XV DOMINGO DESPUES DE
PENTECOSTÉS
II
clase, verde
Gloria,
Credo y prefacio de la Santísima Trinidad
Con
este Domingo suele coincidir en los maitines la lectura del libro sagrado
de Job de aquel venerable patriarca, piadoso y rico, de la
tierra de Idumea, a quien Satanás quiso tentar, con ánimo dañado de ver si
realmente servía a Dios con desinterés, o bien porque le había colmado de
honores y de hacienda. Satanás, que nunca está ocioso y tiene
ordenadas todas sus huestes para tentar a los pobres mortales, se presenta a
Dios cierto día y le pide permiso para tentar a Job y privarle de sus riquezas,
de la consideración y fama que tenía y de su misma salud corporal, y así
sucedió. En poco tiempo, Job lo fué perdiendo todo, y vióse
precisado a limpiarse sus purulentas llagas, desnudo sobre un inmundo
basurero. También la Iglesia pide hoy que nos veamos continuamente
defendidos contra los asaltos rabiosos del demonio, de ese eterno
homicida, que nos sorbería la sangre si posible le fuese y acabaría en un solo
día con todos los hombres. La tentación vendrá también para
nosotros, pues el ángel de Satanás azotó al mismo S. Pablo. Pero en medio de
todo saldremos triunfadores por la esperanza firme que tenemos en la poderosa
ayuda de Aquél que nos amó, de Aquél de quien el santo Job decía: "Yo bien
sé que mi Redentor vive, y que en el último día he de
resucitar de la tierra, y que estos mismos ojos le contemplarán. Un
día también oiré la voz de Dios, el cual alargará su diestra
al que es obra de sus manos. Pasada la prueba, en la cual fué hallado fiel
servidor, Job recibió por duplicado todo lo que antes había poseído. Pues bien,
la Iglesia, representada en Job, pide hoy a Dios que la purifique, ampare,
salve y gobierne. Con el Salmista exclama: "Inclina, Señor,
tus oídos y óyeme, porque soy pobre e indigente. Luego con el
Salmo del Ofertorio, y
haciéndose eco del santo Job, dice también: "He esperado al Señor, y al
fin me ha mirado y ha oído mi oración, y ha puesto en mis labios un cántico
nuevo, el cántico de las almas cristianas resucitadas a la vida de la gracia.
Por lo cual justo y " bueno es alabar al Señor y pregonar sus
misericordias". Él es verdaderamente un Dios grande y Rey grande
sobre toda la tierra. La Epístola refiérese enteramente a la vida sobrenatural, que
el Espíritu Santo dió a las almas en las fiestas de Pentecostés. "Si
vivimos a impulsos del Espíritu Santo, obremos como movidos por Él",
siendo por lo mismo humildes, mansos y caritativos con los que pecan, máxime al
considerar que nosotros mismos somos flacos, y tal vez más que ellos; razón por
la cual S. Felipe Neri decía todos los días al Señor: "Señor, tenedme de
vuestra mano; porque si no, capaz soy de haceros traición". Repasemos
esa Epístola, porque
en ella se encierran muchas y muy prácticas y saludabilísimas enseñanzas,
análogas a las del Evangelio, que es hoy el de la resurrección del hijo de la
viuda de Naín. Esa viuda representa a la santa Iglesia que llora también a
tantos hijos suyos muertos, muertos a la vida de la gracia por el pecado. Pero
viene el Verbo divino, viene Jesús, y adivinando sus ruegos, los resucita
mediante la confesión sacramental; y para que no vuelvan a morir eternamente,
deposita en sus mismos cuerpos mortales un germen, una medicina de inmortalidad
que les permita resucitar en el día postrero.
...
...
Llámase este
domingo el del hijo de la viuda de Naím, cuya milagrosa resurrección es el
asunto del Evangelio de la Misa.
La
Epístola de este día es continuación de la que se leyó en la Dominica
precedente. San Pablo da en ella instrucciones circunstanciadas acerca de la
moral cristiana, con tal precisión, que en pocas palabras indican las normas
que en su conducta han de observar los fieles. La vida espiritual, vida de
pureza y santidad, de caridad y buenas obras, de sinceridad y buena conciencia,
delante de Dios y de los hombres, esto es lo que el Apóstol predica y nosotros
debemos practicar con el auxilio divino.
El Introito
es una corta pero afectuosa oración que el alma dirige a Dios, animada de una
vida confianza en su misericordia. El Evangelio nos recuerda un pensamiento muy
saludable, el pensamiento de la muerte. Como el grupo de los que acompañaban al
hijo difunto de la viuda de Naím, detengámonos algunos instantes delante del
cadáver de ese joven muerto en la flor de la vida, pidiendo al Señor que, así
como se le restituyó con el poder de su divina palabra, haga renacer en nuestro
espíritu toda las presuntas enseñanzas que este espectáculo se desprenden.
Supliquemos que de nuevo llamé a la vida de la gracia a tantos que de ella
están privados, que el Sacramento de su Cuerpo y Sangre nos proteja contra los
ataques diabólicos (Secreta), y que su operación así se muestre en nuestras
almas y en nuestros cuerpos, que no sea la sensualidad sino la virtud divina
del Sacramento, la que gobierne y dirija nuestras obras y sentimientos, como le
suplicamos en la Poscomunión. (1)
TEXTOS
DE LA SANTA MISA
Introito. Salm. 85.1-4.- Inclina Señor, tu oído a
mis súplicas, y escúchame; salva, Dios mío, a tu siervo, que espera en ti; ten
piedad de mi, .Señor, porque a ti clamo todo el día. Salmo.- Alegra el alma de tu siervo, porque
a ti, Señor, tengo elevada mi alma. V/. Gloria al Padre.
Colecta.-
Purifica, Señor, y fortalece a tu
iglesia con una continua misericordia; y ya que sin ti no puede mantenerse
salva, haz que sea siempre gobernada por tu gracia. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Epístola. Gál. 5.25-26; 6.1-10
Hermanos: Si vivimos del Espíritu,
sigamos también al Espíritu. No seamos ávidos de vanagloria, hostigándonos y
envidiándonos mutuamente. Hermanos, si alguno incurriere en algún delito,
vosotros, que sois espirituales, amonestadle con espíritu de mansedumbre. Y
cuídate tú, que también tú puedes ser tentado. Sobrellevaos mutuamente, y así
cumpliréis la ley de Cristo. Porque si alguno cree ser algo, no siendo nada, él
mismo se engaña. Mas pruebe cada cual su obra, y así tendrá gloria sólo en sí
mismo, y no en otro; porque cada cual llevará su propia carga. Y el que es
enseñado en la palabra asista con todos sus bienes al que le enseña. No os
engañéis: a Dios no se le puede burlar. Lo que siembre el hombre, eso
cosechará. Y así, el que siembra en su carne, de la carne cosechará corrupción;
mas el que siembra en el espíritu, del espíritu cosechará la vida eterna. No
nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo recogeremos el fruto, si
no desfallecemos. y así, mientras tenemos tiempo, hagamos bien a todos, y
mayormente a nuestros hermanos en la fe.
Gradual.
Salm. 91 2-3.- Bueno es alabar al Señor y cantar a tu nombre, ¡oh
Altísimo! V/ Anunciar
desde la mañana tu misericordia, y tu fidelidad hasta por la noche.
Aleluya. Salm. 94.3.- Aleluya, aleluya. V/. Porque el Señor es Dios grande, y Rey
grande sobre toda la tierra. Aleluya.
Evangelio. Luc. .7.11-16.-
En aquel tiempo iba Jesús camino de una
ciudad llamada Naín, y caminaban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando
se acercaba a la puerta de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un
muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la
ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, se compadeció de ella y le dijo: «No
llores». Y acercándose al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y
dijo: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!». El muerto se incorporó y empezó
a hablar, y se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos de temor, daban
gloria a Dios, diciendo: «Un gran Profeta ha surgido entre nosotros», y «Dios
ha visitado a su pueblo».
Ofertorio. Salm. 39.2-4.- Con paciencia aguardé al Señor, y volvió a mi su
mirada y oyó mi ruego; y puso en mi boca un cántico nuevo, un himno en loor de
nuestro Dios.
Secreta.- Señor!
que tus sacramentos nos guarden, y defiendan siempre contra las asechanzas del
demonio. Por nuestro Señor.
Prefacio de- la Santísima Trinidad.- En
verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y
lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo
y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la
individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia.
Por lo cual cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo
y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que
confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las
personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban
los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de
cantar a diario, diciendo a una voz: Santo...
Comunión. Juan 6.52 .- El pan que yo daré es mi carne por
la vida del mundo.
Poscomunión.- Que
la virtud de este don celestial, Señor, penetre nuestras almas y cuerpos, para
que no sea nuestro modo de ver, sino su efecto el que prevalezca siempre en
nosotros. Por nuestro Señor.
COMENTARIO
Como habitualmente, reproducimos el
comentario del Padre Castellani, luego los Santos Padres y luego algunas
consideraciones nuestras sobre temas de actualidad que creemos vinculados con
algún punto del Evangelio de hoy.
COMENTARIO
DEL PADRE CASTELLANI
DOMINGO DECIMOQUINTO DESPUÉS DE
PENTECOSTÉS [Lc 7 11-16] Lc 7, 11-I 7 “El primer encuentro de Jesús con la
Muerte”, llaman a este evangelio de la Resurrección en Naím. Pero en realidad,
Jesús había topado con la muerte un poco tiempo antes, en Nazareth, cuando los
Capitostes, los Magnates y los Sinagogos lo habían llevado al filo del barranco
que bordea su ciudad natal para arrojarlo al vacío; de los cuales escapó sin
hacer ningún milagro –nunca hizo en favor suyo milagro alguno– sino
escabulléndose, como narra Lucas IV. Y el furor de sus paisanos fue porque
“allí no había hecho ningún milagro”: furor sacrílego como se ve, porque así
reconocían que él podía hacer milagros, y por tanto venía de Dios. Bárbaros
estos judíos. La lección del profeta Isaías que prenuncia los milagros del
Mesías, fue la que Cristo leyó en la sinagoga nazaretana, añadiendo
simplemente: “Esta profecía se ha cumplido ya entre nosotros.” Isaías enumera
allí “pobres, cautivos, ciegos y heridos”; no incluye resurrección de muertos.
Poco después del Sermón Montano, en el Segundo Ministerio Galileo, vino la
resurrección del innominado que llamamos con el largo nombre de “Hijo Único de
la Viuda de la Ciudad de Naím”. Nadie le rogó o exigió que lo hiciera, se
conmovió por las lágrimas de la madre: detuvo con la mano el portaféretro
llevado por cuatro hombres, dio un mandato imperioso, y el joven se incorporó y
comenzó a hablar. Era en las afueras de la ciudad, en el lugar donde se cavaban
los` sepulcros. “Y se lo entregó a su madre.” El evangelio registra la
conmoción de la turba: “se asustaron, alabaron a Dios y dijeron: un gran
profeta ha aparecido: Dios ha acogido de nuevo a su pueblo”. Y añade que corrió
la voz por toda Judea y sus aledaños. “¿Qué es esto? ¿Cuándo se ha oído nunca
que un hombre pueda resucitar muertos?”. Cristo no oró largamente, ni se echó
sobre el cuerpo del difunto, como el profeta Elías sobre el otro hijo de la
otra viuda de Sarepta: simplemente gritó: “Yo te lo mando”; y fue obedecido.
¿Mandó a quién? ¿Al joven? ¡Mandó a la Muerte! Resucitar un muerto no es una
broma. Los incrédulos cuando van a Lourdes dicen que “no conocemos bien las
leyes naturales”. La serie de escuelas sucesivas y contrarias de “alta crítica
exegética” racionalista lo arreglan todo, hasta que llegan a la Resurrección.
“¿Un paralítico? Hay parálisis nerviosa. ¿Un epiléptico? Sugestión. ¿Un
leproso? El diagnóstico de la lepra es difícil y en aquellos tiempos... No
sabemos bien hasta donde llega la fuerza de la sugestión.” Pero cuando llegamos
a un muerto, sabemos bien hasta donde NO llega. Por tanto: “suprimir la
resurrección, suprimir la resurrección o estamos fritos...” es la voz de orden
de estos seudosabios, desde H. S. Reimarus en 1768 hasta Santayana en nuestros
días: la misma voz de los fariseos, que quisieron suprimir la resurrección
suprimiendo al resucitado, pues “pensaron dar la muerte [de nuevo] a Lázaro”.
Insensatos. Un resucitador es una cosa muy seria: podría resucitar el Paraíso
Terrenal. ¿Se imaginan ustedes lo que podría en el mundo un tipo con poder de
resucitar muertos? Podría cambiar la faz del mundo. Pues bien, eso tiene que
venir puesto que Cristo tiene que Volver. Si uno suprime la promesa parusíaca
del Retorno de Cristo, no queda absolutamente nada del Evangelio en pie: es la
arquitrabe de todo el edificio. Cristo Resucitado volverá para resucitarnos. Un
solo resucitado que no pudiera ya ni morir ni sufrir, podría reírse en la cara
del Emperador Calígula y toda su corte; y muchísimas otras cosas. El dramaturgo
Eugenio O'Neil desarrolló esa idea en su drama Lázaro ríe, por más que,
desgraciadamente, desde el segundo acto, el ateísmo de O'Neil le enturbia la
idea, y el drama termina en forma que no responde al grandioso comienzo. En
realidad Lázaro resucitado e invulnerable puede conquistar el mundo entero, si
quiere. Hace unos tres años dirigí a un comunista militante y dirigente, pero
de buena voluntad, una carta de la que voy a transcribir una página: ... Los
fariseos han tenido cría. Y la cría de los fariseos –esa palabra justamente usó
Cristo, “esta cría mala y adúltera”– naturalmente debe temblar de que “Cristo
vuelva”: no han tenido nunca mayor enemigo. Y así naturalmente niegan que haya
resucitado, y con mayor razón, niegan que vuelve”... Supongamos que Cristo
“vuelve” ¿podría arreglar todo este desarreglo de hoy? ¡Pero seguramente! ¡Un
“hombre” resucitado, contra todos estos pobres piojos resucitados! El
dramaturgo yanqui O'Neil hizo un drama que usted conoce, Lázaro ríe, en que
desarrolla las consecuencias posibles de la hipótesis de “un hombre
resucitado”. ¡Ese hombre es más poderoso que los Césares, es el poder andando!
O'Neil lo hunde al fin en la confusión, porque justamente él vivía en confusión
–y el artista trabaja con el material de su autoexperiencia– pues sin la fe ese
caso para él no era más que una “suposición”: una fantasía, un mito. Pero ¡si
eso llega a ser real! Un hombre que solamente pueda curar los enfermos y
multiplicar los panes y los peces se vuelve ipsofacto el economista más grande
del mundo: Jesucristo resucitado se vuelve un economista más grande que
Franklin y Domingo Faustino Sarmiento. ¡Adiós bancos, adiós fronteras, adiós
ejércitos, adiós guerras! Adiós, Pecado. Adiós Muerte. Yo no soy milenarista, y
por eso no quiero hacer aquí el cuadro de “lo que sería” este mundo gobernado
durante mil años por los resucitados; por un Resucitado; sin embargo el gran
novelista suizo Ramuz lo ha hecho en un librito, Joie daos la Terre, que
confieso me gusta grandiosamente, aunque no acepto la teología de este hijo de
Calvino. Muchas personas se confortan y sustentan –la imaginación es el
sustentáculo de la esperanza– con esa imaginación, que está en el capítulo XX
del Apokalypsis. Yo no la enseño, pero la respeto, como respeto los cuentos de
hadas; y muchísimo más por cierto. Pero yo no la necesito: me basta para mi
Esperanza imaginar lo que sería el Mesías retornado, no ya “en gloria y
majestad” y como Monarca del Mundo, sino simplemente más o menos como era
cuando andaba en la tierra predicando, o como después de su resurrección,
traveseando amablemente pero en serio con sus Apóstoles – con los Once
Palurdos–. “ Jesús en Buenos Aires!”, como soñaba nuestro común desdichado
amigo Enrique Méndez Calzada. Eso basta. Así como una chispa sola puede
originar el mayor incendio, así como una sola bomba atómica puede desencadenar
el incendio del Universo –según dicen los sabios, aunque yo no les creo– así un
solo Resucitado, el “Primogénito de entre los Muertos”, que dice San Pablo,
puede tranquilamente y sin prisas incendiar de gozo todo el Universo, ese
vencedor de la Muerte y Principio de la Resurrección. Poder, puede: no lo dude
usted. He aquí que he llegado yo después de mucho camino, con usted o sin usted
–porque no sé si me ha dejado durante– al plano religioso desde el plano ético,
que es el suyo; y el pasadizo es “el humor” enseña Kirkegor; y por cierto, a lo
más crudo y duro de todo el plano religioso y a lo fundamental en él, a la
inmortalidad y a la resurrección. Los comunistas quieren ustedes nada menos que
la resurrección del mundo; yo también; y lo que es más, “la espero”. Pero
discrepamos en que ustedes quieren la resurrección sin muerte; y yo me he
resignado a la muerte. Hace mucho tiempo, creo que cuando era muy chico, la
muerte llamó y yo abrí, y se ha aposentado en mí. No sé cuando. La muerte la
fe. La fe es como una muerte. No se puede negar que es una especie de muerte,
como usted la llama en su carta un reniego de “esta” vida; no de la Vida en
general de esta hija de perra de vida. San Pablo llama a la Fe “morir en Cristo
y resucitar espiritualmente en Cristo por el bautismo”. El rudo tarsense se
imagina el bautismo como un ahogarse en una piscina llena de la sangre de
Cristo –y de Adán– para resucitar otro hombre, “el hombre nuevo”, metáfora poco
moderna que horroriza a Aldous Huxley... y a Eduardo Mallea. Naturalmente, todo
lo que horroriza a Aldous Huxley, y viceversa, horroriza, y viceversa, a
Eduardo Mallea... Sigue la carta con un análisis de cómo nació la Fe en mi;
pero creo que con esto basta. En resumen, pasó un Resucitador por el mundo y
nació en el mundo una esperanza más grande que todos los siglos; la cual no
morirá. Uno que ya no tenía esperanza ha escrito: “Jesús es simplemente la
esperanza más grande que ha pasado por la Humanidad”... Oh, Renán, escucha: No
ha pasado. (Hasta acá Castellani) (2)
SANTOS PADRES
San Cirilo
El Señor obra prodigio sobre prodigio. Y mientras que antes había venido
llamado, ahora viene sin que lo llamen. Por lo que se dice: "Y aconteció
después que iba a una ciudad llamada Naim".
Beda
Naim es una ciudad de Galilea que dista dos leguas 1 del monte Tabor.
Por permisión divina acompañaba una gran turba al Señor para que presenciase el
milagro tan grande que iba a hacer. Por lo que sigue: "Y sus discípulos
iban con El, y una grande muchedumbre de pueblo".
San Gregorio Niceno Tract. de anima et resurrectione, post medim
Aprendamos del Salvador la experiencia de la resurrección no tanto en
las palabras como en sus obras. Empieza por milagros menores a fin de preparar
nuestra fe para otros mayores. Empieza a ejercer el poder de la resurrección en
la enfermedad desesperada del siervo del centurión. Después, con un acto de
mayor poder conduce a los hombres a la fe de la resurrección, resucitando al
hijo de una viuda que era llevado al sepulcro. Por lo que se dice: "Y
cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban fuera a un
difunto, hijo único de su madre".
Tito Bostrense
Podría decirse del siervo del centurión que no había de morir. Pero para
reprimir ese lenguaje temerario, Jesucristo salió al encuentro de aquel joven
que ya era difunto, hijo único de una viuda. Por lo que sigue: "La cual
era viuda. Y venía con ella mucha gente de la ciudad".
San Gregorio Niceno De homini opificio
Estas pocas palabras expresan la intensidad de su dolor. Era madre viuda
y ya no esperaba tener más hijos ni tenía otro a quien mirar en lugar del
difunto. Solamente había criado a éste, y él solo constituía la alegría de la
casa. El solo era toda la dulzura y todo el tesoro de la madre.
San Cirilo
Digno era de compasión este dolor y bien capaz de excitar el llanto y
las lágrimas. Por lo que sigue: "Y luego que la vio el Señor, movido de
misericordia por ella, le dijo: No llores".
Beda
Como diciendo: No le llores ya como muerto porque dentro de muy poco lo
verás resucitar.
San Crisóstomo
Consolando así la tristeza y haciendo cesar las lágrimas nos enseña a
consolarnos de la pérdida de nuestros difuntos esperando su resurrección. Toca,
pues, el féretro, saliendo la vida al encuentro de la muerte. Por lo que sigue:
"Y se acercó", etc.
San Cirilo
No hizo este milagro con sólo la palabra, sino que también tocó el
féretro, para que comprendamos la eficacia del sagrado Cuerpo de Jesús para la
salud de los hombres. Es, en efecto, el cuerpo de vida y la carne del Verbo
omnipotente, de quien viene la virtud. Pues así como el hierro unido al fuego
produce los efectos del fuego, así la carne, una vez unida al Verbo que da vida
a todas las cosas, se hace también vivificadora y expulsiva de la muerte.
Tito Bostrense
El Señor no era semejante a Elías, que lloraba la muerte del hijo de la
viuda de Sarepta ( 1Re 17), ni como Eliseo, que aplicó su mismo cuerpo al cuerpo de un
difunto, ( 2Re 4) ni como San Pedro, que rogó por Thabita ( Hch 9), sino que El es quien llama
a lo que no existe como a lo que existe ( Rom 4); que puede hablar a los
muertos como a los vivos. Por lo que sigue: "Y dijo: Mancebo", etc.
San Gregorio Niceno
Esta palabra "mancebo" indica la flor de la edad, cuando
empieza a apuntar la barba. Aquel que poco antes era la alegría y la dulzura de
las miradas de su madre la cual suspiraba ya por la alegría de sus esponsales,
y le contemplaba como el propagador de su raza, el vástago de su posteridad y
el báculo de su vejez.
Tito Bostrense
Inmediatamente se levanta aquel a quien se dirige esa orden. Al poder de
Dios nada resiste; no hay ninguna tardanza, ni tampoco oraciones. Por lo que
sigue: "Y se sentó el que había estado muerto, y comenzó a hablar. Y le
dio a su madre". Indicios son éstos de verdadera resurrección, pues un
cuerpo muerto no puede hablar ni tampoco la mujer hubiese llevado a su casa un
hijo muerto e inanimado.
Beda
Dice el evangelista que el Señor se movió primero a misericordia cuando
vio a la madre y que después resucitó al hijo para darnos, por un lado, un
modelo de misericordia y, por el otro, un motivo de creer en su poder
maravilloso. Por lo que sigue: "Y tuvieron todos grande miedo, y
glorificaban a Dios", etc.
San Cirilo
Este gran milagro se obró en un pueblo insensible e ingrato; porque poco
tiempo después no creía que fuese profeta, ni que sirviera para utilidad del
pueblo. Sin embargo, este milagro no se ocultó a ningún habitante de la Judea.
Por lo que sigue: "Y la fama de este milagro corrió por toda la Judea",
etc.
Ambrosio
Es oportuno notar que se cuentan siete resurrecciones antes de la de
Jesucristo. De las cuales la primera es la del hijo de Sarepta ( 1Re 17); la segunda es la del hijo
de la Sunamitis ( 2Re 4); la tercera es la que se verificó con las reliquias de Eliseo
( 2Re 3); la cuarta, la que se verificó en Naim, como aquí se dice; la
quinta es la de la hija del príncipe de la sinagoga ( Mc 5); la sexta, la de Lázaro
( Jn 50); la séptima, en la pasión de Cristo, durante la cual
resucitaron muchos cuerpos de santos ( Mt 27); la octava es la de
Jesucristo, el cual, vencedor de la muerte, permanece siempre, para significar
que la resurrección general que ha de tener lugar en la octava edad, no estará
sujeta a la muerte sino que permanecerá indisoluble.
Beda
El difunto que se levantó a la vista de muchos fuera de las puertas de
la ciudad, representa al hombre adormecido en el féretro de mortales culpas, y
la muerte del alma, que no yace aun en el lecho del corazón, pero que se exhibe
a noticia de muchos por sus palabras y sus obras (como por las puertas de la
ciudad). Cada uno de los sentidos de nuestro cuerpo es como la puerta de una
ciudad. El cual se llama hijo único de su madre, porque la Iglesia, compuesta
de muchas personas, es sin embargo única madre. Que la Iglesia es viuda, lo
reconoce toda alma que ha sido rescatada con la muerte del Señor.
San Ambrosio
Esta viuda, rodeada por una multitud de pueblo, nos parece algo más que
una mujer; ella ha obtenido por sus lágrimas la resurrección del adolescente, su
hijo único, el que es llamdo a la vida desde el cortejo fúnebre. A Ella se le
prohibe llorar al que se le reservaba la resurrección.
Beda
O se confunde el dogma de Novato, el cual, queriendo abolir la
purificación de los penitentes, niega que la Iglesia nuestra madre, llorando
sobre la muerte espiritual de sus hijos, deba consolarse con la esperanza de
devolverles la vida.
San Ambrosio
Este muerto era llevado en las cuatro
materias elementales, sin embargo tenía la
esperanza de resucitar porque iba al sepulcro en un lecho de madera -esta
madera, aunque antes no nos aprovechaba, después de que Jesucristo murió sobre
ella, empezó a darnos la vida-, para que sirviese de señal de que había de
darse la salud al pueblo por medio del sacrificio de la cruz. En efecto,
nosotros aisladamente yacemos sin vida, cuando el fuego de una pasión
inmoderada nos consume, o el agua helada de la indiferencia nos inunda, o un
estado perezoso de nuestro cuerpo terrestre amortigüa el vigor de nuestro
espíritu.
Beda
O el féretro, en que es llevado muerto, representa la conciencia del
pecador, que desconfía de la enmienda; los que le llevan al sepulcro son los
deseos inmundos o las adulaciones de sus amigos, los cuales se detienen en
cuanto Jesús toca el féretro. Su conciencia, tocada por el temor del juicio
divino, vuelve sobre sí, refrenando sus pasiones, rechazando las alabanzas, y
respondiendo al Salvador cuando le llama.
San Ambrosio
Si es tu pecado grave y no puedes lavarlo con las lágrimas de la
penitencia, que llore por ti nuestra madre la Iglesia; que la turba te asista,
y resucitarás de la muerte, dirás palabras de vida, todos temerán (con el
ejemplo de uno se corrigen muchos), y también alabarán al Señor porque se ha
dignado concedernos tan grandes remedios para evitar la muerte.
Beda
El Señor ha visitado a su pueblo no una vez sola revistiendo de carne a
su Verbo, sino enviándole con frecuencia a los corazones de los hombres.
Teofilacto
Por esta viuda se puede también entender el alma que pierde a su esposo;
esto es, la divina palabra. Su hijo es el entendimiento que es llevado fuera de
la ciudad de los que viven. El lecho es su propio cuerpo a quien algunos han
llamado sepulcro. Pero cuando el Señor lo toca, se levanta, se rejuvenece y,
levantándose del pecado, empieza a hablar y a enseñar a otros, pues sin eso no
se le creería.
COMENTARIO
En el principio
existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella
estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada
de cuanto existe.
CIELO Y
TIERRA PASARÁN, PERO MIS PALABRAS NO PASARÁN..
El hombre occidental viene
experimentando una degradación, una cretinización han llamado
algunos; una deturpación de la imagen de Dios en él. La Revolución anticristiana
lleva a cabo un intenso adoctrinamiento por medio de la cultura políticamente
correcta, los mass media, la música, el arte, hasta el Sistema de Salud, que se
especializa hoy en tratar síntomas, porque se ha convertido en un gran negocio
también: la consigna parece ser, no curar, sino estirar enfermedades a la
cronicidad, para vender mas medicamentos; vender…vender..buscar solución rápida
para ocultar, enmascarar síntomas molestos y seguir con el loco aturdimiento sintiéndose
bien…hay que estar en movimiento, movimiento, no parar….el
espectáculo debe continuar…la vida está en la actividad, en el
movimiento, (búsqueda del Ser en la acción?) aunque sean
totalmente estúpidos y vacíos de entidad profunda…; hay que sentirse bien..hasta
la alimentación se ha vuelto dudosa..los alimentos envasados, que contienen
sustancias extrañas, los transgénicos…Sobre la corrección política y la
reingeniería social anticristiana, el movimiento laicista secularista, en el cual la normatividad de los Estados pone
un corset que presiona para toda esta degradación, además de lo decididamente
inmoral:…Genero, aborto, eutanasia, pedofilia…laicismo opresivo para la
religión católica…. Donde quedó la estúpida euforia optimista conciliar,
ingénua y suicida además de infiel, de la libertad religiosa con
un estado sánamente laico y neutro que garantizaría
el perfecto pluralismo equitativo y la libertad religiosa.?
Los adelantos tecnológicos se suman a
esta conspiración de idiotización síquica y moral, de infantilización, hasta de
amariconamiento, desvirilización…tablets, smartphones que atrapan
todo el día al hombre, títulos, conversaciones fútiles, títulos, clichés
repetidos, discursos cortos y livianos, mentalidad light, frivolidad, fotos,
imágenes, imágenes y mas imágenes…Games informáticos, games y mas games,
reacciones automáticas y rápidas…toma Coca Cola y sentite bien…
El lenguaje también se degrada y pierde
altura, palabras sagradas se vacían de su contenido sacro y transmiten
vanidades o estupideces…
Hasta la estructura jerárquica de la
iglesia y su clerecía ha caído en este adoctrinamiento degradante del hombre
por parte del Sistema, de la Revolución, a partir del II Concilio Vaticano, en el cual
se dejó de lado el lenguaje preciso y serio teológico, que usó siempre la
Iglesia, para adoptar la vaguedad, la ambigüedad y el eufemismo dulzón y
grandilocuente, humanista, que a veces roza el idealismo de mitín político…
El hombre se acostumbra a
percepciones cercanas a los sentidos pero no usa el entendimiento en
profundidad. El cerebro se acostumbra a reacciones rápidas y mecánicas…pero
pierde capacidad de concentración y reflexión. La voluntad se acostumbra a
recibir imágenes y clichés ya digeridos, de manera casi acrítica; solo se
critica lo que el Sistema y su Corrección Política critica, pues este provee de
la crítica ya digerida y servida para que el borrego zombie, el hombre-masa, la
degluta suávemente sin esfuerzo, la incorpore…y se sienta disuelto y a gusto en
la gran mayoría, en lo políticamente correcto…panacea de la
Democracia..ahí está como debe estar: no corre peligro…Lo peligroso es salirse
de la masa, de la mayoría, de la corrección política, de la Opinión en boga, de
lo que piensan y eligen todos…lo que se lleva hoy..
El imperativo es estar en actividad….
Todo esto lleva a una incapacidad de
recogerse en sí mismo y reflexionar: esto da miedo: en la quietud de la
reflexión me puedo encontrar con alguna verdad que me causa pavor…
Se ha perdido el sentido común de
saber que la contemplación y la reflexión profundas dotan de racionalidad,
sentido y meta a la actividad; el Ser produce Hacer eficaz, fructuoso. Por lo
contrario el hombre moderno degradado busca hacerse en el hacer
ciego, activismo vano, correr tras el viento…
Maria de Betania ha desaparecido
junto con Cristo: solo queda una alienada, chiquilina y aturdida Marta…
Imágenes, imágenes y mas imágenes,
antes que considerar largos discursos leídos sobre realidades verdaderamente
importantes, religiosas o filosóficas…
Es común escuchar lo siguiente:
una imagen vale mas que mil
palabras…
No se puede negar que para este
hombre decadente occidental, esto es verdad. Pero es porque ha perdido el
estrato superior humano de la reflexión quieta y profunda; del arte superior de
la palabra: si: aún estamos en el ámbito de la palabra humana. El hombre
profundo piensa en imágenes pero en palabra también. Un idioma complejo y rico
permite un pensamiento elevado, complejo, rico y con gran capacidad de
transmisión de realidades complejas con gran precisión….el latín por ejemplo..
El acostumbrarse a usar con precisión
las palabras y el discurso es un gran entrenamiento para la mente, como un
ayuno y austeridad para el espíritu, que también sirve para el cuerpo cuando se
hace adecuadamente.
El leer o escuchar discurso preciso,
elegante, conciso, sensato y edificante pone en juego en el hombre facultades
superiores a las de absorber imágenes. Incluso si estas imágenes son
constructivas. De mas está decir que la cultura moderna provee por sus
mass-media al hombre-masa, borrego-zombie, una batería amplia de imágenes-basura,
banales, vanas, pueriles, estúpidas, cuando no monstruosas, violentas, exitantes
de sus mas bajos instintos y concupiscencias, configuradoras de monstruos
irracionales, egocéntricos, impulsivos, amorales e inmorales…
El hombre moderno occidental ha
perdido el sentido elevado de la palabra, que tenían los pueblos antiguos, que
conservaban en la memoria largos pasajes y discursos, meditados profundamente:
tradiciones orales y libros sagrados.
La palabra humana, si, simplemente
humana, es muy poderosa cuando se usa bien. Y también cuando se usa con
eficacia, para el mal. En todas las revoluciones se han usado palabras-talismán,
palabras mágicas que penetran en las mentes y las van configurando…
Libertad, igualdad, fraternidad….enseñó a la humanidad -estulta-, el 1789.
Saquen sus rosarios de nuestros
ovarios! Gritan las endemoniadas feministas
frente a la Catedral de Buenos Aires en sus reclamos y manifestaciones,
y portan pancartas con esas leyendas…
Son palabras humanas, inspiradas por un
poder preternatural si se quiere, el del Diablo.
También por la palabra grandes líderes
arengaron masas para grandes gestas épicas. Grandes filósofos configuraron
paradigmas durante la historia con la palabra. La palabra de hombres geniales
pero equivocados ha creado monstruosas construcciones políticas…
Dios también inspiró la Escritura, la
Tradición, fuentes de la Revelación en Palabra divina por medio de palabras
humanas. También hay iconografía sagrada, es cierto, que contribuye a la
Palabra: pero la Palabra es lo principal.
Esa Palabra divina es la Segunda
Persona de la Trinidad, el Hijo, Cristo mismo, como reza, imponente, en su
ritmo y cadencia majestuosa, el arcano
Prólogo del Evangelio de San Juan…
En el principio
existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella
estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo
nada de cuanto existe.
La Palabra, divina, obviamente todo lo
hace y lo seguirá haciendo. Es la fuerza y el dedo de Dios, podríamos decir en
un lenguaje muy cotidiano y sin pretensiones.
Pero la palabra humana también tiene
fuerza, como quisimos mostrar antes brevemente. Por lo tanto, una imagen
no vale mas que mil palabras para nosotros, los católicos verdaderos.
Esto no implica una soberbia de creerse
superior, sino la conciencia veraz de haber aceptado lo superior de Aquel que
es superior a todo; deseando, trabajando y orando para que los demás también lo acepten.
Aquello de que una imagen vale mas que
mil palabras, vale para el hombre
degradado, para el borrego-zombie masivo que ha perdido la facultad superior de
la reflexión y la contemplación seria y quieta, profunda. Pero para el hombre
bien centrado, que tiende a las aptitudes superiores de la humanidad, la
palabra vale mas que las imágenes. Incluso en el puro plano humano.
Una imagen vale mas que mil palabras
estúpidas y vanas, en todo caso; pero nunca va a valer mas que la palabra
sabia, inteligente, profunda, precisa; incluso sin salir del plano humano.
LA
PALABRA DE DIOS HACE MILAGROS, HACE TODO
La Palabra
de Dios transforma al hombre y la sociedad humana, en la medida que el hombre
la acepte y la ponga en práctica.
La
Palabra de Dios es mas que el universo entero, trascendente a él:
Cielo
y tierra pasarán, pero mi Palabra no pasará.
La
Palabra de Dios va mas allá de las leyes naturales y desde el plano eterno,
trascendente, produce eventos que las leyes naturales no explican ni contienen.
Por la
Palabra fue creado el universo. Por la Palabra el Señor adveniente en el último
Día, en Gloria y Majestad, resucitará a los muertos y los juzgará.
Por la
Palabra ya mostró su poder curando enfermos, expulsando demonios, perdonando
pecados, parando tormentas, resucitando muertos, como el del Evangelio de hoy:
<<Joven, a ti
te digo: Levántate>>. El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se
lo dio a su madre.
Aunque el maligno y estulto a
la vez progremodernismo ponga a Dios mas allá de todo fenómeno histórico y
niegue los milagros, los católicos tenemos clara la Omnipotencia de Dios y el
poder de su palabra y su acción en la historia humana. Dios es infinitamente
mas y distinto que la creación y la historia humana. Dios es realmente omnipotente.
La Palabra que crea el mundo, y
está mas allá de él, es mas que la creación del mundo; La Palabra que juzgará
al mundo, es superior a todo; la Palabra que resucita al hijo de la viuda de
Naím, es mas que el milagro hecho.
La Palabra es mas que el
milagro y los milagros: mas que millones de imágenes; incluso la palabra
humana, como sostuvimos antes.
Recordemos aquella lapidaria
frase del Evangelio que da primacía a la Palabra sobre el milagro:
Si no creen a
Moisés y a los Profetas, aunque un muerto resucite, no creerán.
También aquello de :
Si ustedes no ven
milagros no creen!
Y aquello de:
Si no me creen a
Mí, crean por lo menos en las obras…
(milagros)
Creemos que la Palabra es
superior y tiene primacía sobre los milagros; por eso vemos en este Evangelio
lo bello y edificante de ver el poder de la Palabra de Dios, antes que el
deslumbramiento de un hecho que está mas allá de las leyes naturales.
Sobre la compasión e inmenso
amor y misericordia de Cristo que resucita al único hijo de la pobre viuda,
consideramos que está todo dicho en el comentario de Castellani y las citas de
los Santos Padres.
La Palabra de Dios, volcada en
la Escritura, pero conservada y vivida en la Tradición -Fuentes de la
Revelación- e interpretada por el Magisterio fiel de la Iglesia, es nuestro
soporte y refugio; el Culto podría decirse que también forma parte de ella en
sentido amplio. Eso es lo que vale para nosotros, superior a cualquier imagen,
y cualquier discurso humano por atractivo que parezca.
NOTAS
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