EL DELIRIO SEUDOMESIÁNICO CONCILIAR DE LA ADAPTACIÓN DE LA IGLESIA AL MUNDO

Una joven camada de sonrientes jóvenes teólogos iluminados con nueva ideas innovadoras, progresistas, modernistas, liberales, democráticas, existencialistas, fenomenológicas, personalistas, convencidos de que la Iglesia había caído en el "atraso" y estaba "anquilosada" en su propia visión fundamentalista, antigua, arcaica, fanática, guettista, dualista, alienante del mundo y la vida real moderna. Había que ponerla al día adaptándola al mundo moderno, inyectándole las nuevas filosofías, lenguajes y métodos de la modernidad. Había que subir definitivamente a la Iglesia al carro del Progreso hacia el punto Omega. Se haría esto, desembarazándose de la violencia del fanatismo y fundamentalismo sobrenaturalista y dualista antiguo pero conservando el amor, lo fundamental del cristianismo. Había que fusionarla con el mundo y hacerla una sola cosa con él, beneficiando al mundo también con el amor cristiano, limpiado de excrecencias fanáticas y dualistas.

Posteriormente, un apóstata hipócrita, rencoroso, criado al calor del grupo anterior; hijo ideológico del grupo anterior; beneficiado por ese grupo y su rumbo; embebido de su filosofía, pero ya con la intención visible de demoler, destruir hasta los cimientos la Iglesia, basado en los cauces que le brindó el grupo anterior.