El sol está por salir en el desierto de Nuevo México. Por la calle
principal del pueblo viene un jinete a paso lento y cansino de su
caballo, contra una brisa suave y tibia que anuncia un día de mucho
calor. Ambos se ven cansados. El jinete porta una chaqueta parda, larga
hasta las rodillas; raída con charreteras y viejas condecoraciones
militares sucias y oxidadas. Exhibe un alto sombrero de copa también
raído, que parece una prolongación de su cabeza. Tiene barba de varios
días y en su boca vive un cigarro corto mágicamente pegado a sus labios.
Su vista apunta aplomada y decidida a un caserón grande que está pegado al Bar principal del pueblo.
Sin apartar la vista de esa casa aceca su caballo, se baja sin sacar la
vista de la ventana de la casa; ata su caballo tirando el humo del
cigarro por el costado izquierdo de su boca y se queda mirando unos
segundos, con un dejo de satisfacción, la fachada de la casa.
Se
saca el sombrero para rascarse la cabeza, que aparece sorprendentemente
casi calva, se vuelve a poner el sombrero y vuelve a tirar el humo por
el costado izquierdo de su boca mientras se para justo enfrente de la
puerta de entrada y prueba de abrirla. La puerta se puede abrir, cede
ante la presión. El hombre suspira y entra con mucho cuidado. Dentro
está oscuro; se queda unos minutos en la oscuridad para adaptarse,
habiendo dejado apoyado su cigarro tras de eĺ en algo que parece una
mesa. Luego toma de nuevo su cigarro, cruza un salón con bar y entra por
un corredor donde hay varias puertas seguidas. Se detiene ante la
segunda y mira por una rendija de la puerta rota. Se ve una cama
deshecha y un pie femenino que se mueve; se oyen gemidos....El maldito
está aquí; no hay duda. La puerta puede tener el pestillo puesto, trata
de abrir y en efecto, así es; no puede. Frunce el ceño con fastidio y
toma distancia; con una certera patada rompe el pestillo interior y la
puerta se abre violentamente al tiempo que el hombre saca sus dos
pistolas. La puerta rebota y vuelve violentamente. El hombre la para con
su bota derecha y la vuelve a empujar lentamente para que se abra.
Una mujer rubia de pelo enrulado que parece una muñeca está en una gran
cama tirada sobre un tipo moreno y bigotón, de mucho pelo en pecho,
peinado con raya al costado con gran mechón de pelo que le cae sobre la
cara, con cicatrices de viruela; que tiene un vaso de whisky en la mano
y un cigarro en la boca. Ambos, hombre y mujer abren sus ojos
estupefactos ante el hombre armado e imponente de sombrero de copa. La
mujer emite un gritito. se para semidesnuda y muy asustada cubriéndose
sus partes pudendas sale lloriqueando sin apartar la vista del invasor,
por otra puerta que está al costado y atrás algo oculta, mientras el
miedo y el asombro dominan la expresión del hombre moreno de la cama.
Este traga saliva. Bill! que haces por aquí, hermano......que gusto
verte..ensaya una voz agradable, aunque nerviosa y una cadencia
típicamente mexicana.
El hombre armado, con sus dos pistolas algo
apuntadas hacia los lados lo mira cansado; sus órbitas oculares están
hundidas por la fatiga y el ayuno de un largo viaje. Sin embargo en su
mirada fatigada hay un gran aplomo; una decisión absoluta.....He venido a
cobrar esa parte que me debes, Antonio. El mexicano
empalidece.....pues, pues ha pasado mucho tiempo....pero te pagaré
Bill....aquí en el armario tengo unas monedas de oro y un cinturón con
monedas también de oro....
El hombre del sombrero frunce algo el
ceño y tira humo por el costado derecho de su boca; se acerca al lado
de la cama y le pone el cañó de su colt derecho en la boca al mexicano.
El siempre confió en Antonio; siempre lo ha hecho, una voz suave, no
muy grave; cansada, emerge entre el humo del cigarro y choca con el
aspecto viril, imponente y amenazante del hombre armado.....saca esas
monedas y ese cinturón del armario pero ten cuidado; el mexicano traga
saliva sin disimular con sus ojos muy abiertos por el miedo y se agacha
revolviendo algunas cosas en la parte baja del armario que está cerca de
la cama. Despues de estirar mucho la mano y revolver ....si, aquí está
Bill...saca una bolsita de cuero atada con una cinta de cuero y un
cinturón con monedas de oro y se lo acerca tembloroso al hombre que lo
apunta con sus dos Colt.
Que lo ponga ahí, en la cama, delante de él y que abra la bolsa. Si Bill, lo que tu quieras, aquí tienes.....
El hombre armado toma la bolsa, sin dejar de mirar al mexicano que
tiembla con los ojos muy abiertos mientras recuerda los buenos tiempos
que tuvimos juntos, Bill...
El del sombrero de copa, sin apartar la
vista del mexicano, toma una moneda, la mira, la muerde, degusta, frunce
el ceño y tira el humo de su cigarro por el costado izquierdo, mientras
un viso de fastidio se apodera de su expresión: todas las monedas son
iguales Antonio? Claro que lo son Bill, son de oro. Una risita nerviosa y
sicopática del mexicano, Bill se debe acordar de los buenos tiempos;
esos tiempos en que eran amigos y compartían mujeres....
Siempre he
confiado en tí, Antonio, emerge la voz suave y cansada....El mexicano
parece cobrar ánimo y sonríe tembloroso....ya sabía que él y Bill
terminarían amigos....
Siempre he confiado en tí, y es la segunda
vez que me engañas, dice con un dejo de tristeza y voz muy suave el
hombre de los dos Colts desenfundados......La expresión del mexicano se
vuelve tránsida y pálida de terror, pero que dices Bill! cual es el
problema??
Esto no es oro Antonio; es basura.
Pero no puede
ser Bill, entonces me engañaron a mí...Bill, creeme que me pagaron con
eso por un trabajo, en serio Bill, no! te estarás equivocando! y ríe de
una manera nerviosa y demencial...
El hombre del sombrero lo mira
con expresión desolada y menea la cabeza....Vete Antonio, es la segunda
vez que me tomas por estúpido, y será la última. Vete por esa puerta...
Bill, Bill, en serio, me pagaron con eso, pues...si, me voy Bill,
gracias, espero que te vaya bien, amigo. Bill, somos amigos! farfulla
nervioso el mexicano mientras se dirige a la puerta del costado del
cuarto por donde se fue la rubia muñeca.
Bill...seguiremos siendo amigos...creeme que no quise engañarte...Gracias Bill, realmente te quiero mucho...
El hombre armado menea la cabeza desolado y cuando el mexicano se da
vuelta para abrir la puerta e irse apunta sus dos Colt a la cabeza y le
descerraja dos balazos. El mexicano vuela violentamente contra la puerta
y cae sobre una silla que está en el fondo del cuarto con la cabeza
ensangrentada y un ojo fuera de la órbita; hay grandes manchas de sangre
en el piso, la puerta y alrededor del muerto. Un último disparo en la
frente, con la mano derecha, asegura la defunción del mal amigo. Lo mira
y guarda su arma con elegancia.
Maldito, toda la vida enganándome.
Siempre confió en él...que mala gente...tira el humo de su cigarro por
el lado derecho de su boca, se acerca al muerto, se saca el cigarro y
escupe el cadaver. Maldito traidor, que mala gente...Vuelve el cigarro a
sus labios, se acomoda el sombrero, menea la cabeza con tristeza y
cansancio y vuelve con parsimonia a desatar su caballo. Sube con
presteza y continúa su camino por la calle principal del pueblo. El sol
está saliendo sobre los caserones de la derecha de la calle; se nota su
fulgor en un cielo diáfano, sin nubes. Allá a lo lejos la calle se
disuelve en desoladas mesetas del desierto de Nuevo México.
MUSICA
REIVINDICACIÓN DEL ACERVO CATÓLICO, EL SER, LA LEY NATURAL, LO TRADICIONAL, LO BELLO, LO BUENO, LO FUERTE, LO IMPORTANTE, LO BIZARRO, LO ROMANTICO, LO HEROICO... LO RARO, LO POLÍTICAMENTE INCORRECTO...LO QUE ROMPE LA CRASA Y SATISFECHA RACIONALIDAD COTIDIANA... FILOSOFÍA, ARTE, LITERATURA, POESÍA, HISTORIA, VARIOS....HUMOR.
lunes, 27 de mayo de 2019
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