DOMINGO II DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
II clase, verde
Gloria, Credo y prefacio de la
Santísima Trinidad.
PROEMIO LITÚRGICO
Ya el Domingo anterior se nos inculcaba la práctica de la
condescendencia y de la caridad fraterna; fruto sabrosísimo del misterio
eucarístico, llamado con razón por S. Agustín "atadura de caridad".
Hoy la liturgia nos trae el Evangelio del convite, figura del convite
eucarístico, al que todos estamos invitados por el gran Padre de familias, por
el Rey, que es Dios; todos, aun los pecadores baldados por la culpa, pues
precisamente, para enderezarlos y darles fuerzas, instituyó y preparó la divina
Sabiduría este banquete, del que nadie es excluido, si se acerca con
la debida buena voluntad, y demás disposiciones de cuerpo y alma.
En esta semana se lee en Maitines el Libro de los Reyes: el niño Samuel
ofrecido por su madre Ana al servicio de Dios en el templo aun antes de verlo
nacer. En el templo de Jerusalén servía al Señor este niño privilegiado y gran
profeta, bajo la tutela del sumo sacerdote Helf, orgulloso y débil con sus
hijos Ofni y Finees, los cuales servían también como sacerdotes en el Templo.
Estos dos sacerdotes sacrílegos apartaban para si las carnes de las víctimas
ofrecidas por los fieles, además de otros abusos abominables en que
incurrieron. Pero su padre nada de esto les echó en cara; y así le vino el
ejemplar castigo del cielo, porque el Arca de la Alianza fue robada por
los Filisteos, y en la refriega murieron Helf y sus dos hijos.
Preferían éstos las delicias sensuales a esa "gran Cena" de
que habla el Evangelio de hoy; por eso perdieron lo uno y lo otro. En cambio,
el niño Samuel encontraba todas sus delicias en las divinas consolaciones. Helí
y sus hijos "amaban su misma hambre" como dice gráficamente S.
Gregorio en la Homilía de hoy, porque hambre y no otra cosa causan los deleites
carnales, que no pueden aquietar ni saciar al hombre creado para mayores cosas,
y no para ser siervo de su cuerpo y de las bajas pasiones que bullen en él y
retozan. "Los goces corporales que prenden en nosotros vehementes
deseos antes de poseerlos, traen en seguida el hastío, por la misma indigestión
que causan al que los experimenta. Los goces espirituales, por el contrario,
provocan el desprecio antes de su posesión, pero acucian el deseo una vez
poseídos; y el que los ha gustado queda más hambriento de los mismos, cuanto
más los saborea. (Homilía, mait.). Mas ¡ay! que son muchas las almas
que corren alocadas tras los placeres mundanos, y rehusan entrar en el banquete
de la fe cristiana, en que la Iglesia las saciaría con el manjar de la doctrina
evangélica. "Gustad, y ved cuán suave es el Señor. No conoceréis su
dulzura mientras no la gustéis; pero tocad con el paladar de vuestro corazón el
alimento, para que gustando de su dulcedumbre, seáis capaces de amarla. El
hombre perdió sus delicias cuando pecó en el Paraíso, y de él salió el día que
cerró la boca al alimento de la eterna dulzura". (S. Gregorio, Mait.).
Pero gracias al Espíritu Santo, «hemos pasado de la muerte a la vida. (Ep.) Y
por eso buscamos nuestras delicias más bien junto al Tabernáculo en que está
oculto Jesús, como aquellos baldados y pobres del Evangelio, como el niño
Samuel, cuyas delicias eran morar junto a su Dios y servirle en su santuario.
Huyamos del orgullo y del apego a las cosas terrenales, para que «sólidamente
cimentados en el amor del santo nombre de Dios" (Or.), y teniendo a éste siempre
como norte supremo, nos vayamos de día en día haciendo más celestiales. (Sec.);
y así " la gracia de la comunión eucarística, recibida en el divino
banquete, acrecentará en nosotros los frutos de salvación (Posc.).
...
...
La liturgia de esta Domínica es como una continuación de la fiesta del
Corpus.
En el Introito confesamos que en Dios está nuestro más seguro refugio y
nuestro más firme apoyo; en la Colecta pedimos el temor y amor de su santo
nombre Clemente.
Son ciertamente estos efectos los más propios de un buen hijo para con
su Padre, que le cría y alimenta con su mismo Cuerpo y Sangre.
El Evangelio contiene aquella hermosa parábola con la que Jesucristo nos
fuerza y obliga a sentarnos a su mesa sagrada, bajo la amenaza de negarnos la
entrada en el cielo, y excluirnos del banquete eterno.
El Ofertorio es, lo mismo que el Gradual, una nueva demanda que el
divino socorro, fundada en sus misericordias, cuyo compendio y resumen es este
admirable Sacramento. Pidamos una y otra vez, como lo hace la Iglesia, que la
frecuentación del Sagrado misterio no sea infecunda para nuestras almas, sino
que produzca en ellas fruto de salvación cada vez más abundantes. (1)
TEXTOS DE LA SANTA MISA
Introito. Ps. 17, 19-20. - El Señor se ha
constituido mi Protector; y me ha colocado en un lugar espacioso; me ha
salvado, porque me quiso bien. – Salmo. 17, 2-3. Os amaré, Señor,
fortaleza mía. El Señor es mi defensa, mi refugio y mi libertador. Gloria
Oración.- Haced, Señor, que
siempre temamos y amemos vuestro santo Nombre; porque vuestra Providencia
jamás abandona a los que fundáis en la solidez de vuestro amor. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Epístola. 1 Juan. 3, 13-18. - Queridos hermanos:
No os sorprenda que el mundo os odie. Nosotros hemos pasado de la muerte a la
vida: lo sabemos porque amamos a los hermanos. El que no ama, permanece en la
muerte. El que odia a su hermano, es un homicida. Y sabéis que ningún homicida
lleva en si vida eterna. En esto hemos conocido el amor: en que Él dio su vida
por nosotros. También., nosotros debemos dar nuestras vidas por los hermanos.
Pero si uno tiene de qué vivir y viendo a su hermano en necesidad, le cierra
sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de
palabra y de boca, sino de verdad y con obras.
Gradual. Sal. 119, l-2.- Llamé al Señor
en la aflicción, y Él me respondió. Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.
Aleluya,
aleluya.
Sal.7,2.- Señor Dios mío, en ti he confiado: sálvame de mis perseguidores, y
líbrame. Aleluya.
Evangelio. Lucas 14 16-24. En aquel tiempo:
dijo Jesús a los fariseos esta parábola: Un hombre daba un gran banquete y
convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó a su criado para que
avisara a los convidados: Venid, ya está preparado. Y empezaron a excusarse uno
tras otro. El primero le dijo: He comprado un campo Y tengo que ir a verlo.
Dispénsame, por favor'. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a
probarlas. Dispénsame, por favor. Otro dijo: Me acabo de casar y, naturalmente,
no puedo ir. Volvió el criado y se lo contó a su amo. Entonces el dueño de la
casa, indignado, dijo a su criado: Sal corriendo a las plazas y calles de la
ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos. Y
dijo el criado: Señor, se ha hecho lo que mandaste y todavía queda sitio. Y el
amo dijo al criado: Sal por los caminos v senderos, e insísteles hasta que
entren, y se me llene la casa. Porque os digo que ninguno de aquellos
convidados probará mi banquete.
Ofertorio. Ps, 6, 5. - Señor, volveos a mí,
y librad mi alma; salvadme por vuestra gran misericordia.
Secreta.
- Purifíquenos, Señor, la ofrenda que os hemos ofrecido; y háganos
adelantar en obras dignas del Cielo. Por nuestro Señor Jesucristo...
Prefacio
de la Santísima Trinidad,.- Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación, darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios
Todopoderoso y eterno: Que con tu Único Hijo y el Espíritu Santo eres un solo
Dios, un solo Señor; no una sola persona, sino tres Personas en una sola
naturaleza. Y lo que creemos de tu gloria, porque Tú lo revelaste, lo afirmamos
también de tu Hijo, y también del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción.
De modo que al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad,
adoramos tres Personas distintas, de única naturaleza e iguales en su dignidad;
A quien alaban los Ángeles y los Arcángeles y todos los coros celestiales, que
no cesan de aclamare con una sola voz:
Comunión. Ps.12,6.- Cantaré al Señor,
que tantos bienes me ha dado; cantaré al Nombre del Altísimo Señor.
Poscomunión. - Recibidos vuestros
dones, os rogamos. Señor, que frecuentando estos haga más segura nuestra
salvación: .Por N. S. ]. C
COMENTARIO
Como es habitual,
reproduciremos el comentario del Padre Leonardo Castellani, siempre meduloso,
profundo, erudito y actual, y luego haremos consideraciones sobre puntos mas
candentes en la actualidad.
COMENTARIO
DEL PADRE CASTELLANI:
Esta es la Parábola de los Convidados (Lc XIV, 16) o sea la “Parábola de los
Excusados”, como decíamos cuándo éramos muchachos y nos leían el Evangelio traducido por Torres Amat –”el Evangelio con viruelas”, que dice un amigo mío–. Allí se dice tres veces: “Te ruego que me tangas por excusado”; en vez de traducir simplemente:
–Disculpe, amigo, hoy no puedo ir a ese banquete... –¿Por qué no? –Yo –dijo el primer Convidado– he comprado una viña y tango que ir a verla. –Yo –dijo el segundo– compré siete yuntas de bueyes y por fuerza tango que probarlos. –Yo –dijo el tercero– estoy ahora en mi luna de miel, me he casado y no puedo.
No parecen malas disculpas ésas para dejar un banquete; mas sin embargo el Señor del Banquete “se enojó” desmesuradamente: “Palabra de honor os digo que ninguno de los primeros convidados probará mi banquete...”. Tampoco parece gran castigo ése, puesto que no les interesaba el banquete, y tenían más interés en sus negocios, oficios y placeres. “¡No nos interesa probar tu Gran Banquete!”, ya estaba dicho. Y más rara todavía es la decisión que tomó el airado Convidador: hizo llenar su casa de haraposos, mendigos, inválidos y pulguientos, que hizo buscar primero en la plaza y el atrio de la Iglesia; y en una segunda tanda en cualquier parte, hasta en las tabernas: “a fin de que mi casa se llene”. Ésta es la parábola tal como está en Lucas. En Mateo está en otra forma diversa; por lo cual algunos dicen que son dos parábolas diferentes; y algunos dicen que son tres en realidad. Verdaderamente es un solo tema, el tema del llamado y la elección divinos, tratado diferentemente, de acuerdo al género simbólica oriental: más dulce y general en Lucas, más duro y actual en Mateo. El tema es: Dios convida a todos los hombres a participar del convite de la vida eterna; atención, es una cosa muy, pero muy seria, pasar por alto o despreciar esa invitación. Este tema abstracto está en la predicación de Jesucristo construido en forma de símbolo; no propiamente de comparación, alegoría o metáfora, géneros de la retórica grecolatina, no usados por los orientales. En Mateo, el Señor que convida es un Rey; los convidados se excusan también con sus negocios; pero algunos de ellos agarran a los siervos reates y los maltratan y aun los matan. El Rey manda sus ejércitos, los cuales “pasan a cuchillo a los homicidas y queman su ciudad”. No se puede imaginar más trágica terminación de una invitación de bodas. Pero hay más todavía: la sala real se llena de desechos humanos, buscados “en las encrucijadas de los caminos”: entra el Rey y se encuentra con que uno de los invitados no tiene la “vestidura nupcial”: era la boda de su hijo, y había que ir, como si dijéramos, de frac y corbata blanca. El Rey, después de increparlo, lo hace sujetar por los guardias, atarlo de pies y manos y arrojarlo a la “oscuridad de afuera”. Esta expresión “las tinieblas de allá afuera” designa en Jesucristo simplemente el Infierno, la Noche Eterna. ¡Zambomba con el Rey! Después de lo cual la parábola termina bastante inopinadamente con la frase ya conocida: “Muchos son los llamados y pocos los escogidos” cuando parece debería decir lógicamente: “Muchos son los escogidos; y uno solo el arrojado fuera.” Hemos notado otra vez que las parábolas de Cristo ostentan una especie de desmesuras o bruscas salidas del carril, que se podrían llamar humorismo si se quiere; pero que es un humorismo trascendental, exigido por su objeto: no humorismo jocoso, por cierto; aunque en algunos casos sí hay un tono chusco, como en la parábola del Mayordomo Camandulero. El objeto de ellas, el Misterio, es una cosa desmesurada, infinita. Cristo toma el material de ellas de la realidad cotidiana, de lo que veía en torno suyo, de las costumbres populares, de lo que contaba la gente, de las noticias que corrían... de la boca misma de sus oyentes. Fue carpintero, según parece, pero nunca tomó como materia sus recuerdos de joven, los instrumentos, la modera, los muebles; y la razón es que era un contemplativo y hablaba de lo que veía hic et nunc; puesto que continuamente veía lo Eterno insertándose en el Tiempo. Pero lo Eterno embutido en lo Cotidiano, le hace saltar las costuras. Cristo toma un cuentito de Reyes y de Convites como los que corrían por allí; y de repente, en el medio del cuentito, estalla el trueno; o por lo menos, se abre una interrogación; y una especie de perspectiva mística inmensa, a veces temerosa, se abre de repente detrás de las cosas triviales de la vida: como el abismo que veía a su lado Pascal cuando caminaba por la calle. Como todos los grandes artistas, no necesitaba Cristo materiales ricos para hacer su obra. Como todos los artistas populares, tomaba sus temas de la boca misma de sus oyentes. Como los payadores criollos, no cantaba a María Estuardo o a Guillermo Tell, sino a Lucía Miranda, a los indios pampas, o al “contingente”73. La parábola en Lucas simboliza más bien el llamamiento general de todos los hombres al Reino de Dios y la vida eterna, comparada a un Convite Regio: aunque con una alusión a los judíos y a la actual predicación de Cristo, en el hecho de que los principales de la ciudad declinan la invitación y ella diverge en consecuencia hacia los inferiores, incluso lo más inferior, como los mendigos y los inútiles; el hampa, “esa maldita plebe que no conoce la Ley”, como decían los Fariseos. Vosotros, que os llamáis los hombres religiosos y sabios de Israel deberíais ser los primeros en entender mi mensaje religioso; pero ¡mirad! “he aquí que los publicanos y las prostitutas os preceden en el [camino del] Reino de Dios”. En Mateo, la parábola alude claramente primero a la vocación nacional de Israel a la fe; y después a la vocación personal de todos los que ya han recibido la fe –y han entrado a la sala regia– a la caridad y la gracia santificante, que ésa es la “vestidura nupcial”. La matanza de los siervos (de los Profetas) un hecho histórico pasado y presente; y el incendio de la ciudad (la Destrucción de Jerusalén) un hecho porvenir, están unidos en el relato por un vínculo profético, y aluden claramente a la vacación primera de Israel, sustituida por la llamada a los Gentiles “los pobres y los lisiados”, aunque Mateo en realidad no dice pobres y lisiados, como Lucas, sino “buenos y malos”. Es lo mismo: para los Judíos, los Gentiles eran los malos. Estos dos hechos los vinculó explícitamente el mismo Cristo en otras dos ocasiones: cuando predijo la ruina de Jerusalén a causa de que “ha matado a los Profetas y perseguido a los Enviados”; y estaba ahora al borde de dar muerte al Profeta Máximo y al Enviado por antonomasia. ¿Quiere decir esta parábola con su terminación: “Muchos llamados, pocos escogidos” que es mayor el número de los que se condenan eternamente que los que se salvan como han concluido algunos ligeramente? Esa cuestión teológica, o mejor dicho, ociosa –y quizá temeraria– no fue resuelta por Cristo ni entraba en su mensaje. De esto no nos harán apear ni Tertuliano, ni San Cipriano, ni San Agustín, ni el P. Massillón con toda su autoridad. La prueba de que no hay que tomar literalmente ese refrán –que es verdadero en otro sentido– de “muchos son los llamados, pocos los escogidos es que literalmente es falso; pues todos y no solamente muchos son los llamados a la vida bienaventurada. Así pues, nada nos fuerza –y todo nos disuade– a tomar elegidos por salvados. En la elección divina hay muchos planos: de hecho, los que llegan a la perfección del Amor en esta vida (los elegidos por antonomasia, los santos) son poquitísimos; los que llegan a una virtud cristiana completa, son pocos; los que llegan a la profesión explícita de la fe sobrenatural y al bautismo de hecho y no sólo de deseo, no son todos ni la mayoría siquiera; y así se cumple estrictamente el dicho de Cristo. Acerca de los que se salvan al final, no conocemos los abismos de la misericordia y la potencia divinas; pero podemos suponer que Dios no va a resultar un fracaso tan colosal que la mayor parte de la Creación se la llevó el diablo para empedrar el infierno. Eso seria un fracaso notorio: Dios Padre no ha de ser tan mal alfarero y Cristo tan mal curandero que después de romperse todo para hacer “vasos de elección” y para sanar después lo que quebró el Primer Pecado, con su sangre nada menos, la mayoría resulten vasos de condenación y muertos para en eterno. En los médicos y artistas humanos eso puede suceder; en Dios parece seria indecente. La frase temerosa pues está basada en un hecho visible: que la perfección en lo humano, en cualquier orden, es una cosa rara, pues “malum ut in plurimum in natura humana”; mujeres que sean perfectamente hermosas, por ejemplo, hay pocas, pero más pocas hay que no tengan algo de hermosura, por lo menos de la beauté du diable, como llaman los franceses a la juventud. La frase común es pues una exhortación a la diligencia, a la fidelidad y al temor de Dios, lo mismo que la frase: “Mirad que son muchos los que van por el camino ancho”... Del final del camino ancho o estrecho, Cristo no reveló nada. Esa es una pregunta indiscreta. Tres ejemplos por lo menos de preguntas indiscretas tenemos en el Evangelio:
“–Señor: ¿Cuándo será el fin del mundo? –El día y la hora no la saben ni los Ángeles, ni siquiera el Hijo del Hombre” “–¿Ahora es el momento en que restaurarás el Reino de Israel, conforme predijeron los Profetas? –No es de vosotros saber los tiempos y momentos que el Padre ha reservado a su Potestad.”
“–Señor ¿y éste cómo morirá?” –le dijo San Pedro señalando a su amigo San Juan, cuando Cristo le profetizó su propia muerte en cruz. “–¿Qué te importa?” –le respondió Cristo–. “Tú sígueme a mí.”
Ahora bien, esa pregunta indiscreta se la puso a Cristo “alguien”, dice San Lucas: “–Señor ¿son pocos los que se salvan?”. Cristo respondió: “–Esforzaos en entrar por la puerta estrecha”; y después añadió una severísima amenaza a los que tenían en aquel tiempo lo que llamamos cristianismo mistongo; a los que hablaban de “la fe de nuestros podres”, pero no hacían obras dignas de la fe. “Los hijos de Abraham y de Isaac y de Jacob serán echados fuera: allí será el llanto y el rechinar de dientes: y en cambio vendrán muchísimos gentiles y se sentarán en el Reino de Dios.” Esta fue la respuesta de Cristo. ¿Respondió con esto que eran pocos los que se salvan? No. Dice San Agustín, que sí. Lo siento mucho, pero no respondió. No reveló nada acerca de ese punto. Como cosa de fe, no lo sabemos. Otro día hablaremos de las macanas que han dicho los intérpretes, incluso algunos muy grandes, por no conocer el género en que están escritos los Evangelios, el género símbolo. Queda por ahora que de este símbolo de los Convidados sólo se podría deducir en esta materia que de los que pertenecen a la Iglesia –de los que han entrado en la Sala Regia– del montón se condena uno; y de los de la ciudad deicida, los que maltrataron y mataron a los profetas, sufrieron un castigo temporal, pues su ciudad fue incendiado y ellos dispersados; y solamente los “ingratos homicidas” fueron pesados a cuchillo: es decir, los culpables de un horrible pecado personal, no colectivo. (Hasta acá Castellani) (2) Nota mía, al final.
( NOTAS del Padre Castellani: (73): El autor se refiere al cuerpo militar que en el siglo pasado se reclutaba en el Ejército argentino para luchar contra los indios [N. del E.]. -FIN DE NOTA)
ALGUNAS
CITAS DE LOS SANTOS PADRES SOBRE EL EVANGELIO DE HOY
Apego a los bienes terrestres
San Ambrosio
Así, pues, se prescribe al varón de la milicia santa que menosprecie los
bienes de la tierra. Porque el que atendiendo a cosas de poco mérito compra
posesiones terrenas, no puede alcanzar el reino del cielo. Porque dice el Señor
( Mt 19,21): "Vende todo lo que tienes y sígueme".
Prosigue: "Y dijo otro: He comprado cinco yuntas de bueyes y quiero
ir a probarlas".
San Basilio, in Cat.
graec. Patr
Dice también: "No puedo venir", porque cuando el entendimiento
humano se fija en las complacencias del mundo, se incapacita para las obras
divinas.
Los judíos, echados del banquete
San Cirilo
¿Quiénes diremos que fueron los que no quisieron venir por las causas
predichas, sino los príncipes de los judíos, a quienes vemos reprendidos en
todo este pasaje de la Sagrada Escritura?
San Cirilo, ubi sup
Habiendo renunciado a su vocación los príncipes de los judíos, según ellos
decían ( Jn 7,48): "¿acaso ha creído en El alguno de nuestros
príncipes?", se indignó el padre de familia contra ellos, como acreedores
a su indignación y a su ira. Por esto sigue: "Entonces airado el padre de
familia", etc.
San Pedro y los judíos
San Cirilo, ubi sup
Así, pues, se dice que se indignó el padre de familia contra los
príncipes de los judíos y fueron llamados en lugar de ellos los que eran de
entre los judíos más sencillos y de inteligencia más limitada. Habiendo hablado
Pedro, primero creyeron tres mil ( Hch 2,41), después
cinco mil ( Hch 4,4) y después gran parte del pueblo. Por esto añade: "Dijo a su
siervo: Sal luego a las plazas y a las calles de la ciudad y tráeme acá cuantos
pobres y lisiados y ciegos y cojos hallares".
EL
ESPÍRITU DE INMANENCIA Y REDUCCIÓN A LO COTIDIANO DEL MODERNISMO POSTCONCILIAR
Fijémonos en el generoso gran
banquete que el Hombre, el Padre en este caso, brinda a sus súbditos. Y reparemos
en las excusas que los súbditos ponen para no ir:
…El primero le dijo: He comprado un campo Y tengo que ir a verlo.
Dispénsame, por favor'. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a
probarlas. Dispénsame, por favor. Otro dijo: Me acabo de casar y, naturalmente,
no puedo ir…..
Son
acaso excusas malvadas? Son actividades inicuas? De ninguna manera: son la
actividad cotidiana del hombre. Sus deberes de estado, casi se podría decir de
un laico. Entonces, porqué esa reacción tan violenta y extrema de Dios?
ninguno de aquellos convidados probará mi banquete!
Dios
se enoja en extremo porque no acuden los hombres a su banquete aduciendo causas
de sus deberes de estado, de la cotidianeidad….
Vemos
entonces lo grave que es esto. Todo lo cotidiano debe ceder ante los
imperativos de la relación con Dios. El primer deber del hombre es vertical, directamente
hacia su Creador y Salvador. Ninguna cosa cotidiana puede ponerse a la altura
de este deber vertical, del Primer Mandamiento.
No sabían que debo estar en las cosas de mi Padre?....
Como
ya lo hablamos abundantemente, el II Concilio Vaticano ya en sus textos mismos
introduce el liberalismo, el modernismo, el buenismo, el pelagianismo, el inmanentismo.
Como
ya también mencionamos, el II Concilio tomado en bloque con su postconcilio, es
el Concilio de la praxis sobre la Doctrina; de Marta sobre María; del Hacer
sobre el Ser. El Concilio de la Inversión de las Prioridades ontológicas y
prácticas.
La
infiltración liberal modernista en la teología por obra de Maritain, Rhaner,
Theilard y los Personalistas, como así también del existencialismo de Heidegger
y la fenomenología de Hüsserl, han aterrizado la fe y la práctica
católicas: la han vaciado de trascendencia, sobrenaturalidad, verticalidad; de
la direccionalidad hacia Dios; la han aplastado contra la actividad horizontal,
inmanente; la han confinado a la actividad cotidiana. La han encapsulado en la
mera e indigente humanidad…
No
olvidemos que el Ser se encuentra ya -en esta filosofía- no objetivamente y
distinto del hombre y la Creación, en la trascendencia-, sino en la acción
única e irrepetible del hombre acá en el mundo; el ser se va haciendo….En su
hacer, su existencia activa, el hombre encuentra el ser, se encuentra a sí
mismo: por otro lado, hay que despojarse de toda excrecencia y prejuicio
tradicional para que el fenómeno emerja en toda su autenticidad…en la
subjetividad individual única e irrepetible..Allí se encuentra la existencia
auténtica…
Mas
todavía, el Dios incognoscible kantrhaneriano, mas allá de todo fenómeno, anula
esa relación vertical tete-a-tete que el hombre católico tiene con Dios. Ahora,
en este nuevo panteísmo vago rhanertheilardiano-maritaniano, en que la
providencia de ese extraño dios se identifica con el mismo mundo, Dios mismo es
el mundo en progreso y evolución, la actividad del hombre queda aplastada y
confinada a su inmersión en la historia, en su funcionalidad a la civilización;
funcionalidad al Sistema, decimos ahora nosotros.
El
resultado de esto: aterrizamiento, inmanentismo craso, confinamiento
a la naturalidad inmanente; atrofia espiritual; activismo ciego y desaforado. Apostasía
pura y dura, al fin y al cabo. El apego a la tierra y sus bienes o simplemente
a la tierra y la existencia terrestre, conducen a la pérdida de Dios.
Es
obvio, hablando en general, que una mente conciliar está formateada de una manera
que impide una auténtica (ahora si usamos este término como corresponde, despojado
de connotaciones fenomenológicas), y verdadera, íntima relación con Dios, en
Espíritu y en Verdad.
Es
necesario, entonces, emprender el camino de vuelta de las aberraciones ideológico
filosóficas en que ha sumido el II Concilio a la cristiandad y a la Iglesia. Es
necesario, ahora sí, despojarse de toda excrecencia liberal, modernista, existencialista
y fenomenológica para encontrar una relación con Dios en Espíritu y en Verdad.
Hay que volver, sencillamente, a la Escritura, vivida por la Tradición en
interpretada por el Magisterio hasta 1962. Y hay que ver como se relacionaron
los Santos verdaderos con Dios durante toda la historia de la Iglesia, y
también antes, en la Historia de la Salvación escrita en la Biblia.
EL CASTIGO DE LOS JUDÍOS
Vemos
que Cristo en la Parábola de los viñadores homicidas les dice claramente los
judíos que el Reino les será quitado y dado a otros.
Que
son los judíos? Nada mas que los príncipes de los sacerdotes, escribas y fariseos?
No; es una mentalidad, como ya lo hemos tratado en otros comentarios: es Una generación.
Una ralea de hombres con una mentalidad torcida, necia, deicida, humanista podríamos
decir también, valga cierta paradója, porque los fariseos parecían muy trascendentalistas
y verticales; sin embargo se buscaban a sí mismos y tenían la misma base
inmanentista y humanista que el progremodernismo contemporáneo:
En vano me rinden culto! Porque lo que enseñan no es mas que
mandamientos de hombres!
Les
espeta lapidariamente Cristo. Cristo detesta el humanismo horizontal:
Apártate de Mí Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino
los de los hombres!
Esa
visión horizontalista y humanista que quería liberarse de los Romanos y dominar
el mundo con un Mesías político-militar; esa visión aterrizada de la
escatología judaica; ese milenarismo inmanente y apoteosis mundana ha revivido
en estos últimos tiempos con Rhaner, Theilard y la marcha hacia el punto Omega,
donde la Parusía del Señor -así como toda la escatología y soteriología
católicas, el Credo, ha sido completamente licuado. Y había revivido monstruosamente
en el siglo XIX con la Fase Final del Comunismo, de Marx.
Cuando
la Fe decae, todas estas monstruosidades vuelven y ocupan el lugar de la Fe y
la Esperanza Católicas. Cuando se pierde la Fe y la Esperanza en Dios; en la
vida eterna, se canaliza esto hacia un Optimismo inmanente,
aterrizado: es lo único que le queda al hombre sin Dios. Por eso vemos ese
Optimismo Histórico en Hegel, Marx, Rhaner, Theilard, y algún otro santazo mas…
Esa
aterrización de la religiosidad, expulsa a Dios, ni mas ni menos, y
pone al hombre en su lugar. El Dios que sigue nombrándose no es mas que una proyección
de la divinidad del propio Hombre.
Vemos
que San Pablo, después de agotar todas las instancias para convertirlos, sacude
el polvo de sus sandalias contra ellos (Cf. Hechos Cap 13 y 18)
Vemos,
finalmente que Cristo les profetiza la ruina del Templo, la devastación de Jerusalén
y les advierte:
Yo he venido en Nombre de mi Padre y no me reciben…Otro vendrá en su propio
nombre, y a ese lo recibirán…
Ese
otro podemos colegir con claridad quien es. Ya lo dilucidaron los Santos Padres.
También
les dice, y esto como esperanza para todos:
No me volverán a ver hasta que digan Bendito el que viene en nombre del
Señor..
Esto
implica que una parte de los judíos, el Israel de Dios, los Pobres de Yahveh,
se convertirán al final y ya convertidos recibirán al Señor junto con el Resto
Fiel de la la Iglesia Católica, a la
cual ya pertenecerán.
Por
ahora fueron expulsados del Banquete, que debe ser tomado simbólicamente en
varios niveles, como la Redención, La Iglesia, la Revelación; la filiación
divina, la Eucaristía. Con las acotaciones pertinentes a una simbología, como
advierte muy bien Castellani en su comentario.
…………………………………………………………………………………………..
Tengámonos
por bienaventurados los que aceptamos ir al Banquete; aceptando la Iglesia de
Cristo y su Palabra revelada, sus Mandamientos, su Depósito Sagrado e
Inmutable; los que ponemos a Dios sobre todas las cosas como Cristo mismo, y no
lo dejamos de lado por prioridades de la propia vida cotidiana. Los que sabemos
que el Reino de Cristo no es de este mundo, aunque comience aquí; los que sabemos
que Dios es Dios y distinto de su creación. Y sabemos también que ama al hombre
y le pide para salvarse que inicie una nueva vida, dejando el arrastrarse por
la tierra y comience a mirar al Cielo. Y esto nada tiene que ver con alienación
mística, como diría el maligno y estulto progremodernismo; sino que la
proyección del hombre levantado por la Gracia de Dios hacia lo Sobrenatural, lo
Trascendente, lo Celestial, hacia Dios verdadero al fin y al cabo, le da una
visión realista sobre las realidades terrestres y una acción eficaz y justa
para transformar y convertir lo transformable y convertible.
NOTAS
Por si fuera poco, el ii concilio ha degradado el culto, la misa ya no celebra el santo sacrificio de cristo, sino, como tu dices, una fiesta humana, horizontal, una celebración comunitaria horizontal. Ha remplazado el Banquete del Padre con un mamarracho humano....
ResponderEliminarEn Pascua escuché proferir a neocatólicos esto: La Resurrección de Cristo está en lo cotidiano. Se ha perdido completamente el mas mínimo rigor para expresar alguna verdad de fe....
ResponderEliminarLa Ültima Herejía, el Modernismo, implica la adoración del hombre por el hombre, dice Castellani, Menvielle y otros.
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