LA PRIMACÍA DE LO
VERTICAL
LA PRIMACÍA DEL SER
SOBRE EL HACER
Como ya lo hemos
visto en comentarios de la Palabra y algún video, la Revolución anticristiana,
el Mysterium Iniquitatis; esa conspiración contra Cristo que viene desde su
misma misión pública y que no cesó después de la Resurrección y Pentecostés, como lo atestigua San Pablo en
sus Cartas y Hechos de los Apóstoles, tiende a desviar al hombre, como
individuo y como sociedad, de Dios hacia sí mismo. Trata de sacar a Dios del
centro y ponerse a sí mismo allí. La idolatría del hombre por el hombre mismo
es el correlato humano del Non Serviam Luciferino. La Revolución
trata de oscurecer la verdad ontológica sobre Dios y el hombre, poniendo el
Devenir sobre el Ser; la evolución sobre la Verdad Inmutable; a Heráclito sobre
Parménides, si queremos hacer un paralelismo con la filosofía griega. Ya
hablamos de los eventos culturales, en la esfera del pensamiento, sociales,
políticos y eclesiales que hicieron avanzar la Revolución en la cristiandad en
nuestro anterior video sobre El Mal Pastor. Quizás esto mismo, el tema de la
Revolución, de para un nuevo video en el futuro pero con mucho mayor detalle.
El tema de hoy es precisamente, la necesidad de tener conciencia para aferrarse
a ello, de la Primacía de Dios, de la centralidad de Dios y de la dependencia
del hombre respecto de él. De esto depende nuestra Fe, nuestra Esperanza,
nuestro Amor teologales; de esto depende nuestra permanencia en Cristo y
nuestra salvación.
El antropocentrismo
e inmanentismo que han cundido en el post concilio por obra de Rhaner, Theilard
y la Nouvelle Théologie, los personalistas, el Novus Ordo, ha oscurecido el
principio que es lo mas elemental de la Fe, la Religión y la relación con Dios;
este principio es tan importante que si no se vive como Dios manda las
derivaciones a la praxis son devastadoras. Que es precisamente lo que ha ocurrido.
La nueva misa
conciliar, el Novus Ordo es un reflejo elocuente de la acción e influencia
profunda de la Revolución en el II Concilio Vaticano. En la Misa Católica,
codificada en Trento, todos miran al Tabernáculo, al Santisimo, al Señor, con
el Sacerdote delante oficiando como primicia del Cuerpo Místico y del pueblo
fiel concreto, en una bella imagen cargada de Verdad Eterna, de intemporalidad
trascendente. La centralidad de Cristo es clara, diáfana.
En el Novus Ordo,
misa concebida para ser intercambiable con herejes y cismáticos en la
concepción del ecumenismo irenista y el nuevo humanismo que entusiasmó al
Concilio, se ha separado brutal, sacrílegamente, el Tabernáculo del Altar; este
último se convirtió en una mesa, y el Santísimo queda a espaldas del Sacerdote
o al costado, insignificante, mientras los hombres se miran entre sí. La imagen
es mas que elocuente. Todo un símbolo.
Yendo de lleno a nuestro tema, El Principio de la primacía de lo
Vertical, de lo Trascendente, del Teocentrismo.
En la concepción cristiana, que es la concepción de la Verdad, el Ser es
el centro; el Ser es central, antes que el Devenir, y también que el Hacer. No se puede hacer nada -valioso- si
no se ha encontrado antes el Ser. Las filosofías existencialistas que entraron
a la teología conciliar y post conciliar, personalismos, etc., ponen el acento
en la acción del hombre en busca de su ser y su autodeterminación; un nuevo
reflejo de la acción y la victoria de la Revolución en la teología católica…o
ex católica?
La caridad es la virtud suprema, sin lugar a dudas; sin ella no hay nada
que ver con Dios ni con su plan salvífico en Cristo. Lo aclara muy bien San
Pablo.
En el plano de la caridad esto tiene claras derivaciones y consecuencias.
La relación con Dios, que está primero que todo, es lo que da vida a todo. El
cristiano debe tener relación con Dios antes de pretender servir y dar amor al
prójimo. De otra manera, cae en el abismo que mencionamos: activismo
inmanentista, horizontalismo craso vaciado de sobrenaturalidad y trascendencia.
Jesús Nuestro Señor
es claro en el Evangelio sobre cual es el Primer Mandamiento: Amáras al Señor
tu Dios con toda tu fuerza….
El segundo es
semejante: Amarás a tu prójimo.
Hay un Primero y un
segundo; el segundo es semejante, pero depende del Primero.
Sin recibir del
Señor las virtudes teologales, en vano será nuestro esfuerzo en el servicio.
Vanidad y correr tras el viento.
Luego hay un feed
back entre ambos, PERO HAY UN PRIMERO Y UN SEGUNDO; Y EL PRIMERO DA VIDA AL
SEGUNDO, A TODOS LOS DEMÁS.
Así lo ha sabido
siempre la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, hasta antes del Modernismo
invasor.
Dios está primero y
el hombre después. Sin Dios primero no hay bien para el hombre.
Esto se ve cláramente
en el episodio de Marta y María, (Lc 10 38ss): María es la que contempla y
escucha, quieta, al Señor, enfocando su atención en Él. Marta, por el
contrario, absorbida por el servicio (comillas disponible), no repara en que
primero debe cargar las baterías con el amor del Señor, para después entregarse
a un servicio fructífero.
¿El Señor hace
diferencia entre ambas? ¡Claro que la hace! Reprende a Marta por su activismo y
elogia a María por su contemplación, POR DARLE PRIMACÍA A LO VERTICAL: A ÉL
MISMO.
MARÍA, la enfocada
hacia el Señor, la que da prioridad a lo Vertical, a lo Trascendente, a lo
Sobrenatural de la relación con el Señor, TIENE LA MEJOR PARTE QUE NO LE SERÁ
QUITADA.
En cambio Marta,
recibe las serias palabras: ¡Marta, Marta! ¡Te afanas por muchas cosas, pero
una sola es la importante!
Marta -el servicio
horizontal, el segundo mandamiento- debe ubicarse, armonizarse, dependiente de
María: la relación vertical con Dios: el Primer Mandamiento y solo así será
fructífera.
María es el ser y
Marta el hacer. Queda totalmente claro cual es la primacía. La Gran Santa
Teresa de Ávila ha marcado muy bien que hay que armonizar a María y Marta para
servir al Señor: esta armonización es poner a María, la contemplación, el
encuentro con el Señor, el ser, delante de Marta, el hacer, la actividad, el
servicio.
Por otro lado,
citemos al genial y eternalmente actual San Juan de la Cruz, sobre este tema:
<<Adviertan, pues, aquí los que son muy activos, que piensan ceñír
al mundo con sus predicaciones y obras exteriores, que mucho más progreso
harían […] si gastasen siquiera la mitad de este tiempo en estarse con Dios en
oración… Cierto entonces harían más y con menos trabajo con una hora que con mil,
mereciéndolo su oración, y habiendo cobrado fuerzas espirituales con ella;
porque de otra manera, todo es martillar y hacer poco más que nada, y a veces
nada, y aún a veces daño.>>
La cosa debería
estar clara: Primero el Primer Mandamiento; si ese mandamiento es cumplido, el
segundo saldrá como por un tubo (expresión argentina que denota eficacia,
expeditividad, lubricación de engranajes de la máquina….)
Una vez cargados de
amor e inspiración por el Amor a Dios, el amor al prójimo y un servicio eficaz
van juntos.
Si se pierde este
principio elemental, se cae en el activismo vacuo y dañino, vacío de bien y de
Dios; en el oenegenismo, en el mero llevar sonrisas a la periferia….Nadie
puede dar amor y servicio cristiano en serio, si lo no consiguió primero del
Señor en una relación vertical auténtica. Nadie puede dar lo que no tiene.
Lo decimos una vez
mas: Primero lo primero; luego lo segundo sale naturalmente.
Un cristiano que
ama a Dios y vive este amor en un culto sano; que conoce la Palabra, -en
Escritura, Tradición y Magisterio- la lee y medita permanentemente con rectitud
de intención buscando la Verdad, que vive los Sacramentos, que ora privadamente
con fervor y seriedad, SIEMPRE VA A OFRECER UN SERVICIO VALIENTE, EFICAZ Y
DESINTERESADO AL PRÓJIMO, AL MUNDO.
Luego ese servicio
refuerza y es indicador de que el Primer Mandamiento se cumple. Hay una
retroalmientación entre ambos: entre la verticalidad, que permite la difusión
del amor de Dios en lo horizontal, y esto último que refuerza el amor vertical
y la relación con Dios.
Las tendencias de
activismo vacío, dañino, el oenegenismo inmanentista, la estomacalización de la
Fe, tan característicos de estos tiempos, se debe al oscurecimiento del
Principio elemental de la Prioridad de Dios; del Teocentrismo.
La Santísima Virgen
contemplaba los misterios de Cristo y guardaba todas las cosas en su corazón.
Dios primero, el Ser.
Centremos nuestra
atención y fervor, como la Santísima Virgen y María de Betania, en el Señor, que Él nos
inspirará y fortalecerá en el servicio y el amor al prójimo y de esa manera
nuestro esfuerzo tendrá fruto delante de Dios y servirá para lo salvable del
mundo.
https://www.youtube.com/watch?v=dJIu7l3E4gw
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