jueves, 7 de noviembre de 2019

LA DEMOLICIÓN DE LA IGLESIA DISFRAZADA DE EVOLUCIÓN

La ontología de la Iglesia nunca puede cuadrar con el espíritu de la modernidad.

La Revelación y su culto son realidades sobrenatural dadas por Dios, inmutables; no pueden cambiar. Por eso una vez codificada la Misa Católica por San Pío V maldijo con Anatema a quien osara cambiarla.

Por esto, el II Concilio Vaticano, que tuvo el complejo delirante seudomesíanico de reconciliar, fusionar a la Iglesia con el espíritu de la Modernidad  es la iniquidad mayor que se ha cometido contra ella desde su fundación; y fue desde dentro. Por cuanto se ataca, se desvirtúa su naturaleza profunda; se desquicia completamente y se hace funcional precisamente a aquello que ella debería combatir.

Algunos de los ideólogos y artífices de esta iniquidad todavía viven.

Si hablan, debería ser para pedir perdón a Dios, a la Iglesia, a todos sus miembros, al mundo, y dar explicaciones.

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