domingo, 10 de mayo de 2020

IV DOMINGO DESPUÉS DE PASCUA, II CLASE, BLANCO


IV Domingo después de Pascua

II blanco, blanco
Gloria, Credo y prefacio de Pascua

Los últimos domingos después de Pascua continúan cantando la gloria de Cristo y las alegrías de su resurrección. En la misa de hoy  llaman la atención el introito y el júbilo exultante del ofertorio, una de las melodías más bellas del canto gregoriano.
Al acercarse la Ascensión y Pentecostés nos advierten los evangelios que Jesús está preparando a sus discípulos para su partida definitiva, con el anuncio del envió del Espíritu Santo, Él será para ellos, luz, fuerza y apoyo. Esta enseñanza sobre la misión del Espíritu Santo vale tanto para nosotros como para los apóstoles. A él se ha confiado la dirección de la Iglesia, de la que es inspirador y guía, así como es también para todo fiel «bautizado en el agua y en el Espíritu» la fuente misma de la vida cristiana. Por su papel permanente en la Iglesia, prolonga el Espíritu Santo la obra Cristo y da testimonio de él. A un mismo tiempo convence al mundo de error y de pecado por no haber aceptado al Salvador.
...
El Introito  de la Misa forma parte del salmo noventa y siete en que el Profeta Rey invita a todas las naciones a cantar al Dios de Israel, pues los prodigios obrados con su omnipotencia a favor de su pueblo. La alegría de que se muestra tan poseída la Iglesia en la Liturgia de todo el Tiempo Pascual , no creemos hallarla de un modo absoluto en la presente vida, no; la verdadera felicidad solamente la poseeremos en el cielo.
Por eso nos exhorta la Iglesia en la Colecta a que tengamos fijos nuestros corazones en los verdaderos goces de la Gloria., aun medio de las constantes mudanzas de la presente vida. Del cielo, nos advierte el Apóstol Santiago en la Epístola, es de donde nos viene todo son perfecto.
De Dios que nos ha dado la vida de la gracia lo mismo que la vida natural, hemos de esperar todos los verdaderos bienes. Para que nuestra esperanza sea más sólida, hemos de apartarnos de todo cuanto pueda manchar nuestra alma, recibiendo con docilidad la palabra divina, pues ella, como nos advierte el mismo Apóstol puede salvar nuestras almas.
Siendo estas domínicas como una preparación para la Ascensión, el Evangelio nos recuerda las últimas amonestaciones de Jesucristo a sus Apóstoles, aquellas palabras de inefable consuelo que brotaron de Corazón divino antes de separarse de aquellos a quienes tanto amaba. (1)
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TEXTOS DE LA SANTA MISA

Introito.  Salm. 97.1,2,1.  Cantad al   Señor   un cántico nuevo, aleluya; porque ha hecho mara­villas el Señor, aleluya; ha manifestado su justicia ante las naciones, aleluya, aleluya, aleluya. Salmo. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria. V/. Gloria al Padre, y al Hijo.

Colecta.-  Vivir como bautizados, fieles a Dios, en esta difícil vida, no es posible sino con la ayuda de la gracia de Dios. Oh Dios!, que das a las almas de los fieles un solo querer,  concede a tus pueblos amar tus mandatos y ansiar tus promesas, para que entre los halagos del mundo tengamos fijos nues­tros corazones allí donde están los verdaderos goces.

Epístola. Sant.1.17-21.-  Carísimos: Toda dádiva preciosa y todo don per­fecto de arriba viene, del Pa­dre de las luces, en quien no cabe mudanza ni sombra de variación. Porque de su volun­tad nos ha engendrado con la palabra de la verdad, a fin de que seamos como las primi­cias de su creación. Bien lo sabéis, hermanos míos muy queridos. Y así sea todo hom­bre pronto para escuchar, pe­ro comedido en el hablar y re­frenado en la ira. Porque la ira del hombre no obra la jus­ticia de Dios. Por lo cual, dan­do de mano a toda inmundicia y exceso vicioso, recibid con docilidad la divina palabra, que ha sido como ingerida en  vosotros,  y  que  puede salvar vuestras almas.

Aleluya.- Aleluya, aleluya V/. La diestra del Señor ha hecho prodigios; la diestra del Señor me ha salvado. Aleluya, V/. Cristo, resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no tendrá ya dominio sobre él. Aleluya

Evangelio. Juan 16.5-14.- En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: voy a aquél que me ha enviado, y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? Mas porque os he dicho estas cosas, se ha llenado de tristeza vuestro corazón. Pero os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; que si no me voy, no vendrá a vosotros  el  Consolador; pero si me voy, os le enviaré. Y cuando venga él, convencerá al mundo en orden al pecado, en orden a la justicia y en orden al juicio. En orden al pecado por cuan­to no han creído en mí; res­pecto a la justicia, porque me voy al Padre, y ya no me veréis; y tocante al juicio, porque ya ha sido juzgado el príncipe de este mundo. Aún tengo otras muchas co­sas  que  deciros;  mas por ahora no  podéis compren­derme. Mas cuando venga el Espíritu de verdad, él os enseñará  todas las verdades; pues no hablará por sí, sino que dirá las cosas que habrá oído, y os anunciará las venideras. Él me glorificará a mí, porque recibirá de lo mío, y os lo anunciará.

Ofertorio. Salm.65.1-2,16.-  Cante a Dios toda la tierra; cantad la gloria de su nombre. Venid y oíd vosotros, todos los que teméis a Dios, y os contaré cuán grandes cosas ha hecho el Señor a mi alma, aleluya.

Secreta.- Oh Dios! Que por la sagrada recepción de este sacrificio nos has hecho partícipes de tu soberana divinidad, concede, te suplicamos, que después de haber conocido tu verdad, podamos conseguirla con dignas costumbres. Por N.S.

Prefacio de Pascua.- En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, que en todo tiempo, Señor, te alabemos; pero con más gloria que nunca en este día (en este tiempo), en que se ha inmolado Cristo, nuestra Pascual. El cual es el verdadero Cordero que quitó los pecados del mundo y que, muriendo, destruyó nuestra muerte, y, resucitando, reparó nuestra vida. Por eso, con los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, y con toda la milicia del ejercito celestial, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar: Santo…

Comunión. Juan 16.8.-  Cuando venga el Espíritu Consolador convencerá al mundo  en orden al pecado, a la justicia y al juicio,  aleluya, aleluya.

Poscomunión.- Asístenos, Señor Dios nuestro, para que los misterios que con fe hemos recibido, nos purifiquen de nuestras culpas y nos libren de todos los peligros.

Dominica Quarta post Pascha
II Classis
[English Text]
Introitus: Ps. xcvii: 1 et 2
Cantáte Dómino cánticum novum, allelúja: quia mirabília fecit Dóminus, allelúja: ante conspéctum géntium revelávit justítiam suam, allelúja, allelúja, allelúja. [Ps. ibid., 1]. Salvávit sibi déxtera ejus: et bráchium sanctum ejus. Glória Patri. Cantáte.
Oratio:
Deus, qui fidélium mentes uníus éfficis voluntátis: da pópulis tuis id amáre quod prǽcipis, id desideráre quod promíttis; ut inter mundánas varietátes ibi nostra fixa sint corda, ubi vera sunt gáudia. Per Dóminum.
Jacobi i: 17-21
Léctio Epístolæ beáti Jacóbi Apóstoli.
Caríssimi: Omne datum óptimum, et omne donum perféctum desúrsum est descéndens a Patre lúminum, apud quem non est transmutátio, nec vicissitúdinis obumbrátio. Voluntárie enim genuit nos verbo veritátis, ut simus initium áliquod creatúræ eius. Scitis, fratres mei dilectíssimi. Sit autem omnis homo velox ad audiéndum: tardus autem ad loquéndum, et tardus ad iram. Ira enim viri iustítiam Dei non operátur. Propter quod abjicientes omnem inmundítiam, et abundántiam malítiæ, in mansuetúdine suscípite ínsitum verbum quod potest salváre ánimas vestras.

Allelúja, allelúja. [Ps. cxvii: 16] Déxtera Dómini fecit virtútem: déxtera Dómini exaltávit me. Allelúja. [Rom. vi: 9] Christus resúrgens ex mórtuis, jam non móritur: mors illi ultra non dominábitur. Allelúja.
9 Joann. xvi: 5-14
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Joánnem.
In illo témpore: Dixit Jesus discípulis suis: “Vado ad eum qui misit me: et nemo ex vobis intérrogat me: Quo vadis?
Sed quia hæc locútus sum vobis tristítia implévit cor vestrum. Sed ego veritátem dico vobis: éxpedit vobis ut ego vadam: si enim non abíero Paráclitus non véniet ad vos: si autem abíero, mittam eum ad vos. Et, cum vénerit ille árguet mundum de peccáto, et de justítia, et de judício. De peccáto quidem, quia non creddidérunt in me: de justítia vero, quia ad Patrem vado, et iam non vidébitis me: de judício autem, quia princeps hujus mundi jam judicátus est. Adhuc multa hábeo vobis dícere: sed non potéstis portáre modo. Cum autem vénerit ille Spíritus veritátis docébit vos omnem veritátem. Non enim loquétur a semetípso: sed quæcúmque áudiet loquétur, et quæ ventúra sunt, annuntiábit vobis. Ille me clarificábit: quia de meo accípiet: et annuntiábit vobis.
Credo.
Offertorium: Ps. lxv: 1-2 et 16.
Jubiláte Deo, univérsa terra, psalmum dícite nómini ejus: veníte et audíte, et narrábo vobis, omnes qui timétes Deum, quanta fecit Dóminus ánima meæ, allelúja.
Secreta:
Deus, qui nos per hujus sacrifícii veneránda commércia, unius summæ divinitátis partícipes effecísti: presta quǽsumus; ut sicut tuam cognóscimus veritátem sic eum dignis móribus assequámur. Per Dóminum.
Communio: Joann. xvi: 8
Cum vénerit Paráclitus Spíritus veritátis, ille árguet mundum de peccáto, et de justítia, et de judício, allelúja, allelúja.
Postcommunio:
Adesto nobis, Dómine Deus noster; ut per hæc, quæ fidéliter súmpsimus, et purgémur a vítiis, et a perículis ómnibus eruámur. Per Dominum.
COMENTARIO

Como lo hacemos habitualmente, vamos a reproducir el erudito comentario del Padre Castellani, que explica algunos aspectos técnicos lingüísticos e históricos. Y luego haremos pié en temas que consideramos importantes, con apartados puntuales.

El evangelio del cuarto Domingo después de la Pascua (Jn XVI, 5) está inmediatamente antes del que se explicó el Domingo pasado, tercero de Pascua. Los evangelios de los Domingos no siguen orden estricto, sino que han sido fijados en el correr de los siglos al tenor de las circunstancias.  Como decíamos en el otro, éste es el largo Sermón Despedida, que solamente San Juan trae, y que abarca en él tres capítulos. Fue pronunciado desde el Cenáculo al Huerto de los Olivos, y contiene la flor del Corazón de Cristo, empezando por el mandato del Amor Fraterno e incluyendo la promesa del envío del Espíritu Santo, que es el Amor Substancial. Los eruditos alemanes, inclinados sobre esta sinuosa conversación con sus instrumentos de precisión, dicen que “carece de lógica”, como por ejemplo Bauer. Carece ciertamente de la lógica de un tratado, pero tiene la lógica de una conversación. Cristo está empeñado en consolar a sus Discípulos, conturbados por la perplejidad y abatidos por la tristeza; y en acentuar sus últimas y capitales disposiciones: no es extraño pues que repita las cosas, que vuelva atrás y que haga largos paréntesis.  En esta perícopa que consideramos, Cristo dice tres cosas que bien miradas están enlazadas entre sí; a saber: que nos conviene a nosotros que El se vaya, porque eso funda y crea la fe; que el mundo va a ser convencido de la tremenda injusticia que hizo con Él, por medio de esa misma fe; y que el Espíritu de Dios, que procede de El y del Padre y es una cosa con ellos, completará la obra de la fe que inició Cristo. En suma, Cristo se levanta por encima de los terribles sucesos que van a seguir; y al mismo tiempo que prescribe a los Apóstoles su misión de Testigos de la Fe, les predice la victoria en el Espíritu Santo.  El segundo de estos puntos está en palabras singularmente difíciles; todos los intérpretes dicen que son muy oscuras; y los Padres Latinos han gastado mucha tinta en coordinarlas: efectivamente, parecen incoherentes: “El Espíritu Santo cuando viniere argüirá al mundo de pecado, de justicia y de sentencia: de pecado, porque no creyeron en mí; de justicia, porque vuelvo al Padre y ya no me veréis; de sentencia, porque el Príncipe de este mundo ya está juzgado.”  La traducción de la Vulgata latina es efectivamente oscura; y el mismo texto griego, para ser entendido bien, requiere una referencia a los modos de hablar propios de los pueblos de estilo oral. Lo que quieren decir esos dos desconcertantes versículos es simplemente esto: “la tremenda injusticia que me van a hacer y ya me han hecho, se conocerá algún día; más aún, el juicio sobre ella ya está –potencialmente– dado”.  No hay ninguno que haya sufrido en este mundo una gran injusticia que no haya dicho esas palabras; Sócrates las dijo.  Si Platón no hubiese escrito sus inmortales Diálogos, no sabríamos nada de Sócrates; o, lo que es peor, sabríamos cosas falsas, que es la peor manera de no saber que hay. Igualmente, si el Espíritu de Pentecostés no hubiese venido, no conoceríamos nosotros a Cristo. Si por un imposible Cristo hubiese resucitado y subido al cielo de inmediato, y el período Pascua-Pentecostés fuera suprimido, los Apóstoles hubiesen conservado quizá el recuerdo afectuoso de su Maestro, su doctrina y aun a lo más la fe personal en El; aunque lo más probable es que hubiesen caído en irremediable confusión; y en consecuencia el Evangelio no habría sido predicado ni escrito y jamás hubiese triunfado. Pues bien, lo que Cristo promete aquí a los Apóstoles es lo contrario. El mundo iba a triunfar ahora de Cristo por la violencia y Cristo iba a desaparecer; pero el Príncipe de este mundo ya estaba vencido, porque los testimonios contra el demonio ya habían sido puestos en forma total, y habrían de ser recordados y revividos por el Espíritu Santo, el Gran justiciero.  En suma, Cristo alude en forma cortada –como es propio de uno que respira afanosamente y por otra parte usa el estilo oral– a una sola cosa capital, que es el final y la compleción de su carrera: el hecho de que ha sido rechazado como Mesías por el mundo judío, y que pronto iba a desaparecer de la vista de los hombres; pero que pronto también
vendría en forma incontenible la reacción, el rechazo de ese rechazo, la casación de la falsa sentencia de Caifás, Herodes, Pilato y la Sinagoga; y eso por obra no de los hombres sino de Dios mismo. “El Espíritu de Dios mostrará al mundo que hay un crimen aquí, y que hay justicia y que hay sentencia verdadera; el crimen es que no creyeron en mí; el resultado de ese crimen es que yo desaparezco; pero no importa, el diablo ha perdido ya la partida” como veréis: he ganado la primera mano y tengo el As de Espadas”... Esta sería una traducción criolla bastante exacta.  Lo que origina la aparente confusión es que Cristo usa aquí un modo de hablar que la retórica grecolatina llama hendíádis: que consiste en separar en diversas expresiones o en tres palabras o tres frases algo que en sí mismo es uno: muchas veces lo hacen los oradores y sobre todo los poetas: “Poculo bíbemus et aura”, dice Virgilio por ejemplo: “En cáliz beberemos y en oro”... por decir “beberemos en cáliz de oro”. Y así Cristo hiende en tres saltos vertiginosos este último período de su vida.  ¿Por qué “el Príncipe de este mundo ya está juzgado”? Porque cuando un mal juez da una sentencia injusta, en el mismo momento queda él juzgado: queda como malvado y perverso juez. “No juzguéis para no ser juzgados”, dice Cristo. Cuando N. N. me condenó a mí, en el mismo momento sentí, con toda la fuerza de la conciencia, que era un mal superior y un mal hombre; y cuando el tribunal de Atenas decretó la muerte de Sócrates, para toda la Historia quedó condenado el Areópago de Atenas.  Claro que a veces no prevalece la sentencia verdadera que hay en el corazón del inocente contra la sentencia falsa del mal juez que tiene el poder de hacerla ejecutar. Pero en el caso de Cristo no fue así. Cuando Caifás condenó a Cristo quedó condenado; y el Dante lo vio en el infierno, crucificado contra el suelo, entre los fariseos; y todos los que pasaban por aquel camino tenían que pisarlo.  Bien: puede ser que el Dante se equivoque y que el Espíritu Santo, que es el Amor de Dios inexpresablemente suspendido sobre toda criatura, le haya hecho gracia a Caifás, si reconoció su error: difícil parece. El Espíritu Santo existe y es Dios. Cristo en este evangelio anuncia claramente que el Pneuma Theoticón (el Amor, la Inspiración, la Intuición, todo lo que es Femenino en las cosas creadas) es de Él y es a la vez del Padre: procede de los dos y es una cosa con ellos; de manera que hay tres Personas distintas que son una misma Naturaleza Divina.  Terminamos de este modo, con la afirmación de la existencia del Espíritu, porque hay en la Argentina unos cuantos “Macedonianos”. Macedonio de Bizancio –que no tiene nada que ver con Macedonio Fernández, aunque éste fue bastante bizantino– fue un arzobispo de Constantinopla que quiso desconstantinopolizar al Espíritu Santo: negó su divinidad y su existencia; en suma negó la Trinidad. Ahora, después de 16 siglos, le han salido en la Argentina algunos discípulos –por lo demás poco conocidos– que han inventado de nuevo esa antigua doctrina arriana. (Hasta acá Castellani) (2)

EL PESO DE LA HUMANIDAD ADÁMICA
Ninguno me pregunta donde voy, sino que están tristes porque les he dicho que me voy al Padre..
Veamos lo que dice el Crisóstomo sobre esto:
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 78
Como los discípulos aún no eran perfectos, les asaltó la tristeza; y el Señor, reprendiéndoles, les alentó diciendo: "Y ahora voy a Aquel que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta ¿a dónde vas?" Y era que como habían oído que cualquiera que los matara creería hacer un servicio a Dios, se acobardaron de tal manera que no le hablaban palabra. Por eso dice: "Porque os he dicho esto, la tristeza se ha apoderado de vuestro corazón", etc. No es pequeño consuelo saber que Dios conocía su gran tristeza por su abandono, por los trabajos que les había dicho que habían de pasar, y que no sabían si los podrían soportar varonilmente. (hasta acá Crisóstomo)

El hecho es, que los Apóstoles, aún no levantados y purificados por la efusión del Espíritu en Pentecostés, no ponen su prioridad en el Plan de Dios, sino en su propia situación particular y sus propios sentimientos. Están tristes porque no gozarán del bienestar que les depara la presencia visible y tangible del Maestro. Esto es pequeñez, pero en el mal sentido; egoísmo natural, inmaduro.

 Esto muestra que están apegados a Él, y tiene algo de positivo, pero también muestra que son carnales: se deberían alegrar porque el Plan de Dios avanza y Cristo recobra su trono en el Cielo. Además, ignoran, el perfeccionamiento que les traerá el Paráclito. Pequeñez, egoísmo, sentimentalismo carnal, podría decirse que es lo que domina los aún muy humanos discípulos. El Señor comprende; Él comprende todo, y los edifica con gran paciencia y amor, porque bajo esas excrecencias carnales hay almas que una vez purificadas por el Espíritu, darán todo por Él y caminarán a la perfección.

ES BUENO QUE YO ME VAYA Y VENGA EL PARÁCLITO
Aclaremos de entrada que no hay desigualdad de gloria y poder entre el Hijo y el Espíritu Santo, como lo corroboran los Padres:
San Agustín, De Trin, 1, 9
Esto lo dijo, no porque medie desigualdad entre el Verbo de Dios y el Espíritu Santo, sino porque la presencia del Hijo del hombre entre ellos, era un obstáculo a la infusión de sus dones, porque el que había de venir no era menor, pues no se anonadó como el Hijo tomando forma de siervo ( Flp 2), y convenía que desapareciese de los ojos de ellos la forma de siervo, en la que sólo consideraban a Cristo a quien veían. Por lo que dice: "Si yo marcho, os lo enviaré".

San Agustín, in Ioannem, tract., 94
Acaso, estando El aquí, ¿no podía enviarlo? Sabemos que vino y permaneció sobre El en el bautismo, y aun sabemos que nunca se separó de El. ¿Por qué, pues, el decir "Si no me fuere, el Paráclito no vendrá a vosotros", sino porque no podéis recibir el Espíritu Santo, cuando persistís en no conocer a Cristo sino según la carne? Separándose Cristo corporalmente, vino a ellos espiritualmente, no sólo el Espíritu Santo, sino que también el Padre y el Hijo.

Crisóstomo, ut supra
Porque, pues, había dicho ahora no podéis comprender (luego entonces podréis), y como el Espíritu Santo os guía en toda verdad, para que los oyentes no crean que es mayor el Espíritu Santo, añadió: "Porque El no hablará por sí mismo". (hasta acá los SSPP)

Hay una diferencia muy grande entre contar con la presencia visible y tangible de Cristo hacia el exterior del ser humano que trata con Él, y la presencia de Cristo interna, infundida por el Espíritu Santo que lo trae a Él y al Padre. Esta última presencia interna de Cristo en el alma -inhabitación- y toda la persona de los discípulos, por el Espíritu, es el motivo por el cual ella es superior. Transforma al hombre desde dentro. Que Cristo se vaya al Padre, en realidad no significa que no tengan mas contacto con Él; lo tendrán con el Espíritu, el cual lo trae nuevamente y mas pleno. Pero no experimentarán su presencia visible y tangible en la manera en la cual lo trataban antes. Para el perfeccionamiento y la purificación es necesaria la presencia interna de Cristo por el Espíritu, el cual colma al hombre de dones desde adentro.

EL DIABLO GOZA DE BUENA SALUD
Si bien el Diablo no es Dogma en la Iglesia, toda la Escritura, sobre todo el Nuevo Testamento, habla de él y no en sentido figurado, sino como una persona; un ángel caído.
Cristo, los Apóstoles, Santos Padres, Mártires, Santos, Doctores de la Iglesia, Papas….Magisterio, Concilios….toda la Iglesia siempre ha sabido y sabe de su existencia. Hasta incluso los Papas conciliares, liberales que abdicaron del imperativo de la instauración del Reino sociopolítico  de Cristo en el mundo, saben de su existencia y su acción. El primer progremodernismo racionalista y positivista, secularizante, a partir del siglo XIX , comenzó a reírse de él, como una rémora mitológica de un pasado arcaico.
La Nouvelle Théologie, los personalistas, neomodernistas, ya mas subjetivistas y anómicos, tampoco creen en su existencia, y si alguno lo nombra, es en sentido figurado, como una personificación de las fuerzas oscuras, atávicas, violentas, negativas, que gravitan en el corazón humano y la sociedad; el Diablo había sido la mitologización personalizada de eso..
Como ya lo señalamos repetidas veces en nuestros artículos, la Fe es un Sistema en equilibrio delicado, si se niega un elemento de ella, todo el Sistema se resiente.
Cristo vino a deshacer las obras del Diablo….
Revela sériamente San Juan evangelista. Si se amputa al Diablo de la Fe, Cristo se empequeñece hasta desaparecer porque ya no tiene función….Su Redención se reduce a una cuestión de ejemplaridad, a pura moralina. Ha desaparecido el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo; el que ha pagado por nuestras culpas y vencido al Diablo en su Pascua. Esto en el plano de la Revelación, en el plano de la vida, desaparece el Enemigo por antonomasia. Y los otros dos para el progremodernismo -el Mundo y la carne- no son enemigos sino amigos -el primero suele ser Dios mismo- ya que no cree en el Pecado original tampoco; por lo cual el hombre sería en el fondo Dios. Basta hacer emerger desde la interioridad sentimientos religiosos que lo hagan tomar conciencia de quien es….
La conexión del Diablo con el Mundo es íntima:
Satanás es el Príncipe de este mundo…
Ya ha sido juzgado el Príncpe de este mundo (Evangelio de hoy)
Satanás es el dios de este mundo…..
Etc, etc, etc.
Pero mas allá de la Fe, ese conocimiento sobrenatural que nos da una perspicacia trascendente, con la mente de Dios, para ver la realidad, incluso una mirada natural sobre la realidad de una mente recta, nos dice que la maldad del mundo habla de que algo muy poderoso y maligno, y extremadamente inteligente, gravita en determinadas concatenaciones de hechos de la historia y aberraciones sociales e individuales.
Cuanto menos conscientes somos de los peligros, menos conscientes de los enemigos, esos peligros y  enemigos se agrandan hasta el infinito y nosotros vamos quedando inermes. Máxime después de recibir el Bautismo y haber apostatado. Luego volveremos sobre esto en el tema de la ignorancia vencible e invencible.
La increíble atrofia espiritual de hombres bautizados y aún sacerdotes se pone de manifiesto al no percibir la existencia del Diablo; aún lo percibieron con claridad poetas mundanos como Baudelaire, el cual con gran clarividencia vislumbró y dijo aquello de:

La mayor astucia del Diablo es hacer creer que no existe…
La cosa está clara, quien no cree en el Diablo ya está medio devorado y digerido por él, pero de manera indolora.
Si lex orandi, lex credendi, entonces lex credendi es ley de como se vive.
Como se cree se vive. Una fe anémica, famélica, mutilada, es una vida expuesta,  mutilada e inerme ante el Enemigo. Dios en su misericordia infinita puede completar esa indigencia del ser humano cuando lo quiere. Pero pretender que esto es automático es pecado de presunción. Dios respeta el libre albedrió del hombre. El indiferente y tibio, desamorado para con Cristo, su Iglesia y su Fe, está en una situación trágica, cerrado a la misericordia de Dios e inerme ante el Diablo. La Iglesia y la Fe constituyen un Castillo blindado en el cual el hombre está protegido del Diablo. Si se sale del Castillo por apostasía, por herejía, por desinterés….Queda a merced del Enemigo como una oveja que se aparta del rebaño a hacer su propia vida sola…
Hasta Pablo VI hizo un estupendo Discurso sobre el Diablo: (3) y (4). Citemos un pequeño extracto:
….El mal no es solamente una deficiencia, sino una eficiencia, un ser vivo, espiritual, pervertido y perversor. Terrible realidad. Misteriosa y pavorosa. Se sale del cuadro de la enseñanza bíblica y eclesiástica quien se niega a reconocer su existencia; o bien quien hace de ella un principio que existe por sí y que no tiene, como cualquier otra criatura, su origen en Dios; o bien la explica como una pseudorrealidad, una personificación conceptual y fantástica de las causas desconocidas de nuestras desgracias. El problema del mal, visto en su complejidad y en su absurdidad respecto de nuestra racionalidad unilateral se hace obsesionante: constituye la más fuerte dificultad para nuestra comprensión religiosa del cosmos. No sin razón sufrió por ello durante años san Agustín: "Quaerebam unde malum, et non erat exitus", buscaba de dónde procedía el mal, y no encontraba explicación (Confesiones, VII, 5, 7, 11, etc., PL., 22, 736, 739)……
He aquí, pues, la importancia que adquiere el conocimiento del mal para nuestra justa concepción cristiana del mundo, de la vida, de la salvación.
Recordemos también, como aporte adicional, que Revelaciones Privadas y visiones de Santos (Ana Catalina Emmerick y otros) han visto que en determinados tiempos de la historia, verbigracia, Siglo XX, los portales del infierno se abrieron y una gran cantidad, miríadas de demonios salieron por primera vez del Infierno y oscurecieron aún mas la tierra. Esto sucede por el pecado de los hombres. Varios exorcistas de prestigio afirmaron que pecados como el Aborto, suscita la apertura de portales del Infierno y el escape de demonios que vienen a gravitar sobre el mundo…
Jesús, en El Padre Nuestro, en su última y séptima petición -recordemos que en la mentalidad bíblica el siete es número místco, de plenitud- nos enseña a pedir al Padre que nos libre del Maligno. Esta es la traducción correcta. No del mal…abstractamente. Sino de ese ser personal maligno, pervertido y pervertidor, enemigo de Dios y del hombre.
El Diablo fue vencido por Cristo en la Cruz. Ahora, con su Gracia, debemos vencerlo nosotros. El fue quien tramó la muerte de Cristo, moviendo como títeres hombres malvados, débiles y dubitantes. Estas tres categorías  tienen poca o ninguna defensa contra él:
El Diablo vuestro enemigo, ronda como león rugiente buscando a quien devorar. Resistidlo! Firmes en la Fe!
Enseña gravemente San Pedro.
En la medida que estamos en comunión con Cristo, en la Fe, la Esperanza y el Amor, con la Fe de su Iglesia, somos vencedores del Diablo.







EL ESPÍRITU DE LA VERDAD, Y LA IGNORANCIA, VENCIBLE O INVENCIBLE
El Espíritu los conducirá a la verdad completa
Revela Cristo en el Evangelio de hoy. Una revelación poco tenida en cuenta. Máxime hoy que el concepto de Verdad no solo que ya no tiene prestigio, sino que también, para el neomodernismo-Nuevo Orden Mundial, relativista e inmanentista, que cunde en la Iglesia, es otra rémora del pasado arcaico. Hoy lo que importa es el amor-ternura-solidaridad, conceptos caballos de troya de la peor crisis y apostasía de la historia.
Esto viene de poner la pastoral por sobre la Doctrina, algo típico del II Concilio Vaticano.
Una pastoral sin verdad, es meramente moralina cursi y políticamente correcta; demagogia y sentimentalismo barato. Activismo vacuo y absurdo, babélico.
La Revolución de la Ternura……
Sin la base, mejor, el Cielo de la Verdad, nada bueno puede hacer el hombre en su actividad. Dejar la Verdad es dejar a Cristo.
Yo Soy la Verdad, el camino y la vida…
Yo Soy la Verdad. El que es de la Verdad, escucha mi voz.
Sin Mí ustedes no pueden hacer nada
La pretensión de una iglesia que promueva una evangelización sin Verdad, es negar completamente a Cristo y su Iglesia. Es una insensata empresa titánica, babélica, ridícula, absurda,  e infinitamente pecaminosa y sacrílega: Es la Gran Ramera. Empresa luciferina de pura cepa, porque se pretende hacer con la Iglesia…
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Otro tema importante que se ha desvanecido y del cual se ha perdido conciencia después del II Concilio Vaticano, es aquel de que el hombre debe buscar la Verdad y salir de la ignorancia en el plano religioso.
El Espíritu los conducirá a la verdad completa
Rhaner y su redención ínsita en la naturaleza humana ha dado por tierra con ese imperativo y ha hecho caer la Iglesia en el indiferentismo y relativismo mas crasos.
Si cualquier hombre, por el hecho de ser hombre, ya está redimido y es un cristiano anónimo, de que sirve la Evangelización que lleva la Verdad? De que sirve la misión, los Sacramentos? De que sirve la Misa, la austeridad, el ayuno, la penitencia, incluso la oración? De poco o nada. Mas bien nada. Porque el hombre YA ESTÁ REDIMIDO.
El Rhanerismo constituye una especie de versión teológica del Bon Sauvage rusoniano…el cristiano anónimo, simpático bruto, al que no hay nada mejor que dejarlo como está, pues la Iglesia con su extraña cultura-sociedad pervetidora, es como una interferencia extraña, injerencia destructiva en la bella inocencia del cristiano anónimo-bon sauvage…
Cuantas veces he escuchado hablar de sana ignorancia…Pero la ignorancia el plano del conocimiento de Dios, de la salvación no es sana, es mortal, trágica. Un cristiano con los Sacramentos tiene a su disposición el Espíritu Santo que lo llevará a la Verdad completa.
No ha llegado a nada? Entonces no es el Espíritu Santo el que tiene un problema de gandulería espiritual, de acedía, de tibieza, de desamor hacia Cristo; es ese cristiano.
La ignorancia religiosa vencible es pues pecado grave. Que pasa cuando la ignorancia es invencible, en situaciones de parajes remotos donde no hay cura ni iglesia, ni nada de eso? En ese caso extraordinario Dios usa de su misericordia soberanamente y puede iluminar y salvar almas de la manera que Él quiera. Pero ese caso es extraordinario hoy.
Sobre el tema de la formación de la conciencia para llegar a la Verdad, hay un buen artículo de Joseph Ratzinger. Teólogo, Obispo, Prefecto de la fe y Papa; nunca abandonó el Liberalismo, un núcleo modernista y la hermenéutica de la continuidad, lo cual lo hace caer en posiciones incoherentes y contradictorias, absurdas. Pretender que el II Concilio Vaticano, con su Reforma Litúrgica horizontalista e inmanentista, vaciativa del contenido sacrificial y redentor de Cristo; con su Libertad Religiosa masónica-liberal en Dignitates Humanae; con su vago indiferentismo religioso en Nostra Aetate, con su eclesiología aberrante en la que la Iglesia de Cristo ya no es la Católica, sino que subsiste en ella, decimos, pretender que esto continúa la Verdad revelada en la Escritura, vivida por la Tradición e interpretada por el Magisterio hasta 1962, pasa del error y entra en el campo del disparate, del absurdo insostenible. Todo eso ya está condenado antes, en el Magisterio anterior y todo eso es opuesto y fuera de la Tradición y la Verdad revelada.
Ya hablamos sobradamente en otros Domingos sobre como la Libertad Religiosa liberal masónica que entró al Magisterio y lo hizo abdicar en Dignitates Humanae, del imperativo de la instauración del Reino sociopolítico de Cristo, pone a la Iglesia bajo la bota del poder secular anticristiano. Le da al César lo que es del César y al César lo que es de Dios.
No obstante, Ratzinger, alta inteligencia, bloqueada por esas ideologías y desviaciones, supo tener ciertas iluminaciones. Debemos ser justos. Por esto recomendamos este escrito: (5)
Resumiendo: la Verdad es una piedra de toque del alma. Su posición respecto de ella, la califica.
El que es de la Verdad, escucha mi voz…
Por lo tanto, la ignorancia de Cristo, en la medida que no sea invencible, es algo muy feo…
Hoy, en esta sociedad enemiga de Cristo y la Verdad, paradógicamente los adelantos tecnológicos permiten tener cerca y cómodamente el gran acervo de la Verdad de Cristo depositada en su iglesia. En internet, con unos movimientos de manos y dedos, en una pc, en un teléfono inteligente, en un Tablet…Por eso, a pesar de un entorno hostil, no hay excusa de ignorancia invencible. Ignorancia entonces implica desamor y desinterés hacia Cristo. Ordinariamente hablando.

En el cristiano fervoroso y verdadero, brilla el amor y el conocimiento de la Verdad dejado en la Revelación por Cristo a su Iglesia.


LA FE Y SIEMPRE LA FE…..EL JUICIO POR EL PECADO DE NO CREER EN CRISTO

Vayan a todos los pueblos y bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado. El que crea se salvará. El que no crea, se condenará
La Fe de la Iglesia ha sido víctima del ataque de la teología progremodernista. Ya hablamos suficientemente de como Rhaner y los personalistas han minado la fe.
Recordemos simplemente la Escritura. Jesús se entusiasma mucho con los hombres con Fe. Alaba calurosamente a la sirofenicia, al Centurión y al mismo Pedro;
Oh Mujer, grande es tu fe! Hágasete como quieres.
Ni en Israel he encontrado tanta fe…
Vete mujer, tu fe te ha salvado…
 y se pone muy mal frente a la falta de fe. Incurre en iras que hasta parecen exageradas:
Oh raza incrédula y perversa! Hasta cuando tendré que estar con ustedes? Hasta cuando tendré que soportarlos??!!
(Se enoja con los discípulos porque no pudieron echar un demonio por falta de fe…)
Hoy el Evangelio dice:
 El Espíritu Santo juzgará al mundo en orden al pecado porque no han creído en Mí.
El juicio de Dios negativo cae sobre el hombre sin fe.
Recordemos que la Fe nos hace agradables a Dios. Todos sus predilectos la tuvieron fuerte, relata la Carta a los Hebreos y narra detalladamente.
La Santísima Virgen es elogiada en el Evangelio por su Fe.
Feliz la que ha creído!
La fe entonces no es un opcional un tanto farisaico, como se pensaría en el clima eclesial apóstata de hoy en día, sino requisito sine qua non para salvarse.
Fe y Verdad, esta en la Verdad, amar la Verdad revelada, son signos del hombre en el cual actúa el Espíritu de Dios.










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