sábado, 21 de septiembre de 2019

XV DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS


XV DOMINGO DESPUES DE PENTECOSTÉS
II clase, verde
Gloria, Credo y prefacio de la Santísima Trinidad

Con este Domingo suele coincidir en los maitines la lectura del libro sagrado de Job de aquel venerable patriarca, piadoso y rico, de la tierra de Idumea, a quien Satanás quiso tentar, con ánimo dañado de ver si realmente servía a Dios con desinterés, o bien porque le había colmado de honores y de hacienda.   Satanás, que nunca está ocioso y tiene ordenadas todas sus huestes para tentar a los pobres mortales, se presenta a Dios cierto día y le pide permiso para tentar a Job y privarle de sus riquezas, de la consideración y fama que tenía y de su misma salud corporal, y así sucedió.   En poco tiempo, Job lo fué perdiendo todo, y vióse precisado a limpiarse sus purulentas llagas, desnudo sobre un inmundo basurero.   También la Iglesia pide hoy que nos veamos continuamente defendidos contra los asaltos rabiosos del demoniode ese eterno homicida, que nos sorbería la sangre si posible le fuese y acabaría en un solo día con todos los hombres.   La tentación vendrá también para nosotros, pues el ángel de Satanás azotó al mismo S. Pablo. Pero en medio de todo saldremos triunfadores por la esperanza firme que tenemos en la poderosa ayuda de Aquél que nos amó, de Aquél de quien el santo Job decía: "Yo bien sé que mi Redentor vive, y que en el último día he de resucitar de la tierra, y que estos mismos ojos le contemplaránUn día también oiré la voz de Dios, el cual alargará su diestra al que es obra de sus manos. Pasada la prueba, en la cual fué hallado fiel servidor, Job recibió por duplicado todo lo que antes había poseído. Pues bien, la Iglesia, representada en Job, pide hoy a Dios que la purifique, ampare, salve y gobierne. Con el Salmista exclama: "Inclina, Señor, tus oídos y óyeme, porque soy pobre e indigente Luego con el Salmo del Ofertorio, y haciéndose eco del santo Job, dice también: "He esperado al Señor, y al fin me ha mirado y ha oído mi oración, y ha puesto en mis labios un cántico nuevo, el cántico de las almas cristianas resucitadas a la vida de la gracia. Por lo cual justo y " bueno es alabar al Señor y pregonar sus misericordias"Él es verdaderamente un Dios grande y Rey grande sobre toda la tierra. La Epístola refiérese enteramente a la vida sobrenatural, que el Espíritu Santo dió a las almas en las fiestas de Pentecostés. "Si vivimos a impulsos del Espíritu Santo, obremos como movidos por Él", siendo por lo mismo humildes, mansos y caritativos con los que pecan, máxime al considerar que nosotros mismos somos flacos, y tal vez más que ellos; razón por la cual S. Felipe Neri decía todos los días al Señor: "Señor, tenedme de vuestra mano; porque si no, capaz soy de haceros traición". Repasemos esa Epístolaporque en ella se encierran muchas y muy prácticas y saludabilísimas enseñanzas, análogas a las del Evangelio, que es hoy el de la resurrección del hijo de la viuda de Naín. Esa viuda representa a la santa Iglesia que llora también a tantos hijos suyos muertos, muertos a la vida de la gracia por el pecado. Pero viene el Verbo divino, viene Jesús, y adivinando sus ruegos, los resucita mediante la confesión sacramental; y para que no vuelvan a morir eternamente, deposita en sus mismos cuerpos mortales un germen, una medicina de inmortalidad que les permita resucitar en el día postrero.
...
Llámase este domingo el del hijo de la viuda de Naím, cuya milagrosa resurrección es el asunto del Evangelio de la Misa.
La Epístola  de este día es continuación de la que se leyó en la Dominica precedente. San Pablo da en ella instrucciones circunstanciadas acerca de la moral cristiana, con tal precisión, que en pocas palabras indican las normas que en su conducta han de observar los fieles. La vida espiritual, vida de pureza y santidad, de caridad y buenas obras, de sinceridad y buena conciencia, delante de Dios y de los hombres, esto es lo que el Apóstol predica y nosotros debemos practicar con el auxilio divino.

El Introito es una corta pero afectuosa oración que el alma dirige a Dios, animada de una vida confianza en su misericordia. El Evangelio nos recuerda un pensamiento muy saludable, el pensamiento de la muerte. Como el grupo de los que acompañaban al hijo difunto de la viuda de Naím, detengámonos algunos instantes delante del cadáver de ese joven muerto en la flor de la vida, pidiendo al Señor que, así como se le restituyó con el poder de su divina palabra, haga renacer en nuestro espíritu toda las presuntas enseñanzas que este espectáculo se desprenden. Supliquemos que de nuevo llamé a la vida de la gracia a tantos que de ella están privados, que el Sacramento de su Cuerpo y Sangre nos proteja contra los ataques diabólicos (Secreta), y que su operación así se muestre en nuestras almas y en nuestros cuerpos, que no sea la sensualidad sino la virtud divina del Sacramento, la que gobierne y dirija nuestras obras y sentimientos, como le suplicamos en la Poscomunión. (1)


TEXTOS DE LA SANTA MISA
Introito. Salm. 85.1-4.- Inclina Señor, tu oído a mis súplicas, y escúchame; salva, Dios mío, a tu siervo, que espera en ti; ten piedad de mi, .Señor, porque a ti clamo todo el día. Salmo.- Alegra el alma de tu siervo, porque a ti, Señor, tengo ele­vada mi alma. V/. Gloria al Padre.
Colecta.-  
Purifica, Señor, y fortalece a tu iglesia con una continua misericordia; y ya que sin ti no puede mantenerse salva, haz que sea siempre gobernada por tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Epístola. Gál. 5.25-26; 6.1-10
Hermanos: Si vivimos del Espíritu, sigamos también al Espíritu. No seamos ávidos de vanagloria, hostigándonos y envidiándonos mutuamente. Hermanos, si alguno incurriere en algún delito, vosotros, que sois espirituales, amonestadle con espíritu de mansedumbre. Y cuídate tú, que también tú puedes ser tentado. Sobrellevaos mutuamente, y así cumpliréis la ley de Cristo. Porque si alguno cree ser algo, no siendo nada, él mismo se engaña. Mas pruebe cada cual su obra, y así tendrá gloria sólo en sí mismo, y no en otro; porque cada cual llevará su propia carga. Y el que es enseñado en la palabra asista con todos sus bienes al que le enseña. No os engañéis: a Dios no se le puede burlar. Lo que siembre el hombre, eso cosechará. Y así, el que siembra en su carne, de la carne cosechará corrupción; mas el que siembra en el espíritu, del espíritu cosechará la vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo recoge­remos el fruto, si no desfallecemos. y así, mientras tenemos tiempo, hagamos bien a todos, y mayormente a nuestros hermanos en la fe.
Gradual. Salm. 91 2-3.- Bueno es alabar al Señor y cantar a tu nombre, ¡oh Altísimo! V/ Anunciar desde la mañana tu misericordia, y tu fidelidad hasta por la noche.
Aleluya. Salm. 94.3.-  Aleluya, aleluya. V/. Porque el Señor es Dios grande, y Rey grande sobre toda la tierra. Aleluya.
Evangelio. Luc. .7.11-16.-  
En aquel tiempo iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, y caminaban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, se compadeció de ella y le dijo: «No llores». Y acercándose al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!». El muerto se incorporó y empezó a hablar, y se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos de temor, daban gloria a Dios, diciendo: «Un gran Profeta ha surgido entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo».
Ofertorio. Salm. 39.2-4.-  Con paciencia aguardé al Señor, y volvió a mi su mirada y oyó mi ruego; y puso en mi boca un cántico nuevo, un himno en loor de nuestro Dios.
Secreta.- Señor! que tus sacramen­tos nos guarden, y defiendan siempre contra las asechanzas del demonio. Por nuestro Señor.
Prefacio de- la Santísima Trinidad.-  En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu  Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz: Santo...
Comunión. Juan 6.52 .- El pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo.
Poscomunión.-  Que la virtud de este don celestial, Señor, penetre nuestras almas y cuerpos, para que no sea nuestro modo de ver, sino su efecto el que prevalezca siempre en nosotros. Por nuestro Señor.

COMENTARIO
Como habitualmente, reproducimos el comentario del Padre Castellani, luego los Santos Padres y luego algunas consideraciones nuestras sobre temas de actualidad que creemos vinculados con algún punto del Evangelio de hoy.

COMENTARIO DEL PADRE CASTELLANI
DOMINGO DECIMOQUINTO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS [Lc 7 11-16] Lc 7, 11-I 7 “El primer encuentro de Jesús con la Muerte”, llaman a este evangelio de la Resurrección en Naím. Pero en realidad, Jesús había topado con la muerte un poco tiempo antes, en Nazareth, cuando los Capitostes, los Magnates y los Sinagogos lo habían llevado al filo del barranco que bordea su ciudad natal para arrojarlo al vacío; de los cuales escapó sin hacer ningún milagro –nunca hizo en favor suyo milagro alguno– sino escabulléndose, como narra Lucas IV. Y el furor de sus paisanos fue porque “allí no había hecho ningún milagro”: furor sacrílego como se ve, porque así reconocían que él podía hacer milagros, y por tanto venía de Dios. Bárbaros estos judíos. La lección del profeta Isaías que prenuncia los milagros del Mesías, fue la que Cristo leyó en la sinagoga nazaretana, añadiendo simplemente: “Esta profecía se ha cumplido ya entre nosotros.” Isaías enumera allí “pobres, cautivos, ciegos y heridos”; no incluye resurrección de muertos. Poco después del Sermón Montano, en el Segundo Ministerio Galileo, vino la resurrección del innominado que llamamos con el largo nombre de “Hijo Único de la Viuda de la Ciudad de Naím”. Nadie le rogó o exigió que lo hiciera, se conmovió por las lágrimas de la madre: detuvo con la mano el portaféretro llevado por cuatro hombres, dio un mandato imperioso, y el joven se incorporó y comenzó a hablar. Era en las afueras de la ciudad, en el lugar donde se cavaban los` sepulcros. “Y se lo entregó a su madre.” El evangelio registra la conmoción de la turba: “se asustaron, alabaron a Dios y dijeron: un gran profeta ha aparecido: Dios ha acogido de nuevo a su pueblo”. Y añade que corrió la voz por toda Judea y sus aledaños. “¿Qué es esto? ¿Cuándo se ha oído nunca que un hombre pueda resucitar muertos?”. Cristo no oró largamente, ni se echó sobre el cuerpo del difunto, como el profeta Elías sobre el otro hijo de la otra viuda de Sarepta: simplemente gritó: “Yo te lo mando”; y fue obedecido. ¿Mandó a quién? ¿Al joven? ¡Mandó a la Muerte! Resucitar un muerto no es una broma. Los incrédulos cuando van a Lourdes dicen que “no conocemos bien las leyes naturales”. La serie de escuelas sucesivas y contrarias de “alta crítica exegética” racionalista lo arreglan todo, hasta que llegan a la Resurrección. “¿Un paralítico? Hay parálisis nerviosa. ¿Un epiléptico? Sugestión. ¿Un leproso? El diagnóstico de la lepra es difícil y en aquellos tiempos... No sabemos bien hasta donde llega la fuerza de la sugestión.” Pero cuando llegamos a un muerto, sabemos bien hasta donde NO llega. Por tanto: “suprimir la resurrección, suprimir la resurrección o estamos fritos...” es la voz de orden de estos seudosabios, desde H. S. Reimarus en 1768 hasta Santayana en nuestros días: la misma voz de los fariseos, que quisieron suprimir la resurrección suprimiendo al resucitado, pues “pensaron dar la muerte [de nuevo] a Lázaro”. Insensatos. Un resucitador es una cosa muy seria: podría resucitar el Paraíso Terrenal. ¿Se imaginan ustedes lo que podría en el mundo un tipo con poder de resucitar muertos? Podría cambiar la faz del mundo. Pues bien, eso tiene que venir puesto que Cristo tiene que Volver. Si uno suprime la promesa parusíaca del Retorno de Cristo, no queda absolutamente nada del Evangelio en pie: es la arquitrabe de todo el edificio. Cristo Resucitado volverá para resucitarnos. Un solo resucitado que no pudiera ya ni morir ni sufrir, podría reírse en la cara del Emperador Calígula y toda su corte; y muchísimas otras cosas. El dramaturgo Eugenio O'Neil desarrolló esa idea en su drama Lázaro ríe, por más que, desgraciadamente, desde el segundo acto, el ateísmo de O'Neil le enturbia la idea, y el drama termina en forma que no responde al grandioso comienzo. En realidad Lázaro resucitado e invulnerable puede conquistar el mundo entero, si quiere. Hace unos tres años dirigí a un comunista militante y dirigente, pero de buena voluntad, una carta de la que voy a transcribir una página: ... Los fariseos han tenido cría. Y la cría de los fariseos –esa palabra justamente usó Cristo, “esta cría mala y adúltera”– naturalmente debe temblar de que “Cristo vuelva”: no han tenido nunca mayor enemigo. Y así naturalmente niegan que haya resucitado, y con mayor razón, niegan que vuelve”... Supongamos que Cristo “vuelve” ¿podría arreglar todo este desarreglo de hoy? ¡Pero seguramente! ¡Un “hombre” resucitado, contra todos estos pobres piojos resucitados! El dramaturgo yanqui O'Neil hizo un drama que usted conoce, Lázaro ríe, en que desarrolla las consecuencias posibles de la hipótesis de “un hombre resucitado”. ¡Ese hombre es más poderoso que los Césares, es el poder andando! O'Neil lo hunde al fin en la confusión, porque justamente él vivía en confusión –y el artista trabaja con el material de su autoexperiencia– pues sin la fe ese caso para él no era más que una “suposición”: una fantasía, un mito. Pero ¡si eso llega a ser real! Un hombre que solamente pueda curar los enfermos y multiplicar los panes y los peces se vuelve ipsofacto el economista más grande del mundo: Jesucristo resucitado se vuelve un economista más grande que Franklin y Domingo Faustino Sarmiento. ¡Adiós bancos, adiós fronteras, adiós ejércitos, adiós guerras! Adiós, Pecado. Adiós Muerte. Yo no soy milenarista, y por eso no quiero hacer aquí el cuadro de “lo que sería” este mundo gobernado durante mil años por los resucitados; por un Resucitado; sin embargo el gran novelista suizo Ramuz lo ha hecho en un librito, Joie daos la Terre, que confieso me gusta grandiosamente, aunque no acepto la teología de este hijo de Calvino. Muchas personas se confortan y sustentan –la imaginación es el sustentáculo de la esperanza– con esa imaginación, que está en el capítulo XX del Apokalypsis. Yo no la enseño, pero la respeto, como respeto los cuentos de hadas; y muchísimo más por cierto. Pero yo no la necesito: me basta para mi Esperanza imaginar lo que sería el Mesías retornado, no ya “en gloria y majestad” y como Monarca del Mundo, sino simplemente más o menos como era cuando andaba en la tierra predicando, o como después de su resurrección, traveseando amablemente pero en serio con sus Apóstoles – con los Once Palurdos–. “ Jesús en Buenos Aires!”, como soñaba nuestro común desdichado amigo Enrique Méndez Calzada. Eso basta. Así como una chispa sola puede originar el mayor incendio, así como una sola bomba atómica puede desencadenar el incendio del Universo –según dicen los sabios, aunque yo no les creo– así un solo Resucitado, el “Primogénito de entre los Muertos”, que dice San Pablo, puede tranquilamente y sin prisas incendiar de gozo todo el Universo, ese vencedor de la Muerte y Principio de la Resurrección. Poder, puede: no lo dude usted. He aquí que he llegado yo después de mucho camino, con usted o sin usted –porque no sé si me ha dejado durante– al plano religioso desde el plano ético, que es el suyo; y el pasadizo es “el humor” enseña Kirkegor; y por cierto, a lo más crudo y duro de todo el plano religioso y a lo fundamental en él, a la inmortalidad y a la resurrección. Los comunistas quieren ustedes nada menos que la resurrección del mundo; yo también; y lo que es más, “la espero”. Pero discrepamos en que ustedes quieren la resurrección sin muerte; y yo me he resignado a la muerte. Hace mucho tiempo, creo que cuando era muy chico, la muerte llamó y yo abrí, y se ha aposentado en mí. No sé cuando. La muerte la fe. La fe es como una muerte. No se puede negar que es una especie de muerte, como usted la llama en su carta un reniego de “esta” vida; no de la Vida en general de esta hija de perra de vida. San Pablo llama a la Fe “morir en Cristo y resucitar espiritualmente en Cristo por el bautismo”. El rudo tarsense se imagina el bautismo como un ahogarse en una piscina llena de la sangre de Cristo –y de Adán– para resucitar otro hombre, “el hombre nuevo”, metáfora poco moderna que horroriza a Aldous Huxley... y a Eduardo Mallea. Naturalmente, todo lo que horroriza a Aldous Huxley, y viceversa, horroriza, y viceversa, a Eduardo Mallea... Sigue la carta con un análisis de cómo nació la Fe en mi; pero creo que con esto basta. En resumen, pasó un Resucitador por el mundo y nació en el mundo una esperanza más grande que todos los siglos; la cual no morirá. Uno que ya no tenía esperanza ha escrito: “Jesús es simplemente la esperanza más grande que ha pasado por la Humanidad”... Oh, Renán, escucha: No ha pasado. (Hasta acá Castellani) (2)

SANTOS PADRES

San Cirilo
El Señor obra prodigio sobre prodigio. Y mientras que antes había venido llamado, ahora viene sin que lo llamen. Por lo que se dice: "Y aconteció después que iba a una ciudad llamada Naim".
Beda
Naim es una ciudad de Galilea que dista dos leguas 1 del monte Tabor. Por permisión divina acompañaba una gran turba al Señor para que presenciase el milagro tan grande que iba a hacer. Por lo que sigue: "Y sus discípulos iban con El, y una grande muchedumbre de pueblo".
San Gregorio Niceno Tract. de anima et resurrectione, post medim
Aprendamos del Salvador la experiencia de la resurrección no tanto en las palabras como en sus obras. Empieza por milagros menores a fin de preparar nuestra fe para otros mayores. Empieza a ejercer el poder de la resurrección en la enfermedad desesperada del siervo del centurión. Después, con un acto de mayor poder conduce a los hombres a la fe de la resurrección, resucitando al hijo de una viuda que era llevado al sepulcro. Por lo que se dice: "Y cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban fuera a un difunto, hijo único de su madre".
Tito Bostrense
Podría decirse del siervo del centurión que no había de morir. Pero para reprimir ese lenguaje temerario, Jesucristo salió al encuentro de aquel joven que ya era difunto, hijo único de una viuda. Por lo que sigue: "La cual era viuda. Y venía con ella mucha gente de la ciudad".
San Gregorio Niceno De homini opificio
Estas pocas palabras expresan la intensidad de su dolor. Era madre viuda y ya no esperaba tener más hijos ni tenía otro a quien mirar en lugar del difunto. Solamente había criado a éste, y él solo constituía la alegría de la casa. El solo era toda la dulzura y todo el tesoro de la madre.
San Cirilo
Digno era de compasión este dolor y bien capaz de excitar el llanto y las lágrimas. Por lo que sigue: "Y luego que la vio el Señor, movido de misericordia por ella, le dijo: No llores".
Beda
Como diciendo: No le llores ya como muerto porque dentro de muy poco lo verás resucitar.
San Crisóstomo
Consolando así la tristeza y haciendo cesar las lágrimas nos enseña a consolarnos de la pérdida de nuestros difuntos esperando su resurrección. Toca, pues, el féretro, saliendo la vida al encuentro de la muerte. Por lo que sigue: "Y se acercó", etc.
San Cirilo
No hizo este milagro con sólo la palabra, sino que también tocó el féretro, para que comprendamos la eficacia del sagrado Cuerpo de Jesús para la salud de los hombres. Es, en efecto, el cuerpo de vida y la carne del Verbo omnipotente, de quien viene la virtud. Pues así como el hierro unido al fuego produce los efectos del fuego, así la carne, una vez unida al Verbo que da vida a todas las cosas, se hace también vivificadora y expulsiva de la muerte.
Tito Bostrense
El Señor no era semejante a Elías, que lloraba la muerte del hijo de la viuda de Sarepta ( 1Re 17), ni como Eliseo, que aplicó su mismo cuerpo al cuerpo de un difunto, ( 2Re 4) ni como San Pedro, que rogó por Thabita ( Hch 9), sino que El es quien llama a lo que no existe como a lo que existe ( Rom 4); que puede hablar a los muertos como a los vivos. Por lo que sigue: "Y dijo: Mancebo", etc.
San Gregorio Niceno
Esta palabra "mancebo" indica la flor de la edad, cuando empieza a apuntar la barba. Aquel que poco antes era la alegría y la dulzura de las miradas de su madre la cual suspiraba ya por la alegría de sus esponsales, y le contemplaba como el propagador de su raza, el vástago de su posteridad y el báculo de su vejez.
Tito Bostrense
Inmediatamente se levanta aquel a quien se dirige esa orden. Al poder de Dios nada resiste; no hay ninguna tardanza, ni tampoco oraciones. Por lo que sigue: "Y se sentó el que había estado muerto, y comenzó a hablar. Y le dio a su madre". Indicios son éstos de verdadera resurrección, pues un cuerpo muerto no puede hablar ni tampoco la mujer hubiese llevado a su casa un hijo muerto e inanimado.
Beda
Dice el evangelista que el Señor se movió primero a misericordia cuando vio a la madre y que después resucitó al hijo para darnos, por un lado, un modelo de misericordia y, por el otro, un motivo de creer en su poder maravilloso. Por lo que sigue: "Y tuvieron todos grande miedo, y glorificaban a Dios", etc.
San Cirilo
Este gran milagro se obró en un pueblo insensible e ingrato; porque poco tiempo después no creía que fuese profeta, ni que sirviera para utilidad del pueblo. Sin embargo, este milagro no se ocultó a ningún habitante de la Judea. Por lo que sigue: "Y la fama de este milagro corrió por toda la Judea", etc.
Ambrosio
Es oportuno notar que se cuentan siete resurrecciones antes de la de Jesucristo. De las cuales la primera es la del hijo de Sarepta ( 1Re 17); la segunda es la del hijo de la Sunamitis ( 2Re 4); la tercera es la que se verificó con las reliquias de Eliseo ( 2Re 3); la cuarta, la que se verificó en Naim, como aquí se dice; la quinta es la de la hija del príncipe de la sinagoga ( Mc 5); la sexta, la de Lázaro ( Jn 50); la séptima, en la pasión de Cristo, durante la cual resucitaron muchos cuerpos de santos ( Mt 27); la octava es la de Jesucristo, el cual, vencedor de la muerte, permanece siempre, para significar que la resurrección general que ha de tener lugar en la octava edad, no estará sujeta a la muerte sino que permanecerá indisoluble.
Beda
El difunto que se levantó a la vista de muchos fuera de las puertas de la ciudad, representa al hombre adormecido en el féretro de mortales culpas, y la muerte del alma, que no yace aun en el lecho del corazón, pero que se exhibe a noticia de muchos por sus palabras y sus obras (como por las puertas de la ciudad). Cada uno de los sentidos de nuestro cuerpo es como la puerta de una ciudad. El cual se llama hijo único de su madre, porque la Iglesia, compuesta de muchas personas, es sin embargo única madre. Que la Iglesia es viuda, lo reconoce toda alma que ha sido rescatada con la muerte del Señor.
San Ambrosio
Esta viuda, rodeada por una multitud de pueblo, nos parece algo más que una mujer; ella ha obtenido por sus lágrimas la resurrección del adolescente, su hijo único, el que es llamdo a la vida desde el cortejo fúnebre. A Ella se le prohibe llorar al que se le reservaba la resurrección.
Beda
O se confunde el dogma de Novato, el cual, queriendo abolir la purificación de los penitentes, niega que la Iglesia nuestra madre, llorando sobre la muerte espiritual de sus hijos, deba consolarse con la esperanza de devolverles la vida.
San Ambrosio
Este muerto era llevado en las cuatro materias elementales, sin embargo tenía la esperanza de resucitar porque iba al sepulcro en un lecho de madera -esta madera, aunque antes no nos aprovechaba, después de que Jesucristo murió sobre ella, empezó a darnos la vida-, para que sirviese de señal de que había de darse la salud al pueblo por medio del sacrificio de la cruz. En efecto, nosotros aisladamente yacemos sin vida, cuando el fuego de una pasión inmoderada nos consume, o el agua helada de la indiferencia nos inunda, o un estado perezoso de nuestro cuerpo terrestre amortigüa el vigor de nuestro espíritu.
Beda
O el féretro, en que es llevado muerto, representa la conciencia del pecador, que desconfía de la enmienda; los que le llevan al sepulcro son los deseos inmundos o las adulaciones de sus amigos, los cuales se detienen en cuanto Jesús toca el féretro. Su conciencia, tocada por el temor del juicio divino, vuelve sobre sí, refrenando sus pasiones, rechazando las alabanzas, y respondiendo al Salvador cuando le llama.
San Ambrosio
Si es tu pecado grave y no puedes lavarlo con las lágrimas de la penitencia, que llore por ti nuestra madre la Iglesia; que la turba te asista, y resucitarás de la muerte, dirás palabras de vida, todos temerán (con el ejemplo de uno se corrigen muchos), y también alabarán al Señor porque se ha dignado concedernos tan grandes remedios para evitar la muerte.
Beda
El Señor ha visitado a su pueblo no una vez sola revistiendo de carne a su Verbo, sino enviándole con frecuencia a los corazones de los hombres.
Teofilacto
Por esta viuda se puede también entender el alma que pierde a su esposo; esto es, la divina palabra. Su hijo es el entendimiento que es llevado fuera de la ciudad de los que viven. El lecho es su propio cuerpo a quien algunos han llamado sepulcro. Pero cuando el Señor lo toca, se levanta, se rejuvenece y, levantándose del pecado, empieza a hablar y a enseñar a otros, pues sin eso no se le creería.


COMENTARIO

En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.




CIELO Y TIERRA PASARÁN, PERO MIS PALABRAS NO PASARÁN..


El hombre occidental viene experimentando una degradación, una cretinización han llamado algunos; una deturpación de la imagen de Dios en él. La Revolución anticristiana lleva a cabo un intenso adoctrinamiento por medio de la cultura políticamente correcta, los mass media, la música, el arte, hasta el Sistema de Salud, que se especializa hoy en tratar síntomas, porque se ha convertido en un gran negocio también: la consigna parece ser, no curar, sino estirar enfermedades a la cronicidad, para vender mas medicamentos; vender…vender..buscar solución rápida para ocultar, enmascarar síntomas molestos y seguir con el loco aturdimiento sintiéndose bien…hay que estar en movimiento, movimiento, no parar….el espectáculo debe continuar…la vida está en la actividad, en el movimiento, (búsqueda del Ser en la acción?) aunque sean totalmente estúpidos y vacíos de entidad profunda…; hay que sentirse bien..hasta la alimentación se ha vuelto dudosa..los alimentos envasados, que contienen sustancias extrañas, los transgénicos…Sobre la corrección política y la reingeniería social anticristiana, el movimiento laicista secularista,  en el cual la normatividad de los Estados pone un corset que presiona para toda esta degradación, además de lo decididamente inmoral:…Genero, aborto, eutanasia, pedofilia…laicismo opresivo para la religión católica…. Donde quedó la estúpida euforia optimista conciliar, ingénua y suicida además de infiel, de la libertad religiosa con un estado sánamente laico y neutro que garantizaría el perfecto pluralismo equitativo y la libertad religiosa.?
Los adelantos tecnológicos se suman a esta conspiración de idiotización síquica y moral, de infantilización, hasta de amariconamiento, desvirilización…tablets, smartphones que atrapan todo el día al hombre, títulos, conversaciones fútiles, títulos, clichés repetidos, discursos cortos y livianos, mentalidad light, frivolidad, fotos, imágenes, imágenes y mas imágenes…Games informáticos, games y mas games, reacciones automáticas y rápidas…toma Coca Cola y sentite bien…
El lenguaje también se degrada y pierde altura, palabras sagradas se vacían de su contenido sacro y transmiten vanidades o estupideces…
Hasta la estructura jerárquica de la iglesia y su clerecía ha caído en este adoctrinamiento degradante del hombre por parte del Sistema, de la Revolución,  a partir del II Concilio Vaticano, en el cual se dejó de lado el lenguaje preciso y serio teológico, que usó siempre la Iglesia, para adoptar la vaguedad, la ambigüedad y el eufemismo dulzón y grandilocuente, humanista, que a veces roza el idealismo de mitín político…
El hombre se acostumbra a percepciones cercanas a los sentidos pero no usa el entendimiento en profundidad. El cerebro se acostumbra a reacciones rápidas y mecánicas…pero pierde capacidad de concentración y reflexión. La voluntad se acostumbra a recibir imágenes y clichés ya digeridos, de manera casi acrítica; solo se critica lo que el Sistema y su Corrección Política critica, pues este provee de la crítica ya digerida y servida para que el borrego zombie, el hombre-masa, la degluta suávemente sin esfuerzo, la incorpore…y se sienta disuelto y a gusto en la gran mayoría, en lo políticamente correcto…panacea de la Democracia..ahí está como debe estar: no corre peligro…Lo peligroso es salirse de la masa, de la mayoría, de la corrección política, de la Opinión en boga, de lo que piensan y eligen todos…lo que se lleva hoy..
El imperativo es estar en actividad….
Todo esto lleva a una incapacidad de recogerse en sí mismo y reflexionar: esto da miedo: en la quietud de la reflexión me puedo encontrar con alguna verdad que me causa pavor…
Se ha perdido el sentido común de saber que la contemplación y la reflexión profundas dotan de racionalidad, sentido y meta a la actividad; el Ser produce Hacer eficaz, fructuoso. Por lo contrario el hombre moderno degradado busca hacerse en el hacer ciego, activismo vano, correr tras el viento
Maria de Betania ha desaparecido junto con Cristo: solo queda una alienada, chiquilina y aturdida Marta…
Imágenes, imágenes y mas imágenes, antes que considerar largos discursos leídos sobre realidades verdaderamente importantes, religiosas o filosóficas…
Es común escuchar lo siguiente:

una imagen vale mas que mil palabras…

No se puede negar que para este hombre decadente occidental, esto es verdad. Pero es porque ha perdido el estrato superior humano de la reflexión quieta y profunda; del arte superior de la palabra: si: aún estamos en el ámbito de la palabra humana. El hombre profundo piensa en imágenes pero en palabra también. Un idioma complejo y rico permite un pensamiento elevado, complejo, rico y con gran capacidad de transmisión de realidades complejas con gran precisión….el latín por ejemplo..
El acostumbrarse a usar con precisión las palabras y el discurso es un gran entrenamiento para la mente, como un ayuno y austeridad para el espíritu, que también sirve para el cuerpo cuando se hace adecuadamente.
El leer o escuchar discurso preciso, elegante, conciso, sensato y edificante pone en juego en el hombre facultades superiores a las de absorber imágenes. Incluso si estas imágenes son constructivas. De mas está decir que la cultura moderna provee por sus mass-media al hombre-masa, borrego-zombie, una batería amplia de imágenes-basura, banales, vanas, pueriles, estúpidas, cuando no monstruosas, violentas, exitantes de sus mas bajos instintos y concupiscencias, configuradoras de monstruos irracionales, egocéntricos, impulsivos, amorales e inmorales…
El hombre moderno occidental ha perdido el sentido elevado de la palabra, que tenían los pueblos antiguos, que conservaban en la memoria largos pasajes y discursos, meditados profundamente: tradiciones orales y libros sagrados.
La palabra humana, si, simplemente humana, es muy poderosa cuando se usa bien. Y también cuando se usa con eficacia, para el mal. En todas las revoluciones se han usado palabras-talismán, palabras mágicas que penetran en las mentes y las van configurando…

Libertad, igualdad, fraternidad….enseñó a la humanidad -estulta-, el 1789.

Saquen sus rosarios de nuestros ovarios! Gritan las endemoniadas feministas frente a la Catedral de Buenos Aires en sus reclamos y manifestaciones, y portan pancartas con esas leyendas…

Son palabras humanas, inspiradas por un poder preternatural si se quiere, el del Diablo.
También por la palabra grandes líderes arengaron masas para grandes gestas épicas. Grandes filósofos configuraron paradigmas durante la historia con la palabra. La palabra de hombres geniales pero equivocados ha creado monstruosas construcciones políticas…
Dios también inspiró la Escritura, la Tradición, fuentes de la Revelación en Palabra divina por medio de palabras humanas. También hay iconografía sagrada, es cierto, que contribuye a la Palabra: pero la Palabra es lo principal.
Esa Palabra divina es la Segunda Persona de la Trinidad, el Hijo, Cristo mismo, como reza, imponente, en su ritmo y cadencia majestuosa, el  arcano Prólogo del Evangelio de San Juan…

En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.

La Palabra, divina, obviamente todo lo hace y lo seguirá haciendo. Es la fuerza y el dedo de Dios, podríamos decir en un lenguaje muy cotidiano y sin pretensiones.
Pero la palabra humana también tiene fuerza, como quisimos mostrar antes brevemente. Por lo tanto, una imagen no vale mas que mil palabras para nosotros, los católicos verdaderos.
Esto no implica una soberbia de creerse superior, sino la conciencia veraz de haber aceptado lo superior de Aquel que es superior a todo; deseando, trabajando  y orando para que los demás también lo acepten.
Aquello de que una imagen vale mas que mil palabras,  vale para el hombre degradado, para el borrego-zombie masivo que ha perdido la facultad superior de la reflexión y la contemplación seria y quieta, profunda. Pero para el hombre bien centrado, que tiende a las aptitudes superiores de la humanidad, la palabra vale mas que las imágenes. Incluso en el puro plano humano.
Una imagen vale mas que mil palabras estúpidas y vanas, en todo caso; pero nunca va a valer mas que la palabra sabia, inteligente, profunda, precisa; incluso sin salir del plano humano.

LA PALABRA DE DIOS HACE MILAGROS, HACE TODO
La Palabra de Dios transforma al hombre y la sociedad humana, en la medida que el hombre la acepte y la ponga en práctica.
La Palabra de Dios es mas que el universo entero, trascendente a él:
Cielo y tierra pasarán, pero mi Palabra no pasará.
La Palabra de Dios va mas allá de las leyes naturales y desde el plano eterno, trascendente, produce eventos que las leyes naturales no explican ni contienen.
Por la Palabra fue creado el universo. Por la Palabra el Señor adveniente en el último Día, en Gloria y Majestad, resucitará a los muertos y los juzgará.
Por la Palabra ya mostró su poder curando enfermos, expulsando demonios, perdonando pecados, parando tormentas, resucitando muertos, como el del Evangelio de hoy:
<<Joven, a ti te digo: Levántate>>. El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre.
Aunque el maligno y estulto a la vez progremodernismo ponga a Dios mas allá de todo fenómeno histórico y niegue los milagros, los católicos tenemos clara la Omnipotencia de Dios y el poder de su palabra y su acción en la historia humana. Dios es infinitamente mas y distinto que la creación y la historia humana.  Dios es realmente omnipotente.
La Palabra que crea el mundo, y está mas allá de él, es mas que la creación del mundo; La Palabra que juzgará al mundo, es superior a todo; la Palabra que resucita al hijo de la viuda de Naím, es mas que el milagro hecho.
La Palabra es mas que el milagro y los milagros: mas que millones de imágenes; incluso la palabra humana, como sostuvimos antes.
Recordemos aquella lapidaria frase del Evangelio que da primacía a la Palabra sobre el milagro:
Si no creen a Moisés y a los Profetas, aunque un muerto resucite, no creerán.
También aquello de :
Si ustedes no ven milagros no creen!
Y aquello de:
Si no me creen a Mí, crean por lo menos en las obras… (milagros)
Creemos que la Palabra es superior y tiene primacía sobre los milagros; por eso vemos en este Evangelio lo bello y edificante de ver el poder de la Palabra de Dios, antes que el deslumbramiento de un hecho que está mas allá de las leyes naturales.
Sobre la compasión e inmenso amor y misericordia de Cristo que resucita al único hijo de la pobre viuda, consideramos que está todo dicho en el comentario de Castellani y las citas de los Santos Padres.
La Palabra de Dios, volcada en la Escritura, pero conservada y vivida en la Tradición -Fuentes de la Revelación- e interpretada por el Magisterio fiel de la Iglesia, es nuestro soporte y refugio; el Culto podría decirse que también forma parte de ella en sentido amplio. Eso es lo que vale para nosotros, superior a cualquier imagen, y cualquier discurso humano por atractivo que parezca.


NOTAS 


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