL QUE OSARA CAMBIARLA.
Aunque el Lex Credendi hace el Lex Orandi, a Liturgia también  hace a la Doctrina fuertemente, como puede verse con claridad. Se condicionan recíprocamente. Una litúrgia espúria malogrará la Fe.
Sobre el tema litúrgico, material profundo y mucho desarrollo y comparación: acá
Artículos mas cortos y resumidos: acá, y acá.

 Libertad Religiosa
Una cosa es ejercer la coacción desde el exterior para conducir a la gente a entrar en la vida religiosa y otra es ejercer presión para evitar que la gente profese una religión falsa. Por otra parte, hay una diferencia entre la coacción física, que es una coacción propiamente dicha (es decir, la violencia) y la coacción moral, que es una coacción impropiamente dicha (es decir, una persuasión o una disuasión).  La doctrina social de la Iglesia exige que el Estado ejerza su autoridad en favor de la verdadera religión: 1º) ejerciendo la doble coacción física y moral para impedir y disuadir la profesión del error. 2º) ejerciendo, igualmente, una cierta coacción moral para favorecer la profesión de la verdadera religión. La Iglesia condenó solamente el recurso a la coacción física para imponer la religión. El nº 2 de Dignitatis humanae contradice esta doctrina de la Iglesia precisamente en cuanto que reconoce como un derecho civil no ser impedido, por ningún poder humano, de profesar el error.
En este sistema el catolicismo, en teoría, está a la altura de las demás religiones y cosmovisiones, en PLANO DE IGUALDAD, esto en teoría, pero en la práctica resulta siempre menoscobado y perseguido por la normativa del Estado liberal, por el Sistema supranacional mundial. Hoy más que nunca. El liberalismo resulta una utopía porque hay una Dictadura mundialista anticatólica. ESTE VIRAJE CONSTITUYE LA ABDICACIÓN DEL IMPERATIVO DE INSTAURACIÓN DEL REINO SOCIOPOLÍTICO DE CRISTO, se capitula ante el liberalismo masónico: la Iglesia renuncia a establecer el Reino sociopolítico de Cristo, tal como lo mandaron siempre los Papas en un Magisterio ya consolidado y claro, el último Pío XI en Quas Primas. Esto viene del Evangelio: Vayan y hagan que todas las naciones sean mis discípulos, bautizándolos en el Nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado.
Condena anticipada de la libertad religiosa liberal proclamada en el II Concilio Vaticano, acá 


Colegialidad: Se delínea una "iglesia democrática".

 Los tres puntos litigiosos son los siguientes:

 El nº 22 Lumen Gentium afirma que el colegio episcopal (cuerpo episcopal tanto reunido como disperso) es el sujeto ordinario y permanente del poder sobre toda la Iglesia. Al contrario, la Tradición afirma que sólo el cuerpo episcopal reunido puede el sujeto solamente temporal y extraordinario de este poder.

 El nº 22 de Lumen Gentium afirma que el colegio episcopal, incluido el Papa, constituye, además del Papa considerado por separado, un segundo sujeto de poder en toda la Iglesia. Al contrario, la Tradición afirma que el cuerpo episcopal no es un segundo sujeto de este poder sino el sólo concilio ecuménico es una segunda forma de ejercicio del mismo sujeto (el Papa es el primero) del mismo poder.

El nº 22 en relación con el nº 21 de Lumen Gentium afirma que el colegio episcopal tiene otorgado su poder no por el Papa sino directamente por Cristo, por la consagración episcopal y que el consentimiento del Papa es sólo un requisito para su ejercicio. Al contrario, la Tradición afirma que el concilio ecuménico no puede ejercer su poder sino por el Papa, y que es la autoridad misma del Papa la que es otorgada al concilio y compartida temporalmente durante el concilio: éste se reúne, por tanto, no solamente “cum capite” (lo que sería el punto de vista reductor de una causa material, necesario en la integridad de la asamblea), sino mucho más que esto “sub capite” (punto de vista de una causa eficiente) e incluso “ex capite” (punto de vista de una causa formal).

La Nota praevia no resuelve todos esos problemas y deja intacta la idea de un doble sujeto del primado.

Otros puntos del capítulo III Lumen Gentium suponen graves dificultades: el nº 21 afirma la sacramentalidad del episcopado con la idea que lo sacro confiere en el acto el triple munus , no sólo el poder de orden sino el poder de jurisdicción, con el magisterio y el gobierno, lo que es contrario a la Tradición y a todo el derecho canónico. El punto de partida, la colegialidad, es del todo falso, como lo hicieron observar los padres miembros del Coetus, en el momento mismo del Concilio[i]. El cardenal Browne hizo remarcar que la idea según la que la consagración episcopal dona en el acto o en su esencia los tres poderes de orden, de magisterio y de gobierno, contradice la enseñanza del magisterio ordinario supremo de Pío XII y también se opone a la teología de santo Tomás. Monseñor Carli hizo observar que esto contradice el Derecho de la Iglesia, en lo que se refiere a la primatura de la jurisdicción del Papa, en lo que se refiere a la jurisdicción ordinaria de los obispos con sede e incluso a la ausencia de toda jurisdicción de los obispos titulares. El nº 25 da una definición colegialista de la infalibilidad del Magisterio ordinario y universal; el nº 18 antepone la prioridad del Colegio de los Apóstoles sobre san Pedro.

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 SE HA CAMBIADO DOCTRINA DE MANERA RADICAL EN ESTOS PUNTOS: Se ha introducido modernismo, liberalismo y elementos protestantizantes.
Una cosa es un desarrollo doctrinal, una explicación, explanación de una verdad que estaba implícita y en germen en el Evangelio aunque no explícita, como la Asunción de María, definida en 1950, como Dogma, bajo definición Ex Cáthedra. No estaba explícita pero concuerda y coordina con la Doctrina completa y fortalece su Unidad. Es además DOGMA.
Pero otra cosa es UNA INFRACCIÓN FRONTAL Y VISIBLE, UN CAMBIO DE 180 º EN LA DOCTRINA, COSA QUE OBVIAMENTE, NO ES CATÓLICO. LA VERDAD PUEDE DESARROLLARSE, PERO NO CAMBIARSE NI CONTRARIARSE.
PUES BIEN, EN EL II CONCILIO SE HA CAMBIADO LA DOCTRINA, SE HA CONTRARIADO EL MAGISTERIO YA CONSOLIDADO EN ESTOS  PUNTOS, LO CUAL NO ES CATÓLICO Y NO PUEDE SER ACEPTADO.
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 LA INFALIBILIDAD PAPAL SE ACOTA A LAS DEFINICIONES EX CATHEDRA ENCABEZADAS CON LA FÓRMULA RESPECTIVA, SOLEMNE,QUE EXIGE OBLIGATORIEDAD DE ACEPTACIÓN A TODA LA IGLESIA COMO VERDAD INFALIBLE, REVELADA Y PARA SIEMPRE Y CON ANATEMAS. Y el Magisterio del II Concilio nunca invocó esta instancia ni durante el Concilio en sí, ni durante los pontificados de los Papas post conciliares. ERGO: NI EL CONCILIO ES INFALIBLE, NI EL MAGISTERIO POST CONCILIAR ES INFALIBLE.
Volvemos a citar a Pablo V: <<Dado el carácter pastoral del Concilio, este evitó proclamar de manera extraordinaria Dogmas investidos de la nota de infalibilidad.>> Pablo VI, 12 de Enero de 1966.
Recordemos además que la Excomunión NO ES INFALIBLE, como ya la historia lo demuestra con el caso de San Atanasio QUE FUE EXCOMULGADO POR EL PAPA LIBERIO, y luego al poco tiempo CANONIZADO. Y es uno de los Santos iconos y emblema de la lucha contra la desviación herética. Sobre la excomunión a Lefebvre, se desarrollará el tema mas abajo. Sobre el abuso que puede hacerse y de hecho se hizo en la historia de la Excomunión, ver subtítulo del tema, acá
También tengamos en cuenta lo que dice San Pablo. SI NOSOTROS MISMOS, O UN ÁNGEL DEL CIELO LES TRAJERA OTRO EVANGELIO SEA ANATEMA.
Nosotros mismos dice, o sea un Apóstol….Está claro que el Evangelio NO CAMBIA.

CAMBIOS INACEPTABLES ANTES Y DURANTE EL PAPADO DE JUAN PABLO II
El Papado de Juan Pablo II se adhirió a todos estos cambios de doctrina inaceptables para la Iglesia: Ecumenismo, Reforma Litúrgica, Colegialidad y Libertad Religiosa. Introdujo un liberalismo laxo en el Derecho Canónico;  lo mismo hizo con el proceso de canonizaciones; dejó que arruinen completamente el ritual de exorcismos. Tocó desfavorablemente el Padre Nuestro y el Rosario. Hizo las escandalosas reuniones de Asís, rezando en pie de Igualdad con gente que ni siquiera era monoteísta. No hizo nada contra la marea de teología modernista-personalista que invadió la Iglesia, la catequesis y los Seminarios Sacerdotales. No hizo la Consagración al Corazón Inmaculado de María como lo había pedido la Virgen en Fátima, en tiempo y forma, por motivos ecuménicos, por no ofender a los Ortodoxos (¡Ay el respeto humano ecuménico!), a pesar de haberse declarado fatimista. Consignó en el Catecismo de la Iglesia Católica que los católicos adoramos al mismo Dios que musulmanes y judíos, aberración no católica que ya hemos tratado. Besó el Corán, libro que manda a matar cristianos, y por el cual murieron millones de católicos durante mil doscientos años.
Es decir, favoreció la confusión y el buenismo con el enemigo mortal del Islam, bendiciendo su libro nefasto y asesino, no hizo nada contra el modernismo que ha tergiversado la Doctrina en Seminarios y teología. Y a Lefebvre por defender la VERDADERA DOCTRINA Y CULTO, LO EXCOMULGÓ INJUSTAMENTE.



¿CUAL ES LA BASE DE LA RESISTENCIA DE LEFEBVRE?


OBEDIENCIA CATÓLICA:
 La Obediencia entonces ES CONDICIONAL. No se está obligado a obedecer a un Papa que pide obediencia en cosas que van contra Cristo. Ya lo dijo Santa Catalina  al Papa Gregorio: Su Santidad, obedecerlo a Ud, es irse al infierno. ¡Lo exhorto a que se convierta! Y era una laica. 
Sobre el Papa y la verdadera obediencia, con mas desarrollo, acá.
 El Derecho Canónico no solo hace lícita sino necesaria la desobediencia al Superior, cuando lo que se busca es la defensa de la Iglesia, su integridad, su salud.
CANON 1752: Suprema Lex, salus animorum. La Salvación de las almas es la Ley Suprema en la Iglesia. La autoridad y la obediencia deben encaminarse a ella. Esto puede justificar la desobediencia cuando la autoridad ordena en contra de esa suprema Ley.
CANON 1323 - 4 del Nuevo Código (retoma el 2205 -2 del Tradicional): NO ES PASIBLE DE PENA ALGUNA LA PERSONA QUE CUANDO VIOLÓ LA LEY O UN PRECEPTO (...) OBRÓ MOVIDO POR LA NECESIDAD O PARA EVITAR ALGÚN GRAVE INCONVENIENTE.
Esto incluso incluye la no penabilidad de alguien que subjetivamente obra buscando el bien de la Iglesia. Lefebvre tenía razones absolutamente objetivas.
Lefebvre, como católico amante de la Verdad e inmune a las modas y los vientos del mundo, se opuso a todos estos cambios doctrinales y a la Reforma Litúrgica. Discutió con Pablo VI, Juan Pablo II y con Ratzinger antes de ser Papa. Se encontró con clichés, muñecos de paja…ningún argumento serio. Lo acusaban de no adherirse al Espíritu del Concilio….de ser cismático en ciernes…de no respetar la autoridad.
La posición de resistencia de Lefebvre no tiene base en gustos personales ni posiciones sectarias ni banderías, sino que se sostiene en la Escritura, vivida por la Tradición de la Iglesia hasta 1962 e interpretada por el Magisterio. La Verdad de la Revelación chocaba a los Papas conciliares, imbuidos de la neoteología condenada por Pío XII en HG que lo impregnaba todo y que estaba conectada con el optimismo de posguerra, Yalta....Milenio de Democracia de cara al futuro de un Progreso....en fin, los vientos del mundo, del Sistema que los ingenuos buenistas progremodernistas tomaban como los Signos de Dios, desde una perspectiva de deificación histórica hegeliana. Lefebvre resistió y desobedeció parado sobre la Iglesia Católica, a los intentos de crear una nueva religión.
La indisciplina de Lefebvre fue nombrar esos Obispos, y fue excomulgado Lefebvre y sus Obispos. No es cisma, porque no impugna la autoridad papal ni ninguna de la iglesia per se, solo se opone puntualmente a ciertas doctrinas, culto y órdenes papales que van contra la Tradición. Está amparado por el Derecho Canónico, como ya mostramos.
Además, el Arzobispo Karol Wojtyla también incurrió en la desobediencia de nombrar Obispos en contra de la orden de Pablo VI, sin ninguna consecuencia. acá
Algo mas de explicación sobre la justificación de la desobediencia de Lefebvre sin incurrir en cisma: acá
 Ahora la excomunión a los obispos fue levantada por Benedicto XVI y la Misa Tridentina reivindicada como posible y buena en el Motu Propio Summo Pontificorum. AUNQUE CON CIERTOS ASPECTOS POSITIVOS, ES UN RECONOCIMIENTO DE QUE SE ACTUÓ MUY MAL, AUNQUE PARCIAL, TIBIO E INSUFICIENTE, A LA ALTURA DE UN NEOCONSERVADOR QUE TRATA DE HACER EQUILIBRIO ENTRE IGLESIA Y REVOLUCIÓN ANTICRISTIANA. La excomunión a Lefebvre sigue en pié, mas allá de su carácter absurdo y espurio.



CONCLUSIÓN


La Verdad es Inmutable, no cambia. Hubo un cambio diametral en Doctrina y culto en el II Concilio Vaticano en Doctrina y Culto. El dilema es simple: O se equivocó el II Concilio Vaticano, o se equivocó la Iglesia durante 1962 años. Esto último es un absoluto absurdo y disparate, no así la equivocación del II Concilio. Ergo, la respuesta es clara: EL II CONCILIO SE DESVIÓ. Y una vez mas, siendo un Concilio Ecuménico Pastoral, no Dogmático, solo se debe aceptar de él lo que venía de antes; la Doctrina que venía de antes. Los desarrollos que no contraríen la Doctrina consolidada. No hay otra obligación.

La indisciplina de Lefebvre no es comparable a la de Lutero; es justamente TODO LO CONTRARIO: Lutero, que cuestionó y rechazó Doctrina, culto y Sacramentos, impugnó la Autoridad del Papa en cuanto tal,y la de la Iglesia sobre la Revelación. Lefebvre actuó en defensa de todo esto, ante un proceso conciliar y un Papado que lo atacaban y disolvían. Pero jamás impugnó la autoridad papal per se. Actuó en defensa de la Iglesia, por lo cual su acto de desobediencia está justificado; máxime en un pontificado que venía errando fuera de la Doctrina Católica. Ergo: la Excomunión no tiene valor. Es un acto jurídico con valor ontológico y espiritual nulo, como la de Liberio a San Atanasio.

Hoy con los abusos desastrosos, blasfemos, payasescos que se ven la misa novus ordo en todos los lugares del mundo, vemos los frutos de la reforma litúrgica. La peŕdida de contenido católico de las homilías, reemplazadas por prédicas modernistas o autoayuda moralina, o neo marxismo pauperista. En cambio, vemos la Misa Católica límpida y pura, verdadera y la Doctrina prístina en la Misa de la FSSPX.

Si Lefebvre no hubiera nombrado esos Obispos, la Doctrina pura católica y el culto prístino de la Misa Tridentina hubieran desaparecido bajo la marea modernista. El que hoy tengamos La divina Misa Tridentina se debe a esa feliz desobediencia. Sin Culto verdadero la Iglesia misma corre riesgo de desaparecer, si no fuera porque su subsistencia está siempre bajo la mano del Señor.



POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS.


LA FSSPX ES LO REALMENTE CATÓLICO. La juridicidad en este caso no pasa de ser papel escrito sin valor ninguno en el Cielo ni en las almas de los que aman la Verdad, que siguen la Escritura, vivida por la Tradición de 1962 años e interpretada por el Magisterio.

EL II CONCILIO SE HA DESVIADO DE LA VERDAD REVELADA, DE LA ESCRITURA, DE LA TRADICIÓN Y EL MAGISTERIO, POR LO TANTO, SOLO DEBE SER ACEPTADO DE ÉL LO QUE VENÍA DE ANTES. Y la FSSPX recupera hoy, gracias a Dios, y con la bendición de la Santísima Virgen, todo el acerbo católico de casi dos milenios.
Hoy vemos confusión, apostasía, profanación, frivolidad, blasfemia, idolatría, sumisión abyecta y obscena al poder del mundo. He aquí los frutos de las doctrinas y culto a los que se opuso Monseñor Lefebvre.



DE LA PRESUNCIÓN Y EL OPTIMISMO HISTÓRICO FALSAMENTE CATÓLICOS

  Cuando ocurre una manifestación sobrenatural que produce una revelación privada -y estamos hablando de aprobación sobrenatural por la Igle...