miércoles, 31 de julio de 2019

SAN IGNACIO DE LOYOLA, CONFESOR, III CLASE





Nació el año 1491 en Loyola, en las provincias vascongadas; su vida transcurrió primero entre la corte real y la milicia; luego se convirtió y estudió teología en París, donde se le juntaron los primeros compañeros con los que había de fundar más tarde, en Roma, la Compañía de Jesús. Ejerció un fecundo apostolado con sus escritos y con la formación de discípulos, que habían de trabajar intensamente por la reforma de la Iglesia. Murió en Roma el año 1556. -Liturgia de la Horas

Cronología de La Vida de San Ignacio De Loyola

1491- Año probable del nacimiento de Ignacio de Loyola
1521- Colabora en la defensa de Pamplona acosada por el rey de Francia. Es herido en la pierna derecha y enviado a Loyola, donde pasa la convalecencia. En este tiempo caen en sus manos algunos libros piadosos que le hacen descubrir, en la vida de Jesús y de los Santos, un nuevo horizonte en su vida. Se produce en Ignacio una primera conversión. Experimenta, igualmente, una lucha interior entre deseos piadosos y deseos mundanos.
1522- San Ignacio comienza una peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de Montserrat. Una vez en Montserrat, hace una confesión general y deja sus vestidos y su espada. Continúa el camino hacia Manresa donde da comienzo a una vida de pobreza, oración, y penitencia. Después de un tiempo de turbación, escrúpulos, dudas y angustias, vivirá una singular experiencia de Dios que recordará toda la vida: "la ilustración del Cardoner". Igualmente comenzará a formular su experiencia espiritual con lo que da comienzo a lo que más adelante será el libro de los Ejercicios Espirituales.
1527-A lo largo de este año Ignacio vivirá dos procesamientos más y será encarcelado. Al salir de la prisión viaja a Salamanca. Nuevamente tendrá procesos inquisitoriales, se le prohibe predicar y enseñar materias teológicas por no haber hecho suficientes estudios. Ignacio decide marchar de Salamanca, pasa por Barcelona y se encamina a París.
1538- San Ignacio celebra su primera misa en la iglesia de ¨Santa María la Maggiore¨.
1540- Paulo III confirma la fundación de la Compañía de Jesús.
1541- Ignacio comienza la redacción de las Constituciones de la Compañía y es elegido superior general de la misma. A partir de este momento Ignacio vivirá permanentemente en Roma.
1556- Muerte de San Ignacio de Loyola. Es enterrado en el lugar donde actualmente está la iglesia del Gesú en Roma.
1609- El Papa Paulo V beatifica a Ignacio de Loyola.
1622- Canonización de Ignacio de Loyola por el Papa Gregorio XV.


Reflexiones claves del Diario Espiritual de San Ignacio De Loyola



- Dios me ama más que yo a mí mismo.
- ¡Siguiéndoos, Jesús, no me puedo perder!
- Dios proveerá lo que le parezca mejor.
- ¡Señor, soy un niño! ¿A dónde me lleváis?
- ¡Jesús, por nada del mundo te dejaría!

- ¿Qué queréis, Señor, de mí?
- ¡Señor, sostenedme con vuestra gracia!
- ¡No merezco, Señor, cuanto recibo!
- ¡Dadme, Señor, vuestro amor y gracia, éstas me bastan!
- Jesús, sé mi guía, condúceme.




Vida de San Ignacio de Loyola



El amor de Dios es la fuente del entusiasmo de Ignacio por la salvación de las almas, por las que emprendió tantas y tan grandes cosas y a las que consagró sus vigilias, oraciones, lágrimas y trabajos.

Se hizo todo a todos para ganarlos a todos y al prójimo le dio por su lado a fin de atraerlo al suyo. Recibía con extraordinaria bondad a los pecadores sinceramente arrepentidos; con frecuencia se imponía una parte de la penitencia que hubiese debido darles y los exhortaba a ofrecerse en perfecto holocausto a Dios, diciéndoles que es imposible imaginar los tesoros de gracia que Dios reserva a quienes se le entregan de todo corazón.

El santo proponía a los pecadores esta oración, que él solía repetir: "Tomad, Señor y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad. Vos me lo disteis; a vos Señor, lo torno. Disponed a toda vuestra voluntad y dadme amor y gracia, que esto me basta, sin que os pida otra cosa".


SAN IGNACIO nació probablemente, en 1491, en el castillo de Loyola en Azpeitia, población de Guipúzcoa, cerca de los Pirineos. Su padre, don Bertrán, era señor de Ofiaz y de Loyola, jefe de una de las familias más antiguas y nobles de la región. Y no era menos ilustre el linaje de su madre, Marina Sáenz de Licona y Balda. Iñigo (pues ése fue el nombre que recibió el santo en el bautismo) era el más joven de los ocho hijos y tres hijas de la noble pareja. Iñigo luchó contra los franceses en el norte de Castilla. Pero su breve carrera militar terminó abruptamente el 20 de mayo de 1521, cuando una bala de cañón le rompió la pierna durante la lucha en defensa del castillo de Pamplona. Después de que Iñigo fue herido, la guarnición española capituló.

Los franceses no abusaron de la victoria y enviaron al herido en una litera al castillo de Loyola (su hogar). Como los huesos de la pierna soldaron mal, los médicos consideraron necesario quebrarlos nuevamente. Iñigo se decidió a favor de la operación y la soportó estoicamente ya que anhelaba regresar a sus anteriores andanzas a todo costo. Pero, como consecuencia, tuvo un fuerte ataque de fiebre con tales complicaciones que los médicos pensaron que el enfermo moriría antes del amanecer de la fiesta de San Pedro y San Pablo. Sin embargo empezó a mejorar, aunque la convalecencia duró varios meses. No obstante la operación de la rodilla rota presentaba todavía una deformidad. Iñigo insistió en que los cirujanos cortasen la protuberancia y, pese a éstos le advirtieron que la operación sería muy dolorosa, no quiso que le atasen ni le sostuviesen y soportó la despiadada carnicería sin una queja. Para evitar que la pierna derecha se acortase demasiado, Iñigo permaneció varios días con ella estirada mediante unas pesas. Con tales métodos, nada tiene de extraño que haya quedado cojo para el resto de su vida.

Con el objeto de distraerse durante la convalecencia, Iñigo pidió algunos libros de caballería (aventuras de caballeros en la guerra), a los que siempre había sido muy afecto. Pero lo único que se encontró en el castillo de Loyola fue una historia de Cristo y un volumen de vidas de santos. Iñigo los comenzó a leer para pasar el tiempo, pero poco a poco empezó a interesarse tanto que pasaba días enteros dedicado a la lectura. Y se decía: "Si esos hombres estaban hechos del mismo barro que yo, bien yo puedo hacer lo que ellos hicieron". Inflamado por el fervor, se proponía ir en peregrinación a un santuario de Nuestra Señora y entrar como hermano lego a un convento de cartujos. Pero tales ideas eran intermitentes, pues su ansiedad de gloria y su amor por una dama, ocupaban todavía sus pensamientos. Sin embargo, cuando volvía a abrir el libro de la vida de los santos, comprendía la futilidad de la gloria mundana y presentía que sólo Dios podía satisfacer su corazón. Las fluctuaciones duraron algún tiempo. Ello permitió a Iñigo observar una diferencia: en tanto que los pensamientos que procedían de Dios le dejaban lleno de consuelo, paz y tranquilidad, los pensamientos vanos le procuraban cierto deleite, pero no le dejaban sino amargura y vacío. Finalmente, Iñigo resolvió imitar a los santos y empezó por hacer toda penitencia corporal posible y llorar sus pecados.

Le visita la Virgen; purificación en Manresa

Una noche, se le apareció la Madre de Dios, rodeada de luz y llevando en los brazos a Su Hijo. La visión consoló profundamente a Ignacio. Al terminar la convalecencia, hizo una peregrinación al santuario de Nuestra Señora de Montserrat, donde determinó llevar vida de penitente. Su propósito era llegar a Tierra Santa y para ello debía embarcarse en Barcelona que está muy cerca de Montserrat. La ciudad se encontraba cerrada por miedo a la peste que azotaba la región. Así tuvo que esperar en el pueblecito de Manresa, no lejos de Barcelona y a tres leguas de Montserrat. El Señor tenía otros designios más urgentes para Ignacio en ese momento de su vida. Lo quería llevar a la profundidad de la entrega en oración y total pobreza. Se hospedó ahí, unas veces en el convento de los dominicos y otras en un hospicio de pobres. Para orar y hacer penitencia, se retiraba a una cueva de los alrededores. Así vivió durante casi un año.

"A fin de imitar a Cristo nuestro Señor y asemejarme a El, de verdad, cada vez más; quiero y escojo la pobreza con Cristo, pobre más que la riqueza; las humillaciones con Cristo humillado, más que los honores, y prefiero ser tenido por idiota y loco por Cristo, el primero que ha pasado por tal, antes que como sabio y prudente en este mundo". Se decidió a "escoger el Camino de Dios, en vez del camino del mundo"...hasta lograr alcanzar su santidad.

A las consolaciones de los primeros tiempos sucedió un período de aridez espiritual; ni la oración, ni la penitencia conseguían ahuyentar la sensación de vacío que encontraba en los sacramentos y la tristeza que le abrumaba. A ello se añadía una violenta tempestad de escrúpulos que le hacían creer que todo era pecado y le llevaron al borde de la desesperación. En esa época, Ignacio empezó a anotar algunas experiencias que iban a servirle para el libro de los "Ejercicios Espirituales". Finalmente, el santo salió de aquella noche oscura y el más profundo gozo espiritual sucedió a la tristeza. Aquella experiencia dio a Ignacio una habilidad singular para ayudar a los escrupulosos y un gran discernimiento en materia de dirección espiritual. Más tarde, confesó al P. Laínez que, en una hora de oración en Manresa, había aprendido más de lo que pudiesen haberle enseñado todos los maestros en las universidades. Sin embargo, al principio de su conversión, Ignacio estaba tan sugestionado por la mentalidad del mundo que, al oír a un moro blasfemar de la Santísima Virgen, se preguntó si su deber de caballero cristiano no consistía en dar muerte al blasfemo, y sólo la intervención de la Providencia le libró de cometer ese crimen.

Tierra Santa

En febrero de 1523, Ignacio por fin partió en peregrinación a Tierra Santa. Pidió limosna en el camino, se embarcó en Barcelona, pasó la Pascua en Roma, tomó otra nave en Venecia con rumbo a Chipre y de ahí se trasladó a Jaffa. Del puerto, a lomo de mula, se dirigió a Jerusalén, donde tenía el firme propósito de establecerse. Pero, al fin de su peregrinación por los Santos Lugares, el franciscano encargado de guardarlos le ordenó que abandonase Palestina, temeroso de que los mahometanos, enfurecidos por el proselitismo de Ignacio, le raptasen y pidiesen rescate por él. Por lo tanto, el joven renunció a su proyecto y obedeció, aunque no tenía la menor idea de lo que iba a hacer al regresar a Europa. Otra vez, la Divina Providencia tenía designios para esta alma tan generosa.

De nuevo en España donde es encarcelado por la inquisición.

En 1524, llegó de nuevo a España, donde se dedicó a estudiar, pues "pensaba que eso le serviría para ayudar a las almas". Una piadosa dama de Barcelona, llamada Isabel Roser, le asistió mientras estudiaba la gramática latina en la escuela. Ignacio tenía entonces treinta y tres años, y no es difícil imaginar lo penoso que debe ser estudiar la gramática a esa edad. Al principio, Ignacio estaba tan absorto en Dios, que olvidaba todo lo demás; así, la conjugación del verbo latino "amare" se convertía en un simple pretexto para pensar: "Amo a Dios. Dios me ama". Sin embargo, el santo hizo ciertos progresos en el estudio, aunque seguía practicando las austeridades y dedicándose a la contemplación y soportaba con paciencia y buen humor las burlas de sus compañeros de escuela, que eran mucho más jóvenes que él.

Al cabo de dos años de estudios en Barcelona, pasó a la Universidad de Alcalá a estudiar lógica, física y teología; pero la multiplicidad de materias no hizo más que confundirle, a pesar de que estudiaba noche y día. Se alojaba en un hospicio, vivía de limosna y vestía un áspero hábito gris. Además de estudiar, instruía a los niños, organizaba reuniones de personas espirituales en el hospicio y convertía a numerosos pecadores con sus reprensiones llenas de mansedumbre.

Había en España muchas desviaciones de la devoción. Como Ignacio carecía de los estudios y la autoridad para enseñar, fue acusado ante el vicario general del obispo, quien le tuvo prisionero durante cuarenta y dos días, hasta que, finalmente, absolvió de toda culpa a Ignacio y sus compañeros, pero les prohibió llevar un hábito particular y enseñar durante los tres años siguientes. Ignacio se trasladó entonces con sus compañeros a Salamanca. Pero pronto fue nuevamente acusado de introducir doctrinas peligrosas. Después de tres semanas de prisión, los inquisidores le declararon inocente. Ignacio consideraba la prisión, los sufrimientos y la ignominia como pruebas que Dios le mandaba para purificarle y santificarle. Cuando recuperó la libertad, resolvió abandonar España. En pleno invierno, hizo el viaje a París, a donde llegó en febrero de 1528.

Estudios en París

Los dos primeros años los dedicó a perfeccionarse en el latín, por su cuenta. Durante el verano iba a Flandes y aun a Inglaterra a pedir limosna a los comerciantes españoles establecidos en esas regiones. Con esa ayuda y la de sus amigos de Barcelona, podía estudiar durante el año. Pasó tres años y medio en el Colegio de Santa Bárbara, dedicado a la filosofía. Ahí indujo a muchos de sus compañeros a consagrar los domingos y días de fiesta a la oración y a practicar con mayor fervor la vida cristiana. Pero el maestro Peña juzgó que con aquellas prédicas impedía a sus compañeros estudiar y predispuso contra Ignacio al doctor Guvea, rector del colegio, quien condenó a Ignacio a ser azotado para desprestigiarle entre sus compañeros. Ignacio no temía al sufrimiento ni a la humillación, pero, con la idea de que el ignominioso castigo podía apartar del camino del bien a aquéllos a quienes había ganado, fue a ver al rector y le expuso modestamente las razones de su conducta. Guvea no respondió, pero tomó a Ignacio por la mano, le condujo al salón en que se hallaban reunidos todos los alumnos y le pidió públicamente perdón por haber prestado oídos, con ligereza, a los falsos rumores. En 1534, a los cuarenta y tres años de edad, Ignacio obtuvo el título de maestro en artes de la Universidad de París.

El Señor le da compañeros

Las palabras fervorosas de Ignacio, llenas del Espíritu Santo, abrió los corazones de algunos compañeros. Por aquella época, se unieron a Ignacio otros seis estudiantes de teología: Pedro Fabro, que era sacerdote de Saboya; Francisco Javier, un navarro; Laínez y Salmerón, que brillaban mucho en los estudios; Simón Rodríguez, originario de Portugal y Nicolás Bobadilla. Movidos por las exhortaciones de Ignacio, aquellos fervorosos estudiantes hicieron voto de pobreza, de castidad y de ir a predicar el Evangelio en Palestina, o, si esto último resultaba imposible, de ofrecerse al Papa para que los emplease en el servicio de Dios como mejor lo juzgase. La ceremonia tuvo lugar en una capilla de Montmartre, donde todos recibieron la comunión de manos de Pedro Fabro, quien acababa de ordenarse sacerdote. Era el día de la Asunción de la Virgen de 1534. Ignacio mantuvo entre sus compañeros el fervor, mediante frecuentes conversaciones espirituales y la adopción de una sencilla regla de vida. Poco después, hubo de interrumpir sus estudios de teología, pues el médico le ordenó que fuese a tomar un poco los aires natales, ya que su salud dejaba mucho que desear. Ignacio partió de París, en la primavera de 1535. Su familia le recibió con gran gozo, pero el santo se negó a habitar en el castillo de Loyola y se hospedó en una pobre casa de Azpeitia.

Bendición del Papa; aparición del Señor

Dos años más tarde, se reunió con sus compañeros en Venecia. Pero la guerra entre venecianos y turcos les impidió embarcarse hacia Palestina. Los compañeros de Ignacio, que eran ya diez, se trasladaron a Roma; Paulo III los recibió muy bien y concedió a los que todavía no eran sacerdotes el privilegio de recibir las órdenes sagradas de manos de cualquier obispo. Después de la ordenación, se retiraron a una casa de las cercanías de Venecia a fin de prepararse para los ministerios apostólicos. Los nuevos sacerdotes celebraron la primera misa entre septiembre y octubre, excepto Ignacio, quien la difirió más de un año con el objeto de prepararse mejor para ella. Como no había ninguna probabilidad de que pudiesen trasladarse a Tierra Santa, quedó decidido finalmente que Ignacio, Fabro y Laínez irían a Roma a ofrecer sus servicios al Papa. También resolvieron que, si alguien les preguntaba el nombre de su asociación, responderían que pertenecían a la Compañía de Jesús (San Ignacio no empleó nunca el nombre de "jesuita". Este nombre comenzó como un apodo), porque estaban decididos a luchar contra el vicio y el error bajo el estandarte de Cristo. Durante el viaje a Roma, mientras oraba en la capilla de "La Storta", el Señor se apareció a Ignacio, rodeado por un halo de luz inefable, pero cargado con una pesada cruz. Cristo le dijo: "Ego vobis Romae propitius ero" (Os seré propicio en Roma). Paulo III nombró al padre Fabro profesor en la Universidad de la Sapienza y confió a Laínez el cargo de explicar la Sagrada Escritura. Por su parte, Ignacio se dedicó a predicar los Ejercicios y a catequizar al pueblo. El resto de sus compañeros trabajaba en forma semejante, a pesar de que ninguno de ellos dominaba todavía el italiano.

La Compañía de Jesús

Ignacio y sus compañeros decidieron formar una congregación religiosa para perpetuar su obra. A los votos de pobreza y castidad debía añadirse el de obediencia para imitar más de cerca al Hijo de Dios, que se hizo obediente hasta la muerte. Además, había que nombrar a un superior general a quien todos obedecerían, el cual ejercería el cargo de por vida y con autoridad absoluta, sujeto en todo a la Santa Sede. A los tres votos arriba mencionados, se agregaría el de ir a trabajar por el bien de las almas adondequiera que el Papa lo ordenase. La obligación de cantar en común el oficio divino no existiría en la nueva orden, "para que eso no distraiga de las obras de caridad a las que nos hemos consagrado". No por eso descuidaban la oración que debía tomar al menos una hora diaria.

La primera de las obras de caridad consistiría en "enseñar a los niños y a todos los hombres los mandamientos de Dios". La comisión de cardenales que el Papa nombró para estudiar el asunto se mostró adversa al principio, con la idea de que ya había en la Iglesia bastantes órdenes religiosas, pero un año más tarde, cambió de opinión, y Paulo III aprobó la Compañía de Jesús por una bula emitida el 27 de septiembre de 1540. Ignacio fue elegido primer general de la nueva orden y su confesor le impuso, por obediencia, que aceptase el cargo. Empezó a ejercerlo el día de Pascua de 1541 y, algunos días más tarde, todos los miembros hicieron los votos en la basílica de San Pablo Extramuros.

Ignacio pasó el resto de su vida en Roma, consagrado a la colosal tarea de dirigir la orden que había fundado. Entre otras cosas, fundó una casa para alojar a los neófitos judíos durante el período de la catequesis y otra casa para mujeres arrepentidas. En cierta ocasión, alguien le hizo notar que la conversión de tales pecadoras rara vez es sincera, a lo que Ignacio respondió: "Estaría yo dispuesto a sufrir cualquier cosa por el gozo de evitar un solo pecado". Rodríguez y Francisco Javier habían partido a Portugal en 1540. Con la ayuda del rey Juan III, Javier se trasladó a la India, donde empezó a ganar un nuevo mundo para Cristo. Los padres Goncalves y Juan Nuñez Barreto fueron enviados a Marruecos a instruir y asistir a los esclavos cristianos. Otros cuatro misioneros partieron al Congo; algunos más fueron a Etiopía y a las colonias portuguesas de América del Sur.

Un baluarte de verdad y orden ante el protestantismo

El Papa Paulo III nombró como teólogos suyos, en el Concilio de Trento, a los padres Laínez y Salmerón. Antes de su partida, San Ignacio les ordenó que visitasen a los enfermos y a los pobres y que, en las disputas se mostrasen modestos y humildes y se abstuviesen de desplegar presuntuosa- mente su ciencia y de discutir demasiado. Pero, sin duda que entre los primeros discípulos de Ignacio el que llegó a ser más famoso en Europa, por su saber y virtud, fue San Pedro Canisio, a quien la Iglesia venera actualmente como Doctor. En 1550, San Francisco de Borja regaló una suma considerable para la construcción del Colegio Romano. San Ignacio hizo de aquel colegio el modelo de todos los otros de su orden y se preocupó por darle los mejores maestros y facilitar lo más posible el progreso de la ciencia. El santo dirigió también la fundación del Colegio Germánico de Roma, en el que se preparaban los sacerdotes que iban a trabajar en los países invadidos por el protestantismo. En vida del santo se fundaron universidades, seminarios y colegios en diversas naciones. Puede decirse que San Ignacio echó los fundamentos de la obra educativa que había de distinguir a la Compañía de Jesús y que tanto iba a desarrollarse con el tiempo.

En 1542, desembarcaron en Irlanda los dos primeros misioneros jesuitas, pero el intento fracasó. Ignacio ordenó que se hiciesen oraciones por la conversión de Inglaterra, y entre los mártires de Gran Bretaña se cuentan veintinueve jesuitas. La actividad de la Compañía de Jesús en Inglaterra es un buen ejemplo del importantísimo papel que desempeñó en la contrarreforma. Ese movimiento tenía el doble fin de dar nuevo vigor a la vida de la Iglesia y de oponerse al protestantismo. "La Compañía de Jesús era exactamente lo que se necesitaba en el siglo XVI para contrarrestar la Reforma. La revolución y el desorden eran las características de la Reforma. La Compañía de Jesús tenía por características la obediencia y la más sólida cohesión. Se puede afirmar, sin pecar contra la verdad histórica, que los jesuitas atacaron, rechazaron y derrotaron la revolución de Lutero y, con su predicación y dirección espiritual, reconquistaron a las almas, porque predicaban sólo a Cristo y a Cristo crucificado. Tal era el mensaje de la Compañía de Jesús, y con él, mereció y obtuvo la confianza y la obediencia de las almas" (cardenal Manning). A este propósito citaremos las, instrucciones que San Ignacio dio a los padres que iban a fundar un colegio en Ingolstadt, acerca de sus relaciones con los protestantes: "Tened gran cuidado en predicar la verdad de tal modo que, si acaso hay entre los oyentes un hereje, le sirva de ejemplo de caridad y moderación cristianas. No uséis de palabras duras ni mostréis desprecio por sus errores". El santo escribió en el mismo tono a los padres Broet y Salmerón cuando se aprestaban a partir para Irlanda.

Una de las obras más famosas y fecundas de Ignacio fue el libro de los Los Ejercicios Espirituales. Es la obra maestra de la ciencia del discernimiento. Empezó a escribirlo en Manresa y lo publicó por primera vez en Roma, en 1548, con la aprobación del Papa. Los Ejercicios cuadran perfectamente con la tradición de santidad de la Iglesia. Desde los primeros tiempos, hubo cristianos que se retiraron del mundo para servir a Dios, y la práctica de la meditación es tan antigua como la Iglesia. Lo nuevo en el libro de San Ignacio es el orden y el sistema de las meditaciones. Si bien las principales reglas y consejos que da el santo se hallan diseminados en las obras de los Padres de la Iglesia, San Ignacio tuvo el mérito de ordenarlos metódicamente y de formularlos con perfecta claridad.

La prudencia y caridad del gobierno de San Ignacio le ganó el corazón de sus súbditos. Era con ellos afectuoso como un padre, especialmente con los enfermos, a los que se encargaba de asistir personalmente procurándoles el mayor bienestar material y espiritual posible. Aunque San Ignacio era superior, sabía escuchar con mansedumbre a sus subordinados, sin perder por ello nada de su autoridad. En las cosas en que no veía claro se atenía humildemente al juicio de otros. Era gran enemigo del empleo de los superlativos y de las afirmaciones demasiado categóricas en la conversación. Sabía sobrellevar con alegría las críticas, pero también sabía reprender a sus súbditos cuando veía que lo necesitaban. En particular, reprendía a aquéllos a quienes el estudio volvía orgullosos o tibios en el servicio de Dios, pero fomentaba, por otra parte, el estudio y deseaba que los profesores, predicadores y misioneros, fuesen hombres de gran ciencia. La corona de las virtudes de San Ignacio era su gran amor a Dios. Con frecuencia repetía estas palabras, que son el lema de su orden: "A la mayor gloria de Dios". A ese fin refería el santo todas sus acciones y toda la actividad de la Compañía de Jesús. También decía frecuentemente: "Señor, ¿qué puedo desear fuera de Ti?" Quien ama verdaderamente no está nunca ocioso. San Ignacio ponía su felicidad en trabajar por Dios y sufrir por su causa. Tal vez se ha exagerado algunas veces el "espíritu militar" de Ignacio y de la Compañía de Jesús y se ha olvidado la simpatía y el don de amistad del santo por admirar su energía y espíritu de empresa.

Durante los quince años que duró el gobierno de San Ignacio, la orden aumentó de diez a mil miembros y se extendió en nueve países europeos, en la India y el Brasil. Como en esos quince años el santo había estado enfermo quince veces, nadie se alarmó cuando enfermó una vez más. Murió súbitamente el 31 de julio de 1556, sin haber tenido siquiera tiempo de recibir los últimos sacramentos.

Fue canonizado en 1622, y Pío XI le proclamó patrono de los ejercicios espirituales y retiros.

-Adaptado del trabajo de Alban Butler et all, edición en español de R.P. Wilfredo Guinea. La Vida de los Santos de Butler, vol. 3. (Chicago USA: Rand McNally, 1965) pg.222-228.

Santos jesuitas
Estos son unos de los 48 santos y beatos jesuitas. Entre ellos hay muchos mártires.

San Alonso Rodriguez -Viudo, religioso, portero.
San Claudio de la Colombiere -Apóstol del Sagrado Corazón.
San Edmundo Campion -Mártir inglés
San Estanislao Kostka -Patrono de novicios, polaco.
San Francisco de Borja -Virrey de Cataluña, España, Tercer General de los jesuitas.
San Francisco Javier -Patrón de los misioneros. Misionero a la India y Japón. Muere ante las costas de China.
San Ignacio de Loyola (vea esta página desde arriba) -fundador de la orden.
San Isaac Yogues y compañeros -Mártires de Norte América.
San Juan de Brito -y compañeros mártires en la China.
San Luis Gonzaga -Patrón de la juventud cristiana.
Beato Miguel Pro -Mártir mexicano
San Pablo Miki y compañeros -Mártires japoneses.
San Pedro Canisio -Doctor de la Iglesia, segundo evangelizador de Alemania.
San Pedro Claver -Misionero con los esclavos de Colombia.
San Roberto Belarmino -Doctor de la Iglesia, defensor de la doctrina durante y después de la Reforma.
San Roque Gonzales de Santa Cruz -Mártir paraguayo.



San Ignacio es el gran maestro del discernimiento de espíritus.

Juan Pablo II: "Ignacio supo obedecer cuando, en pleno restablecimiento de sus heridas, la voz de Dios resonó con fuerza en su corazón. Fue sensible a la inspiración del Espíritu Santo..."

Por el discernimiento de espíritu entendemos la capacidad de distinguir cuando nos habla el Espíritu Santo y cuando los espíritus malos.

Luis Goncalves de Cámara escribió "Los Hechos de San Ignacio" recogiéndolos de los labios del mismo santo:

Ignacio era muy aficionado a los llamados libros de caballerías, narraciones llenas de historias fabulosas e imaginarias. Cuando se sintió restablecido, pidió que le trajeran algunos de esos libros para entretenerse, pero no se halló en su casa ninguno; entonces le dieron para leer un libro llamado Vida de Cristo y otro que tenía por título Flos sanctórum, escritos en su lengua materna.

Con la frecuente lectura de estas obras, empezó a sentir algún interés por las cosas que en ellas se trataban. A intervalos volvía su pensamiento a lo que había leído en tiempos pasados y entretenía su imaginación con el recuerdo de las vanidades que habitualmente retenían su atención durante su vida anterior.

Pero, entretanto, iba actuando también la misericordia divina, inspirando en su ánimo otros pensamientos, además de los que suscitaba en su mente lo que acababa de leer. En efecto, al leer la vida de Jesucristo o de los santos, a veces se ponía a pensar y se preguntaba a sí mismo:

"¿Y si yo hiciera lo mismo que San Francisco o que Santo Domingo?"

Y, así, su mente estaba siempre activa. Estos pensamientos duraban mucho tiempo, hasta que, distraído por cualquier motivo, volvía a pensar, también por largo tiempo, en las cosas vanas y mundanas. Esta sucesión de pensamientos duró bastante tiempo.

Pero había una diferencia; y es que, cuando pensaba en las cosas del mundo, ello le producía de momento un gran placer; pero cuando, hastiado, volvía a la realidad, se sentía triste y árido de espíritu; por el contrario, cuando pensaba en la posibilidad de imitar las austeridades de los santos, no sólo entonces experimentaba un intenso gozo, sino que además tales pensamientos lo dejaban lleno de alegría. De esta diferencia él no se daba cuenta ni le daba importancia, hasta que un día se le abrieron los ojos del alma y comenzó a admirarse de esta diferencia que experimentaba en sí mismo, que, mientras una clase de pensamientos lo dejaban triste, otros, en cambio, alegre. Y así fue como empezó a reflexionar seriamente en las cosas de Dios. Más tarde, cuando se dedicó a las prácticas espirituales, esta experiencia suya le ayudó mucho a comprender lo que sobre la discreción de espíritus enseñaría luego a los suyos.

Los Ejercicios Espirituales

El fin específico de los Ejercicios es llevar al hombre a un estado de serenidad y despego de las cosas pasajeras para que pueda elegir "sin dejarse llevar del placer o la repugnancia, ya sea acerca del curso general de su vida, ya acerca de un asunto particular. Así, el principio que guía la elección es únicamente la consideración de lo que más conduce a la gloria de Dios y a la perfección del alma".

Como lo dice Pío XI, el método ignaciano de oración "guía al hombre por el camino de la propia abnegación y del dominio de los malos hábitos a las más altas cumbres de la contemplación y el amor divino".

Los Ejercicios Espirituales son el instrumento del que ha servido El Señor para comunicar su Espíritu a innumerables personas y llevarlas a la santidad.

Comienzan reflexionando sobre el "Principio y Fundamento" de todas las cosas. Nos enseña la verdad fundamental en la que debemos edificar nuestra vida:.

¿Cuál es el origen de esta existencia?, ¿Cuál es su sentido?, ¿Cuál su valor? Esta es la pregunta capital que me debo preguntar. La respuesta nos la da Dios: Génesis 1: 26 "Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra" Y como Dios es amor (1Juan 4:16), el hombre que es su imagen, ha sido creado para amar con su corazón, que es como el de Dios. Dios creó al hombre para amar con todo su corazón, toda su mente y toda su fuerza (Deut. 6:4-9).

El hombre ama a Dios ante todo alabándole, adorándole y sirviéndole. En esta línea debo ordenar mi existencia. Pero el amor es más que esto. Por su propia naturaleza, el amor busca unión. Dios nos creó para ser sus hijos adoptivos en Jesucristo y por Jesucristo.

El plan de Dios consiste en hacernos partícipes en la tierra (por medio de la fe y la gracia) y por toda la eternidad de la vida de la Trinidad que es amor.

El principio y fundamento de nuestra vida es este: Hemos sido creados para Alabar y Servir a Dios y mediante esto salvar nuestra alma.

Conociendo este principio y ordenando toda nuestra vida en El, podremos construir sobre roca para que las tormentas no destruyan nuestra casa. 


FUENTE 

martes, 30 de julio de 2019

DE LA REVOLUCIÓN, DEL II CONCILIO Y EL KATEJÓN



EL MYSTERIUM INIQUITATIS


El Mysterium Iniquitatis ya está en marcha...





"1. Por lo que respecta a la Venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, 2. que no os dejéis alterar tan fácilmente en vuestro ánimo, ni os alarméis por alguna manifestación del Espíritu, por algunas palabras o por alguna carta presentada como nuestra, que os haga suponer que está inminente el Día del Señor. 3. Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de perdición, 4. el Adversario que se eleva sobre todo lo que que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios. 5. ¿No os acordáis que ya os dije esto cuando estuve entre vosotros? 6. Vosotros sabéis qué es lo que ahora le retiene, para que se manifieste en su momento oportuno. 7. Porque el ministerio de la impiedad ya está actuando. Tan sólo con que sea quitado de en medio el que ahora le retiene, 8. entonces se manifestará el Impío, a quien el Señor destruirá con el soplo de su boca, y aniquilará con la Manifestación de su Venida. 9. La venida del Impío estará señalada por el influjo de Satanás, con toda clase de milagros, señales, prodigios engañosos, 10. y todo tipo de maldades que seducirán a los que se han de condenar por no haber aceptado el amor de la verdad que les hubiera salvado. 11. Por eso Dios les envía un poder seductor que les hace creer en la mentira, 12. para que sean condenados todos cuantos no creyeron en la verdad y prefirieron la iniquidad.
"



II Tesalonicenses, 2 - Bíblia Católica Online

El Mysterium Iniquitatis ya está en marcha, dice San Pablo. Hay una gran conspiración anticristiana desde la venida misma de Cristo que lucha contra Cristo, su Iglesia, su orden social en el mundo: la Revolución, la cual se manifestó fuertemente en una cantidad de acontecimientos disímiles de orden religioso, políticos y culturales, herejías, persecusiones, cismas, el Islam, la caída del realismo objetivo y el fermento nominalista, la Reforma, el Racionalismo, el Iluminismo, la Ilustración, la Revolución Francesa, el liberalismo laicista, el Comunismo, el Marxismo cultural gramsciano y la Escuela de Frankfurt, la caída de Habsburgo, el contubernio de Yalta, el Sionismo...






EL KATEJÓN

El que retiene (v 5.7)...la manifestación del Anticristo. El reteniente, obstaculizante: Katejón, en griego.

Hubo consenso en los Santos Padres en que el Katejón es el Imperio Romano. También San Agustín, los Escolásticos y el Aquinate. Luego Newman sostuvo que el imperio Romano llega a nosotros, porque si bien el Sacro imperio terminó con la Primera Guerra Mundial con la abdicación de la corona de Carlos I de Habsburgo a los vencedores, subsiste el Imperio Romano, o ya el Orden Romano en sus justas instituciones: la sacralidad de la vida creada por Dios, la monogamia, la procreación natural, la soberanía y la jerarquía religiosa; en fin la primacía de la Ley Natural. Ese orden romano de la cristiandad estuvo sostenido, decimos, por la Religión Católica con centro en la Eucaristía, que dotaba de vitalidad no solo a la almas sino a la sociedad. Se podría establecer también una identidad entre el Katejón y los residuos del Reino Social de Cristo verificado en la Edad Media.

Las filosofías modernas, liberalismos, nominalismos, existencialismos heideggerianos, fenomenologías, modernismos, que atentan contra la sana metafísica y el realismo objetivo necesario para concebir a Dios; humanismos que autonomizan al hombre y lo endiosan; que atentan contra la concepción elemental y sana del ser del hombre y de Dios, han socavado el orden romano en el plano de la superestructura de las ideas filosóficas y teológicas, y luego en la praxis de la vida social, en una nueva reingeniería de la corrección política. Todo esto se filtró en la teología neomodernista y personalista, y desde aquí a la  nueva iglesia conciliar (Pablo VI) en su mismo Magisterio, que asume y aprueba esta caída del orden romano, del Katejón, en el II Concilio Vaticano y sus Documentos como DH, NA, GS, UR, LG, y ni hablar de la Reforma Litúrgica, en que se acepta un vaciamiento del contenido sacrificial de la Misa: esta se vuelve celebración antropocéntrica, inmanente, naturalista, horizontal.

Estamos diciendo que la Revolución anticristiana, el Mysterium Iniquitatis, se ha anotado un triunfo -cuya eficacia y alcances veremos en el futuro, quizás en el Juicio- removiendo en gran parte el Katejón, que reiteremos eran los restos del Orden Romano sustentados en la sociedad cristiana, basada en el orden cristiano y natural.

Y decimos también que la jerarquía conciliar -que no se identifica sin mas con LA IGLESIA DE CRISTO, aunque sus decisiones hayan formado parte jurídica de la Iglesia -hay una sola Iglesia-, sino una jerarquía coyuntural y nefasta- a partir de 1962 se ha adherido a la Revolución contra la Iglesia de Cristo en el II Concilio Vaticano: ha contribuido a remover el Katejón.

El Katejón naturalmente es algo bueno, algo de Dios, algo cuya bondad y conexión con Dios constituye un obstáculo a la manifestación del Mal en toda su virulencia. Insistamos: El buen Orden Romano y la sociedad cristiana con centro en el Sacramento del Sacrificio de Cristo, constituyen el Katejón.


IDENTIFICACIONES DISPARATADAS

Por tal razón es un absoluto disparate esa interpretación que pone como katejón un hombre; y mas, un hombre que ha contribuido a removerlo: un hombre de la abdicante iglesia conciliar: un hombre que ha contribuido a la Revolución dentro de la Iglesia, ya que como Obispo, Perito del Concilio, teólogo y Papa ha contribuido a la Revolución dentro de la Iglesia y a la remoción del Obstáculo: si, algunos se atreven a indentificar al katejón con Benedicto XVI.

Queda de manifesto lo absurdo y disparatado de esta identificación, siendo precisamente que este hombre ha contribuido a remover el Katejón con su liberalismo y modernismo y contribución y apoyo hasta ahora de todos los documentos y reformas conciliares afines a la Revolución, que conducen precisamente a la remoción del Katejón.

Ni siquiera se lo podría ver a nuestro juicio como katejón en cuanto representante del Papado, porque en este caso sería un Papado que no sería precisamente un ejemplo de la misión para la que fue instituido por Cristo, sino lo contrario.

El Katejón entonces, es el orden romano bendecido por la Iglesia con centro en los Sacramentos y sobre todo en la Santa Misa y la sana Doctrina socialmente aceptada. El Reino social de Cristo, con instituciones y leyes acordes a la Ley divina y natural, al que el liberalismo y el modernismo del II Concilio Vaticano han dado el coup de grâce en el mundo.

Aunque la indefectibilidad de la Iglesia está asegurada por la Palabra del Señor. La victoria, si no hay apoteosis triunfales inmanentes de la Iglesia en el futuro -lo cual es lo mas probable-   será en la Parusía del Serñor: la Iglesia lo recibirá, segúramente perseguida y en el desierto, disminuida cuantitativamente pero rillante y santa cualitativamente.



EL II CONCILIO VATICANO, CONDENADO ANTES POR LA VERDAD CATÓLICA

Los grandes ejes del II Concilio Vaticano fueron condenados con anterioridad.

Ecumenismo irenista: El II Concilio tiene ciertos pasajes condenando esto, pero Nostra Aetate en su ambigüedad indiferentista apunta a ese irenismo. La Reforma Litúrgica, hecha por una comisión con herejes y cismáticos, apuntó a una celebración naturalista intercambiable y sincrética con herejes y cismáticos. En la praxis, tenemos el mendaz blanqueamiento de la culpa de los Hermanos Mayores; la subida al Catecismo de que adoramos al mismo Dios que ellos y los musulmanes, el Beso del Corán, la Comunión a herejes y cismáticos de Taizé por Benedicto XVI, la tergiversación de las oraciones litúrgicas del Misal Católico en la Celebración del Viernes Santo, también licuando la culpa de los Hermanos Mayores..Las escandalosas oraciones de BXVIy JPII en el Muro de los Lamentos y en Asís con gente que ni siquiera era monoteísta..., las afirmaciones de BXVI de que el Antiguo Testamento no lleva necesariamente a la interpretación de que Cristo es el Mesías....Esto está condenado especialmente en Mortalium Animos de Pío IX.
La libertad Religiosa laicista de Dignitates Humanae fue ampliamente condenada en Syllabus y Quanta Cura, por Pío IX, y combatida también en Quas Primas de Pío XI. También abordada y condenada por Leon XIII en Libertas e Inmortale Dei.
La Reforma Litúrgica modifica la Misa Tridentina establecida de una vez para siempre bajo Anatema solemne por San Pío V, y vacía a la celebración del Sacrificio de Cristo en sus oraciones esenciales, es un viraje al naturalismo e inmanentismo, antropocentrismo; y separa destructivamente el Tabernáculo del Altar.
Podemos seguir con la nueva eclesiología que ya renuncia al Dogma Extra Ecclesiam Nula Sallus en Lumen Gentium y otros pasajes de otros documentos.
La colegialidad.... Un capítulo aparte exigiría el extraño Gaudium et Spes, con borrosidades mundialistas, revolucionarias, naturalistas, pelagianas, indiferentistas, laicistas...
Lo inverosímil es que haya gente que se diga católica y tradicional y pretenda defender todo esto.....con el estúpido argumento de que es un Concilio Ecuménico....cuando no se invocó la instancia Ex Cáthedra, y explícitamente se reconoció por Juan XXIII y Pablo VI que no se quería definir Doctrina -algo necesario en una Declaración Infalible Ex Cáthedra Dogmática- y que la intención del Concilio era Pastoral....
Este Concilio representa el hito infausto de la abdicación del Magisterio de la Iglesia, de su adhesión al movimiento Revolucionario Anticristiano mundialista.

La inverosímil estrategia conciliar

Los estrategas conciliares han pergeñado la traición mas dañina, insensata y estúpida de la historia de la Iglesia: la Reconciliación con los Enemigos y descarriados claudicando de la Verdad y la identidad católicas.
Ecumenismo, libertad religiosa, nueva relación con el mundo, reforma litúrgica sincrética y vaciada del sacrificio de Cristo, abandono del Dogma Extra Ecclesiam Nula Sallus.
Nunca abdicar la Verdad que Cristo nos brinda con su Sacrificio en la Cruz puede ser la estrategia para atraer enemigos y descarriados al redil de Cristo.
Solo la Verdad libera.
No solo no se ha atraído ningún enemigo al redil de Cristo, sino que ha iglesia ha quedado devastada, en ruinas.
Por los frutos los conocerán.

lunes, 29 de julio de 2019

SANTA MARTA, VIRGEN III CLASE

 Marta era hermana de María (a la que se suele identificar con María Magdalena) y de Lázaro. Con ellos vivía en Betania, pequeña población distante unos cuatro kilómetros de Jerusalén, en las cercanías del Monte de los Olivos. El Salvador había vivido en Galilea al principio de su ministerio público, pero al tercer año de su predicación se trasladó a Judea y acostumbraba entonces visitar, en Betania a sus tres discípulos que, tal vez, habían cambiado también su morada galilea por la de Judea para estar más cerca de El. San Juan nos dice que "Jesús amaba a Marta y a su hermana María y a Lázaro." Según parece, Marta era mayor que María, pues se encargaba de la dirección de la casa. San Lucas refiere que, cuando el Señor iba a Betania, Marta le atendía con gran solicitud y se afanaba mucho por servirle, en tanto que María se sentaba simplemente a los pies del Maestro a escucharle.
Sin duda que Marta amaba tanto a Jesús que todo lo que hacía para atenderle le parecía poco y hubiese querido que todos los hombres empleasen las manos, los pies, el corazón y todos los sentidos y facultades en el servicio del Creador del mundo que se había hecho hombre. Por eso, Marta pidió al Salvador que reconviniese a María para que la ayudara. Nuestro Señor se complacía ciertamente en el afecto y devoción que le profesaba Marta, pero encontró más digno de alabanza el celo tranquilo con que María se consagraba a la única cosa realmente importante, que es la atención del alma en Dios: "Marta, Marta", le dijo, "te afanas en muchas cosas, cuando sólo una es necesaria. María ha elegido la mejor parte..." En la vida activa, el alma se dispersa con frecuencia y pierde de vista el fin; en cambio, en la vida contemplativa se concentra en Dios y se une a El por la adoración y el amor. La vida contemplativa es una especie de noviciado del cielo, pues la contemplación es la ocupación de los bienaventurados del paraíso. Por ello, Cristo alabó la elección de María y afirmó que nunca cesaría en la contemplación y todavía añadió: "sólo una cosa es necesaria." Eso significa que la salvación eterna debe ser nuestra única preocupación.
Luc. 10:38-42; Juan 11 y 12:1-2. Según la leyenda de la Provenza (cf. nuestro artículo sobre Santa María Magdalena, 22 de julio), Marta fue con su hermana a Francia y evangelizó Tarascón. Ahí se encontraron en 1187 sus pretendidas reliquias, que todavía seveneran en su santuario. Casi todos los datos de la nota del 22 de julio se aplican a Santa Marta y a su viaje a Tarascón.



FUENTE: FUENTE

ICONOCLASTÍA DE ÍDOLOS DE BARRO Y PAJA

Hay gente que sostiene convencida que altos responsables de la iglesia católica, Papas, que apoyaron el rumbo destructor de la Revolución anticristiana dentro de la Iglesia, son ortodoxos y venerables, e incluso santos, porque dijeron algunas cositas ortodoxas o hicieron algunos documentos de cierta fidelidad a la verdad.

Veamos que es lo que apoyaron y aprobaron esos santazos: Los hitos de la Revolución anticristiana que hicieron abdicar al Magisterio de la Iglesia: El Ecumenismo irenista que abdica de la Verdad y tiene a los Enemigos inveterados de manera suicida como amigos y degradó la fe para consensuar con ellos; la Libertad Religiosa, -ya condenada repetidas veces, donde se abdica del Establecimiento del Reino sociopolítico de Cristo en el mundo, y se pone a la Iglesia bajo el Estado Laico NOM- la Nueva Eclesiología donde se proscribe y abandona el Dogma de Extra Ecclesiam Nulla Salus y la calamitosa Reforma Litúrgica que aniquila la Misa Católica para que pueda ser intercambiable con herejes y cismáticos.

Los frutos del desempeño de estos santazos los tenemos hoy a la vista: Confusión, ignorancia, apostasía, profanación, sacrilegio....

No se pueden reivindicar estos hombres citando alguna frase errática ortodoxa: su rumbo fue nefasto y apoyaron la base de la destrucción de la Iglesia.

La ingenuidad no es virtud cristiana.





sábado, 27 de julio de 2019

VII DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS


VII DOMINGO DESPUES DE PENTECOSTÉS
II clase, verde
Gloria, Credo y prefacio de la Santísima Trinidad

Adherido el cristiano a su cabeza, Cristo, como las ramas al árbol que les da la vida, debe producir buenos frutos, so pena de ser cortado y echado al fuego. La amenaza es terrible. El valor y la autenticidad de una vida cristiana se prueban por las obras que produce. “Un árbol bueno produce buenos frutos” Aunque hay más debilidad que malicia en el desorden y vacío de bien de las vidas humanas, con todo, no es menos verdadera la apreciación de Cristo. Retengámosla para nosotros mismos en todo su rigor y desconfiemos de los «falsos profetas», que abundan en bellas palabras, sin enmendar su vida. Idéntico programa de íntegra lealtad, en la epístola, en la cual recurre san Pablo a las exigencias de nuestra vida de bautizados. Arrancados del pecado y consagrados a Dios, debemos mostrar en la práctica de una vida santa la misma y mas entereza que otros, sin tener en cuenta la «justicia» cristiana, ponen en su vida de pecado.
...
Si nos fijamos en la maravillosa propagación del Cristianismo por tantos y tan diversos pueblos, fácilmente comprenderemos por qué la Iglesia nos invita en el Introito de la presente dominica a la alabanza divina, al santo júbilo. El Hijo de Dios, a quien no quisieron reconocer los judíos, es adorado ahora por multitud de pueblos. Por este beneficio, del que todos somos deudores a la infinita misericordia de Dios, justo es que constantemente vivamos agradecidos y aclamemos al Señor con voces de júbilo. En la Colecta suplicamos a Dios que aparte de nosotros todos los males y nos conceda la abundancia de sus bienes, los cuales afirmarán más y más su dulce reinado en nuestros corazones. A que sirvamos a Dios con todas nuestras fuerzas, se dirige la Epístola que leemos en la Santa Misa. Nada se nos podía pedir más justo. Así como con nuestros miembros servimos a la iniquidad, así es muy debido que ahora usemos de los mismos para servir a Dios mediante la práctica de la virtud.  El Gradual no recuerda y enseña que el temor de Dios es el principio de la verdadera sabiduría. Finalmente, en el Evangelio nos previene Jesucristo para que nos guardemos de los falsos profetas. Y ¿cómo podremos distinguirlos de los verdaderos? Ved ahí la norma señalada por el divino Maestro: por sus frutos los conoceréis, es decir, por sus obras. (1)

EL ESPÍRITU SANTO sigue siempre pausadamente, calladamente transformando, divinizando la faz sobrenatural de la tierra. Es la sal de la Sabiduría, que sazona al mundo, que purifica las almas, que las madura con sus divinales fuegos para la vida eterna.   Ese divino Espíritu tiene razón de Don, y entre los Dones el más augusto y preciado es el de Sabiduría, tan solicitado por la Iglesia ya desde estos domingos, y sobre todo en los de agosto, al recordarnos en maitines las figuras de David y de Salomón. Ambos fueron grandes amantes de la divina Sabiduría, que nos hace sacar gusto a Dios, y enjuiciarlo todo según su certero y sapientísimo criterio: Esta es aquella Sunamitis tan ferviente que calentaba al anciano David, tan casta que no le incitaba la libídine. Esta pidió también el joven Salomón como esposa al tomar las riendas del gobierno; ésta finalmente constituirá para los elegidos las delicias del cielo. “Videnti Creatorem angusta est omnis creatura”, al que ve al Creador, dice S. Gregorio, parécele poquita cosa cualquier criatura, charquitos de agua turbia, frente a las aguas vivas de una fuente caudalosa.   Los pingües frutos de esta celestial Sabiduría hállanse enumerados en la Epístola de hoy; y, en cambio, el fruto y paga del pecado es la muerte, además de la vergüenza y del torcedor de la conciencia que le acompaña y que le sigue.   Por nuestra vida y por los frutos que rindamos se conocerá qué tal árbol somos (Ev.), pues no está todo en tener buenas palabras, sino en la Sabiduría y cordura, que el Espíritu Santo comunica a los que de Él se dejan dócilmente guiar, traduciéndose luego en obras buenas y de edificación. “Preciso es, dice S. Agustín, que manos y lengua vayan a la par; y que mientras ésta glorifica a Dios, aquéllas obren”. “Las palabras placenteras y los aires de mansedumbre deben ser evaluados por el fruto de las obras”, dice S. Hilario; porque a menudo sucede que la piel de oveja sirve para ocultar la ferocidad del lobo (Noct. 3º).   Tenemos, pues, en el pacífico Salomón una figura de Cristo, el cual dijo cierto día: Éste que veis es más que Salomón. A Él debemos escuchar (Grad.) porque tiene palabras de vida eterna. Él es la sabiduría misma del Padre. Que Él tenga a bien enseñarnos a temer al Señor (Ib.)y a discernir el bien del mal (Evang.), y que la Santa Misa de hoy, figurada ya por el sacrificio de Abel (Sec.) y por los holocaustos ofrecidos en el Templo por Salomón, sirva para aplacar y honrar al Señor.   Pidamos al Señor, mantenga nuestra vida en los caminos de su justicia, aparte de nosotros todo lo nocivo, y nos conceda todo lo saludable (Or.). (2)


TEXTOS DE LA SANTA MISA


Introito. Salm 46.2-3.- Batid palmas todas las gentes; vitoread a Dios con voces de júbilo. Salmo.- Porque el Señor es el Altísimo, el terrible; es el rey grande de toda la tierra. V/. Gloria al Padre.


Colecta.- Oh Dios!, cuya providencia no se engaña en sus disposiciones; te suplicamos apartes de nosotros todo lo dañoso, y nos concedas todo lo saludable. Por nuestro Señor Jesucristo.


Epístola. Rom. 6.19-23.-.
Hermanos: Hablaré a lo humano en atención a. la flaqueza de vuestra carne. Como habéis entregado vuestros miembros a la esclavitud de la impureza y la iniquidad, empleadlos ahora para que sirvan a la justicia para la santificación. Cuando erais esclavos del pecado, sacudisteis el yugo de la justicia. ¿Qué fruto sacasteis entonces de ello? Ahora os avergonzáis. Porque el fin de todo esto es la muerte. Mas ahora que estáis libres del pecado y habéis sido hechos siervos de Dios, cogéis por fruto vuestro la santificación, que tiene como fin la vida eterna. Porque la paga del pecado es la muerte; y el galardón de la virtud, la vida eterna en Jesucristo nuestro Señor.


Gradual. Salm. 33.12,6.- Venid, hijos, y oídme; os enseñaré el temor del Señor. V/. Acercaos a él y seréis iluminados, y vuestros rostros no serán confundidos.


Aleluya.- Aleluya, aleluya. V/. Batid palmas todas las gentes; vitoread a Dios con voces de júbilo. Aleluya.



Evangelio.- Mateo. 7,15-21
En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Cuidaos de los falsos profetas que vienen a vosotros vestidos con piel de oveja, mas por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Por ventura se cogen uvas de los espinos, o higos de los zarzales? Así, todo árbol bueno da buenos frutos, y todo árbol malo produce frutos malos. No puede el árbol bueno dar malos frutos, ni el árbol malo darlos buenos. Todo árbol que no da buen fruto será cortado y echado al fuego. Así, pues, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: ¡Señor, Señor!, entrará en el reino de los cielos; sino el que hiciere la voluntad de mi Padre celestial, ése es el que entrará en el reino de los cielos.


Ofertorio. Dan. 3.40.- Como el holocausto de carneros y de toros, y los sacrificios de millares de corderos gordales, así sea hoy grato nuestro sacrificio en tu acatamiento, pues no son confundidos los que en ti confían, Señor.


Secreta.- Oh Dios!, que quisiste reemplazar las diferentes hostias de la antigua ley por un solo perfecto sacrificio; recibe el que te ofrecen tus devotos siervos y santifícalo con la misma bendición con que bendijiste el de Abel; y lo que cada cual ha ofrecido en honor de tu majestad, aproveche a todos para su salvación. Por N. S..


Prefacio de la Santísima Trinidad.- En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción, De suerte, que confe­sando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y  los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz.


Comunión. Salm. 30.3.- Inclina a mí tu oído; apresúrate a salvarme.


Poscomunión.- Señor, que tu acción curativa nos libre de nuestras perversas tendencias y nos guíe a obrar lo que es recto. Por nuestro Señor Jesucristo.

COMENTARIO

Como habitualmente, reproduciremos el comentario del Padre Leonardo Castellani, que hoy nos adelanta admirablemente el tema del Evangelio: Los Falsos Profetas: su demagogia, su piel de oveja, su prédica agradable y biensonante, buenaonda…., facilismo, Misericordia a roletes…y su Humanismo…Humanismo…ya se van barruntando otros temas….Modernismo, evolución, adaptación de la Iglesia al espíritu moderno del mundo….Luego reproduciremos algunos dichos de los Santos Padres sobre el asunto, y  dos cortos escritos nuestros vinculados sobre el tema de los Falsos Pastores.

COMENTARIO DEL PADRE CASTELLANI

DOMINGO SÉPTIMO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS [Mt 7, 15-21] Lc 6, 39-45

 El evangelio de hoy (Mt VII, 15) está tomado del final del Sermón de la Montaña, y es un aviso sobre los falsas profetas seguido de la parábola de la Uva y del Abrojo, o sea de los frutos del buen y el mal Árbol; los cuales se dan como señal para conocer el Seudoprofeta.  Cristo previno muchas veces contra los Seudoprofetas que son simplemente los herejes; y los doctores, poetas, moralistas –que estas tres cosas eran los profetas hebreos– de la impiedad; y predijo que en los últimos tiempos los habría a bandadas.  Siempre ha habido en la historia de la Iglesia quienes “viniendo a vosotros con vestidura de oveja, por dentro son lobos rapaces”, como los describió Cristo; es decir, vienen con vestidura de pastores, los cuales suelen usar zamarras o pellizas de piel de oveja. Todos los herejes han tomado una parte de la doctrina de Cristo; y exagerándola la han convertido en una deformidad y en un veneno; muchos de ellos han tenido apariencias de hombres píos, benéficos y altruistas; y han sido hábiles en manejar las grandes palabras que –diferentes en cada época– conmueven el corazón del pueblo, como Libertad, Igualdad, Fraternidad, Democracia, Justicia, Compañerismo, Paz, Prosperidad, y toda la letanía. Contra ellos no es muy fácil precaverse. “Por sus frutos los conoceréis”, repite Cristo. Las obras no mienten.  Los amargos frutos de la bandada de seudoprofetas que se levantó desde fines del siglo XV”. a manera de manga de langostas, arbolando las palabras de “Ilustración, Tolerancia, Progreso, el Siglo de las Luces y la Mayor Edad del Género Humano”, de sobra los conocemos porque los estamos sufriendo: las consecuencias del aclamado “Siglo de las Luces” fueron dos atroces guerras mundiales y una descompostura general del mundo, que anuncia una guerra peor. La “tolerancia” de Voltaire ha acabado en toda clase de persecuciones; la “libertad omnímoda para todos” ha producido despotismos, tiranías y lo que llaman el “Estado totalitario”, teorizado por Hegel; el “concierto de todas las naciones” de Condorcet ha servido para romper la barrera defensiva de Europa (el “Río Eúfrates”, que dice la Escritura) y abrir la puerta al Asia, que se yergue ahora amenazante sobre ella; y la “Paz Perpetua” de Kant ha producido la “Guerra Fría”. Las malas doctrinas, aceptadas y gritadas sin tasa por los pueblos borrachos, han descoyuntado los huesos del mundo; y el mundo se agita hoy enfermo y angustiado; y más borracho que nunca. '¿Por ventura se recogen uvas del abrojo o higos del cardal?”. Muy malo era todo eso, pues ha producido tales frutos. Produjo lo contrario de lo prometido.  Los Seudoprofetas siempre prometen cosas fáciles y halagüeñas: de eso viven; y medran. Esa es la nota que Isaías y Jeremías enrostran a sus falsificadores y perseguidores: que son aduladores, simplemente; de la estirpe de los sycofantes que tan bien caracterizó Platón en el Fedro y en El Sofista. Es fácil prometer mil años de paz, un viaje al planeta
Marte –donde el clima es mejor y hay grandes yacimientos de uranio– y la prolongación de la vida hasta los 150 años por medio de la penicilina. Leo en una revista alemana: “Dentro de dos millones de años, el Hombre habrá evolucionado en tal forma que nosotros a su lado pareceremos gusanos.” ¡Qué felicidad... para el que lo vea! ¡Que Dios te conserve la vista, m'hijo!  La “idolatría de la Ciencia” que domina a la época actual es una evolución de la “Superstición del Progreso” que fue el dogma eufórico del siglo pasado. Efectivamente, el famoso “Progreso”, prometido a gritos por Condorcet y Víctor Hugo, no se ha dado en ningún dominio, excepto en el dominio de la técnica, que es lo que hoy día llaman “Ciencia”. Pero la técnica no puede ser adorada ni siquiera venerada: puede servir al bien o al desastre, sirve para hacer las bombas de fósforo líquido y las atómicas, lo mismo que la vacuna contra la poliomielitis; y puestos en una balanza los estragos espantables junto a los bienes que ha dado la “técnica” en nuestro siglo, yo no veo que ganen los bienes. Preservar a un niño de la parálisis infantil para que después sea quemado vivo por una bomba de fósforo, como los niños de Hamburgo; o de uranio, como los de Hiroshima, no me parece gran negocio.  La veneración de la “Ciencia” es lo que ha sustituido a la religiosidad en las masas contemporáneas; y por tanto podemos decir que es lo que la ha destruido; porque, como dicen los franceses, “sólo se destruye lo que se sustituye”: por eso la hemos llamado “idolatría”. “No adorarás la obra de tus manos”, dice el segundo mandamiento. La ciencia actual es muy diversa de la ciencia de los griegos, o la ciencia de los grandes siglos cristianos. La ciencia antigua era una actividad religiosa o casi religiosa, movida por un amor y encaminada al bien. Hoy día la “Ciencia” es impersonal, inhumana, exactamente como un ídolo. Desde la segunda etapa del Renacimiento (siglos XVI y XVII) la concepción de ciencia es la de un estudio cuyo objeto está colocado fuera del bien y del mal; y, sobre todo, del bien; sin relación alguna con el bien. La ciencia estudia los hechos como tales: los hechos, la fuerza, la materia, la energía, aislados, deshumanizados, sin relación con el hombre y menos con Dios: no hay en su objeto nada que el corazón del hombre pueda amar. Los móviles del “científico” actual no son móviles de amor a Dios o al prójimo; ni siquiera a su ciencia. Es reveladora la amarga confesión de Einstein que en sus últimos días decía que: “de poder volver a vivir sería plomero o vendedor ambulante, pero no físico”. Y sin embargo la física le dio todo lo que a ella el científico le pide: gloria, fama, honores, consideración, dinero. Más que eso no puede dar un ídolo.  Un sacerdote no puede admirar la “técnica” moderna de un modo incondicional, ni adularla para quedar bien con las muchedumbres, o aparecer como hombre adelantado y “de su tiempo”. Al contrario, debe mirarla con cierta sospecha, puesto que en el Apokalypsis están prenunciados los falsos milagros del Anticristo, los cuales se parecen singularmente a los “milagros” de la Ciencia actual. “La Segunda Bestia, la Bestia de la Tierra, pondrá todo su poder al servicio de la Primera, la Bestia del Mar; y la facultará a hacer prodigios estupendos, de tal modo que podrá hacer bajar fuego del cielo sobre sus enemigos...” (Ap x”, 1213). Eso ya lo conocemos, eso ya está inventado. No sabemos quién será esa llamada “Bestia de la Tierra” pero sabemos que el Profeta la describe como teniendo poder para hacer prodigios falaces por un lado; y por otro, con un carácter religioso también falaz, puesto que dice que “se parecía al Cordero, pero hablaba como el Dragón”. Esa potestad o persona particular que será aliada del Anticristo y lo hará triunfar será el último Seudoprofeta, por lo tanto. Y por sus frutos habrá que conocerlo; porque sus apariencias serán de Cordero.  Pero se podría decir: “Si hemos de conocer al árbol por sus frutos dañinos ¿no será ya demasiado tarde, porque el daño ya está hecho? ¿Acaso sirve de algo conocer los hongos venenosos después que uno los ha comido, por sus efectos? ¿No es mejor conocerlo por sí mismo, por sus hojas y su forma? Y de hecho ¿no conoce así la Iglesia a las herejías, por medio de sus teólogos y doctores, confrontándolas con la doctrina tradicional, y
rechazándolas en cuanto se apartan de ella?”.  Eso es verdad; pero se aplica a las herejías antiguas, no a las nuevas. La elaboración de la ortodoxia se ha hecho poco a poco; y justamente en la lucha multiforme con nuevas y nuevas herejías. Ahora es fácil conocer a un arriano, un macedoniano, o un protestante; no así cuando aparecieron. Cuando una herejía es nueva, el “catecismo” no basta: de aquí la necesidad que los sacerdotes estudien; y que los doctores de La fe lean los libros heterodoxos; lo cual no es ninguna diversión, sino una ímproba labor, y hasta un “martirio”, como dijo Santo Tomás. La herejía actual que se está constituyendo ante nuestros ojos, consistente en definitiva en la adoración del hombre y “las obras de sus manos”, no es fácilmente discernible a todos; porque pulula de falsos profetas.  –¿Simona Weil fue herética o no?  –Unos dicen que sí y otros que no.  –¿Y usted qué dice?  –Por sus frutos la conoceréis.  –¿Y cuáles son sus frutos?  –No tengo lugar para decirlos aquí.

 Oh Señor, quédate conmigo, porque la noche se acerca, y no me abandones.  ¡No me pierdas con los Voltaire, y los Renán, y los Michelet y los Hugo y todos los otros infames!  Son muertos, y su nombre mismo después de su muerte es un veneno y una podredumbre.  Su alma está con los perros muertos, sus libros están juntos en el chiquero.  Porque Tú has dispersado a los orgullosos y no pueden estar en uno,  ni comprender, mas solamente destruir y disipar –ni poner las cosas en uno...  Sabios, epicúreos, maestros del noviciado del Infierno, prácticos de la Introducción a la Nada,  bramanes, bonzos, filósofas ¡tus consejos Egipto! vuestros consejos,  vuestros métodos, y vuestras demostraciones y vuestra disciplina.  ¡Nada me reconcilia, yo estoy vivo en vuestra noche abominable, levanto mis manos en el desespero, levanto mis manos en el trance y el transporte de la esperanza salvaje y sorda...!  Quien no cree más en Dios, no cree en el Ser; y quien odia al Ser, odia su propia existencia... (Hasta acá Castellani) (3)

SANTOS PADRES SOBRE EL EVANGELIO DE HOY

Camino estrecho y falsos profetas:

San Agustín, de sermone Domini, 2, 24
Habiendo dicho el Señor que son pocos los que encuentran el camino estrecho y la puerta angosta, para que los herejes, que se recomiendan muchas veces por su pequeño número, no se coloquen en nuestro lugar, añade en seguida: "Guardaos de los falsos profetas".

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 23,6
Como se había dicho que la puerta es estrecha, y que son muchos los que pervierten la vía que a ella conduce, por eso inculcó: "Guardaos de los falsos profetas". Para despertar más su atención, les recordó con ese nombre a los que introdujeron el error entre sus padres, lo cual había sucedido también en medio de ellos.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 23,6
Por lo que parece, muchas veces no sólo son llamados falsos profetas los herejes, sino también aquéllos cuya vida es corrupta, pero que la ocultan con el antifaz de la virtud, por lo cual dijo: "Los conoceréis por sus frutos". Entre los herejes puede muchas veces hallarse la vida, pero de ningún modo entre los que he dicho.

Herejes

San Jerónimo
Así pues, lo que se dice aquí de los falsos profetas (que ofrecen una cosa en su trato y en sus palabras, y demuestran otra en sus obras), debe entenderse especialmente de los herejes, que parecen cubrirse con la continencia y el ayuno como con un vestido de piedad, pero que interiormente tienen sus almas envenenadas, y engañan los corazones de sus hermanos sencillos.

Perseguidor

San Gregorio Magno, Moralia 31,11
El hipócrita hasta con la paz de la Iglesia se ve hostigado, por eso a nuestra vista aparece vestido con capa de religiosidad. Pero basta que se declare alguna persecución contra la fe, y al punto los feroces apetitos del lobo lo despojan del vestido de oveja, y, persiguiendo, demuestra cuán grande es su crueldad contra el bien

INCOHERENCIA

San Jerónimo
Así como había dicho antes que aun los que llevan el vestido de la buena vida no deben ser recibidos si hay maldad en sus enseñanzas, así ahora dice, por el contrario, que no debe oírse a los que, enseñando buena doctrina, la destruyen con sus malas obras. Una y otra cosa es necesaria a los que sirven al Señor: que las obras se prueben con las palabras y las palabras con las obras. Y por ello añade: "No todo el que me dice Señor, Señor", etc.

LOS FALSOS PROFETAS Y LAS FALSAS DOCTRINAS, EL NUEVO EVANGELIO….

No solo Cristo en el Evangelio anuncia y denuncia la aparición de Falsos Maestros, Profetas y Pastores, sino también San Pablo:

Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina.  Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por su propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas. (II Tim 4 2-4)
y
Ten presente que en los últimos días sobrevendrán momentos difíciles; los hombres serán egoístas, avaros, fanfarrones, soberbios, difamadores, rebeldes a los padres, ingratos, irreligiosos, desnaturalizados, implacables, calumniadores, disolutos, despiadados, enemigos del bien,  traidores, temerarios, infatuados, más amantes de los placeres que de Dios, que tendrán la apariencia de piedad, pero desmentirán su eficacia. Guárdate también de ellos.  (II Tim 3 1-5)
y
El mismo «dio» a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros,  para el recto ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio, para edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo. Para que no seamos ya niños, llevados a la deriva y zarandeados por cualquier viento de doctrina, a merced de la malicia humana y de la astucia que conduce engañosamente al error… (Ef 4 11-14)

y

Me maravillo de que abandonando al que os llamó por la gracia de Cristo, os paséis tan pronto a otro evangelio  - no que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren deformar el Evangelio de Cristo -. Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema! Como lo tenemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema!  Porque ¿busco yo ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O es que intento agradar a los hombres? Si todavía tratara de agradar a los hombres, ya no sería siervo de Cristo.  Porque os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí, no es de orden humano,  pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo."  (Ga 1 11ss)
y
Y su palabra carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto, que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó y trastornan la fe de algunos. (II Tim 2 17)
y

Porque yo sé  que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño; y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí discípulos. (Hch 20 29-30)

San Pedro denuncia también los Falsos Profetas

Hubo también en el pueblo falsos profetas, como habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán herejías perniciosas y que, negando al Dueño que los adquirió, atraerán sobre sí una rápida destrucción. (II Pe 2 1ss)

Judas Tadeo

 Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los cuales desde antes habían estado ordenados para esta condenación, hombres impíos, convirtiendo la gracia de nuestro Dios en disolución, y negando á Dios que solo es el que tiene dominio, y á nuestro Señor Jesucristo. (Judas 1 4)

Hay gran cantidad de material también en la Tradición, Magisterio, dichos de los Santos y Doctores de la Iglesia sobre los Falsos Pastores y profetas.

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Reproducimos ahora nuestro comentario al II Domingo después de Pascua, del Buen Pastor, porque viene a cuento:
EL VERDADERO PASTOR Y EL ESPÍRITU DE SACRIFICIO
Dice el Evangelio:
 Dijo Jesús a los fariseos: Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por sus ovejas. Pero el mercenario, el que no es pastor propio, como no son suyas las ovejas, en viendo venir al lobo, desampara las ovejas y huye, y el lobo las arrebata y dispersa el rebaño; el mercenario huye, porque es asalariado y no tiene interés en las ovejas.
Pastor por antonomasia es Cristo, pero también los designados por Él en la Iglesia: Papa, Cardenales, Obispos y Sacerdotes, también religiosos en la medida que dan ejemplo, y también un escalón mas abajo, padres de familia. Si se quiere hasta los políticos tienen cierta responsabilidad de pastores, habida cuenta de que sus decisiones afectan el plano espiritual.
Jesús vino al mundo despojado y a despojarse; a humillarse por el hombre de cara a su rescate; a sufrir y ser levantado en la Cruz. A negarse a si mismo.
FILIPENSES II, 6-11
«5. Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo: 6. El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. 7. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; 8. y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. 9. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. 10. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, 11. y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SEÑOR para gloria de Dios Padre.»
En el Evangelio de San Juan, en Jerusalén, inmediatamente antes de la Pasión:

Si el grano de trigo no muere, no tiene fruto…

Y en los sinópticos:

El que gane su vida en el mundo, la perderá; y el que pierda su vida por Mí, la ganará.

Queda absolutamente claro que el Pastor debe sacrificarse por sus ovejas.

El que quiera ser mi discípulo, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame…

Hasta el discípulo está bajo el sino de la entrega de sí mismo en orden a la salvación; cuanto mas el Pastor.

Ahora bien, luego del II Concilio Vaticano la interpretación progremodernista, rhaneriana y personalista de la Escritura, ahora con un mundo que deja de ser enemigo y se vuelve amiguito genial y Maestro al que hay que seguir y al que hay que ser fiel (Cf. Rhaner), el espíritu de sacrificio cristiano, aquel que surge en respuesta al rechazo, el vilipendio, la segregación, la persecución y el martirio por parte del mundo, dejó de tener sentido. Es una rémora oscurantista, pesimista y negativa de aquella iglesia arcaica, violenta y torpe, fanática y poco comprensiva anterior al II Concilio: Iglesia que se equivocó por 1962 años pero fue rectficada por el Concilio y su luz.
Ya vemos que esta idea tan insensata que ha perdido el rastro no solo de la buena Doctrina y el sensus fidei, sino hasta del sentido común,  queda plasmada en el Discurso de Inicio del II Concilio Vaticano (3), donde se proclama que

Ha llegado la Era de la Misericordia

No se penalizarán los errores..

La Iglesia no quiere ser mas profeta de desgracias…

Los hombres se dan cuenta solos de los errores…

Pelagianismo, buenismo insensato y estúpido, abdicación de la Potestad correctiva, optimismo histórico theilardiano…Este espíritu informará a los pastores post conciliares…

El pastor conciliar, impregnado de ecumenismo y admiración por el Mundo, tiene como prioridad quedar bien con el mundo, antes que cuidar un rebaño de enemigos que para él no existen…

Hay que mencionar también que para el progremodernismo, la oración perseverante ante el Santísimo (en el cual no suele creer); la penitencia, la austeridad, no tienen sentido: son resabios absurdos de culturas arcaicas y poco evolucionadas.

Pues bien, con estas premisas iniciales, ya cae el espíritu de sacrificio de los Pastores. Ese espíritu cristiano fuerte y viril para afrontar incomprensiones y rechazos, para nadar contracorriente y afrontar, segregaciones, persecuciones y martirio.
Cae el espíritu de sacrificio porque se adopta un buenismo ingénuo de cara al mundo, ese mundo que en la Revelación, pero también, en la realidad de la Historia del cristianismo, es siempre el que pone al cristiano en situaciones que reclaman para ser fiel, espíritu de sacrificio.
Entonces los pastores imbuidos de las premisas conciliares, del espíritu conciliar -aquella especie de metamagisterio que va mas allá de los textos haciendo pie en las premisas, y que se vuelve Dogma- ya están privados del esencial espíritu sacrificio.
Agreguemos a esto que el progremodernismo que invadió los seminarios y la teología católica ya no cree en el Lobo (el Diablo), entonces desaparece el peligro para el Rebaño…
Tenemos también la mentalidad modernista, vago panteísmo donde se borran las dualidades: Trascendente-Inmanente; Gracia-Naturaleza, Sobrenatural-Natural; Dios-creación….y en ciertas influencias de Carl Jung, Bien-Mal…..
El mismo Ratzinger admite que Gaudium et Spes es el Contra-Syllabus, puesto que anula a aquel viejo Magisterio que sirvió para una época, pero ya no sirve, en el cual La Iglesia hacía énfasis en las dualidades fatídicas…
Lo que queda al pastor con esta fe es procurar insertarse en la Historia; ser un hombre de su tiempo y su paradigma; ser un Ciudadano del Mundo…Ya que el Mundo, en esta idea integradora y neohegeliana, ocupa el lugar de Dios…
En las condiciones de esta cosmovisión, el clásico, realista y revelado espíritu de sacrificio cristiano, no tiene cabida obviamente.
Por lo cual se cae de madura la conclusión que el II Concilio Vaticano, con sus textos y su Espíritu, fue un fabricante en serie de pastores sin espíritu de sacrificio. De pastores incompletos…..por calificar con suavidad…

Finalmente podríamos decir que para el pastor progremodernista conciliar el enemigo deja de ser el Lobo y es enfocado en el católico tradicional y fiel, que sigue con sus advertencias, soteriologías y escatologícas apocalípticas, siendo profeta de desgracia y juzgando errores doctrinales. Sobre todo, el enemigo se focaliza en el Pastor Fiel, verdadero, hacia quien los pastores incompletos apuntan su artillería pesada. Cualquier semejanza de esto con la realidad de la época de Lefebvre, no es coincidencia.

Con esta clase de pastores, no es necesario explicar porqué las ovejas, como nunca, deambulan ciegas, inermes, presas fáciles del lobo.

Están como ovejas sin Pastor….

Sabemos sin lugar a dudas que hoy la enorme masa de bautizados -que va decreciendo por la apostasía, en proporción a la población mundial total- es como nunca ignorante de la Fe que dice profesar. Y ni hablar de su alejamiento de la práctica cristiana.

Hace falta decir, que hacen falta Pastores verdaderos? Fieles a la Verdad, a la Sana Doctrina, al sano culto, a los Sacramentos?

Sin estos pastores en serio, la masa de ovejas es devorada por el Lobo que tiene mas libertad y mas alimento que nunca.
El pastor conciliar progremodernista ya no busca recompensa en un Cielo trascendente que para él no existe. Eso es alienación. La recompensa la da la Realidad Actual: el Mundo.
El pastor conciliar progremodernista no quiere ser profeta de desgracias; no quiere ser pesimista, no quiere ser aguafiestas, no quiere ser fanático, no quiere ser antiguo….Por lo tanto, no denuncia, no alerta a los fieles de peligros espirituales, que agreguemos, para él tampoco existen. Solo quiere difundir buena onda, optimismo,…espíritu positivo de integración con la realidad del mundo. (4)

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Para ir terminando el tema tan actual y candente de los falsos pastores, intentamos señalar la tendencia clara de la vía doctrinal de los pastores malos, falsos, herejes, etc,, la tendencia, decíamos, de asimilación de su doctrina con la Revolución anticristiana.
Reproducimos un pequeño escrito nuestro sobre esto: (5)

El Falso Profeta, el falso pastor, el Mal Pastor- aunque sea legítimamente ordenado -siempre van a favor del movimiento de la Revolución anticristiana: el Mysterium Iniquitatis.



Que incidencia tiene la Revolución en la Iglesia, su Culto, su Doctrina?

Desde 1789 el Humanismo antropocéntrico reemplazó a Dios por el hombre. La Trascendencia por la Inmanencia, la Revelación por la Ciencia, la Fe por la Razón, la Escatología cristiana por el Optimismo Histórico inmanente.
La certeza de la fe por el agnosticismo.
El Realismo objetivo para ver a Dios por el nominalismo oscuro y borroso, confuso y caótico, disolutor de toda verdad revelada...
Ahora el neomodernismo ha cambiado y se ha vuelto subjetivista e irracional; fenomenológico y existencialista.
Siempre en contra de las potencias superiores humanas en su mas alta función: intelecto y voluntad para la Fe y el Amor.
Ahora la Revolución preconiza sentimiento, subjetividad, acción ciega en busca del ser...

En el tema de la disciplina interna, la Iglesia siempre reprimió los errores y las disidencias. Así debe ser: es justicia y autodefensa.
La Revolución siempre ha tratado de introducir en el Derecho Canónico un Garantismo exagerado y liberal que absolutiza los derechos de los disidentes y conspiradores internos. Y ha logrado introducir en el Magisterio un buenismo ingénuo, estúpido y suicida, así como un pelagianismo asombroso...Ha logrado que la Iglesia abdique de su Potestad correctiva hacia su interior...

En la relación con el poder mundano, en Doctrina por lo menos, la Iglesia siempre fue consciente de su independencia y autonomía del mundo. La Iglesia siempre tuvo el imperativo de instaurar en el mundo el Reinado sociopolítico de Cristo.

En este punto, la Revolución siempre presionó para la aceptación del Laicismo liberal-masónico indeferentista y su consecuente libertad religiosa bajo el pluralismo democrático y la abdicación de la Iglesia de instaurar el Reino sociopolítico de Cristo en el mundo.

En lo Doctrinal siempre la Revolución presionó para hacer mas laxa y humana la Doctrina moral, que se vió como bárbaramente exigente, inhumana y cruel; desconociendo el poder de la Gracia. En cuanto a la relación con las ciencias, la Iglesia siempre supo y sostuvo la primacía de la Revelación divina sobre la Ciencia humana y el imperativo de esta última de someterse a aquella. La Revolución ha pugnado y la logrado primero la autonomía sana de la ciencia, luego su primacía sobre la Revelación que se ve ya como mitología y superstición...

En lo cultual, la Revolución, en consonancia, brega por horizontalizar, naturalizar, vaciar de Sacrificio el Culto; la Misa. Sacar a Dios del centro y poner al hombre.

En la Misa Católica todos miran al Santísimo, a Dios, con el Sacerdote adelante de todos como primicia; en una imagen bella, intemporal, cargada de verdad eterna.

En el Novus Ordo, Sacerdote y fieles se miran entre sí, y Dios atrás, o a un costado, insignificante...

El cambio es claro: la Revolución ha puesto su mano deletérea.

Es claro el triunfo de la Revolución en el II Concilio Vaticano, su Doctrina y su Culto.

El criterio para discernir a los falsos pastores es, entonces, su relación con la dirección revolucionaria anticristiana: si van en esa dirección es obvia su falsedad y protervia. (5)

Podemos extraer entonces algunas notas esenciales sobre el Mal Pastor:
·         Apariencia de piedad, parecen corderos pero su doctrina es del enemigo (Cf Ap)
·         Demagogia: tergiversación de la Verdad,  para agradar al mundo
·         Facilismo y camino ancho: humanización y atenuación de la Ley Moral
·         Adaptación al mundo, inmanentización, aterrizamiento
·         Humanismo
·         Nuevo Evangelio, sorpresa, novedad…





DE NUEVO SANTOS PADRES
Veamos algunas consideraciones de los Santos Padres sobre esto:
San Gregorio, ut supra
Hay muchos que con razón no merecen el nombre de pastor, porque prefieren la recompensa terrestre a las ovejas. No puede llamarse pastor, sino mercenario, aquel que apacienta las ovejas del Señor por una recompensa pasajera y no por un amor íntimo; es mercenario el que ocupa el lugar del pastor, pero no busca el bien de las almas, desea con ansia las comodidades de la tierra, y se alegra con los honores de la prelacía.

San Agustín, in Joanem tract 46
He aquí que el lobo coge a la oveja por la garganta; el diablo induce al adulterio al alma fiel; debe rechazársele, pero rechazado, será enemigo, pondrá asechanzas, hará tanto mal cuanto pudiere. Te callas, no le increpas; has visto venir al lobo y has huido; permaneciste con el cuerpo, huiste con el ánimo, porque el alma se mueve por los sentimientos, ensanchándose con la alegría, constriñéndose por la tristeza, marchando por el deseo y huyendo por el temor.


Para finalizar, digamos que el Falso Pastor de hoy, moderno, modernista, progresista,  es laxo, actualizado al mundo, no es exigente ordinariamente sino todo lo contrario. Es optimista, bien terrenal, realista, con el realismo craso, inmanente, aterrizado, de Sancho Panza..Es difusor de buena onda; es cultor de la evolución, de la novedad, de la sorpresa, del cambio, de un Nuevo Evangelio; de Nuevos Tiempos, Nuevas Eras….Era de la Misericordia….Nuevo Paradigma
Todos los falsos pastores de todos los tiempos son como precursores, como fenómenos in crescendo que se van perfeccionando como ensayos históricos del Mal, de Satanás, hasta llegar al Falso Profeta por antonomasia de los últimos tiempos; aquel que integrará la siniestra Trinidad Satánica, junto con el Anticristo y el Diablo. Aquel que incluso actuará portentos preternaturales impresionantes como nunca se vieron; probablemente fusión del poder diabólico con la técnica humana: todo esto en favor de la eclosión final del Mal en el Nuevo Orden Mundial anticristiano: la fascinación y sumisión al Mal de todos los habitantes del planeta (menos los pocos católicos fieles que queden) en el totalitarismo mas atroz y sanguinario que jamás se ha visto ni pensado. La Trinidad maligna será adorada, como relata el Apocalipsis, so pena de muerte. Se reemplazará la adoración de Dios, por la del Diablo y el Hombre.
Seguramente el Falso Profeta será un hombre brillante, genial, elocuente; sobresaliente incluso en su apariencia física, completando así su poder de seducción maligno; que vendrá desde el ámbito religioso (Bestia de Tierra en Ap.), será un Obispo apóstata de la Iglesia, sostienen algunos Santos Padres...Su misión será hacer enfilar la atención del mundo hacia el Hombre de Pecado, el Ánomos, aquel que pretenderá reemplazar a Cristo...La misión del Falso Profeta, entonces, será dar testimonio del Anticristo, con palabra y poder diabólicos. 
Recomendamos la lectura de Los Papeles de Benjamín Benavidez, de Leonardo Castellani (6)

DE LA PRESUNCIÓN Y EL OPTIMISMO HISTÓRICO FALSAMENTE CATÓLICOS

  Cuando ocurre una manifestación sobrenatural que produce una revelación privada -y estamos hablando de aprobación sobrenatural por la Igle...