DOMINGO IN ALBIS
PRIMER DOMINGO DESPUÉS DE PASCUA
DENTRO DE LA OCTAVA DE PASCUA
TEXTOS DE LA SANTA MISA
Introito. 1 Pdr. 2,2; Salm,
80.2.- Como niños recién nacidos, aleluya, ansiad la leche espiritual no
adulterada, aleluya, aleluya, aleluya. Salmo. Regocijaos alabando a Dios, nuestro o
protector; cantad al Dios de Jacob. V/. Gloria al Padre.
Colecta.- "Te suplicamos, ¡oh Dios omnipotente!, hagas que, celebradas las
fiestas de Pascua, continuemos, con tu gracia, realizando su ideal
en nuestra vida y costumbres. Por nuestro Señor.
Epístola. 1 Juan 5.4-10.- . Carísimos: Todo lo
que nace de Dios, vence al mundo, la victoria sobre el mundo es nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
Éste es Jesucristo, que vino en el agua y en la sangre; no en el agua solo,
sino en el agua y en la sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio de que
Cristo es la verdad. Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el
Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son una misma cosa. Y tres
son los que dan testimonio en la tierra; el espíritu, el agua y la sangre; y
estos tres son una misma cosa. Si admitimos el testimonio de los hombres, mayor
testimonio es el de Dios. Ahora bien, el de Dios, cuyo testimonio es mayor, es
el que ha dado de su Hijo, El que cree en el Hijo de Dios tiene en sí el
testimonie de Dios.
Aleluya.- Aleluya,
aleluya, V/. En el día de mi
resurrección, dice el Señor, os precederé en Galilea. Aleluya, V/. A los ocho días,
estando cerradas las puertas, se puso Jesús en medio de sus discípulos, y dijo:
¡La paz sea con vosotros! Aleluya.
Evangelio. Juan 20, 19-31.-. En aquel tiempo:
Aquel mismo día, primero después del sábado, siendo ya tarde y estando
cerradas las puertas de la casa en donde se hallaban juntos los
discípulos por miedo a los judíos, vino Jesús y, puesto en medio de ellos, les
dijo: ¡La paz sea con vosotros! Dicho esto, mostróles manos y costado.
Llenáronse de gozo los discípulos al ver al Señor. Díjoles de nuevo: ¡La paz
sea con vosotros! Como mi Padre me envió, así también yo os envío. Dichas
estas palabras, sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. Se
perdonarán los pecados a aquéllos a quienes los perdonéis; y se les retendrán a
aquellos a quienes se los retengáis. Pero Tomás, uno de los doce, llamado
Dídimo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Dijéronle pues, los otros
discípulos Hemos visto al Señor. Mas él contestó: Si no veo en su manos la
hendidura de lo clavos y meto el dedo en el agujero de sus clavos,
y mi mano en su costado, no lo creeré. Y al cabo de ocho días estaban otra vez
sus discípulos dentro, y Tomas con ellos. Vino Jesús estando cerradas las
puertas, y, puesto en medio de ellos, les dijo:' La paz sea con vosotros. Y
después, a Tomás: Mete aquí tu dedo, y mira mis manos; trae tu mano, métela en
mi costado; y no seas incrédulo, sino fiel. Respondió Tomás y le dijo:
¡Señor mío y Dio mío! Respondióle Jesús: Por que me has visto, Tomás, has
creído: Bienaventurados los que, sin haber visto, han creído. Otros muchos
milagros hizo Jesús ante sus discípulos, que no están escritos en este libro.
Mas éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de
Dios; y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
Ofertorio. Mat.28.2,5-6.- Un ángel del Señor
descendió del cielo y dijo a las mujeres: El que buscáis ha resucitado, como lo
había dicho. Aleluya.
Secreta.- Recibe, Señor, los
dones de tu Iglesia regocijada; y pues le has dado el motivo de tanto gozo,
concédele el fruto de la perpetua alegría. Por nuestro Señor.
Prefacio
de Pascua.- La noche de Pascua se dice: in hac potissimum nocte (en esta noche). De
Pascua al sábado in albis: in hac potissium die, (en este día); posteriormente:
in hoc potissimum, (en este tiempo).
En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, que en todo tiempo,
Señor, te alabemos; pero con más gloria que nunca en este día (en este tiempo),
en que se ha inmolado Cristo, nuestra Pascua. El cual es el verdadero
Cordero que quita los pecados del mundo y que muriendo, destruyo
nuestra muerte y, resucitando reparó nuestra vida. Por eso con los Ángeles y
los Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, y con. toda la milicia del
ejército celestial, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar: Santo…
Comunión.
Juan
20.27.- Mete tu mano y reconoce el lugar de los clavos, aleluya; y no seas
incrédulo, sino creyente, aleluya, aleluya.
Poscomunión.- Te rogamos, Señor
Dios nuestro, que los sacrosantos misterios que nos has concedido para ayudarnos
a robustecer la gracia de nuestra reparación, nos sirvan de remedio ahora y en
lo futuro. Por nuestro Señor.
TEXTOS EN LATÍN
Dominica in Albis
I Classis
Statio as S. Pancratium
I Classis
Statio as S. Pancratium
Introitus:
1 Petr. ii: 2
Quasi modo géniti infántes, allelúja, allelúja: rationábiles, sine dolo
lac concupíscite, allelúja, allelúja, allelúja. [Ps. lxxx., 2]. Exultáte Deo adjutóri nostro: jubiláte Deo Jacob. Glória
Patri. Quasi modo.
¶ Dicitur Glória en excélsis in hac et sequentibus Dominicis post Pascha etiam quando
infra hebdomadam resumitur Missa Dominicæ præcedentis.
Collect:
Presta, quǽsumus, omnípotens Deus: ut qui paschália festa perégimus, hæc,
te largiénte, móribus et vita teneámus. Per Dóminum.
1 Joann.
v: 4-10
Léctio Epístolæ beáti Joánnis Apóstoli.Caríssimi: Omne, quod natum est ex Deo, vincit mundum; et hæc est victória, quae vincit mundum, fides nostra. Quis est qui vincit mundum, nisi qui credit quóniam Jesus est Filius Dei? Hic est, qui venit per aquam et sánguinem, Jesus Christus: non in aqua solum sed in aqua et sánguine. Et Spíritus est, qui testificátur, quóniam Christus est véritas. Quóniam tres sunt, qui testimóniam dant in cælo: Pater, Verbum, et Spíritus Sanctus: et hi tres unum sunt. Et tres sunt, qui testimónium dant in terra: Spíritus, et aqua, et sanguis: et hi tres in unum sunt. Si testimónium hóminum accípimus, testimónium Dei maius est: quóniam hoc est testimónium Dei, quod majus est: quóniam testificátus est de Filio suo. Qui credit in Fílium Dei, habet testimónium Dei in se.
Allelúja, allelúja. [Matth. xxviii] In die resurrectiónis meæ, dicit Dóminus præcédam vos in Galilǽam. Allelúja. [Joann. xx: 26] Post dies octo, jánuis clausis, stetit Jesus in médio discipulórum suórum et dixit: “Pax vobis.” Allelúja.
+
Joann. xx: 19-31
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Joánnem. Joann. xx: 19-31
In illo témpore: Cum sero esset die illo, una sabbatórum, et fores essent clausæ, ubi erant discípuli congregáti propter metum Judæórum: venit Jesus et stetit in médio, et dixit eis: “ Pax vobis.” Et cum hoc cum dixísset, osténdit eis manus et latus. Gavísi sunt ergo discípuli, viso Dómino. Dixit ergo eis íterum: “ Pax vobis. Sicut misit me Pater, et ego mitto vos.” Hæc cum dixísset, insufflávit et dixit eis: “Accípite Spíritum Sanctum: quorum remiséritis peccáta, remittúntur eis; quorum retinuéritis, reténta sunt.” Thomas autem unus ex duódecim, qui dicitur Dídymus, non erat cum eis, quando venit Jesus. Dixérunt ergo ei álii discípuli: “Vídimus Dóminum.” Ille autem dixit eis: “Nisi vídero in mánibus eius fixúram clavórum et mittam dígitum meum in locum clavórum et mittam manum meam in latus ejus, non credam.” Et post dies octo, iterum erant discípuli eius intus, et Thomas cum eis. Venit Jesus jánuis clausis et stetit in medio et dixit: “Pax vobis.” Deínde dicit Thomæ: “Infer dígitum tuum huc, et vide manus meas, et affer manum tuam, et mitte in latus meum: et noli esse incrédulus sed fidélis.” Respóndit Thomas et dixit ei: “Dóminus meus, et Deus meus.” Dixit ei Jesus: “Quia vidísti me, credidísti: beati qui non vidérunt et credidérunt.” Multa quidem et ália signa fecit Iesus in conspéctu discipulórum suórum, quæ non sunt scripta in libro hoc. Hæc autem scripta sunt, ut credátis quia Jesus est Christus Fílius Dei, et ut credéntes, vitam habeátis in nómine ejus.
Credo.
Offertorium: Matth. xxviii: 2, 5, et 6.
Angelus
Dómini descéndit de cælo, et dixit muliéribus: “Quem quǽritis, suréxit sicut
dixit,” allelúja.
Secreta:
Súscipe
múnera, Dómine, quǽsumus exsultántis Ecclésiæ: et cui causum tanti gáudii
præstitísti, perpétuæ fructum concéde lætítiæ. Per Dóminum.
Communio: Joann. xx: 27
Mitte
manum tuam, et cognósce loca clavórum, allelúja: et noli esse incrédulus sed
fidélis,” allelúja, allelúja.
Postcommunio:
Quǽsumus,
Dómine Deus noster: ut sacrosáncta mystéria, quæ pro reparatiónis nostræ
munímine contulísti; et præsens nobis remédium esse fácias, et futúrum. Per Dominum.
COMENTARIO
INTRODUCCIÓN
Este domingo se
llama de Quasimodo por las primeras
palabras del Introito, o in Albis,
porque los neófitos (adultos recién bautizados; en la antigüedad, en los
comienzos del Cristianismo, había más bautismos de adultos que de niños)
acababan de dejar sus blancas túnicas. La Iglesia compara a sus hijos con los
niños recién nacidos y esa lecheque les da de beber (Introito) es la fe en
Jesús que les hará triunfar sobre el mundo. Esa fe tiene por fundamento el
testimonio del Padre, que en el bautismo de Cristo (agua) le había ya
proclamado Hijo suyo; del Hijo, que en la Cruz (sangre), se mostró
verdaderamente Hijo del Padre; y del Espíritu Santo (fuego), el cual atestigua
por la Resurrección de Jesús la divinidad del Salvador (Epístola). También nos
muestra el Evangelio cómo Cristo, que se apareció dos veces en el Cenáculo,
después de confundir la incredulidad de Tomás, alabó a los que, sin haber
visto, creen en Él. Creamos nosotros en Jesús resucitado, y repitamos en
presencia de la divina Eucaristía, donde está real y verdaderamente, aquel
grito de fe y de humildad de Sto Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!"
Cristo ha muerto por nuestros pecados; pero también ha resucitado para
revestirnos de su justicia y devolvernos el derecho perdido a la herencia.
"¡En tu resurrección, oh Cristo, se alegren cielos y tierra!" porque
todos juntamente con Él resucitamos. Que estas alegrías pascuales perduren en
nosotros y dejen impresa honda huella en nuestras almas. Ya hace ocho días que
vimos surgir vencedor de la muerte y del infierno. Cada domingo renovemos y
honremos la memoria de su Santa Resurrección. Pidamos una gracia, gracia que
las resume todas; gracia que tantas veces implora la liturgia de estos
sacratísimos días: ut Sacramentum vivendo teneant; que estas fiestas pascuales
y las gracias celestiales que en ellas llueven a torrentes, moribus et vita
teneamus. Lo que equivale a aquella amonestación que el sacerdote nos dirigió
al bautizarnos: serva baptismum tuum, guarda blanca la túnica de tu bautismo, y
encendida la luz de la fe que en él se te dió; para que cuando el Esposo venga
a llamarte a las bodas, puedas seguirle con todos sus Santos a los palacios del
cielo y tener la vida eterna, y el gozo por los siglos de los siglos. ¡Amén, amén.
Fiat, fiat! (1)
…………………………………………………………………………………………
El corto comentario del Padre
Castellani nos parece interesante, por lo cual lo reproducimos textualmente, mas allá de alguna salvedad....
“Makárioi oi mée ídontes kai
pistéusantes”. (“Porque me viste, Tomás, creíste: dichosos los que no vieron y
creyeron”), o mas exactamente, “los no videntes y creyentes”; lo cual abarca el
tiempo presente y el futuro64. Esta es
una sentencia muy importante porque contiene la definición misma de la fe; y su
promulgación y su recompensa. Algunos
dicen: “¡Qué dichosos hubiésemos sido de haber vivido en los tiempos de Cristo
y haberlo visto con nuestros ojos!”. Cristo dijo lo contrario. Esta es la
exclamación ingenua del bárbaro Clodoveo, primer Rey de Francia: “¡Ah! ¡Si
hubiese estado yo allí con mis francos!” Pero si hubiese estado, posiblemente
hubiese ayudado a crucificarlo. De hecho, es muy posible que hubiese algún
franco allí entre los sayones del Calvario: desde. Augusto, los franceses
andaban enganchándose en el Ejército Romano; y buenos soldados salieron, por
cierto. El mejor regimiento romano, la Legión Décima, con el cual julio César
conquistó la Inglaterra, estaba entonces, 86 años después, de guarnición en
Jerusalén: y estaba llena de galos. Para
salvarse es necesario volverse contemporáneo de Cristo; eso es la Fe; es decir,
que Cristo debe volverse para nosotros una realidad contemporánea y no una
imagen histórica: no hay que creer en participio pasado sino en participio
activo indefinido: en eternidad. Muchísimos de los coetáneos no fueron
coetáneos espirituales de Cristo: estaba allí delante pero no lo vieron, lo
vieron mal, vieron “la figura del siervo”, al hombre, al sedicioso; no fueron
contemporáneos: en vez de mirar lo que estaba ah, miraron atrás, miraron a
David y a Salomón, a los Macabeos, a la figura histórica que ellos se hablan
hecho del Mesías. Saber historia es peligroso: quiero decir, saber poca
historia. Somos más dichosos nosotros,
no porque “nuestra fe es más meritoria”, como dicen los libros de devoción,
sino porque en cierto sentido es más fácil y más perfecta. “Os conviene a
vosotros que yo me vaya; por eso me voy”, dijo Cristo a los Apóstoles antes de
la Ascensión. En su Profesión de fe del Vicario Saboyano, Rousseau
prácticamente exige a Cristo que venga Él en persona a instruirlo si quiere que
crea en El; y probablemente saldría disparando como los Guardias del Sepulcro;
y después contaría el caso, así como los mismos Guardias, todo al revés. El evangelio de la Domínica In-Albis (Juan
XX, 19-31) cuenta la doble aparición de Cristo a los Once en el Cenáculo; la
primera sin Tomás Dídymo, después que la Magdalena
(64Nuestra lengua no tiene el
participio activo indefinido de los griegos.)
anunció su encuentro de la mañana; la segunda, con Tomás presente el
otro domingo... La Santísima Virgen no habló hasta que fue solemnemente
interrogada por Pedro; y entonces respondió sencillamente “Sí”, arrebolándose
toda. Era el domingo (el primer día de
la Semana judía) por la tarde, “estando fuertemente trancados por miedo a los
Judíos”. Los protestantes adventistas dicen que los Papas cambiaron la Ley de
Dios, porque sustituyeron el domingo como día de fiesta al sábado judío; por lo
cual el Papado es el Anticristo. Ignoran que esa mutación remonta a los
Apóstoles, o por mejor decir al mismo Cristo; el cual resucitó en domingo; y
dio en aparecer resucitado los domingos a las Santas Mujeres, a la Magdalena, a
Pedro, a los Discípulos de Emmaús y a los Once dos veces; y probablemente
también a los siete Discípulos pescadoras del Mar de Tiberíades, pues es seguro
que no estaban pescando en día sábado. Y si Cristo no puede cambiar una fiesta,
entonces Perón puede más que Cristo. La Resurrección de Cristo – que es
recordada el domingo– es un acontecimiento más importante que la Creación del
Mundo, que es recordada por el sábado judío.
En la primera aparición, el mismo Domingo de Pascua, Cristo instituyó
solemnemente el Sacramento de la Confesión. “¡Paz a vosotros!” y parándose en
medio de ellos les mostró las manos y el costado herido y glorificado. “Paz a
vosotros” dijo otra vez: “Como el Padre me envió, así yo os envío.” Sopló sobre
ellos, como lo había hecho en el rostro del sordomudo. “Recibid el Espíritu
Santo: a los que perdonareis los pecados les serán perdonados; y a los que
retuviereis retenidas son”. Los
protestantes, que dicen la Confesión es invento de los curas, tienen que borrar
este texto. Sí, pero ¿los confesionarios los inventó Cristo? Los confesionarios
los inventó San José o algún Papa que haya sido carpintero, Sixto V pongamos.
Pero los confesionarios no son la confesión. Los confesionarios los inventaron
las mujeres. Absolutamente ningún cura es capaz de inventar el confesionario.
Es que los protestantes no saben lo que es un confesionario: es un trabajo duro
y una carga tremenda para el cura. En la
segunda Aparición estaba Tomás el Dídymo; ¿y en la primera, dónde andaba? No se
sabe, pero probablemente andaba haciéndose el indio por Jerusalén; el cual se
había negado rotundamente creer a los otros Diez, y quizás, a Nuestra Señora
–esperemos que no–; y había puesto para creer una condición parecida a la del
Vicario Saboyano. Cristo se plegó amablemente a la condición, y el discípulo
porfiado cayó a sus pies exclamando: “¡Mi Señor y mi Dios!”. En lo cual creyó
también sin ver –porque de no, no hubiese realmente creído– porque creyó en el
Señor al cual veía y en el Dios que no veía. “Entra tu dedo aquí y mira mis
manos y trae tu mano y ponla en mi costado; y no quieras ser “apistós” sino
“pistós””. no increyente sino creedor.
Santo Tomás, llamado por sobrenombre Dídymo –que quiere decir medio
indio– no era de ésos que creen a los diarios. Era un tipo medio indio, y la
prueba está que después se fue a evangelizar las Indias; y algunos pretenden
que llegó a América; de hecho los compañeros de Cortés encontraron entre los
aztecas la extraña leyenda del Hombre Blanco enviado por Quezalcoatl, que les
predijo para un tiempo muy lejano la llegada de los otros, blancos, que serían
más indios que él (65). Pero si Santo
Tomás no hubiese sido medio indio y hubiese creído enseguida a sus compañeros,
Rousseau o Renán hubiesen dicho: “¿Ha visto cómo pasaron las cosas? Surgió un
susurro entre las mujeres –ya sabemos cómo son las mujeres– de que había
resucitado; y unos a otros lo iban propalando, a la manera de los rumores
políticos; y enseguida lo creían, porque lo deseaban: y así se formó la leyenda
de la Resurrección...”. Tomás dudó para
que nosotros creyéramos. “Makárioi oi
mée ida ntes kai pistéusantes.” (2)
65Ver Catholic Encyclopedia, v.
X; y Cristus, de Huby, capítulo IV. (Hasta acá Castellani)
CRISTO RESUCITADO,
CUERPO GLORIFICADO
Ya hablamos brevemente sobre la glorificación de los cuerpos resucitados
el Domingo pasado, de Pascua de Resurrección.
Hoy se produce una Aparición de Jesús resucitado donde muestra algunas
de estas propiedades nuevas. No está sujeto a leyes físicas; entra a un recinto
con puertas cerradas. En la semana hemos repasado la aparición a los discípulos
de Emaús, que también mostró ciertas propiedades nuevas.
Jesús resucitado puede manifestar, si quiere, los rastros de su
Martirio; las llagas y las cicatrices de su Pasión, en la manera que crea
necesaria para edificar a sus díscípulos. Vemos la gran libertad del
Resucitado.
Los Santos Padres hacen consideraciones muy interesantes sobre esto.
Por ejemplo, hay que tener en cuenta que la manera que los Apóstoles
vieron a Jesús hoy y en la Pesca Milagrosa, no es el modo Glorioso y Eterno en
que estará en el Cielo; no es la visión beatífica. Es una modalidad de
edificación para su fe en crecimiento.
San Agustín, De civ. Dei, 22, 19
Es de creer que la claridad con que resplandecerán los justos, como el
sol en su resurrección, fue velada en el cuerpo de Cristo resucitado a los ojos
de los discípulos, porque la debilidad de la mirada humana no la hubiese podido
soportar, cuando debían conocerle y oírle. (Hasta acá San
Agustín)
Mas bien su estado eterno sería semejante, aunque también infinitamente
superior a aquel que mostró en la Transfiguración. Una gloria que solo podremos
contemplar resucitados en la Parusía, y quizás también aquellos que estén vivos
en la Parusía, ya sometidos a la tremenda purificación del Anticristo.
Las objeciones racionalistas ante este prodigio de la sutileza y demás
propiedades de los cuerpos resucitados, así como a todo milagro y prodigio
sobrenatural, provienen obviamente de la incredulidad y ateísmo crasos. Ignoran
el Poder de Dios, como les dijo Cristo a los Saduceos, -secularistas,
inmanentistas y modernistas de aquella época- que le presentaron aquel ridículo
problema con la Resurrección (Mt 22 23ss):
Ustedes están en un gran error, por no conocer la Escritura ni el poder
de Dios.
En la Resurrección serán como ángeles en el Cielo.
Es decir, los cuerpos resucitados tendrán propiedades análogas a los
ángeles (aunque estos no tengan cuerpo). Y cuidado que dice como
ángeles; y no serán ángeles.
El hombre será hombre por toda la eternidad; incluso en el Cielo.
También dice San Agustín:
San Agustín, in serm. Pasch
Hay algunos que de tal manera se
admiran de este hecho, que hasta corren peligro, aduciendo contra los divinos
milagros argumentos contrarios de razón. Arguyen, pues, de este modo: Si el
cuerpo que resucitó del sepulcro es el mismo que estuvo suspendido de la cruz,
¿cómo pudo entrar por las puertas cerradas? Si comprendieras el modo, no sería
milagro. Donde acaba la razón, empieza la fe.
San Agustín, in Ioannem, tract., 121
Las puertas cerradas no podían
impedir el paso a un cuerpo en quien habitaba la Divinidad, y así pudo penetrar
las puertas El, que al nacer dejó inmaculada a su Madre.
SOPLA SOBRE ELLOS
EL ESPÍRITU SANTO
Recibid el Espíritu Santo. Se
perdonarán los pecados a aquéllos a quienes los perdonéis; y se les retendrán a
aquellos a quienes se los retengáis.
Sabemos que luego de esta y otras apariciones que
tuvieron los apóstoles y discípulos del Resucitado, él les mandó solemnemente
que se queden en Jerusalén orando, esperando la Promesa del Padre, es decir la
Plenitud del Espíritu Santo. Que descendería sobre ellos en Pentecostés,
Incluso sobre la Santísima Virgen.
Entonces, que significa lo de hoy?
Veamos algunas consideraciónes de los Santos
Padres.
Crisóstomo, ut supra
Dicen algunos que por esta
insuflación no les dio el Espíritu Santo, sino que los hizo aptos para
recibirle. Si, pues, al ver Daniel al ángel se desmayó, ¿qué hubiera sucedido a
los discípulos al recibir tan inefable gracia, si antes no hubiesen estado prevenidos?
No será pecado decir que ellos recibieron entonces el poder de la gracia
espiritual, no de resucitar muertos ni hacer milagros, sino el de perdonar los
pecados. De aquí sigue: "A quien perdonareis los pecados, les serán
perdonados", etc.
San Agustín, De Trin. 4, 20
El soplo corporal de su boca no fue
la sustancia del Espíritu Santo, sino una conveniente demostración de que el
Espíritu Santo, no tan sólo procede del Padre, sino que también del Hijo.
¿Quién será tan insensato que diga que el Espíritu Santo, dado por insuflación,
es diferente del que después de su resurrección envió a los Apóstoles?
Nos atrae esta explicación. Si les mandó quedarse quietos el día de la
Ascensión, hasta que recibieran la Promesa del Padre en Pentecostés, y aun
estaban medrosos, es que no habían recibido la Plenitud del Espíritu, y al
parecer tampoco ningún poder adicional, sino solo un aviso y símbolo para que
se preparen para aquel momento capital de la Historia de la Salvación, en el
Cenáculo de Jerusalén.
El Poder de perdonar pecados y la instauración del Sacramento de la
Confesión no es un invento humano clerical, como sostienen estúpidamente
protestantes y modernistas iracundos, sino Institución de Cristo. Ya lo explicó
el Padre Castellani en el comentario que citamos.
LA PAZ SEA CON
USTEDES
Pero acaso no alerta a los Discípulos en los discursos escatológicos de
los sinópticos y en la Oración Sacerdotal de la Ùltima Cena y las charlas de
Despedida, que serán perseguidos, maltratados, calumniados, martirizados?
Que el mundo los odiará?
Seréis odiados de todos por causa Mía…
Donde está la Paz entonces?
La Paz del cristiano no es contubernio con el Mal; aquiescencia cobarde
con el mundo; ni quietud miserable en acuerdo con la injusticia, sino la
quietud del corazón que está y descansa en Dios.
Esa paz que da Cristo, es para todos? No; se la da a los que lo siguen y
entregan todo por Él como los Apóstoles, que mas allá de sus debilidades,
después de Pentecostés estuvieron felices de morir y sufrir por Él.
Muchos de nosotros tenemos la Confirmación; ya tenemos nuestro
Pentecostés: así que tendremos verdadera Paz en tanto y en cuanto, tengamos la
misma actitud de los discípulos: estar dispuestos a vivir nada mas que para la
misión que nos encarga el Señor y entregar todo por Él negándonos a nosotros
mismos.
Recordemos aquellos pasajes proscriptos o licuados por la estulticia
progremodernista y el neocatolicismo liberal:
No he venido a traer paz, sino espada.
La pasividad aquiescente y el silencio miserable ante el mal que avanza
no tiene nada que ver con la Paz de Cristo: es Traición, Apostasía y Cobardía.
La vida del Cristiano es un buen combate. Combate espiritual, y alguna
vez también a espada literal…como las Cruzadas o Lepanto…
NO TEMAN
Exhortación repetida de Cristo a los discípulos. La medrosidad, el miedo
y su impulso es algo humano, y el mismo Cristo lo experimentó antes de su
Pasión y en el Huerto de los Olivos. Lo que pide Él es que no nos dejemos
condicionar por el miedo. El miedo no debe hacer efecto sobre ninguna decisión
nuestra.
Valiente no es aquel que no siente miedo; valiente es aquel que se
sobrepone al miedo.
La cobardía en un cristiano es pecado gravísimo, porque implica falta de
Fe y excesivo cuidado de sí mismo. A Cristo le producen náuseas los cobardes.
En el Apocalipsis entre los que descienden al lago de Fuego están los Cobardes.
Estar con Cristo y sentir miedo no es pecado. Pero dejarse condicionar
por el miedo es Cobardía. Algo realmente muy miserable y grave.
CREER PARA VER
La estulticia de una mentalidad secularista, cientificista y positivista
crasa, totalmente confinada, atrofiada a la inmanencia, tipo Comte, que se puso
de moda y tiene que ver con el Iluminismo y la Revolución Francesa, tenían y
aún tienen ese imbécil aforismo de
Ver para creer..
Cofinando y atrofiando al ser humano a la inmanencia, a lo
experimentable y mensurable. Una mutilación y reducción que asesina al ser
humano, pero que a las mentes contaminadas por el humanismo, el modernismo y el
cientificismo, le fascinan como algo superior.
Santo Tomás Apóstol tuvo ese problema, pero lo superó. El Señor hace con
él una especie de excepción. Le hace la concesión de que lo vea y lo toque para
creer. Y tomás, viendo a un hombre, reconoce a Dios, por esto también tiene su
mérito.
Señor mío y Dios mío!
Dice San Gregorio al respecto:
San Gregorio,
In Evang. hom. 26
Pero como diga el Apóstol que la fe
es la sustancia de cosas que se esperan ( Heb 11,1), pero que no se ven evidentemente, se deduce
que, en las que están a la vista, no cabe fe, sino conocimiento. Si, pues,
Tomás vio y tocó, ¿por qué se le dice "Porque me viste, creíste"?
Pero una cosa vio y otra creyó; vio al hombre, y confesó a Dios. Mucho alegra
lo que sigue: "Bienaventurados los que no vieron y creyeron". En esta
sentencia estamos especialmente comprendidos, porque Aquel a quien no hemos
visto en carne lo vemos por la fe, si la acompañamos con las obras, pues aquel
cree verdaderamente que ejecuta obrando lo que cree.
Vemos que el Señor le dice muy contento a Natanaél:
Porque te digo que vi bajo la higuera creíste. Verás muchas cosas mas….
Es decir, que para evolucionar espiritualmente hacia la Salvación, hay
que abandonar toda atrofia secularista y positivista. Toda mentalidad
crasamente cientificista.
Con Dios, no hay que ver para creer; hay que creer para ver.
Esa prudencia y suspicacia hay que tenerla para con el mundo; no con
Dios.
El Buenismo, la ingenuidad y credulidad con el mundo, es suicida. Ya
vemos los frutos de la adopción de esta nefasta y autodestructiva actitud por
parte de la Iglesia en el II Concilio Vaticano; en el cual se muestra ya desde
su Discurso de Inicio. (3)
PALABRA CUMPLIDA
La Palabra de Dios es infalible, Eterna.
En el Principio era la Palabra, y la Palabra era Dios…por Ella
fueron hechas todas las cosas…
Cielo y tierra pasarán, pero mis Palabras no pasarán.
Los Apóstoles y Discìpulos, cuya fe fue probada, gustaron la
alegría de ver cumplida la Palabra de Dios.
Dice El Crisóstomo
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 85
Y como antes de morir les había dicho
"Otra vez os veré y se alegrará vuestro corazón", lo cumple. Por esto
añade: "Los discípulos se alegraron al ver al Señor".
LA SANTÍSIMA VIRGEN
MARÍA, ÍCONO DE LA FE QUE CREE SIN VER, Y LUEGO VE LA GLORIA DE DIOS
Sobre todo la Santísima Virgen María, Madre también de la Fe, que es la
que fue elogiada por el Espíritu Santo por su Fe:
Feliz la que ha creído. Por eso le será cumplido lo prometido de parte
del Señor…
La Fe nos hace agradables a Dios, y nos capacita para la Salvación. Esto
es Gracia de Dios. Pero la Fe debemos aceptarla y trabajarla. Cuidarla y
acrecentarla. De lo contrario, se pierde, junto con nosotros.
La Alegría de la Santísima Virgen está plasmada en el cántico que se entona
en la Pascua, el Regina Coeli:
V: Regina caeli, laetare,
alleluia.
R: Quia quem meruisti portare, alleluia.
R: Quia quem meruisti portare, alleluia.
V: Resurrexit, sicut
dixit, alleluia.
R: Ora pro nobis Deum, alleluia.
R: Ora pro nobis Deum, alleluia.
V: Gaude et laetare Virgo
María, alleluia.
R: Quia surrexit Dominus vere, alleluia.
R: Quia surrexit Dominus vere, alleluia.
Oremus:
Deus, qui per resurrectionem Filii tui, Domini nostri Iesu Christi, mundum laetificare dignatus es: praesta, quaesumus; ut, per eius Genetricem Virginem Mariam, perpetuae capiamus gaudia vitae. Per eundem Christum Dominum nostrum. Amen.
Deus, qui per resurrectionem Filii tui, Domini nostri Iesu Christi, mundum laetificare dignatus es: praesta, quaesumus; ut, per eius Genetricem Virginem Mariam, perpetuae capiamus gaudia vitae. Per eundem Christum Dominum nostrum. Amen.
Gloria Patri, et Fili, et Spiritui Sancto. Sicut erat
in principio, et nunc et semper, et in saeccula saeculorum. Amen. (3 veces)
Traducido al
castellano:
G: Reina del cielo,
alégrate, aleluya.
T: Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya.
T: Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya.
G: Ha resucitado según su
palabra, aleluya.
T: Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
T: Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
G: Goza y alégrate Virgen
María, aleluya.
T: Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya.
T: Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya.
Oremos:
Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.
Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.
Terminemos esta
Octava de Pascua, Gran Día de la Resurrección del Señor, pidiendo una Fe fuerte
y sin grietas, para poder cantar con María este glorioso cántico.
NOTAS
2)
(https://radiocristiandad.files.wordpress.com/2017/12/re-a124-el-evangelio-de-jesucristo-pe-castellani.pdf) Domingo In Albis
3) (http://w2.vatican.va/content/john-xxiii/es/speeches/1962/documents/hf_j-xxiii_spe_19621011_opening-council.html) Veamos aquello de
que ha llegado la Era de la Misericordia; no se penalizarán mas los errores; la
Iglesia no quiere ser profeta de Desgracias; los hombres se dan cuenta solos de
sus errores graves. Buenismo, ingenuidad, abdicación de la Potestad Correctiva.
Sobre el II Concilio Vaticano: (https://adoracionyliberacion.com/2019/02/22/cvaticano-ii-lefebvre-concilio-ii/)
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