LA DEDICACIÓN DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL
29 de septiembre
I clase, blanco
Gloria y Credo
Esta
fiesta recuerda la dedicación del templo en su honor en la vía Salaria de la
ciudad de Roma. San Miguel Arcángel es el gran defensor de la Iglesia, el Príncipe
de la milicia celestial; el que tiene la especial misión de presentar las almas
al Señor en el momento de la muerte, poderoso intercesor contra el poder del
demonio.
Su celo,
su fidelidad para con Dios y su fortaleza inspiró valentía en los demás ángeles
quienes se unieron a su grito de nobleza: "¿Quién como Dios?" –esto
significa su nombre- ante el “Non serviam” de Satanás.
San
Francisco de Sales decía que "la veneración a San Miguel es el más grande
remedio en contra de la rebeldía y la desobediencia a los mandamientos de Dios,
en contra del ateísmo, escepticismo y de la infidelidad." Precisamente,
estos vicios son muy evidentes en nuestros tiempos. Como individuos, como
naciones, como Iglesia, estamos en gran batalla espiritual. Es nuestro deber de
amor usar todas las armas espirituales para batallar con amor, fortaleza y
astucia. Acudamos con fe y confianza a su intercesión. (NOTA 1)
INTROITO Sal
102, 20. 101, 1.
BENEDÍCITE DÓMINUM, omnes Angeli ejus:
poténtes virtúte, qui fácitis verbum ejus, ad audiéndam vocem sermónem ejus. V/.Bénedic, ánima mea, Dómino: et ómnia, quæ intra
me sunt, nómini sancto ejus. V/.Glória Patri.
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Bendecid al Señor todo vosotros sus
ángeles, poderosos guerreros que ejecutáis sus órdenes y dóciles a la voz de
su palabra. V/. Bendice, alma mía: al
Señor; y todo mi ser bendiga su santo nombre. V/. Gloria.
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COLECTA
DEUS qui miro
órdine, Angelórum ministéria hominúmque dispénsas: concéde propítius; ut, a
quibus tibi ministrántibus in cælo semper assistitur, ab his in terra vita
nostra muniatur. Per eúmdem Dóminum.
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OH DIOS, que, con admirable orden
distribuyes los ministerios de los ángeles y de los hombres; concede propicio
que nos protejan en la tierra los que sin cesar te asisten en el cielo. Por
nuestro Señor Jesucristo.
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Si cae en domingo, se hace conmemoración
de éste.
EPISTOLA Ap 1,
1-5
Ministerio de los ángeles: servir a Dios y ayudar a
los hombres en su salvación.
LÉCTIO LIBRI APOCALÝPSIS BEÁTI JOÁNNIS
APÓSTOLI.
In diébus iliis: Significávit Deus quæ opórtet
fíeri cito, mittens per Angelum suum servo suo Joánni, qui testimónium
perhíbuit verbo Dei, et testimónium Jesu Christi, quæcúmque vidit. Beátus
qui legit, et audit verba prophetíæ hujus: et servat ea, quæ in ea scripta
sunt: tempus enim prope est. Joánnes septem ecclésiis, quæ sunt in Asia.
Grátia vobis, et pax ab eo, qui est, et qui erat, et qui ventúrus est: et a
septem spirítibus, qui in conspéctu throni ejus sunt: et a Jesu Christo, qui
est testis fidélis, primogénitus mortuórum, et princeps regum terræ, qui
diléxit nos, et lavit nos a peccátis nostris in sanguine suo.
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LECTURA DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS DEL
APOSTOL JUAN.
En aquellos días: Dios confió manifestar
a sus siervos lo que ha de ocurrir en breve, enviando su ángel a su siervo
Juan, el cual testifica, como palabra de Dios y testimonio de Jesucristo,
todo lo que ha visto. Dichoso el que lee, y los que oyen las palabras de esta
profecía y guardan las cosas en ella escritas, porque cerca está el tiempo:
Juan a las siete Iglesias de Asia: gracia a vosotros y paz de parte del que
es, que era y .que viene, de los siete espíritus .que están delante de su
trono, y de Jesucristo, el testigo fiel, y primogénito de entre los muertos,
el soberano de los reyes de la tierra, que nos ha amado y nos ha lavado
nuestros pecados con su sangre.
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GRADUAL Sal 102, 20. 1
Benedícite Dóminum, omnes Angeli ejus:
poténtes virtúte, qui fácitis verbum ejus. V/.
Bénedic, ánima mea, Dóminum, et ómnia interióra mea nomen sanctum ejus.
Alleluia,
alleluia. V/.- Sancte
Míchæl Archángele, defénde nos in prælio: ut non pereámus in treméndo
judício. Alleluia.
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Bendecid al Señor, todos vosotros sus
ángeles, poderosos guerreros que ejecutáis sus órdenes. V/. Bendice alma mía al Señor y todo mi ser bendiga
su santo nombre.
Aleluya.
Aleluya. V/.
Defiéndenos en la lucha, arcángel san Miguel, para que no perezcamos en el
tremendo juicio Aleluya.
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EVANGELIO Mt 18, 1-10
La
vida divina que tenemos en nosotros es de tal precio, que hay que saber
sacrificarlo todo por ella; el mismo Dios pone a sus ángeles a nuestro
servicio.
SEQUÉNTIA SANCTI EVANGÉLII SECÚNDUM
MATTHÆUM.
In illo témpore: Accessérunt discípuli ad Jesum,
dicéntes: «Quis, putas, major est in regno cælórum?» Et ádvocans Jesus
párvulum, státuit eum in médio eórum, et dixit: «Amen, dico vobis, nisi
convérsi fuéritis, et efficiámini sicut párvuli, non intrábitis in regnum
cælórum. Quicúmque ergo humiliáverit se sicut párvulus iste, hic est major in
regno cælórum. Et qui suscéperit unum párvulum talem in nómine meo, me
súscipit. Qui autem scandalizáverit unum de pusíllis istis, qui in me
credunt, expedit ei, ut suspendátur mola asinária in collo ejus, et
demergátur in profúndum maris. Væ mundo a scándalis. Necésse
est enim ut véniant scándala: verúmtamen væ hómini illi, per quem scándalum
venit. Si autem manus tua, vel pes tuus scandalízat te, abscíde eum, et
prójice abs te: bonum tibi est ad vitam ingredi débilem, vel claudum, quam
duas manus, vel duos pedes habéntem mitti in ignem ætérnum. Et si óculus tuus
scandalízat te, érue eum, et prójice abs te: bonum tibi est cum uno óculo in
vitam intráre, quam duos óculos habéntem mitti in gehénnam ignis. Vidéte ne
contemnátis unum ex his pusíllis: dico enim vobis, quia Angeli eórum in cælis
semper vident fáciem Patris mei, qui in cælis est.»
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LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos a Jesús y
le dijeron: ¿Quién es, pues, el mayor en el reino de los cielos? y llamando a
un niño lo puso en medio de ellos y dijo: En verdad os digo, si no os volvéis
y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así, pues, el
que se hace pequeño como este niño, ése es el mayor en el reino de los
cielos. Y el que recibe a uno de estos niños en mi nombre, a mí me recibe.
Pero quien escandaliza a uno de estos niños que creen en mí, más le valiera
que le colgaran alrededor del cuello una muela de molino y lo arrojaran a lo
profundo del mar. ¡Ay del mundo a causa de sus escándalos! Fuerza es que
ocurran escándalos; mas, ¡ay del hombre por quien viene el escándalo! Sí,
pues, tu mano o pie te escandaliza, córtatelo y échalo lejos de ti; más te
vale entrar en la vida manco o cojo, que ser arrojado con tus dos manos o tus
dos pies al fuego eterno. Y si tu ojo te escandaliza, arráncatelo y échalo
lejos de ti: más te vale entrar con un solo ojo en la vida, que ser arrojado
con tus dos ojos en la gehena del fuego. Cuidado con menospreciar a uno de
estos niños, porque os digo que sus ángeles en los cielos, ven sin cesar el
rostro de mi Padre que está en los cielos.
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Credo
OFERTORIO Ap 8, 3-4
STETIT ANGELUS juxta aram templi, habens
thuríbulum áureum in manu sua, et data sunt ei incénsa multa: et ascéndit
fumus arómatum in conspéctu
Dei, allelúja.
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PÚSOSE
UN ÁNGEL cerca del altar del templo con un incensario de oro en la mano; y le
dieron muchos perfumes y el humo de los aromas subió al acatamiento de Dios,
aleluya.
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SECRETA
HÓSTIAS TIBI, Dómine, laudis offérimus, supplíciter deprecántes: ut
eásdem, angélico pro nobis interveniénte suffrágio, et placátus accípias, et
ad salútem nostram provenire concédas. Per Dóminum.
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TE
OFRECEMOS, Señor, este sacrificio de alabanza, suplicándote humildemente lo
admitas propicio por la intercesión de los ángeles, y nos concedas que
favorezca nuestra salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.
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PREFACIO
COMÚN
Si cae en domingo, se hace
dice el prefacio de la Santísima Trinidad.
ANTÍFONA DE
COMUNIÓN Dan
3, 58
ORACIÓN
POSTCOMUNIÓN
COMENTARIO
Hoy no reproducimos comentario del Padre Castellani, por
cuanto él habla sobre los Domingos del año litúrgico, y hoy es la Dedicación a
San Miguel Arcángel, que ha caído este año en Domingo, como es de Primera
Clase, tiene preeminencia sobre el Domingo XVI después de Pentecostés, que es
de II Clase.
Compilaremos algunos Magisterios y tradiciones sobre San
Miguel -también algunas revelaciones privadas, sabiendo obviamente sus
limitaciones- y reproducimos el célebre Exorcismo de Leon XIII, que ya
adelantamos que -incluso habida cuenta de la prohibición del Prefecto de la Fe,
Cardenal Ratzinger en 1985, que parece apuntar a que no se hagan exorcismos por
parte de personas no autorizadas para tal delicada misión- lo puede rezar un
laico, sin atribuirse la misión propia de un sacerdote exorcista, como oración
para protección personal. Con lo cual no corre ningún peligro. Todo lo
contrario: el peligro es dejar las cosas buenas y santas para congraciarse con
la modernidad.
No tendría ningún sentido si esa prohibición hubiera tenido
carácter absoluto, en el sentido de pretender impedir que esta oración se rece
privadamente. Recordemos que la oración a San Miguel Arcángel, tan importante
en la lucha contra el Demonio, fue retirada de la Misa en el post concilio, y
dejada de lado como otras cosas buenas e importantes. El II Concilio y el post
concilio, como siempre lo sostenemos, es el período mas crítico de toda la
historia de la Iglesia, y su legalidad suele ir contra la Verdad y el Bien, por
lo cual no hay obligación de obediencia en las cosas que van contra la Fe y la
Verdad de Cristo. Por otro lado, están autorizadas legalmente otras cosas, como
grupos internos en la Iglesia, que son notoriamente no católicos. Recordemos
que el nuevo Derecho Canónico de Juan Pablo II adolece de graves ambigüedades y
desviaciones que atentan contra la Doctrina Católica (NOTA 5).
Después del Magisterio, el Exorcismo de Leon XIII, y un
artículo ilustrativo sobre San Miguel Arcángel y su poder divino sobre el
Demonio, haciendo referencia a un exorcismo real e histórico, haremos un
comentario sobre el tema las realidades sobrenaturales y la influencia
deletérea del progremodernismo en la Fe Católica después del II Concilio
Vaticano.
SAN MIGUEL ARCÁNGEL - ¿QUIÉN COMO DIOS?
Se
lo representa con el traje de Guerrero o de Soldado Centurión como Príncipe de
Milicia Celestial que es.
¿Quién es San Miguel Arcángel?
San Miguel es uno de los siete arcángeles y está entre los tres cuyos nombres
aparecen en la Biblia. Los otros dos son Gabriel y Rafael. La Santa Iglesia da
a San Miguel el más alto lugar entre los arcángeles y le llama "Príncipe
de los espíritus celestiales", "jefe o cabeza de la milicia
celestial". Ya desde el Antiguo Testamento aparece como el gran defensor
del pueblo de Dios contra el demonio y su poderosa defensa continúa en el Nuevo
Testamento.
Muy
apropiadamente, es representado en el arte como el ángel guerrero, el
conquistador de Lucifer, poniendo su talón sobre la cabeza del enemigo
infernal, amenazándole con su espada, traspasándolo con su lanza, o presto para
encadenarlo para siempre en el abismo del infierno.
La cristiandad desde la
Iglesia primitiva venera a San Miguel como el ángel que derrotó a Satanás y sus
seguidores y los echó del cielo con su espada de fuego.
Es tradicionalmente
reconocido como el guardián de los ejércitos cristianos contra los enemigos de
la Iglesia y como protector de los cristianos contra los poderes diabólicos,
especialmente a la hora de la muerte.
La Fidelidad de San Miguel para con Dios:
El
mismo nombre de Miguel, nos invita a darle honor, ya que es un clamor de
entusiasmo y fidelidad. Significa "Quién como Dios".
Satanás tiembla al escuchar su nombre, ya que le recuerda el grito de noble
protesta que este arcángel manifestó cuando se rebelaron los ángeles. San
Miguel manifestó su fortaleza y poder cuando peleó la gran batalla en el cielo.
Por su celo y fidelidad para con Dios gran parte de la corte celestial se
mantuvo en fidelidad y obediencia. Su fortaleza inspiró valentía en los demás
ángeles quienes se unieron a su grito de nobleza: "¡¿Quién como
Dios?!." Desde ese momento se le conoce como el capitán de la milicia de
Dios, el primer príncipe de la ciudad santa a quien los demás ángeles obedecen.
San Miguel en las Sagradas Escrituras
En el Antiguo Testamento
San Miguel aparece como el guardián de la nación hebrea.
En el libro de Daniel, Dios envía a San Miguel para asegurarle a Daniel su
protección.
"Y ahora volveré a luchar con el
príncipe de Persia...Nadie me presta ayuda para esto, excepto Miguel, vuestro
príncipe, mi apoyo para darme ayuda y sostenerme." -Daniel 10:13.
"En aquel tiempo surgirá Miguel, el
gran príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo" -Daniel 12:1
El
pueblo del profeta eran los judíos. Por lo tanto, es aceptado que el ángel que
el Señor había asignado a los Israelitas en los días de Moisés, para guiarles a
través del desierto y llevarlos por las naciones idólatras que destruiría por
medio de ellos, es el mismo San Miguel.
En el
libro del Exodo el Señor dijo a los Israelitas:
"He aquí que yo voy a enviar un ángel
delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te
tengo preparado. Pórtate bien en su presencia y escucha su voz: no le seas
rebelde, que no perdonara vuestras transgresiones, pues en el esta mi Nombre.
si escuchas atentamente su voz y haces todo lo que yo diga, tus enemigos serán
mis enemigos y tus adversarios mis adversarios. Mi ángel caminara delante de ti
y te introducirá en el país de los amorreos, de los hititas, de los perizitas,
de los cananeos, de los jivitas y de los jebuseos; y yo los exterminaré. No te
postrarás ante sus dioses, ni les darás culto, ni imitaras su conducta; al
contrario, los destruirás por completo y romperás sus estelas. Vosotros daréis
culto a Yahveh, vuestro Dios". -Ex 23:20.
Después de la muerte de
Moisés, según la tradición judía (referida en Judas 9) San Miguel altercaba con
el diablo disputándose el cuerpo de Moisés. En obediencia al mandato de Dios,
San. Miguel escondió la tumba de Moisés, ya que la gente y también Satanás
querían exponerla para llevar a los Israelitas al pecado de idolatría.
San
Miguel recibió de Dios el encargo de llevar a término sus designios de
misericordia y justicia para su pueblo escogido. Vemos como Judas Macabeos
antes de iniciar cualquier batalla en defensa de la ley y del Templo clamaba la
ayuda de San Miguel y le confiaban su defensa:
En cuanto los hombres de Macabeos supieron que Lisias estaba sitiando las
fortalezas, comenzaron a implorar al Señor con gemidos y lagrimas, junto con la
multitud, que enviase un ángel bueno para salvar a Israel.... Cuando estaban
cerca de Jerusalén apareció poniéndose al frente de ellos un jinete vestido de
blanco, blandiendo armas de oro. Todos a una bendijeron entonces a Dios
misericordioso y sintieron enardecerse sus ánimos -2 Mac 11:6
Tu, soberano, enviaste tu ángel a Exequías, rey de Juda, que dio muerte a cerca
de ciento ochenta y cinco mil hombres del ejercito de Senaquerib. Ahora
también, Señor de los cielos, envía un ángel bueno delante de nosotros para
infundir el temor y el espanto. ¡Que el poder de tu brazo hiera a los que han
venido blasfemando a atacar a tu pueblo santo! -2 Mac 15:22.
En la Nueva Alianza
La posición de San Miguel es también muy importante en el N.T. donde continúa
su poderosa defensa. Con sus ángeles, el libra la batalla victoriosa
contra Satanás y los ángeles rebeldes, los cuales son arrojados del
infierno. Es por eso venerado como guardián de la Iglesia.
"Entonces se entabló una batalla en el cielo:
Miguel y sus Angeles combatieron con el Dragón. También el dragón y sus ángeles
combatieron pero no prevalecieron y no hubo ya en cielo lugar para ellos. Y fue
arrojado el gran Dragón, la serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el
seductor del mundo entero" -Apocalipsis 12,7-9
La carta de Judas se refiere a San Miguel en batalla contra Satanás.
El honor y la veneración a San Miguel, como testifican los padres de la
Iglesia, ha sido parte esencial de la vida de la Iglesia desde sus inicios. Se
le han atribuido un sin numero de beneficios espirituales y temporales. El
emperador Constantino, atribuyó a este arcángel, las victorias sobre sus
enemigos y por ello le construyo cerca de Constantinopla una magnifica iglesia
en su honor. Esta se convirtió en lugar de peregrinación y muchos enfermos
recibieron sanación gracias a la intercesión de San Miguel.
APARICIONES DE SAN MIGUEL
San Miguel ha aparecido en muchas ocasiones a aquellos que invocaron su ayuda.
He aquí algunas:
ESPAÑA: Garabandal
FRANCIA: Juana de Arco, Santa.
Un caso muy conocido y autentico
es la asistencia que este arcángel dio en la extraordinaria misión que el Señor
le había encomendado de ayudar al rey francés a restaurar la paz y prosperidad
en su reino y expulsar a los enemigos de sus costas.
Monte de
San Miguel.
En
Francia, también se apareció en el Monte San Miguel, donde hay un famoso
santuario consagrado a este Arcángel. Tiene la característica de que 2 veces al
mes, las olas cubren la carretera de acceso y el lugar se convierte
temporalmente en isla.
ITALIA: Roma, Santa María la Mayor
- Gargano
KOREA: Naju - Donde una estatua de
la Virgen ha estado llorando sangre y dando mensajes a Julia Kim, han habido ya
siete milagros Eucarísticos. Entre ellos en presencia de Obispos y Cardenales,
Julia recibió la Eucaristía de parte de San Miguel Arcángel.
MEXICO: San Miguel del Milagro, Tlaxcala
PORTUGAL: Fátima - En 1916 se les
aparece el ángel por primera vez. Se arrodilla en tierra inclina la frente
hasta el suelo y pidió que oraran con el: "Dios mío, yo creo, adoro,
espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y
no Te aman".
Segunda
aparición: "¡Rezad, rezad mucho. Los corazones de Jesús y María tienen
sobre vosotros designios de misericordia. Ofreced constantemente oraciones y
sacrificios al Altísimo!"
Tercera
aparición: Se aparece con un cáliz en sus manos sobre el cual esta suspendida
una Hostia, de la cual caían gotas de sangre al cáliz. Dejando el cáliz y la
hostia suspensos en el aire, se postró en tierra y repitió tres veces:
"Santísima Trinidad, Padre , Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente
y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor
Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación por los
ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los
méritos infinitos de su Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de María te
pido la conversión de los pobres pecadores".
Después se levantó y dio la
Hostia a Lucia, y el contenido del Cáliz a Jacinta y Francisco, diciendo al
mismo tiempo: "Tomad el Cuerpo y bebed la Sangre de Jesucristo,
horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y
consolad a vuestro Dios.
Estas
son solo unas pocas de las conocidas apariciones de San Miguel. Aparte de las
extraordinarias apariciones visibles, el arcángel San Miguel está
invisiblemente activo para ayudarnos, ya que el Señor le dio un amor compasivo
por los hombres y no hay alma que escape su atención.
San Miguel Arcángel, ruega por nosotros.
MAGISTERIO SOBRE SAN MIGUEL ARĆANGEL Y LOS ÁNGELES
La
doctrina definida solemnemente por la Iglesia en torno a los seres angélicos
abarca cinco afirmaciones principales(1)
: a) los ángeles existen; b) son seres de naturaleza espiritual; c) fueron
creados por Dios; d) fueron creados al comienzo del tiempo; e) los ángeles
malos o demonios fueron creados buenos, pero se pervirtieron por su propia
acción.a) Los ángeles existen La existencia de los ángeles se recoge
expresamente en las fórmulas de fe o Credos de la Iglesia, a partir del Símbolo
Niceno-constantinopolitano (381), en el que confesamos creer «en un solo Dios…
Creador del cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles e invisibles»(2) . Lo mismo se dice en las
profesiones de fe católica elaboradas por los concilios de Letrán IV en 1215 (3) , Lyon 11 en 1274 (4), Florencia en 1441 (5) y Trento en 1564 (6). El Concilio Vaticano I (1869-70)
habla de la criatura angélica como parte de la obra creadora producida por Dios
(7).
Los
negadores de la existencia y realidad de los ángeles han tenido representantes
en casi todas las épocas de la historia. Los Hechos de los Apóstoles nos
informan -como hace también el historiador judío Flavio Josefo- que los
saduceos negaban «la resurrección y la existencia de ángeles y espíritus» (8).
Desde
presupuestos religiosos y culturales muy diferentes, el racionalismo(9) iluminista que se desarrolla a
partir del siglo XVIII tampoco admite la existencia de los ángeles. La
cosmovisión propia del materialismo en sus distintas variantes constituye otra
tajante opinión negativa frente a la realidad de cualquier mundo espiritual.
Numerosos
contemporáneos hablan de ángeles, pero los consideran productos de la
imaginación literaria, y proyecciones de la conciencia estética del hombre, que
se apoya en la idea de esos seres misteriosos para expresar reflexiones y
fantasías del espíritu humano.
La
existencia de ángeles es negada finalmente por algunos autores protestantes,
que los consideran un mito bíblico necesitado de nueva interpretación(10) . Y con frecuencia este modo de
pensar, busca difundirse, actualmente, en los medios de comunicación.
A estas,
y parecidas opiniones derivadas de ellas, se refería la Encíclica Humani
Generis (1950) al afirmar que «algunos se plantean la cuestión de si los
ángeles son criaturas personales»(11)
.
La
profesión de fe de Pablo VI, llamada también Credo del pueblo de Dios, fue
promulgada en junio de 1968, con motivo del año de la fe. La profesión incluye
en su inicio una importante referencia a los ángeles. Dice así: «Creemos en un
solo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Creador de las cosas visibles -como es
este mundo en que pasamos nuestra breve vida y de las cosas invisibles -como
son los espíritus puros, que llamamos también ángeles» (n. 8). El texto
menciona de nuevo a los santos ángeles más adelante, para atribuirles una
participación «en el gobierno divino de las cosas» (n. 29) (12).
El
Catecismo de la Iglesia Católica enseña que «La existencia de seres
espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles,
es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la
unanimidad de la Tradición»(13) .
b) Son
seres de naturaleza espiritual. Que los ángeles son seres puramente
espirituales y desprovistos de toda corporeidad es doctrina claramente
formulada por el concilio IV de Letrán (1215), en cuyo decreto Firmiter leemos
que Dios «creó de la nada a una y otra criatura, la espiritual y la corporal,
es decir, la angélica y la mundana, y después la humana, compuesta de espíritu
y de cuerpo»(14) .
El hecho
de que los ángeles aparezcan corpóreos en la Biblia y puedan ser representados
en imágenes como enseña el Concilio II de Nicea en el año 787, no debe hacer
pensar en la existencia de un cierto cuerpo angélico. Algunos autores
cristianos mantuvieron por un tiempo esta idea como opinión privada. Pero la
legitimidad de la representación iconográfica de los ángeles, afirmada por la
Iglesia frente a los iconoclastas, no exige atribuirles «cuerpos espirituales».
El
Catecismo de la Iglesia Católica precisa que «En tanto que criaturas puramente
espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son criaturas personales (cf Pío
XII: DS 3891) e inmortales (cf Lc 20, 36). Superan en perfección a todas las
criaturas visibles. El resplandor de su gloria da testimonio de ello (cf Dn 10,
9-12)»(15) .
c)
Fueron creados por Dios. Los ángeles han sido creados por Dios a partir de la
nada. Son criaturas. No son aspectos de Dios ni emanaciones del ser divino.
Tampoco son seres divinos intermedios entre el Altísimo y el mundo visible.
Pertenecen al conjunto de la creación, que es visible e invisible. Esta
doctrina de fe se encuentra afirmada en los Credos y subrayada particularmente
por el Concilio IV de Letrán (vide supra).
La
Sagrada Escritura no describe la creación de los ángeles «pero al presentarlos
como dependiendo completamente de Dios enseña implícitamente esta verdad»(16) . La enseñanza bíblica sobre los
seres angélicos se desarrolla por entero en el marco del más estricto
monoteísmo.
d)
Fueron creados al comienzo del tiempo. El Concilio IV de Letrán define asimismo
que los ángeles, igual que el mundo material, fueron creados en el comienzo del
tiempo: simul ab initio temporis(17)
. Dios no los creó desde toda la eternidad.
Si los
ángeles fueron creados antes del mundo material o a la vez que éste, es una
cuestión secundaria desde el punto de vista dogmático, y no se dice en el texto
conciliar. El «simul» usado por el decreto indicaría simplemente que Dios ha
querido de igual manera la existencia de los espíritus y de la criatura humana.
Parece ser una partícula más bien incidental que no contiene ninguna afirmación
sobre el momento de la creación de los ángeles.
e) Los
ángeles malos o demonios fueron creados buenos, pero se pervirtieron por su
propia acción. La doctrina de que todos los ángeles fueron creados buenos por
Dios y que los demonios se pervirtieron por su propia voluntad se define por
vez primera en el Concilio de Braga, celebrado en el año 561. Dice el Concilio
que el diablo fue primero un ángel bueno hecho por Dios, y que su naturaleza
fue obra de Dios. No emergió, por tanto, de las tinieblas como principio y
sustancia del mal(18) .
Esta
enseñanza se encuentra ya expuesta con gran precisión en escritos patrísticos
del siglo IV, especialmente en la Vida de Antonio escrita por San Atanasio de
Alejandría, donde leemos: «Hay que saber que los demonios no se llaman así
porque hayan sido siempre demonios. Dios, en efecto, no ha creado ninguna cosa
mala. También los demonios fueron creados buenos, pero caídos de su celestial
sabiduría y dedicados a vagar por la tierra engañaron a los paganos con sus
fantásticas invenciones y, envidiosos luego de nosotros los cristianos, hacen
todo lo posible para impedirnos llegar al cielo; porque no quieren que
lleguemos al lugar del que ellos han caído»(19)
.
El
Catecismo de la Iglesia Católica precisa que « …el mal no es una abstracción,
sino que designa una persona, Satanás, el Maligno, el ángel que se opone a
Dios. El «diablo» [«dia-bolos»] es aquel que «se atraviesa» en el designio de
Dios y su obra de salvación cumplida en Cristo(20) . Refiriéndose al «Padre nuestro» añade el Catecismo que «En
la última petición, «y líbranos del mal», el cristiano pide a Dios con la
Iglesia que manifieste la victoria, ya conquistada por Cristo, sobre el
«príncipe de este mundo», sobre Satanás, el ángel que se opone personalmente a
Dios y a su plan de salvación»(21) .
La
enseñanza de la Iglesia sobre los ángeles malos puede consiguientemente
articularse en las siguientes afirmaciones: 1) Los demonios fueron creados por
Dios como todos los ángeles(22) . ´
2) «El diablo y los demás demonios fueron creados por Dios buenos por
naturaleza , pero ellos se hicieron malos por sí mismos». Son palabras del
Concilio IV de Letrán, que condenan el error de los cátaros, para quienes los
diablos procedían de un principio absoluto del mal(23) . 3) Los demonios han llevado al hombre al pecado: «el hombre
pecó por sugestión del diablo»(24) .
4) A partir del pecado, los demonios ejercen un cierto dominio sobre la
humanidad: el hombre pecador queda de algún modo «bajo el poder de aquel que
tiene el imperio de la muerte, es decir, del diablo»(25) . Este dominio es relativo y no implica derecho ninguno del
diablo sobre el hombre. Deriva simplemente de una situación que de momento
favorece al enemigo de Cristo. 5) La reprobación de los demonios es eterna, es
decir, no tendrá lugar, debido a una imposibilidad intrínseca de reforma o
cambio, ningún tipo de amnistía divina que pudiera eliminar la condición
réproba de Satanás y sus ángeles. El castigo de los demonios no es por tanto un
castigo temporal.
La
existencia de ángeles caídos nos obliga a hablar de un pecado angélico, cuya
naturaleza y circunstancias resultan muy difíciles de determinar. Pero la
posibilidad de semejante pecado entra fácilmente en el horizonte teológico,
porque sólo Dios es impecable(26) .
Una
intervención de Pablo VI recordaba en noviembre de 1972 que «se sale del cuadro
de la enseñanza bíblica y eclesiástica quien se niega a reconocer la realidad
del demonio; o bien quien hace de ella un principio que existe por sí y que no
tiene, como cualquier otra criatura, su origen en Dios; o bien la explica como
una seudo-realidad, una personificación conceptual y fantástica de las causas
desconocidas de nuestras desgracias»(27)
.
El
documento publicado por la Congregación para la Doctrina de la Fe en junio de
1975, acerca de la enseñanza de la Iglesia sobre los demonios, se expresa en
términos semejantes, a la vez que llama la atención sobre las dificultades
interpretativas de la Sagrada Escritura en este punto, y da a entender que la
afirmación cristiana acerca de la existencia de Satanás no está situada en el
centro de la doctrina revelada sino en su periferia. «La actitud de la Iglesia
en todo lo referente a la demonología -leemos- es clara y firme. Es verdad que
a lo largo de los siglos, la existencia de Satanás y de los demonios nunca ha
sido hecha objeto de una afirmación explícita de su magisterio. La razón está
en que la cuestión no se planteó jamás en estos términos: tanto los herejes
como los fieles, fundándose en la Sagrada Escritura, estaban de acuerdo en
reconocer su existencia y sus actividades perversas. Por eso hoy, cuando se
pone en duda la realidad demoníaca, es necesario hacer referencia a la fe
constante y universal de la Iglesia y a su fuente más importante: la enseñanza
de Cristo. En efecto, la existencia del mundo demoníaco se revela como un dato
dogmático en la doctrina del Evangelio y en el corazón de la fe vivida»(28) . El Catecismo de la Iglesia
Católica afirma: «Tras la elección desobediente de nuestros primeros padres se
halla una voz seductora, opuesta a Dios (cfr. Gen 3, 1-5) que, por envidia, los
hace caer en la muerte (cf. Sap 2, 24). La Escritura y la tradición de la
Iglesia ven en este ser un ángel caído, llamado Satán o diablo (cfr. Ioh 8, 44;
Apc 12, 9). La Iglesia enseña que primero fue un ángel bueno, creado por Dios»(29) .
El
testimonio de la Biblia sobre la actividad de los ángeles malos y su papel
negativo y turbador respecto a la salvación del hombre se expresa generalmente
con un lenguaje simbólico, que designa una realidad difícil de reflejar y
comprender con puros conceptos. Las afirmaciones bíblicas sugieren que los
hombres tienen que combatir en el plano espiritual no sólo contra seres de
carne y hueso(30) , sino contra
«principados y potestades»(31)
malos, que representan la rebelión y la resistencia de lo mundano contra el
orden divino, y son enemigos del hombre en todo lo referente a su vocación y
destino eternos.
Son
seres que «pervierten la creación de Dios y tratan de dañar a los humanos
incluso en lo corporal, hasta conseguir en ocasiones posesionarse de sus
fuerzas físicas y psíquicas, y enajenarles profundamente de sí mismos (posesión
diabólica). Como príncipe de este mundo(32)
y dios de este siglo(33) , el
Maligno frustra las esperanzas y deseos del hombre mortal, o lo entusiasma con
engaños que llegan hasta lo infinito, como hizo la serpiente en el Paraíso:
«Seréis como Dios»(34) . En este
sentido, el diablo es el padre de la mentira(35) , que invierte la verdad sobre el hombre, oscurece la
diferencia, clara en sí misma, entre el sí y el no, y trastoca el orden que
Dios ha dado al mundo. De este modo es el tentador de la criatura humana, que ,
sin embargo, sólo tiene poder sobre el hombre si éste lo consiente»(36) . «La Escritura atestigua la
influencia nefasta de aquel a quien Jesús llama «homicida desde el principio»
(Ioh 8, 44) y que incluso intentó apartarlo de la misión recibida del Padre
(Cfr. Mt 4, 1-11)»(37) .
Funciones
de los seres angélicos
Los
ángeles de la Revelación judeo-cristiana: a)adoran a Dios en el cielo.
b)desempeñan determinados ministerios de salvación en favor de los hombres.
a)
Adoran a Dios en el cielo. Los ángeles contemplan siempre el rostro de Dios, le
adoran y le dan gloria en el cielo. Esta alabanza de Dios constituye la
perfección y felicidad de los ángeles. Es precisamente el estado o situación
sobrenatural que llamamos cielo, que consiste en ver, amar y adorar a Dios.
Puede decirse que la esencia del ser angélico es la adoración.
Los
ángeles realizan en este sentido el fin más importante y profundo de la entera
creación, que es la gloria de Dios. «Bendecid a Yahvéh vosotros sus ángeles
todos, alabadle todos sus ejércitos»(38)
. El «Sanctus» de la liturgia eucarística no es otra cosa que el eco de lo que,
según el profeta Isaías, repiten los ángeles en el cielo. Dice Isaías: «Había
ante El serafines… y los unos y los otros se gritaban y se respondían: Santo,
Santo, Santo, Yahvéh de los ejércitos. La tierra está llena de tu gloria»(39) .
La
liturgia de la Iglesia, cuyo primer fin es doxológico o laudatorio, es como un
reflejo de la liturgia del cielo, a la que trata de parecerse. En la Carta a
los Hebreos leemos: «Vosotros os habéis aproximado al monte de Sión, a la
ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celestial, y a las miríadas de ángeles, a
la asamblea y congregación de los primogénitos, que están inscritos en los
cielos»(40) .
El
Catecismo de la Iglesia Católica recoge esta enseñanza: «S. Agustín dice
respecto a ellos: «El nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si
preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo
que hace, te diré que es un ángel» (Psal. 103, 1, 15). Con todo su ser, los
ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan «constantemente
el rostro de mi Padre que está en los cielos» (Mt 18, 10), son «agentes de sus
órdenes, atentos a la voz de su palabra» (Sal 103, 20)»(41) .
Además,
Cristo es el centro del mundo de los ángeles. Los ángeles le pertenecen:
«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles…»
(Mt 35, 31). Le pertenecen porque fueron creados por y para El: «Por que en él
fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y
las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades:
todo fue creado por él y para él» (Col 1, 16)»(42) .
d)
Desempeñan determinados ministerios de salvación en favor de los hombres. Sin
abandonar la contemplación y la alabanza divinas, los ángeles intervienen en la
historia de la salvación como mensajeros de Dios en su solicitud hacia los
hombres. «Son espíritus servidores, enviados para ayudar a aquellos que han de
heredar la salvación»(43) . Es tarea
de los ángeles, por lo tanto, expresar y llevar a cabo la protección que Dios
dispensa a la Creación humana y a cada uno de los que la componen. «El te
encomendará a sus ángeles, para que te guarden en todos tus caminos»(44) .
«Desde
la creación (cf Jb 38,7, donde los ángeles son llamados «hijos de Dios») y a lo
largo de toda la historia de la salvación, los encontramos, anunciando de lejos
o de cerca, esa salvación y sirviendo al designio divino de su realización:
cierran el paraíso terrenal (cf Gn 3, 24), protegen a Lot (cf gn 19), salvan a
Agar y a su hijo (cf Gn 21, 17), detienen la mano de Abraham (cf Gn 22, 11), la
ley es comunicada por su ministerio (cf Hch 7, 53), conducen al pueblo de Dios
(cf Ex 23, 20-23), anuncian nacimientos (cf Jc 13) y vocaciones (cf Jc 6,
11-24; Is 6, 6), asisten a los profetas (cf 1 R 19, 5), por no citar más que
algunos ejemplos. Finalmente, el ángel Gabriel anuncia el nacimiento del
Precursor y el de Jesús (cf Lc 1, 11.26)»(45)
.
«De la
Encarnación a la Ascensión, la vida del Verbo encarnado está rodeada de la
adoración y del servicio de los ángeles. Cuando Dios introduce «a su
Primogénito en el mundo, dice: ‘adórenle todos los ángeles de Dios’ (Hb 1, 6).
Su cántico de alabanza en el nacimiento de Cristo no ha cesado de resonar en la
alabanza de la Iglesia: «Gloria a Dios…» (Lc 2, 14). Protegen la infancia de
Jesús (cf Mt 1, 20; 2, 13.19), sirven a Jesús en el desierto (cf Mc 1, 12; Mt
4, 11), lo reconfortan en la agonía (cf Lc 22, 43), cuando El habría podido ser
salvado por ellos de la mano de sus enemigos (cf Mt 26, 53) como en otro tiempo
Israel (cf 2 M 10, 29-30; 11,8). Son también los ángeles quienes «evangelizan»
(Lc 2, 10) anunciando la Buena Nueva de la Encarnación (cf Lc 2, 8-14), y de la
Resurrección (cf Mc 16, 5-7) de Cristo. Con ocasión de la segunda venida de
Cristo, anunciada por los ángeles (cf Hb 1, 10-11), éstos estarán presentes al
servicio del juicio del Señor (cf Mt 13, 41; 25, 31; Lc 12, 8-9)»(46) . «De aquí que toda la vida de la
Iglesia se beneficie de la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles (cf Hc 5,
18-20; 8, 26-29; 10, 3-8; 6-11; 27, 23-25)»(47)
.
«En su
liturgia, la Iglesia se une a los ángeles para adorar al Dios tres veces santo
(cf MR, «Sanctus»); invoca su asistencia así en el ‘supplices te rogamus…’ («Te
pedimos humildemente…») del Canon romano o el «In Paradisum deducant te
angeli…» («Al Paraíso te lleven los ángeles…») de la liturgia de difuntos, o
también en el «Himno querubínico» de la liturgia bizantina) y celebra más
particularmente la memoria de ciertos ángeles (S. Miguel, S. Gabriel, S.
Rafael, los ángeles custodios)»(48)
.
La
tradición de la Iglesia ha desarrollado la doctrina de que Dios asigna a todo
hombre un ángel de la guarda o ángel custodio. Hablando de los niños, dice el
Señor que «sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre
celestial»(49) . Y el Catecismo de
la Iglesia Católica nos dice que «Desde la infancia (cf Mt 18, 10) a la muerte
(cf Lc 16, 22), la vida humana está rodeada de su custodia (cf Sal 34,8; 91,
10-13) y de su intercesión (cf Jb 33, 23-24; Za 1, 12; Tb 12, 12). «Cada fiel
tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida» (S.
Basilio, Eun. 3, 1). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe,
en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios.
Los santos ángeles garantizan y apoyan nuestra esperanza en Dios, asisten
nuestros esfuerzos contra adversarios que son más fuertes y sutiles que la
carne y la sangre, y nos encaminan hacia nuestro destino último. Instrumentos
divinos «en el gobierno divino de las cosas»(50) , los seres angélicos sirven a los caminos e iniciativas de la
Providencia»(51) .
El
testimonio de la teología y piedad cristianas en relación con los ángeles
custodios y su actuación es abundante y significativo. Orígenes afirma que «el
ángel particular de cada cual, aun de los más insignificantes dentro de la
Iglesia… une su oración a la nuestra y colabora, según su poder, a favor de lo
que pedimos»(52) . El ángel guardián
es mencionado en los escritos de Hermas(53)
, Clemente de Alejandría(54) ,
Eusebio de Cesarea(55) , San Basilio(56), San Hilario(57) , San Gregorio de Nisa(58)
, etc.
Santo
Tomás de Aquino se hace eco de esta doctrina y dedica un largo artículo de la
Suma Teológica a establecer la existencia y funciones del ángel custodio(59) . El Catecismo de la Iglesia
Católica enseña que Cristo «los ha hecho mensajeros de su designio de
salvación: ‘¿Es que no son todos ellos espíritus servidores con la misión de
asistir a los que han de heredar la salvación?’» (Hb 1, 14)»(60) .
La
literatura espiritual habla asimismo del ángel de la guarda y del papel que
desempeña en la vida del cristiano. En Camino, obra compuesta por el Beato
Josemaría Escrivá en 1933, leemos: «Ten confianza con tu Angel Custodio.
Trátalo como un entrañable amigo -lo es- y sabrá hacerte mil servicios en los
asuntos ordinarios de cada día»(61)
. «Te pasmas porque tu ángel custodio te ha hecho servicios patentes. Y no
debías pasmarte: para eso le colocó el Señor junto a ti»(62) . «Acude a tu Custodio a la hora de la prueba, y te amparará
contra el demonio y te traerá santas inspiraciones»(63) .
Y
hablando de apostolado: «Gánate al Angel Custodio de aquel a quien quieras
traer atu apostolado. -Es siempre un gran «cómplice»(64) . «Si tuvieras presentes a tu Angel y a los Custodios de tus
prójimos evitarías muchas tonterías que se deslizan en la conversación»(65) .
El
Catecismo Romano explica que «no se opone al culto debido únicamente a Dios la
veneración e invocación de los ángeles… El mismo Espíritu Santo nos manda
honrar a los padres, ancianos, gobernantes, etc. Con mucha más razón deberán
ser honrados los ángeles, ministros de Dios en el gobierno de la Iglesia y de
toda la Creación. Hemos, por tanto, de invocar a los ángeles, porque están
perpetuamente. delante de Dios y porque asumen gozosos el patrocinio de
salvación de quienes les han sido encomendados»(66) . Y en Piura hemos de invocar a S. Miguel, presente en el
nombre y escudo de la ciudad y en el de la Universidad.
1. Cfr. José Morales, «El Misterio
de la creación», Palabra, Madrid.
2. Denzinger-Schönmetzer.
Enchiridium Symbolorum Definitionum et Declarationum, Herder, n.86.
3. Ibidem, n. 428.
4. Ibidem, n. 461.
5. Ibidem, n. 706.
6. Ibidem, n. 994.
7. Ibidem, n. 1783.
8. Hechos 23,8.
9. Racionalismo: En un sentido
general, de signo positivo, el Racionalismo es una actitud filosófica que,
basándose en la analogía entre la razón humana y la divina, considera que el
mundo es explicable de un modo racional (así Santo Tomás y los mejores escolásticos).
En sentido más estricto, el Racionalismo es una corriente filosófica que admite
como fuente de verdad únicamente la razón humana, excluyendo la revelación, la
fe y la autoridad. Aunque esta tendencia se manifiesta intermitentemente dentro
del cristianismo (Nestorianos, Pelagianos y Humanismo), el móvil propulsor de
este error fue el principio del libre examen de la Sagrada Escritura proclamado
por el Protestantismo. Consecuencia del Racionalismo fueron la indiferencia, la
incredulidad, la hostilidad manifiesta contra la religión. La Iglesia ha
luchado siempre contra el Racionalismo, principalmente en el siglo XIX bajo Pío
IX con el Syllabus y las definiciones del Concilio Vaticano I.
10.
Cfr. Sistematic Theology I, Chicago 1953, p. 260.
11. Denzinger-Schönmetzer.
Enchiridium Symbolorum Definitionum et Declarationum, Herder, n. 2318.
12.
Cfr.
C. Pozo, El Credo del pueblo de Dios. Comentario teológico, Madrid, 1968, pp.
67-68.
13.
Catecismo
de la Iglesia Católica, n. 328.
14.
Denzinger-Schönmetzer. Enchiridium Symbolorum
Definitionum et Declarationum, Herder, n. 428.
15.
Catecismo
de la Iglesia Católica, n. 330.
16.
M.
FLiCK-Z. ALSZFGHY, Los comienzos de la Salvación, Salamanca, 1965, 618-619.
17.
Denzinger-Schönmetzer. Enchiridium Symbolorum
Definitionum et Declarationum, Herder, n. 428.
18.
Ibidem,
n. 237.
19.
C.
22.
20.
Catecismo
de la Iglesia Católica, n. 2851.
21.
Ibidem,
n. 2864.
22.
Denzinger-Schönmetzer. Enchiridium Symbolorum
Definitionum et Declarationum, Herder, n. 428.
23.
Cfr. P.M. QUAY, Angels and Demons: The Teaching of IV
Lateran, Tleological Studies 42 (1981), pp. 20-45.
24.
Denzinger-Schönmetzer. Enchiridium Symbolorum
Definitionum et Declarationum, Herder, n. 428.
25.
Ibidem,
n. 788.
26.
Cfr.
Suma contra Gentiles, 3, 109.
27.
Cfr.
Osservatore Romano 16-11-1972.
28.
Ecclesia
1975, 1065.
29.
Catecismo
de la Iglesia Católica, n 391.
30.
cfr.
Eph 6, 12.
31.
Col
2. 15.
32.
cfr.
Juan 12, 31.
33.
cfr.
2 Cor 4, 4.
34.
Gen
3, 5.
35.
cfr.
Juan 8, 44.
36.
Catecismo
alemán para adultos, Madrid, 1989, p. 117.
37.
Catecismo
de la Iglesia Católica, n. 394.
38.
Ps
148,2.
39.
Is
6, 3. Cfr. Apoc 4, 8.
40.
Heb
12, 22-23.
41.
Catecismo
de la Iglesia Católica, n. 329.
42.
Ibidem,
n. 331.
43.
Heb
12, 22-23.
44.
Ps
91, 11.
45.
Catecismo
de la Iglesia Católica, n. 332.
46.
Ibidem,
n. 333.
47.
Ibidem,
n. 334.
48.
Ibidem,
n. 335.
49.
Mt
18, 10.
50.
Cfr.
Profesión de Fe de Pablo VI, n. 29.
51.
Catecismo
de la Iglesia Católica, n. 336.
52.
De
Oratione XI, 1-5.
53.
Vis,
5, 1-4.
54.
Strom.
6, 17, 161.
55.
Dem.
EV. 4, 6.
56.
Adv.
Eunomium 3, l.
57.
Tract.
Sal 65.
58.
Com.
in Cant. 14.
59.
S.
Th, 1 113.
60.
Catecismo
de la Iglesia Católica, n. 331.
61.
Camino,
n. 562.
62.
Ibidem,
n. 565.
63.
Ibidem,
n. 567.
64.
Ibidem
, n.. 563.
65.
Ibidem
, n. 564.
66.
Catecismo
Romano, III, 1, 9.
(NOTA
2)
CATECISMO DE SAN PÍO X
2º.- De los Ángeles
34.-
¿Cuáles son las criaturas más nobles que Dios ha creado? - Las criaturas más
nobles creadas por Dios son los Ángeles.
35.-
¿Quiénes son los Ángeles? - Los Ángeles son criaturas inteligentes y puramente
espirituales.
5 36.-
¿Para que fin creó Dios a los Ángeles? - Dios creó a los Ángeles para que le
honren y le sirvan y para hacerlos eternamente bienaventurados. 37.- ¿Qué forma
o figura tienen los Ángeles? - Los Ángeles no tienen forma ni figura alguna
sensible, porque son puros espíritus, que subsisten sin necesidad de estar
unidos a cuerpo alguno.
38.-
¿Por qué, pues, se representan los Ángeles con formas sensibles? - Los Ángeles
se representan con formas sensibles: 1º, para ayudar a nuestra imaginación; 2º,
porque así han aparecido muchas veces a los hombres, como leemos en las Santas
Escrituras.
39.-
¿Permanecieron fieles a Dios todos los Ángeles? - No, señor; no permanecieron
fieles a Dios todos los Ángeles; antes, muchos de ellos, por soberbia,
pretendieron ser iguales a Él e independientes, y por este pecado fueron
desterrados para siempre del paraíso y condenados al infierno.
40.-
¿Cómo se llaman los Ángeles desterrados para siempre del paraíso y condenados
al infierno? - Los Ángeles desterrados para siempre del paraíso y condenados al
infierno se llaman demonios, y su caudillo se llama Lucifer o Satanás.
41.-
¿Pueden los demonios hacernos algún mal? - Sí, señor; los demonios pueden
hacernos mucho mal en el alma y en el cuerpo, si Dios les da licencia,
mayormente tentándonos a pecar.
42.-
¿Por qué nos tientan? - Los demonios nos tientan por la envidia que nos tienen,
la cual les hace de-sear nuestra eterna condenación, y por odio a Dios, cuya
imagen resplandece en nosotros.
43.-
¿Por qué permite Dios las tentaciones? - Dios permite las tentaciones para que,
venciéndolas con su gracia, ejercitemos las virtudes y adquiramos merecimientos
para el cielo.
44.-
¿Cómo se vencen las tentaciones? - Las tentaciones se vencen con la vigilia, la
oración y la mortifica-ción cristiana.
45.-
¿Cómo se llaman los Ángeles que permanecieron fieles a Dios? - Los Ángeles que
permanecieron fieles a Dios se llaman Ángeles buenos, Espíritus celestiales o
simplemente Ángeles.
46.-
¿Qué fue de los Ángeles que permanecieron fieles a Dios? - Los Ángeles que
permanecieron fieles a Dios fueron confirmados en gracia, gozan para siempre de
la vista de Dios, le aman, le bendicen y le ala-ban eternamente.
47.-
¿Sírvese Dios de los Ángeles como de ministros suyos? - Sí, señor; Dios se
sirve de los Ángeles como de ministros suyos, y en especial a muchos de ellos
hace custodios y protectores nuestros. 48.- ¿Hemos de tener particular devoción
al Ángel de nuestra Guarda? - Sí, señor; hemos de tener parti-cular al Ángel de
nuestra guarda, honrarle, implorar su socorro, seguir sus inspiraciones y ser
agradecidos a su continua asistencia.
EXORCISMO DE LEON XIII
¿Cómo nació esta
oración?
El padre Domenico Pechenino escribe: “No recuerdo el año
exacto. Una mañana el Sumo Pontífice León XIII había celebrado la santa misa y
estaba asistiendo a otra de agradecimiento, como era habitual. De pronto, le vi
levantar enérgicamente la cabeza y luego mirar algo por encima del celebrante.
Miraba fijamente, sin parpadear, pero con un aire de terror y de maravilla,
demudado. Algo extraño, grande, le ocurría.
Finalmente, como volviendo en sí, con un ligero pero enérgico
ademán, se levanta. Se le ve encaminarse hacia un despacho privado. Los
familiares le siguen con premura y ansiedad. Le dicen en voz baja: “Santo
Padre, ¿no se siente bien? ¿Necesita algo?” Responde: “Nada, nada”. Luego
comentaría: «Vi demonios y oí sus crujidos, sus blasfemias, sus burlas. Oí la
espeluznante voz de Satanás desafiando a Dios, diciendo que él podía destruir
la Iglesia y llevar a todo el mundo al infierno si se le daba suficiente tiempo
y poder. Satanás le pidió permiso a Dios de tener 100 años para influenciar al
mundo como nunca antes había podido hacerlo». Pudo ver también a San Miguel
Arcángel aparecer y lanzar a Satanás con su legiones en el abismo del infierno.
Se encierra en su despacho, y al cabo de media hora hace
llamar al secretario de la Congregación de Ritos y, dándole un folio, le manda
imprimirlo y enviarlo a todos los obispos diocesanos del mundo. ¿Qué contenía?
La oración que rezamos al final de la misa junto con el pueblo, con la súplica
a María y la encendida invocación al príncipe de las milicias celestiales,
implorando a Dios que vuelva a lanzar a Satanás al infierno”.
En aquel escrito se ordenaba también rezar esas oraciones de
rodillas. Lo antes escrito, que también había sido publicado en el periódico La
settimana del clero el 30 de marzo de 1947, no cita las fuentes de las que se
tomó la noticia. Pero de ello resulta el modo insólito en que se ordenó rezar
esa plegaria, que fue expedida a los obispos diocesanos en 1886. Como
confirmación de la que escribió el padre Pechenino tenemos el autorizado
testimonio del cardenal Nasalli Rocca que, en su carta pastoral para la
cuaresma, publicada en Bolonia en 1946, escribe:
“León XIII escribió él mismo esa oración.
La frase [los demonios] “que vagan por el mundo para perdición de las almas”
tiene una explicación histórica, que nos fue referida varias veces por su
secretario particular, monseñor Rinaldo Angeli. León XIII experimentó
verdaderamente la visión de los espíritus infernales que se concentraban sobre
la Ciudad Eterna (Roma); de esa experiencia surgió la oración que quiso hacer
rezar en toda la Iglesia. El la rezaba con voz vibrante y potente: la oímos
muchas veces en la basílica vaticana. No sólo esto, sino que escribió de su
puño y letra un exorcismo especial contenido en el Ritual romano (edición de
1954, tít. XII, c. III, pp. 863 y ss.). El recomendaba a los obispos y los
sacerdotes que rezaran a menudo ese exorcismo en sus diócesis parroquiales. El,
por su parte, lo rezaba con mucha frecuencia a lo largo del día”. (NOTA 3)
EXORCISMO CONTRA SATANÁS Y LOS
ÁNGELES REBELDES
Publicado por orden de Su Santidad León
XIII
En el
Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
Salmo 67.
Levántese Dios y sean dispersados sus enemigos y huyan de su presencia los que le odian.
Como se disipa el humo se disipen ellos, como, se derrite la cera ante el fuego, así perecerán los impíos ante Dios.
Levántese Dios y sean dispersados sus enemigos y huyan de su presencia los que le odian.
Como se disipa el humo se disipen ellos, como, se derrite la cera ante el fuego, así perecerán los impíos ante Dios.
Salmo 34.
Señor, pelea contra los que me atacan; combate a los que luchan contra mí.
Sufran una derrota y queden avergonzados los que me persiguen a muerte.
Vuelvan la espalda llenos de oprobio los que maquinan mi perdición.
Sean como polvo frente al viento cuando el Ángel del Señor los desbarate.
Sea su camino oscuro y resbaladizo, cuando el Ángel del Señor los persiga.
Porque sin motivo me tendieron redes de muerte, sin razón me abrieron trampas mortales.
Que les sorprenda un desastre imprevisto, que los enrede la red que para mí escondieron; que caigan en la misma trampa que me abrieron. Mi alma se alegra con el Señor y gozará de su salvación.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Señor, pelea contra los que me atacan; combate a los que luchan contra mí.
Sufran una derrota y queden avergonzados los que me persiguen a muerte.
Vuelvan la espalda llenos de oprobio los que maquinan mi perdición.
Sean como polvo frente al viento cuando el Ángel del Señor los desbarate.
Sea su camino oscuro y resbaladizo, cuando el Ángel del Señor los persiga.
Porque sin motivo me tendieron redes de muerte, sin razón me abrieron trampas mortales.
Que les sorprenda un desastre imprevisto, que los enrede la red que para mí escondieron; que caigan en la misma trampa que me abrieron. Mi alma se alegra con el Señor y gozará de su salvación.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Súplica a San Miguel Arcángel.
Gloriosísimo príncipe de la milicia celestial, Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha que mantenemos combatiendo “contra los principados y potestades, contra los caudillos de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos esparcidos por los aires” (Ef. 6, 12). Ven en auxilio de los hombres que Dios creó incorruptibles a su imagen y semejanza (Sap. 2, 23), y a tan “alto precio rescatados” (I Cor. 6, 20) de la tiranía del demonio. Con las huestes de los ángeles buenos pelea hoy los combates del Señor, como antaño luchaste contra Lucifer, corifeo de la soberbia y contra sus ángeles apóstatas. Ellos no pudieron vencer, y perdieron su lugar en el Cielo. “Fue precipitado el gran dragón, la antigua serpiente el denominado diablo y Satanás, el seductor del universo: fue precipitado a la tierra y con él fueron arrojados sus ángeles” (Apoc. 12,.8-9).
Gloriosísimo príncipe de la milicia celestial, Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha que mantenemos combatiendo “contra los principados y potestades, contra los caudillos de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos esparcidos por los aires” (Ef. 6, 12). Ven en auxilio de los hombres que Dios creó incorruptibles a su imagen y semejanza (Sap. 2, 23), y a tan “alto precio rescatados” (I Cor. 6, 20) de la tiranía del demonio. Con las huestes de los ángeles buenos pelea hoy los combates del Señor, como antaño luchaste contra Lucifer, corifeo de la soberbia y contra sus ángeles apóstatas. Ellos no pudieron vencer, y perdieron su lugar en el Cielo. “Fue precipitado el gran dragón, la antigua serpiente el denominado diablo y Satanás, el seductor del universo: fue precipitado a la tierra y con él fueron arrojados sus ángeles” (Apoc. 12,.8-9).
He aquí que el antiguo enemigo y homicida se ha erguido con
vehemencia. Disfrazado de “ángel de luz” (II Cor. 11, 14) con la escolta de
todos los espíritus malignos rodea e invade la tierra entera, y se instala en
todo lugar, con el designio de borrar allí el nombre de Dios y de su Cristo, de
arrebatar las almas destinadas a la corona de la gloria eterna, de destruirlas
y perderlas para siempre. Como el más inmundo torrente, el maligno dragón
derramó sobre los hombres de mente depravada y corrompido corazón, el veneno de
su maldad: el espíritu de la mentira, de la impiedad y de la blasfemia; el
letal soplo de la lujuria, de todos los vicios e iniquidades.
Los más taimados
enemigos han llenado de amargura a la Iglesia, esposa del Cordero Inmaculado,
le han dado a beber ajenjo, han puesto sus manos impías sobre todo lo que para
Ella es más querido. Donde fueron establecidas la Sede de San Pedro y la
Cátedra de la Verdad como luz para las naciones, ellos han erigido el trono de
la abominación de la impiedad, de suerte que, golpeado el Pastor, pueda
dispersarse la grey. Oh invencible adalid, ayuda al pueblo de Dios contra la
perversidad de los espíritus que le atacan y dale la victoria.
La Iglesia te venera como su guardián y patrono, se gloría que
eres su defensor contra los poderes nocivos terrenales e infernales; Dios te
confió las almas de los redimidos para colocarlos en el estado de la suprema
felicidad. Ruega al Dios de la paz que aplaste al demonio bajo nuestros pies,
para que ya no pueda retener cautivos a los hombres y dañar a tu Iglesia.
Ofrece nuestras oraciones al Altísimo, para que cuanto antes desciendan sobre
nosotros las misericordias del Señor (Salmo 78, 8), y sujeta al dragón, la
antigua serpiente, que es el diablo y Satanás, y, una vez encadenado,
precipítalo en el abismo, para que nunca jamás pueda seducir a las naciones
(Apoc. 20). Sigue…
Después de esto, confiados en tu protección y patrocinio, con
la sagrada autoridad de la Santa Madre Iglesia, nos disponemos a rechazar la
peste de los fraudes diabólicos, confiados y seguros en el Nombre de
Jesucristo, nuestro Dios y Señor.
He aquí
la Cruz del Señor, huid poderes enemigos.
R. Ha
vencido el León de la tribu de Judá, la raíz de David.
Señor, que tu misericordia venga sobre nosotros.
R. Como lo esperamos de Ti.
Señor, escucha nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).
Señor, que tu misericordia venga sobre nosotros.
R. Como lo esperamos de Ti.
Señor, escucha nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).
Oremos. Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu
santo Nombre y suplicantes imploramos tu clemencia, para que, por la
intercesión de la Inmaculada siempre Virgen María Madre de Dios, del Arcángel
San Miguel, de San José Esposo de la Santísima Virgen, de los santos Apóstoles
Pedro y Pablo y de todos los Santos, te dignes prestarnos tu auxilio contra
Satanás y todos los demás espíritus inmundos que vagan por el mundo para dañar
al género humano y para la perdición de las almas. Amén.
Exorcismo: Te exorcizamos todo espíritu maligno,
poder satánico, ataque del infernal adversario, legión, concentración y secta
diabólica, en el nombre y virtud de Nuestro Señor Jesu + cristo, para que
salgas y huyas de la Iglesia de Dios, de las almas creadas a imagen de Dios y
redimidas por la preciosa Sangre del Divino Cordero +. En adelante no oses,
perfidísima serpiente, engañar al género humano, perseguir a la Iglesia de
Dios, zarandear a los elegidos y cribarlos como el trigo +. Te lo manda Dios
Altísimo, a quien en tu insolente soberbia aún pretendes asemejarte, “el cual
quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”
(II Tim. 2). Te lo manda Dios Padre + te lo manda Dios Hijo +; te lo manda Dios
Espíritu Santo +. Te lo manda la majestad de Cristo, el Verbo eterno de Dios
hecho hombre, quien para salvar a la estirpe perdida por tu envidia, “se
humilló a sí mismo hecho obediente hasta la muerte” (Fil. 2); el cual edificó
su Iglesia sobre roca firme, y reveló que los “poderes del infierno nunca
prevalecerían contra ella, Él mismo había de permanecer con ella todos los días
hasta el fin de los tiempos” (Mat. 28, 20). Te lo manda el santo signo de la
Cruz y la virtud de todos los Misterios de la fe cristiana +. Te lo manda la
excelsa Madre de Dios, la Virgen María, quien con su humildad desde el primer
instante de su Inmaculada Concepción aplastó tu orgullosa cabeza +.
Te lo manda la fe de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de
los demás Apóstoles +. Te lo manda la sangre de los mártires y la piadosa
intercesión de todos los Santos y Santas +. Por tanto, maldito dragón y toda
legión diabólica, te conjuramos por Dios + vivo, por Dios + verdadero, por Dios
+ santo, que “de tal modo amó al mundo que entrego a su unigénito Hijo, para
que todo el que crea en Él no perezca, sino que viva la vida eterna” (Juan 3);
cesa de engañar a las criaturas humanas y deja de suministrarles el veneno de
la eterna perdición; deja de dañar a la Iglesia y de poner trabas a su
libertad. Huye Satanás, inventor y maestro de toda falacia, enemigo de la
salvación de los hombres. Retrocede ante Cristo, en quien nada has hallado
semejante a tus obras. Retrocede ante la Iglesia una, santa, católica y
apostólica, la que el mismo Cristo adquirió con su Sangre. Humíllate bajo la
poderosa mano de Dios. Tiembla y huye, al ser invocado por nosotros el santo y
terrible Nombre de Jesús, ante el que se estremecen los infiernos, a quien
están sometidas las Virtudes de los cielos, las Potestades y las Dominaciones;
a quien los Querubines y Serafines alaban con incesantes voces diciendo: Santo,
Santo, Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos.
Señor,
escucha mi oración.
R. Y llegue a Ti mi clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).
R. Y llegue a Ti mi clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).
Oremos. Dios del Cielo y de la tierra, Dios de los Ángeles,
Dios de los Arcángeles, Dios de los Patriarcas, Dios de los Profetas, Dios de
los Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los Confesores, Dios de las
Vírgenes, Dios que tienes el poder de dar la vida después de la muerte, el
descanso después del trabajo, porque no hay otro Dios fuera de Ti, ni puede haber
otros sino Tú mismo, Creador de todo lo visible y lo invisible, cuyo reino no
tendrá fin: humildemente te suplicamos que tu gloriosa Majestad se digne
libramos eficazmente y guardamos sanos de todo poder, lazo, mentira y maldad de
los espíritus infernales. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
De las
asechanzas del demonio.
R. Líbranos, Señor.
Haz que tu Iglesia te sirva con segura libertad.
R. Te rogamos, óyenos.
Dígnate humillar a los enemigos de tu Iglesia.
R. Te rogamos, óyenos.
R. Líbranos, Señor.
Haz que tu Iglesia te sirva con segura libertad.
R. Te rogamos, óyenos.
Dígnate humillar a los enemigos de tu Iglesia.
R. Te rogamos, óyenos.
(Se
rocía con agua bendita el lugar y a los presentes).
Señor, no recuerdes nuestros delitos ni los de nuestros
padres, ni tomes venganza de nuestros pecados (Tobías 3, 3).
Padre nuestro …
ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, oh, Príncipe de la Milicia Celestial, por el Poder que Dios te ha conferido, arroja al Infierno a Satanás y a todos los espíritus malignos que vagan por el mundo buscando la perdición de las almas. Amén.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, oh, Príncipe de la Milicia Celestial, por el Poder que Dios te ha conferido, arroja al Infierno a Satanás y a todos los espíritus malignos que vagan por el mundo buscando la perdición de las almas. Amén.
FIN DEL EXORCISMO DE LEON XIII
Reproducimos la Carta del Prefecto Ratzinger para los Obispos,
sobre el Exorcismo de Leon XIII, sobre la validez de esto, comentamos en el
principio del Comentario.
CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE
CARTA
A LOS ORDINARIOS DEL LUGAR
PARA RECORDAR LAS NORMAS VIGENTES
SOBRE LOS EXORCISMOS
PARA RECORDAR LAS NORMAS VIGENTES
SOBRE LOS EXORCISMOS
29 de septiembre de 1985
Excelentísimo Señor:
Desde
hace algunos años, ciertos grupos eclesiales multiplican reuniones para orar
con la intención de obtener la liberación del influjo de los demonios, aun
cuando no se trate de exorcismos propiamente dichos. Tales reuniones son
efectuadas bajo la dirección de laicos, incluso cuando está presente un
sacerdote.
Dado que
se ha preguntado a la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre tales
hechos, este Dicasterio juzga necesario comunicar a todos los Ordinarios la
siguiente respuesta:
1. El
canon 1172 del Código de Derecho Canónico declara que a nadie es lícito
realizar exorcismos sobre personas posesas, a no ser que el Ordinario del lugar
haya concedido licencia peculiar y expresa para ello (§ 1), y determina también
que esta licencia sólo puede ser concedida por el Ordinario del lugar a un
presbítero piadoso, docto, prudente y con integridad de vida (§ 2). Por
consiguiente se invita a los Obispos a urgir el cumplimiento de estos
preceptos.
2. De
estas prescripciones se sigue que no es lícito a los fíeles cristianos utilizar
la fórmula de exorcismo contra Satanás y los ángeles apóstatas, contenida en el
Ritual que fue publicado por orden del sumo pontífice León XIII; mucho menos
les es lícito emplear el texto entero de este exorcismo. Los Obispos procuren
amonestar a los fieles sobre este asunto cuando sea necesario.
3.
Finalmente, por las mismas razones, se ruega a los Obispos que velen para que
–aun en los casos que, excluida la auténtica posesión diabólica, parezcan
revelar algún influjo del diablo– personas sin la debida autorización dirijan
reuniones en las cuales se hagan oraciones para obtener la expulsión del
demonio, oraciones que directamente interpelen a los demonios o traten de
conocer la identidad de los mismos.
La
formulación de estas normas de ningún modo debe disuadir a los fieles de rezar
para que, como Jesús nos enseñó, sean libres del maligno (cf. Mt 6,13). Además de eso, los Pastores
podrán valerse de esta oportunidad para recordar lo que la Tradición de la
Iglesia enseña respecto a la función propia de los Sacramentos y a propósito de
la intercesión de la Bienaventurada Virgen María, de los Ángeles y de los
Santos en la lucha espiritual de los cristianos contra los espíritus malignos.
Aprovecho
la oportunidad para expresar a Su Excelencia mis sentimientos de estima en el
Señor.
Joseph Card.
Ratzinger
Prefecto
Prefecto
LA
PELÍCULA “EL EXORCISTA” Y SAN MIGUEL ARCÁNGEL (Por Germán Mazuelo Leyton)
-
La
película «El exorcista» de 1973, llevada a la
pantalla sobre un guion de William Peter Blatty, se inspiró en un hecho
verídico de posesión diabólica en un niño de 13 años, conocido por los
seudónimos Robbie Mannheim o Roland
Doe. Los detalles del exorcismo fueron registrados en el libro Possessed de
Thomas Allen.
I. Setenta años atrás: Dominus
Robbie, era hijo único. En enero de
1949 una tía, espiritista, con la que tenía un trato cercano le enseñó a usar
la tabla Ouija.
Poco
después los padres de Robbie advirtieron que alrededor de su hijo sucedían
cosas extrañas como ruidos inexplicables en su habitación, sonido incesante del
goteo de agua y más tarde un ruido de arañazos como garras raspando madera,
movimiento de mesas y objetos, algunos de los cuales eran lanzados por los
aires. Casi al mismo tiempo murió su tía Harriet y Robbie comenzó a usar durante
horas y horas la Ouija como un medio para contactarla. Sucesivamente se dieron
anormalidades físicas alarmantes en el cuerpo de Robbie: marcas de rasguños,
ronchas y moretones, aparecidas sin ninguna razón aparente.
Más
inquietante aún fue la transformación de su personalidad. El adolescente
retraído y oscuro, se tornó repentinamente agresivo con frecuentes arrebatos de
ira y rabietas violentas dirigidas a sus padres. Robbie comenzó a hablar en
latín, una lengua que no tenía cómo haberla aprendido. Fue entonces cuando
sus padres decidieron que necesitaban ayuda. Lo intentaron casi todo sin
resultados. Como protestantes acudieron a su pastor, quien consideraba el
exorcismo una reliquia de la Edad Media.
Finalmente
acudieron a la parroquia católica cercana a su casa. El sacerdote Albert Hughes
fue elegido para ayudar a los angustiados padres, pero resultó ser totalmente
inadecuado para la tarea. Al fracasar en su intento de liberar al adolescente
de la posesión, les sugirió que lo hospitalizaran.
Trasladaron
su residencia a Saint Louis, Missouri, donde un familiar les animó a hablar con
el Padre Raymond J. Bishop, quien a su vez lo hizo con el Padre William Bowdern
S.J. Ambos visitaron la casa de la familia donde fueron testigos de los fenómenos.
Este último indicó al Padre Bishop que tomara nota de lo que estaba sucediendo
con el muchacho, gracias a lo cual se tiene conocimiento detalle a detalle de
cómo fue el exorcismo de Robbie.
El P.
Bowdern, finalmente fue designado por el arzobispo de Saint Louis para realizar
el exorcismo, el sacerdote que fue descrito por un compañero jesuita como totalmente
intrépido, fue asistido por los sacerdotes Walter Halloran y
William Van Roo.
Desde su
primera visita a la casa el 11 de marzo de 1949, el P. Bowdern puso a Nuestra
Señora de Fátima en el centro de su lucha,[1] y fue justamente ese día cuando el sacerdote exorcista le
contó a Robbie acerca de cómo tres niños de su edad recibieron el privilegio
especial de ver a la Madre de Dios cuyo nombre es María. Esto ayudó a explicar
el Avemaría al niño, que no era católico.
La historia de Fátima fascinó al
adolescente y el padre Bowdern la repitió varias veces durante los siguientes
treinta y ocho días. Esto llevó a Robbie a preguntar más sobre la fe
católica que finalmente lo llevó a su conversión y más tarde a la de sus
padres.[2]
El 23 de
marzo comenzó su preparación a la recepción del Bautismo, sacramento que
recibió el 1 de abril y al día siguiente la Primera Comunión.
Después
de su bautismo, los demonios que poseían a Robbie se volvieron más violentos.
Trasladado el niño a un sector del Alexian Brothers Hospital, le posibilitó al
sacerdote exorcista privacidad y cercanía con el niño.
El Hermano Rector del Hospital
hizo colocar una estatua de Nuestra Señora de Fátima cerca de la pieza, y
posteriormente otra de San Miguel Arcángel en la propia habitación.
El P.
Bowdern durante todo el proceso del exorcismo había reflexionado sobre algo que
el diablo había pronunciado al principio con voz gutural: no
me iré hasta que se pronuncie cierta
palabra, y no permitiré que este niño lo diga.
Durante
las semanas siguientes, el exorcista y su asistente soportaron indecibles
insultos, blasfemias, lenguaje sucio y violencia de los demonios que poseían al
niño, incluso la rotura de la nariz del P. Halloran.
Cada vez
que el espíritu maligno se manifestaba en Robbie, la voz del niño se distinguía
por su tono cínico, áspero y diabólico, sin embargo, el lunes de Pascua a las
10:45 p.m, la voz del muchacho cambió a tonos claros y dominantes que no
causaron temor. Un personaje celestial, dijo: ¡Satán! ¡Satán! Soy
San Miguel y te ordeno a ti y a los otros espíritus malignos, que abandonen
inmediatamente este cuerpo en el nombre de Dominus, ¡Ahora, ahora, ahora!»[3]
Seguidamente
Robbie tuvo las más violentas convulsiones de todo el exorcismo, al final se
calmó y dijo a los que rodeaban su cama: se ha ido.
II. El tentador
Este año
marca el septuagésimo aniversario de ese único exorcismo documentado
meticulosamente en los Estados Unidos de América, por los sacerdotes jesuitas
que la realizaron.
Esto es
importante porque una de las mayores mentiras del diablo es convencer a la
humanidad de que no existe.
Dice Sertillanges que la obra maestra de Satanás ha sido hacer creer a los hombres que él no
existe.[4]
La existencia de Satanás es dogma de fe. Está definido en el Concilio
Lateranense IV. El P. Justo Collantes, S.I.,dice que las palabras utilizadas en
este capítulo son «una profesión de fe».[5]
Dice el Concilio Lateranense IV: «Creemos firmemente y confesamos
sinceramente que (…) el diablo y demás demonios fueron creados por Dios buenos,
mas ellos, por sí mismos, se hicieron malos».[6] «Por lo tanto no se puede negar la existencia real de un ser
creado por Dios».[7]
«Hubo
una batalla en el cielo. Miguel y sus ángeles peleaban con el dragón… y no fue
hallado su lugar en el cielo» (Apocalipsis 12, 7). «Fue precipitado en la
tierra, y sus ángeles fueron con él precipitados» (Apocalipsis 12, 9).
Sus
oficios son: engañar a los hombres, aún con apariencias de ángel de luz. Está
como león rugiente intentando devorarnos (1 Pedro 5, 8). Así lo subraya San
Ignacio de Loyola: «Propio
es del ángel malo, que toma la apariencia de ángel de luz,[8]
entrar con la ánima devota, y salir consigo; es a saber, traer pensamientos
buenos y santos conforme a la tal ánima justa, y, después, poco a poco, procura
de salirse, trayendo a la ánima a sus engaños cubiertos y perversas intenciones».[9]
El relato de la «tentación de Jesús» (Lucas 4, 1-13), es rico en enseñanzas sobre la
naturaleza del diablo y, ante todo, sobre su poder, que se
opone al de Dios (Hechos 26,18). En efecto, Satanás le muestra a Cristo «todos
los reinos del mundo y su gloria, y le dice: «Todo esto te daré si postrándote
me adoras» (Mateo 4, 8-9). Los hombres están sometidos a Satanás en razón del
pecado (1 Juan 3,8: «Quien comete el pecado es del diablo»), están sometidos a
Satanás que posee un imperio inmenso (Mateo 12,26; Apocalipsis 13,2). Así pues,
su dominación es universal; tal como se lo expresa en Romanos 6,16: «os hacéis
esclavos de aquel a quien obedecéis» y en 2 Pedro 2,19: «uno queda esclavo de
aquel que le vence». Jesús calificará a Satanás con el título de «Príncipe de
este mundo» (Juan 12, 31; 14, 30; 16,11) y san Pablo con el de «dios de este
mundo» (2 Corintios 4,4; cf. Efesios 2,2). Más aún, Satanás es el «Príncipe de
los demonios» (Mateo 9,34), es decir, el primero de todos los ángeles caídos.
Con el fin de expresar su autoridad suprema, el Apocalipsis lo representa como
un dragón sentado en un trono (2,13), poseedor de «poder y… gran poderío» (13,
2), con la cabeza coronada de diademas (12,3) y recibiendo la adoración de
todos sus súbditos (13,3; 16,2).[10]
Sus
obras son: la posesión diabólica, la enfermedad y la muerte. Satán lucha
continuamente con el hombre, atacándole de codicia, de cólera, de soberbia, de
maledicencia, con los que desea arrastrarlo a la perdición.
El
diablo es el tentadorpor excelencia, exactamente como
lo había sido en figura de serpiente, engañando a Eva con su astucia (Génesis
3,1 y ss.; cf. Corintios 11,3; 1 Timoteo 2,14), y como seguirá haciéndolo con
los discípulos del Salvador (1 Corintios 7,5; Apocalipsis 2,10). Siempre se
esforzará en «descarriar» a los fieles, en sustraerlos del Señorío de Cristo
para arrastrarlos consigo (1 Timoteo 5,15). Su arma es siempre la misma, la que
ha empleado respecto de Jesús: la astucia (2 Corintios 2,11). Es un mentiroso
(Juan 8,44; cf. Apocalipsis 2, 9; 3, 9) que adquiere las mejores apariencias
para seducir a sus víctimas. Lobo con piel de oveja (Mateo 7,15), este ángel de
las tinieblas va incluso a disimularse cual ángel de luz (2 Corintios 11,14).
He ahí por qué su actividad es constantemente señalada como engañosa y de
extravío para las naciones o la tierra entera (Apocalipsis 12, 9; 20, 2, 7,
10). Por estas razones, se opone tan radicalmente como la noche al día (cf. 2
Corintios 6, 5; Juan 8, 44) a Cristo, que es la Verdad (Juan 14, 6; 18, 37: 2
Corintios ll,10) y la Luz (Mateo 4, 15; Juan 1, 4, 9; 8,12; 9,15; 12,46).
Satanás
ofrece a nuestra vista, figuras atractivas y placeres fáciles de conseguir,
para destruir por medio de la vista, la virtud de la castidad. Tienta a
nuestros oídos con dulces melodías, para deleitar y amenizar el vigor cristiano
por medio de plácidos oídos, excita la lengua con las injurias, instiga las
manos cuando éstas hieren, empujan hasta el homicidio, para que alguno sea
defraudador le propone ganancias injustas, para cautivar un alma con el dinero,
sugiérele la idea de ahorros perniciosos. Promete honores terrenos para privar
de los celestiales, luce lo falso para arrebatar lo verdadero, y cuando no
puede engañar oculta e insensiblemente, amenaza a las almas intentando excitar
el terror de las tribulaciones para así derrocar a los siervos de Dios,
inquieto siempre y enemigo durante la paz, es doloroso y violento en la
persecución.
Así
Satanás, y como quiera que los dardos que nos arroja con disimulo son los más
frecuentes, y su modo de acometer es oculto, consigue pasar inadvertido y
herirnos grave y frecuentemente, lo cual nos obliga a vigilar, para conocer y
rechazar sus acometidas.
Cuántas
personas sienten estas tentaciones, estas inclinaciones, estos apetitos y estos
deseos y no quieren darse cuenta de que son obra del Demonio. Ahí está
precisamente el peligro principal de la actuación de Satanás, en que logra que
la víctima no se percate de que es él quien está actuando y así no da
importancia alguna a sus insinuaciones malévolas.
El alma
está dormida en su sueño del pecado, ¿para qué despertarla?
afirma Satanás, mientras permanezca en ese estado es mía, no siente
temor de su condenación ni interés alguno en zafarse de mis garras.
III. «Jesús derrotado por el diablo»
Recientemente
en el impúdico y repugnante carnaval de Río de Janeiro, una escuela de samba
presentó una escenificación titulada «Saliva de los Santos y el Veneno
de la Serpiente», con alusiones a los demonios y una puesta en
escena en la que Jesús era «derrotado» por
Satanás en una «batalla entre el bien y el mal».
Cuatro
días después, se informó que el personaje que hizo el papel del diablo
venciendo a Jesús, murió carbonizado en un violento accidente de tránsito.[11]
La suprema importancia del relato de la «tentación de Jesús», consiste en oponer al Nuestro Señor Jesucristo (Dominus) y al diablo como dos personajes que tienen una
soberanía propia y un papel que jugar en la salvación del mundo. Satanás es
considerado desde ahora como el «anticristo», así como Jesús, por su lado,
acaba por apoderarse del reino del diablo: «El Hijo de Dios se manifestó para
deshacer las obras del diablo» (1 Juan 3,8). La autoridad de Aquél sobre éste
aparece absoluta; Jesús, al ser de una inocencia perfecta, no ofrece ningún
asidero en sí; nada hay en su persona que pueda servir de base para vencerlo o
acusarlo; es, sin pecado (Hebreos 4,15) ni complicidad alguna con el mal: «el
Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder» (Juan 14,30). Además, su
poder es muy superior al de su adversario, expresándose en la orden: «Apártate,
Satanás» (Mateo 4,10), ¡vete! Jesús triunfa, allí donde el primer hombre había
sucumbido. Ciertamente, no se trata sino de un primer enfrentamiento, y sobre todo
en el Calvario, por la ignominia y las torturas —y no por la gloria y el éxito—
es donde el Salvador destronará al Adversario. Este, hasta el fin de los
tiempos, continuará atacando a los discípulos, pero éstos se agruparán y se
protegerán en una Iglesia contra la que serán vanos los asaltos del infierno
(Mateo 16,18). Satanás pues es el gran vencido.[12]
Prestemos
atención -si alguno quiere- porque Dios a nadie quiere privar de su voluntad,
sino que escoja sus propios caminos para que luego no hable de desagradables
sorpresas ni de inesperados castigos. Ahí está el secreto de cada uno en su
elección totalmente voluntaria, nadie se condena si no lo desea, claro que en el
fondo no lo desea, pero tampoco evita esa condenación mientras le es posible
gozar torpemente de la vida, y cuando se percata del peligro, quizás es
definitivamente tarde.
[1] ALLEN,
THOMAS, Possessed:
The True Story of An Exorcism.
[2] Cd.:
FULKERSON, NORMAN, This Is How Saint Michael Cast Out Satan From Robbie
Mannheim.
[3]
GARRISON, CHAD, The True Story of the St. Louis House That Inspired
The Exorcist.
[4] Cf.: CREUS VIDAL, LUIS, Introducción a la Apologética.
[5] COLLANTES S.J., P. JUSTO, La fe de la Iglesia Católica,
nº 208.
[6] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia,
n.428.
[7] ANGELO SCOLA: Sectas satánicas y fe cristiana.
[8] 2Cor 11, 14.
[9] E.E., 332.
[10] Cf.: SPICQ O.P., Fr. CESLAS, La existencia del
Diablo pertenece a la revelación del Nuevo Testamento.
[12] Cf.: SPICQ O.P., Fr. CESLAS, La existencia del
Diablo pertenece a la revelación del Nuevo Testamento.
(NOTA
4)
EL MODERNISMO Y LA CRASA REDUCCIÓN DE LA
REALIDAD A LA INMANENCIA NATURAL
Hemos hablado frecuentemente de este tema tan importante. Vale
la pena reiterar algunos breves conceptos sobre el mismo.
También hemos hablado sobre las “dualidades” que
se encuentran en la realidad, tratando de conceptualizar de alguna manera lo
decimos así. Dios-Creación; Trascendencia-inmanencia; Sobrenatural-natural;
Espiritual-natural; Gracia-naturaleza; Dios-mundo; Dios-historia;
Luz-Tinieblas; Bien-mal; Santidad-pecado; Salvación-perdición.
La tendencia modernista es a unificar, borrar estas dualidades
en una suerte de monismo, panteísmo, que tiene cierta vinculación con algunos
puntos de la cosmovisión gnóstica y cabalística de Karl Jüng. Esta dirección de
unificación en el II Concilio, lo ha reconocido hasta el mismo Ratzinger. (NOTA
6)
Esta unificación no es otra cosa que abolir el plano trascendente
y el sobrenatural verdadero, el que está mas allá; Dios es para el modernista,
inmanente; está en la naturaleza de las cosas y el hombre mismo.
Conocemos el agnosticismo de la gnoseología modernista: No se
puede conocer a Dios mediante la razón, el entendimiento, y está mas allá de
todo fenómeno histórico; todo lo
cognoscible en la historia en última instancia hablando en serio, queda
reducido a lo verificable, a lo que se ve en la historia mediante la Ciencia
humana. El creyente quizás crea algo mas, por su experiencia personal
subjetiva; pero al fin y al cabo lo que cuenta y se tiene como real
es lo que dogmatiza la Ciencia. Hay cierta contradicción crasa aquí. Y
obviamente para esta aberrante concepción, la Revelación se somete a la ciencia.
Por eso queda dividido Cristo para el progremodernista: el
Jesús de la Fe, no pasa de ser una ficción piadosa para el creyente al fin y al
cabo; pero el Jesús de la Historia es el que realmente cuenta; el que puede
conocerse mediante la Ciencia, que tiene prevalencia sobre la Fe. Obviamente
este Cristo histórico no puede pasar mas allá de ser un hombre. Queda negada su
Divinidad.
Queda entonces abolido el plano sobrenatural divino para el
conocimiento del entendimiento y la Verdad Divina Trascendente, como la
sostiene la Iglesia. Dios queda reducido a la inmanencia: está y se manifiesta en
la Historia, en la Creación pero no es verificable por la ciencia. Hay extrañas
contradicciones…La Revelación de la Iglesia no pasa de ser humana y debe evolucionar,
adaptarse a los tiempos..Es una concepción evolutiva, heraclitana,
donde el Devenir cuenta antes que el Ser. Esta concepción propia
de la Revolución anticristiana es el fondo de ideologías que minan la Fe en
Cristo desde la raíz.
Pero sabemos que Dios es Inmutable, lo mismo que su Palabra; y
el mundo debe convertirse a la Verdad y no la Verdad dejar de ser verdad y
acomodarse a un mundo en permanente degradación.
Y Dios como dijimos, para
el modernista está en el mismo hombre de manera inmanente: de aquí a afirmar
que el hombre es Dios no hay mucho trecho. El Personalismo parece haber sacado
sobre este punto y del liberalismo sus
vías especulativas sobre la autodeterminación absoluta de la persona…
Obviamente al desaparecer la Trascendencia desaparecen también
los ángeles y los demonios.
El Jesús de la Fe, como ya dijimos, no es el mismo que el
Jesús de la Historia, el único verdaderamente importante es este último, puesto
que es lo único que se puede verificar. Los milagros también desaparecen,
obviamente. Una reducción y mutilación brutal y diabólica de Dios y la
realidad.
Un progremodernista está acostumbrado al disimulo, -como ya lo
advierten los Papas- y no expone su cosmovisión deletérea completa, con
claridad y precisión, porque asustaría y pondría en guardia a los pocos que aún
tienen algún sensus fidei y conocimiento de la Doctrina; sino que toma como
símbolos las realidades de la cosmovisión y Revelación católicas, para por
medio de esos símbolos, verter su veneno disolvente y reductivo, púramente
humanista e inmanente. Puede tener un discurso ortodoxo en una circunstancia y
en otra sutílmente herético, y en otra rampantemente herético. Es
contradictorio como algunos puntos de su cosmovisión aberrante, que a pesar de
esas contradicciones tiene cierta coherencia general, pero tremendamente
errónea; es como una construcción ingeniosa en el vacío de la Mentira…Pero no
se puede negar que tiene un atractivo para muchos por el tema de la Unicidad,
superadora de dualidades, que mencionamos antes. En este punto
hay algo similar a un panteísmo oriental…
Un modernista puede dar un sermón sobre San Miguel Arcángel,
hablando de él como signo de lo bueno; de rechazar los impulsos violentos del
corazón del hombre; de buscar la paz y la concordia; del amor a Dios y a su
misericordia. Del combate con el mal del interés personal y la injusticia
social……Así, elegantemente dará por tierra con la Verdad Revelada engañando a
muchos desprevenidos y minándoles la Fe. Por cuanto no dirá que los ángeles son
seres personales, espirituales, creados por Dios, y que esto es una realidad
literal y no simbólica.
El mismo trabajo de tergiversación y reducción a símbolos hará
con todas las Verdades Católicas. La Resurrección de Cristo, su Ascensión, su
envío del Espíritu Santo, la Inmaculada Concepción; la Asunción de María, el
Infierno, el Diablo….todos símbolos, que conviene tener en claro para ellos,
para no caer en la mitología…..También disolverá la Ley de Dios
sosteniendo que lo que importa es el amor, y el legalismo es
farisaico…Eso que llama legalismo es Catolicismo, Revelación de Cristo a la
Iglesia.
No vamos a insistir en el asunto de que este inmanentismo
lleva a la genuflexión obscena ante los poderes del mundo, la única Realidad
para el modernista, a la cual hay que funcionalizarse; ese sería su mandamiento
grande: ser miembro pleno de la Historia y la Ciudad del Hombre; Ciudadano del
Mundo……Vemos cuan lejos está de la Revelación cristiana…
Como lo ha dicho con claridad el Gran San Pío X, el modernismo
es la cloaca de todas las herejías, y sus cultores, los hombres
mas dañinos que pululan en el mundo; ya que disuelven la Verdad salvadora de
Cristo, desde dentro de la Iglesia.
Es obvio que no debemos ceder a esta destrucción de la Verdad
salvadora revelada bajo ningún concepto. La Escritura en esto es clara; clara
la Tradición y el Magisterio hasta 1962.
Podemos remitir al Syllabus de Pío IX, a la Libertas de Leon
XIII, a Pascendi de San Pío X, a Quanta Cura y Quas Primas…y también a
brillantes magisterios de Pío XII.
Tengamos también en cuenta que la infiltración modernista y
marxista vienen desde lejos en la Iglesia. Ya lo denunció Pío IX. Pero el II
Concilio Vaticano constituye un hito trágico en la historia de la Iglesia; un
punto de Inflexión abdicante; puesto que en él el Magisterio que
se mantenía incólume hasta Pío XII abdica finalmente ante la presión de
la Revolución -el Mysterium Iniquitatis-; abdica ante la demanda laicizante del
Sistema; claudica de la potestad correctiva hacia su interior: buenismo ingénuo
y suicida que se pagará muy caro: el error modernista, la herejía, la
disidencia desaforada y descarada, desafiante, no tendrán ya penalización y
cundirán impúnemente dentro de la Iglesia; seminarios, órdenes religiosas, Obispos
heréticos, Cardenales….etc. verterán su veneno modernista de manera totalmente
alegre e impune. Máxime cuando el Derecho Canónico de 1983 se ha hecho laxo y
garantista liberal a tal punto que se ha vuelto insuficiente…esto
lo reconoce Ratzinger en su Carta de Junio de este año.
En el II Concilio Vaticano, la Iglesia abdica del Dogma Extra
Ecclesiam Nulla Salus; abdica del imperativo de instauración del Reino
sociopolítico de Cristo en la tierra, aceptando el laicismo liberal masónico, y
poniendo a la Iglesia bajo el Estado Nuevo Orden Mundial como una posición mas
entre otras cosmovisiones y religiones adámicas y erróneas: indiferentismo y
relativismo. Con documentos como GS y otros textos, se pone al hombre en el
centro en lugar de Dios, de manera un tanto oscura en algunos pasajes y mas
clara en otros. El Discurso de Inicio del Concilio ya muestra pelagianismo,
buenismo, modernismo; ansia indisimulada de agradar mas al mundo que a Dios. Ya
lo hemos detallado en varios Domingos.
Los frutos de apostasía, indiferencia, profanación, sacrilegio
y blasfemia los vemos claros no solo en la cristiandad sino en la jerarquía de
la Iglesia y el mismo Papa.
El Mysterium Iniquitatis parece vencer ahora completamente a
la Iglesia; pero sabemos que esto es transitorio. La Iglesia puede ser
martirizada y reducida a una mínima expresión y nuevamente a las catacumbas;
pero mas santa que nunca en sus fieles y mas digna que nunca en ese sentido,
como Esposa de Cristo.
Vayamos redondeando entonces y diciendo que para el
progremodernismo hoy imperante en la Iglesia, no existe la Santísima Trinidad; Cristo,
el verdadero, ni Dios, el verdadero, ni la Virgen María, la verdadera, ni San
Miguel Arcángel, ni el Diablo….
Pero para la Fe de Cristo, la Católica, que viene por
revelación desde el mismo Dios, esa es la verdad; y esa es la Verdad, a secas.
La Verdad los hará libres, nos revela el
Señor.
Quien me ama guardará mi Palabra.
Quien me ama cumplirá mis Mandamientos.
Todo aquel que agregue algo a esta
Profecía, Yo le agregaré las plagas descriptas en ella; pero el que quite algo
a esta Profecía, yo le quitaré su lugar en el Libro de la Vida…(Ap.)
Recemos ya para ir terminando, nuevamente la oración a San
Miguel Arcángel de Leon XIII, aquella que San Francisco de Sales recomendaba
para combatir la herejía y mantenerse en la verdad salvadora; como también
obviamente recomendaba la Devoción a San Miguel Arcángel:
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la
batalla. Se nuestro amparo contra la
perversidad y las asechanzas del Demonio. Reprímale Dios! Pedimos suplicantes.
Y tú oh Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al Infierno a Satanás y demás
espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén
…………………………………………………………………………………………………………….
El castigo para los modernistas será radical; mucho peor que
para los rigoristas. Está claro en la Palabra del Señor.
Solo la Verdad libera; solo el verdadero Cristo salva.
Inventarse un Cristo desdivinizado, humanizado, light, políticamente correcto,
lleva a la perdición eterna.
Pidamos inspirados por el Espíritu de Dios lo que pide el
Apocalípsis.
El Espíritu y la Novia dicen: Ven Señor
Jesús.
NOTAS
El modernista reduce las verdades a simbolos y se contradice y cambia según discurra en un lugar o frente a una audiencia con respecto a otra. Por eso es una tontería citar un pasaje ortodoxo de un modernista para probar que es fiel a la Verdad. Cuando hay otros tres discursos sobre el mismo tema donde se contradijo o varió ligéramente sus afirmaciones.
ResponderEliminarJuan Pablo II decía que la recen en la casa la oración a San Miguel Arcángel que estuvo siempre después de la Misa en la Liturgia, pero no hizo absolutamente nada para reponerla o evitar que la saquen. Como siempre los conciliares. Dejan entrar el lobo al corral y después dicen "cuidado", "cuidado"...
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