MARZO 25, 2020
ORIGEN: FSSPX.NEWS
"Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen prometida en matrimonio a un varón, de nombre José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María". Evangelio según San Lucas, 1: 26-27
La misión del Arcángel Gabriel
San Basilio: Los espíritus celestiales no vienen a nosotros por iniciativa propia, es Dios quien los envía cuando nuestra utilidad lo requiere; porque su ocupación es contemplar el resplandor de la sabiduría divina.
San Gregorio Magno: No es un ángel ordinario, sino el Arcángel Gabriel, quien es enviado a la Virgen María, ya que, ciertamente, un mensaje de tal trascendencia requería que fuese transmitido por un ángel de la máxima categoría. La Escritura le da un nombre especial y significativo, se llama Gabriel, que quiere decir "la fortaleza de Dios". Por lo tanto, correspondía a la fortaleza de Dios anunciar el nacimiento del Dios de los ejércitos, del fuerte en los combates que triunfó sobre las potestades infernales.
Beda el Venerable: Dios comienza admirablemente la obra de nuestra reparación, enviando un ángel a una virgen que sería consagrada por una concepción divina, porque el demonio también había comenzado ya la obra de nuestra perdición enviando la serpiente a la mujer para seducirla con el espíritu de la soberbia.
San Juan Crisóstomo: No anuncia el Ángel a la Virgen después del parto, para que entonces no se turbara en demasía, sino que le habla antes de la concepción. No en sueños, sino presentándose de una manera visible. Porque como había de recibir una gran revelación, necesitaba de una visión solemne antes del cumplimiento.
Fue enviado a una virgen desposada
San Agustín: Solo la virginidad era digna de dar a luz a Aquel que, en su nacimiento, no tenía igual. Nuestra cabeza, por un milagro deslumbrante, debía nacer de una virgen según la carne, y figurar así que la Iglesia virgen daría a sus miembros un nacimiento completamente espiritual.
San Jerónimo: Es con razón que un ángel es enviado a una virgen; porque la virginidad siempre ha estado unida por lazos estrechísimos con los ángeles. Ciertamente, vivir en la carne, sin obedecer las inspiraciones de la carne, no es la vida de la tierra, sino la vida del cielo.
San Ambrosio: Y con razón han indicado claramente la Escritura estas dos cosas: ella era esposa y virgen. Virgen, para que apareciera limpia de toda relación con un varón; desposada, para que su virginidad estuviera a salvo de toda deshonra, pues su embarazo habría sido una señal de corrupción. El Señor ha querido mejor permitir que algunos dudasen de su origen que de la pureza de su Madre. Sabía Él cuán delicado es el honor de una virgen, cuán frágil la fama del pudor; no juzgó conveniente establecer la verdad de su origen a expensas de su Madre. Así fue preservada la virginidad de Santa María, sin detrimento para su pureza, sin violar su reputación.
El matrimonio de la Santísima Virgen protege el secreto de Dios
San Ambrosio: Nada da más crédito a las palabras de María que este matrimonio, y elimina toda causa de sospechar mentira. Si se hubiera convertido en madre sin estar casada, habría parecido que tenía causa de ocultar su culpa bajo el velo de las mentiras; pero esta necesidad no la tiene una desposada, pues es sabido de todos que el premio del casamiento, y la gracia de las bodas, es la fecundidad. Una razón no menos importante, es que la virginidad de María engañó al príncipe de este mundo; al verla comprometida en los lazos del matrimonio, no podía tener ninguna sospecha de su concepción virginal.
Orígenes: Si no hubiera estado casada, no hubiera sido posible ocultarla al príncipe de este mundo. De otra suerte, no se le hubiera escapado al diablo esta reflexión: "¿Cómo es posible que ésta, que no conoce varón, se convertirá en madre? Esta concepción debe ser divina, tiene que ser algo que supera a la humana naturaleza".
San Ambrosio: Pero este matrimonio engañó más que todo a los demonios, porque la malicia de estos espíritus penetra fácilmente hasta en las cosas ocultas. Mas los que se ocupan en las vanidades del mundo no pueden conocer las cosas divinas. Decimos también que tenemos el testigo más fiel y seguro de la virginidad de María en la persona de su esposo, que hubiese podido quejarse de la injuria y vengar el oprobio, si no hubiera conocido el misterio de esta concepción virginal.
Beda el Venerable: "Y esta virgen se llamaba María". La palabra María, en hebreo, quiere decir estrella del mar, y en siríaco Señora. Y con razón, porque mereció llevar en sus entrañas al Señor del mundo y a la luz eterna de los siglos.
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