Para el neomodernista liberal (todos los Papas conciliares y su corte de neoteólogos y asesores y peritos) la Tradición de la Iglesia y su Magisterio de dos milenios habían traicionado las fuentes de la Iglesia primitiva. Entonces el II Concilio, saltando por arriba de la Tradición y el Magisterio bimilenarios, e ignórándolos recuperaría las fuentes.
El resultado de esta insensata soberbia herética modernista-protestantizada (rechaza la Tradición y el Magisterio, en parte, o lo tergiversa), es que va a la Escritura con hermenéutica modernista e interpreta funcionalmente a los requerimientos de la Revolución. Ni mas ni menos eso es el II Concilio Vaticano.
Los resultados de este soberbio y loco complejo mesiánico de cambio de la Iglesia los vemos hoy: Apostasía, relativismo, destrucción de la Fe, de la Doctrina, del Culto, Idolatría obscena, sodomía y degeneración desaforadas; funcionalización absoluta al Nuevo Orden Mundial anticristiano.
(Pero luego de cierto tiempo conciliar y su praxis devastadora, -ya que el neomodernista liberal tiene una fase "moderantista"- para no admitir la ruptura, debe postular la delirante Hermenéutica de Reforma en la Continuidad. La frutilla del postre del dislate conciliar.)
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