sábado, 12 de octubre de 2019

LA SUMA DE TODOS LOS ERRORES EN LA SEUDO RELIGIÓN NUEVO ORDEN MUNDIAL DE LA IGLESIA POSTCONCILIAR

La Verdad, la Revelación divina, de Cristo se deja ver con el Realismo Objetivo, con la Metafísica escolástica; no se puede ver con el nominalismo y la antimetafísica.

El subjetivismo es hijo de la Revolución, y reduce la realidad a la visión pequeña, mezquina, torcida y enfermiza del hombre; el realismo objetivo le da al hombre su verdadera dimensión porque ve también la realidad de Dios, en cuanto sea posible verla.

La realidad de Dios y de Cristo, se perciben -en lo que tienen de perceptible- cuando se acepta su inmutabilidad y eternidad. Se hacen inaprehensibles bajo el lente distorsionador del evolucionismo modernista.

La realidad de Cristo se cree cuando se aceptan las dualidades de la realidad: Bien, mal; Sobrenatural, natural; Dios, creación; Iglesia, Mundo; Gracia, naturaleza; Espiritu, carne; Santidad, pecado; Trascendencia, inmanencia. Se hace imposible de creer con la tendencia unicista y fusionante modernista de las dualidades.

El intelecto es el nivel de la Fe: allí es donde se puede creer en Cristo. El sentimiento y la emotividad van y vienen y no tienen base para nada serio en la percepción y experiencia de la fe.

Se puede acceder a la Fe en Dios cuando se acepta la realidad de su trascendencia; se pierde totalmente su rastro cuando se pretende achatarlo a la inmanencia.

Se accede por la Fe a la visión cristiana de la realidad histórica, cuando se acepta la verdad de que la Iglesia está en el mundo pero no es del mundo; el cual es un ámbito hostil y recalcitrante a la Verdad divina, en sus resortes de poder.

El estulto y maligno progremodernismo que cunde hoy en la iglesia, junto con otras filosofías y visiones tóxicas, como marxismo, ecologismo new age, panteísmos varios, naturalismo craso, ha elegido hacer pié en todos los errores que impiden creer en Dios y en Cristo y dan una visión completamente mutilada de Dios y su Palabra; una concepción caricaturesca, reducida a la mezquindad humana y a la mezquindad y alienación modernas, específicamente.

Los que están aferrados a esas filosofías están en un grave problema: no podrán acceder a la Fe salvadora en Cristo, o perderán lo poco que tienen, salvo milagro.



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