domingo, 22 de marzo de 2020

IV DOMINGO DE CUARESMA, LAETARE


IV DOMINGO DE CUARESMA, I CLASE, MORADO O ROSADO

DOMINGO DE LAETARE

Después de los textos de la Misa consignamos una introducción extractada del comentario del Padre Castellani; posteriormente nuestro propio comentario, y al final citas de los Santos Padres sobre nuestro Evangelio.

TEXTOS DE LA MISA

Introito. Is. 66.10,11: Salm. 121.1-  Alégrate, Jerusalén, y regocijaos con ella todos los que la amáis; regocijaos con ella, gozosos, cuantos por ella hacéis duelo; para que os saciéis del pecho de sus consuelos. Salmo. Me alegré cuando se me dijo: Vamos a la casa del Señor, f. Gloria al Padre.
Colecta.-  Concedednos, ¡oh Dios omnipotente!, que quienes su­frimos lo merecido por nuestras acciones, respiremos con el consuelo de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Epístola. Gal. 4.22-31.-  
Hermanos: Escrito está que Abraham tuvo dos hijos, uno de la esclava y otro de la libre. Mas el de la esclava nació según la carne, y el de la libre en virtud de la promesa; lo cual se dijo en un sentido alegórico. Por que estas dos madres son los dos Testamen­tos. El uno el del monte Sinaí, que engendra esclavos, es Agar; porque el Sinaí es un monte de Arabia. Corresponde ella a de aquí abajo, la cual es esclava con sus hijos. Mas aquella Jerusalén de arriba es libre; y es madre nuestra. Porque escrito está: Alégrate, estéril, que no pares; prorrumpe en gritos de júbilo tú que no conoces los dolores del parto, pues son más los hijos de la abandonada, que los de la que tiene marido. Vosotros, pues, hermanos, sois como Israel hijos de la promesa, figurados en Isaac. Mas, así como entonces el que había nacido según la carne, perseguía al nacido según el espí­ritu, así sucede también ahora. Pero ¿qué dice ? Echa fuera a la esclava y a su hijo, pues no será heredero el hijo de la esclava con el hijo de la libre. Y así, hermanos, nosotros no somos hijos de la esclava, sino de la libre; y esta libertad nos la ha adquirido Cristo.
Gradual. Salm. 121.1,7.-  Me alegré cuando se dijo: Vamos a la casa del Señor.  Reine la paz en tu recinto y la abundancia en tus palacios.
Tracto. Salm. 124 1-2.- Los que confían en el Señor son como el monte Sión; jamás se tambaleará el que habita en Jerusalén. Jerusalén está rodeada de montañas; así rodea el Señor a su pueblo desde ahora y para siempre.
Evangelio. Juan 6.1-15
En aquel tiempo: Pasó Jesús a la otra parte del mar de Galilea, o de Tiberíades, y le seguía una gran multitud de gente, porque veían los milagros que hacia con los enfermos. Subió, pues, Jesús a un monte, y sentóse allí con sus discípulos. Acercábase ya , día de gran fiesta para los judíos. Habiendo, pues, alzado Je­sús los ojos, y viendo que venía hacia sí tan gran multitud, dijo a Felipe: ¿Dónde compraremos panes para que coma esta gente? Esto lo decía para probarle, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Respondió Felipe: Doscientos denarios de pan no les alcanzan para que cada uno tome un bocado. Uno de sus discípulos, An­drés, hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; mas ¿qué es esto para tanta gente? Pero Jesús dijo: Haced sentar a esas gentes. En aquel lugar había mucha hierba. Sentáronse, pues, como unos cinco mil hombres. Tomó entonces Jesús los panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los que estaban sentados; y lo mismo hizo con los peces, dando a todos cuanto   querían.  Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los trozos que han sobrado, para que no se pier­dan. Hiciéronlo así, y llenaron doce cestos con los trozos que habían sobrado de los cinco panes de cebada, después que todos hubieron comido. Aquellos hombres, cuando vieron el milagro que había hecho Jesús, decían: ¡Éste es verdaderamente el profeta que ha de venir al mundo! Y Jesús, notando que habían  de  venir  para  llevársele y hacerle Rey, huyó otra vez al monte él solo.
Ofertorio. Salm. 134.3,6.- Alabad al Señor porque es benigno; cantad himnos a su nombre, porque es amable. Todo cuanto quiso ha  hecho  el  Señor  en  el cielo y en la tierra.
Secreta.- Te pedimos, Señor, mires propicio el presente sacrificio, a fin de que aproveche a nuestra devoción y a nuestra salud. Por nuestro Señor,
Prefacio de Cuaresma-  En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar,  Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que, por el ayuno corporal, domas nuestras pasiones, elevas la mente, nos das la virtud y el premio, por Jesucristo nuestro Señor, por quien alaban los Ángeles a tu majestad, la adoran las Dominaciones, la temen las Potestades y la celebran con igual júbilo los Cielos, las Virtudes de los cielos y los bienaventurados Serafines. Te rogamos que con sus voces admitas también las de los que te decimos, con humilde confesión.
Comunión. Salm. 121.3-4.- Jerusalén está construida como una ciudad de partes bien trabadas. Allá suben las tribus, las tribus del Señor, para alabar tu nombre, Señor,
Poscomunión.-  Concédenos, ¡oh Dios Misericordioso! , la gracia de tratar siempre con sinceros obsequios este sacramento que incesantemente nos sacia, y de recibirle con gran espíritu de fe. Por nuestro Señor Jesucristo.



Dominica Quarta in QuadragesimaI Classis
Statio ad S. Crucem in Jerusalem



Introitus: Isai. lxvi 10 et11
Lætáre, Jerúsalem: et convéntum fácite, omnes qui dilígitis eam: gaudéte cum lætítia, qui in tristítia fuístis: ut exsultétis, et satiémini ab ubéribus consolatiónis vestræ. [Ps. 121. 1]  Lætátus sum in his, quæ dicta sunt mihi: in domum Dómini íbimus. Glória Patri.  Lætáre, Jerúsalem
Oratio:
Concéde, quǽsumus, omnípotens Deus: ut qui ex mérito nostræ actiónis afflígimur, tuæ grátiæ consolatióne respirémus. Per Dóminum.

ad Gálatas. iv: 22-31
Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Gálatas.
Fratres: Scriptum est: Quóniam Abraham duos fílios hábuit: unum de ancílla, et unum de líbera. Sed qui de ancílla, secúndum carnem natus est: qui autem de líbera, per repromissiónem: quæ sunt per allegoríam dicta. Hæc enim sunt duo testaménta. Unum quidem in monte Sina, in servitútem génerans: quæ est Agar: Sina enim mons est in Arábia, qui conjúnctus est ei, quæ nunc est Jerúsalem, et servit cum fíliis suis. Illa autem, quæ sursum est Jerúsalem, líbera est, quæ est mater nostra. Scriptum est enim: Lætáre, stérilis, quæ non paris: erúmpe, et clama, quæ non párturis: quia multi fílii desértæ, magis quam ejus, quæ habet virum. Nos autem, fratres, secúndum Isaac promissiónis fílii sumus. Sed quómodo tunc is, qui secúndum carnem natus fúerat, persequebátur eum, qui secúndum spíritum: ita et nunc. Sed quid dicit Scriptúra? Ejice ancíllam et fílium ejus: non enim hæres erit fílius ancíllæ cum fílio líberæ. Itaque, fratres, non sumus ancíllæ fílii, sed líberæ: qua libertáte Christus nos liberávit.
Graduale: Ps. cxxi: 1 et 7
Lætátus sum in his, quæ dicta sunt mihi: in domum Dómini íbimus. Fiat pax in virtúte tua: et abundántia in túrribus tuis.
Tractus: Ps. cxxiv 1-2
Qui confídunt in Dómino, sicut mons Sion: non commovébitur in ætérnum, qui hábitat in Jerúsalem.  v. Montes in circúitu ejus: et Dóminus in circúitu pópuli sui, ex hoc nunc et usque in sæculum.
Joann. vi: 1-15
+ Sequéntia sancti Evangélii secúndum Joánnem.
In illo témpore: Abiit Jesus trans mare Galilææ, quod est Tiberíadis: et sequebátur eum multitúdo magna, quia vidébant signa, quæ faciébat super his, qui infirmabántur. Súbiit ergo in montem Jesus: et ibi sedébat cum discípulis suis. Erat autem próximum Pascha dies festus Judæórum. Cum sublevásset ergo óculos Jesus, et vidísset quia multitúdo máxima venit ad eum, dixit ad Philíppum:  «Unde emémus panes, ut mandúcent hi?»   Hoc autem dicébat tentans eum: ipse enim sciébat quid esset factúrus. Respóndit ei Philíppus:  «Ducentórum denariórum panes non suffíciunt eis, ut unusquísque módicum quid accípiat.»   Dicit ei unus ex discípulis ejus, Andréas frater Simónis Petri:  «Est puer unus hic, qui habet quinque panes hordeáceos, et duos pisces: sed hæc quid sunt inter tantos?»   Dixit ergo Jesus:  «Fácite hómines discúmbere.»  Erat autem fœnum multum in loco.  Discubuérunt ergo viri, número quasi quinque míllia.  Accépit ergo Jesus panes: et cum grátias egísset, distríbuit discumbéntibus: simíliter et ex píscibus quantum volébant. Ut autem impléti sunt, dixit discípulis suis:  «Collígite quæ superavérunt fragménta, ne péreant.»  Collegérunt ergo, et implevérunt duódecim cóphinos fragmentórum ex quinque pánibus hordeáceis, quæ superfuérunt his, qui manducáverant. Illi ergo hómines cum vidíssent quod Jesus fécerat signum, dicébant:  «Quia hic est vere Prophéta, qui ventúrus est in mundum.»   Jesus ergo cum cognovísset, quia ventúri essent ut ráperent eum, et fácerent eum regem, fugit íterum in montem ipse solus.
Offertorium: Ps. cxxxiv: 3 et 6
Laudáte Dóminum, quia benígnus est: psállite nómini ejus, quóniam suávis est: ómnia quæcúmque vóluit, fecit in cælo et in terra.
Secreta:
Sacrifíciis præséntibus, Dómine, quǽsumus, inténde placátus: ut et devotióni nostræ profíciant et salúti. Per Dóminum.

Communio: Ps. cxxi: 3-4
Jerúsalem, quæ ædificátur ut cívitas, cujus participátio ejus in idípsum; illuc enim ascendérunt tribus, tribus Dómini, ad confiténdum nómini tuo, Dómine.
Postcommunio:

Da nobis, quæsumus, miséricors Deus: ut sancta tua, quibus incessánter explémur, sincéris tractémus obséquiis, et fidéli semper mente sumámus. Per Dóminum



COMENTARIO

 Después de la nota litúrgica reproducimos una introducción sacada del comentario del Padre Castellani. Luego nuestro propio comentario y por último las citas de los Santos Padres sobre nuestro Evangelio.
NOTA LITÚRGICA

Esta Domínica, conocida con el nombre de Laetare por ser ésta la primera palabra con que empieza el Introito de la Misa, es una de las más célebres del año litúrgico. La Iglesia en este día suspende las saludables tristezas de la Cuaresma: los cantos del Misa no hacen más que invitarnos al gozo santo, a una saludable consolación; el órgano, mudo en los tres domingos precedentes, deja oír sus melodiosas armonías; el diácono vuelve a vestir la dalmática y el subdiácono la túnica, en prueba del gozo de que quiere la Iglesia estemos poseídos en este día. En todo esto guarda perfecta semejanza esta Domínica con la tercera de Adviento, llamada Gaudete.
El motivo que ha inducido a la Iglesia para convidar a una santa alegría, ha sido a fin de felicitar a sus hijos por el celo con que han recorrido la mitad de la Cuaresma, así como para animarles a continuar el tiempo que resta hasta el santo día de Pascua. Esta Domínica de Cuaresma ha sido también denominada Domínica de los cinco panes, por razón del Evangelio de la Misa que nos relata su multiplicación. Este prodigio, obrado por la infinita virtud de Jesús, de vez, según la mente de la Iglesia, recordarnos otro prodigio mucho más grande, debe prepararnos para celebrar la institución de la Eucaristía, al propio tiempo que disponernos a su recepción. Si uno de los fines de la Cuaresma consiste en preparar a los cristianos para que se acerquen dignamente al convite de la Eucaristía, muy justo era recordarle este augusto misterio en día tan señalado, muy debido era proponerles el milagro que Jesucristo obró el día antes de hablar en Cafarnaúm de su real presencia en el Sacramento de su amor. Tanta bondad de nuestro divino Maestro debe llenarnos de saludable alegría, del espiritual gozo que expresar la Liturgia en cada una de las partes de la santa Misa. Fijándonos en ellas, observamos que así el Introito como el Gradual, Tracto y Ofertorio cantan alegría de que deben inundarse nuestras almas; en la Epístola de San Pablo nos manifiesta la dignidad y excelencia de nuestra Madre, y, por ende, la de nosotros sus hijos; el Evangelista nos refiere la misericordiosa bondad y el milagroso poder con que Jesús alimentó a los que en el desierto le seguían fieles para oír sus palabras y que entusiasmados le iban a proclamar por su rey; y en las Oraciones la Iglesia pide, y nosotros con ella, que nos hagamos dignos de las consolaciones divinas, y de participar debidamente preparados de los misterios de la Redención.
Los catecúmenos que querían terminar su preparación para recibir el santo Bautismo, llamados competentes, en esta cuarta Domínica de Cuaresma, según el testimonio de San Agustín en el sermón 213, eran inscritos en el registro o matrícula, de la Iglesia, y en esta ocasión se les daba el nombre espiritual, sin quitárseles el nombre de su familia. Esta imposición se hacía, no como ahora en el día del bautismo, sino antes de recibirle. (1)



INTRODUCCIÓN DEL PADRE CASTELLANI

Como introducción nos referimos a estos párrafos de Castellani:

Cuarto de Cuaresma: la primera multiplicación de los panes (Juan VI, 1-15).
Este milagro se llevó a cabo más o menos en la mitad de la predicación de Cristo,
segundo ano de vida pública, antes del penúltimo viaje a Jerusalén, después de la fuga de Judea a causa de la degollación del Bautista y después del retorno de los Discípulos de la misión–en primavera, cerca de la fiesta religiosa hebrea “de las Tiendas” o “Toldo”–.
Otra multiplicación menor cuentan Mateo y Marcos un poco después, que sería
tentador identificar con ésta reduciéndolas a una; como han hecho algunos Doctores; pero no se puede, porque lo probabilísimo es que fueron realmente dos. Si hubiese sido una sola, la gente de Jerusalén hubiese dicho: “¡Son cuentos de estos provincianos!”. Si hubiesen sido tres, se levanta el Sindicato de Panaderos Metropolitanos.
Los cuatro Evangelistas cuentan el milagro con diferentes pormenores. San Juan le da su sentido pleno, insertándolo en su capítulo VI que trata del“Pan de Vida” y añadiendo la Promesa de la Eucaristía, y el diálogo dramático en la Sinagoga de Cafarnaúm, que es uno de los relatos más sublimes que han salido de péñola humana.
Este milagro es muy popular; excepto, como dije, entre los panaderos. Cuentan que el cura Brochero estaba explicándolo, y se trabucó en los números –porque efectivamente hay dos multiplicaciones que difieren solamente en los números–
y pegó un grito diciendo: “Mirad el poder de Cristo, que con cinco mil panes y dos mil pescados dio de comer a cinco hombres”, a lo cual el sacristán que estaba sentado bajo el púlpito comento en voz alta: “¡Eso lo hago yo también!”, con lo cual se rieron algunos y el cura se abatató del todo y dejó la prédica, para seguirla otro día. El domingo siguiente subió muy alerto y gritó: “Como les iba
diciendo, Jesucristo con 5 panes y 2 peces dio de comer a 5.000 varones”, a lo
cual el sacristán gritó de nuevo: “¡Eso lo hago yo también!”.“–¿Cómo, sacristán sacrílego?” –gritó el canónigo.“–¡Con lo que sobró el domingo pasao!” –ripostó el sacristán, que era un negrito ladino. (2)

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NUESTRO COMENTARIO

PALABRA Y MILAGROS
Cuanto hay para decir y comentar de este célebre pasaje. Pero vamos a centrarnos en lo que creemos mas esencial e importante, para hacerlo mas fácilmente inteligible.

Cristo trae su Palabra como salvación; también signos sobrenaturales de Dios, mostrándonle al hombre un poder Salvador, o viene a saciar el hambre fisiológico?
Bueno, obviamente lo primero es capital; lo cual no obsta que en ocasiones su misericordia lo lleve también a lo segundo; pero esto segundo siempre apuntando y en función de lo primero.
Los milagros buscan que el hombre tome conciencia de que hay un Poder de Dios, una Palabra, que puede romper las ataduras de la vida inmanente y traer una salvación distinta y superior. Es superior siempre la Palabra, la Doctrina,  al milagro. Y el Milagro siempre debe ser tomado para fortalecer la Fe de cara a la salvación, no como un elemento funcional a la vida inmanente del hombre en el mundo. Cosa esta última que hicieron los judíos en este pasaje, con su mentalidad del Mesías de las Tentaciones del Desierto, como veremos mas adelante.
Queda claro en la parábola del Rico Epulón y Lazaro: si los impíos no creen la Palabra de Dios, aunque un muerto resucite, no creerán. Cf. Lc. 16-19ss. Y cuando el Señor dice:

Si no me creen a mí, crean aunque sea por las obras…(Jn 10, 38)

Es la Palabra la que hace los milagros.

Al Principio era la Palabra; y la Palabra era Dios…

..Cielo y tierra pasarán, pero mis Palabras no pasarán…

El milagro es un recurso de la misericordia de Dios como suplemento a la Palabra, habida cuenta de la debilidad del hombre.  (Cf. Crisóstomo in Ioannem hom. 40)

Si ustedes no ven milagros no creen! Se enoja el Señor   (Jn 4, 48)

Está claro que la Palabra y la Doctrina son superiores al milagro. Si se quiere, la Palabra es el mayor El Milagro.


JESÚS PRUEBA AL HOMBRE

El acuoso y laxo progremodernismo post conciliar se convenció de que Dios no prueba al hombre; porque, dice, eso es una crueldad. Pero la Tradición y el Magisterio que viven e interpretan la Escritura siempre supieron y siguen sabiendo que Dios prueba al hombre.
No es, obviamente, que lo tienta,  o induce al Mal; esto lo hace el Diablo. Santiago explica bien esto en su Carta. Dios hace otra cosa: permitir o poner, (según su infinita sabiduría y providencia) al hombre en determinadas situaciones difíciles, para que todo lo bueno y lo malo que tiene dentro emerjan y él mismo vea quien es; haga mérito y vea cuales son sus límites, así como cual es el poder de Dios que lo sacará con mucha ganancia de esa prueba si es fiel. Vemos el caso de Sirofenicia con la hija endemoniada, a la que Jesús realmente la pone a prueba con duras palabras. (Mt 15 21-28), y finalmente accede a su pedido, quedando la mujer fortalecida y santificada con creces después de la experiencia, y aún habiendo obtenido lo que quería. Y vemos en este Evangelio de hoy  que Jesús realmente pone a prueba a Felipe.

¿Dónde compraremos panes para que coma esta gente? Esto lo decía para probarle, pues bien sabía él lo que iba a hacer.

Dios no pone a prueba al hombre como ensayo de prueba y error para ver que pasa….Sino que lo exige en la fe para que el hombre de lo mejor de sí y se fortalezca, haga mérito, se engrandezca, y deje plasmada para la eternidad, y aún para la historia de este mundo, la gloria de su victoria en la prueba, como la cananea sirofenicia.

La prueba de Felipe, obviamente, es mas liviana que la de la Cananea. Felipe hace cálculos de dinero sobre el tema. Pero Andrés parece algo mas inspirado y aporta algo que puede parecer insignificante, ridículo:

Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; mas ¿qué es esto para tanta gente?

Dios nos suele demandar algo, aunque sea pequeño, para hacer sus portentos en nuestra vida. No porque no pueda hacerlo sin nosotros. Creo el cielo y la tierra sin nosotros. Pero esto nos edifica sobre la colaboración con su Gracia, cosa que necesitaremos siempre en nuestra vida.

Las situaciones difíciles del cristiano no son simplemente concatenaciones azarosas de los hechos; son situaciones previstas por Dios para probar la Fe de sus elegidos como el oro en el crisol, dice la Escritura.

Jesús puso a prueba acá a sus apóstoles y discípulos para que se engrandezcan en la Fe.


VERDADERA MULTIPLICACIÓN MILAGROSA

La teología crásamente racionalista (hipertrofia y desubicación de la razón) de Bultmann y otros teólgos posteriormente modernistas, hicieron una Desmitologización del Evangelio. Una verdadera interpretación naturalista, inmanente, científica y realista de los hechos del Evangelio, según ellos. La Ciencia debía decir que es lo real o no del Evangelio.
Lo que en realidad hicieron con su atrofia espiritual y el mal uso del Método Histórico crítico, es vaciar la Palabra de Divinidad y Trascedencia Divinas, y reducir a Cristo a un simple hombre: el Cristo histórico, dicen ellos. El Cristo de la Fe, el Cristo de la Escritura, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, es una piadosa ficción catequética, según ellos. Vemos hasta donde llega la estulticia maligna del progremodernismo. Amputado Cristo de su Divinidad y la Palabra reducida a la pura humanidad, el mensaje ha sido anulado completamente y ya no puede salvar.
El método histórico-crítico y las ciencias auxiliares pueden ayudar a la hermenéutica e interpretación bíblica, siempre que conserven la conciencia de sus límites y no pretendan reducir a Dios y su Palabra a sus propios límites; que es lo que ha hecho el modernismo y racionalismo crasos.
La Palabra nunca está contra la Razón, sino que trasciende infinitamente a esta. Tampoco la Revelación se contrapone con la ciencia, si la ciencia es honesta, imparcial y objetiva.
Episodios del Evangelio desmitologizados, es decir, vaciados de contenido divino, sobrenatural, trascendente y reducidos a la pura naturaleza, no sirven para nada en cuanto a la santificación y salvación del hombre. Se anula el Instrumento Divino que salva al hombre; se anula la Palabra; esa con la cual Dios creó el Cielo y la Tierra; esa con la cual Cristo venció al Demonio, y esa con la cual hará Nuevos Cielos y Nueva tierra donde habite la Justicia.
Las posesiones diabólicas reducidas a epilepsias o trastornos nerviosos…o la Multiplicación de panes reducida a

actitudes de solidaridad…que no son magia ni idolatría…

Como la que hizo Francisco en su homilía sobre la multiplicación de panes…..(3)

Si del Papa tenemos el obsequio de estas….reducciones y neutralizaciones de la Palabra de Dios….vemos como está la Iglesia hoy.

Pero no: Cristo utiliza su poder divino y realmente multiplica sobrenaturalmente el pan y los  peces. Así como hizo el Cielo y la Tierra de la nada, también puede hacer miles de panes y peces de unos pocos.


ESTE ES EL PROFETA QUE HA VENIDO AL MUNDO!
Y LO QUISIERON HACER REY!
CRISTO QUIERE QUE CREAN EN ÉL, O NO?

¿Rey de qué?

Después de hacer el estupendo portento, la gente se dió cuenta que había habido un prodigio  maravilloso:

Aquellos hombres, cuando vieron el milagro que había hecho Jesús, decían: ¡Éste es verdaderamente el profeta que ha de venir al mundo! Y Jesús, notando que habían  de  venir  para  llevársele y hacerle Rey, huyó otra vez al monte él solo.

Los progremodernistas se regocijarían con esta situación; la glorificación de la masa, de las muchedumbres. El aplauso de la multitud. Esto es lo que buscamos….dirían, Cristo lo consiguió…pero después no fue consecuente con sus triunfos y se empecinó en fanatismos…

Pero al Señor no le interesa la glorificación del mundo; la aceptación de las multitudes ni su aplauso: quiere que tengan Fe recta de que Él es el Salvador del mundo, como la samaritana y la gente de su pueblo. Quiere que en sus milagros vean el poder de Dios que quiere salvar.
No le interesa que lo aclamen o lo hagan Rey porque se llenaron el estómago. No le interesa ser el Mesías de las tentaciones del desierto; ese Mesías conque el Diablo lo tentaba: convertir piedras en panes, hacer portentos y signos  a pedido, tener poder mundano como Dominador Político y Militar acá y ahora. Eso no le interesa. Tendrá Poder sobre todo el Universo eternamente, y sí quiere que nos esforcemos en instaurar su Reino desde ahora en la cultura, la sociedad y la Política, con su gracia, nosotros, con la Palabra, la acción y el ejemplo y todos los medios de la Iglesia. Esto es muy distinto al Mesías dominador inmanente político y militar que concebían los judíos.
Los judíos concebían un Mesías funcional a su propia glorificación y exaltación como Pueblo Elegido, pero según su propia concepción, que no era, no es la de Dios.
Repitamos una vez mas: Cristo reinará con Poder omnímodo luego de su Parusía en todo el Universo, y quiere desde ahora que tratemos de instaurar no solo en nuestra conducta privada y nuestro corazón su Reino, sino trasvasarlo a la sociedad humana, a la cultura y a la  política. Este fue el Magisterio de siempre de los Papas católicos hasta el II Concilio Vaticano, en que se abdicó formalmente de este imperativo, aceptando el laicismo masónico-liberal en Dignitatis Humanae, en que se claudica ante la libertad religiosa liberal, aceptando el indiferentismo, bajo un Estado laico, supuestamente neutro, que debe velar por la libertad del ciudadano para elegir cualquier culto y profesarlo sin ser coaccionado de ninguna manera; reduciendo al Catolicismo a una cosmovisión mas al mismo nivel que las otras adámicas. La Verdad y el Error a un mismo nivel. Cristo al mismo nivel que líderes púramente humanos…..como un gato mas en el Jardín Botánico (Jorge Asis).

Obviamente el Estado laico, supuestamente neutral y aconfensional es una mentira. El Estado profesa el Dogma de la Revolución y hoy el del Nuevo Orden Mundial.

Es obvio que eso es lo contrario de la Libertad Religiosa de siempre según la Iglesia. Libertad de la razón iluminada por la Gracia para elegir el Bien y la Verdad: a Cristo.

Sencillamente, se ha abdicado paladínamente del imperativo de la instauración del Reino sociopolítico de Cristo acá en la tierra, aceptando las reglas del juego del Mundo, y poniendo la Iglesia bajo el poder secular. A Cristo bajo el Leviathán: Al César lo que es del César y al César lo que es de Dios, dijo satisfecho el II Concilio Vaticano, aggiornándose bien con el Sistema, con el Leviathán, con el César, con el Mundo. Sometiéndose servilmente a él.

Pero como ya lo venimos diciendo en una serie de artículos, el II Concilio Vaticano es un Concilio Pastoral, que no fue encabezado con la fórmula solemne que se usa para Definir Doctrina de manera infalible Ex Cáthedra, por lo cual no es infalible, y solo debe ser aceptado de él todo aquello que no se contrapone a la Doctrina anterior ya afianzada.

Por lo cual el imperativo del establecimiento del Reino de Cristo en la tierra y el rechazo de la limitación indiferentista del laicismo liberal-masónico sigue vigente como siempre.


RECOJAN LO QUE HA SOBRADO PARA QUE NADA SE PIERDA

Los dones y la Gracia de Dios son algo de importancia infinita; no deben ser desperdiciados de ninguna manera. Jesús quiere que los Apóstoles se lo lleven para que recuerden siempre y tengan presente el Poder de Dios. Cosa que rápidamente olvidarían, y se llevarían el reto de Jesús cuando les reprocha

¿Todavía no entendéis ni recordáis los cinco panes para los cinco mil, y cuántas cestas recogisteis? (Mt 16, 9)


LA MULTIPLICACIÓN DE PANES SÍMBOLO DEL ALIMENTO DIVINO DE LA MISA

El Milagro de la multiplicación de panes y peces es símbolo de un Milagro Mayor, la multiplicación del Cuerpo y Sangre de Cristo, posibilitado por el Sacrificio de Cristo en el  Calvario, que se hace presente en la Santa Misa. En esto el Milagro es infinitamente superior, pues Cristo se hace presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, en las hostias ofrecidas, y se multiplica para los fieles en todas las Misas, y el resto es guardado en el Sagrario. Así se hace Alimento para vida eterna.

Yo soy el Pan bajado del Cielo, el que me coma vivirá eternamente. Y yo lo resucitaré en el último día.

En este Domingo de Laudare, nuestra alegría es que tenemos la verdadera multiplicación de Cristo para nosotros en la Misa; el alimento para la vida eterna que además fortalece para esta vida. Ese alimento que nos une a Cristo profundamente y entre nosotros si lo tomamos debidamente. De mas está decir que la Misa Tridentina, la que viene del Concilio de Trento es la Misa Católica. Aquella donde el Sacerdote, primicia del pueblo, mira a Dios en el Tabernáculo, y tras él el pueblo lo mira también, en una bella imagen intemporal, cargada de  eternidad. Donde las oraciones son en la noble lengua del latín, la que la Iglesia siempre ha utilizado por su riqueza y precisión para sus Documentos magisteriales. Donde la Comunión se toma de rodillas y en la boca, solo dada por el Sacerdote. Donde los cantos son gregorianos, o corales pero solemnes, sacros, con posible acompañamiento de órgano, e inducen  a un clima de recogimiento piadoso y serio ante la presencia de Dios. Esa seriedad y solemnidad que, serenando la sensitividad carnal predispone y abre el espíritu y la mente a la Trascendencia, estando en sintonía con Dios; así favorece la verdadera alegría cristiana, interior, profunda, intensa pero bajo la razón y la Fe.
 SANTOS PADRES

 Evangelio según san Juan, 6:1-14 

Después de esto, pasó Jesús a la otra parte del mar de Galilea, que es de Tiberíades. Y le seguía una grande multitud de gente, porque veían los milagros que hacía sobre los enfermos: Subió, pues, Jesús, a un monte, y se sentó allí con sus discípulos. Y estaba cerca la Pascua, día de la fiesta de los judíos. Y habiendo alzado Jesús los ojos, y viendo que venía a El una gran multitud, dijo a Felipe: "¿De dónde compraremos pan para que coman estos?" Esto decía por probarle: porque El sabía lo que había de hacer. Felipe respondió: "Doscientos denarios de pan no les basta, para que cada uno tome un poco". Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces: mas ¿qué es esto para tanta gente?" Y dijo Jesús: "Haced sentar a la gente. En aquel lugar había mucho heno. Y se sentaron a comer, como en número de cinco mil hombres. Tomó Jesús los panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los que estaban sentados: y asimismo de los peces, cuanto querían. Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que han sobrado, que no se pierdan. Y así recogieron y llenaron doce canastos de pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. Aquellos hombres, cuando vieron el milagro que había hecho Jesús, decían: "Este es verdaderamente el profeta que ha de venir al mundo". (vv. 1-14)
Crisóstomo in Ioannem hom. 41
Así como las flechas cuando caen sobre algún cuerpo duro rebotan con gran fuerza e ímpetu, y cuando no tienen algo que les estorbe van a parar en seguida al sitio donde se las envía y allí descansan, así, cuando disputamos con hombres atrevidos y con algún calor, se enfurecen más; pero si concedemos lo que ellos dicen, fácilmente calmamos su rabia. Por este medio Jesucristo consiguió, retirándose, calmar el furor que se levantaba contra El por las palabras que precedían y se marchó a Galilea y no a aquellos mismos sitios de donde había subido a Jerusalén. Por esto no se marchó a Caná de Galilea, sino que se pasó a la otra orilla del mar. Por esto dice el evangelista: "Después de esto, pasó Jesús a la otra parte del mar de Galilea, que es de Tiberíades".
Alcuino
Este mar tiene diferentes nombres, según los diferentes sitios por donde se extiende, pero en cuanto a su situación presente, se llama mar de Galilea por la provincia y Tiberíades por la ciudad 1. Se dice mar, no porque el agua sea salada, sino según a la costumbre hebrea, que denomina mares a todas las grandes reuniones de agua. Este mar lo pasó repetidas veces el Señor para esparcir la palabra de su doctrina entre todos los pueblos que habitan junto a él.
Teofilacto
Pasa de pueblo en pueblo con el fin de probar la voluntad de los hombres y con el de volverles más ávidos y solícitos en la fe. De aquí es que sigue: "Y le seguía una gran multitud, porque veían los milagros que hacía en todos los que estaban enfermos".
Alcuino
A saber, volvía la vista a los ciegos y hacía otras cosas por el estilo. Y ha de tenerse en cuenta que a todos los que sanaba del cuerpo los regeneraba en el espíritu.
Crisóstomo in Ioannem hom. 40
Gozando de tan alta doctrina, sólo se fijaban en los hechos extraordinarios, porque sus entendimientos estaban oscurecidos, pues los hechos extraordinarios, como dice San Pablo 2 ( 1Cor 14,22), no fueron dados a los fieles, sino a los infieles. Eran, pues, más sabios aquellos que, según San Mateo ( Mt 7,28-29), quedaban estupefactos ante la grandeza de su doctrina. Pero ¿por qué no dice: "cuando lo veían ejecutar maravillosos milagros"? Porque este evangelista puso su mayor esmero en prestar atención a las predicaciones del Señor, llenando con ellas la mayor parte de su libro. Sigue: "Ascendió, pues, al monte, Jesús, y allí estaba sentado con sus discípulos". Subió al monte a causa del milagro que pensaba realizar, pero hizo subir consigo a los discípulos, en lo cual iba envuelta una reprensión a la muchedumbre que no lo seguía. Subió también al monte para enseñarnos a hacer silencio en el interior, huyendo de los tumultos y de la agitación de las cosas mundanas. Porque la soledad es muy a propósito para la contemplación (o para el conocimiento de las cosas sublimes y la meditación de las cosas divinas). Prosigue: "Y estaba cerca la Pascua, día de la fiesta de los judíos". Véase cómo, tratando de un año entero, no nos refiere el evangelista más que dos milagros de Jesucristo: la curación del paralítico y la del hijo del funcionario real. Y no se ocupó de hablar de todos, porque eligió de entre ellos, aunque pocos, los más grandes. ¿Y por qué no subió en el día de la fiesta? Derogaba poco a poco la Ley, tomando ocasión para ello de la malicia de los judíos.
Teofilacto
Y como los judíos lo perseguían, tomó ocasión para retirarse, por no cumplir con la Ley, dejando adivinar a los que la observaban que cuando venía la realidad debía cesar toda figura y que no estaba sujeto a las leyes hasta el punto de tener que acudir a las fiestas legales. Y ve que esto no era una fiesta de Jesucristo, sino de los judíos.
Beda in Marc cap. 6
Si alguno examina detenidamente las palabras del evangelista conocerá con facilidad que sólo medió un año entre la degollación del Bautista y la pasión del Señor, siendo así que dice San Mateo que el Señor cuando supo la muerte de San Juan, se retiró a un lugar desierto y allí dio de comer a las multitudes. Y San Juan dice que estaba próxima la Pascua de los judíos cuando dio de comer a las multitudes, por lo cual se demuestra sin género de duda que San Juan fue degollado cerca de la Pascua. Habiendo transcurrido el lapso de un solo año, fue cuando Jesucristo sufrió la pasión en la misma festividad.
Teofilacto
Prosigue: "Y habiendo alzado Jesús los ojos", para que conozcamos que no levantaba sus ojos para mirar a cualquier parte, sino que estaba sentado decorosa y atentamente con sus discípulos.
Crisóstomo in Ioannem hom. 41
Y no estaba simplemente sentado con sus discípulos, sino que les hablaba alguna cosa con cuidado y los atraía hacia sí. Después, mirando a lo lejos, vio una multitud que se acercaba. ¿Con qué fin pregunta a Felipe? El sabía en verdad que aquella reunión de discípulos necesitaba de más amplios conocimientos, como sucedía con Felipe, que dijo después: "danos a conocer al Padre, y con esto tenemos bastante", por cuya razón lo instruye antes del suceso, porque si el milagro se hubiera verificado sencillamente, no hubiese brillado tanto. Y así ahora, antes del acontecimiento, lo obliga a confesar la carencia de pan, para que conozca mejor la magnitud del milagro. Por esto sigue: "Esto decía por probarle".
San Agustín De verb. Dom. serm., 11.
Hay una tentación que nos lleva hasta el pecado, pero ésta no es con la que Dios tienta, porque en cuanto a ésta se dice en la carta de Santiago ( Stgo 1) que Dios no tienta para lo malo y hay otra tentación que es para probar la fe, según lo que dice en el Deuteronomio ( Dt 13): "El Señor, vuestro Dios, os tienta". Y así debe comprenderse lo que Jesucristo preguntaba en el Evangelio tentando a aquel discípulo.
Crisóstomo iterum ut supra.
No porque ignoraba lo que aquél debía contestarle, sino que esto lo dijo utilizando una manera común de expresarse. Cuando se dice "el que sondea los corazones de los hombres" ( 1Cró 28) se manifiesta que los sondea no por ignorancia, sino con perfecto conocimiento. Así, cuando aquí dice que lo tentó, no dice otra cosa más que lo que ya sabía ciertamente. Pero debemos decir que deseaba hacerlo testigo calificado por medio de esta pregunta, proponiéndose llevarlo al mejor conocimiento de aquel milagro. Por esto el evangelista, para que no sufriese detrimento tu comprensión a causa de poca energía en la frase, añadió: "Porque El sabía lo que había de hacer".
Alcuino.
Pregunta, por lo tanto, no para enseñarle lo que ignora, sino para manifestar a su discípulo -hasta el momento ignorante- su tardanza para creer, la cual él no podía apreciar por sí mismo.
Teofilacto.
O bien para manifestar a los otros esto mismo, como conocedor que era de su corazón.
San Agustín De cons. evang. 2, 46
Mas si el Señor, según lo que refiere San Juan, preguntó a Felipe de dónde podría darles de comer, a fin de probarlo cuando vio las multitudes, este hecho puede inducirnos a creer lo que cuentan otros: que los discípulos dijeron primero al Señor que despidiese a las multitudes, a los cuales respondió, según dice San Mateo ( Mt 14,16): "No tienen necesidad de irse; dadle vosotros de comer". Se comprende, por lo tanto, que después de estas palabras fue cuando el Señor vio a la multitud y dijo a Felipe lo que refiere Juan. Mas otros pasaron esto en silencio.
Crisóstomo, ut supra
Aquello es una cosa y esto es otra, y se verificaron en diversos momentos.
Teofilacto
Probando el Señor a Felipe para ver si tenía fe, encontró que todavía estaba sujeto a las pasiones humanas, como se demuestra por lo que sigue: "Felipe le respondió: doscientos denarios de pan no les bastan para que cada uno tome un poco".
Alcuino
En lo que manifestó su tardanza para creer. Porque si hubiese conocido claramente que Aquél era el Creador, no hubiese desconfiado de su poder.
San Agustín, ut supra
Mas lo que aquí responde Felipe según San Juan, es lo mismo que San Marcos dice que respondieron sus discípulos, queriendo dar a entender que Felipe respondió esto por inspiración de los demás, aun cuando el evangelista pudo hablar en plural en vez de singular, como acostumbraba en muchas ocasiones.
Teofilacto
Pero el Señor vio que Andrés era parecido a Felipe, aunque su pensamiento se elevaba un poco más. Sigue, pues: "Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces".
Crisóstomo, ut supra
Creo, en verdad, que el Apóstol no dijo esto sin algún fin, porque había oído el milagro que Eliseo había hecho con los panes de cebada, pues alimentó a cien hombres con veinte panes ( 2Re 4). Se levantó mentalmente a algo más elevado, pero no pudo llegar a la cumbre, lo cual se manifiesta por lo que sigue: "¿Mas qué es esto para tanta gente?" Creía, por lo tanto, que de pocos había de hacer pocos y de muchos muchos, el que hacía milagros, pero esto no era verdad. De igual manera le era fácil alimentar a las multitudes, ya fuera de pocos, ya de muchos (porque El no necesitaba de una materia limitada). Y para que no pareciese que las criaturas eran ajenas a su poder, utiliza las cosas creadas para hacer milagros.
Teofilacto
Confúndanse los maniqueos, que dicen que los panes y todas las demás cosas por el estilo han sido creadas por el dios malo, porque el Hijo del Dios bueno, Jesucristo, multiplicó los panes. Mas si las criaturas fuesen malas, el Bueno nunca hubiese multiplicado las cosas malas.
San Agustín De cons. evang. 2, 44
Juan consigna que Andrés fue el que sugirió lo de los dos panes y los cinco peces. Los otros evangelistas hablan en plural, no en singular, en atención a los demás discípulos.
Crisóstomo in Ioannem hom. 41
Los que nos fijamos demasiado en los placeres de la vida comprendamos por lo tanto en esto qué es lo que comían aquellos hombres admirables y grandes y la cantidad de lo que se les ofrecía y lo despreciable de su mesa. Y aún no se habían presentado aquellos panes, cuando mandó sentarse a las gentes, para que se conozca que le están sometidos los seres que no existen, lo mismo que los que existen, según dice San Pablo ( Rom 4,17): "El que llama a aquellas cosas que existen como a las que no existen". Prosigue: "Y dijo Jesús: haced sentar a las gentes".
Alcuino
Ateniéndonos a la letra: que se sienten los hombres, lo decimos en el sentido de que se recuesten para comer, según acostumbraban los antiguos; por esto sigue: "En aquel lugar había mucho heno".
Teofilacto
Esto es, hierba verde, porque la Pascua se celebraba en el primer mes de la primavera. Prosigue: "Y se sentaron a comer, como en número de cinco mil hombres". El evangelista cuenta únicamente los hombres, porque seguía la costumbre legal. Así como Moisés computó el pueblo por los que habían cumplido veinte años y no hizo mención de las mujeres ( Núm 1), teniendo en cuenta que todo lo que lleva carácter viril y juvenil es digno y agradable delante de Dios.
Prosigue: "Tomó, pues, Jesús los panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los que estaban sentados: y asimismo de los peces, cuanto querían".
Crisóstomo, ut supra
¿Y por qué cuando iba a curar al paralítico no ora, ni cuando resucita a los muertos, ni cuando calma la tempestad del mar y aquí ora y da gracias? Para manifestar que aquéllos que empiezan a comer, deben dar gracias a Dios. O de otro modo: ora en las cosas pequeñas, para que se vea que no ora por necesidad. Porque si necesitase orar, esto lo haría con mucha más razón en los milagros de mayor importancia. Pero como los hacía con autoridad propia, da a entender que aquí ora por acomodarse a nuestro modo de ser y además, como había mucha gente delante, convenía enseñarles que esto sucedía por la voluntad de Dios. Y, por tanto, no oraba cuando hacía algún milagro en secreto, pero ora en presencia de muchos, para que no crean que es enemigo de Dios.
San Hilario De Trin., 1, 3
Se le ofrecen, pues, cinco panes a la multitud y se le distribuyen. Pero se observa que se aumentan los pedazos en las manos de los que los distribuyen. No se hacían más pequeños porque los partían, sino que siempre los pedazos llenaban las manos de los que estaban distribuyendo. Ni los sentidos, ni la vista podían seguir la marcha de aquello que sucedía. Es lo que no era, se ve lo que no se comprende y sólo queda de creer que Dios puede hacer todas las cosas.
San Agustín In Ioannem tract., 24.
Como multiplica las plantas por medio de unas pocas semillas, también multiplicó los cinco panes en las manos de los que los distribuían. El poder estaba en las manos de Jesucristo. Multiplicó aquellos cinco panes que eran como las semillas no arrojadas a la tierra, sino multiplicadas por Aquél que hizo la misma tierra.
Crisóstomo, ut supra
Véase en esto cuán grande es la diferencia que hay entre el siervo y el Señor. Porque los profetas, como tenían la gracia limitada, hacían milagros sujetos a estos límites. Mas Jesucristo, como obraba con poder absoluto, hacía todas las cosas con gran superabundancia. De donde sigue: "Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: recoged los pedazos que han sobrado, que no se pierdan". Esta ostentación, en verdad, no era inútil, antes servía para que no creyesen que los había hecho sufrir una ilusión. Hizo aquel milagro sobre la materia que le estaba sometida. ¿Mas por qué razón no dio a las multitudes los trozos que habían sobrado para que se los llevaran, sino a los discípulos? Porque quería enseñarles de una manera especial, puesto que habían de ser los maestros de todo el mundo. Y yo no sólo admiro la multitud que resultó de estos panes, sino también la exactitud de los trozos que sobraron, porque quiso que en lo sobrante no hubiese ni exceso ni defecto, sino únicamente cuanto quería, a saber: doce canastos, en atención al número de los doce apóstoles.
Teofilacto
Aprendemos también en este milagro a no apocarnos cuando nos veamos acosados por la pobreza.
Beda
Mas las multitudes, cuando vieron el milagro que había hecho el Señor, se admiraban, porque todavía no habían comprendido que Jesús era Dios. Y por eso añade el evangelista: "Aquellos hombres, -como eran carnales, y todo lo entendían en sentido material-, decían: éste es verdaderamente el profeta que ha de venir al mundo".
Alcuino
Aun no creían con verdadera fe los que llamaban profeta al Señor, porque aun no habían aprendido a llamarle Dios. Mas ya habían adelantado mucho por razón de aquel milagro, puesto que lo designaban con el nombre de profeta, pero distinguiéndolo de los demás profetas. Sabían, por tanto, en aquel pueblo que los profetas habían hecho milagros en algunas ocasiones y no se equivocan cuando le llaman profeta, porque el mismo Señor se llamaba así cuando decía ( Lc 13): "Porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén".
San Agustín In Ioannem tract., 24.
Por lo tanto, Jesucristo es profeta y Señor de los profetas, así como es Angel y Señor de los ángeles. En cuanto anunció lo que estaba presente, era ángel; en cuanto anunció lo que había de suceder, era profeta; y en cuanto el Verbo se hizo carne, era el Señor de los ángeles y de los profetas; porque no ha habido profeta alguno sin palabra divina 3.
Crisóstomo in Ioannem hom. 41.
Y respecto de lo que decían: "que habrá de venir al mundo", daban a entender que esperaban un cierto profeta especial. Y cuando dicen: "Este es verdaderamente el profeta", se da a entender por la adición del artículo griego que era diferente de los demás profetas.
San Agustín, ut supra
Debe tenerse en cuenta lo que generalmente se dice, a saber: que Dios no es de tal naturaleza que pueda ser visto con los ojos, y que sus milagros, con los que sostiene a todo el mundo y alimenta todas las criaturas, no llaman la atención, por la frecuencia con que se repiten. Pero se ha reservado algunos milagros para hacerlos con oportunidad fuera del curso y del orden regular de la naturaleza, no porque sean mayores, sino porque se ejercen menos frecuentemente, y así admiran por esta circunstancia más que aquéllos que se están realizando diariamente. Realmente es mayor milagro el gobierno de todo el mundo que el saciar a cinco mil hombres con cinco panes, y sin embargo, nadie se admira de este gobierno. Pero los hombres se admiran del otro milagro, no porque es mayor, sino porque es raro. Y no basta fijarnos en esto respecto de los milagros de Jesucristo.
Alcuino
En sentido espiritual, sucede muchas veces que con el nombre de mar turbulento se designa este mundo. Ahora bien, Jesucristo -naciendo- abordó al mar de nuestra mortalidad; navegó en él (muriendo); lo atravesó (resucitando) y lo siguieron las multitudes de los que creían en El y que había reunido de uno y otro pueblo (creyéndole e imitándole).
Beda
El Señor subió al monte cuando subió al cielo, el cual se designa con el nombre de monte.
Alcuino
Al dejar las multitudes en el llano y subir a los lugares más altos con sus discípulos, dio a entender que a los más ignorantes deben confiárseles únicamente los preceptos más sencillos y a los mejor instruidos deben enseñárseles los más sublimes. Cuando les dio de comer a la proximidad de la Pascua, quiso significar que todo aquél que desea alimentarse con el pan de la divina palabra y con la sangre de nuestro Señor Jesucristo, debe celebrar la Pascua espiritual o, lo que es lo mismo, salir de los vicios y entrar en las virtudes (porque Pascua quiere decir tránsito). Mas los ojos del Señor son gracias espirituales, que cuando el Señor concede por su misericordia a sus escogidos, entonces dirige hacia ellos sus ojos, o lo que es lo mismo, les dispensa la gracia de su caridad.
San Agustín Lib. 83 quaest. qu. 81
Los cinco panes de cebada representan la Ley antigua, ya porque aun no se había dado la Ley a los hombres espirituales, sino únicamente a los hombres carnales, esto es, a los que están dedicados a sus cinco sentidos corporales (porque aquellas multitudes se componían de cinco mil hombres), o ya porque la Ley había sido dada por Moisés y Moisés escribió cinco libros. Y como los panes eran de cebada, dio a entender que aquella Ley había sido dada con el fin de que se fomentase la vida del espíritu, a la vez que se fomentaba la del cuerpo por medio de los Sacramentos. Porque los granos de cebada tienen la médula cubierta por medio de una paja muy adherida y el pueblo aun no se había despojado de los deseos de la carne, a los cuales estaba fuertemente adherida su alma, como lo está la paja al grano de cebada.
Beda
Y este alimento de cebada es propio de los asnos y sirve también de comida a las gentes más pobres. Por esto la Ley antigua se había dado para los siervos y los asnos, esto es, para los hombres carnales.
San Agustín, ut supra
Aquellos dos peces que daban al pan cierto sabor agradable representan, sin duda, aquellas dos clases de personas por medio de las que se regía aquel pueblo, a saber: la real y la sacerdotal. Dos clases de personas que prefiguraban a nuestro Señor, porque El había asumido los poderes de ambas.
Alcuino
También pueden representar aquellos dos peces lo dicho y lo escrito por los profetas y por los salmistas. Y como el número cinco se refiere a los cinco sentidos del cuerpo, así mil se refiere al grado más alto de perfección. Todos aquéllos que procuran gobernar bien los cinco sentidos de su cuerpo se llaman varones por la virilidad o fuerza, ya que la debilidad de carácter no los corrompe, sino que viven con sobriedad y castidad, y así merecen ser recreados con la dulzura de la sabiduría celestial.
San Agustín In Ioannem tract., 24.
El muchacho que tenía estas cosas, representa acaso al pueblo de Israel, que traía todas estas cosas con afecto de niño y no comía. Mas aquellas cosas que él llevaba, y aquella canasta que llevaba estas cosas cuando estaba cerrada pesaba; cuando estaba abierta alimentaba.
Beda.
Muy oportunamente dice Andrés: "¿Mas qué es esto para tantos?" Porque la Ley antigua aprovechaba poco, hasta el que Señor la tomó en sus manos (esto es, hasta que la cumplió con sus obras) y enseñó que debía entenderse en sentido espiritual. Porque la Ley a nadie conducía a la perfección ( Heb 7,19).
San Agustín, ut supra
Partiendo los panes, se multiplicaron. Porque eran cinco los libros de Moisés y los hicieron muchos libros cuando los expusieron, como partiéndolos (esto es, dividiéndolos).
San Agustín Lib. 83, quaest, qu. 61
El Señor, como dividiéndolos también y manifestando lo que era oscuro y estaba cerrado en la Ley, sació a sus discípulos cuando les explicó las Escrituras después de la resurrección.
San Agustín In Ioannem tract., 24.
Como el pueblo ignoraba lo que la Ley quería decir, por esto la tentación del Señor demostraba la ignorancia del discípulo. Y estaban sentados sobre la hierba, porque les agradaban las cosas de la tierra, y descansaban en las cosas materiales. Está escrito que toda carne es paja. Mas ellos fueron alimentados por los panes del Señor, porque los que escuchan por los oídos cumplen con las obras ( Is 40,6).
San Agustín, ut supra
¿Qué representan aquellos trozos que sobraron, sino aquellas cosas que el pueblo no ha podido comprender? ¿Y qué queda sino que aquellos secretos de la inteligencia que la multitud no puede comprender, sean creídos por aquéllos que estaban destinados y debían enseñar a los demás, como eran los Apóstoles? Por esto se llenaron doce canastas.
Alcuino y Beda
Los oficios más bajos se administran con las canastas. Luego las canastas son los Apóstoles y sus imitadores, los cuales, aunque en la vida presente no son bien conocidos, sin embargo, están repletos interiormente por las riquezas de las gracias espirituales. Y se dice que los Apóstoles eran como las canastas, porque por medio de ellos había de predicarse la fe de la Santísima Trinidad en las cuatro partes del mundo. Como no quiso hacer panes nuevos, sino que reunió los trozos que habían sobrado, dio a conocer que no despreciaba la Antigua Escritura, sino que la explicaba exponiendo su sentido.
Notas
1. También es conocido con el nombre de Lago de Genesaret, en hebreo jardín de riquezas, nombre de la llanura ubicada al lado oeste del mismo. El nombre de Genesaret, que designaba también un poblado, está relacionado también con el de Kinneretde forma de arpa, que era el nombre hebreo del lago y de una población a su orilla, desaparecida en tiempos neotestamentarios.
2. "Esta escrito en la Ley: "En lenguas extrañas y con labios extranjeros hablaré a este pueblo, y ni aún así me escucharán". De suerte que las lenguas son señal no para los creyentes, sino para los incrédulos" ( 1Cor 14, 21-22).
3. "Cristo es de tal manera profeta, que es el Señor de los profetas, y Cristo es un ángel, el Señor de los ángeles. Pues es llamado el Angel de gran consejo ( Is 9,6, LXX). Sin embargo, ¿qué dice en otro lugar el profeta? Que no los salvará la venida de un embajador, ni de un ángel, sino de El mismo ( Is 25,4). Es decir que no enviará un embajador para salvarlos, ni un ángel, sino que El mismo vendrá. ¿Quién vendrá? ¿El Angel mismo? Ciertamente no los salvará por un ángel, excepto que El es tan ángel, que es el Señor de los ángeles. Porque ángeles significa mensajeros. Si Cristo no hubiese traído un mensaje, no sería llamado mensajero. Si Cristo no hubiera profetizado nada, no sería llamado profeta". (San Agustín, Tratado sobre el Evangelio de San Juan, XXIV,7).

 Evangelio según san Juan, 6:15-21 

Y Jesús cuando entendió que habían de venir para arrebatarle, y hacerle rey, huyó otra vez al monte El sólo. Y como se hiciese tarde, descendieron sus discípulos al mar. Y habiendo entrado en un barco, pasaron de la otra parte del mar, hacia Cafarnaúm: y era ya oscuro, y no había venido Jesús a ellos. Y se levantaba el mar con el viento recio que soplaba. Y cuando hubieron remado como unos veinte y cinco o treinta estadios, vieron a Jesús andando sobre el mar, y que se acercaba al barco, y tuvieron miedo. Mas El les dice: "Yo soy, no temáis". Y ellos quisieron recibirle en el barco. Y el barco llegó luego a tierra a donde iban. (vv. 15-21)
Beda
Las multitudes, cuando vieron aquel milagro tan grande, supieron que era bueno y poderoso el que lo había hecho y por tanto lo quisieron hacer rey. Porque los hombres quieren tener un rey que sea bueno para mandar y poderoso para defender. Mas el Señor, conociendo esto mismo, huyó a un monte, esto es, subió con precipitación. Por esto dice: "Y Jesús, cuando entendió que habían de venir para arrebatarle y hacerle rey, huyó otra vez al monte El solo". En esto se da a conocer que cuando el Señor estaba sentado en el monte con los discípulos y vio que las multitudes venían hacia El, había bajado y les había dado de comer en las partes inferiores: ¿Porque cómo podía suceder que otra vez huyese al monte, si antes no hubiese bajado de él?
San Agustín De cons. evang. 2, 47
Y no se opone a esto lo que dice San Mateo "que subió solo a orar al monte" ( Mt 14,23), porque la causa de orar no es contraria a la causa por la cual huía. En algunas ocasiones, y aquí especialmente, el Señor nos da a conocer, que hay gran motivo para orar cuando nos vemos obligados a huir.
San Agustín, In Ioannem tract., 25
Y sin embargo, era Rey el que temía que lo hicieran rey. Y no era un rey de tal condición que podía ser elegido por los hombres, sino quien daba a los hombres un reino. Porque El siempre reina con el Padre, en cuanto que es Hijo de Dios. Los profetas habían anunciado su reino, en cuanto que Jesucristo se hizo hombre. E hizo que sus fieles fueran cristianos, porque son su reino, el cual, o bien se forma, o bien se compra con la sangre de Jesucristo. Sucederá alguna vez que su reino sea bien conocido, cuando la santidad de sus escogidos sea bien conocida, después del juicio que El habrá de celebrar. Mas los discípulos y las multitudes que creían en El, entendían que había venido ya, pero para reinar. Y por esto querían arrebatarlo y hacerlo rey, previniendo de este modo el tiempo en que el Señor se ocultaba.
Crisóstomo in Ioannem hom. 41
Véase cuánto es el poder de la ambición. No se fijan ya en si quebranta el sábado ni tienen celo por la gloria de Dios, sino que todo esto lo miran como accidental cuando tienen el vientre lleno. Y cuando ya tenían al profeta entre ellos, quieren entronizarlo como rey. Mas Jesucristo huyó, enseñándonos de este modo a despreciar los honores humanos. Y así Jesucristo dejó a sus discípulos y se subió al monte. Mas ellos, abandonados por su Maestro, y como ya era tarde, se bajaron al mar. Y esto es lo que añade: "Y como se hiciese tarde", etc. Y en realidad esperaron hasta la caída de la tarde, creyendo que el Señor volvería. Mas cuando ya concluyó la tarde, no se cansaron ya en buscarlo (¡tanto los detenía su amor!) y por eso, abrasados por aquel amor, subieron a la nave. Por esto sigue: "Y habiendo entrado en un barco, pasaron a la otra parte del mar, a Cafarnaúm". Y vinieron a aquella ciudad, creyendo que allí lo encontrarían.
San Agustín, ut supra
Así explicó primero el final de aquel acontecimiento, y volvió para exponer de qué manera habían llegado: que habían pasado de una orilla a otra navegando a través del lago. Y recuerda lo que sucedió mientras navegaban, diciendo: "Y era ya oscuro", etc.
Crisóstomo, ut supra
No deja de tener un motivo el evangelista al citar el tiempo en que esto sucedió, porque así dio a conocer el amor ferviente de los discípulos hacia el Salvador. Por esto no dijeron: ya es tarde y la noche se acerca, sino que, encendidos por su amor, entraron en el barco. Eran muchas las razones que los detenían con cierta necesidad, especialmente la del tiempo. Por esto dice: "Y ya era oscuro". Y también por la tempestad, por lo que continúa: "Y se levantaba el mar con el viento fresco que soplaba". Y también por el lugar, porque no estaban cerca de la tierra, por esto dice: "Y cuando hubieron remado como unos veinte y cinco a treinta estadios".
Beda in Ioannem in c. 5
Con este modo de hablar con que nos expresamos cuando tenemos dudas; solemos decir, casi veinticinco, o cerca de treinta.
Crisóstomo, ut supra
Y al final sucedió lo que menos se esperaba. "Vieron a Jesús andando sobre el mar, y que se acercaba al barco". Reaparece después que les había dejado, dándoles a conocer con esto lo que representa su abandono y exhortándolos a que lo amen más. Y aquí manifiesta también su gran poder. Por ello es que se asustaban. Por esto sigue: "Y tuvieron miedo". Mas el Señor se dio a conocer a los que estaban asustados para animarles. Por esto sigue: "Mas El les dice: yo soy, no temáis".
Beda
Y no dijo: Yo soy Jesús, sino únicamente: "Yo soy", porque eran sus amigos muy cercanos y con sólo oír su voz ya podían conocer a su maestro, o (lo que es más), para dar a conocer que El era aquel mismo que dijo a Moisés ( Ex 3,14): "Yo soy el que soy".
Crisóstomo in Ioannem hom. 42
Y se apareció así a éstos, para manifestar que El es quien calma la tempestad, y esto lo demuestra el evangelista cuando añade: "Y ellos quisieron recibirle en el barco; y el barco llegó en seguida a la tierra a donde iban". Luego les concedió una navegación tranquila. Y no subió al barco, queriendo hacer que el milagro fuese mayor y demostrar con más evidencia su divinidad.
Teofilacto
Véase, pues, cómo hizo tres milagros: el primero era que andaba sobre las aguas; el segundo, que calmó las olas y el tercero, porque encaminó al punto el barco a la tierra a donde iban, de la que todavía estaban muy distantes cuando el Señor se les apareció.
Crisóstomo, ut supra
No se dio a conocer a la multitud cuando andaba por el mar, porque esto excedía a lo que podían comprender, de modo que ni aun por sus discípulos fue visto en muchos días, porque en cuanto hizo esto desapareció de entre ellos.
San Agustín De cons. evang. 2, 47
No se opone esto a lo que antes dijo San Mateo, que mandó a sus discípulos que entrasen en el barco y que fuesen delante de él atravesando el lago mientras despedía las multitudes; y que después, cuando hubo despedido a las multitudes, se subió solo a orar a un monte. Pero San Juan dice en primer lugar que huyó solo al monte, y después dice: "Y como se hiciese tarde, descendieron sus discípulos al mar, y habiendo entrado en un barco, etc.". ¿Y quién no comprende esto mismo, recopilando lo que San Juan dice que habían hecho los discípulos según las instrucciones que Jesús había dado antes de huir al monte?
Crisóstomo, ut supra
O de otro modo: me parece que este milagro es diferente del que refiere San Mateo, porque entonces no lo recibieron inmediatamente y ahora sí. Y entonces la tempestad continuó sin embargo combatiendo la nave y ahora se calmó en cuanto oyó su voz. Porque muchas veces repetía los mismos milagros, haciéndolos así más comprensibles.
San Agustín In Ioannem tract., 25 et seq.
En sentido espiritual, el Señor temió a las multitudes y huyó al monte, y así se había anunciado respecto de El, pues dice el salmo ( Sal 7,8): "La reunión de los pueblos te rodeará, y por esta causa te volverás a lo alto", esto es, cuando te rodee la multitud de pueblos, vuelve a lo alto. ¿Y por qué se ha dicho: "huyó", supuesto que no queriendo El no podría ser detenido? Tenemos otro significado para huyendo, porque en verdad no pudo ser comprendido por su elevación: cuando no comprendes alguna cosa dices: "Esto escapa a mi razón". Por esto huyó solo al monte, porque subió más arriba de todos los cielos. Pero en cuanto El se posó en lo alto, sus discípulos sufrieron la tormenta en el barco. Aquella nave representaba la Iglesia. Ya habían aparecido las tinieblas y con razón, porque no existía la luz y no había venido Jesús a ellos. En tanto que se acerca el fin del mundo, crece la maldad y aumentan los errores. Mas la luz es la caridad, según aquellas palabras de San Juan ( 1Jn 2,9): "el que aborrece a su hermano vive en tinieblas". Las mismas olas que turban la nave, las tempestades y los vientos, representan los clamores de los réprobos. Por esto la caridad se enfría y se aumentan las agitaciones y la nave peligra. Y sin embargo ellos, a pesar del viento, de la tempestad y de las olas, procuraban que la nave no zozobrase ni se sumergiese, porque el que perseverare hasta el fin se salvará ( Mt 10,22). El número cinco se refiere a la Ley y los libros de Moisés son cinco. Luego el número veinticinco también representa la Ley, puesto que cinco veces cinco hacen veinticinco. Pero a esta Ley, antes que apareciese el Evangelio, le faltaba la perfección, que se comprende en el número seis. Multiplíquese el mismo número cinco por seis, para que la Ley se cumpla por medio del Evangelio, y se completa el número treinta multiplicando seis por cinco. Y para aquéllos que cumplen la Ley, vino Jesucristo pisando las olas, esto es, poniendo bajo sus pies a todas las vanidades del mundo, rebajando todas las elevaciones del siglo. Y sin embargo quedan tantas tribulaciones, que aun los mismos que creen en Jesucristo temen perecer.
Teofilacto.
Cuando los hombres o los demonios se esfuerzan en abatirnos por temor, oigamos lo que dice Jesucristo: "Yo soy, no temáis". Esto es: yo sin cesar os defiendo, y como Dios, subsisto siempre y nunca falto; no perdáis la fe en mí, asustados por falsos temores. Véase también cómo el Señor no acudió en los primeros momentos del peligro, sino en los últimos. Porque permite que nos encontremos en medio de los peligros, para que así, peleando en las tribulaciones, nos volvamos mejores y recurramos únicamente a El solo, que es quien puede librarnos cuando menos se espera. No pudiendo la inteligencia humana acudir con el oportuno remedio en las grandes tribulaciones, viene entonces a auxiliarnos la gracia divina. Y si queremos también que Jesucristo pase a nuestra nave (esto es, habite en nuestros corazones) inmediatamente nos encontraremos en la tierra a donde queremos ir (esto es, en el cielo).
Beda.
Y como esta navecilla no conduce a los perezosos, sino a los que reman con firmeza, se da a entender que en la Iglesia, no los desidiosos ni los comodones, sino los fuertes y perseverantes en las buenas obras, son los que llegan al puerto de la salvación eterna.








ADORACIÓN Y LIBERACIÓN

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