IV Domingo después de Pascua
II blanco, blanco
Gloria, Credo y prefacio de Pascua
II blanco, blanco
Gloria, Credo y prefacio de Pascua
Los últimos domingos después de Pascua continúan cantando la gloria de
Cristo y las alegrías de su resurrección. En la misa de hoy llaman la
atención el introito y el júbilo exultante del ofertorio, una de las melodías
más bellas del canto gregoriano.
Al acercarse la Ascensión y Pentecostés nos advierten los evangelios que
Jesús está preparando a sus discípulos para su partida definitiva, con el
anuncio del envió del Espíritu Santo, Él será para ellos, luz, fuerza y apoyo.
Esta enseñanza sobre la misión del Espíritu Santo vale tanto para nosotros como
para los apóstoles. A él se ha confiado la dirección de la Iglesia, de la que
es inspirador y guía, así como es también para todo fiel «bautizado en el agua
y en el Espíritu» la fuente misma de la vida cristiana. Por su papel permanente
en la Iglesia, prolonga el Espíritu Santo la obra Cristo y da testimonio de él.
A un mismo tiempo convence al mundo de error y de pecado por no haber aceptado
al Salvador.
...
...
El Introito de la Misa forma
parte del salmo noventa y siete en que el Profeta Rey invita a todas las
naciones a cantar al Dios de Israel, pues los prodigios obrados con su
omnipotencia a favor de su pueblo. La alegría de que se muestra tan poseída la
Iglesia en la Liturgia de todo el Tiempo Pascual , no creemos hallarla de un
modo absoluto en la presente vida, no; la verdadera felicidad solamente la
poseeremos en el cielo.
Por eso nos exhorta la Iglesia en la
Colecta a que tengamos fijos nuestros corazones en los verdaderos goces de la
Gloria., aun medio de las constantes mudanzas de la presente vida. Del cielo,
nos advierte el Apóstol Santiago en la Epístola, es de donde nos viene todo son
perfecto.
De Dios que nos ha dado la vida de la
gracia lo mismo que la vida natural, hemos de esperar todos los verdaderos
bienes. Para que nuestra esperanza sea más sólida, hemos de apartarnos de todo
cuanto pueda manchar nuestra alma, recibiendo con docilidad la palabra divina,
pues ella, como nos advierte el mismo Apóstol puede salvar nuestras almas.
Siendo estas domínicas como una
preparación para la Ascensión, el Evangelio nos recuerda las últimas
amonestaciones de Jesucristo a sus Apóstoles, aquellas palabras de inefable
consuelo que brotaron de Corazón divino antes de separarse de aquellos a
quienes tanto amaba. (1)
TEXTOS DE LA SANTA MISA
Introito. Salm. 97.1,2,1. Cantad
al Señor un cántico nuevo, aleluya; porque ha hecho
maravillas el Señor, aleluya; ha manifestado su justicia ante las naciones,
aleluya, aleluya, aleluya. Salmo. Su diestra y su santo brazo le han
dado la victoria. V/. Gloria al Padre, y
al Hijo.
Colecta.- Vivir como
bautizados, fieles a Dios, en esta difícil vida, no es posible sino con la
ayuda de la gracia de Dios. Oh Dios!, que das a las almas de los fieles un solo
querer, concede a tus pueblos amar tus mandatos y ansiar tus promesas,
para que entre los halagos del mundo tengamos fijos nuestros corazones allí
donde están los verdaderos goces.
Epístola. Sant.1.17-21.- Carísimos:
Toda dádiva preciosa y todo don perfecto de arriba viene, del Padre de las
luces, en quien no cabe mudanza ni sombra de variación. Porque de su voluntad
nos ha engendrado con la palabra de la verdad, a fin de que seamos como las
primicias de su creación. Bien lo sabéis, hermanos míos muy queridos. Y así
sea todo hombre pronto para escuchar, pero comedido en el hablar y refrenado
en la ira. Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Por lo cual,
dando de mano a toda inmundicia y exceso vicioso, recibid con docilidad la
divina palabra, que ha sido como ingerida en vosotros, y
que puede salvar vuestras almas.
Aleluya.- Aleluya, aleluya V/. La diestra del Señor
ha hecho prodigios; la diestra del Señor me ha salvado. Aleluya, V/. Cristo, resucitado
de entre los muertos, ya no muere; la muerte no tendrá ya dominio sobre él.
Aleluya
Evangelio. Juan 16.5-14.- En aquel tiempo: Dijo
Jesús a sus discípulos: voy a aquél que me ha enviado, y ninguno de vosotros me
pregunta: ¿A dónde vas? Mas porque os he dicho estas cosas, se ha llenado de
tristeza vuestro corazón. Pero os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya;
que si no me voy, no vendrá a vosotros el Consolador; pero si me
voy, os le enviaré. Y cuando venga él, convencerá al mundo en orden al pecado,
en orden a la justicia y en orden al juicio. En orden al pecado por cuanto no
han creído en mí; respecto a la justicia, porque me voy al Padre, y ya no me
veréis; y tocante al juicio, porque ya ha sido juzgado el príncipe de este
mundo. Aún tengo otras muchas cosas que deciros; mas por
ahora no podéis comprenderme. Mas cuando venga el Espíritu de verdad, él
os enseñará todas las verdades; pues no hablará por sí, sino que dirá las
cosas que habrá oído, y os anunciará las venideras. Él me glorificará a mí,
porque recibirá de lo mío, y os lo anunciará.
Ofertorio. Salm.65.1-2,16.- Cante a Dios
toda la tierra; cantad la gloria de su nombre. Venid y oíd vosotros, todos los
que teméis a Dios, y os contaré cuán grandes cosas ha hecho el Señor a mi alma,
aleluya.
Secreta.-
Oh Dios! Que por la sagrada recepción de este sacrificio nos has hecho
partícipes de tu soberana divinidad, concede, te suplicamos, que después de
haber conocido tu verdad, podamos conseguirla con dignas costumbres. Por N.S.
Prefacio
de Pascua.- En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, que en todo tiempo,
Señor, te alabemos; pero con más gloria que nunca en este día (en este tiempo),
en que se ha inmolado Cristo, nuestra Pascual. El cual es el verdadero Cordero
que quitó los pecados del mundo y que, muriendo, destruyó nuestra muerte, y,
resucitando, reparó nuestra vida. Por eso, con los Ángeles y los Arcángeles,
con los Tronos y las Dominaciones, y con toda la milicia del ejercito
celestial, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar: Santo…
Comunión. Juan 16.8.- Cuando venga
el Espíritu Consolador convencerá al mundo en orden al pecado, a la
justicia y al juicio, aleluya, aleluya.
Poscomunión.- Asístenos, Señor
Dios nuestro, para que los misterios que con fe hemos recibido, nos purifiquen
de nuestras culpas y nos libren de todos los peligros.
Dominica Quarta post
Pascha
II Classis
[English Text]II Classis
Introitus: Ps. xcvii:
1 et 2
Cantáte Dómino cánticum novum, allelúja: quia
mirabília fecit Dóminus, allelúja: ante conspéctum géntium revelávit justítiam
suam, allelúja, allelúja, allelúja. [Ps. ibid., 1]. Salvávit sibi déxtera ejus: et bráchium sanctum ejus. Glória Patri.
Cantáte.
Oratio:
Deus, qui fidélium mentes uníus éfficis voluntátis: da
pópulis tuis id amáre quod prǽcipis, id desideráre quod promíttis; ut inter mundánas
varietátes ibi nostra fixa sint corda, ubi vera sunt gáudia. Per Dóminum.
Jacobi i: 17-21
Léctio Epístolæ
beáti Jacóbi Apóstoli.Caríssimi: Omne datum óptimum, et omne donum perféctum desúrsum est descéndens a Patre lúminum, apud quem non est transmutátio, nec vicissitúdinis obumbrátio. Voluntárie enim genuit nos verbo veritátis, ut simus initium áliquod creatúræ eius. Scitis, fratres mei dilectíssimi. Sit autem omnis homo velox ad audiéndum: tardus autem ad loquéndum, et tardus ad iram. Ira enim viri iustítiam Dei non operátur. Propter quod abjicientes omnem inmundítiam, et abundántiam malítiæ, in mansuetúdine suscípite ínsitum verbum quod potest salváre ánimas vestras.
Allelúja, allelúja. [Ps. cxvii: 16] Déxtera Dómini fecit virtútem: déxtera Dómini exaltávit me. Allelúja. [Rom. vi: 9] Christus resúrgens ex mórtuis, jam non móritur: mors illi ultra non dominábitur. Allelúja.
9 Joann. xvi: 5-14
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Joánnem.In illo témpore: Dixit Jesus discípulis suis: “Vado ad eum qui misit me: et nemo ex vobis intérrogat me: Quo vadis? Sed quia hæc locútus sum vobis tristítia implévit cor vestrum. Sed ego veritátem dico vobis: éxpedit vobis ut ego vadam: si enim non abíero Paráclitus non véniet ad vos: si autem abíero, mittam eum ad vos. Et, cum vénerit ille árguet mundum de peccáto, et de justítia, et de judício. De peccáto quidem, quia non creddidérunt in me: de justítia vero, quia ad Patrem vado, et iam non vidébitis me: de judício autem, quia princeps hujus mundi jam judicátus est. Adhuc multa hábeo vobis dícere: sed non potéstis portáre modo. Cum autem vénerit ille Spíritus veritátis docébit vos omnem veritátem. Non enim loquétur a semetípso: sed quæcúmque áudiet loquétur, et quæ ventúra sunt, annuntiábit vobis. Ille me clarificábit: quia de meo accípiet: et annuntiábit vobis.
Credo.
Offertorium: Ps. lxv: 1-2 et 16.
Jubiláte Deo,
univérsa terra, psalmum dícite nómini ejus: veníte et audíte, et narrábo vobis,
omnes qui timétes Deum, quanta fecit Dóminus ánima meæ, allelúja.
Secreta:
Deus, qui nos per
hujus sacrifícii veneránda commércia, unius summæ divinitátis partícipes
effecísti: presta quǽsumus; ut sicut tuam cognóscimus veritátem sic eum dignis
móribus assequámur. Per Dóminum.
Communio: Joann. xvi: 8
Cum vénerit
Paráclitus Spíritus veritátis, ille árguet mundum de peccáto, et de justítia,
et de judício, allelúja, allelúja.
Postcommunio:
Adesto nobis,
Dómine Deus noster; ut per hæc, quæ fidéliter súmpsimus, et purgémur a vítiis,
et a perículis ómnibus eruámur. Per Dominum.
COMENTARIO
Como lo hacemos habitualmente, vamos a reproducir el erudito comentario
del Padre Castellani, que explica algunos aspectos técnicos lingüísticos e
históricos. Y luego haremos pié en temas que consideramos importantes, con
apartados puntuales.
El
evangelio del cuarto Domingo después de la Pascua (Jn XVI, 5) está
inmediatamente antes del que se explicó el Domingo pasado, tercero de Pascua.
Los evangelios de los Domingos no siguen orden estricto, sino que han sido
fijados en el correr de los siglos al tenor de las circunstancias. Como decíamos en el otro, éste es el largo
Sermón Despedida, que solamente San Juan trae, y que abarca en él tres
capítulos. Fue pronunciado desde el Cenáculo al Huerto de los Olivos, y
contiene la flor del Corazón de Cristo, empezando por el mandato del Amor
Fraterno e incluyendo la promesa del envío del Espíritu Santo, que es el Amor
Substancial. Los eruditos alemanes, inclinados sobre esta sinuosa conversación
con sus instrumentos de precisión, dicen que “carece de lógica”, como por
ejemplo Bauer. Carece ciertamente de la lógica de un tratado, pero tiene la
lógica de una conversación. Cristo está empeñado en consolar a sus Discípulos,
conturbados por la perplejidad y abatidos por la tristeza; y en acentuar sus
últimas y capitales disposiciones: no es extraño pues que repita las cosas, que
vuelva atrás y que haga largos paréntesis.
En esta perícopa que consideramos, Cristo dice tres cosas que bien
miradas están enlazadas entre sí; a saber: que nos conviene a nosotros que El
se vaya, porque eso funda y crea la fe; que el mundo va a ser convencido de la
tremenda injusticia que hizo con Él, por medio de esa misma fe; y que el
Espíritu de Dios, que procede de El y del Padre y es una cosa con ellos,
completará la obra de la fe que inició Cristo. En suma, Cristo se levanta por
encima de los terribles sucesos que van a seguir; y al mismo tiempo que
prescribe a los Apóstoles su misión de Testigos de la Fe, les predice la
victoria en el Espíritu Santo. El
segundo de estos puntos está en palabras singularmente difíciles; todos los
intérpretes dicen que son muy oscuras; y los Padres Latinos han gastado mucha
tinta en coordinarlas: efectivamente, parecen incoherentes: “El Espíritu Santo
cuando viniere argüirá al mundo de pecado, de justicia y de sentencia: de
pecado, porque no creyeron en mí; de justicia, porque vuelvo al Padre y ya no
me veréis; de sentencia, porque el Príncipe de este mundo ya está
juzgado.” La traducción de la Vulgata
latina es efectivamente oscura; y el mismo texto griego, para ser entendido
bien, requiere una referencia a los modos de hablar propios de los pueblos de
estilo oral. Lo que quieren decir esos dos desconcertantes versículos es
simplemente esto: “la tremenda injusticia que me van a hacer y ya me han hecho,
se conocerá algún día; más aún, el juicio sobre ella ya está –potencialmente–
dado”. No hay ninguno que haya sufrido
en este mundo una gran injusticia que no haya dicho esas palabras; Sócrates las
dijo. Si Platón no hubiese escrito sus
inmortales Diálogos, no sabríamos nada de Sócrates; o, lo que es peor, sabríamos
cosas falsas, que es la peor manera de no saber que hay. Igualmente, si el
Espíritu de Pentecostés no hubiese venido, no conoceríamos nosotros a Cristo.
Si por un imposible Cristo hubiese resucitado y subido al cielo de inmediato, y
el período Pascua-Pentecostés fuera suprimido, los Apóstoles hubiesen
conservado quizá el recuerdo afectuoso de su Maestro, su doctrina y aun a lo
más la fe personal en El; aunque lo más probable es que hubiesen caído en
irremediable confusión; y en consecuencia el Evangelio no habría sido predicado
ni escrito y jamás hubiese triunfado. Pues bien, lo que Cristo promete aquí a
los Apóstoles es lo contrario. El mundo iba a triunfar ahora de Cristo por la
violencia y Cristo iba a desaparecer; pero el Príncipe de este mundo ya estaba
vencido, porque los testimonios contra el demonio ya habían sido puestos en
forma total, y habrían de ser recordados y revividos por el Espíritu Santo, el
Gran justiciero. En suma, Cristo alude
en forma cortada –como es propio de uno que respira afanosamente y por otra
parte usa el estilo oral– a una sola cosa capital, que es el final y la
compleción de su carrera: el hecho de que ha sido rechazado como Mesías por el
mundo judío, y que pronto iba a desaparecer de la vista de los hombres; pero que
pronto también
vendría
en forma incontenible la reacción, el rechazo de ese rechazo, la casación de la
falsa sentencia de Caifás, Herodes, Pilato y la Sinagoga; y eso por obra no de
los hombres sino de Dios mismo. “El Espíritu de Dios mostrará al mundo que hay
un crimen aquí, y que hay justicia y que hay sentencia verdadera; el crimen es
que no creyeron en mí; el resultado de ese crimen es que yo desaparezco; pero
no importa, el diablo ha perdido ya la partida” como veréis: he ganado la
primera mano y tengo el As de Espadas”... Esta sería una traducción criolla
bastante exacta. Lo que origina la
aparente confusión es que Cristo usa aquí un modo de hablar que la retórica
grecolatina llama hendíádis: que consiste en separar en diversas expresiones o
en tres palabras o tres frases algo que en sí mismo es uno: muchas veces lo
hacen los oradores y sobre todo los poetas: “Poculo bíbemus et aura”, dice
Virgilio por ejemplo: “En cáliz beberemos y en oro”... por decir “beberemos en
cáliz de oro”. Y así Cristo hiende en tres saltos vertiginosos este último
período de su vida. ¿Por qué “el
Príncipe de este mundo ya está juzgado”? Porque cuando un mal juez da una
sentencia injusta, en el mismo momento queda él juzgado: queda como malvado y
perverso juez. “No juzguéis para no ser juzgados”, dice Cristo. Cuando N. N. me
condenó a mí, en el mismo momento sentí, con toda la fuerza de la conciencia,
que era un mal superior y un mal hombre; y cuando el tribunal de Atenas decretó
la muerte de Sócrates, para toda la Historia quedó condenado el Areópago de
Atenas. Claro que a veces no prevalece
la sentencia verdadera que hay en el corazón del inocente contra la sentencia
falsa del mal juez que tiene el poder de hacerla ejecutar. Pero en el caso de
Cristo no fue así. Cuando Caifás condenó a Cristo quedó condenado; y el Dante
lo vio en el infierno, crucificado contra el suelo, entre los fariseos; y todos
los que pasaban por aquel camino tenían que pisarlo. Bien: puede ser que el Dante se equivoque y
que el Espíritu Santo, que es el Amor de Dios inexpresablemente suspendido
sobre toda criatura, le haya hecho gracia a Caifás, si reconoció su error:
difícil parece. El Espíritu Santo existe y es Dios. Cristo en este evangelio
anuncia claramente que el Pneuma Theoticón (el Amor, la Inspiración, la
Intuición, todo lo que es Femenino en las cosas creadas) es de Él y es a la vez
del Padre: procede de los dos y es una cosa con ellos; de manera que hay tres
Personas distintas que son una misma Naturaleza Divina. Terminamos de este modo, con la afirmación de
la existencia del Espíritu, porque hay en la Argentina unos cuantos
“Macedonianos”. Macedonio de Bizancio –que no tiene nada que ver con Macedonio
Fernández, aunque éste fue bastante bizantino– fue un arzobispo de
Constantinopla que quiso desconstantinopolizar al Espíritu Santo: negó su
divinidad y su existencia; en suma negó la Trinidad. Ahora, después de 16
siglos, le han salido en la Argentina algunos discípulos –por lo demás poco
conocidos– que han inventado de nuevo esa antigua doctrina arriana.
(Hasta acá Castellani) (2)
EL
PESO DE LA HUMANIDAD ADÁMICA
Ninguno me pregunta donde voy,
sino que están tristes porque les he dicho que me voy al Padre..
Veamos lo que dice el Crisóstomo
sobre esto:
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 78
Como los discípulos aún no eran
perfectos, les asaltó la tristeza; y el Señor, reprendiéndoles, les alentó
diciendo: "Y ahora voy a Aquel que me envió, y ninguno de vosotros me
pregunta ¿a dónde vas?" Y era que como habían oído que cualquiera que los
matara creería hacer un servicio a Dios, se acobardaron de tal manera que no le
hablaban palabra. Por eso dice: "Porque os he dicho esto, la tristeza se
ha apoderado de vuestro corazón", etc. No es pequeño consuelo saber que
Dios conocía su gran tristeza por su abandono, por los trabajos que les había
dicho que habían de pasar, y que no sabían si los podrían soportar
varonilmente. (hasta acá Crisóstomo)
El hecho es, que los Apóstoles, aún no levantados y purificados por la
efusión del Espíritu en Pentecostés, no ponen su prioridad en el Plan de Dios,
sino en su propia situación particular y sus propios sentimientos. Están
tristes porque no gozarán del bienestar que les depara la presencia visible y
tangible del Maestro. Esto es pequeñez, pero en el mal sentido; egoísmo natural,
inmaduro.
Esto muestra que están apegados a
Él, y tiene algo de positivo, pero también muestra que son carnales: se
deberían alegrar porque el Plan de Dios avanza y Cristo recobra su trono en el
Cielo. Además, ignoran, el perfeccionamiento que les traerá el Paráclito.
Pequeñez, egoísmo, sentimentalismo carnal, podría decirse que es lo que domina
los aún muy humanos discípulos. El Señor comprende; Él comprende todo, y los
edifica con gran paciencia y amor, porque bajo esas excrecencias carnales hay
almas que una vez purificadas por el Espíritu, darán todo por Él y caminarán a
la perfección.
ES
BUENO QUE YO ME VAYA Y VENGA EL PARÁCLITO
Aclaremos de entrada que no
hay desigualdad de gloria y poder entre el Hijo y el Espíritu Santo, como lo
corroboran los Padres:
San Agustín, De Trin, 1, 9
Esto lo dijo, no porque medie
desigualdad entre el Verbo de Dios y el Espíritu Santo, sino porque la
presencia del Hijo del hombre entre ellos, era un obstáculo a la infusión de
sus dones, porque el que había de venir no era menor, pues no se anonadó como
el Hijo tomando forma de siervo ( Flp 2), y convenía que desapareciese de los ojos de
ellos la forma de siervo, en la que sólo consideraban a Cristo a quien veían.
Por lo que dice: "Si yo marcho, os lo enviaré".
San Agustín, in Ioannem,
tract., 94
Acaso, estando El aquí, ¿no podía
enviarlo? Sabemos que vino y permaneció sobre El en el bautismo, y aun sabemos
que nunca se separó de El. ¿Por qué, pues, el decir "Si no me fuere, el
Paráclito no vendrá a vosotros", sino porque no podéis recibir el Espíritu
Santo, cuando persistís en no conocer a Cristo sino según la carne? Separándose
Cristo corporalmente, vino a ellos espiritualmente, no sólo el Espíritu Santo,
sino que también el Padre y el Hijo.
Crisóstomo, ut supra
Porque, pues, había dicho ahora no
podéis comprender (luego entonces podréis), y como el Espíritu Santo os guía en
toda verdad, para que los oyentes no crean que es mayor el Espíritu Santo,
añadió: "Porque El no hablará por sí mismo". (hasta acá los SSPP)
Hay una diferencia muy grande entre contar con la presencia visible y
tangible de Cristo hacia el exterior del ser humano que trata con Él, y la
presencia de Cristo interna, infundida por el Espíritu Santo que lo trae a Él y
al Padre. Esta última presencia interna de Cristo en el alma -inhabitación- y
toda la persona de los discípulos, por el Espíritu, es el motivo por el cual
ella es superior. Transforma al hombre desde dentro. Que Cristo se vaya al
Padre, en realidad no significa que no tengan mas contacto con Él; lo tendrán
con el Espíritu, el cual lo trae nuevamente y mas pleno. Pero no experimentarán
su presencia visible y tangible en la manera en la cual lo trataban antes. Para
el perfeccionamiento y la purificación es necesaria la presencia interna de
Cristo por el Espíritu, el cual colma al hombre de dones desde adentro.
EL
DIABLO GOZA DE BUENA SALUD
Si bien el Diablo no es Dogma
en la Iglesia, toda la Escritura, sobre todo el Nuevo Testamento, habla de él y
no en sentido figurado, sino como una persona; un ángel caído.
Cristo, los Apóstoles, Santos
Padres, Mártires, Santos, Doctores de la Iglesia, Papas….Magisterio,
Concilios….toda la Iglesia siempre ha sabido y sabe de su existencia. Hasta
incluso los Papas conciliares, liberales que abdicaron del imperativo de la
instauración del Reino sociopolítico de
Cristo en el mundo, saben de su existencia y su acción. El primer
progremodernismo racionalista y positivista, secularizante, a partir del siglo
XIX , comenzó a reírse de él, como una rémora mitológica de un pasado arcaico.
La Nouvelle Théologie, los personalistas,
neomodernistas, ya mas subjetivistas y anómicos, tampoco creen en su
existencia, y si alguno lo nombra, es en sentido figurado, como una
personificación de las fuerzas oscuras, atávicas, violentas, negativas, que
gravitan en el corazón humano y la sociedad; el Diablo había sido la
mitologización personalizada de eso..
Como ya lo señalamos repetidas
veces en nuestros artículos, la Fe es un Sistema en equilibrio delicado, si se
niega un elemento de ella, todo el Sistema se resiente.
Cristo vino a deshacer las
obras del Diablo….
Revela sériamente San Juan
evangelista. Si se amputa al Diablo de la Fe, Cristo se empequeñece hasta
desaparecer porque ya no tiene función….Su Redención se reduce a una cuestión
de ejemplaridad, a pura moralina. Ha desaparecido el Cordero de Dios que quita
el pecado del mundo; el que ha pagado por nuestras culpas y vencido al Diablo
en su Pascua. Esto en el plano de la Revelación, en el plano de la vida,
desaparece el Enemigo por antonomasia. Y los otros dos para el progremodernismo
-el Mundo y la carne- no son enemigos sino amigos -el primero suele ser Dios
mismo- ya que no cree en el Pecado original tampoco; por lo cual el hombre
sería en el fondo Dios. Basta hacer emerger desde la interioridad sentimientos
religiosos que lo hagan tomar conciencia de quien es….
La conexión del Diablo con el
Mundo es íntima:
Satanás es el Príncipe de este
mundo…
Ya ha sido juzgado el Príncpe
de este mundo (Evangelio de hoy)
Satanás es el dios de este
mundo…..
Etc, etc, etc.
Pero mas allá de la Fe, ese
conocimiento sobrenatural que nos da una perspicacia trascendente, con la mente
de Dios, para ver la realidad, incluso una mirada natural sobre la realidad de
una mente recta, nos dice que la maldad del mundo habla de que algo muy
poderoso y maligno, y extremadamente inteligente, gravita en determinadas
concatenaciones de hechos de la historia y aberraciones sociales e
individuales.
Cuanto menos conscientes somos
de los peligros, menos conscientes de los enemigos, esos peligros y enemigos se agrandan hasta el infinito y
nosotros vamos quedando inermes. Máxime después de recibir el Bautismo y haber apostatado.
Luego volveremos sobre esto en el tema de la ignorancia vencible e invencible.
La increíble atrofia
espiritual de hombres bautizados y aún sacerdotes se pone de manifiesto al no percibir
la existencia del Diablo; aún lo percibieron con claridad poetas mundanos como
Baudelaire, el cual con gran clarividencia vislumbró y dijo aquello de:
La mayor astucia del Diablo es
hacer creer que no existe…
La cosa está clara, quien no
cree en el Diablo ya está medio devorado y digerido por él, pero de manera
indolora.
Si lex orandi, lex credendi,
entonces lex credendi es ley de como se vive.
Como se cree se vive. Una fe
anémica, famélica, mutilada, es una vida expuesta, mutilada e inerme ante el Enemigo. Dios en su
misericordia infinita puede completar esa indigencia del ser humano cuando lo
quiere. Pero pretender que esto es automático es pecado de presunción. Dios
respeta el libre albedrió del hombre. El indiferente y tibio, desamorado para
con Cristo, su Iglesia y su Fe, está en una situación trágica, cerrado a la
misericordia de Dios e inerme ante el Diablo. La Iglesia y la Fe constituyen un
Castillo blindado en el cual el hombre está protegido del Diablo. Si se sale
del Castillo por apostasía, por herejía, por desinterés….Queda a merced del
Enemigo como una oveja que se aparta del rebaño a hacer su propia vida sola…
Hasta Pablo VI hizo un
estupendo Discurso sobre el Diablo: (3) y (4). Citemos un pequeño extracto:
….El mal no es solamente una
deficiencia, sino una eficiencia, un ser vivo, espiritual, pervertido y
perversor. Terrible realidad. Misteriosa y pavorosa. Se sale del cuadro de la
enseñanza bíblica y eclesiástica quien se niega a reconocer su existencia; o
bien quien hace de ella un principio que existe por sí y que no tiene, como
cualquier otra criatura, su origen en Dios; o bien la explica como una
pseudorrealidad, una personificación conceptual y fantástica de las causas
desconocidas de nuestras desgracias. El problema del mal, visto en su
complejidad y en su absurdidad respecto de nuestra racionalidad unilateral se
hace obsesionante: constituye la más fuerte dificultad para nuestra comprensión
religiosa del cosmos. No sin razón sufrió por ello durante años san Agustín:
"Quaerebam unde malum, et non
erat exitus", buscaba de dónde procedía el mal, y no encontraba
explicación (Confesiones, VII,
5, 7, 11, etc., PL., 22, 736, 739)……He aquí, pues, la importancia que adquiere el conocimiento del mal para nuestra justa concepción cristiana del mundo, de la vida, de la salvación.
Recordemos también, como aporte adicional, que Revelaciones Privadas y visiones de Santos (Ana Catalina Emmerick y otros) han visto que en determinados tiempos de la historia, verbigracia, Siglo XX, los portales del infierno se abrieron y una gran cantidad, miríadas de demonios salieron por primera vez del Infierno y oscurecieron aún mas la tierra. Esto sucede por el pecado de los hombres. Varios exorcistas de prestigio afirmaron que pecados como el Aborto, suscita la apertura de portales del Infierno y el escape de demonios que vienen a gravitar sobre el mundo…
Jesús, en El Padre Nuestro, en su última y séptima petición -recordemos que en la mentalidad bíblica el siete es número místco, de plenitud- nos enseña a pedir al Padre que nos libre del Maligno. Esta es la traducción correcta. No del mal…abstractamente. Sino de ese ser personal maligno, pervertido y pervertidor, enemigo de Dios y del hombre.
El Diablo fue vencido por Cristo en la Cruz. Ahora, con su Gracia, debemos vencerlo nosotros. El fue quien tramó la muerte de Cristo, moviendo como títeres hombres malvados, débiles y dubitantes. Estas tres categorías tienen poca o ninguna defensa contra él:
El Diablo vuestro enemigo, ronda como león rugiente buscando a quien devorar. Resistidlo! Firmes en la Fe!
Enseña gravemente San Pedro.
En la medida que estamos en comunión con Cristo, en la Fe, la Esperanza y el Amor, con la Fe de su Iglesia, somos vencedores del Diablo.
EL
ESPÍRITU DE LA VERDAD, Y LA IGNORANCIA, VENCIBLE O INVENCIBLE
El Espíritu los conducirá a la
verdad completa
Revela Cristo en el Evangelio
de hoy. Una revelación poco tenida en cuenta. Máxime hoy que el concepto de
Verdad no solo que ya no tiene prestigio, sino que también, para el
neomodernismo-Nuevo Orden Mundial, relativista e inmanentista, que cunde en la
Iglesia, es otra rémora del pasado arcaico. Hoy lo que importa es el
amor-ternura-solidaridad, conceptos caballos de troya de la peor crisis y
apostasía de la historia.
Esto viene de poner la
pastoral por sobre la Doctrina, algo típico del II Concilio Vaticano.
Una pastoral sin verdad, es
meramente moralina cursi y políticamente correcta; demagogia y sentimentalismo
barato. Activismo vacuo y absurdo, babélico.
La Revolución de la Ternura……
Sin la base, mejor, el Cielo
de la Verdad, nada bueno puede hacer el hombre en su actividad. Dejar la Verdad
es dejar a Cristo.
Yo Soy la Verdad, el camino y
la vida…
Yo Soy la Verdad. El que es de
la Verdad, escucha mi voz.
Sin Mí ustedes no pueden hacer
nada…
La pretensión de una iglesia
que promueva una evangelización sin Verdad, es negar completamente a Cristo y
su Iglesia. Es una insensata empresa titánica, babélica, ridícula,
absurda, e infinitamente pecaminosa y
sacrílega: Es la Gran Ramera. Empresa luciferina de pura cepa, porque se pretende
hacer con la Iglesia…
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Otro tema importante que se ha
desvanecido y del cual se ha perdido conciencia después del II Concilio
Vaticano, es aquel de que el hombre debe buscar la Verdad y salir de la
ignorancia en el plano religioso.
El Espíritu los conducirá a la
verdad completa
Rhaner y su redención ínsita
en la naturaleza humana ha dado por tierra con ese imperativo y ha hecho caer
la Iglesia en el indiferentismo y relativismo mas crasos.
Si cualquier hombre, por el
hecho de ser hombre, ya está redimido y es un cristiano anónimo, de que sirve
la Evangelización que lleva la Verdad? De que sirve la misión, los Sacramentos?
De que sirve la Misa, la austeridad, el ayuno, la penitencia, incluso la
oración? De poco o nada. Mas bien nada. Porque el hombre YA ESTÁ REDIMIDO.
El Rhanerismo constituye una
especie de versión teológica del Bon Sauvage rusoniano…el cristiano anónimo,
simpático bruto, al que no hay nada mejor que dejarlo como está, pues la
Iglesia con su extraña cultura-sociedad pervetidora, es como una interferencia
extraña, injerencia destructiva en la bella inocencia del cristiano anónimo-bon
sauvage…
Cuantas veces he escuchado
hablar de sana ignorancia…Pero la ignorancia el plano del conocimiento de
Dios, de la salvación no es sana, es mortal, trágica. Un cristiano con los
Sacramentos tiene a su disposición el Espíritu Santo que lo llevará a la Verdad
completa.
No ha llegado a nada? Entonces
no es el Espíritu Santo el que tiene un problema de gandulería espiritual, de
acedía, de tibieza, de desamor hacia Cristo; es ese cristiano.
La ignorancia religiosa
vencible es pues pecado grave. Que pasa cuando la ignorancia es invencible, en
situaciones de parajes remotos donde no hay cura ni iglesia, ni nada de eso? En
ese caso extraordinario Dios usa de su misericordia soberanamente y puede iluminar
y salvar almas de la manera que Él quiera. Pero ese caso es extraordinario hoy.
Sobre el tema de la formación
de la conciencia para llegar a la Verdad, hay un buen artículo de Joseph
Ratzinger. Teólogo, Obispo, Prefecto de la fe y Papa; nunca abandonó el
Liberalismo, un núcleo modernista y la hermenéutica de la continuidad, lo cual
lo hace caer en posiciones incoherentes y contradictorias, absurdas. Pretender
que el II Concilio Vaticano, con su Reforma Litúrgica horizontalista e
inmanentista, vaciativa del contenido sacrificial y redentor de Cristo; con su
Libertad Religiosa masónica-liberal en Dignitates Humanae; con su vago
indiferentismo religioso en Nostra Aetate, con su eclesiología aberrante en la
que la Iglesia de Cristo ya no es la Católica, sino que subsiste en ella,
decimos, pretender que esto continúa la Verdad revelada en la Escritura, vivida
por la Tradición e interpretada por el Magisterio hasta 1962, pasa del error y
entra en el campo del disparate, del absurdo insostenible. Todo eso ya está
condenado antes, en el Magisterio anterior y todo eso es opuesto y fuera de la
Tradición y la Verdad revelada.
Ya hablamos sobradamente en
otros Domingos sobre como la Libertad Religiosa liberal masónica que entró al
Magisterio y lo hizo abdicar en Dignitates Humanae, del imperativo de la
instauración del Reino sociopolítico de Cristo, pone a la Iglesia bajo la bota
del poder secular anticristiano. Le da al César lo que es del César y al César
lo que es de Dios.
No obstante, Ratzinger, alta
inteligencia, bloqueada por esas ideologías y desviaciones, supo tener ciertas
iluminaciones. Debemos ser justos. Por esto recomendamos este escrito: (5)
Resumiendo: la Verdad es una
piedra de toque del alma. Su posición respecto de ella, la califica.
El que es de la Verdad,
escucha mi voz…
Por lo tanto, la ignorancia de
Cristo, en la medida que no sea invencible, es algo muy feo…
Hoy, en esta sociedad enemiga
de Cristo y la Verdad, paradógicamente los adelantos tecnológicos permiten
tener cerca y cómodamente el gran acervo de la Verdad de Cristo depositada en
su iglesia. En internet, con unos movimientos de manos y dedos, en una pc, en
un teléfono inteligente, en un Tablet…Por eso, a pesar de un entorno hostil, no
hay excusa de ignorancia invencible. Ignorancia entonces implica desamor y
desinterés hacia Cristo. Ordinariamente hablando.
En el cristiano fervoroso y verdadero,
brilla el amor y el conocimiento de la Verdad dejado en la Revelación por
Cristo a su Iglesia.
LA
FE Y SIEMPRE LA FE…..EL JUICIO POR EL PECADO DE NO CREER EN CRISTO
Vayan a todos los pueblos y
bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles
a guardar todo lo que les he mandado. El que crea se salvará. El que no crea,
se condenará
La Fe de la Iglesia ha sido víctima del ataque de la
teología progremodernista. Ya hablamos suficientemente de como Rhaner y los personalistas
han minado la fe.
Recordemos simplemente la Escritura. Jesús se entusiasma
mucho con los hombres con Fe. Alaba calurosamente a la sirofenicia, al
Centurión y al mismo Pedro;
Oh
Mujer, grande es tu fe! Hágasete como quieres.
Ni
en Israel he encontrado tanta fe…
Vete
mujer, tu fe te ha salvado…
y se pone muy mal
frente a la falta de fe. Incurre en iras que hasta parecen exageradas:
Oh
raza incrédula y perversa! Hasta cuando tendré que estar con ustedes? Hasta
cuando tendré que soportarlos??!!
(Se enoja con los discípulos porque no pudieron echar un
demonio por falta de fe…)
Hoy el Evangelio dice:
El Espíritu Santo juzgará al mundo en orden al
pecado porque no han creído en Mí.
El juicio de Dios negativo cae sobre el hombre sin fe.
Recordemos que la Fe nos hace agradables a Dios. Todos sus
predilectos la tuvieron fuerte, relata la Carta a los Hebreos y narra
detalladamente.
La Santísima Virgen es elogiada en el Evangelio por su Fe.
Feliz
la que ha creído!
La fe entonces no es un opcional un tanto farisaico, como
se pensaría en el clima eclesial apóstata de hoy en día, sino requisito sine
qua non para salvarse.
Fe y Verdad, esta en la Verdad, amar la Verdad revelada,
son signos del hombre en el cual actúa el Espíritu de Dios.
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