sábado, 29 de junio de 2019

III DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTES


III DOMINGO DESPUES DE PENTECOSTÉS

II clase, verde

Gloria, Credo y prefacio de la Santísima Trinidad.

Toda la misa de este domingo canta la misericordia divina para con los hombres, la cual encuentra su expresión más conmovedora en la solicitud de Jesús por los pecadores. Las mas bellas parábolas de la oveja extraviada y de la dracma perdida, recogidas por san Lucas, no podían encontrar lugar más adecuado que inmediatamente después de la fiesta del Sagrado Corazón.

Mientras el demonio, nuestro terrible adversario, se esfuerza encarnizadamente en perdernos, Dios prosigue incansable la obra de salvación que ha comenzado en nosotros. San Pedro nos Invita a permanecer vigilantes, firmes en la fe, y a descargar sobre el Señor los cuidados que pesen sobre nosotros: “El mismo tendrá cuidado de nosotros”.
...


El alma fiel ha podido contemplar en la Sagrada Liturgia la admirable sucesión de todos  los misterios del Salvador sobre la tierra. Cumplida la divina misión de Jesucristo y sentado ya Este en lo más sublime de los cielos, envió al Espíritu Santo para sostenernos en la parte que resta del Año eclesiástico, y ayudarnos al cumplimiento de las enseñanzas del divino Maestro. Y como una de las más importantes enseñanzas consiste en la práctica de la oración, por lo mismo el Introito y todas las partes de la Misa de este domingo son modelos de oración humilde y confiad. En la Epístola nos exhorta el Príncipe de los Apóstoles a que seamos sobrios y estemos en vela para no ser víctimas de nuestros espirituales enemigos. Para resistirlos con más valor, sirvámonos de la fe como escudo contra el cual nada podrán las asechanzas del infierno. La hermosa parábola del pastor que se desvela por hallar la oveja perdida, de que nos habla el Santo Evangelio, debe aumentar nuestra confianza en Jesús, divino Pastor de nuestras almas, siempre solícito de la salvación de los pecadores, nunca desdeñoso  de alimentarnos con su propia carne en la Santa Comunión.(1)



TEXTOS DE LA SANTA MISA

Introito. Salm.24. 16-18.1-2.-  Mírame, Señor, y ten compasión de mi, porque estoy solo y soy pobre. Mira mi bajeza y mis trabajos, y perdona todos mis pecados, Dios mío. Salmo.  A ti, Señor, levanto mi alma. Dios mío, en ti confió; no quede yo confuso. V/. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.

Colecta.-  Oh Dios!  Protector de los que en ti esperan, y sin el cual nada tiene valor, nada es santo; multiplica sobre nosotros tu misericordia, para que, siendo tú nuestro pastor  y nuestro guía, pasemos por los bienes temporales de modo que no perdamos los eternos. Por nuestro Señor.

Epístola. 1 Pdr.5,6-11.- “Fratres, sobrii estote et vigilate” .Todas las noches, en el oficio de completas, repite la Iglesia a sus fieles el consejo de san Pedro. Aquí lo hallamos con su alentador contexto. Carísimos: Humillaos bajo la mano poderosa de Dios para que os ensalce a su hora. Descargad en él todos vuestros cuidados, pues él mira por vosotros. Sed sobrios y velad, porque vuestro enemigo, el diablo, gira como león rugiente en torno vuestro, buscando a quien devorar. Resistidle firmes en la fe, sabiendo que la misma tribulación padecen vuestros hermanos por el mundo. Dios,  dador de toda gracia, que nos ha llamado a su eterna gloria por Jesucristo, después de corta prueba, él mismo os perfeccionará, fortalecerá y afianzará en el bien. A él, pues, sea dada la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.  Amén.

Gradual. Salm.54,23,17,19. Pon tu suerte en manos del Señor, y él te sustentará.  V/. Yo clamo a Dios; el es ­mi voz y me libra de los que marchan contra mi.

Aleluya. Salm.7.12.- Aleluya, aleluya. V/. Dios es juez íntegro y lento para la cólera. ¿Por ventura andará siempre airado?  Aleluya.

Evangelio. Luc.15,1-10.-  En aquel tiempo: Se acercaban a Jesús los publicanos y pecadores para oírle. Lo cual censuraban los fariseos y los escribas, diciendo Éste recibe a los pecadores y come con ellos. Mas Jesús propúsoles esta parábola ¿Quién hay entre vosotros que, teniendo cien ovejas y habiendo perdido una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a buscar la que se había perdido hasta encontrarla Y. en hallándola, la pone sobre sus hombros muy gozoso y, en llegando a su casa, llama a sus amigos vecinos, y les dice: Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja, Que se había perdido. Os digo, que así también habrá más gozo en el cielo por un pecador que haga penitencia, que por noventa y nueve justos que no han de ella menester. O ¿qué mujer, teniendo diez, si pierde una, no enciende la lámpara y barre la casa, y lo registra todo hasta dar con ella? Y en hallándola, convoca a sus amigas y vecinas y dice: Regocijaos conmigo porque he hallado la dracma que había perdido. Así os digo que habrá gran alborozo entre los ángeles de Dios por un pecador que haga penitencia. CREDO.

Ofertorio. Sal.9.11-3.- Esperen en ti cuantos conocen tu nombre, Señor, porque no abandonas a los que te buscan: Cantad al Se­ñor, que mora en Sión, por que no olvida la oración de los pobres.

Secreta.- Mira, Señor, los dones de la Iglesia suplicante; Y haz que los reciban los fieles para su salud y perpetua san­tificación. Por nuestro Señor .Jesucristo.

Prefacio de la Santísima Trinidad.- En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, om­nipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en  la individualidad de una sola persona; sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción, De suerte, que confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la pro­piedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz.

Comunión. Luc. 15.10.- Yo os digo que habrá gran alborozo entre los ángeles de Dios por un pecador que haga penitencia.

Poscomunión.- Señor, que tus santos misterios nos den vida, laven nuestras culpas, y nos vayan disponiendo a recibir las eternas misericordias. Por N. S.



TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN: http://www.rosarychurch.net/latin/pent03.html



COMENTARIO



Como habitualmente, reproducimos el comentario del Padre Leonardo Castellani y luego haremos algunas consideraciones sobre temas específicos relacionados con el Evangelio de hoy.





COMENTARIO DEL PADRE CASTELLANI



DOMINGO TERCERO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS [Lc 15,1-10] Lc 15.1-3.11-32



 El evangelio de hoy da las dos primeras de las tres parábolas de la Misericordia, que llenan el capítulo XV de San Lucas. San Lucas es llamado por San Jerónimo “scriba mansuetudinis Christi”, el escribano de la dulzura de Cristo. La tercera parábola es la del Hijo Pródigo, el trozo literario más estupendo del mundo, mirado solamente desde el ángulo artístico: nadie ha hecho una pequeña narración más concisa, enérgica, viva y plena que ésa. Mirando desde el ángulo religioso, es mas estupendo todavía. Las otras dos son la parábola de la Oveja y de la Dracma perdidos.



 En estas parábolas Cristo atribuye a Dios para con el hombre los sentimientos de un Padre: de un padrazo: y ésta es según Adolfo Harnack la médula y la esencia de la revelación cristiana. En el Viejo Testamento Dios no aparece como un padre de cada uno de los hombres; aparece a lo mas como un amante, el Esposo del Pueblo de Israel, celoso, exigente e irritable –o irritado por lo menos– continuamente, contra la Adúltera. Cristo no solamente llamó a Dios “el Padre, mi Padre, vuestro Padre”, sino que lo describió como un corazón enormemente paterno. Eso sí, no nos hagamos ilusiones, solamente hacia el hijo que vuelve, hacia el pecador arrepentido. Todos somos pecadores con respecto a Dios, ése es nuestro primer nombre; y todos necesitamos volver a Él primero de todo; Somos nosotros los que tenemos que movemos. Él es inmutable inmóvil; aunque Cristo lo pinte buscando la oveja perdida; pero el padre del Hijo Pródigo se queda en su casa. El sentimentalismo moderno se finge otra cosa: “Dios no me puede condenar al infierno porque es padre”, dicen. Cuentos. Su ira es tan inmensa como su Misericordia. No es El quién te condenará al infierno si no vuelves: eres tú mismo. Él te ira a buscar en todo caso, como el Pastor a la Oveja Perdida, y te traerá sobre los hombros si no resistes; pero no forzará tu voluntad. No puede forzar tu voluntad; como ningún padre la de sus hijos; pues no seria en ese caso padre, sino tirano.



 Cristo era seguido por pecadores, y por los pobretes y desastrados, que los fariseos tenían a priori por pecadores, “esa plebe maldita que no conoce la Ley”. Cristo aceptaba invitaciones a comer, conforme a la costumbre de su pueblo –y a su pobreza de maestro ambulante– en donde fuese, incluso de los Publicanos, como Zaqueo, de los Fariseos, como Simón el Leproso, no menos que de sus amigos fieles, como Lázaro y Marta. Uno de los reproches que tenían contra él los fariseos era éste: “Anda comiendo y bebiendo por todos lados, incluso con los pecadores, y los publicanos.” Cuando uno no puede invitar a su vez no debe aceptar invitaciones de nadie; es deprimente. Pero El sí podía invitar a su vez, al convite de la Palabra Divina. Y en los convites, El prometía el Gran Convite del Reino de los Cielos; no incondicionalmente, por cierto.



 Se lo echaron en cara paladinamente; estos judíos eran más descarados que el negro Raúl. “Perro de marchas bodas, come mal en todas...”. “–¿Por qué tu comes con los pecadores y los publicanos?”. Jesús sonrió.



 “–Vosotros parecéis esos chicos que juegan en la calle y cantan:   “Hemos tocado la flauta, la flauta   Y no habéis bailado.   Hemos tocado la quena, la quena   y no habéis llorado”, porque vino Juan el Bautista que no comía ni bebía, y habéis dicho:  “Ese es un rústico y un salvaje”; y vino el Hijo del Hombre que come y bebe y decís: “Ese es un endemoniado”. ¿Qué haré? ¿Y quién me librará de esta generación ignorante y adúltera?”.



 Pero esta vez tomó ocasión del reproche para exaltar la misericordia de Dios hacia los pecadores: hacia todos. “No tienen necesidad de médico los sanos sino los enfermos; no tienen necesidad de Dios los justos sino los pecadores”, dijo, con divina ironía: porque esos “sanos” y esos que se “tenían por justos y despreciaban a los demás”, ésos eran los más enfermos de todos, y todos tenemos necesidad de Dios y del Salvador. Y entonces les dijo: “Palabra de honor, yo os digo que hay más gozo en el cielo por un pecador que se convierte a penitencia, que por cien justos que [creen] no tienen necesidad de penitencia.” El “cielo” era El; ése era su gozo: recibir de nuevo en su casa con grandes fiestas al hijo que vuelve. Y aunque nunca salió de su casa, como el Padre del Pródigo, allí anda sin embargo por los caminos polvorientos de Galilea, en busca de ovejas y dracmas perdidos. Dios no se mueve; y sin embargo Cristo ¡cuánto se movió!  “¿Qué pastor hay que teniendo cien ovejas y hallando que una se le ha descarriado, no deja las otras 99 en el redil, y se va al monte a buscar la Perdida; y habiéndola hallado, como si fuera un corderito reciennacido la pone sobre sus hombros [la cruz] y vuelve al redil? Y lleno de alegría le dice a los otros: “Espléndido. Me fue bien. La encontré. Ahí está. Se me había perdido y la encontré. Estaba a tiro del lobo y la salvé. Vamos a brindar todos”. Así hay gozo entre los ángeles del cielo por un pecador que se convierte, más que por machos justos.” ¿Qué les importa a los ángeles? Le importa a los ángeles, porque le importa al Rey de los Angeles. La Reina de los Angeles, que estaba allí presente, se cubrió con el embozo, y lloró unos lagrimitas.  La parábola de la Dracma repita el mismo concepto en forma tierna y humorosa; los recuerdos de Nazareth están allí: su madre, una mujer pobre y hacendosa. Una dracma (monada griega) es un poco menos que un denario (monada romana) digamos unos veinte pesos de ahora”. ¿Que mujeruca hay que habiendo ahorrado diez dracmas, si nota que le falta uno, no se sobrecoge y aflige; y armándose de escoba y Interna, se pone a barrar la casa por todos los rincones, escudriña las rendijas del suelo y aparta los muebles, hasta que la encuentra? Y encontrada, la pone en su lugar, y les dice a las comadres: “¿Saben? La dracma que había perdido la he encontrado, qué suerte. ¿Saben ustedes dónde se había ido a meter?...”. Así hacen los ángeles de Dios. ¡Los Ángeles de Dios! Sí señor, los ángeles de Dios–: no por amor de ellos, sino por amor de Dios, cuando un hombre perdido es encontrado por Dios. He aquí a Dios convertido en una viaja nazaretana. ¿Qué importa? Dios es peor que una viaja nazaretana.  La Conversión es el fenómeno fundamental de la vida religiosa; es más importante que el nacimiento y el casamiento y hasta que el “nombramiento”: el famoso acomodo de los argentinos; porque es acomodarse con Dios. Todo hombre debe convertirse, no hay más remedio: “nacer de nuevo”, como le dijo Cristo a Nicodemus, de lo cual se espantó el fariseo. Convertirse, como el nombre lo dice significa “volverse” y con significa todo; darse vuelta del todo, embocar en otra dirección, mudar camino; pero es un camino interior, una evolución interior. De golpe me doy cuenta que voy mal, de golpe veo la nueva ruta, de golpe veo la verdadera meta, de golpe veo que el mundo es perro y malvado, de golpe el corazón no quiere más porquerías. De golpe... o despacio: algunos tardan largos años, como Newman o el mismo Nicodemus, mientras otros se convierten de golpe, como Paul Claudel o San Pablo: de hecho los teólogos dicen que hay en la vida dos conversiones. La primera conversión a Dios debería ser al recibir el sacramento de la Confirmación; pero aquí les dan la confirmación a los chicos mamando, contra el sentido de la Iglesia; con lo cual, prácticamente suprimen ese sacramento, que debería darse en la pubertad. Bien, paciencia, ésta es una nación más atrasada que la baticola, por lo menos en algunas cosas. En religión, cuando menos.

                                                         

La conversión es la reordenación interior con respecto al Ultimo Fin. Muchos psicólogos modernos dicen que se trata de una emoción, de un fenómeno sentimental: el mundo de hoy está podrido en sentimentalismo. Muchos psicólogos han escrito hoy sobre la conversión religiosa, de los cuales el más serio que conozco es Sante De Sanctis, rector de la Universidad de Roma. Y la conversión es realmente una emoción, o suele acompañarse de ordinario de fuertes emociones –véase San Agustín –porque consiste en una nueva economía del amor, pero es una emoción nacida de un conocimiento. De golpe me doy cuenta que voy mal, de golpe veo la nueva ruta, de golpe veo la verdadera meta.  A veces, no de golpe. El poeta inglés Francis Thompson describió la conversión como una cacería y comparó a Dios, no con un pastor o una vieja, sino como “el Lebrel del Cielo” (“the Hound of Heaven”). Es una parábola, más excéntrica que las de Cristo, pero con el mismo sentido: uno de los poemas más grandes de la lengua inglesa. El pecador huye de Dios; y Dios lo sigue, con la perseverancia de un lebrel. La liebre se cree segura; pero oye de nuevo los ladridos lejanos, y corre de nuevo. Los pasos se aproximan implacables, haga lo que haga: el Lebrel no abandona la presa, su olfato infalible lo dirige. La presa no es presa: ella huye inconscientemente de su propio bien, de su propia felicidad, del Lebrel que ladra y ríe...



  I fled Him, down the nights and down the days.   I fled Him, down the arches of the years   I fled Him, down the labyrinthine ways   of my own mind; and in the mist of tears   I hid from Him, and under running laugther...75 Huí de Él debajo los arcos de los años  y me escondí en las laberínticas galerías  de mi mente y la niebla llorosa de mis párpados”, etcétera.



 Por suerte para Francis Thompson, cuya vida fue bondadosa y desastrada, Dios fue con él realmente como un rudo Lebrel, que lo alcanzó al fin.



 Damos aquí, para los amantes de la buena poesía, una hermosa versión castellana del poema de Thompson, hecha por el doctor Carlos A. Sáenz, que nos ha proporcionado otro poeta amigo, Miguel Ángel Etcheverrigaray.



EL LEBREL DEL CIELO (The Hound of Heaven)



                                                         

 75“Huí de Él debajo las noches y los días.



Le huía noche y día a través de los arcos de los años y le huía a porfía por entre los tortuosos aledaños de mi alma, y me cubría con la niebla del llanto o con la carcajada, como un manto. He escalado esperanzas me he hundido en el abismo deleznable para huir de los Pasos que me alcanzan: persecución sin prisa, imperturbable, inminencia prevista y sin contraste. Los oigo resonar... y aún más fuerte una Voz que me advierte: “–Todo te deja, porque me dejaste”. Golpeaba las ventanas

que ofrecen al proscrito sus encantos y temblando de espanto pensaba que el Amor que me persigue, si al final me consigue no dejará brillar mas que su llama; y si alguna ventana se entreabría, el soplo de su acceso la cerraba. El miado no alcanzaba a huir cuanto el Amor me perseguía. Me evadí de este mundo; violé la puerta de oro de los ciclos pidiendo amparo a sus sonoros velos y arranque notas dulces y un profundo rumor de plata al astro plateado. Al alba dije: “¡Ven!”, “¡ven!”, a la tarde, “escondedme de aqueste Enamorado

de miado que me aguarde”. Tente a sus servidores y sólo hallé traición en su constancia. Para Él la fe; de mí perseguidores con falsa rectitud y leal falacia. Pedí volar a todo lo ligero,

asiéndome a las crines del pampero. Y aunque se deslizaba por la azul lejanía, y el trueno hacía resonar su carro, y zapateaba el rayo el miedo no alcanzaba



a huir cuanto el Amor me perseguía. Persecución sin prisa, imperturbable majestuosa inminencia. En las veredas dejan los Pasos que la Voz me hable: “Nada te hospedará sí no me hospedas”. Ya no busco mi sueño interrogando un rostro de hombre o de mujer, mas quedan los ojos de los niños esperando: hay algo en ellos para mí de veras. Y cuando mi ansiedad se prometía el dulce despertar de una respuesta, los ángeles venían y los llevaban por la senda opuesta. “Venid –clamaba–, dadme la frescura de la Naturaleza que guardan vuestros labios de pureza; dejadme juguetear en las alturas; habitar el palacio azul de vuestra Madre, cuyas trenzas vagan por el espacio, y beber como un llanto de ambrosía el rocío del día”. Y al feo lo conseguí: fui recibido en su dulce amistad, y abrí el sentido de los matices de la faz del cielo de la nube naciente entre los velos de la espuma del mar. Nací con ella para morir con todo lo escondido. Me conforme a sus huellas. Supe caer cuando la tarde cae al encender sus lámparas de duelo, y reír con la aurora de ojos suaves, y llorar con la lluvia de los ciclos y hacer mi corazón del sol gemelo. Pero ¡qué inútilmente! Imposible entender lo que otro siente. Las cosas hablan un lenguaje arcano, incomprensible, es un silencio vano para mi inteligencia. Aunque pudiera prenderme de sus pechos como un niño, seguiría mi sed de otro cariño. Y noche a noche afuera oigo los Pasos que me dan alcance con medida carrera, deliberado avance, majestad inminente, que deja oír la Voz de la otra parte: “–Nado podrá llegar a contentarte mientras no me contentes”. Espero el golpe de tu amor, inerme, Pieza a pieza rompiste mi armadura. De rodillas estoy, y dardo al verme despierto y despojado.

La fuerza juvenil de mi locura sacudió las columnas de las horas y mi vida es un templo desplomado; montón de años, multitud de escombros el ayer y el ahora. Los sueños mismos se han evaporado, y mis días son polvo. Las fantasías con que ataba el mundo me abandonan: son cuerdas muy delgadas para alzar unos tierras recargadas por el dolor profundo. ¡Ay! que tu amor es hierba de dolores que solo deja florecer sus flores. ¡Oh imaginero eterno, es suficiente! Tú quemas el carbón con que dibujas. Mi juventud es fuga de burbujas; mi corazón la fuente quebrada donde no queda nada del llanto de mi mente. ¡Sea! mas ¿qué amargura si la pulpa es amarga, me deparan las heces? Lo vislumbro en la fisura del telón de las nubes que rasgara el sonar de las trompas celestiales. Aún sin poder reconocer sus reales, su purpura, su cetro, su guarida, le conozco y le entiendo. Se apresura; ¡quiere mi corazón, quiere mi vida, quiere mi podredumbre, quiere mi oscuridad para su lumbre! Ya la persecución está lograda. Y la Voz como un mar en torno fluye: “–¿Crees que la tierra gime destrozada? Todo te huye, porque tú me huyes”. ¡Extraña, fútil cosa, miserable! dime, ¿cómo podrías ser amada? ¿no he hecho ya demasiado de tu nada para hacerte sin mérito aceptable? Pizca de barro, ¿acaso tú no sabes cuán poco amor te cabe? ¿Quien hallarás que te ame? Solamente yo, que cuanto te pido te he quitado, para que me lo pidas de prestado y lo dé misericordiosamente. Lo que tú crees perdido está en mi casa: Levántate, toma mi mano y pesa. Los Pasos se han quedado junto al vano Acaso ¡oh tú, tiniebla que me ofusca seas sólo la sombra de Su mano! “–Oh loco, ciego, enfermo que te abrasas, pues buscas el amor, a mí me buscas, y lo rechazas cuando me rechazas”. (Hasta acá Castellani)



SANTOS PADRES, Algunas consideraciones sobre el Evangelio de hoy:



No abandona las otras 99 ovejas

San Cirilo

¿Cómo es que abandona todas las demás y sólo tiene caridad respecto de una sola? De ningún modo. Todas las demás se encuentran en su redil, defendidas por su diestra poderosa. Pero debía compadecerse más de la perdida, para que no quedase incompleto el resto de sus criaturas. Una vez recogida ésta, el número ciento recobra su perfección.



Alegoría de la misión de Cristo en el mundo



San Gregorio, ut sup

Puso la oveja sobre sus hombros porque, habiendo tomado la naturaleza humana, llevó sobre sí todos nuestros pecados ( Is 53). Habiendo encontrado la oveja, vuelve a su casa. Porque nuestro pastor, una vez redimida la humanidad, vuelve al reino de los cielos. Por esto sigue: "Y viniendo a casa, llama a sus amigos y vecinos diciéndoles: Dadme el parabién, porque he hallado mi oveja que se había perdido". Llama amigos y vecinos a los coros de los ángeles. Estos son amigos suyos, porque constantemente cumplen su voluntad sin cesar. También son vecinos suyos, porque gozan a su lado de la claridad de su presencia.



Alegoría de las dracmas y la creación del hombre

San Gregorio, in Evang hom. 34

Lo mismo que se representa por el pastor, se representa por la mujer, porque aquél es el mismo Dios y ésta la sabiduría de Dios. El Señor creó a imagen suya la naturaleza angélica y la naturaleza humana para que lo conociesen. Tuvo diez dracmas, porque nueve son los coros de los ángeles y, para completar el número de los elegidos, el hombre fue creado décimo.



Y aconteció que se agolpaban las gentes hacia El, para oír la palabra de Dios, y El estaba a la orilla del lago de Genesaret. Y vio dos barcas que estaban a la orilla del lago: y los pescadores habían saltado a tierra, y lavaban sus redes. Y entrando en una de estas barcas, que era de Simón, rogó que la apartase un poco de tierra. Y estando sentado, enseñaba al pueblo desde la barquilla. (vv. 1-4)
San Ambrosio, in Lucam lib 4
Cuando Jesús hubo dispensado la salud a varias clases de enfermos, y ni el tiempo ni el lugar detenía a las turbas deseosas de salud, declinó la tarde. Y le seguían. Un lago les disputa el paso, y le rodeaban por todas partes; por ello se dice: "Y aconteció que agolpándose las turbas hacia El", etc.
Crisóstomo
Estaban unidos a El, lo amaban, lo admiraban, y deseaban tenerlo siempre consigo. ¿Quién se separaría de El cuando hacía tales milagros? ¿Quien no querría ver aquel rostro y aquella boca que decía tales cosas? No sólo era admirable cuando hacía milagros, sino que su solo aspecto abundaba en gracia de una manera extraordinaria. Por lo que cuando hablaba le oían con el mayor silencio, y nunca interrumpían su discurso; por esto se dice: "Y acudían a El para oír la palabra de Dios", etc. Prosigue: "Y El estaba a la orilla del lago de Genesareth".
Beda
Aseguran que el lago de Genesareth era el mismo mar de Tiberíades, y que tomó el nombre de mar de Galilea en atención a la provincia que le rodeaba. Genesareth se llama también porque este mar se parece a un lago (que encrespando sus olas parecía que él mismo era quien se agitaba), y en griego quiere decir que engendra la brisa. Sus aguas, en vez de ser tranquilas como las de los lagos, son frecuentemente agitadas por los vientos; son dulces y buenas para beber. Pero en la lengua hebrea se acostumbró a designar con el nombre de mar a toda reunión de aguas, sean dulces o saladas.
Teofilacto
El Señor huye de la gloria, cuanto más ella le persigue, y por ello, separándose de las turbas, entró en la barca. De donde prosigue: "Y vio dos barcos que estaban a la orilla del lago. Y los pescadores habían saltado en tierra, y lavaban sus redes".
Crisóstomo
Lo cual era señal de descanso. Pero, según San Marcos, los encontró remendando sus redes. Tanta era la pobreza de aquellos pescadores que remendaban sus redes, no pudiendo comprar otras. Queriendo reunir oportunamente a toda la concurrencia, y que nadie se quedase a su espalda, y con el fin de que todos le viesen cara a cara, subió en el barco. Por esto dice: "Y entrando en una nave que era de Simón, le rogó", etc.
Teofilacto
He aquí la mansedumbre de Jesucristo, que ruega a Pedro; y la obediencia de Pedro, en todo.
Crisóstomo
Después que hizo tantos milagros, expone de nuevo su doctrina; y encontrándose en el mar, pesca a los que están en tierra. Y de aquí prosigue: "Y estando sentado, enseñaba al pueblo desde la navecilla".
San Gregorio Nacianceno, hom. de repudio
Condescendiendo con todos, a fin de sacar al pez del abismo, esto es, al hombre que nada en las cosas móviles y en las amargas tempestades de esta vida.
Beda
Místicamente hablando, las dos naves representan al pueblo judío y gentil, los cuales vio el Señor, porque conoce quiénes son los suyos en uno y otro pueblo; y al verlos -esto es, visitándolos con su misericordia-, los conduce a la playa tranquila de la vida futura. Los pescadores son los doctores de la Iglesia, que nos pescan con la red de la fe, y -como a la playa- nos conducen a la tierra de los vivos. Pero estas redes unas veces se tienden a la pesca, otras veces se lavan para plegarlas, porque no todo el tiempo es propicio para la predicación, sino que el Doctor debe hablar unas veces y otras ocuparse de sí mismo. La nave de Simón es la Iglesia primitiva, de quien dice San Pablo: "El que hizo a Pedro Apóstol de los circuncisos" ( Gál 2,8). Se dice bien: una barca, porque la multitud de los creyentes tenía sólo un corazón y una alma ( Hch 4,32).
San Agustín, de quaest evang. 2, 2
Desde la cual enseñaba a las turbas; porque enseña a las gentes con la autoridad de la Iglesia. Y en cuanto a lo que dice, que subiendo el Señor al barco suplicó a San Pedro que le separase un poco de la tierra, da a entender que se debe predicar a las gentes con moderación; ni mandándoles lo terreno, ni apartándolos de la tierra a lo profundo de los misterios. También quiere decir que debe predicarse primero a las gentes que están más cerca. Después dice: "Entra más adentro" manda predicar a las naciones más remotas.

Y cuando esto vio Simón Pedro, se arrojó a los pies de Jesús diciendo: "Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador". Porque él y todos los que con él estaban quedaron atónitos de la presa de los peces que habían cogido. Y asimismo, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y dijo Jesús a Simón: "No temas; desde aquí en adelante serás pescador de los hombres". Y llevadas las barcas a tierra, lo dejaron todo, y le siguieron. (vv. 8-11)
San Ambrosio
San Pedro se admiraba de los dones de Dios; y cuanto más tenía, menos presumía. Por lo que dice: "Y cuando esto vio Simón, Pedro se arrojó a los pies de Jesús, diciendo: Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador".
San Cirilo
Trayendo a la memoria todos los pecados que había cometido, tiembla y se estremece, como sucede generalmente que el que está manchado no cree que pueda ser aceptable delante del que está limpio. Sabía por la ley -o había aprendido por la ley-, que debe distinguirse entre el bueno y el malo.
San Gregorio Niceno
Cuando mandó arrojar las redes, se cogió tanta cantidad de peces, cuanta quiso el Señor del mar y de la tierra. La palabra del divino Verbo siempre es la palabra del poder, a cuyo mandato habían nacido la luz y todas las demás criaturas en el principio del mundo. San Pedro se admira de todo esto: "Porque él, y todos los que con él estaban, quedaron atónitos", etc.
San Agustín, de cons. evang. 4, 17
No nombra a San Andrés, el cual debía estar en la misma barca, como dicen San Mateo y San Marcos. Prosigue: "Y Jesús le dijo a Simón: 'No temas'.
San Ambrosio
Di tú también: Señor, apártate de mí, porque soy un hombre pecador, para que Dios responda: "No temas". Debemos confesar nuestros pecados al Señor para que nos trate con indulgencia. Ve cuán bueno es el Señor, cuando concede a los hombres el gran poder de vivificar. Prosigue: "De aquí en adelante serás pescador de hombres".
Beda
Esto se refería a San Pedro de una manera especial, porque así como entonces cogía los peces por medio de sus redes, más adelante habría de coger a los hombres por medio de la palabra. Le da a conocer, a la vez, el orden de todo lo que había de suceder en la Iglesia -cuyo tipo era él- y que todos los días se viene verificando.
Crisóstomo
Observa también la fe y la obediencia de los apóstoles.Teniendo entre manos el trabajo de la apetecida pesca, no se detuvieron en cuanto oyeron la voz del Señor que les mandaba sino que, abandonadas todas las cosas, lo seguían. Una obediencia igual exige Jesucristo de nosotros. Y debemos dejar todas las cosas cuando nos llama, aun cuando nos apremie algo muy necesario; de donde prosigue: "Y acercadas las barcas a tierra", etc.
San Agustín, de cons. evang. 2, 17
San Mateo y San Marcos refieren cómo sucedió esto de una manera breve. San Lucas lo explica de una manera más clara; en lo cual parece que hay alguna diferencia, porque recuerda que únicamente a San Pedro dijo el Señor: "Desde aquí en adelante serás pescador de hombres", y los otros dos Evangelistas dicen que el Señor dijo esto mismo, pero a los dos hermanos. Sin embargo, pudo suceder que primero se lo dijese a San Pedro, porque se había admirado de la gran cantidad de peces que había cogido, según insinúa San Lucas, y a los dos después, lo cual contaron los dos primeros Evangelistas. También puede entenderse que primero medió lo que dijo San Lucas, porque entonces todavía no habían sido llamados por el Señor, sino que solamente se había dicho a San Pedro que sería pescador de hombres; pero no que nunca habría de pescar peces. De aquí se da a entender que aquéllos volverían a pescar peces, y que después sucedería lo que refieren San Mateo y San Marcos. Entonces no habían sacado las barcas a tierra, como con el cuidado de volver a lo mismo, sino que le siguieron, como que los llamaba o mandaba. Pero si, según San Juan, San Pedro y San Andrés habían seguido a Jesús desde las orillas del Jordán, ¿cómo dicen otros Evangelistas que los encontró en Galilea pescando, y los llamó para discípulos suyos? Pero debe entenderse que vieron al Señor junto al Jordán, sin unirse a El inseparablemente, sino que tan sólo conocieron quién era, y habiéndole admirado, se retiraron a sus lugares.
San Ambrosio
En sentido místico, diciendo: "Señor, apartaos de mi", Pedro niega que los que coge con la palabra sean su conquista y su botín. Tampoco tú temas referir a Dios lo que tienes, porque El nos ha concedido lo que era suyo.
San Agustín, De quaest. Evang. 2, 2
O de otro modo, Pedro, en representación de la Iglesia, llena de hombres pecadores, dice: "Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador"; como si la Iglesia, llena de una multitud de hombres pecadores, y casi sumergida por sus costumbres, alejase de ella en cierto modo el reino de las cosas espirituales, en las que sobresale especialmente la persona de Jesucristo. Los hombres no dicen esto con palabras a los buenos ministros del Señor para alejarlos de sí; pero, con la palabra de sus costumbres y de sus acciones, los obligan a que se separen de ellos, para no ser dirigidos por buenos, y con tanto mayor motivo cuanto que así los honran; como San Pedro figuraba su respeto, postrándose a los pies del Señor, al recordar su vida pasada, diciendo: "Señor, apartaos de mí".
Beda
Conforta el Señor el temor de los carnales, para que ninguno, temblando a causa de su conciencia culpable, o desalentado a la vista de la inocencia de otros, tema entrar en el camino de la santidad.
San Agustín, De quaest. Evang. 2, 2
El Señor, no separándose de ellos, da a entender que hombres buenos y espirituales no deben asustarse por los pecados de las turbas, ni tener la voluntad -para vivir con más seguridad y paz- de abandonar el ministerio eclesiástico. En cuanto a que sacaron los barcos a tierra y, dejando todas las cosas, lo siguieron, puede significar el fin del tiempo, en el cual los que hayan continuado unidos a Cristo se apartarán enteramente de la mar de este mundo.




MISERICORDIA O APROBACIÓN DEL MAL, LA MISERIA Y EL PECADO.

AMOR, PAZ, ECUMENISMO E IRENISMO.



Desde el II Concilio Vaticano, desde su Discurso de Inicio (3), donde se afirma que ha llegado la era de la misericordia y no se reprimirán mas los errores, se comenzó a consolidar una falsa idea de la misericordia. La falta de corrección….

 El Ecumenismo irenista, caractéristico del II Concilio hizo su trabajo, su praxis también en esa línea nefasta; y esto a pesar de expresar en algunos documentos alguna crítica al falso ecumenismo. La Reforma Litúrgica hecha por una comisión donde había miembros herejes y cismáticos es una prueba de esto;….habían buscado crear una celebración compatible entre la verdadera Iglesia y los herejes y cismáticos…..algo típico del irenismo. Los resultados del Novus Ordo con sus abusos y sus extremismos bufonescos y profanatorios sin límite, lo tenemos hoy. Porque el problema ya está en su configuración, vaciamiento de las oraciones del ofertorio y otras (4) y no solo en la falta de respeto a sus textos y configuración original que pudieran hacerse en el futuro. Ciertas pautas ambiguas dan pie a ulteriores modificaciones. Típica estrategia modernista.

 El problema de la ambigüedad y la contradicción…típicamente modernista. El Irenismo (Irene=paz) es la estrategia de buscar la paz mediante la razón natural, acordando y consensuando posiciones. Pero en el campo de la lucha entre el bien y el mal, la batalla que incide en lo sobrenatural y preternatural, se traduce en contubernio con posiciones incompatibles y contrarias a la Fe, claudicando de la Fe para limar choques con esas posiciones heréticas, cismáticas y enemigas. Esto es ni mas ni menos que una abdicación de la Fe y la Verdad con pretexto de unidad, de amor y misericordia hacia los separados. El resultado previsible es debilitamiento de la Fe, confusión, Apostasía al fin y al cabo. Falsa unidad en la Apostasía.

El verdadero Ecumenismo es buscar la Unidad en la Verdad y la Caridad, atrayendo a todos los descarriados hacia la Verdad de la Fe Católica. Una Unidad habiendo claudicado la Iglesia de la Verdad de Cristo revelada, no es unidad ontológica, sino mero contubernio artificioso púramente humano, falaz y mendaz.

Las ambigüedades y extrañas afirmaciones no compatibles con la Fe de la Iglesia consignadas en Nostra Aetate, fueron un gran disparador de toda esta praxis trágica, además del Discurso de Inicio y la Reforma Litúrgica.



Vimos signos prácticos elocuentes de esta grave desviación, en las increíbles oraciones de Asís, perpretradas por Juan Pablo II y Benedicto XVI, el Beso del Corán -libro nefasto, cabeza de una religión bárbara que ha sido responsable de la muerte de cientos de miles de cristianos en mil doscientos años, y que hoy es mas virulenta que nunca.

Comprobamos hoy que Francisco hace pié en este surco indiferentista irenista con una serie de acuerdos y afirmaciones verbales y escritas de diferente tipo. Hasta ha llegado a afirmar que los judíos no necesitan convertirse y creer en Cristo…..Esta aberración obviamente no parte de la nada, sino que hace pie en documentos y actos emblemáticos y modificaciones litúrgicas y del mismo Catecismo perpetradas por los Papas anteriores.

Tengamos en cuenta la modificación de las oraciones universales de la liturgia del Viernes Santo de la Pasión del Séñor, hechas por Benedicto XVI, modificando la visión sobre los judíos, intentando blanquear su culpa. Ver la diferencia entre el Misal de 1962 y el modificado por Benedicto XVI.

También tenemos a la vista la increíble afirmación subida al Catecismo de la Iglesia Católica (841) hecha por Juan Pablo II, de que los musulmanes y los judíos adoran el mismo Dios que nosotros. Esto que se refuta por sí mismo, fue ya cuestionado, hace un mes mas o menos,  por los Cardenales que reivindicaron verdades de la Fe Católica en un Documento hace poco tiempo; hecho debido a la confusión reinante, a la que el Papa Francisco no solo no aclara, sino que contribuye a agravar. Uno se pregunta inmediatamente, porqué no se cuestionó este tema que hace treinta años que está en el Catecismo, en aquel momento, habida cuenta de que algunos de estos Cardenales hace mucho tiempo que tienen cargos importantes en la Iglesia. (5)



Todo esto tiene que ver una idea falsa de la misericordia, el amor y esa unidad en el amor que Cristo profetiza, y a la cual exhorta en el Evangelio de San Juan:



…para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.




Pero esto es un Don de Dios que hay que buscar aceptando la Verdad antes que nada. No se mero fruto de una estrategia política natural, como se pretendió en el post concilio, basados también en el pelagianismo de los textos conciliares, como el Discurso de Inicio donde afirma increíblemente que los hombres se dan cuenta solos de los errores graves….Luego tenemos también extrañas afirmaciones en Gaudium Et Spes…



En otro orden de cosas pero siempre referido a la Misericordia, vemos plasmada en documentos de Francisco, como Amoris Laetitia, una ostensiblemente falsa misericordia, en la cual Dios se conforma con la miseria, el pecado y el error, bendiciéndolos. Dios se conforma con el adulterio, porque esas personas supuestamente no viven en su conciencia su pecado como adulterio, y además, esa situación, según AL, es todo lo que pueden dar.

Esto es una negación de la posibilidad de cumplir con la Ley de Dios, posición ya condenada con anterioridad con severidad y claridad. Es una negación de la potencia de la Gracia de Dios originada por la Redención de Cristo para liberar al hombre del pecado, del mal y del error. Y es además la incursión en ética de la situación, gradualidad de la Ley y subjetivismo, también condenados con anterioridad por el Magisterio de la Iglesia.

Toda una serie de aberraciones bajo la pátina de una misericordia que es evidentemente falsa.

Recordemos que Francisco ha dicho la extraña ambigüedad que no tiene corazón humano quien excluye a un homosexual. Pero que significa esto? También ha dicho personalmente a un homosexual, que Dios lo creó así, lo  quiere así, y que sea feliz así….



Bien, nos damos cuenta rápidamente, de los motivos mediatos e inmediatos de la inverosímil, inédita confusión y apostasía de la cristiandad y de la Iglesia de hoy.

El Demonio es el Padre de la Confusión, ha dicho el gran exorcista Amorth. Donde reina la confusión reina Satán. La ambigüedad, la afirmación indeterminada, vaga,… es el arma predilecta de Lucifer.

Ha dicho San Alfonso María de Ligorio y otros Santos y Doctores de la Iglesia, que el infierno está muy poblado por almas en pecado de presunción, que valoraron erróneamente la misericordia de Dios por sobre su justicia.

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Siguiendo con el tema de la misericordia, la parábola del Hijo Pródigo nos dice claramente que el Hijo Pródigo entró en si mismo, se arrepintió en saco y ceniza, se tuvo por nada y tomó conciencia que perdió la filiación y perdió todo con su pecado, y se movilizó humildemente e incondicionalmente a pedir perdón y a ser tomado como lo último por su Padre. Fue él quien volvió cabizbajo y contrito a pedir perdón.

No hay perdón automático por Dios. No hay perdón para el que no se arrepiente y no se confiesa.

Cuidado con esa excesiva y falsa confianza en la misericordia de Dios que cunde hoy, y desde hace mas de medio siglo, porque no es otra cosa que el pecado de Presunción. Dios es misericordioso, pero jamás claudica de su Justicia y su Verdad. Nunca bendice el Mal ni el Pecado.



…………………………………………………………………………………………………



Nunca está de mas recordar el infinito amor de Dios hacia nosotros, su misericordia asombrosa -corazón hacia la miseria humana. Su inmolación en la Pasión es mas que elocuente. Su Corazón está abierto con infinito amor hacia el pecador arrepentido y contrito, aunque los pecados sean extremadamente graves.

Pero cuidado con creer que está obligado a bendecir el pecado y el mal sin que nos arrepintamos, y ver esto como Misericordia. Aberración diabólica.

Pidamos al Señor por intercesión de su Madre, de San Juan Bautista que hace unos pocos días fue celebrado por la Iglesia; de los Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, celebrados hoy, y por supuesto no podemos dejar de mencionar al amado San José, para que tengamos consciencia y contrición por nuestros pecados, y así pidamos verdadera misericordia al Señor, perdón y don de penitencia por ellos.













NOTAS




1              

1) http://rinconliturgico.blogspot.com/2011/07/iii-domingo-despues-de-pentecostes.html

2) https://radiocristiandad.files.wordpress.com/2017/12/re-a124-el-evangelio-de-jesucristo-pe-castellani.pdf

3) http://w2.vatican.va/content/john-xxiii/es/speeches/1962/documents/hf_j-xxiii_spe_19621011_opening-council.html

4) https://www.youtube.com/watch?v=JxSkqSzrAnA&fbclid=IwAR2u3lYqbPZW0WMlUSnFQYakFRTQjLuVIqb-TtTcvLj9UjieF8U_5V8CG4g

5) https://verdadtradicion.blogspot.com/2019/06/absurdas-incongruencias-y.html



   PUBLICACIÓN EN ADORACIÓN Y LIBERACIÓN, AQUÍ
 




2 comentarios:

  1. Falsa misericordia, aprobación y bendición del mal y la miseria pecaminosa; el arma mas afinada del demonio.

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  2. Amoris laetitia y su falsa misericordia se carga tres sacramentos: Matrimonio, Confesión y Eucaristía. Muy eficaz ese texto....como arma del Demonio....

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