ÚLTIMO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
(II clase,
verde)
Gloria, Credo
y Prefacio de la Trinidad.
Se cierra el
Ciclo litúrgico con la semana última del año eclesiástico y, con él, la
historia del mundo, que se nos ha ido recordando desde sus comienzos (en el
Adviento), hasta su fin postrero (en el Domingo 24º después de Pentecostés).
Por eso ha
querido la Iglesia que este día se lea en su Breviario (el libro del profeta
MIQUEAS (contemporáneo de Oseas) con el comentario de S. Basilio en que se nos
habla del Juicio final, sirviendo de comentario al Evangelio.
El Señor,
dice Miqueas, saldrá de su lugar; las montañas quedarán consumidas debajo de
Él, y los valles se agrietarán y se fundirán como cera junto a la llama, como
las aguas que se precipitan por la pendiente. Todo eso por causa del crimen de
Jacob y de los pecados de la casa de Israel (Noct., 50 domo de nov.).
Pero junto a
estas amenazas vienen las promesas de salvación: "Yo te juntaré a todo
Jacob, y reuniré lo que aún queda de Israel y los pondré juntos como a rebaño
en el aprisco" Los asirios han destruido a Samaría y los caldeos a
Jerusalén; pero el Mesías restaurará esas ruinas, y ese mesías nos dice Miqueas
que ha de nacer en Belén, y que su reino, el de la Jerusalén ce lestial, no tendrá
fin.
Los profetas
NAHUM, HABACUC, SOFONÍAS, AGGEO, ZACARÍAS y MALAQUÍAS, cuyos escritos se leen
también por ahora, confirman lo que dice Miqueas. Jesús mismo empieza por
evocar en el Evangelio la profecía de DANIEL, que anuncia la ruina total y
definitiva del Templo de Jerusalén y de la nación judía por las armas romanas.
Esa "abominable desolación que en el Templo santo reinó" por
entonces, fué justo castigo de la infidelidad y obstinación de Israel en no
querer admitir a Cristo (Ev.).El vaticinio de Daniel y de Jesús se cumplió al
pie de la letra unos años después de la Ascensión de Cristo, y la desolación
fue tal que de haber durado algo más ni un solo judío hubiera quedado vivo. Mas
Dios quiso abreviar aquellos aciagos días del asedio para salvar a los que, al
ver tamaño escarmiento, habían de convertirse.
Algo de esto
sucederá también al fin del mundo, del que la ruina de Jerusalén era figura. Entonces"
o sea, cuando Cristo vuelva, serán todavía mayores los satánicos prodigios,
entre ellos el Antecristo, para hacerse pasar por Cristo. Ese hombre maldito de
pecado llegará hasta a sentarse en el Templo santo para que se le adore como a
Dios.
Al fin de
todo vendrá Jesús. Pero no humilde y manso como la vez primera y en un
rinconcillo del mundo; antes vendrá con "poderío y majestad" y el
Hijo del Hombre aparecerá con la rapidez de un relámpago. Entonces le saldrán a
esperar los elegidos con las ansias que el águila manifiesta cuando cae sobre
su presa. Su advenimiento se anunciará con cataclismos de cielos, de mar y
tierra. Todas las gentes estarán despavoridas y con los ojos desencajados, y se
lamentarán antes de morir muertos y antes del juicio sentenciados, cuando vean
en el cielo a Cristo a quien no quisieron reconocer ni servir como a su Dios y
Señor, y que ahora viene a juzgar a los vivos y a los muertos y al mundo por el
fuego (V. Libera me).
No hay
pensamiento tan poderoso como éste para apartarnos del pecado. Claro lo dice S.
Basilio en la homilía de hoy: "Cuando el deseo de pecar te ande salteando,
quisiera te acordases del tremendo y terrible tribunal de Cristo... ante el
cual uno por uno iremos dando cuenta de nuestra vida. Inmediatamente, los que
hubieron perpetrado muchos males durante su vida veránse rodeados de ángeles
terribles y feísimos que los precipitarán en el abismo sin fondo, en donde arde
envuelto de espesas tinieblas un fuego sin llama, y gusanos venenosos devoran
sin cesar sus carnes, causándoles con sus mordeduras inaguantables dolores; y
por fin, el oprobio y eterna confusión, que es el peor de todos los suplicios.
Temed estas cosas y traspasados de este temor, servíos de su memoria como de
freno contra la concupiscencia y el pecado. (3" Noct.).
Por eso
mismo nos exhorta la Epístola a portarnos de una manera digna de nuestro Dios y
a dar frutos de toda clase de buenas obras... dando gracias a nuestro Padre
celestial por habernos hecho capaces de tener parte en la herencia de los
Santos desde ahora en espíritu, pero desde el día del Juicio Final en cuerpo y
alma, merced a la Sangre redentora de su Hijo queridísimo. En medio de las
angustias de nuestros postreros momentos precursores de nuestra muerte, desde
el fondo del abismo de nuestra poquedad y miseria clamaremos al Señor (Of.)
para que, en su misericordia, nos procure los remedios poderosos de los últimos
sacramentos (Or.); y nuestro buen Dios, que abriga para con sus fieles
sentimientos de paz y no de ira (Int.), y que tiene prometido despachar las
plegarias hechas con fe (Com.), nos oirá, librándonos de las terrenales
concupiscencias (Sec.), poniendo fin a nuestro cautiverio (Int. V.) e
introduciéndonos en el cielo juntos con Jesús triunfante, el cual obrará
entonces la consumación de las cosas y entregará a su Padre el reino con tantos
trabajos por Él conquistado, como homenaje perfecto de Él y de sus místicos
miembros. Aquel día será el de la verdadera Pascua, el verdadero paso del
destierro a la Tierra de promisión, a la Patria de la Jerusalén celestial, en
aquel inmenso "Templo en que todos cantaremos: ¡Gloria!". Y Dios será
todo en todos.
En ese día
venturoso, por medio de nuestro Pontífice Jesús, rendiremos un culto eterno a
la Santísima Trinidad, diciendo: ¡Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo! Como en el principio, y ahora y siempre, y en los siglos de los siglos.
Amén. (1)
TEXTOS DE LA MISA
Introito. Jer. 29, 11, 12 y 14. -Dice el
Señor: Yo tengo sobre vosotros designios de paz y no de aflicción; me
invocaréis y os escucharé, os haré volver de todos los lugares a donde os había
desterrado. Salmo. 84, 2.- Habéis bendecido, Señor, vuestra tierra; habéis acabado con el
cautiverio de Jacob. Gloria al Padre...
COLECTA -Moved, Señor, los corazones de vuestros fieles, para que, ejecutando
con más fervor el fruto de vuestra divina obra, alcancen mayores auxilios de
vuestra piedad. Por nuestro Señor Jesucristo.
Epístola. Col. 1, 9-14. "Capacitados para tomar parte en la herencia
gloriosa de los santos", debemos llevar en la tierra una vida digna de la
vocación a la que se nos ha llamado. -Hermanos:
Estamos constantemente orando por vosotros. Pedimos a Dios que lleguéis a la
plenitud en el conocimiento de su voluntad, con toda sabiduría e inteligencia
espiritual. Así caminaréis según el Señor se merece y le agradaréis
enteramente, dando fruto en toda clase de obras buenas y creciendo en el
conocimiento de Dios fortalecidos en toda fortaleza, según el poder de su
gloria, podréis resistir y perseverar en todo; con alegría daréis gracias al
Padre que nos ha hecho capaces de compartir la herencia de los santos en la
luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas y nos ha trasladado al reino
de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de
los pecados.
Gradual. Sal. 43, 8-9.- Nos
salvaste, Señor, de nuestros enemigos, humillaste a los que nos aborrecen.
Todos los días nos gloriamos en el Señor, siempre damos gracias a tu nombre.
Aleluya. Sal. 129, 1.- Aleluya,
aleluya. Desde lo hondo a ti grito Señor. Señor, escucha mi voz. Aleluya.
Evangelio. Mat. 24, 15-35.-.
"Dijo Jesús a
sus discípulos: «Cuando veáis, pues, la abominación de la desolación, anunciada
por el profeta Daniel, erigida en el Lugar Santo (el que lea, que entienda),
16.entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; 17.el que esté en el
terrado, no baje a recoger las cosas de su casa; 18.y el que esté en el campo,
no regrese en busca de su manto. 19.¡Ay de las que estén encinta o criando en
aquellos días! 20.Orad para que vuestra huida no suceda en invierno ni en día
de sábado. 21.Porque habrá entonces una gran tribulación, cual no la hubo desde
el principio del mundo hasta el presente ni volverá a haberla. 22.Y si aquellos
días no se abreviasen, no se salvaría nadie; pero en atención a los elegidos se
abreviarán aquellos días. 23.«Entonces, si alguno os dice: "Mirad, el
Cristo está aquí o allí , no lo creáis. 24.Porque surgirán falsos cristos y
falsos profetas, que harán grandes señales y prodigios, capaces de engañar, si
fuera posible, a los mismos elegidos. 25.¡Mirad que os lo he predicho! 26.«Así
que si os dicen: "Está en el desierto", no salgáis; "Está en los
aposentos", no lo creáis. 27.Porque como el relámpago sale por oriente y
brilla hasta occidente, así será la venida del Hijo del hombre. 28.Donde esté
el cadáver, allí se juntarán los buitres. 29.«Inmediatamente después de la
tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su
resplandor, las estrellas caerán del cielo, y las fuerzas de los cielos serán
sacudidas. 30.Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y
entonces se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del
hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria. 31.El enviará a
sus ángeles con sonora trompeta, y reunirán de los cuatro vientos a sus
elegidos, desde un extremo de los cielos hasta el otro. 32.«De la higuera
aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas,
sabéis que el verano está cerca. 33.Así también vosotros, cuando veáis todo
esto, sabed que El está cerca, a las puertas. 34.Yo os aseguro que no pasará
esta generación hasta que todo esto suceda. 35.El cielo y la tierra pasarán,
pero mis palabras no pasarán."
Ofertorio. Ps. 129, 1-2.- Desde lo más
íntimo de mi corazón clamé a Vos, oh Señor; oíd mi oración, Dios mío; porque me
he dirigido a Vos desde lo más íntimo, oh Señor.
Secreta.- Mostraos propicio, Señor, a nuestras plegarias; y después de recibir las
ofrendas y oraciones de vuestro pueblo, conducid a Vos los corazones de todos,
para que, libre de deseos terrenos, amemos lo celestial. Por N. S. J. C...
Prefacio
de la Santísima Trinidad.- En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en
todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu
unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en
la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola
sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también
de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que
confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las
personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban
los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines, que no cesan de cantar a diario,
diciendo a una voz. Santo…
Comunión. Marc. 11,24.- En verdad os
aseguro que cuantas cosas pidiereis en la oración, tened fe y las alcanzaréis.
Poscomunión.- Conceded, Señor, os suplicamos, que con lo que acabamos de tomar por
estos Sacramentos, quede curado en su medicinal virtud todo mal. Por nuestro
Señor Jesucristo.
COMENTARIO
Como habitualmente, reproducimos
el comentario del Padre Castellani; luego el nuestro que hoy es extenso y en
varios subtítulos, y luego los Santos Padres que también nos ofrecen mucho
sobre este Evangelio magnífico.
Recordamos que este comentario se
vincula con nuestro audio del Canal de Adoración y Liberación en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=LrqsfTW1W_o&t=798s
COMENTARIO
DE CASTELLANI
DOMINGO VIGESIMOCUARTO Y ÚLTIMO
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS [Mt 24, 15-35] Mc 13, 24-32 La Santa Iglesia cierra y
abre el año litúrgico con el llamado “Discurso Esjatológico”; o sea la
predicción de la Segunda Venida y el fin de este mundo; lo que se llama técnicamente
la “Parusía”. Este discurso profético es el último que hizo Nuestro Señor antes
de su Pasión; y está con algunas variantes en los tres Sinópticos: más
extensamente en San Mateo XXIV, de cuyo final está tomado el evangelio de hoy.
Este capítulo es llamado por los exegetas el “Apokalypsis sucinto”; porque es
como un resumen o bosquejo del libro profético que más tarde escribirá San
Juan; y que es el último de la Sagrada Biblia. La Segunda Venida, el Retorno,
la Parusía, el Fin de este Siglo, el Juicio Final o como quieran llamarle, es
un dogma de fe, y está en la Escritura y está en el Credo, un dogma bastante
olvidado hoy día; pero bien puede ser que cuanto más olvidado esté, más cerca
ande. Hay muchísimos doctores católicos modernos que, las señales que dio
Cristo –y a las cuales recomendó estuviéramos atentos– las ven cumpliéndose
todas. Desde Donoso Cortés en 1854 hasta Joseph Pieper en 1954, muchísimos
escritores y doctores católicos de los más grandes, comprendiendo al Papa San
Pío X, al cardenal Billot, al Venerable Holzhauser, Jacques Maritain, Hilaire
Belloc, Roberto Hugo Benson, y otros, han creído ver en el dibujo del mundo
actual las trazas que la profecía nos ha dejado del Anticristo... Papini en su
Storia di Cristo, capítulo 86, ha escrito: “Jesús no nos anuncia el “Día” pero
nos dice qué cosas serán cumplidas antes de aquel día... Son dos cosas: que el
Evangelio del Reino será predicado antes a todos los pueblos y que los gentiles
no pisarán más Jerusalén. Estas dos condiciones se han cumplido en nuestro
tiempo, y quizás el Gran Día se viene. Si las palabras de la Segunda Profecía
de Jesús (la del fin del mundo) son verdaderas, como se ha verificado que lo
fueron las de la Primera (la del fin de Jerusalén) la Parusía no puede estar
lejos... Pero los hombres de hoy no recuerdan la promesa de Cristo; y viven
como si el mundo hubiese de durar siempre...”. Cristo juntó la Primera con la
Segunda Profecía –y esto es una gravísima dificultad de este paso del
Evangelio– o mejor dicho, hizo de la Primera el typo emblema de la Segunda. Los
Apóstoles le preguntaron todo junto; y El respondió todo junto. “Dinos cuándo
serán todas esas cosas y qué señales habrá de tu Venida y la consumación del
siglo...”. “Todas estas cosas” eran para ellos la destrucción de Jerusalén –a
la cual había aludido Cristo mirando al Templo– y el fin del mundo; pues creían
erróneamente que el Templo habría de durar hasta el fin del mundo. Hubiese sido
muy cómodo para nosotros que Cristo respondiera: “Estáis equivocados; primero sucederá
la destrucción de Jerusalén y después de un largo intersticio el fin del mundo;
ahora voy a daros las señales del fin de Jerusalén y después las del fin del
mundo.” Pero Cristo no lo hizo así; comenzó un largo discurso en que dio
conjuntamente los signos precursores de los dos grandes Sucesos, de los cuales
el uno es figura del otro; y terminó su discurso con estas dificultosísimas
palabras: “Palabra de honor os digo que no pasará esta generación Sin que todas
estas cosas se cumplan... Pero de aquel día y de aquella hora nadie sabe. Ni
siquiera los Ángeles del Cielo. Sino solamente el Padre.” La impiedad
contemporánea –siguiendo a la llamada escuela esjatológica, fundada por Johann
Weis en 1900– saca de estas palabras una objeción contra Cristo, negando en
virtud de ellas que Cristo fuese Dios y ni siquiera un Profeta medianejo:
porque “se equivocó”: creía que el fin del mundo estaba próximo, en el espacio
de su generación, “a unos 40 años de distancia”. Según Johann Weis y sus
discípulos, el fondo y médula de toda la prédica de Cristo fue esa idea de que
el mundo estaba cercano a la Catástrofe Final, predicha por el Profeta Daniel;
después de la cual vendría una especie de restauración divina, llamada el Reino
de Dios; y que Cristo fue un interesante visionario judío; pero tan Dios, tan
Mesías, y tan Profeta como yo y usted. El único argumento que tienen para
barrer con todo el resto del Evangelio –donde con toda evidencia Cristo supone
el intersticio entre su muerte y el fin del mundo, tanto en la fundación de su
Iglesia, como en varias parábolas– son esas palabras; “no pasará esta
generación sin que todo esto se cumpla”, las cuales se cumplieron efectivamente
con la destrucción de Jerusalén. –Pero no vino el fin del mundo. –Del fin del
mundo, añadió Cristo que no sabemos ni sabremos jamás el día ni la hora. –Pero
¿por qué no separó Cristo los dos sucesos, si es que conocía el futuro, como
Dios y como Profeta? –Por alguna razón que Él tuvo, y que es muy buena aunque
ni usted ni yo la sepamos. Y justamente quizá por esa misma razón de que fue
profeta: puesto que así es el estilo profético. –¿Cuál? ¿Hacer confusión? –No;
ver en un suceso próximo, llamado typo, otro suceso más remoto y arcano llamado
antitypo; y así Cristo vio por transparencia en la ruina de Jerusalén el fin
del “siglo”; y si no reveló más de lo que aquí está, es porque no se puede
revelar, o no nos conviene. La otra dificultad grave que hay en este discurso
es que por un lado se nos dice que no sabremos jamás “el día ni la hora” del
Gran Derrumbe, el cual será repentino “como el relámpago”; y por otro lado se
pone Cristo muy solícito a dar señales y signos para marcarlo, cargando a los
suyos de que anden ojos abiertos y sepan conocer los “signos de los tiempos”,
como conocen que viene el verano cuando reverdece la higuera. ¿En qué quedamos?
Si no se puede saber ¿para qué dar señales? No podremos conocer nunca con
exactitud la fecha de la Parusía, pero podremos conocer su inminencia y su
proximidad. Y así los primeros cristianos, residentes en Jerusalén hacia el año
70, conocieron que se verificaban las señales de Cristo, y siguiendo su
palabra: “Entonces, los que estén en Judea huyan a los montes; y eso sin
detenerse un momento” se refugiaron en la aldea montañosa de Pella y salvaron,
de la horripilante masacre que hicieron de Sión las tropas de Vespasiano y
Tito, el núcleo de la primera Iglesia. Los tres signos troncales que dio Cristo
de la inminencia de su Segundo Adviento parecen haberse cumplido: la
predicación del Evangelio en todo el mundo, Jerusalén no hollada más por los
Gentiles, y un período de “guerras y rumores de guerras”, que no ha de ser
precisamente la Gran Tribulación; pero será su preludio y el “comienzo de los
dolores”. El Evangelio ha sido traducido ya a todas las lenguas del mundo y los
misioneros cristianos han penetrado y recorrido todos los continentes.
Jerusalén que desde su ruina el año 70 ha estado bajo el poder de los romanos,
persas, árabes, egipcios y turcos... desde 1918 y por obra del general inglés
Allenby ha vuelto a manos de los judíos; y un “Reino de Israel” que se
reconstruye, existe tranquilamente ante nuestros ojos; y finalmente nunca jamás
ha visto el mundo, desde que empezó hasta hoy, una cosa semejante a ésta que el
Papa Benedicto XV llamó en 1919 “la guerra establecida como institución
permanente de toda la humanidad”. Las dos guerras “mundiales”, incomparables
por su extensión y ferocidad, y los estados de “preguerra” y “posguerra” y
“guerra fría” y “rearme” y la gran perra, que ellas han creado, son un fenómeno
espectacularmente nuevo en el mundo, que responde enteramente a las palabras de
la profecía del Maestro: “Veréis guerras y rumores de guerra, sediciones y
revoluciones, intranquilidad política, bandos que se levantan unos contra
otros, y naciones contra naciones... Todavía no es el fin, pero eso es el
principio de los dolores.” ¿Y cuál es el fin? El fin será el monstruoso reinado
universal del Gran Perverso y la persecución despiadada a todo el que crea de
veras en Dios; en la cual persecución a la vez interna y externa parecerá
naufragar la Iglesia de Dios en forma definitiva (30) . Otras muchas
señales menores, que parecen cumplirse ya, se podrían mencionar; pero no tengo
lugar y además es un poco peligroso para mí. Baste decir que aparentemente la
herramienta del Anticristo, como notó Donoso Cortés, ya está creada. Hace un
siglo justo, el gran poeta francés Baudelaire, escribía en su diario Mon Coeur
mis a Nu acerca del gobierno dictatorial de Napoleón III –que fue una tiranía
templada por la corrupción–, que “la gloria de Napoleón III habrá sido probar
que un Cualquiera puede, apoderándose del Telégrafo y de la Imprenta, tiranizar
a una gran Nación”; cosa que los argentinos sabemos ahora sin necesidad de
acudir a Baudelaire. Pues bien, desde entonces acá, los medios técnicos de
tiranizar a una gran nación, y aun a todo el mundo, por medio del temor y la
mentira, han crecido al décuplo o al céntuplo. El Anticristo no tiene actualmente
más trabajo que el de nacer; si es que no ha nacido ya, como apuntó San Pío X
en su primera encíclica. El mundo está ablandado y caldeado para recibirlo por
la predicación de los “falsos profetas”, contra los cuales tan insistente nos
precave Cristo; y que son otra de las señales: seudoprofetas a bandadas. El
odio –y no el amor– reina en el mundo. Eso también está predicho en un
versículo que no es nada claro en la Vulgata, pero se entiende bien en el texto
griego. “Y porque sobreabundará la iniquidad, se resfriará la caridad en
muchos”, dice la traducción de San Jerónimo; que yo creo que no es de San
Jerónimo sino de Pomponio o de Brixiano; pues creo cierta la noticia actual de
que San Jerónimo no tradujo, sino solamente corrigió la Vulgata. El versículo
traducido así resulta una perogrullada, por no decir una pavada: el segundo
miembro de la frase es un anticlímax, en vez de ser un clímax como pedía la
lógica. Para explicarme rápido, diré que es como si yo dijera: “Como había una
temperatura de 45 grados, no había muchos que dijesen que hacía frío...” (no
había nadie). O bien otro ejemplo: “El que asesina a su madre, no se puede
decir que tenga una virtud perfecta...” (ninguna virtud tiene). Y así, si el
mundo está inundado de injusticia, estúpido es decir que a causa de eso “se
enfriará la caridad”. No habrá caridad desde hace mucho, ni fría ni caliente.
La caridad es más que la justicia. Pero el texto griego dice otra cosa, que es
inteligente y lógica. Se puede traducir así: “Habrá tantas injusticias que se
hará casi imposible la convivencia”; y eso es instructivo y luminoso, porque
efectivamente el efecto más terrible de la injusticia es envenenar la
convivencia. A la palabra griega Copee le dieron poco a poco los cristianos el
significado de caridad en el sentido tan especial del Cristianismo; pero
originalmente agápee significa “concordia, apego, amistad”; y por cierto
amistad en su grado más ínfimo, que es ese mínimum necesario para poder vivir
mal que bien unos al lado de otros; conllevarse como dicen en España; o sea la
convivencia. Que la convivencia entre los humanos se está destruyendo hoy más y
más y a toda prisa ¿quién no lo ve? Y que la causa de esa malevolencia que
invade de más en más al género humano sea la injusticia ¿quién lo duda? Las
injusticias amontonadas y no reparadas, que dejan su efecto venenoso en el
ánimo del que las sufre... y también del que las hace. “Que hablará muy mal de
ustedes - Aquel que los ha ofendido”, dice Martín Fierro; y “la injusticia no
reparada es una cosa inmortal”, dice el hijo de Martín Fierro. No he escrito
todo esto para desconsolar a la gente, sino porque creo que es verdad; y Cristo
nos mandó no nos desconsoláramos por eso, al contrario: “Cuando veáis que todo
esto sucede, levantad las cabezas y alegráos, porque vuestra salvación está
cerca.” ¿Para qué ha sido creado este mundo, y para qué ha caminado y ha
tropezado y ha pasado por tantas peloteras y despelotas sino para llegar un
día? Estos impíos de hoy día que dicen que el mundo no se acabará nunca, o bien
durará todavía 18 mil millones de anos, se parecen a esos viajeros que se
empiezan a entristecer cuando el tren está por llegar. Y puede que ellos tengan
sus motivos para entristecerse; pero el cristiano no los tiene. Este mundo debe
ser salvado; no solamente las almas individuales sino también los cuerpos, y la
naturaleza, y los astros (todo debe ser limpiado definitivamente de los efectos
del Pecado); que no son otros que el Dolor y la Muerte. Y para llegar a eso,
bien vale la pena pasar por una gran Angostura. Yo no sé cuándo será el fin del
mundo; pero esos incrédulos que lo niegan o postergan arbitrariamente saben
mucho menos que yo. ¿Verán los jóvenes de hoy la Argentina del año 2000? No lo
sabemos. ¿Verán los chicos escueleros a la Argentina con 100 millones de
habitantes, de los cuales 90 millones en Buenos Aires? No lo sabemos. ¿Verá el
bebé que ha nacido hoy –y varios han nacido seguro– el mundo convertido en un
vergel y un paraíso por obra de la Ciencia Moderna? Ciertamente que no. Si lo ven
convertido en un vergel, será después de destruido por la Ciencia Moderna, y
refaccionado por el poder del Creador, y la Segunda Venida del Verbo Encarnado;
ahora no ya a padecer y morir, sino a juzgar y a resucitar. Lo que puede que
vean y no es improbable, es a Cristo viniendo sobre las nubes del cielo para
“fulminar a la Bestia con un aliento de su boca”, y ordenar la resurrección de
todos nosotros los viejos tíos o abuelos, si es que no lo vemos también
nosotros, porque nadie sabe nada, y los sucesos de hoy día parecen correr ya,
como dijo el italiano, 'precititevolissimevolmente”. DOM (Hasta acá Castellani)
(2)
NOTAS PROPIAS DE CASTELLANI
30) De esta “Gran
Tribulación hemos hecho un cuadro imaginario en nuestra novela Su Majestad
Dulcinea.
COMENTARIO
(Recordamos
que este comentario se vincula con nuestro audio del Canal de Adoración y
Liberación en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=LrqsfTW1W_o&t=798s)
En este último Domingo del año
litúrgico, el Evangelio habla de las
ultimidades, los sucesos escatológicos, del último día, la Parusía del Señor,
el juicio final; la Justicia Radical de Dios; el Descenlace de la Historia.
Mt 24 15-35
"«Cuando
veáis, pues, la abominación de la desolación, anunciada por el profeta Daniel,
erigida en el Lugar Santo (el que lea, que entienda), 16.entonces, los que
estén en Judea, huyan a los montes; 17.el que esté en el terrado, no baje a
recoger las cosas de su casa; 18.y el que esté en el campo, no regrese en busca
de su manto. 19.¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
20.Orad para que vuestra huida no suceda en invierno ni en día de sábado.
21.Porque habrá entonces una gran tribulación, cual no la hubo desde el
principio del mundo hasta el presente ni volverá a haberla. 22.Y si aquellos
días no se abreviasen, no se salvaría nadie; pero en atención a los elegidos se
abreviarán aquellos días. 23.«Entonces, si alguno os dice: "Mirad, el
Cristo está aquí o allí , no lo creáis. 24.Porque surgirán falsos cristos y
falsos profetas, que harán grandes señales y prodigios, capaces de engañar, si
fuera posible, a los mismos elegidos. 25.¡Mirad que os lo he predicho! 26.«Así
que si os dicen: "Está en el desierto", no salgáis; "Está en los
aposentos", no lo creáis. 27.Porque como el relámpago sale por oriente y
brilla hasta occidente, así será la venida del Hijo del hombre. 28.Donde esté
el cadáver, allí se juntarán los buitres. 29.«Inmediatamente después de la
tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su
resplandor, las estrellas caerán del cielo, y las fuerzas de los cielos serán
sacudidas. 30.Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y
entonces se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del
hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria. 31.El enviará a
sus ángeles con sonora trompeta, y reunirán de los cuatro vientos a sus
elegidos, desde un extremo de los cielos hasta el otro. 32.«De la higuera
aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas,
sabéis que el verano está cerca. 33.Así también vosotros, cuando veáis todo
esto, sabed que El está cerca, a las puertas. 34.Yo os aseguro que no pasará
esta generación hasta que todo esto suceda. 35.El cielo y la tierra pasarán,
pero mis palabras no pasarán."
LA PARUSÍA DEL SEÑOR
Este magnífico Evangelio
constituye el Discurso Escatológico de San Mateo; el mas fuerte y completo de
los Sinópticos; se podría decir que el Apocalipsis es una explanación de él;
una explicitación a mayor detalle: una ampliación.
Fin del Año Litúrgico, en la
Palabra se señala también al Fin del Mundo y la Parusía, Segunda Venida del Señor
y los acontecimientos precedentes y relacionados con ella.
Parusía se puede traducir del
griego como Venida, Llegada, Advenimiento. El Señor vuelve; esta vez no humilde
y oculto, vulnerable; sino en Gloria y Majestad, como Dios-Hombre Omnipotente,
visible a todo el mundo de manera maravillosa. Esta vez no viene a predicar y
sufrir para salvar; viene a Juzgar; viene a traer la Justicia Radical y
Definitiva y a fundar Nuevos Cielos y Nueva Tierra donde habite la Justicia.
Viene a resucitar a los hombres; a todos los muertos: los buenos para
bienaventuranza eterna, los malos para castigo eterno.
La Parusía del Señor y los textos
escatológicos que la presentan tienen un valor y una importancia capital,
extraordinaria para la Fe y la praxis cristiana. La Parusía del Señor es el
Desenlace de la Historia de la Salvación, su cierre: el Triunfo definitivo de
Cristo sobre el Mal, triunfo que comparten sus salvados.
La Parusía del Señor no es un
acontecimiento de este mundo, no es un hecho intrahistórico: proviene de la
Eternidad Divina; viene de mas allá de la historia; de la Trascendencia de
Dios; pero entra en la Historia y la termina; la cierra.
Ella nos habla de la caducidad de
este mundo y el Poder Infinito de Dios que aplastará el Mal hasta el fondo del
abismo. La esperada Justicia de Dios en la que muchos no creyeron o
desesperaron. Todos verán que es más infinitamente radical, magnífica y
terrible de lo que se imaginaban.
No hay triunfo inmanente del
hombre. El Triunfo es de Dios.; triunfo, que volvamos a decir, también es el
triunfo de sus salvados, por Gracia.
La Parusía, por tanto, es el
Evento por antonomasia, la Resolución del Plan de Dios: Creación, Encarnación,
Rendención, Parusia- indeciblemente feliz y glorioso para los santos creyentes;
para los católicos en serio. Ella constituye el Final de este mundo y el inicio
del Nuevo, ya con Cielos y Tierra regenerados, resucitados también con el
hombre.
EXPLOSIÓN E IMPLOSIÓN DEL EVANGELIO: NO HAY TRIUNFO
INMANENTE DE LA IGLESIA A NIVEL CUANTITATIVO
Posteriormente a la Pasión y
Muerte del Señor, a su Resurrección y Ascensión, a Pentecostés y Fundación
plena de la Iglesia (ya existía en germen antes), se produce un movimiento de
expansión y triunfo inmanente provisorio de la Iglesia en el mundo; la audaz
misión conquista mundo irredento para Cristo. La Iglesia tiene claro el
imperativo de la Instauración del Reino Sociopolítico de Cristo. Vayan y hagan
que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el Nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a guardar todo lo que les
he mandado.
Junto con esta expansión, la
cizaña de la herejía, la conspiración, la traición, la abdicación y corrupción
de muchos, también hace su trabajo dentro de la Iglesia conquistadora. Pero a
partir de la última Edad Media, la cizaña comienza a trabajar no solo fuera,
sino con mas intensidad dentro de la Iglesia.
Nominalismo y otras yerbas malas
comienzan un trabajo de solapada corrupción de la teología. Luego viene el
Renacimiento, Iluminismo, la Revolución Francesa, y se comienza a detectar una
lucha terrible contra el Reino de Dios. El César vuelve a cobrar fuerza (mas
que en la antigüedad) Comienza a verificarse una especie de retirada de la
Iglesia acosada….aunque siempre luchadora. Vendrá el Racionalismo, luego el
primer Modernismo secularista y racionalista, luego el terrible siglo XX con
dos guerras mundiales, la guerra civil española -con la gloriosa isla de
resistencia de Franco, un punto de triunfo dentro de un panorama oscuro-….
Vendrá Yalta y el optimismo de
posguerra porque han vencido los buenos (lluvia de comillas a discreción) y el
II Concilio Vaticano mimetizado con el mundo; con su optimismo correlativo,
ingenuo, inmanente. Su neomodernismo, ahora mas anómico, subjetivista,
personalista. El movimiento de retirada se convierte en claudicación formal. Se
aceptan las condiciones, las reglas de juego del Leviathan, del César; sobre
todo, puntualmente con la aceptación del laicismo masónico en la Libertad
Religiosa. Licuación de la fe, apostasía; expulsión de la Fe de la vida pública
aceptada.
Otra religión reemplaza a la Fe
Católica de 1962 años que se basó en la Escritura, vivida por la Tradición e
interpretada por el Magisterio. Se reniega del Imperativo del Establecimiento
del Reino Sociopolítico de Cristo en la Tierra. Se abdica de la potestad de
castigar la herejía. Se ha verificado un punto de Inflexión en la Iglesia
visible: claudica de sus funciones esenciales con los cuatro cauces funestos
del II Concilio: Reforma Litúrgica, Colegialidad, Ecumenismo, Libertad
Religiosa.
Hoy vemos la Apostasía rampante
en la estructura visible de la vieja iglesia católica. Aunque la Fe, la
verdadera Iglesia, el Resto Fiel, vive, aunque con poco peso en la estructura,
extra estructuralmente sobre todo.
El movimiento de retirada se ha
acentuado.
El Catecismo de la Iglesia
Católica Conciliar (sí, aún este catecismo) lo dice bien en sus puntos
676 y ss.
De allí hasta la Parusía del
Señor no parece haber éxitos inmanentes apoteóticos de la Iglesia en el mundo.
EL RACIONALISMO, EL MODERNISMO Y LA LICUACIÓN DE LA FE
Y LA REVELACIÓN. El Método Histórico-Crítico y el abuso del recurso del
Lenguaje Apocalíptico.
La primera teología modernista,
positivista, racionalista, cientificista, que dividió al Jesús de la Fe, del
Jesús de la Historia, se concentró en Cristo, como en la Biblia como un objeto
puramente humano inmanente y natural. Algo comprensible dada su atrofiada
cosmovision. De alli surgió el Método histórico-crítico y la desmitificación de
la Escritura. Una limpieza (comillas) de residuos míticos y místicos,
trascendentes, sobrenaturales. Esta influencia se extendió y sufrió cierta
mutación en la época conciliar, hacia el subjetivismo, la anomia, el fideísmo
sentimental….
El hecho es que de ese
acercamiento puramente cientificista y natural a la Escritura, (que es Palabra
de Dios antes que nada) se abusó del estudio y consecuencias de Los Géneros
Literarios de la Escritura. En el caso que nos ocupa, el LENGUAJE APOCALÍPTICO.
Se concluyó que dicho lenguaje
era propio de comunidades perseguidas, estresadas, ¿un tanto desequilibradas,
porqué no? Con temor y rencor del mundo, que exageraban y tremendizaban la
nota; se volvían de un pesimismo paranoico…usaban una cantidad de códigos y
símbolos extraños en su plasmar en el papel la palabra de Dios….En fin,
lenguaje apocalíptico..,.hay que tomarlo con pinzas, con indulgencia….Digámoslo
claramente, no es un lenguaje para tomar en serio…
Bueno, en realidad el
progremodernista no se toma en serio nada de la Biblia, sino para interpretarlo
a su manera y antojo. Pero sobre todo el objeto preferido de su vilipendio es
el lenguaje apocalíptico. Su veneno está dirigido a la Escatología: lógico;
aniquila su optimismo utópico inmanente y terreno.
De manera que el Apocalipsis y
sus homólogos de los Evangelios y Cartas, así como Daniel y otros profetas, no
son libros para tomar realmente muy en serio…. Son libros de circunstancia, que
sirvieron para dar aliento a comunidades perseguidas. No tienen proyección
escatológica, y todo se termina ahí, en la coyuntura en que fueron escritos
(hasta acá hablo como progremodernista, para que alguno no se confunda)
Asistimos a una verdadera
destrucción de la Escritura.
Los Discursos escatológicos de
los Evangelios Sinópticos, especialmente el de Mateo, el más crudo y completo,
son despreciados, tergiversados, licuados y proscriptos por el neomodernismo
actual. Neomodernismo que cunde en toda la estructura de la Iglesia conciliar.
¿Discurso Escatológico de San
Mateo? ¡No tomarlo muy en serio por favor! Lenguaje apocalíptico… Siempre hubo
problemas en el mundo; siempre hubo pestes; siempre hubo terremotos; siempre
hubo traiciones…. ¿Signos del Sol y los astros? Ah, meros símbolos que expresan
la perplejidad y el estrés algo alucinado de aquellas comunidades antiguas…que
digámoslo…je je, un poco fanáticas y paranoicas…..no sabían dialogar con el
mundo, como nosotros sí sabemos… ¡Ese pesimismo deprimente! ¡Por favor! No es
cristiano. El Progreso y la Evolución del Mundo, la Ciencia y la Técnica hacen
evolucionar al hombre y la sociedad hacia un punto donde una cantidad de
conflictos producidos por el fanatismo arcaico y bruto desaparecerán….Vamos
hacia el Punto Omega…¡Optimismo! Optimismo en la Historia y el Hombre. La
Historia después de Cristo no tiene vuelta atrás… (hablo como progremodernista)
Resultado: abolición de la
Escatología y de la Soteriología Católicas. Abolición de la Parusía del Señor.
Reemplazo de esto por un Progreso hacia una plenitud inmanente; un Paraíso en
la tierra; un milenarismo terreno de la ciencia y la tecnología, coronado con
una nueva y plena espiritualidad humanista. Theilar y Rhaner….se ven huellas de
Hegel, de Spinoza….Hasta de Marx…de la Nueva Era…
Resumiendo, el progremodernista
ve el Discurso Escatolótico de San Mateo y otros textos similares, como un
pasaje de lenguaje apocalíptico, de puros símbolos que prácticamente tiene poco
o ningún correlato en la realidad. HAY QUE ESQUIVAR LA LITERALIDAD, HACERLO
COMO SISTEMA. No se debe tomar seriamente…
PERO EL DISCURSO ESCATOLÓGICO NOS DICE COSAS
ESENCIALES
No se puede negar que puede haber
símbolos, pero irse al símbolo, a la interpretación simbólica, a la alegoría a
priori sin necesidad es locura interpretativa. Cuando algo puede ser
interpretado literalmente sin caer en un absurdo, debe ser interpretado
literalmente.
Si nos ponemos a ver, no hay casi
nada en este discurso que no pueda ser interpretado literalmente. Nada impide
que haya cataclismos cósmicos, nada impide el aumento del mal de manera
alarmante, la pérdida de la caridad…lo vemos hoy. Nada impide que haya
prodigios diabólicos….
Si hay afirmaciónes simbólicas
como aquella, donde esté el cuerpo, se juntarán las águilas. Diversamente
interpretadas por los SSPP. El Cuerpo es el de Cristo adveniente; las águilas
son los salvados que lo rodean…dice algún Padre.
Vayamos a la médula: El Señor nos
está diciendo que en los últimos tiempos el mundo se pondrá endiablado, peor
que nunca. No solo en la relación entre los hombres, sino incluso la naturaleza
estará conmovida.
No se debe quedar la
interpretación en que todo se cumple en la Destrucción del Templo de Jerusalén.
Queda claro que la cosa va más allá de eso. Jesús predice cosas que no
sucedieron con la destrucción del Templo y la diáspora. Es absolutamente obvio
que apuntan a tiempos finales.
El Tiempo Final, aquella
tribulación como no hubo otra ni habrá mas, es un tiempo de maldad, de odio, de
apostasía, de confusión, de cataclismos cósmicos, de perdición, de castigo de
Dios.
¡UNA TRIBULACIÓN COMO NO HUBO
OTRA NI LA HABRÁ MAS!. Esto va más allá de la destrucción del Templo, lo
volvemos a decir. Solo la falta de rectitud y la falta de sensus fidei del
progremodernismo puede interpretar esto como cumplido allí en la Ruina de
Jerusalén.
La Ruina de Jerusalén es el Typo
de un suceso posterior en que el Profeta (Cristo en este caso) hace pie para
remontarse a un suceso lejano y final en el tiempo, y similar pero más amplio y
grave , si puede decirse. El Antitypo.
Símbolo y figura de la realidad
del momento (Typo) para remontarse a un suceso del final mas importante y
crucial (Antitypo)
ESPERANZA VERSUS OPTIMISMO
LA ESCATOLOGÍA BÍBLICA NO ES PESIMISTA, SINO ESPERANZADA.
LA ESCATOLOGÍA BÍBLICA NO ES PESIMISTA, SINO ESPERANZADA.
El
cristiano es realista, no optimista.
El
progremodernismo, que no es catolicismo, no es Fe en Cristo, carece de virtudes
infusas teologales. Como no tiene la Esperanza sobrenatural, aquella que nos
proyecta hacia las realidades gloriosas y eternas que promete el Señor en el
Nuevo Testamento (los justos brillarán como el Sol en el Reino del Padre;
la Nueva Jerusalén; Cielos y Tierra nuevos donde habite la
Justicia; Dios será todo en todo….) debe reemplazarla por
Optimismo. Es muy difícil vivir sin nada bueno adelante, en el tiempo. El
Optimismo Histórico no es cristiano. El milenarismo inmanente no es cristiano;
es un reemplazo idolátrico de la Esperanza cristiana.
El cristiano no necesita ningún optimismo: la Esperanza sobrenatural es tan potente que levanta al hombre de las penas de este mundo y lo hace vislumbrar el gozo eterno. El cristiano no necesita ponerse anteojeras color de rosa para ver la realidad del mundo mejor de lo que es. La Esperanza proyecta a la Eternidad gozosa y da realismo para ver el acá y ahora. Y no aliena de ninguna manera, sino que la mirada sobrenatural sobre las realidades terrenas, realista y seria, posibilita un diagnóstico de la Verdad sobre ellas, dando a su vez la acción mas constructivas para actuar aquí y ahora. No hace falta ninguna utopía ni evasión. El Optimismo Histórico es utopía y evasión, además de idolatría del hombre por el hombre. La Esperanza es tanto más excelsa y sublime que algún optimismo terreno,-mas allá de que el optimismo histórico es evasión y pecado al fin y al cabo- como lo es Dios de su Creación.
El cristiano no necesita ningún optimismo: la Esperanza sobrenatural es tan potente que levanta al hombre de las penas de este mundo y lo hace vislumbrar el gozo eterno. El cristiano no necesita ponerse anteojeras color de rosa para ver la realidad del mundo mejor de lo que es. La Esperanza proyecta a la Eternidad gozosa y da realismo para ver el acá y ahora. Y no aliena de ninguna manera, sino que la mirada sobrenatural sobre las realidades terrenas, realista y seria, posibilita un diagnóstico de la Verdad sobre ellas, dando a su vez la acción mas constructivas para actuar aquí y ahora. No hace falta ninguna utopía ni evasión. El Optimismo Histórico es utopía y evasión, además de idolatría del hombre por el hombre. La Esperanza es tanto más excelsa y sublime que algún optimismo terreno,-mas allá de que el optimismo histórico es evasión y pecado al fin y al cabo- como lo es Dios de su Creación.
POR ESO A LOS HOMBRES SIN ESPERANZA
SOBRENATURAL, A LOS PROGREMODERNISTAS, LA ESCATOLOGÍA LES PARECE DELIRANTE Y
PESIMISTA.
Porque ven solo la inmanencia, no
tienen vuelo trascendente, el que da la Esperanza, el que da la Gracia. Por eso
ese vacío de Esperanza lo llenan con Optimismo.
El Discurso Escatológicoco de San
Mateo, como el Apocalipsis, les resulta de un delirio y un pesimismo
insoportable, porque aniquila su optimismo utópico en un milenarismo terreno y
mundano.
Entonces, lo decimos una vez más:
Este Discurso es un Discurso de Esperanza: Cuando vean que suceden estas cosas
(dice San Lucas en su Discurso Paralelo), ¡LEVANTEN LA CABEZA QUE SE ACERCA
VUESTRA REDENCIÓN!
Es un discurso profético de como
terminará el mundo también: entre la Apostasía, el odio, el auge del Mal en su
máxima virulencia, los cataclismos cósmicos.
NADIE SABE EL DÍA NI LA HORA,
PERO HAY SIGNOS QUE PRECEDEN EL FIN
Jesús con la parabolita de la
higuera, nos dice que hay signos claros de la cercanía del Fin. El aumento del
Mal, los Falsos Profetas, las calamidades cósmicas, la Abominación de la
Desolación…..
LA ABOMINACIÓN DE LA DESOLACIÓN
El
Typo de esto es la estatua del César que Pilato levantó en el Templo de
Jerusalén, profanándolo. Pero su Antitypo, su proyección escatológica es mas
amplia y grave, aunque de la misma naturaleza sacrílega.
La Abominación de la Desolación en el Lugar que no debe.
La mentira en el lugar por antonomasia para la Verdad.
En la Cátedra de San Pedro desde donde se debe difundir la Verdad, el Enemigo de Cristo se sentará y difundirá la Mentira, dice Leon XIII en su exorcismo.
Dicen los SSPP que el el Anticristo se sentará en el Templo de Dios, como si fuera Dios y haciéndose adorar como Dios. Está profetizado en Daniel, tomando como Typo a Antíoco Epífanes. Pero Daniel ya insinúa fuertemente que esa profecía se proyecta hacia el tiempo final.
La Abominación de la Desolación en el Lugar que no debe.
La mentira en el lugar por antonomasia para la Verdad.
En la Cátedra de San Pedro desde donde se debe difundir la Verdad, el Enemigo de Cristo se sentará y difundirá la Mentira, dice Leon XIII en su exorcismo.
Dicen los SSPP que el el Anticristo se sentará en el Templo de Dios, como si fuera Dios y haciéndose adorar como Dios. Está profetizado en Daniel, tomando como Typo a Antíoco Epífanes. Pero Daniel ya insinúa fuertemente que esa profecía se proyecta hacia el tiempo final.
No vamos a la afirmación de que
Francisco es el Anticristo o el falso Profeta. No le vemos sustento a esto. La
Trinidad Satánica actuará con simultaneidad y gran poder, incluso con prodigios
portentosos de orden preternatural diabólico, corroboran los Santos Padres.
De todas maneras hoy sobre todo -pero
también desde hace unas seis décadas, desde el Sillón de San Pedro se difunde
la ambigüedad, la confusión, la oscuridad, se reivindican herejes condenados Ex
Cáthedra por Concilios Ecuménicos Dogmáticos, como Trento a Lutero. Lutero es
anatema. Hoy fue erigido por Francisco en Testigo del Evangelio con estatua y
todo en el Vaticano……Estamos presenciando ya la Abominación de la Desolación….
Bueno, Mahoma, enemigo acérrimo
de la cristiandad ya fue reivindicado en cierta manera con aquel desdichado
beso al Corán….
Sumado a esto, veamos el arte….de
la Sala de Audiencias Pablo VI del Vaticano….y los inverosímiles excesos
sacrílegos y profanatorios de la liturgia Novus Ordo… Las comilonas de
Francisco dentro de Basílicas y Templos, con pobres servidos por mozos Hilton…
Las afirmaciones sobre la Santísima Virgen María de que era una chica normal
que buscaba casarse…
Y como frutilla del postre
tenemos adoración idolátrica a la Pachamama en los jardines del Vaticano, con
presencia de Francisco; con chamanes oficiando, quema de incienso, invocaciones
típicas y toda la parafernalia del culto pagano incaico a la Madre tierra,
genuflexiones y rostros en tierra….Abominación de la Desolación literal…..
CIELO
Y TIERRA PASARÁN, PERO MIS PALABRAS NO PASARÁN
La Palabra del Señor es Eterna,
Inmutable, Divina, Veraz. Ella tiene más entidad que el universo creado: Cielo
y tierra pasarán, mas mi Palabra no pasará.
La
palabra de Dios no es un apéndice del mundo que se debe adaptar a él; es el
mundo que debe convertise a la Palabra de Dios. Al revés de lo que predican los
inicuos, impíos progremodernistas.
Este mundo es transitorio: pasa.
La apariencia del mundo pasa, dice San Pablo, San Pedro y San Juan en sus
cartas.
La Palabra de Dios es Eterna. Al
Principio era la Palabra. Y en el Fin de este mundo también será la Palabra.
Eternamente será la Palabra.
Cuando Cristo dice que no pasará
aquella generación sin que todo se cumpla, se debe entender, que esa generación
malvada (así llama Jesús a los judíos conspiradores y corroboran algunos
Padres) quiere decir que esa generación malvada durará hasta el Fin. No se
refiere a generación temporal, de 30 años, diferencia entre padres e hijos,
sino a una ralea, a una casta malvada.
TIEMPOS
DIFÍCILES, LITERALMENTE ENDIABLADOS
Abominación en el Lugar que no
debe; Falsos prodigios, poder aparentemente omnímodo del Mal, tan virulento que
si fuera posible engañaría a los propios elegidos, traición, entrega, apostasía
desaforada…
Aquellos días serán acortados en
atención a los elegidos.
SI NO FUERAN ACORTADOS ESOS DÍAS
NADIE SE SALVARÍA.
Que
pesimismo insoportable, hay que licuarlo y endulzarlo, diría un
progremodernista….
Pero en lo mas grave de la tribulación La Cruz de Cristo en el firmamento será visible a todos los hombres.
Es el Momento de la Parusía.
Pero en lo mas grave de la tribulación La Cruz de Cristo en el firmamento será visible a todos los hombres.
Es el Momento de la Parusía.
<<Y en aquel
momento aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre. Y entonces todas
las tribus de la tierra se golpearán el pecho y verán al Hijo del Hombre que
viene sobre las nubes del cielo, con gran poder y majestad. Él enviará a sus
ángeles con una trompeta atronadora, para que reúnan a sus elegidos de los
cuatro vientos, de un extremo a otro del cielo.>>
Los que perseveraron en la Verdad
del Señor, los que creyeron en su Palabra, en la Escritura, los que vivieron y
amaron su Tradición, los que obedecieron al Magisterio que interpreta la
Palabra, serán liberados y llamados a la Gloria Eterna.
Y todos los mentirosos, los
asesinos, los perros, los degenerados, los traidores, irán al Lago de Fuego,
junto con la Trinidad Satánica, según avisa el Apocalipsis.
¡Todo aquel que haya quitado algo
a esta Revelación, le será quitado su lugar en el Libro de la Vida! …. esto lo
manda el Señor a los progremodernistas….
¡VEN SEÑOR JESÚS!
El
Espíritu y la Esposa claman: VEN SEÑOR JESÚS, dice Apocalipsis.
Desear la Venida definitiva del Señor es la piedra de toque del católico en serio. Como dijimos antes, el progremodernista, el continuador de aquella generación malvada….la detesta, la oculta, la proscribe, la licúa, la reemplaza por un delirante milenarismo mundano, por una estúpida utopía inmanente, por un insensato optimismo en el progreso humano….por una demencial adoración de la actualidad del aquí y ahora…
Pero el Católico la desea intensamente porque es el contenido de la Esperanza: Cristo mismo en Gloria y Majestad en su Triunfo definitivo y Eterno.
Desear la Venida definitiva del Señor es la piedra de toque del católico en serio. Como dijimos antes, el progremodernista, el continuador de aquella generación malvada….la detesta, la oculta, la proscribe, la licúa, la reemplaza por un delirante milenarismo mundano, por una estúpida utopía inmanente, por un insensato optimismo en el progreso humano….por una demencial adoración de la actualidad del aquí y ahora…
Pero el Católico la desea intensamente porque es el contenido de la Esperanza: Cristo mismo en Gloria y Majestad en su Triunfo definitivo y Eterno.
¡ESPERANZA!
¡En
el mundo tendrán tribulación, pero ánimo! Yo he vencido al mundo. Dice el
Señor.
El que persevere hasta el final, ese será salvo.
La eternidad de gozo nos espera si permanecemos en la Verdad y no cedemos a los falsos profetas con apariencia de piedad; a los falsos evangelios del facilismo, de la falsa misericordia, de la aceptación y bendición del pecado, de la degeneración; del acomodamiento al mundo, de la genuflexión ante el César; del culto de Leviathan.
¡Si no cedemos a la Falsa Iglesia legitimadora del Sistema anticristiano! – digamos en un lenguaje mas actual.
El que persevere hasta el final, ese será salvo.
La eternidad de gozo nos espera si permanecemos en la Verdad y no cedemos a los falsos profetas con apariencia de piedad; a los falsos evangelios del facilismo, de la falsa misericordia, de la aceptación y bendición del pecado, de la degeneración; del acomodamiento al mundo, de la genuflexión ante el César; del culto de Leviathan.
¡Si no cedemos a la Falsa Iglesia legitimadora del Sistema anticristiano! – digamos en un lenguaje mas actual.
ORACIÓN FINAL
La
Santísima Virgen nos de la Gracia de la Esperanza sobrenatural y todas las
demás virtudes y gracias necesarias para perserverár en la difícil prueba
escatológica;
Nos de la Gracia de de permanecer en la Verdad expresada en la Escritura, vivida por la Tradición e interpretada por el Magisterio de la Iglesia Católica hasta 1962.
Nos de la Gracia de fortalecernos con el verdadero y santo culto católico de la Misa Tridentina de San Pío V.
Nos alcance fortalece y virilidad en esta lucha hasta llegar a la victoria.
Nos de la Gracia de de permanecer en la Verdad expresada en la Escritura, vivida por la Tradición e interpretada por el Magisterio de la Iglesia Católica hasta 1962.
Nos de la Gracia de fortalecernos con el verdadero y santo culto católico de la Misa Tridentina de San Pío V.
Nos alcance fortalece y virilidad en esta lucha hasta llegar a la victoria.
SANTOS PADRES
"Por tanto, cuando viereis que la abominación de la desolación, que
fue dicha por el profeta Daniel, está en el lugar santo, el que lee entienda.
Entonces los que estén en la Judea, huyan a los montes. Y el que en el tejado,
no descienda a tomar alguna cosa de su casa. Y el que en el campo, no vuelva a
tomar su túnica. ¡Mas ay de las preñadas y de las que crían en aquellos días!
Rogad, pues, que vuestra huida no suceda en invierno o en sábado. Porque habrá
entonces grande tribulación, cual no fue desde el principio del mundo hasta
ahora ni será. Y si no fuesen abreviados aquellos días, ninguna carne sería
salva; mas por los escogidos aquellos días serían abreviados". (vv. 15-22)
San Juan
Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 75, 2
Como el Señor había insinuado ya,
aunque de una manera oculta, la destrucción de Jerusalén, les da a conocer esto
mismo de una manera evidente, aduciendo la profecía que prueba la destrucción
de los judíos. Por esto dice: "Por tanto, cuando viereis la abominación de
desolación", etc.
San
Jerónimo
Esto que dice: "El que lee
entienda", se expresa para que busquemos el sentido místico. Leemos, pues,
en Daniel de este modo: "Y en medio de la semana cesará el sacrificio y
las ofrendas; y en el templo habrá abominación de desolaciones hasta la
consumación del tiempo, y la consumación se dará sobre la soledad" ( Dn 9,27).
San
Agustín, Epístola, 199, 31
San Lucas, para probar que había
acontecido la abominación de la desolación predicha por Daniel, cuando fue
destruida Jerusalén, recuerda las palabras del Salvador en este mismo lugar:
"Cuando veáis que Jerusalén es sitiada por un ejército, sabed que entonces
se acerca su desolación" ( Dn 21,20).
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 49
Por lo que me parece que llamaba
abominación de desolación al ejército por el cual fue destruida la santa ciudad
de Jerusalén.
San
Jerónimo
También puede entenderse respecto de
la estatua del César, que Pilato colocó en el templo; o de la estatua ecuestre
de Adriano, que ha permanecido hasta hoy en el mismo lugar donde estuvo
el Sancta Sanctorum, pues la abominación, según la antigua Escritura, es llamada ídolo. Y
por lo tanto, se añade la desolación, porque el ídolo fue puesto en el templo
desolado y desierto.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 75, 2
O porque el mismo que desoló la
ciudad y el templo, colocó la estatua en el interior.
Y para que sepan que sucederán estas
cosas viviendo aun algunos de ellos, dijo: "Cuando, por tanto,
viereis", etc. En lo que debe admirarse el poder de Jesucristo y la
fortaleza de sus discípulos, que predicaban en aquellos tiempos, en que se
perseguía todo lo que era judío. Los apóstoles, como procedentes de los judíos,
introdujeron leyes nuevas contra los romanos, que mandaban entonces. Los
romanos vencieron a muchos miles de judíos, pero no pudieron vencer a doce
hombres desnudos y desarmados. Como muchas veces había sucedido que los judíos
habían sido rehabilitados después de grandes guerras (como sucedió en los
tiempos de Senaquerib y Antíoco), para que nadie crea que entonces sucedería lo
mismo, ordena el Salvador a sus discípulos que huyan, cuando añade:
"Entonces los que están en la Judea", etc.
Remigio
Todo esto consta que sucedió cuando
empezaba la desolación de Jerusalén. Cuando se aproximaba el ejército romano,
todos los cristianos que había en aquella provincia (como refiere la historia
eclesiástica) avisados por un milagro del cielo, se marcharon bien lejos.
Atravesando el Jordán, vinieron a la ciudad de Pela, y allí bajo la protección
del rey Agripa (de quien se hace mención en el Libro de los Hechos de los
Apóstoles), permanecieron algún tiempo. Este mismo Agripa, con la parte de
judíos que le obedecían, estaba sujeto al imperio romano.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 76, 1
Después, manifestando los inevitables
males y la calamidad sin límites que habían de venir sobre los judíos, añade:
"Y el que esté en el tejado no descienda", etc. Porque era preferible
salvarse con el cuerpo desnudo, que entrar en la casa a tomar vestido, y ser
muerto. Por lo que dice también respecto del que está en el campo: "Y el
que está en el campo no vuelva", etc. Porque si los que están en la ciudad
huyen, con mucha más razón no deben volver a la ciudad los que están fuera. Y
en verdad que es fácil despreciar el dinero, y no es difícil proveerse de
vestidos; pero lo que atañe a la vida ¿cómo se podrá prescindir de ello? ¿Cómo
podrá suceder que la que esté embarazada se encuentre ligera para huir? ¿Y cómo
la que está criando abandonará al que parió? Por esto añade: "Mas ¡ay de
las preñadas y de las que crían!", etc. Aquéllas, porque están más pesadas
y no podrán huir con facilidad, cargadas con el peso de su concepción; y éstas,
porque son detenidas por el vínculo de la compasión hacia sus hijos, y no
pueden al mismo tiempo salvar a los que lactan.
Orígenes, in Matthaeum, 29
O porque entonces no habrá lugar a
tener compasión ni de las preñadas, ni de las que crían, ni de sus infantes. Y
como que hablaba a los judíos, los cuales decían que en el sábado no debía
recorrerse más camino que el de un sábado, añade: "Rogad, pues, que
vuestra huida no suceda en invierno o en sábado".
San
Jerónimo
Porque en el primero, la crudeza de
la estación impide andar por las soledades y ocultarse en los montes del
desierto. Y en el segundo, porque era quebrantar la ley el querer huir, y les
amenazaba la muerte si se quedaban.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 76, 1
Véase cómo se habla aquí en contra de
los judíos, porque los apóstoles no habían de guardar el día sábado, ni habían
de permanecer allí cuando Vespasiano hizo esto, porque muchos de ellos ya
habían muerto antes; y si alguno quedaba entonces, vivía en otras partes del
mundo. Por qué dijo que debía orarse, lo explica cuando añade: "Porque
habrá entonces grande tribulación", etc.
San
Agustín, epistola, 80
Se lee en San Lucas: "Y habrá
grande aflicción sobre la tierra, e ira contra este pueblo; y caerán degollados
unos, y serán llevados cautivos por los gentiles otros" ( Lc 21,23-24). Y después Josefo,
que escribió la historia de los judíos, dice que sucedieron a este pueblo unos
males tan grandes, que apenas pueden creerse; por esto se ha dicho con razón
que no hubo semejante tribulación desde el principio del mundo, ni la habrá.
Pero aunque en tiempo del Anticristo acaso la habrá igual o mayor, por lo dicho
respecto de este pueblo debe entenderse que no será para ellos de tal magnitud.
Así pues, aunque ellos reciban al Anticristo muy grandemente y de manera
singular, en aquel tiempo experimentaron una tribulación mayor que la que habrá
de acontecer.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 76, 1
Yo pregunto a los judíos: ¿de dónde
ha venido sobre ellos un castigo divino tan intolerable, que es mucho peor que cuantos
anteriormente habían recibido? Porque desde luego se comprende que les vino
aquella desgracia por el crimen cometido sobre la cruz. Pero aun manifiesta que
eran dignos de mayor castigo en esto que añade: "Y si no fuesen abreviados
aquellos días, ninguna carne sería salva", etc. Como diciendo: Si hubiese
durado más aquella batalla de los romanos contra la ciudad, hubiesen perecido
todos los judíos. Dice que toda carne judía, todos los que están fuera, y todos
los que están dentro, porque no solamente a aquéllos que estaban en Judea
atacaban los romanos, sino que perseguían también a los que andaban dispersos.
San
Agustín, epistola, 80
Algunos me parece que han entendido
bien, considerando que aquellos males estaban designados con el nombre de días,
de la misma manera que se habla de días malos en otros lugares de la Escritura
( Gén 47; Sal 93; Ef 5). Pues los días no son malos ellos mismos, sino lo que sucede en
ellos. Y se dice que estos días serán abreviados para que, concediendo Dios
alguna tolerancia, se sientan menos. Así pues, si bien serán largos, serán
abreviados.
San Juan
Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 76, 2
Para que los judíos no dijesen que
les sucedían estas cosas por la predicación de Jesucristo o por sus discípulos,
manifiesta que si no hubieran estado allí ellos, hubieran perecido en absoluto.
Por esto añade: "Mas por los elegidos, aquellos días serán abreviados".
San
Agustín, epistola 80
No debemos dudar de que cuando fue
destruida Jerusalén, había en aquel pueblo escogidos de Dios, que se habían
convertido de entre los circuncidados, los cuales creían, o habían de creer,
siendo elegidos antes de la constitución del mundo, en gracia a los cuales se
acortarían aquellos días, y se harían un tanto tolerables aquellas desgracias.
No faltan, sin embargo, quienes crean que se han de abreviar aquellos días,
porque la carrera del sol será más corta, como fue más larga en tiempo de
Josué.
San
Jerónimo
Pero no recuerdan que está escrito:
"El día persevera según tu orden" ( Sal 118,91), por esto es que
debemos admitir que se abrevian según las circunstancias de los tiempos, esto
es, que se abreviarán, no por la medida, sino por el número, con el fin de que
no desaparezca la fe de los que creen, por la tardanza.
San
Agustín, epistola 80
Y no creamos que las semanas de
Daniel se trastornaron abreviándose los días, ni que se concluyeron en menos
tiempo, sino que serán completadas en el fin de los tiempos. Dice San Lucas muy
terminantemente que la profecía de Daniel se completó cuando Jerusalén fue
destruida.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 76, 2
Obsérvese la ordenación del Espíritu
Santo, porque San Juan nada escribió acerca de esto, para que no pareciese que
escribía aquellas cosas que refería la historia, porque todavía vivió mucho
tiempo después de la destrucción de Jerusalén. Pero los que murieron antes y
nada vieron de esto, son los que escriben para que brille por todas partes la
verdad de la profecía.
San
Hilario, in Matthaeum, 25
O de otro modo, el Señor da a conocer
un indicio seguro de su venida futura diciendo: "Cuando viereis que la
abominación". Esto lo dijo el profeta refiriéndose a los tiempos del
Anticristo. Fue llamada abominación, porque viniendo contra Dios, reclama para
sí el honor de Dios; y abominación de desolación, porque ha de desolar toda la
tierra con guerras y mortandades, y por esto, recibido por los judíos, se
instalará en el lugar de santificación, para que donde se invocaba a Dios por
las súplicas de los santos, recibido por los infieles, sea venerado con los
honores de Dios. Y porque este error será más propio de los judíos, que por
haber menospreciado la verdad abracen la falsedad, les aconseja que abandonen
Judea y se marchen a los montes, no sea que mezclándose con aquellas gentes
crean en el Anticristo y no puedan escapar de la perdición. Y lo que dice:
"Y el que esté en el tejado no descienda", etc., se entiende de este
modo: El techo es lo más alto de la casa y la conclusión más elevada de toda
habitación; por lo tanto, todo aquél que se esforzare en la conclusión de su
casa (esto es, en la perfección de su corazón), y en hacerse nuevo por la
regeneración, y elevado según el espíritu, no deberá rebajarse por la codicia
de bienes mundanos. "Y el que estará en el campo", etc., esto es,
cumpliendo con su deber, no vuelva a los cuidados antiguos, por los que habrá
de volver a tomar el vestido formado por los pecados viejos con que se cubría.
San
Agustín, epistola 80
En las tribulaciones debe evitarse
que nadie sea vencido y descienda de la sublimidad de las cosas espirituales a
la vida carnal, y que aquél que antes adelantaba progresando por el camino de
la virtud, desmayando mire hacia atrás.
San
Hilario, in Matthaeum, 25
Cuando dice: "¡Ay de las
preñadas y de las que críen en aquellos días", no debe creerse que el
Señor decía esto por el peso del embarazo, sino que dio a conocer la grave
situación de las almas, abrumadas de pecados, porque ni las que estén en el
techo, ni las que se hallen en el campo, podrán evitar los ímpetus de la
justicia, que pesará sobre ellas. También serán desgraciadas aquéllas que
críen. Manifiesta por medio de estas palabras la debilidad de aquellas almas
que se amamantan en el conocimiento de Dios, y por lo tanto también hay que
temer por ellas, porque siendo pesadas para huir del Anticristo e incapaces
para hacerle frente, no huyeron de los pecados, ni tomaron el alimento del
verdadero pan.
San Agustín, de verb. Dom. serm. 20
También se dice que está embarazado
aquél que desea las cosas ajenas, y nutriéndose el que ya robó lo que deseaba;
a éstos se les considera como desgraciados en el día del juicio. En cuanto a lo
que dijo el Señor: "Rogad, pues, para que vuestra huida no tenga lugar ni
en invierno ni en sábado", etc.
San
Agustín, quaestiones evangeliorum. 1, 37
Esto es, que nadie debe tener alegría
ni tristeza en aquel día por las cosas temporales.
San
Hilario, in Matthaeum, 25
Ni seamos hallados en la frialdad de
los pecados, o en el ocio de las buenas obras, porque nos amenaza una desgracia
grave, a no ser que se abrevien aquellos días en gracia a los escogidos de
Dios, para que la brevedad del tiempo venza la fuerza de los males.
Orígenes, in Matthaeum, 29
Hablando en sentido místico, diremos
que en todo el lugar santo de las Sagradas Escrituras (tanto del Nuevo como del
Antiguo Testamento) se halla con frecuencia el Anticristo, que es la
predicación falsa; y los que esto entienden, huyen desde la Judea de la letra a
los elevados montes de la verdad. Y si se encuentra alguno que haya subido
sobre el techo de la palabra, y que está sobre la cubierta, no baje de allí,
con el fin de tomar algo de su casa. Y si está en el campo, en donde se halla
escondido el tesoro, y volviese hacia atrás, caerá en el lazo de la mentira, y
especialmente si ya se había quitado el vestido antiguo (esto es, el hombre
viejo), y otra vez vuelve a tomarlo; entonces el alma que tenía en su seno, y
que todavía no había dado frutos por medio de la palabra, incurre en esa misma
amenaza; pues arroja lo que concibió, y pierde la esperanza que podía tener en
los actos de la verdad; del mismo modo, cuando parezca que se ha formado y que
fructifica la palabra, pero que en realidad no está suficientemente
robustecida. Rueguen, por lo tanto, los que huyen a los montes, no sea que su
fuga tenga lugar en invierno o en sábado. Porque en virtud de la tranquilidad
del alma así constituida, pueden alcanzar el camino de la salvación. Pero si
les coge en invierno, caerán en manos de aquéllos de quienes huyen. Oren, por
lo tanto, para que su huida no tenga lugar ni en invierno ni en sábado. Algunos
aun cuando nada malo hacen en sábado, sin embargo, nada hacen bueno; en
semejante sábado, cuando el hombre no hace buenas obras, tampoco debe tener
lugar vuestra huida, porque ninguno es vencido fácilmente amenazado por un
falso dogma, sino el que está desnudo de buenas obras. ¿Qué tribulación hay
mayor que ver seducir a nuestros hermanos y que alguno se vea a sí mismo
agitado y dudoso? Por días se entiende los preceptos y los dogmas de la verdad.
Todos los entendimientos que vienen abandonando la ciencia de falso nombre, son
como añadidura de los días, que Dios abrevia en favor de los que quiere.
"Entonces si alguno os dijere: Mirad, el Cristo está aquí o allí,
no lo creáis. Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y darán
grandes señales y prodigios, de modo que (si puede ser) caigan en error aun los
escogidos. Ved que os lo he dicho de antemano. Por lo cual si os dijeren: He
aquí que está en el desierto, no salgáis; mirad que está en lo más retirado de
la casa, no lo creáis. Porque como el relámpago sale del Oriente, y se deja ver
hasta el Occidente, así será también la venida del Hijo del hombre. Donde
quiera que estuviese el cuerpo, allí se juntarán también las águilas".
(vv. 23-28)
San Juan
Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 76, 2
Habiendo concluido de hablar el
Salvador de lo que había de suceder a Jerusalén, se ocupa de lo que había de
preceder a su venida, e indica las señales, no sólo para utilidad de ellos,
sino también para nosotros y para los que habrán de venir después; por esto
dice: "Entonces si alguno os dijere", etc. Porque así como al decir
antes el Evangelista: "En aquellos días vino Juan Bautista" ( Mt 3,1), no designó el tiempo que
había de venir a continuación (porque había treinta años de por medio), así
ahora cuando dice "entonces" da a conocer todo el tiempo que había de
mediar, y que abarcaría desde la destrucción de Jerusalén hasta los principios
de la destrucción del mundo. Mas dándoles las señales de su segunda venida, les
advierte cuál será el lugar y quiénes los seductores; porque no sucederá
entonces lo que en su primera venida, que apareció en Belén, y en un pequeño
ángulo de la tierra, ignorándolo todos al principio, sino que vendrá de una
manera visible, sin necesidad de que nadie anuncie su venida, por lo que dice:
"Y si alguno dijere: aquí o allí está el Cristo, no lo creáis".
San
Jerónimo
En lo que da a conocer que su segunda
venida no se conocerá por la humildad (como la primera), sino por la gloria que
la acompañará. Es muy necio, por lo tanto, buscar entonces en un lugar humilde
o escondido, al que es la luz que alumbra a todo el mundo.
San
Hilario, in Matthaeum, 25
Y sin embargo, como habrá gran
conmoción entre los hombres y los falsos profetas, como para indicar el poder
que es propio de Jesucristo, fingirán que el Cristo está y se encuentra en
muchas partes, para llevar engañados y abatidos a muchos al servicio del
Anticristo. Por lo tanto, añade: "Se levantarán falsos cristos y falsos
profetas".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.76, 2
Aquí se habla del Anticristo y de
algunos de sus ministros, a quienes llama falsos cristos y falsos profetas, los
cuales fueron muchos en tiempo de los apóstoles. Pero los que habrá antes de la
segunda venida de Jesucristo serán mucho más funestos que los primeros. Por
esto añade: "Y darán grandes señales y prodigios".
San
Agustín, de diversis quaestionibus octoginta
tribus liber, 77
El Señor nos advierte aquí, para
nuestra inteligencia, que los hombres malvados pueden hacer ciertos milagros
que no pueden hacer los buenos. Mas no por ello han de ser considerados como en
lugar preferido por Dios, pues los magos de Egipto no eran más aceptos a Dios
que el pueblo de Israel, porque este pueblo no podía hacer lo que aquéllos
hacían, aunque Moisés pudo obrar cosas mayores por virtud divina. No se
encomiendan a todos los buenos estas cosas maravillosas, para que no sean
engañados los débiles con el perjudicial error de creer que en tales hechos hay
mayores dones que en las obras de justicia, por las que se consigue la vida
eterna. Pues cuando los magos obran cosas que algunas veces no pueden obrarlas
los buenos, lo hacen con diverso poder. Aquéllos lo hacen buscando su gloria;
éstos buscando la gloria de Dios. Aquéllos lo hacen con potestad concedida según
su orden, para algún negocio o beneficio, como privados; éstos lo hacen
públicamente y por mandato de aquél a quien están sujetas todas las criaturas.
Pues de distinto modo da el posesor su caballo al soldado cuando es obligado, y
de distinto modo lo entrega al comprador o a aquél a quien lo regala o lo
presta. Y de la misma manera que la mayor parte de los soldados, a los cuales
condena la disciplina imperial, amedrentan a algunos posesores simulando
órdenes de su emperador, y les arrebatan violentamente lo que no está mandado
por autoridad pública; así algunas veces los malos cristianos, ora cismáticos,
ora herejes, por el nombre de Jesucristo, o por las palabras, o por los
sacramentos cristianos, exigen algo de las potestades. Mas cuando obedecen a
las órdenes de los malos, obedecen para seducir a los hombres, en cuyo error se
alegran. Por lo cual, de una manera obran los milagros los magos, de otra los
buenos cristianos y de otra los malos cristianos. Los magos por contratos
ocultos, los buenos cristianos por la pública justicia; los malos cristianos
por la simulación de la justicia pública. Y aun esto no debe causarnos
admiración, porque todas las cosas que se hacen visiblemente, aun por las
potestades inferiores de los aires, no es absurdo creer que pueden hacerse.
San
Agustín, de Trinitate 3, 8
No se ha de creer que esta materia de
las cosas visibles está al arbitrio de los ángeles rebeldes, sino sólo al de
Dios, por quien se da a aquéllos la potestad. Ni tampoco han de ser llamados
creadores aquellos ángeles malos, sino que por su sutileza conocieron los
semilleros de estas cosas más ocultas a nosotros, que esparcen secretamente por
medio de combinaciones congruentes a las estaciones, y de este modo tienen
ocasión de producir las cosas y de acelerar los incrementos. Porque muchos
hombres conocen de qué hierbas o carnes, o jugos o humores, aunque estén
sepultados o confundidos, provienen las cosas que suelen suceder en los
animales. Pero esto se hace tanto más difícil a los hombres, cuanto más
abandonan las sutilezas de los sentidos y la actividad de los cuerpos,
cambiándolas en pesadez y negligencia de los miembros.
San
Gregorio Magno, Moralia, 15, 30
Cuando el Anticristo haya obrado
prodigios admirables a la vista de los hombres carnales, los arrastrará en pos
de sí. Porque los que se deleitan en los bienes presentes, se sujetarán sin
resistencia alguna a la potestad de aquél. Por lo que continúa: "De modo
que, si puede ser, aun los escogidos caigan en error".
Orígenes, in Matthaeum, 25
Elevada es la locución que dice:
"Si es posible". No pronunció ni dijo, que aun los escogidos caigan
en error, sino que quiere demostrar que los razonamientos de los herejes son
frecuentemente muy persuasivos, y poderosos para conmover aun a los que obran
con sabiduría.
San
Gregorio Magno, Moralia 33, 36
O porque el corazón de los escogidos
es agitado por pensamientos de consternación aun cuando su constancia no se
altere. El Señor comprendió ambas cosas en una sola sentencia. Vacilar en el
pensamiento, es ya lo mismo que errar. Y añade: "si puede ser",
porque no puede ser que los escogidos caigan en error.
Rábano
O no dice esto, porque la elección divina
quede frustrada, sino porque los que según el juicio humano parecían escogidos,
caerán en el error.
San
Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 35
Mas los dardos que se ven de antemano
hieren menos, y por esto añade: "De antemano os lo dije", pues nuestro
Señor denuncia los males precursores de la destrucción del mundo, para que,
siendo sabidos de antemano, perturben menos cuando lleguen. Por lo cual
concluye: "Luego si os dijeren: He aquí que está en el desierto,
etc."
San
Hilario, in Matthaeum, 25
Porque los falsos profetas (de los
cuales había hablado antes), ora dirán que el Cristo está en los desiertos,
para corromper a los hombres en el error, ora afirmarán que está en los lugares
más recónditos de la casa, para aprisionarlos bajo el poder del Anticristo
dominante. Mas el Señor declara que ni se ha de ocultar en lugar alguno, ni que
ha de ser visto por algunos en particular, sino que declara terminantemente que
ha de venir estando presente en todas partes y a vista de todos. Por esto sigue
diciendo: Así como el relámpago sale del Oriente y se deja ver hasta el
Occidente, así, etc.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.76, 3
Así como anteriormente predijo de qué
manera ha de venir el Anticristo, así también por este pasaje manifiesta cómo
ha de venir El. Así como el relámpago no necesita de anunciador o de pregonero,
sino que se manifiesta en cualquier instante a todo el orbe, aun a aquéllos que
están descansando en sus lechos, así también la venida de Jesucristo se
manifestará a un mismo tiempo en todas partes por el brillo de su gloria. A
continuación indica otra señal de su venida, cuando añade: "Donde quiera
esté el cuerpo se congregarán las águilas, etc.," designando por las
águilas a la multitud de ángeles, mártires y de todos los santos.
San
Jerónimo
Por el ejemplo natural que vemos
diariamente, somos instruidos en el sacramento de Cristo. Porque se dice que
las águilas y los buitres, aun cuando estén al otro lado del mar, perciben el
olor de los cadáveres y se congregan para comerlos. Si, pues, las aves que
carecen de razón, por instinto natural (aun estando tan alejadas) perciben en
qué lugar hay un pequeño cadáver, ¿con cuánta mayor razón la multitud de
creyentes debe apresurarse a llegar a Jesucristo cuyo esplendor sale del
Oriente y se deja ver hasta el Occidente? Mas por el cuerpo (esto
es, swma ; o ptwma, lo cual en latín con más claridad se
llama cadáver, por lo mismo que la muerte le hace caer), podemos entender la
pasión de Jesucristo.
San
Hilario
Para que no estuviésemos ignorantes
siquiera del lugar a donde ha de venir, dice: "Donde quiera que se
encuentre el cuerpo, allí se congregarán las águilas". Llamó águilas a los
escogidos, a motivo del vuelo de su cuerpo espiritual, cuya reunión demuestra
que ha de acontecer en el lugar de su pasión, cuando se congreguen los ángeles.
Y con razón se ha de esperar la venida del esplendor, en el mismo lugar donde
nos abrió la gloria de la eternidad por la pasión de su cuerpo abatido.
Orígenes, in Matthaeum, 30
Y téngase presente que no dijo: Donde
quiera estuviere el cuerpo allí se congregarán los buitres o los cuervos, sino
las águilas 1,
queriendo demostrar que son como nobles y de estirpe regia, los que creyeron en
la pasión del Señor.
San
Jerónimo
Son llamados águilas, aquéllos cuya
juventud se renueva, como la del águila ( Sal 102), y los que toman plumas,
para llegar a la pasión de Cristo.
San
Gregorio, Moralia 14, 31
Donde quiera estuviere el cuerpo se
congregarán las águilas, puede entenderse también como diciendo: Porque
presido, encarnado, a la corte celestial, cuando separare las almas de los
escogidos con sus cuerpos, las elevaré a las regiones celestiales.
San
Jerónimo
O de otro modo, lo que aquí se dice,
puede entenderse de los falsos profetas, pues hubo muchos príncipes en tiempo
de la conquista del pueblo judío que a sí mismos se daban el nombre de cristos.
Tanto era así, que, cuando estaban sitiados por los romanos, estaban al mismo
tiempo divididos en tres bandos. Pero como queda ya dicho anteriormente, mejor
aplicado está a la consumación del mundo. Puede entenderse también, en tercer
lugar, de la guerra de los herejes contra la Iglesia, y de esos Anticristos
que, apoyándose en la opinión de una ciencia falsa, pelean contra Jesucristo.
Orígenes, in Matthaeum, 30
Hablando en general, uno solo es el
Anticristo, mas sus variedades son muchas, como cuando decimos: una mentira en
nada se diferencia de otra mentira. A la manera que los profetas santos fueron
verdaderos cristos, debemos entender también que cada uno de los falsos cristos
tiene muchos falsos profetas, los cuales publican como verdaderos los sermones
falsos de algún Anticristo. Por consiguiente, cuando alguno diga: Ved aquí al
Cristo, vedle allí, no se ha de mirar fuera de las Escrituras, porque de la
Ley, de los profetas y de los apóstoles sacan los testimonios que parecen
defender la mentira. O al decir: Mirad aquí al Cristo, miradle allí, demuestra,
no al Cristo sino a alguno que finge su nombre, como aconteció, por ejemplo,
con la doctrina de Marción, con la de Valentino y con la de Basilides.
San
Jerónimo
Por tanto, si alguno afirmare que el
Cristo mora en el desierto de los gentiles y filósofos, o en lo más recóndito
de los antros de los herejes que prometen los misterios de Dios, no lo creáis,
porque la fe católica brilla en todas las iglesias, desde el Oriente hasta el
Occidente.
San
Agustín, quaestiones evangeliorum. 1, 38
Bajo el nombre de Oriente y
Occidente, quiso significar todo el mundo por el cual se había de extender la
Iglesia. Y según el sentido en que dijo: "De aquí a poco veréis al Hijo
del hombre venir en las nubes" ( Mt 26,64.); oportunamente hace ahora mención del relámpago, que suele
resplandecer especialmente en las nubes. Constituida, pues, la autoridad de la
Iglesia en toda la redondez de la tierra de una manera brillante y manifiesta,
previene oportunamente a sus discípulos y a todos los fieles que no den crédito
a los cismáticos y a los herejes. Porque cada cisma y cada herejía tiene su
lugar en la redondez de la tierra, dominando en alguna parte, o engañando la
curiosidad de los hombres en conciliábulos tenebrosos y ocultos. A esto se
refiere cuando que dice: Si alguno os dijere: Mirad el Cristo está aquí o allí
(lo cual indica las partes de la tierra o de las provincias), o en lo más
retirado de la casa, o en el desierto; lo cual significa los conciliábulos
secretos y oscuros de los herejes.
San
Jerónimo
O por esto que dice: En el desierto y
en lo más retirado de las casas, se da a conocer que los falsos profetas, en el
tiempo de la persecución y de las angustias, siempre hallarán ocasión de
engañar.
Orígenes, in Matthaeum, 29
O que cuando sacan a luz las
Escrituras secretas y no divulgadas, en confirmación de su mentira, parecen
decir: He aquí que la palabra de verdad está en el desierto. Mas cuantas veces
mencionan las Escrituras canónicas a las cuales presta fe todo cristiano,
parecen decir: He aquí que la palabra de verdad está en las casas. Pero
nosotros no debemos abandonar la primitiva tradición eclesiástica. Quizá
también, queriendo dar a conocer los razonamientos que no se hallan en las
Escrituras, dijo: Si os dijeren: He aquí que está en la soledad, no queráis
alejaros de la regla de fe. Mas queriendo dar a conocer a aquéllos que simulan
las Escrituras divinas, dijo: Si os dijeren: He aquí que está en lo más
recóndito de las casas, no lo creáis. Porque la verdad es semejante al
relámpago que sale del Oriente y se deja ver hasta el Occidente. O dice esto
porque la luz de la verdad es defendida en todos los lugares de la Escritura.
Sale, pues, el relámpago de la verdad desde el Oriente, es decir, desde el
nacimiento de Cristo, y se deja ver hasta su pasión en la cual tuvo lugar su
muerte. O desde el primer principio de la creación del mundo hasta la novísima
Escritura de los apóstoles. O también, el Oriente es la ley y el Occidente el
fin de la ley y de la profecía de San Juan. Unicamente la Iglesia no quita la
palabra ni el sentido de este relámpago, ni añade, a manera de profecía,
ninguna otra cosa. O dice esto, porque no debemos prestar atención a aquéllos
que dicen: mirad aquí al Cristo. Pues no lo dan a conocer en la Iglesia, a toda
la cual ha llegado el Hijo del hombre, como El mismo lo dice: "Mirad que
yo estoy con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos"
( Mt 28,20).
San
Jerónimo
Somos invitados a tomar parte en la
pasión de Jesucristo, para que nos congreguemos en donde quiera que se lea en
las Escrituras, a fin de que por ella podamos llegar al Verbo de Dios.
Notas
1. El
término griego aetoV se puede traducir tanto por águila como por buitre.
"Y luego después de la tribulación de aquellos días el sol se
oscurecerá, y la luna no dará su lumbre, y las estrellas caerán del cielo y las
virtudes del cielo serán conmovidas: y entonces aparecerá la señal del Hijo del
hombre en el cielo, y entonces plañirán todas las tribus de la tierra".
(vv. 29-30)
Glosa
Después que el Señor previno a los
fieles contra la seducción del Anticristo y de sus ministros, haciendo
comprender que vendrá de una manera manifiesta, ahora da a conocer el orden y
el modo de su venida, diciendo: "Y luego después de la tribulación de
aquellos días, el sol se oscurecerá", etc.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.76, 3
Dice tribulación de aquellos días, a
motivo del Anticristo y de los falsos profetas; porque la tribulación será
grande entonces existiendo tantos engañadores. Mas no se alargará por mucho
tiempo, pues si la guerra judía fue acortada por causa de los escogidos, mucho
más se abreviará esta tribulación por causa de aquéllos. Por esto no dijo
sencillamente: Después de la tribulación sino que añadió, inmediatamente, porque El se presentará sin
dilación.
San
Hilario, in Matthaeum, 26
Indica la gloria de su venida por la
oscuridad del sol, por el eclipse de la luna y por la caída de las estrellas,
pues sigue diciendo: Y la luna no dará su lumbre, y las estrellas, caerán del
cielo.
Orígenes, in Matthaeum, 30
Mas dirá alguno: así como en el
principio de los grandes fuegos se forman las tinieblas a causa del mucho humo,
así también en el fin del mundo, por el fuego que se ha de encender, serán
oscurecidas las grandes lumbreras. Y languideciendo la luz de las estrellas, no
pudiendo el restante cuerpo de las mismas remontarse como antes cuando las
levantaba la misma lumbre, caerán del cielo. Cuando sucedan estas cosas, es
consiguiente que las virtudes racionales de los cielos susceptibles de estupor,
se conturben y padezcan alguna conmoción. Las alejadas, se entiende, de sus
primitivas funciones. Por esto sigue diciendo: Y las virtudes del cielo serán
conmovidas; y entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo, a
saber, por la cual se han obrado las maravillas celestiales, o lo que es lo
mismo, aparecerá el prodigio que obró el Hijo pendiente del leño. Y en el cielo
aparecerá principalmente su señal, para que los hombres de todas las tribus que
no creyeron antes en la anunciada cristiandad, reconociéndola entonces por la
señal aparecida, lloren y se lamenten de su ignorancia y de sus pecados. Por lo
que continúa: "Y entonces plañirán todas las tribus de la tierra".
Mas cada cual juzgará de diferente manera, porque así como poco a poco se
extingue la lumbre de la antorcha, así faltando el sustento de las lumbreras
celestes, el sol se oscurecerá y también la luna, y faltará la luz de las
estrellas. Y lo que quedare en éstas, como terreno caerá del cielo. Mas, ¿cómo
puede decirse que será oscurecida la luz del sol, declarando el profeta ( Is 30) que en el fin del mundo
será más intensa? Igualmente refiere ( Is 36), de la luz de la luna, que
será como la del sol. Algunos intentan probar que todas o la mayor parte de las
estrellas son más grandes que toda la tierra, luego ¿cómo podrán caer del
cielo, si la tierra no basta a contener su magnitud?
San
Jerónimo
No caerán, por tanto, a motivo de la
disminución de esta luz, pues leemos ( Is 30) que el sol tendrá una luz
siete veces mayor. Pero todas las cosas parecerán tenebrosas a la vista,
comparadas con la verdadera luz.
Rábano
Nada, sin embargo, nos impide
entender que el sol y la luna con los demás astros han de ser despojados
entonces por cierto tiempo de su luz (como consta que aconteció con el sol en
tiempo de la pasión del Señor). Por esto dice el profeta Joel ( Jl 2,31): "El sol se
convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día grande y
manifiesto del Señor". Por lo demás, acabado el día del juicio y brillando
la vida de la gloria futura, habiendo un nuevo cielo y una nueva tierra,
entonces sucederá lo que el profeta Isaías predice ( Is 30,26). Será la luz de la luna
como la del sol, y la luz del sol será siete veces mayor. Respecto a lo que se
dijo de las estrellas: "Y las estrellas caerán del cielo", en San
Marcos está escrito de esta manera: "Y caerán las estrellas del
cielo" ( Mc 13,25), esto es, careciendo de su luz.
San
Jerónimo
Por virtudes de los cielos entendemos
el gran número de ángeles.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.76, 3
Los cuales con mucha razón se conmoverán
o se turbarán, al ver que se obra tan gran trastorno, y que sus consiervos son
castigados, y que todo el orbe de la tierra asiste al terrible juicio.
Orígenes, in Matthaeum, 30
Así como cuando se verificó la
consumación del sacrificio de la cruz, faltando el sol, la tierra se cubrió de
tinieblas, así al aparecer la señal del Hijo del hombre en el cielo, faltarán
las luces del sol, de la luna y de las estrellas, como consumidas por la
magnitud de aquella señal. Por lo que sigue: Y entonces aparecerá la señal del
Hijo del hombre en el cielo. Debemos entender que esta señal será la de la
cruz, para que los judíos, según el profeta Zacarías (capítulo 12) y según San
Juan (capítulo 13) vean al que traspasaron y la señal de su victoria.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.76, 3
Si el sol se oscureciese realmente,
la cruz no se dejaría ver, a no ser que fuera mucho más clara que los rayos
solares. Y para que los discípulos no se avergüencen ni se duelan de la cruz,
la llama "señal rodeada de cierta claridad". Aparecerá, pues, la
señal de la cruz para que confunda la falta de pudor de los judíos. Vendrá,
pues, Jesucristo al juicio, mostrando no solamente sus llagas, sino que también
la muerte más reprochable. Por esto sigue diciendo: "Y entonces plañirán
todas las tribus de la tierra", porque vista la cruz considerarán que nada
ganaron con matarle, y que crucificaron a Aquél a quien se debía adorar.
San
Jerónimo
Expresa muy bien las tribus de la
tierra, porque llorarán los que no tienen ciudadanía en el cielo, sino que
están inscritos en la tierra.
Orígenes, in Matthaeum, 30
Mas dirá alguno en un sentido moral
que el sol que se ha de oscurecer es el diablo, el cual ha de ser acusado en el
fin del mundo. Porque siendo él tinieblas, simula ser verdadero sol; mas la
luna que parece ser iluminada por este sol, es toda la sociedad de los hombres
perversos, que frecuentemente afirma tener la luz y promete darla. Confundida
entonces, con todos sus reprobados dogmas, perderá su claridad. Y todos los
que, ora valiéndose de dogmas, ora de falsas virtudes, prometían la verdad a
los hombres y los seducían con mentiras, éstos han de ser llamados, muy
oportunamente, estrellas que caen (por decirlo así) de su cielo, en donde se
encontraban encumbradas, sublevándose contra la sabiduría de Dios. Para mejor
apreciar este modo de razonar, usaremos de un ejemplo del libro de los
Proverbios que dice: "La luz de los justos siempre es inextinguible"
( Prov 4,18; según la versión de los Setenta); mas la luz de los impíos
será apagada; entonces la claridad de Dios se manifestará en todo aquél que
llevó la Imagen del hombre celeste, y los hombres celestes se alegrarán, mas
los terrenos plañirán. O la Iglesia es el sol, la luna y las estrellas, a la
cual se ha dicho: "Hermosa como la luna, escogida como el sol"
( Cant 6).
San
Agustín, epist. 80
Entonces se oscurecerá el sol y la
luna no dará su luz, porque la Iglesia no se dejará ver entonces de sus
perseguidores impíos y extraordinariamente crueles. Entonces las estrellas
caerán del cielo, y las virtudes de los cielos serán conmovidas. Porque muchos
en los cuales parecía brillar la gracia de Dios, al ser perseguidos se dejarán
vencer y caerán, y algunos fieles esforzadísimos, se perturbarán. Mas esto se
dice que ha de acontecer después de la tribulación de aquellos días, no porque
sucedan estas cosas pasada toda aquella persecución, sino porque precederá la
tribulación para que se siga la deserción de algunos. Y como quiera que así
acontecerá durante todos aquellos días, de consiguiente, también después de la
tribulación de aquellos días, y aun en los mismos días, acontecerá esto.
"Y enviará sus ángeles con trompetas y con grande voz: y allegarán
sus escogidos de los cuatro vientos, desde lo sumo de los cielos hasta los
términos de ellos". (v. 31)
Orígenes, in Matthaeum, 30
Como había hecho antes mención del
llanto, el cual será para que los malos pronuncien espontáneamente su sentencia
y se condenen a sí mismos, a fin de que no se crea que en este llanto han de
terminar sus males, añade: "Y enviará sus ángeles con trompetas",
etc.
Remigio
Mas esta trompeta no se ha de
entender que realmente será material, sino la voz de los arcángeles, la cual
será tan grande, que a sus clamores todos los muertos resuciten del polvo de la
tierra.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 76,4
Mas el sonido de la trompeta hace
referencia a la resurrección, para dar una idea del gozo, del estupor que
entonces habrá, y del dolor de aquéllos que serán separados y no serán llevados
en las nubes.
Orígenes, in Matthaeum, 30
Pues escrito está en el libro de los
Números ( Nm 10,1-10) que haciendo sonar los sacerdotes las trompetas
congregaban de los cuatro vientos a aquéllos que fueron de los campamentos de
Israel, en comparación a los cuales se dice consiguientemente de los ángeles de
Cristo: Y allegarán sus escogidos de los cuatro vientos, etc.
Remigio
Esto es, de las cuatro regiones del
mundo, o sea el Oriente, el Occidente, el Norte y el Sur.
Orígenes, in Matthaeum, 30
Y opinan, los más sencillos por
cierto, que tan sólo han de ser reunidos aquéllos que entonces tengan vida
corporal. Pero mejor es afirmar que han de ser congregados todos por los
ángeles de Jesucristo no solamente los llamados y escogidos desde la venida de
Jesucristo hasta la consumación del mundo, sino que también todos los que hayan
existido desde el principio del mundo; los que vieron, como Abraham ( Jn 8) el día de Jesucristo; y se
regocijaron en él. Y que no tan sólo dice que han de ser congregados los
escogidos de Cristo que entonces existan corporalmente, sino también los que
salieron de sus cuerpos, lo manifiesta la frase que dice: "Allegarán sus
escogidos", no sólo de los cuatro vientos, sino que aun añade: "Desde
lo alto de los cielos hasta los confines de ellos". Lo cual me parece que
no conviene a nada de lo que existe sobre la tierra. O los cielos son las
Escrituras divinas, o los testimonios de ellas, en las cuales habita Dios; las
cimas de las Escrituras son sus principios; y los términos, los cumplimientos
de las mismas. Se congregarán, pues, los santos desde lo más alto de los cielos
(esto es, desde los que viven en los principios de las Escrituras) hasta los
términos de ellos, esto es, hasta los que vivan cuando tenga lugar el
cumplimiento de ellas. Y serán congregados con trompetas y grande voz, para que
los que hayan oído y atendido, se preparen para el camino de la perfección que
conduce al Hijo de Dios.
Remigio
O de otro modo: para que alguno no
crea, tal vez, que tan sólo se han de congregar de las cuatro partes del mundo,
y no de las regiones y de los lugares mediterráneos. Añade, por lo mismo:
"Desde lo sumo de los cielos", etc. Se entiende por lo sumo del
cielo, al centro del orbe; porque lo sumo del cielo preside al centro del orbe.
Cuando habla de los términos de los cielos quiere significar los confines de la
tierra, pues a lo lejos parece que los círculos celestes tienen su asiento en
la tierra.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 76,4
Mas esto se refiere a que el Señor
llama a los escogidos por medio de los ángeles, al honor de los escogidos:
pues, San Pablo ( 1Ts 4,16) dice que serán arrebatados en las nubes, porque los ángeles
congregarán a aquéllos que en verdad hayan resucitado, mas las nubes recibirán
a los congregados.
"Aprended de la higuera una comparación: cuando sus ramos están ya
tiernos, y las hojas han brotado, sabéis que está cerca el estío: pues del
mismo modo, cuando vosotros viereis todo esto, sabed que está cerca, a las
puertas. En verdad os digo, que no pasará esta generación, que no sucedan todas
estas cosas: el cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán".
(vv. 32-35)
San Juan
Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 77,1
Porque había dicho que inmediatamente
después de la tribulación de aquellos días acontecerá todo lo que estaba
predicho, los discípulos podían tratar de averiguar el tiempo que había de
transcurrir; por lo mismo lo declara, poniendo el ejemplo de la higuera, cuando
dice: "Aprended de la higuera una comparación", etc.
San Jerónimo
Como diciendo: Así como cuando están
tiernos los brotecillos en la higuera, y de la yema está naciendo la flor y la
corteza da a luz las hojas, entendéis que viene el estío, y con la entrada del
céfiro la primavera; así también cuando veáis todo lo que está escrito, no
creáis que es llegado ya el fin del mundo, sino que vienen como ciertos
precedentes o precursores para manifestar que está cerca, y a las puertas: por
lo que sigue diciendo: Pues del mismo modo, cuando vosotros viereis todo esto,
etc.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 77,1
Con lo cual demuestra que no mediará
mucho tiempo, sino que inmediatamente acontecerá la venida de Jesucristo. Y
otra cosa predice también con esto, a saber, el estío espiritual y la
tranquilidad que ha de suceder a los justos después del invierno; mas a los
pecadores por el contrario, el invierno después del estío.
Orígenes, in Matthaeum, 30
La higuera en la temporada de
invierno tiene la virtud vital escondida en sí misma, y después cuando la misma
virtud vital principia a manifestarse pasado el invierno, por su misma pujanza
sus ramas se ponen tiernas y producen hojas. Así también el mundo, y cada uno
de los que se salvan, tienen la virtud vital escondida en sí (como en el
invierno) antes de la venida de Jesucristo. Mas soplando sobre ellos
Jesucristo, se convierten en tiernos ramos, y de corazón no duro; y lo que
estaba oculto en ellos se manifiesta en hojas, y muestran evidentes frutos:
para estos tales está cerca el estío y la venida de la gloria del Verbo de
Dios.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 77.1
Por esto también puso el referido
ejemplo, para hacer creer que este discurso así ha de suceder realmente: porque
en todos los lugares donde predice lo que en realidad ha de suceder, toma para
ejemplo las necesidades de la naturaleza.
San
Agustín, epist. 80
Mas, ¿quién niega que debemos esperar
la pronta venida del Señor cuando veamos cumplirse los anuncios de los
evangelistas y de los profetas? Ciertamente, cada día se aproxima más y más:
¿pero qué transcurso ha de mediar hasta que llegue? Sobre esto se ha dicho:
"No toca a vosotros saber los tiempos o los momentos" ( Hch 1,7). Observa cuando dijo el
Apóstol: "Ahora está más cerca nuestra salud que cuando creímos"
( Rom 13,11); y he aquí que pasaron tantos años, y sin embargo lo que
dijo no es falso, ¿con cuánta mayor razón se ha de decir al presente que se
acerca la venida del Señor, cuando tanto se ha recorrido para llegar al fin?
San
Hilario, in Matthaeum, 26
La sinagoga es comparada, en un
sentido místico, a la higuera: las ramas de la higuera se entienden que son el
Anticristo hijo del diablo, porción del pecado, usurpador de la ley; el cual
cuando principiara a reverdecer y a cubrirse de hojas a causa del verdor de los
pecadores soberbios, entonces está próximo el estío, esto es, se advertirá el
día del juicio.
Remigio
O cuando esta higuera brote
nuevamente (esto es, cuando la Sinagoga reciba la palabra de la predicación
santa, predicándola Enoc y Elías), debemos entender que está cerca el día de la
consumación.
San
Agustín, de quaestiones evangeliorum, 1,39
O por la higuera entiende el linaje
humano, a causa del prurito de la carne. Cuando su ramo se ha puesto ya tierno,
esto es, cuando los hijos de los hombres lleguen a producir, por la fe de
Jesucristo, frutos espirituales, y brille en ellos el honor de ser adoptados
como hijos de Dios.
San
Hilario, in Matthaeum, 26
Y para que fuese firme la fe, acerca
de lo que había de suceder, añadió: En verdad os digo, etc. Pues al decir
"en verdad" añadió una declaración de veracidad.
Remigio
Y los ignorantes, ciertamente,
refieren estas palabras a la destrucción de Jerusalén, y opinan como dicho a
aquella generación, que vio la pasión de Jesucristo, el que no había de pasar
antes de que aconteciese la destrucción de aquella ciudad. Mas no sé si palabra
por palabra podrán explicarlo, por aquello que dice: "No quedará aquí
piedra sobre piedra" ( Mt 24,2), hasta aquello: "Cerca está a las puertas" ( Mt 24,33), porque tal vez en
algunos lugares podrán, mas en otros absolutamente no podrán.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 77,1
De consiguiente, todas estas cosas
fueron dichas acerca de la destrucción de Jerusalén. Así como las que dijimos
de los falsos profetas y de los falsos cristos, y de todo lo demás que ha de
acontecer hasta la venida de Cristo. Mas cuando dijo: "Esta generación",
no lo dijo por aquella generación que entonces existía, sino por la que
constituyen los fieles. Pues la Escritura acostumbró a designar la generación,
no solamente por el tiempo, sino también por el lugar, por el culto y por el
lenguaje. Así como cuando se dice: "Esta es la generación de los que
buscan al Señor" ( Sal 23,6). Con esto indica que perecerá Jerusalén y que será destruida
la mayor parte de los judíos; mas ninguna prueba vencerá a la generación de los
fieles.
Orígenes, in Matthaeum, 30
Sin embargo, la generación de la
Iglesia pasará alguna vez todo este siglo, para que herede el futuro: no
obstante, hasta que sucedan todas estas cosas, no pasará, y cuando sucedieren
todas estas cosas, pasará, no tan sólo la tierra, sino también el cielo. Por
esto sigue diciendo: "El cielo y la tierra", esto es, no solamente
los hombres, cuya vida es terrena, y por lo mismo son llamados tierra, sino que
también aquéllos cuya guarda está en los cielos, y por tanto son llamados cielo:
y pasarán a las cosas venideras para que alcancen otras mejores. Pero las
palabras pronunciadas por el Salvador no pasarán, porque, siendo suyas propias,
producen su efecto y siempre lo producirán: mas los hombres perfectos que no
pueden en este mundo completar su perfección para que se hagan mejores, pasando
de lo que son a lo que no son; y esto es lo que se añade: "Mas mis
palabras no pasarán". Y quizá pasen en realidad las palabras de Moisés y
de los profetas; porque las cosas que eran profetizadas por aquéllos se han
cumplido, mas las palabras de Jesucristo siempre se cumplieron y se cumplen
todos los días, y se han de cumplir todavía en los escogidos. O por mejor
decir, quizás no debemos afirmar que las palabras de Moisés o de los profetas
se han cumplido enteramente; porque propiamente también aquellas palabras son
del Hijo de Dios, y siempre se cumplen.
San
Jerónimo
O aquí da a entender, bajo el nombre
de generación, a toda la raza humana, o especialmente la de los judíos. Después
los induce a la fe en lo que ha de preceder, añadiendo: "El cielo y la
tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán". Como quien dice: Más fácil
es que sean destruidas las cosas fijas e inmóviles, que el que falte cosa
alguna de mis palabras.
San
Hilario, in Matthaeum, 26
Porque el cielo y la tierra, por
condición de su creación, nada tienen en sí que haga necesaria su existencia;
mas las palabras de Jesucristo, deducidas de la eternidad, contienen en sí la
virtud de ser permanentes.
San
Jerónimo
El cielo y la tierra pasarán por
transformación y no por su extinción. De otra manera, ¿cómo se oscurecerá el
sol, y la luna no dará su lumbre, si el cielo (en el que éstos se hallan) y la
tierra no existieren?
Rábano
Debemos entender, sin embargo, que el
cielo que pasará no es el sidéreo, sino el aéreo, que pereció antiguamente en
el diluvio.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 77,1
Y aduce a vista de todos los
elementos del mundo, demostrando que la Iglesia es más apreciable que el cielo
y la tierra; y con este motivo se da a conocer al propio tiempo como Criador de
los hombres.
NOTAS
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