Hay que retroceder un poco en el tiempo para comprender los entresijos de la nueva tensión entre la Iglesia de Alemania y Roma.

Una propuesta de intercomunión

El grupo de trabajo de teólogos evangélicos y católicos (ÖAK) existe desde 1947. No depende de la conferencia episcopal alemana (DBK), sino que es patrocinado, en el lado católico, por un obispo. Desde hace varios años, el encargado es Monseñor Georg Bätzing, obispo de Limburgo.

El ÖAK propuso un llamado a la intercomunión entre católicos y protestantes: "La participación mutua en la celebración de la Cena o de la Eucaristía está teológicamente justificada", afirma el documento presentado el 11 de septiembre de 2019, titulado Juntos en la Mesa del Señor. Perspectivas Ecuménicas en la Celebración de la Cena y la Eucaristía. El texto estaba programado para la reunión de obispos alemanes que se llevaría a cabo en la primavera de 2020.

Este llamamiento recibió el apoyo de Monseñor Bätzing, y el de Monseñor Gerhard Feige, obispo de Magdeburgo, presidente de la comisión ecuménica de la DBK. Este último, sin embargo, pidió cautela, el 9 de enero de 2020, a fin de evitar expectativas demasiado altas que corrían el riesgo de verse frustradas.

Unos días después, se emitió una primera advertencia romana. El cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos desde 2010, señaló las deficiencias del documento. Este último, explicó, no aborda el carácter sacrificial de la Misa, ni la cuestión del ministro ordenado.

Pero el 5 de marzo de 2020, al término de la asamblea general de la DBK en Mainz, Monseñor Bätzing, recién elegido como presidente de la conferencia episcopal, elogió el documento del ÖAK, especificando que se trataba más bien de un apoyo teológico para una decisión de conciencia. En otras palabras, la DBK, a través de la voz de Monseñor Bätzing, alentó la intercomunión siempre que fuera una decisión individual.

El 3 de septiembre, Monseñor Bätzing confirmó la celebración del tercer encuentro ecuménico entre católicos y protestantes (Ökumenischen Kirchentag) en mayo de 2021, en Frankfurt. Además, aprovechó para aclarar que durante este encuentro se practicará la intercomunión. El asunto será examinado y aclarado en la reunión anual del episcopado en Fulda, del 22 al 24 de septiembre.

La reacción de la CDF

El 20 de septiembre, Monseñor Bätzing recibió una carta del cardenal Luis Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), con fecha 18 del mismo mes, advirtiendo al episcopado alemán. La carta critica el texto del ÖAK, señalando que las diferencias en la comprensión de la Eucaristía y del ministerio siguen siendo "todavía tan grandes" que actualmente excluyen la intercomunión entre católicos y protestantes. Tampoco existe ninguna base para una "decisión individual de conciencia", agrega el texto, en contra de la interpretación de Monseñor Bätzing.

La carta añade que tal intercomunión "abriría necesariamente, en el estado actual de las cosas, nuevas trincheras en el diálogo ecuménico con las Iglesias ortodoxas" más allá de las fronteras de Alemania.

La DBK simplemente anunció que la carta de Roma se discutiría en la asamblea plenaria de otoño en Fulda. Este hecho provocó la reacción del cardenal Koch. "Si los obispos alemanes le conceden a una carta de la CDF un valor menor que a un documento de un grupo de trabajo ecuménico, entonces la jerarquía de criterios entre los obispos sería incorrecta", declaró en una entrevista para Herder Korrespondenz publicada el 22 de septiembre.

Sin embargo, dentro de la DBK, algunos consideran la carta del Vaticano como una "bofetada rotunda" para los obispos alemanes y su presidente.

Por su parte, los teólogos han agregado su grano de arena a la discusión. Christoph Böttigheimer, profesor de la Universidad Católica de Eichstätt pregunta: "¿Está el ministerio ordenado absolutamente vinculado a la celebración de la Eucaristía?" Y añade: "No es posible que una carta del Vaticano elimine completamente la toma de decisiones en las conferencias episcopales. (…) La CDF es sólo una voz entre muchas otras en el discurso teológico".

Dorothea Sattler, teóloga católica y miembro del ÖAK, expresó con molestia: "No podemos empezar siempre de cero". "Ciertamente estamos listos para examinar y desarrollar nuestro documento en el ámbito teológico, pero solo si al menos hay la esperanza de que algo cambie en la práctica posteriormente".

Si es que se necesitaban más pruebas del espíritu cismático -por no decir herético- de una parte notable de la Iglesia de Alemania, ahora son más que evidentes.

Finalmente, el 24 de septiembre, durante la presentación de los resultados de la asamblea de Fulda, Monseñor Bätzing informó que "en lugar de ocuparse del contenido de la carta, la Conferencia Episcopal acordó encomendar a sus comisiones para el ecumenismo y la fe, un 'análisis y una valoración de las palabras del Magisterio'. Además, el mismo ÖAK tiene que preparar una respuesta".

¿Se trata acaso de una estrategia para echar el balón fuera de la cancha? Es posible e incluso probable. Pero solo el futuro lo dirá. Mientras tanto, esto no calmará las mentes sobrecalentadas al otro lado del Rin, que parecen querer apropiarse cada vez más del famoso lema de origen protestante: ¡Los von Rom! - ¡Lejos de Roma!

Sin embargo, debemos preguntarnos en quiénes recaen las verdaderas responsabilidades y por qué la CDF debería intervenir de esta manera. Con la promulgación del Novus Ordo, elogiado por los protestantes, Pablo VI introdujo el germen que hoy ha madurado. ¿No dijo él mismo en la encíclica Ecclesiam suam: "En tantos puntos diferenciales, relativos a la tradición, a la espiritualidad, a las leyes canónicas, al culto, estamos dispuestos a estudiar cómo secundar los legítimos deseos de los Hermanos cristianos, separados todavía de nosotros"?1

Por otra parte, la marcha forzada del ecumenismo, desde el documento conciliar Unitatis redintegratio, pone de manifiesto las posibilidades que algunos quieren obtener a toda costa hoy en Alemania y en otros lugares. La base no comprende la procrastinación romana, y ejecuta de manera práctica avances teóricamente imposibles.

El soplo del aire fresco del aggiornamento, sembrado en el Concilio, ha cosechado la tormenta.