EVANGELIO DE HOY, 24 de Abril: Jn 15 1-7
(Misa común de un Mártir en tiempo Pascual)
1.«Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. 2.Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. 3.Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. 4.Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. 5.Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. 6.Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. 7.Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis."
Queda completamente, diáfanamente clara la importancia de la Revelación interpretada como Dios manda, sin "aggiornamientos" modernistas.
<<Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado.>> (v 3). La Palabra, la Verdad limpian, y no cosas humanas.
<<Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.>> No hay que "evolucionar" ni "adaptar" ni cambiar nada de la Revelación, sino "Permanecer" en Cristo, que es también su Palabra, su Revelación.
<<Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada.>> Sin esta permanencia en la Verdad Inmutable, no solo no hay fruto, sino que el "itinerante" que busca otras cosas ajenas a la Verdad, será "quemado" (v6)
Por último, la oración solo tiene respuesta de Dios en esa "Permanencia"; ergo, el modernista, enfermo de "itinerancia" -correr tras el viento, ansioso de novedades y sorpresas...-no tiene respuesta de Dios. (v 7); de allí que el modernista prácticamente no ore, -vive una cierta perplejidad ante el silencio permanente de Dios hacia él- sino que se entregue a la acción, funcional a su tiempo (destructiva), impulsado además por las nouvelles teologíes que no permanecen en la Verdad; son sarmientos secos.
Esta claridad de la Escritura hoy está confirmada totalmente por la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. (Cfs. Syllabus, Pascendi, Libertas, Humanis Generis)
Y esa parte que dice que el que no cree en el Hijo la ira de Dios pesa sobre él es bien contundente.
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