En la Iglesia, el error y la herejía ya condenados, nunca puede ser continuación de la Verdad Revelada.
Solo un hipócrita operador del Mal o un imbécil que ya no usa la Lógica -por mas erudito que sea- puede sostener algo como la Hermenéutica de la Reforma en la Continuidad; en que el liberalismo laicista masónico ya condenado continúa, negándolo, el imperativo del Reino sociopolítico de Cristo en el mundo; el modernismo evolutivo hegeliano continúa negándola, la Verdad Inmutable y Eterna de la Revelación hecha por Cristo a la Iglesia.
Si hay una obra astuta y letal del Demonio en los últimos tiempos; nefasta para la Iglesia y las almas de los bautizados, es precisamente esta.
Es la legitimación de la cosmovisión anticristiana dentro de la Iglesia; la asunción de la filosofía del Enemigo.
De todas maneras, la Iglesia es indefectible y no morirá por esto; al contrario, será purificada; disminuida cuantitativamente pero aumentada cualitativamente.
Los que acepten y perseveren, permanezcan en la Verdad y no acepten novedades, sorpresas ni nuevas iglesias, se salvarán, como lo dice cláramente el Evangelio y las Cartas de San Juan.
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