viernes, 23 de agosto de 2019

ES HORA DE VOLVER A LA VERDAD, EN LA VIDA Y EN EL LENGUAJE DE LA IGLESIA

Es hora de dejar el eufemismo dulzón, ecuménico, indeterminado, vago, ambiguo, buenista, amariconado, de moralina moderna de autoayuda, políticamente correcto.
Esa execrable claudicación no solo en la necesidad de la instauración del Reino de Cristo en la tierra -abdicación verificada en la aceptación del laicismo masónico liberal- en el lenguaje, sino en la actitud de la alta jerarquía de la Iglesia y gran parte de la clerecía, en el II Concilio Vaticano y el post concilio hasta hoy, nos ha precipitado en una apostasía, abdicación, oscuridad y confusión sin precedentes; en la sumisión servil y obscena de la estructura de la iglesia ante los poderes del mundo.
Es hora de afirmar la Verdad clara y diáfana, le moleste a quien le moleste y se ofenda quien se ofenda.
Eso es verdadero amor y misericordia: obsequiar al mundo con la Verdad íntegra.
Así lo hicieron los Profetas del A. T.; así lo hizo Cristo, el Bautista, los Apóstoles, los Santos Padres, los Grandes Santos y Doctores de la Iglesia, y los Papas hasta 1962.
Retomemos el camino viril y veraz: El camino de Cristo.





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