VI DOMINGO DESPUES DE PENTECOSTÉS
II clase,
verde
Gloria, Credo
y prefacio de la Santísima Trinidad
PROEMIO LITÚRGICO
«EI Señor es
la fortaleza de su pueblo.» Cántico magnifico de alegría y de varonil
confianza, en que, una vez mas, expresa el pueblo cristiano su confianza y su
seguridad. El gradual, el aleluya y el ofertorio hacen eco a este hermoso
cántico de entrada. La epístola y el evangelio ponen de nuevo ante nuestros
ojos nuestra condición de bautizados: ¡Muertos al pecado por el bautismo,
deberíamos vivir una vida nueva, en que no hubiese lugar alguno para el pecado;
la vida de Cristo debe regular la nuestra y llevarla hacia Dios, sin ningún
compromiso con la pasada esclavitud, de la que nos ha liberado. Mas sería
irrealizable esta exigencia de santidad, e imposible de sostener nuestra marcha
hacia Dios, Si, él no viniera en nuestra ayuda para comunicarnos la fuerza
necesaria. Entre todos los socorros sobrenaturales que se nos prodigan y cuya
acción bienhechora canta la misa de hoy, ocupa, el primer lugar, la eucaristía.
La multiplicación de los panes, que la anunciaba, muestra el pan cotidiano de
nuestra vida cristiana, el alimento sustancial que ha de sostener nuestras
fuerzas para seguir a Cristo «sin desfallecer en el camino».
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Después de invocar el auxilio del Altísimo en el
Introito, y de haber pedido el aumento de la virtud de religión en la Colecta,
nos recuerdan la Epístola la dignidad de los que hemos sido bautizados. Cuantos
hemos sido bautizados en Jesucristo, lo hemos sido con la representación de su
muerte. Como si dijera: todos los que os gloriáis del nombre cristiano
recibido en el Bautismo, reconoced que esta gracia la debéis a la muerte de
Jesucristo. El Bautismo nos ha constituido miembros de Jesucristo.. ¿Puede
darse mayor dignidad? Pero si somos miembros de Cristo hemos de vivir como vive
Cristo, es decir, una vida santa, una vida pura, una vida exenta de todo
pecado. Para vivir unidos con Cristo, recordemos que la Eucaristía es el
alimento de nuestras almas. No basta oída la palabra divina, es necesario comer
el Pan del cielo, que es Cristo. Esto sin duda quiere señalarnos la
iglesia al proponernos en el Evangelio el milagro de la multiplicación de los
panes. Después que Cristo, instruyó a los pueblos que le seguían les dio el
alimento nutritivo del pan. Así nosotros, después de haber escuchado las
palabras del divino Maestro, acerquémonos al banquete eucarístico para que
nuestras almas tengan virtud para practicar nuestros deberes de cristianos, de
miembros de Jesucristo. (1)
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UN PENSAMIENTO predomina en la liturgia de este día: Hay que matar en
nosotros el pecado con un arrepentimiento sincero, pidiendo a Dios la gracia de
nunca jamás recaer en él. El Bautismo nos hizo morir al pecado, la Penitencia
nos restituye de nuevo la gracia divina, siendo como una segunda tabla después
del naufragio de la inocencia, y la Eucaristía nos presta fortaleza contra las
recaídas. A ello nos convida hoy el Breviario, el cual trae en forma de apólogo
la lastimosa caída de David, quien, a pesar de ser tan virtuoso, todavía dejó
entrar en su corazón la sierpe del pecado. Apasionado por la mujer de Urías, la
hermosa Betsabé, puso a su legítimo marido a la vanguardia de su ejército en
una batalla contra los Amonitas, y Urías sucumbió en la refriega conforme al
intento y deseos del Rey. Pero Dios, que amaba a David, no podía dejar sin
ejemplar reprensión y castigo tamaña iniquidad; y por eso le envió luego al
profeta Natán para decirle: “Había en cierta ciudad dos hombres, rico uno y el
otro pobre. El rico poseía grandes rebaños. el pobre nada absolutamente tenía
sino una sola ovejita, que había comprado y alimentado, y que había crecido en
su misma casa juntamente con sus hijos, comiendo de su pan, bebiendo en su
copa, durmiendo en su seno, de manera que era para él como una hija. Pero
habiendo venido un extraño a casa del rico, robó la oveja al pobre, y se la
sirvió en la mesa a su huésped, porque no quería tocar en su propio rebaño”. Al
oír esto David, exclamó indignadísimo: “¡Vive Dios, que ese hombre merece la
muerte!” Repuso entonces Natán: “¡Tú eres ese hombre!” Y al punto contestó
David a Natán: “¡Ay de mi, que he pecado contra el Señor!” Añadió Natán: “Por
haberte arrepentido, el Señor te perdona; no morirás. He aquí tu castigo: el
hijo que Betsabé te ha dado morirá”. Y tal sucedió como lo había dicho el
profeta. Entonces fue David al Templo del Señor, y lloró contrito y humillado
(Com.). Pondera S. Ambrosio (2º Noct.) la humildad de David y su inmenso dolor
por su culpa, que fue el que le atrajo el perdón del cielo, al contrario de lo
que le hubiera sucedido si la hubiese negado y se hubiese disculpado de ella, como
hicieron nuestros primeros padres, y como hacen la mayoría de los hombres,
agravando de esa manera su pecado. “Aun los Santos del Señor, añade, que sólo
anhelan proseguir en la lucha comenzada y recorrer por entero la carrera de la
salvación, si a veces, siendo hombres como son, vienen a flaquear, no tanto por
afición al pecado cuanto por la nativa debilidad, luego se levantan, y, más
ardorosos para la marcha, compensan el tropezón con rudos combates. Así, su
caída, lejos de retrasarlos, sólo sirve para estimularlos y hacerles correr más
que antes”. Pues bien, en el bautismo fuimos sepultados con Cristo, y con Él
fue crucificado nuestro hombre viejo, para que muramos al pecado y resucitemos
en Él a nueva vida (Ep.). Si por desgracia recayéramos, pidamos a Dios nos sea
propicio (Int., Grad., Alel., Sec.), y nos devuelva la gracia del Espíritu
Santo, ya que de Él proviene todo don perfecto (Or.). Después hemos de
llegarnos al altar (Com.) y recibir en él la S. Eucaristía, cuya virtud nos
fortalecerá contra nuestros enemigos (Posc.) y nos conservará en el fervor de
la piedad (Or.), porque el Señor es la fortaleza de su pueblo y el guía que
jamás le dejará de la mano (2)
TEXTOS DE LA SANTA MISA
Introito Salm. 27.8-9,1.- EL Señor es la fortaleza de su pueblo; es un
castillo de salvación para su ungido. Salva, Señor, a tu pueblo, y bendice a tu
heredad, y rígelos siempre. Salmo.- A ti, Señor, clamo; no te hagas sordo a mis ruegos, Dios mío. No
calles, no sea que me asemeje a los que bajan al sepulcro V/. Gloria al Padre.
Colecta.- OH Dios de la fortaleza, fuente de toda perfección el bien que en
nosotros hay, y merced a nuestro fervor, guardes esos mismos bienes que en
nosotros has ido regando con tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Epístola. Rom. 6.3-11.Hermanos: Todos los que hemos sido bautizados en Jesucristo, lo hemos
sido en su muerte. Hemos quedado sepultados con él, por el bautismo que nos
sumerge en su muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos
por el poder del Padre, también nosotros vivamos vida nueva. Porque si fuimos
injertados en él por medio de la semejanza de su muerte, lo seremos también por
la de su resurrección. Sabemos bien que nuestro hombre viejo ha sido
crucificado con él, para que sea destruido el cuerpo de pecado, y no sirvamos
ya más al pecado. Pues el que muere, se libera del pecado, Y si estamos muertos
con Cristo, creemos que viviremos también con Cristo. Sabemos que Cristo,
resucitado de entre los muertos, ya no muere, ya no tiene la muerte dominio
sobre él. Su muerte fue muerte al pecado, una vez para siempre; su vida es una
vida para Dios. Así, vosotros, consideraos muertos al pecado, más vivos ya para
Dios, en Jesucristo nuestro Señor,
Gradual. Salm. 89.13.1.- Vuélvete, Señor, un
poco, y atiende a los ruegos de tus siervos. V/. Tú has sido, Señor, nuestro
refugio de generación en generación,
Aleluya. Salm. 30.2.3.- Aleluya, aleluya. V/. En
ti, Señor, busco amparo, no sea confundido para siempre. Líbrame por tu
justicia, y sálvame; inclina a mí tu oído, corre a librarme. Aleluya.
Evangelio. Marc. 8.1-9.-. En aquel tiempo:
Hallándose una inmensa turba en torno a Jesús y no teniendo qué comer, llamó a
sus discípulos, y les dijo: Lástima me da esta multitud, porque tres días hace
que me siguen, y no tienen qué comer, y si los envío a sus casas en ayunas,
desfallecerán en el camino, pues algunos han venido de lejos. Respondiéronle
sus discípulos: ¿Quién será capaz de procurarles pan abundante en esta soledad?
Y les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Respondieron: Siete. Mandó entonces a la
gente sentarse en el suelo, Y tomando los siete panes, dio gracias y los
partió, y dio a sus discípulos para que los distribuyesen entre las gentes; y
se los repartieron. Como tenían algunos pececillos, bendíjolos también, y mandó
distribuírselos. Comieron hasta saciarse, y de las sobras se recogieron siete
cestos, siendo los que habían comido como cuatro mil; y los despidió. CREDO.
Ofertorio. Salm. 16.5-7.- Afianza mis pasos en tus sendas, para que no
vacilen mis pies. Préstame atención y oye mis palabras; haz que brillen en mí
tus misericordias, pues salvas a los que esperan en ti, Señor.
Secreta.- Muéstrate, Señor,
propicio a nuestros ruegos, y acepta benigno estas ofrendas de tu pueblo; y
para que ningún anhelo sea fallido y ninguna oración desatendida, haz que
consigamos eficazmente lo que con fe pedimos. Por nuestro Señor.
Prefacio de la Santísima Trinidad.- En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en
todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu
unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en
la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia.
Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu
Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción, De suerte, que confesando
una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la
unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles
y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar
a diario, diciendo a una voz.
Comunión. Salm.26.6.- Rodearé tu altar e
inmolaré en tu santo templo víctimas de júbilo; cantaré y, entonaré un salmo al
Señor.
Poscomunión.- Ya que hemos sido colmados de tus dones, haz,
Señor, que quedemos limpios mediante su virtud y fortalecidos con su auxilio.
Por nuestro Señor.
COMENTARIO
Como habitualmente, reproduciremos el comentario
del Padre Castellani, siempre rico y erudito. Eso si, hoy brevemente haremos
dos objeciones al Padre: hace unas consideraciones elogiosas de Maritain, que
puntualmente pueden ser aceptables; pero no olvidemos que Maritain con su
neocatolicismo laicista liberal de tercer grado y el Personalismo, fue una de
las influencias mas nefandas en la historia de la Iglesia. Su liberalismo
laicista fue denunciado, con anterioridad, como nefasto por Leon XIII y
constituye una renuncia rampante al establecimiento del Reino sociopolítico de
Cristo en la tierra: la domesticación y sometimiento del
cristianismo a la civilización moderna. Los Personalistas hacen base en él y su
influencia deletérea se hace sentir en Documentos como Dignitates Humanae del
II Concilio Vaticano; un hito en la historia de la Iglesia de la abdicación del
Magisterio y su ruptura con la Verdad, la Tradición, la Doctrina, el Magisterio
anterior. Ese liberalismo pluralista-laicista; esa libertad religiosa impulsada
por la Revolución, ya había sido condenada claramente también por Pío IX en
Quanta Cura, y también menos directamente por Pío XI en Quas
Primas; además de León XIII. Renuncia al imperativo del Reino social de
Cristo y pone a la Iglesia bajo la bota del Estado mundialista (supuestamente
aconfesional y neutral, una ingenuidad buenista imbécil y suicida, puesto que
el Estado liberal ya es confesional solapado del Nuevo Orden mundial y profesa
la corrección política del Sistema), en igualdad de condiciones con
cosmovisiones, ideologías enemigas y religiones adámicas y erróneas: Es decir,
Cristo, una posición mas entre varias al mismo nivel en el Pluralismo: un
gato mas en el Jardín Botánico (Cf. Jorge Asís): Indiferentismo craso.
Ha ganado la Democracia….
Tampoco me gusta su postulación de una especie de
determinismo socioeconómico cuando habla de que los sacerdotes pobres y
maleducados nunca pueden servir para sacerdotes. Esto parece extremadamente
exagerado y casi freudiano, y no tener en cuenta la Gracia de Dios cuando secunda
una voluntad que busca el crecimiento….
Hechas estas salvedades, reproduzco su comentario, igualmente valioso. A
mi, personalmente, me parece que el gran Castellani a veces adolecía del mismo pathos
que otro grande, Chesterton, que en el afán de la paradoja, solía caer en
exageraciones incluso un tanto cómicas…No obstante, ambos siguen siendo grandes
referentes de todo Católico con Maýuscula; Católico ya incluye el ser
Tradicional. Quien no ama y respeta la Verdad Inmutable, la Tradición, y el
Magisterio de la Iglesia, simplemente no es católico.
COMENTARIO DEL PADRE
CASTELLANI
DOMINGO SEXTO DESPUÉS
DE PENTECOSTÉS [Mc 8, 1-9] Mc 8, 1-10
Hemos dicho en el evangelio anterior que
cuando Cristo repite un milagro (un gesto, una parábola en acción) eso tiene
una significación. Cristo no hacía cosas superfluas. Tenía poco tiempo para
cumplir su obra, y no podía gastarlo en fiorituras. Poco tiempo después de la multiplicación de
los panes en la colina de Batiha cerca de Cafarnaúm y de Bethsaida de Julia,
que ya hemos considerado, Cristo repitió ese milagro a poca distancia de allí,
en las orillas del Lago, no lejos de la hoy indeterminada región que Mateo
llama “Magadán”; y Marcos, “Dalmanutha”. La opinión de los racionalistas
alemanes de que se trata de un solo hecho –mítico por lo demás– que los cuatro
Evangelistas han desdoblado, es tan descabellada que no merece detenernos. Los
dos milagros están narrados talmente que hay que creer o reventar: es decir, o
bien aceptar el relato evangélico ut jacet, o bien descartar totalmente esos
cuatro documentos como ahistóricos y sostener que de Cristo no sabemos
absolutamente nada, ni su existencia siquiera: posición absurda, pero no tan
ilógica como la de recortar el Evangelio en trocitos, y, éste-quiero
éste-no-quiero, componer un nuevo libro con los retazos, sin más autoridad para
ello que la más presuntuosa impiedad.
Mateo y Marcos narran el milagro casi con las mismas palabras; Mateo más
escueto, como suele. El milagro segundo parece coincidir en todo con el
primero, excepto en las cifras: la misma muchedumbre heterogénea y ferviente,
la curación de innumerables enfermos y estropeados, el hambre por oír la
palabra, la compasión de Cristo: “Tengo lástima del pueblo, porque hace tres
días que me siguen y no han comido”; la objeción de los Apóstoles, el mandato
de que “les den ellos de comer”, la colecta de vituallas (7 panes y algunos
pececillos), el ordenamiento del pueblo en grupos regulares (anápéssein) de
cincuenta y cien (4.000 varones), la solemne bendición del pan, la recolección
de los fragmentos (7 espuertas o canastos grandes), la inmediata retirada de
Cristo a bordo de la lancha de Pedro a través del Lago; y en una conversación
posterior –después de un choque doloroso con los fariseos en Dalmanutha, que
hizo “gemir” a Cristo, dice Marcos– la misma reprensión a los Apóstoles de “no
entender la Palabra de los Panes”. “Sois siempre los mismos, cabezudos,
pocofidentes, ¿todavía estáis sin inteligencia? ¿Hasta cuándo, Dios mío?”.
Porque “no habían entendido la palabra de los panes”, dirá más tarde el
cronista sacro. Hay pues aquí una palabra que entender. Lo que difiere son únicamente las cifras:
notadas exactamente por todos los Evangelistas y repetidas por Cristo más
adelante. “Cuando repartí cinco panes
entre cinco mil, ¿cuántas espuertas recogisteis? –Doce.
–Cuando repartí siete panes entre cuatro mil, ¿cuantos canastos de
sobrantes quedaron? –Siete. –¿Y todavía no entendéis?”.
He aquí el rasgo misterioso: cuanto menos
panes, más gentes alimentadas y más excedente; cuando más panes hechos de mano
de hombre, menos gentes (un millar menos) y menos superabundancia; una
inexplicable proporción inversa. Parecería según esa proporción que si hubiese
habido un solo pan, se hubiese podido alimentar con él a un quíntuple ejército,
a veinticinco mil hombres; y a lo mejor con medio pan alimenta Cristo a todo el
Universo. De hecho en la Ultima Cena, al repetir el gesto ya dos veces
advertido, levantó en sus manos un medio pan. Para hacer su obra Cristo pide
primero lo poco que tenemos –eso sí, todo lo que tenemos–; pero cuanto más poco
es, más parece exaltarse su poder. Porque ese pan multiplicado representaba la
Palabra de Dios; y también –y después de eso– la Eucaristía. Un filósofo católico, Jácome Maritain, ha
explicado bien la función de los medios ricos y los medios pobres en manos de
la Iglesia: Dios ama los medios o instrumentos pobres, para que el hombre no se
alce con la gloria, que es de Dios. Cuando la Iglesia esta en posesión de
instrumentos ricos o quiere trabajar con ellos, el poder, la influencia, el
renombre, la astucia política, la diplomacia, los ejércitos, los nombres
ilustres, y en fin, ese útil de útiles que es el dinero, queda herida de
esterilidad o al menos de sequía; tanto que a veces permite Dios que
violentamente se los arrebaten o anulen. Esas son las armas del mundo, y la
Iglesia, tentada de mundanidad, se enreda con ellas o se lastima, como David
con la armadura de Saúl. Cuando Mendizábal en España, hace un siglo y medio
ahora, arrebató violencia los bienes materiales de la Iglesia –como Rivadavia
su imitador entre nosotros en 1825–, el filósofo Balmes en un luminoso opúsculo
condenó ese despojo inicuo y sacrílego, prediciendo iba a traer malas
consecuencias al país, como las trajo en efecto; pero sacó en limpio también
una lección para los eclesiásticos que no empleaban rectamente esos bienes,
puesto que los estudios eclesiásticos estaban por el suelo; y lo primero que
necesita la Iglesia son sacerdotes bien formados. El medio pobre que usa Dios
para salvar a un país es la Palabra de Dios; que es un útil pobre; es una
espada de acero, no es un cofre de oro. Pero hay que prepararse para ser digno
de ella: todo es poco para prepararse a manejar la Palabra. Se quejan de que en la Argentina no hay
sacerdotes... ¿Y cómo los va a haber? ¿De dónde van a salir? En realidad en la
Argentina faltan unos doscientos cincuenta sacerdotes; pero sobran unos
quinientos... como dijo el cardenal Dubois. En Washington hace ya más de un
siglo –exactamente 116 años– existe una Universidad Católica; y aquí ni por
sueños; y Washington es una capital protestante. Aquí se ha gastado dinero en
hacer grandes templos vacíos y feos y grandes edificios de seminarios
desteñidos. ¿De dónde van a salir los buenos sacerdotes sino de jóvenes bien
educados, universitariamente educados? ¿Por ventura de grandes arriadas de
pobrecitos muchachitos reos de los suburbios de Buenos Aires, prácticamente
ineducables en general, porque lo que se mama en la cuna sólo se quita en la
sepultura? La palabra es una cosa débil,
es un soplo, un vientito, unas patas de moscas sobre un papel; pero aun en el
orden humano, es bien rudo aquel que no conoce el tremendo poder de “las
palabras concertadas en orden”, que dijo Belloc. Mas cuando ese vientito se
conecta con el viento de Pentecostés; cuando sale de la boca de un hombre que
se ha vaciado de sí mismo para ser un simple resonador de la Verdad; de un
hombre que cuando tiene que ir al encuentro de los enemigos de su Dios, no
piensa largamente ni concierta en orden sus dichos y respuestas, porque se
siente anonadado, pequeño y nulo; pero sabe que llegado el trance, el Espíritu
le pondrá en la boca la palabra que El quiere... entonces el medio pobre de la
palabra es fuego y es luz, es estoque y daga, es alimento y es arma. Y no tiene
otra arma la Santa Madre Iglesia; pues todas las otras son para servir a ésta.
¡Y ay de nosotros cuando las otras pretenden suplantarla! Después de la primera Multipanificación,
Jesús dijo en la Sinagoga de Cafarnaúm que les iba a dar el Pan de Vida, el
Maná, el Alimento Celeste; y declaró paladinamente que ese alimento era la
palabra de Dios, que se multiplica maravillosamente tanto más cuanto más
pequeñita y pura es; porque si yo reparto una verdad, yo no me quedo sin ella
ni ella disminuye, antes aumenta en mí; y aumenta en todos aquellos que de mí
la reciben y la enseñan, como los panecillos en manos de los Discípulos. Ésta
es la verdadera multiplicación del Pan de Vida. “No Moisés os dio a vosotros el
pan del cielo; mi Padre os da el Pan del cielo verdadero. El Pan de Dios es el
que descendió del Cielo y da la vida al mundo. –Señor, danos siempre de ese pan–.
Yo soy el Pan de Vida, el que viene a Mí no hambreará más; y el que cree en Mí
no se ensedientará jamás. Pero vosotros no creéis”... Maldonado advierte que
todo este largo sermón y diálogo de Cafarnaúm versa al principio directamente
sobre la Fe y la Palabra de Dios e indirectamente sobre el Sacramento de la Fe,
que es la Eucaristía; para divergir insensiblemente al final a hablar
directamente de la Eucaristía, que presupone la fe y sin la fe nada es. Pero
ambas cosas van y deben ir juntas. Y así San Agustín resume enérgicamente todo
el Sermón diciendo: “Si no comes primero a Cristo con la mente, de balde lo
comes con la boca; si el Verbo hecho carne no te entra primero al corazón por
los oídos, poco ganarás con que te entre en el estómago.” Ésta debe ser la
explicación del poco fruto de tantísimas “comuniones”. “Tened cuidado con el fermento”, añadió
Cristo estando ya en la barca. Los fariseos le habían pedido “un signo en el
cielo”, es decir, un milagro como el de Josué por ejemplo: que hiciese parar el
sol. “¿Y tú qué milagro mayor haces?”. Cristo había gemido en su corazón y
había gritado con los labios: “Esta generación bastarda pide un signo en el
cielo; os juro que no se dará ese signo.” Los Apóstoles cuchicheaban entre sí:
“Porque nos hemos olvidado de traer pan, por eso nos dice: cuidado con la
levadura.” Cristo les dijo: “¿No veis que os hablo de la levadura de los
fariseos (“fermentum pharisaeorum”)”. La
“levadura de los fariseos” consiste en la palabrita que hace levantar toda la
masa, pero para volverla agria y venenosa; es también un vientito sutil. El
fariseo no miente del todo ordinariamente, se contenta con decir media verdad y
callar la otra. El fariseo cuando es Superior dice: “¡Debéis obedecer a
vuestros superiores!” lo cual es verdad; pero no dice: “Mas los Superiores
deben mandar según la palabra de Dios, y deben incluso poner su vida por sus
súbditos.”
Dijiste, media verdad. La partiste por el eje. Ahora ya es mejor que calles. Porque mentirás dos veces.
Esas medias verdades que son a veces peores
que mentiras penetran y fermentan la mente colectiva, contaminando
imperceptiblemente incluso los ánimos buenos y bienintencionados, que las
repiten inocentemente; como las repetían en su conversación los discípulos al
mismo tiempo que remaban, mientras Cristo en la popa del bote acunaba su
tristeza. “Cierto, nunca ha hecho ningún signo en el cielo; y ¿por qué será?”.
Había hecho un signo en el cielo cuando nació; y había de hacer otro al
morir. Así pasó la segunda multiplicación
de los panes; y largo trecho después, el Evangelista interrumpe otro relato
para decir rememoriosamente: “Porque ellos no habían entendido aún La Palabra
de los Panes.” (Hasta acá Castellani) (3)
VERDADERA MULTIPLICACIÓN
MILAGROSA
Para empezar, el uso que del término “
multiplicación” de los panes, que han hecho los Santos Padres, como Teofilacto,
San Agustín, San Juan Crisóstomo, y otros, y muchos exégetas y comentaristas
católicos de prestigio, como Castellani, Fulton Sheen, aleatóriamente, nos dice que no hay ningún
problema en usarlo. Durante toda la Tradición se ha usado el término
“Multiplicación”. No se ve ningún motivo válido para proscribirlo.
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Algunos de estos comentarios
que vienen a continuación, los reproducimos casi textualmente de nuestro artículo
sobre el IV Domingo de Cuaresma; pues allí el Evangelio trata de otra Multiplicación
de panes. Y obviamente las varias que hay tienen elementos en común, donde precisamente
intentamos hacer pie. (4)
La teología crásamente racionalista (hipertrofia y desubicación
de la razón) de Bultmann y otros teóolgos posteriormente modernistas, hicieron
una Desmitologización
del Evangelio. Una verdadera interpretación naturalista, inmanente, científica
y realista de los hechos del Evangelio, según ellos. La Ciencia debía decir que
es lo real o no del Evangelio.
Lo que en realidad hicieron con su atrofia espiritual y el mal
uso del Método Histórico crítico, es vaciar la Palabra de Divinidad y Trascendencia
Divinas, y reducir a Cristo a un simple hombre: el Cristo histórico, dicen
ellos. El Cristo de la Fe, el Cristo de la Escritura, la Tradición y el
Magisterio de la Iglesia, es una piadosa ficción catequética, según ellos.
Vemos hasta donde llega la estulticia maligna del progremodernismo. Amputado
Cristo de su Divinidad y la Palabra reducida a la pura humanidad, el mensaje ha sido anulado completamente
y ya no puede salvar.
El método
histórico-crítico y las ciencias auxiliares pueden ayudar a la hermenéutica e
interpretación bíblica, siempre que conserven la conciencia de sus límites y no
pretendan reducir a Dios y su Palabra a sus propios límites; que es lo que ha
hecho -esto último- el modernismo y racionalismo crasos.
La Palabra, la Revelación,
nunca está contra la Razón, sino que trasciende infinitamente a esta. Tampoco
la Revelación se contrapone con la ciencia, si la ciencia es honesta, imparcial
y objetiva.
Episodios del Evangelio desmitologizados,
es decir, vaciados de contenido divino, sobrenatural,
trascendente y reducidos a la pura naturaleza, no sirven para nada en cuanto a
la santificación y salvación del hombre. Se anula el Instrumento Divino que
salva al hombre; se anula la Palabra; esa con la cual Dios creó el Cielo y la
Tierra; esa con la cual Cristo venció al Demonio, y esa con la cual hará Nuevos
Cielos y Nueva tierra donde habite la Justicia.
Las posesiones
diabólicas reducidas a epilepsias o trastornos nerviosos…o la Multiplicación de
panes reducida a
actitudes de solidaridad…que no son magia ni
idolatría…
Como la que
hizo Francisco en sus varias homilías sobre la multiplicación de panes…..(5)
Estas
afirmaciones de ambigüedad y borrosidad extremas, sino son herejías explícitas,
hacen mucho daño a la Fe; no aportan mas que confusión. No solo en ningún
momento aceptan un portento sobrenatural de manera explícita, sino que, por el
contrario, lo diluyen en eufemismos vagos de moralina modernista-buenista y
explicaciones naturales.
Si del Papa
tenemos el obsequio de estas….reducciones y neutralizaciones de la Palabra de
Dios….vemos como está la Iglesia hoy.
Si alguno objeta
que el caso de las Multiplicaciones, las extrañas y equívocas declaraciones del
Papa se pueden interpretar ortodoxamente (algo difícil) también tenemos de él
otras interpretaciones del Evangelio que contravienen Dogmas:
Lutero
Testigo del Evangelio (condenado Ex Cáthedra por Trento)
El
Infierno no existe como castigo eterno, solo como aniquilación.
La Virgen
María es una chica común que quería casarse….
Y muchas otras
afirmaciones, que aunque no contravengan Dogmas explícitamente, no son dignas
de un Sucesor de San Pedro, ya que contravienen claramente la Tradición y la
Doctrina, o la oscurecen gravemente:
El
Infierno está vacío…
Jesús
debió pedir perdón a sus padres (cuando se quedó en Jerusalén en su pérdida y hallazgo en el
templo….)
Jesús
tiene sangre pagana
La Lógica
del Evangelio es no condenar a nadie..
Todos
estaremos en el Cielo, absolutamente todos….
U otras que son
tan disparatadas que son refutadas por
la misma realidad histórica y el sentido común:
El Islam
es una Religión de Paz…
Volvamos al
tema de la Multiplicación.
Pero no: Cristo
utiliza su poder divino y realmente opera un portento divino, sobrenatural, sobre el pan y los peces.
Así como hizo el Cielo y la Tierra de la nada, también puede hacer miles de
panes y peces de unos pocos. Multiplicación. Que lo impide? Nada.
Siempre se ha usado ese concepto.
RECOJAN LO QUE HA SOBRADO PARA QUE NADA SE
PIERDA
Los dones y la
Gracia de Dios son algo de importancia infinita; no deben ser desperdiciados de
ninguna manera. Jesús quiere que los Apóstoles se lo lleven para que recuerden
siempre y tengan presente el Poder de Dios. Cosa que rápidamente olvidarían, y
se llevarían el reto de Jesús cuando les reprocha
¿Todavía no entendéis ni recordáis los cinco
panes para los cinco mil, y cuántas cestas recogisteis? (Mt 16, 9)
LA MULTIPLICACIÓN DE PANES
SÍMBOLO DEL ALIMENTO DIVINO DE LA MISA
El Milagro de
la multiplicación de panes y peces es símbolo de un Milagro Mayor, la
multiplicación del Cuerpo y Sangre de Cristo, posibilitado por el Sacrificio de
Cristo en el Calvario, que se hace presente en la Santa Misa. En esto el
Milagro es infinitamente superior, pues Cristo se hace presente en Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad, en las hostias ofrecidas, y se multiplica para los
fieles en todas las Misas, y el resto es guardado en el Sagrario. Así se hace
Alimento para vida eterna.
APÉNDICE: MULTIPLICACIÓN
Links
donde se menciona el concepto, solo como ejemplo. Siempre se ha usado, como
título en las Biblias tradicionales, lo han usado los Santos Padres -no todos;
San Agustín, Teofilacto, San Juan Crisóstomo, por ejemplo, y autores mas modernos
como Castellani, Fulton Sheen, Padre Raniero Cantalamessa…por dar algunos
ejemplos totalmente aleatorios…
ALGUNOS LINKS
SOBRE EL USO DEL TÉRMINO MULTIPLICACIÓN, CON DERIVACIONES:
SANTOS PADRES SOBRE LA
MULTIPLICACIÓN DE PANES (sobre varias)
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 49,1 Las palabras anteriores no dieron más acierto a los discípulos, que aún hablan al Señor como a un hombre. Por eso sigue: "Le respondieron: No tenemos aquí sino cinco panes", etc. Vemos por estas palabras la cordura de los discípulos, que les hace despreciar la comida, porque siendo ellos doce, tenían cinco panes y dos peces. Miraban, efectivamente, con desprecio las cosas materiales, y estaban poseídos de las espirituales. Pero como sus pensamientos aún eran terrenales, el Señor principia a enseñarles lo que era propio de su poder. Por eso sigue: "Jesús les dijo: traédmelos aquí", etc. ¿Por qué para alimentar a la multitud no saca los panes de la nada? Sin duda para cerrar la boca a Marción y a los maniqueos, que miran a las criaturas como cosas extrañas a Dios, y para manifestar por sus obras que todo lo visible es obra y creación suya, y hacernos ver de este modo que El es el que da los frutos y el que dijo al principio del mundo: "Que la tierra germine hierba verde" ( Gén 1,11). Porque no es menor obra que ésta la que ahora va a hacer, porque indudablemente no es operación más pequeña el alimentar con cinco panes y dos peces a tan numerosa multitud, que el hacer que la tierra produzca frutos, y las aguas reptiles y otros seres animados; todo lo cual nos prueba que El es Señor de la tierra y del mar. El ejemplo de los discípulos debe enseñarnos que aunque sea poco lo que poseamos, conviene que lo distribuyamos entre los necesitados; porque al mandar el Señor a sus discípulos que trajeran los cinco panes, no dicen éstos: Y nosotros, ¿con qué apagaremos nuestra hambre? Y por eso sigue: "Y habiendo mandado a la gente que se recostase sobre el heno, tomó los cinco panes y los dos peces, y alzando los ojos al cielo, bendijo", etc. ¿Y por qué alzó los ojos al cielo y bendijo? Porque quiso hacernos ver que El venía del Padre y era igual a El, demostraba que era igual al Padre por el poder, y que venía del Padre refiriéndolo todo a El e invocándolo en todas sus obras. Y para demostrar las dos cosas, unas veces obra los milagros con poder y otras con súplicas. Es de advertir, que para las cosas pequeñas alza los ojos al cielo, y en las cosas mayores obra con su poder; así cuando perdonó pecados, resucitó muertos, dio vista a ciegos de nacimiento (obras todas propias de Dios), no lo hizo con súplicas; pero en la multiplicación de los panes (obra menor que todas las anteriores) alzó los ojos al cielo, a fin de enseñarnos que su poder, aun en las cosas pequeñas, le viene únicamente del Padre. También nos enseña que antes de ponernos a comer debemos dar gracias a Dios que nos da la comida, y por esta razón levantó los ojos al cielo. Los discípulos tenían ejemplos de otra multitud de milagros, pero de éste no tenían ninguno. San Jerónimo Con la partición de los panes, hizo el Señor una porción de comida, porque si hubieran estado enteros, y no los hubiera partido en pedazos, ni los hubiera multiplicado en tantísima abundancia, no hubiera podido alimentar a una multitud tan grande. Mas las gentes reciben del Señor, por manos de los Apóstoles, los alimentos; y por esta razón sigue: "Y los dio a los discípulos".
Teofilacto
Después del referido milagro de la multiplicación de los panes, obra
el Señor otro semejante en una nueva ocasión que se le ofrece. "Por
aquellos días, habiéndose juntado otra vez una gran cantidad de gente",
etc. Los milagros que hacía no eran siempre acerca del sustento, para que no
fuera ésta la causa de que lo siguiese la multitud; y no haría ahora este milagro,
si no la viera en peligro. "Y si los envío a sus casas en ayunas,
prosigue, desfallecerán en el camino, pues algunos de ellos han venido de
lejos". MAS DE LOS SANTOS PADRES Por aquellos días, habiéndose juntado otra vez un gran concurso de gentes, y no teniendo qué comer, convocados sus discípulos, les dijo: "Me da compasión esta multitud de gentes, porque hace ya tres días que están conmigo, y no tienen qué comer. Y si los envío a sus casas en ayunas, desfallecerán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos". Respondiéronle sus discípulos: "Y ¿cómo podrá nadie en esta soledad procurarles pan en abundancia?" El les preguntó: "¿Cuántos panes tenéis?" Respondieron: "Siete". Entonces mandó Jesús a la gente que se sentara en tierra; y tomando los siete panes, dando gracias, los partió; y dábaselos a sus discípulos para que los distribuyesen entre la gente, y se los repartieron. Tenían además algunos pececillos: bendíjolos también, y mandó distribuírselos. Y comieron hasta saciarse; y de las sobras recogieron siete espuertas; siendo al pie de cuatro mil los que habían comido; en seguida Jesús los despidió. (vv. 1-9) Teofilacto Después del referido milagro de la multiplicación de los panes, obra el Señor otro semejante en una nueva ocasión que se le ofrece. "Por aquellos días, habiéndose juntado otra vez una gran cantidad de gente", etc. Los milagros que hacía no eran siempre acerca del sustento, para que no fuera ésta la causa de que lo siguiese la multitud; y no haría ahora este milagro, si no la viera en peligro. "Y si los envío a sus casas en ayunas, prosigue, desfallecerán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos". Beda, in Marcum, 2, 32 San Mateo explica más extensamente por qué viniendo de lejos esperaron tres días, diciendo: "Y subiendo a un monte, sentóse en él. Y se llegaron a El muchas gentes, trayendo consigo infinidad de enfermos, y los pusieron a sus pies, y curólos" ( Mt 15,19-20). Teofilacto Los discípulos no comprendían todavía, ni los milagros anteriores les hacían creer en su poder; por lo cual dice: "Respondiéronle sus discípulos: Y ¿cómo podrá nadie en esta soledad procurarles pan en abundancia?". Pero el Señor no los reprende por esto, pues quiere enseñarnos a no airarnos contra los que no saben y los que no comprenden, de cuya ignorancia, más bien nos debemos compadecer. "Y El les preguntó, continúa: ¿Cuántos panes tenéis? Respondieron: Siete". Remigio, sobre San Mateo No les preguntó porque ignorara cuánto tenían, sino porque contestándole que siete, cantidad bien pequeña, hacían más notable y famoso el milagro. Y sigue: "Entonces mandó Jesús a la gente que se sentara en tierra". En la primera comida los manda sentar sobre la yerba, y aquí sobre la tierra. "Y tomando, continúa, los siete panes, dando gracias, los partió", etc. En esta acción de gracias nos dio ejemplo para que se las demos a Dios por todos los beneficios que nos hace. Y es de notar que el Señor no dio los panes a la multitud, sino a sus discípulos, los cuales se los dieron a aquélla: "Y dábaselos a sus discípulos", etc. Les manda distribuir no solamente los panes, sino también los peces, después de haberlos bendecido. "Tenían además algunos pececillos", etc. Beda, in Marcum, 2, 32 En este pasaje es de considerar la distinta operación de la divinidad y de la humanidad en la sola persona de nuestro Redentor, y por consiguiente el error de Eutiques, que pretendió enseñar que no había más que una operación en Cristo, y que por tanto debe ser rechazado más allá de los confines del cristianismo. ¿Quién no ve, pues, que el moverse a piedad por aquella gente revela en el Señor el afecto y compasión que le inspira la fragilidad humana? Y el milagro de dar de comer a cuatro mil personas con siete panes y algunos peces, ¿no es la obra de su divinidad? "Y de las sobras, continúa, recogieron siete espuertas", etc. Teofilacto No son las muchedumbres, que comieron hasta saciarse, las que se llevan los restos del pan, sino los discípulos, como se ha dicho antes; lo cual nos enseña a contentarnos con tener lo necesario, que es lo conveniente, y a no pretender más. Se hace mención después del número de los que comieron. "Siendo alrededor, dice, de cuatro mil los que habían comido", etc. Aquí debemos de observar que Jesús no despidió a nadie sin comer, porque quiere que todos se alimenten de su gracia. Beda, in Marcum, 2, 32 En sentido figurado, entre esta comida y la de los cinco panes y dos peces hay la diferencia de que en aquélla se figura el Antiguo Testamento, y en ésta la verdad y la gracia del Nuevo Testamento que se han de administrar a los fieles. La muchedumbre que espera tres días al Señor por la cura de los enfermos, como refiere San Mateo (cap. 15), son los elegidos en la fe de la Santísima Trinidad, que suplican por sus pecados con instancia y perseverancia; o porque se convierten al Señor de pensamiento, palabra y obra. Teofilacto O bien los que esperan durante tres días son los bautizados, puesto que el bautismo, que se llama iluminación, se completa con tres inmersiones. San Gregorio Magno, Moralia, 1, 9 Quiere que coman antes de que se vayan, para que no desfallezcan en el camino; porque conviene que reciban en la predicación la palabra de consuelo, a fin de que, privados del alimento de la verdad, no sucumban en el continuo trabajo de esta vida. San Ambrosio, in Lucam, 6, 73 Dios, bondadoso en extremo, exige celo, da las fuerzas, no quiere despedirlos sin que coman antes para que no desfallezcan en el camino. Es decir, o en el curso de la vida, o antes que lleguen al término de ella, que es el Padre, y a entender que Cristo viene del Padre. Y, al mismo tiempo, para que después de haber admitido que ha nacido de una Virgen, no juzguen acaso que su poder es de hombre y no de Dios. Jesús nuestro Señor distribuye la comida, y a ninguno se la niega; porque, siendo dispensador de todos, a todos quiere dársela. Pero cuando parte el pan y se los da a sus discípulos, si no extiendes tus manos para recibir tu parte, desfallecerás en el camino y no podrás culpar por ello al que, lleno de misericordia ha repartido el pan. Beda, in Marcum, 2, 32 Los que vuelven a la penitencia después de las plagas de la carne, de los robos, de las violencias y homicidios, esos vienen de lejos al Señor; porque cuanto más ha errado uno en malas obras, tanto más se aleja de Dios omnipotente. Los creyentes entre los gentiles vinieron de lejos a Cristo, en tanto que los judíos, instruidos acerca de El por la ley y los profetas, vinieron de cerca. En la comida de los cinco panes se sienta la muchedumbre sobre la verde yerba, y en ésta sobre la tierra, porque si la ley prescribía que se reprimiesen los deseos de la carne, por el Nuevo Testamento se nos manda menospreciar al mundo y los bienes temporales. Teofilacto Los siete panes son las palabras espirituales, puesto que el número siete es figura del Espíritu Santo, que lo perfecciona todo, como se perfecciona o completa nuestra vida en siete días. Pseudo-Jerónimo O bien los siete panes son los dones del Espíritu Santo y los restos la significación mística de sus siete formas. Beda, in Marcum, 2, 32 El partir el pan el Señor significa la manifestación de los misterios. Su acción de gracias el gozo que le causa la salvación del género humano. La entrega del pan a sus discípulos para que lo repartan significa, en fin, que ha dado a los Apóstoles los dones espirituales de la ciencia y que por su ministerio quiere distribuir a su Iglesia el sustento de vida. Pseudo-Jerónimo Los pececillos benditos son los libros del Nuevo Testamento, puesto que después de su resurrección el Señor pide una parte del pez asado. O bien por los peces hemos de entender a los santos, cuya fe, vida y pasiones están contenidas en el Nuevo Testamento; estos, librados de las turbulentas borrascas de este mundo, nos han mostrado con su ejemplo el alimento del espíritu. Beda, in Marcum, 2, 32 Los apóstoles se llevan lo que había sobrado después de saciarse la multitud, porque los preceptos más elevados de la perfección, que no puede alcanzar el pueblo, pertenecen a los que se han aventajado entre los que sirven a Dios. Y sin embargo dice el Evangelista que se sació la muchedumbre, porque aunque no pueda abandonar lo suyo ni cumplir lo que se dice de las vírgenes, llega con todo a la vida eterna cumpliendo los mandamientos de la ley de Dios. Pseudo-Jerónimo Los siete cestos son las siete iglesias, y las cuatro mil personas son el año del Nuevo Testamento con cuatro estaciones. Y hay motivo para que sean cuatro mil personas, pues por este número se enseña que su alimento está en el pasto de los Evangelios. Teofilacto O bien los cuatro mil son los perfectos en las cuatro virtudes, y por esto, los más fuertes -por así decirlo-, comieron más de lo que dejaron. En este milagro quedan siete cestas de pan, y doce en el de los cinco panes, porque los cinco mil, llenos sus sentidos hasta la saciedad no pudieron comer todo y se contentaron dejando muchos restos. E inmediatamente embarcándose con sus discípulos, pasó al territorio de Dalmanutá, donde salieron los fariseos, y empezaron a disputar con El, pidiéndole, con el fin de tentarle, que hiciese algún prodigio del cielo. Mas Jesús, arrojando un suspiro de lo íntimo del corazón, dijo: "¿Por qué pedirá esta raza de hombres un prodigio? En verdad os digo que a esa gente no se le dará el prodigio". Y dejándolos, se embarcó otra vez, pasando a la ribera opuesta. Habíanse olvidado los discípulos de hacer provisión de pan, ni tenían más que un solo pan consigo en la barca. Y Jesús los amonestaba diciendo: "Estad alerta, y guardaos de la levadura de los fariseos, y de la levadura de Herodes". Mas ellos discurriendo entre sí se decían uno al otro: "En verdad que no hemos tomado pan". Lo cual, habiéndolo conocido Jesús les dijo: "¿Qué andáis discurriendo sobre que no tenéis pan? ¡Todavía estáis sin conocimiento ni inteligencia! ¡Aún está oscurecido vuestro corazón! ¡Tendréis siempre los ojos sin ver y los oídos sin percibir! Ni os acordáis ya de cuando repartí cinco panes entre cinco mil hombres: ¿Cuántos cestos llenos de las sobras recogisteis entonces?" Dícenle: "doce". "Pues cuando yo dividí siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas espuertas sacasteis de los fragmentos?" Dícenle: "Siete". "¿Y cómo es, les añadió, que todavía no entendéis lo que os decía?" (vv. 10-21) Teofilacto Después que el Señor obró el milagro de los panes, se fue inmediatamente a otro lugar, a fin de que la muchedumbre no lo tomase para hacerlo rey. "E inmediatamente -dice- embarcándose con sus discípulos, pasó al territorio de Dalmanuta". San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 51 Se lee en San Mateo (15,39) que fue al territorio de Magedan; pero no se puede dudar que sea el mismo lugar con ambos nombres, puesto que la mayor parte de los códices, también según San Marcos, no dicen sino Magedan. "Salieron los fariseos, y empezaron a disputar con El, pidiéndole, con el fin de tentarle, que hiciese algún prodigio del cielo". Beda, in Marcum, 2, 33 Los fariseos le piden ciertamente un prodigio del cielo para que, como había hartado por segunda vez con pocos panes a muchos miles de hombres, renueve ahora a imitación de Moisés el milagro del maná haciéndolo caer del cielo sobre todo el país para alimentar a todo el pueblo. De esta petición habla San Juan en su Evangelio diciendo: "¿Pues qué milagro haces tú para que nosotros veamos y creamos? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Dióles a comer pan del cielo" ( Jn 6,30-31). Teofilacto O bien quieren que el prodigio que piden del cielo sea que haga parar al sol y a la luna, que caiga granizo y que cambie el aire, porque creían que, animado por el espíritu de Beelzebub, no podía hacer prodigios del cielo, sino solamente de la tierra. Beda, in Marcum, 2, 33 Así como había dado gracias al dar de comer a la muchedumbre creyente, así gime ahora por la petición insensata de los fariseos. Porque abrazando en su afecto a toda la humanidad, así como se complace con la salvación de los hombres, así también se conduele de sus errores. "Mas Jesús -continúa- arrojando un suspiro de lo íntimo del corazón, dijo: ¿Por qué pedirá esta raza de hombres un prodigio? En verdad os digo que a esa gente no se le dará el prodigio". Esta negación es conforme al Salmo 88 (v. 36): "Una vez para siempre juré por mi santo nombre, que no faltaré a lo que he prometido a David". San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 51 No debe llamar la atención que no diga San Marcos que respondió a los que pedían un prodigio del cielo lo mismo que San Mateo de Jonás, y que se limite a decir que contestó el Señor: "Mas no se le dará el prodigio que pide" ( Mt 12,39). Esto es, el prodigio tal cual lo piden, porque omite decir de Jonás lo que refiere San Mateo. Teofilacto No los atiende el Señor, porque será otro el tiempo de los prodigios del cielo, a saber, cuando con el segundo advenimiento se conmuevan las potestades de los cielos, y se apague la luz de la luna. En el tiempo del primer advenimiento no hay nada semejante, que todo en él está lleno de mansedumbre. Beda, in Marcum, 2, 33 No debía obrarse un prodigio del cielo para la generación de los que tentaban al Señor. Pero se manifestará ese prodigio a la de los que buscan al Señor, cuando suba al cielo a vista de sus apóstoles. "Y dejándolos -prosigue- se embarcó otra vez, pasando a la ribera opuesta". Teofilacto El Señor despide como incorregibles a los fariseos, porque se debe insistir en donde hay esperanza de corrección; pero no donde no la hay. "Habíanse olvidado los discípulos de hacer provisión de pan, ni tenían más que un solo pan consigo", etc. Beda, in Marcum, 2, 33 Pero ¿cómo no tenían pan, preguntará alguno, cuando subieron a la barca inmediatamente después de haber llenado de él siete espuertas? Pero la Escritura nos testifica que se olvidaron de llevarlo consigo ( Mt 16), indicio del poco cuidado que tenían de sus cuerpos, cuando no pensaban en proveer a su primera necesidad, ocupados solamente en el pensamiento de seguir a su Señor. Teofilacto Se olvidaron los discípulos de coger el pan, porque así, reprendidos por Cristo, se harían mejores y llegarían a conocer su poder. "Y Jesús -prosigue- los amonestaba diciendo: Estad alerta; y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes". Pseudo-Crisóstomo, vict. ant. e cat. in Marcum San Mateo dice: De la levadura de los fariseos y saduceos ( Mt 16,6); San Marcos de los fariseos y de Herodes; y San Lucas (12,1) de los fariseos solamente. Los tres Evangelistas nombran a los fariseos como a los principales, pero San Mateo y San Marcos los juntan con los saduceos y con Herodes, mencionando convenientemente a éste San Marcos; y dejando San Mateo a los herodianos para el suplemento de su narración. Hablando así, instruye paulatinamente a sus discípulos en el sentido y fin de sus palabras. Teofilacto Llama levadura de los fariseos y herodianos a su doctrina por lo dañina, fácil de corromperse y llena de la antigua malicia: los herodianos eran los doctores que decían que Herodes era Cristo. Beda, in Marcum, 2, 33 O bien: la levadura de los fariseos es el posponer los decretos de la ley divina a las tradiciones de los hombres; predicar la ley con las palabras, e impugnarla con los hechos; tentar al Señor y no creer en su doctrina ni en sus obras. La levadura de Herodes es el adulterio, el homicidio, la temeridad del juramento, la hipocresía y el odio a Cristo y a su precursor. Teofilacto Los mismos discípulos creyeron que el Señor hablaba de la levadura del pan. "Mas ellos discurriendo entre sí se decían uno al otro: En verdad que no hemos tomado pan". Pero hablaban así porque no comprendían el poder de Cristo, que podía hacer pan con nada, y por esto los reprende el Señor. "Lo cual habiéndolo conocido Jesús, les dijo: ¿Qué andáis discurriendo sobre que no tenéis pan?" Beda, in Marcum, 2, 33 Con el precepto: "Guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes", les enseña el Señor lo que significan los cinco y los siete panes, que les recuerda en las siguientes palabras: "Ni os acordáis ya de cuando repartí cinco panes?" etc. Si, pues, la levadura predicha significa las tradiciones perversas, ¿por qué el alimento que dio el Señor al pueblo no habrá de significar la verdadera doctrina? |
NOTAS
1) http://rinconliturgico.blogspot.com/2019/07/vi-domingo-despues-de-pentecostes-pdf.html
2) http://www.fsspx-sudamerica.org/sites/sspx/files/41.6pentecostes.pdf
4) https://adoracionyliberacion.com/2019/03/30/la-palabra-de-dios-del-domingo-iv-domingo-de-cuaresma/
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